Partida Rol por web

Miró como Makoto iba a hablar con el jefe de seguridad. Se removió en su sitio, esperando a que se sentara el resto. Cuando la acompañaron en la mesa tomó el tenedor y empechó a pinchar la ensalada.

Kyara parecía con ganas de charla, y agradeció profundamente que Kurt diera su opinión. El alemán parecía bastante seguro respecto a la opción de quedarse en el castillo, a pesar que nos habían dicho que era peligroso.
-Kurt... ¿No correrás mucho peligro?-preguntó, algo preocupada. No es que quisiera que cambiara de idea, pero era una posibilididad. Aunque estaba claro que si viajaban al futuro, también estarían en peligro.

Hizo tintinear el tenedor con el plato, con pequeños golpecitos, cuando Nyara volvió a hablar. Le sorprendió que sacase el tema y más que se acercara tanto.
-Eh...Una ninfa, del aire-dejó el tenedor sobre la mesa y puso las manos en su regazo-Sé que...bueno, soy ligera. En mi chequeo médico salía que pesaba apenas 30kg. Y respecto a poderes...-recordó las corrientes azules-Puedo levitar, por ahora no sé hasta qué altura. Y... manejar el aire. Como si fuese parte mía: una extensión del brazo, por ejemplo... Pero aún no lo he logrado. Pero sé que puedo hacer flotar otras cosas...-explicó con un leve rubor. No era tan impresionante, pero aún había experimentado tan poco con sus habilidades que no sabía hasta qué punto era capaz de ellas.

Ante el comentario de Makoto Michael negó con la cabeza y dice:

- Creo que es mejor que estéis reunidos entre vosotros, a fin de cuentas la decisión que han puesto ante vosotros es algo muy personal que tenéis que decidir vosotros

El hombre saca unos papeles y empieza a mirarlos cuando Makoto se marcha

Pestañeó un par de veces mirando a Lia. No se esperaba haber estado tan cerca de la solución y la expresión de su rostro era la típica que uno adquiere cuando ve algo que no puede creer.

-¿De verdad?-dijo con una especie de mezcla entre incredulidad y fascinación-¿Quieres practicar un poco?- se balanceó en la silla- ouh, tiene que ser una pasada hacer levitar cosas... Espera, manejas las cosas con el aire... ¿hacia arriba? ¿o puedes manipularlas? Ya sabes, por ejemplo levantar una llave y meterla en una cerradura.

Fue un gran momento. Ver recuperar a Lia poco a poco su estado de ánimo, sin duda lo fue.

Kyara, Nyara y Kurt... No se le ocurría nadie mejor en el mundo para rodearse en un momento de bajón. Su energía, su manera de afrontar los problemas, su actitud, siempre lograban animar a quién lo necesitaba.

Sonrió profundamente mientras aparecían en su cabeza esos pensamientos. Quizá para los allí presentes fuera una sonrisa sin sentido, al fin y al cabo, nadie había ningún chiste pero no pudo ni quiso reprimir las buenas sensaciones que le transmitían quienes le rodeaban.

Fue recogiendo sus cosas y se despidió de ellos con la misma sonrisa en la cara.

- Si me disculpáis, nos vemos luego. Debo ir a ver al profesor Yamamoto.

Abandonó el comedor feliz, echando la vista atrás, disfrutando de lejos de la conversación de sus amigos.

-Por ahora he cogido un bote de champú. Lo hice flotar hacia mi mano. En la cueva tenía que levantar una taza, pero no lo conseguí. Quizás puedo hacer más cosas...-explicó. Asintió ante la propuesta de Nyara. Quizás si practicaba y conseguía algo con sus habilidades, tendría más seguridad en sus capacidades. Y ello era necesario si iban a estar en peligro...

Si es que iba con ellos. Jugueteó con el tenedor, ¿qué le diría a su familia?

Saludó con la mano a Makoto cuando se fue y luego dejó todo en la mesa y se levantó, quedándose de pie delante la mesa.

-Yo no tengo mucha hambre, así que si quieres, podemos ir al patio que hay espacio y veré qué puedo hacer...-se acercó y tomó varias manzanas-Bueno, quien quiera venir está invitado-explicó.

Luego hizo un gesto a Nyara y salió.

-Mejor que mejor-dijo incorporándose-fuera no hace tanto calor...-dejó aparte el plato de caldo y aquello que había manchado para facilitar la recogida y se llevó un par de dedos a la sien en un gesto parecido al de despedida antes de salir tras los pasos de Lia.

Ven, será divertido.

Viendo la propuesta de Lia, empecé a comer rápidamente, casi atragantándome.

Yo...gewgnambién..fewnlkquiero!!

Cogí una servilleta di un trago de agua y aun con comida en la boca fui tras ellas. "Yo también quería probar mi poder y ver el de Lia.."

Makoto se dirige a la cocina.

Cuando ve al cocinero le saluda educadamente.

- Disculpe señor Ligrigni. Es nuestra última noche aquí y... creo que no le había agradecido las delicias que con las que siempre nos a deleitado - se inclinó agradecido frente al cocinero.

- Hoy no tenía intención de cenar en esta sala y por eso quería decírselo personalmente. Me preguntaba si quizá, siendo hoy una noche especial... no tendría usted una botella de vino que pudiera acompañar durante la cena.

El hombre mira a Makoto y niega con la cabeza:

- No tenemos aqui nada de alcohol, el unico alcohol que hay es el que teine la gente que trae por su propia cuenta, el director es el que tiene una bodega privada en su despacho y creo que Manuel tiene varios licores en su habitacion tambien... aqui el unico vino que tengo es el que se usa para cocinar

El hombre mira al chico entonces con una mirada picara y dice:

- Aunque si es para un caso especial...

Empieza a rebuscar entre algunos armarios y sac una botella de vino a la mitad, no demaisado buena pero es de vino tinto y dice:

- Tengo esto, puedes lelvartela, pero no tomeis demasiado no tengais mañana resaca tu y esa chica

Cuando el cocinero empezó a hablar Makoto bajó la mirada, triste y decepcionado. Ni por asomo iría a pedirle algo así al director!

Pero finalmente Paolo sintió lástima por él o sencillamente supo gastarle una broma que el japonés se tragó de principio a fin. Cuando sacó esa botella escondida del interior de un pequeño armario los ojos de Makoto se abrieron cómo si hubiera visto el mar por primera vez.

- Oh!!! Gra-Gracias!!!! - dijo ruborizado cogiendo la botella mientras el cocinero bromeaba sobre el vino.

Salió corriendo de la cocina y dio dos pasos atrás para despedirse al darse cuenta que estuvo a punto de irse sin decir nada. Asomó la cabeza de nuevo para saludar al cocinero.

- Domo arigato Ligrignni-sama!! - dijo con una exagerada reverencia.

Preparó una bandeja cargadísima con todo tipo de surtidos del buffet y salió aprisa por la puerta.