Partida Rol por web

Un largo viaje hacia Minas Tirith

Cap. 11: Orientales, muerte o salvacion

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23/10/2013, 13:18
Director

RESOLUCION TURNO 1100

 

Iban a la guerra, tenían que vengar a sus compañeros. Tan solo tenían un día para prepararse, no era un problema. Tenían sus caballos, al menos los ailgrathas, tendrían que conseguir un par de ellos para los dos hermanos. Disponian de sus propias armas, si bien pusieron a su servicio al herrero y demas artesanos por si necesitaban algo.

El día siguiente partirían al norte, junto a doscientos jinetes mas, en busca del mermado ejercito oriental que había acabado con el pueblo ailgratha. La escaramuza que acabo con todos no resulto del todo satisfactoria para el ejercito sagath que venía por el norte. Sus tropas habían disminuido visiblemente, habían sido abatidas por los valientes hombres que finalmente habían perecido, habían dado su vida para intentar protegerse, y no lo habían logrado. La gran tragedia, como comenzaron a llamarla, invocaba venganza y coraje entre los Waldlais, era la hora de terminar con ellos.ç

 

Pero aun tenían una invitación, una cena con el señor de la ciudad, el lugar ideal para enterarse de la verdadera situación.

Notas de juego

► Anotad el próximo turno como “Turno 1101

► Teneis todo un dia completo para preparaos, decidme lo que quereis hacer durante ese dia, incluido el descansar para la batalla. Lo siguiente será la cena.

 

► Resolución del próximo turno: LUNES 28-10-12

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24/10/2013, 17:27
Fréagulf

Turno 1101

Fréagulf se giró hacía los hermanos y abrazó a cada uno de ellos agradeciéndoles el gesto que acababan de tener con él y su pueblo. Sabía lo que significaba para Chaka sobre todo y por ello su abrazo reusltó más emotivo con él. -Gracias hermanos míos. Contar con vosotros en la lucha será un gran privilegio. Chaka, tu cobraras tu venganza y yo la mía luchando codo con codo.  -Apretó el puño con fuerza mientras pronunciaba esas palabras.

No obstante, antes de irse de la sala de reuniones le preguntó a Leanoth si sabían algo sobre el grupo de los enanos. Esperaba que no hubieran corrido la misma suerte que su pueblo, aunque mucho se temía que las noticias no iban a sentarles nada bien si regresaban. A fin de cuentas, su estrategia había fallado y aunque ellos siguieran con vida, aquellos a quienes querían proteger no.

El resto del día lo dedicó a descansar para estar listo para la batalla y para que sus horas de sueño cuadraran con las normales. Eso sí, no sin antes dejar todo listo para la cena con el señor de la ciudad y revisar las armas y armaduras para la inminente batalla. También pasó un rato con Ulfer antes de ir a descansar definitivamente.

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24/10/2013, 17:40
Temüdyin

El gesto de Fréagulf y sus palabras llenaron de orgullo y valor el pecho de Chaka. La batalla al lado suyo y de su recién conocido hermano, sería un honor y un privilegio y más si esta les reportaba la venganza tan deseada.

Hacía mucho tiempo que Temüdyin no pensaba en la lucha. Era un posibilidad que en el largo viaje en el que estaban se produjese un encuentro fortuito con algún enemigo y terminasen luchando, pero prepararse anticipadamente como debían hacer ahora para formar parte de un ejercito, eso, la última vez que lo hizo fue antes de que toda esta pesadilla empezase.

Ahora volvía a notar ese pequeño hormigueo que le recorría las venas de arriba a abajo por todo su cuerpo ante la inminente batalla. Pero había una sensación mucho mayor. Una sed de venganza que hacia que su cuerpo se encontrase inquieto y nervioso como un pura sangre que es parado de golpe de un galope frenético. Sabía que toda esa adrenalina estallaría en la batalla. Si sus enemigos eran violentos y peligroso, el lo iba a ser más. No tendría piedad. Ninguna.

Pero eso pasaría en un futuro aún por decidir. Por ahora debían equiparse. Revisó su equipo mentalmente. Tenía armas. Buenas armas. La maravillosa lanza de Byambyn equilibrada y bien afilada. Un hacha de mano y una daga que complementaban a la primera y que podría usarlas en el cuerpo a cuerpo o como armas arrojadizas. Tambien tenia una armadura de cuero algo usada de uno de aquellos infelices asidrags que encontraron antes de llegar a la ciudad. No le gustaba del todo el parecerse a uno de los enemigos, quizás cambiarla por una armadura que no diese pie a un aliado a confundirse sería lo más correcto. Y después estaba el asunto del medio de transporte, no podía entrar en batalla como paquete en un caballo. Necesitaba uno. 

Debían prepararse cuanto antes y por eso, al salir de la sala, habló a sus compañeros. No quería importunarles en su dolor, pero el tiempo apremiaba. También debían descansar y además estaba la invitación a cenar que habían recibido del señor de la ciudad. Demasiadas cosas y poco tiempo.

- Bien, - habló suavemente sin levantar mucho la voz.- crreo que debemoss prreparrarrnoss ante la inminente batalla. Foy a hablarr con quien noss ha indicado Leanoth porr ssi pudiesse ayudarrnoss. - Entonces se acercó a Felinath y saludándolo con un sutil reverencia de cabeza, le contó sus pensamientos. - Essta clarro que Yves y yo debemoss consseguirr unoss caballoss, no sserriamos máss que un esstorrbo comparrtiendo lass monturass de Fréagulf y Alian. Crreo que miss compañeross esstarrán de acuerrdo con ello. Porr mi parrte, me gusstarría desshaserrme de essta arrmadurra orriental, no quierro que en la lucha, algún aliado sse confunda y me ataque equifocadamente. Quisáss consseguirr un esscudo también me fenga bien, aunque puedo presssindirr de él. En cuesstión de arrmass, me parrese que esstoy bien equipado. Y porr último, crreo que deberríamoss desscanssarr, assearrnoss y arrreglarr nuesstrrass fesstimentass parra la cena a la que hemoss ssido infitadoss.- No quería parecer brusco, pero según hablaba se dio cuenta que precisamente había sido así. Por ello, volviendo a hacer una reverencia con la cabeza, añadió. - Esstarremoss muy agrradesidoss ssi noss puedess ayudarr, como ha dicho Leanoth.

 

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26/10/2013, 11:44
Yves-ashe

Escucho a Freagulf y a mi hermano como hablan con rabia sobre venganza. Desconozco el motivo principal de ese odio que ambos sienten por los orientales, pero no me queda otra opción que ayudarlos e intentar salir con vida de la batalla.

Reviso mis armas al tiempo que Termuidyn y concluyo que practicamente cuento con el carcaj lleno de flechas y mi espada y armadura en buen estado. Me parece buena idea lo del caballo que refiere mi hermano y quizá tambien un escudo para llevar cuando blanda la espada y suelte el arco.

- Hermano!! Espera, voy contigo, necesito un escudo y pediremos que nos dejen tambien un caballo a cada uno.

Notas de juego

Escudo y caballo es lo que necesito.

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28/10/2013, 12:17
Director

RESOLUCION TURNO 1101
 

 

Freagulf, antes de dar por concluida la entrevista,  pregunto por Draupner y los suyos, pero al parecer nada sabían de ellos, aun no había vuelto la patrulla que fue en su busca.

Tras la reunión con Leanoth, los dos ailgrathas y los gemelos siguieron a Felinath, la persona encargada de equiparlos con lo necesario para lo que se les venía encima. Con ellos recorrieron varias partes del propio castillo, pese a que solo le habían pedido escudos, armaduras y caballos, el ajado hombre de armas les hizo visitar otras estancias. Iba de aquí para allá, dando órdenes. La guerra estaba próxima y eso se notaba. Los soldados corrían para preparar todo, los civiles se esmeraban en ayudarlos, todo el castillo era un autentico ir y venir de gente.

Temudyin pudo deshacerse de su armadura de cuero oriental y de esa capa que había venido usando. Ahora tenía un peto nuevo, de cuero, con hermosos motivos ecuestres grabados por todos lados, no quiso sin embargo protecciones en brazos y piernas, ni uno de los hermosos yelmos que había allí. El no estaba acostumbrado a llevar tales objetos y aunque quizás le hubieran ayudado, no quiso verse entorpecido por ello. Los hermanos adquirieron sendos escudos en la propia armería, todos ellos con el puño dorado de Burh Waldlaes sobre un fondo verdoso. Escudos sencillos, redondos, hechos de madera y tachonados por clavos brillantes.

Allí quedo la armadura, que junto a la de los ailgrathas y la de Yves seria lustrada y puesta a punto. Para ello, las dejaron sobre una plataforma en la que eran impregnadas con el vapor de un gran caldero que había debajo. Repararían los posibles daños, las engalanarían y por último las reforzarían. Las armas y escudos, también fueron dejados en la armería para una inspección, algunas necesitaban un afilado o pequeña reparación.

Se dirigieron entonces hacia el almacén, allí Felinath hablo con el utilero, que se marcho al acabar. Poco tardo en volver, y traía ropas limpias, no eran especialmente buenas, eran de calidad media, las que usaban los soldados. Sin embargo tanto Alian como Freagulf, quisieron seguir usando las ropas que llevaban, la manera de vestir de su pueblo. Los hermanos se probaron la ropa, el utilero hizo llamar a algunas mujeres que cogieron algunas medidas, sobre todo para cortar mangas y coger bajos. Antes de salir del almacén, se dejo toda la ropa, incluso la de los ailgrathas, para que fuese preparada, lavada y arreglada. A cambio les dejaron unas de repuesto, bastante toscas pero que cumplían su función.

Finalmente bajaron y bajaron, hasta llegar a las caballerizas. Allí, de nuevo, Felinath hablo con el encargado. Lo siguieron hasta una de las decenas de galerías que parecían abrirse por todos lados, en ella, ubicados en cómodos casilleros, estaban todos los caballos, hermosos ejemplares que esperaban ansiosos la batalla. La mayoría estaban ya ensillados, muchos de ellos con armas y escudos colgando prestos a la lucha. Sus dueños los montarían pronto, los equinos bufaban y pateaban, parecían saber lo que se avecinaba. Se detuvieron frente a dos de las cuadras. Dentro había dos caballos, parecían fuertes, no eran excesivamente grandes, pero sus patas eran fibrosas, eran buenos animales. A Temudyin le presentaron a Dargo, y a Yves le dieron a Nigger. Así eran los Etheod, no te daban un caballo, te lo presentaban, los cuidaban, eran uno más del ejercito y valían lo mismo que cualquier soldado.

Cuando fueron a por otros dos caballos, Alian informo que en la cuadra de la posada, estaban los suyos, no querían otros. El jefe de las cuadras lo entendió a la primera, la complicidad de un jinete y su caballo, la unión que se formaba entre ambos, era más fuerte que cualquier espada. Con la promesa de ir a buscarlos y ubicarlos en el castillo, se despidió de todos.

Finalmente, y tras casi todo el día, fueron conducidos hasta una cama. En una gran sala, con un par de decenas de camastros, fue donde acomodaron al grupo. Solo lo ocupaban ellos, el resto estaba vacío, se veía que los soldados que normalmente las llenaban, estaban demasiado ocupados, más aun a esas horas de la tarde. Felinath los despidió, informándoles que en unas horas les traerían sus pertenencias, e instándoles a descansar.

Y eso hicieron. Abatidos, se echaron en sus camas, aunque no durmieron, aguantando para poder hacerlo por la noche y volver a los horarios habituales, viajar por el día, dormir por la noche…

Paso el tiempo. Hablaron de cosas triviales, recordaron anécdotas y finalmente, el silencio, un silencio de concentración y añoranza; de rabia y pena. La puerta sonó. Varios mozos aparecieron cargados con las ropas de los cuatro hombres, limpias, remendadas y arregladas.

También les llevaron las armaduras, bien lustrosas, sin abollones y con algunas marcas reparadas en parte. No tenían que ponérselas esa noche, no durante la cena, por ello las dejaron en unas perchas al efecto, como si de soldados en pie se tratara. Los muchachos se fueron retirando y tras ellos, Felinath entro. Estaba todo dispuesto, debían vestirse e ir al salón principal, el los esperaría fuera para acompañarlos.

Una vez vestidos, el hombre los guio por el castillo, hasta llegar a la sala principal, la misma donde habían estado esa misma mañana. No había mucha gente esta vez. Dos oficiales, dos civiles ya entrados en edad y un tercer hombre, más joven. Todos vestían perfectamente con ropas de buena manufactura. Leanoth aun no había llegado. Todos se fueron presentando y después tomaron asiento. Al poco llego Leanoth, momento en que todos se levantaron.

 

 

Notas de juego

► Anotad el próximo turno como “Turno 1102

► Estáis en la mesa, Leanoth acaba de llegar.

► Apuntaos las cosas en vuestra hoja, caballos, armaduras, escudos… Ya sabeis, en NOTAS, en la tabla de HISTORIAL DE CAMBIOS, ya lo pasare yo a la hoja de equipo.

 

► Resolución del próximo turno: JUEVES 31-10-13

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28/10/2013, 13:56
Fréagulf

Turno 1102

Fréagulf había insistido en ir al combate con sus propias ropas, llevar el símbolo de Burh Ailgra en el pecho y en su propio escudo. Recordar a esos perros salvajes que todavía había un par de ailgrathas vivos dispuestos a cobrar venganza por su pueblo masacrado. Eso sí, permitió que lavaran y prepararan sus ropas y armaduras, y que afilaran su espada y su lanza. No tuvo que decir mucho más cuando le ofrecieron un caballo. Él ya tenía a Ulfer y no le engañaría montando otro caballo. En esas cuestiones aquellas gentes eran muy estrictos. Antes yacerían con otra mujer que no fuera la suya que partir a la guerra con otro caballo, y cualquier mujer etheod entendería aquello.

Tal vez para los dos hermanos aquella costumbre fuera ajena, pero les acaban de presentar a dos caballos que seguramente habían perdido a sus dueños en combate ya que ningún hombre cedería su caballo así como así. Tenían que mostrarles sus respetos, darles el pésame en cierto modo. No eran como las armaduras que les prestaban, no podrían devolverlos una vez terminara la batalla. Debían perpetuar ese vínculo, morir sobre ellos o cabalgar hasta su muerte. En el pueblo de Fréagulf, un caballo no era cualquier regalo.

Tras estar conversando con sus compañeros pidió un baño caliente cuando la hora de la cena se acercaba. Así se quitaría el polvo del camino y estaría más presentable durante la cena. Al terminar, su aspecto era formidable con sus ropas también limpias. Se había echado la mata de pelo rubio hacía atrás, esto hacía que la cicatriz que le surcaba el rostro se notara más. Aunque en realidad el ailgratha no era consciente de ello.

Se presentó a todos durante la cena y esperó a que Leanoth llegara, ya no se mostraba tan enfurecido como antes. Se había calmado bastante. Aún así, la ira estaba latente dentro de él, bastaba que alguien mencionara a los salvajes para verlo apretar sus dientes con rabia, aunque trataba de guardar toda esa ira para la batalla. Se había prometido terminar con el mayor número posible de ellos. Cuando Leanoth hizo su aparición le saludó inclinando levemente la cabeza.

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28/10/2013, 16:27
Yves-ashe

Turno 1102

En el poblado todo eran amabilidades, que si te regalaban o prestaban un caballo, te afilaban tus armas y te reponían cualqueir cosa que necesitaras, e incluso te lavaban tus ropas dándote unas mudas mientras tanto. Todo bien, aunque pensandolo mejor era una situación peligrosa, en realidad te querían decir; estate contento hasta que la muerte venga.

Eso era precisamente lo que muy bien podía pasar; ibamos a la batalla y en las batallas sólo hay muerte y desolación para el que consigue sobrevivir. En este pensamiento pasaba Yves las horas. Qué cruel podía llegar a ser el destino, unir a dos hermanos que no se conocian para poco despues separarlos.

Yves no pretendía pensar más en ello, aunque en el fondo de su alma sabía que era posible que alguno perdiera la vida, o los dos.

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28/10/2013, 16:39
Temüdyin

Turno 1102

Lo cierto es que Temüdyin pidió lo que en cierto modo pensó que no le iban a ofrecer tan fácilmente. Cuando poco a poco le fueron dando todo lo que quería y encima más y con el mejor de los tratos, terminó de entender que esta cultura y esa forma de hacer las cosas tenía mucho más sentido que la de los salvajes en los que tenias que luchar por algo o ocultarlo para que no te lo quitasen.

Cuando les presentaron quienes serían sus monturas, aunque él no cayó en la cuenta de ello, miró de arriba a abajo el caballo, observando su volumen, altura y su edad. Un ejemplar muy bueno, más que aceptarle como para dejarselo a alguien desconocido. Le acercó la mano para que le oliese y se acostumbrase a su olor, el olor de quien ahora le montaría. Al principio Dargo resopló y parecía reticente, pero después se dejó acariciar. Viendo como tenían a todos esos caballos, entendió que le daban un valor mayor a los caballos de lo que lo hacían los orientales. No lo entendía, pues solo eran meros animales, instrumentos de los que se valía el hombre para hacer sus tareas u otros menesteres. No lo entendía pero no dijo nada.

Más tarde, y mientras descansaban, pensaba en la batalla. La sensación rara en su cuerpo cada vez era mayor.La tensión crecía lentamente en su interior. Solo deseaba que llegase ya el momento de la batalla. Ese instante antes de lanzarse contra el enemigo y que ya no hay vuelta atrás. Ese punto donde se tensan todos los músculos llenos de adrenalina.

Pero aun quedaba bastante y había una cena a la que ir. Viendo que Fréagulf pidió un baño, vio correcto hacer lo mismo. Disfrutó del baño y luego volvió con sus compañeros. Era como haber dormido durante mucho tiempo. Estaba totalmente relajado y con esa sensación se dirigió a la cena.

 

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31/10/2013, 11:52
Director

RESOLUCION TURNO 1102

 

Leanoth saludo a todos y la cena comenzó. Había ricos manjares, cochinillo al horno, faisán en salsa, suculentas chuletas de buey, truchas a la brasa, ensaladas de todo tipo, quesos, mantecas y pan recién horneado. El señor de Burh Waldlaes insto a todos a comer, alegando que no sabrían si estarían vivos para volver a disfrutar, tan negro veía el panorama que se les acercaba.

Hablaron de cosas triviales mientras los cuatro recién llegados permanecían en silencio. Según se enteraron durante la cena, después tendrían tiempo de hablar, pues la idea era mantener una reunión para organizar los ataques. No sabían aun si estaban invitados a ella, pero si que sabían algo, no debían hablar de guerra durante la propia cena. Y asi fue como pasaron las casi dos siguientes horas. Saboreando ricas carnes, frescos pescados y otras viandas. Regando todo con un vino de Dorwinion y escuchando comentarios sobre el tiempo, anécdotas pasadas y otras conversaciones sin importancia.

Al fin terminaron. Freagulf, Alian, Yves y Temudyin se sentían algo desplazados, habían estado en silencio casi toda la comida, y nadie les había reprochado nada por ello. Leanoth se levanto y pidió a todos, también a los ailgrathas y sus compañeros, pasar a otra estancia. A ellos, los ailgrathas,  les interesaba saber y Leanoth sentía que estaba en deuda con los dos etheod a causa de su perdida. Hizo que los sirvientes se marchasen y se levantaron de la mesa. Pasaron a otra sala más pequeña y cálida, donde un fuego los esperaba, rodeado de butacas y sillas suficientes para todos. También había una mesa con vasos y licores de los que el propio Leanoth sirvió a cada uno de los presentes. Delicioso licor de miel.

Diez personas en total, Leanoth se sento en un butacón fusto enfrente del fuego, a una distancia prudente. Junto a él, los dos ancianos, uno a cada lado, y junto a cada uno de ellos dos de los oficiales, capitanes etheod. El hombre más joven se sentó junto al fuego y los cuatro invitados en las sillas más cercanas a la chimenea, dos a cada lado. Así se dispusieron, con una copa en la mano, alrededor del fuego, en un semicírculo casi perfecto en el que todos se veían las caras.

Los rostros habían cambiado, ya no tenían esa cara jovial que habían mantenido durante la cena, ahora se habían tornado serios, duros, severos. Sin levantarse, Leanoth hablo.

 

 

Notas de juego

► Anotad el próximo turno como “Turno 1103

► Semicierculo con Leanoth en el centro. A la derecha uno de los ancianos, un capitán, Freagulf y Alian. Por la izquierda, el otro anciano, otro capitán, el hombre joven, Yves-ashe y Temudyin.

 

► Resolución del próximo turno: LUNES 04-11-13

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31/10/2013, 11:53
Leanoth (Señor de Burh Waldlaes)

Turno 1103

 

- Amigos - comenzó diciendo, incluyendo a los nuevos - Los temas que hemos de tratar aquí, son importantes. - su voz era seria y autoritaria. - La guerra esta a nuestras puertas, al fin llego el día que esperábamos desde no hace tanto. Una semana atrás supimos de la invasión enemiga, tal ha sido la destreza de esos malditos orientales… - miro dudando a Temudyin, como si hubiese dicho algo contra el - en interceptar a nuestros mensajeros, hemos estado ciegos, nadie pensaba que esto podría ocurrir en tiempos de paz -  dijo apenado.

- Por lo que sabemos, quedan unos cincuenta sagath, no sé si habrá más - miraba a Temudyin cada poco - que vienen desde el norte. Por el este, casi trescientos guerreros se acercan, justo antes de la cena volvieron nuestros exploradores - explico - son aisdragas de mas allá del mar de Rhûn, acompañado por otra tribu que desconocemos. - se encogió de hombros. - Pero también vienen por el sur otros doscientos hombres, también orientales, pero acompañados de sureños de más alla de las montañas de ceniza.

- La situación es drástica, nosotros contamos con unos doscientos soldados, más otros cien de Burh Widu que vinieron por el bosque hace tres días. Esto hace un total de trescientos efectivos a repartir en tres crudentos frentes. - dijo pensativo mientras los oficiales asentían.

- Pero hemos de responder, son más, bien organizados y nosotros somos pocos. - informo - Antes de continuar y planificar los últimos detalles, quiero pedir a nuestro nuevo aliado - dijo señalando con la mano a Temudyin, pero mirando a Freagulf, creía en la palabra del ailgratha cuando dijo que lo era - que nos cuente a que nos enfrentamos, si conoce sus tácticas de guerra y si sabe cómo detenerlos.

Asi dejo a Temuyin para que tomara la palabra.

 

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31/10/2013, 14:44
Fréagulf

Turno 1103

Fréagulf no participó en las conversaciones tan joviales que mantenían el resto de comensales de la cena, aunque entendía perfectamente que mantuvieran esa actitud. Estaban frente a una batalla importante, donde todo el futuro de su pueblo estaba en juego, celebraban el hecho de estar vivos aún ya que al día siguiente podrían estar partiendo hacía la muerte. El ailgratha lo comprendía perfectamente pero no participó en esa celebración de la vida pues estaba demasiado triste y lleno de ira por las noticias que había recibido acerca de su pueblo. Tampoco se infló a comer de los suculentos manjares que había ante él pues no tenía apetito. Se obligó a comer por que sabía que debía estar fuerte para el combate, pero si no fuera por eso no habría probado bocado.

Después de cenar pasaron a los temas importantes, Fréagulf que había estado absorto en sus cosas la mayor parte de la velada despertó de su letargo y prestó mucha atención llegados a este punto. Escuchó las crudas noticias que había sobre la guerra, había varios flancos, el enemigo se dividía para cerrarse entorno a Burh Waldaes como si supieran ya de ante mano que allí era el punto donde ellos quería concentrarse y hacerse fuertes.

Leanoth le cedió la palabra a su compañero y amigo Chaka y Fréagulf se sintió aliviado. Él tenía pensado hacer eso mismo, pues pensaba que si alguien sabía mejor que nadie a qué se estaban enfrentando ese era Temüdyin y creía que Leanoth tendría reticencias a hacerlo. Fréagulf tenía claro que quería darle voz a su compañero en aquella reunión, más no necesitó hacerlo, Leanoth se había mostrado inteligente. Fréagulf asintió devolviendo la mirada al líder de aquel pueblo. 

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04/11/2013, 12:17
Director

RESOLUCION TURNO 1103
 

 

Y el relato de Temudyin, comenzó sin más. Con su acento, que delataba completamente su vivencia con los salvajes, conto todo cuanto sabia, que aun no siendo mucho, si que daba una idea general.

Por una parte estaban los sagath, al norte. Eran los más violentos y sádicos de todos los orientales. Sus jinetes llevaban espadas y lanzas, y se cubrían con sendos escudos fuertes hechos de cuero y madera. Su habilidad en la monta no tenía nada que envidiar a los legendarios rohirrim de La Marca. Eran conocidos sobre todo, por sus arqueros, que también a caballo, se las ingeniaban para disparar montados acertando al corazón de un hombre incluso aunque el caballo fuese a galope. Se veía que los caballos eran la pasión enfermiza de ese clan de orientales, toda su vida giraba en torno a los animales, a los que veneraban de una manera exagerada. Contaban con algunos soldados de a pie, igual de salvajes, pero que aun no se habían ganado con sangre el honor de combatir a caballo. Siempre iban con la tribu menos guerrera, los Balchoth, que les sirven de utileros, transportando los víveres y herramientas. Solo tenían una táctica, masacrar, no coger ni un solo prisionero, incluso, una vez terminada la batalla, rematar y saquear los cuerpos. Solían comenzar sus luchas con rápidas incursiones de sus arqueros a pleno galope, pasando veloces ante el enemigo, disparando sus flechas. Después, una vez mermado el ejército, una carga frontal de los jinetes. Los soldados de a pie iban los últimos. Todos ellos portaban armaduras de cuero calentadas para endurecerse, y llevaban grebas y brazales más ligeros. Un curioso yelmo de anchas alas les proporcionaba una buena visión a la vez que protegía el cuello.

Así relato Temudyin lo que sabía de los sagath, sin saber cuántos quedaban de todos los que salieron, casi doscientos hombres que el conociese, aunque casi aseguraba que otro grupo similar se expandía hacia el norte. No podía asegurarlo.

Tras algunos comentarios y caras de terror, prosiguió.

Por el este, siguiendo el Men-i romen, iban los que más conocía, aquellos con los que había convivido desde poco antes de nacer, los aisdrags. Estos no eran tan sádicos como los sagath, pero aun así, eran considerados como salvajes en batalla. Poseían también una gran caballería, sus jinetes llevaban curvadas espadas, jabalinas y buenos escudos de madera, de una curiosa forma en gota de agua, ideales para ir a caballo. Las armaduras, eran de cuero repujado, a menudo salpicadas de placas metálicas con motivos e inscripciones y su yelmo picudo en su parte superior, estaba rodeado por la piel de algún tipo de hurón. No quedaban allí las cosas, viajaban siempre con aurigas, un cuerpo de elite aisdrag que recibía el nombre del carro en que guerreaban. Recios carros de guerra, tirados por dos caballos rápidos, y montados, un arquero y un lancero, siendo este último el que dirigía el carruaje. También tenían arqueros a caballo, menos habilidosos que sus vecinos sagath, pero también bastante efectivos. Los balchoth los seguían también para ayudarles con los víveres, el agua y varias herramientas diseñadas para construir armas de asedio, si se daba el caso. Dos grupos salieron, dos grupos similares, uno que fue hacia el norte del Talath Harroch, y que pretendía unirse a los sagath ante las puertas de Burh Ailgra, pero que acabo dividiéndose y la mitad fueron por el sur del accidente geográfico.

La táctica de los asidrags, era muy similar a los sagath. Solo que ellos tras el barrido de sus arqueros, hacían una tremenda carga frontal con los carros aurigas, flanqueados por la caballería. Detrás iban soldados a pie, compuestos por balchoth y por los más débiles, llegaban cuando la muerte ya había tocado a todos.

De nuevo un parón estremeció a todos, era increíble, sus tácticas eran directas y contundentes, y según las palabras del tuerto, brutales.

Lo que no sabía nada Temudyin, era de los que avanzaban por el sur, tan solo conocía algunos rumores y eran que a los orientales, las tres razas que unieron sus distintos clanes, les había salido un aliado. Sureños, Variags de la meseta que se extiende al este de lo que un día fue Mordor. Ahora habitaban las estepas que antes ocupo el señor oscuro, yermas, sin vida. Pero eran solo habladurías, que quizás, a sabiendas de la noticias, fuesen ciertas.

Concluyo Temuyin, a la espera de multitud de preguntas. Yves, su hermano, estaba completamente absorto en lo que contaba, aterrado de cómo su hermano podía haber convivido con tales hombres, bestias, salvajes…

Notas de juego

► Anotad el próximo turno como “Turno 1104

► Prácticamente pasáis el turno escuchando. Turno de ruegos y preguntas…

 

► Resolución del próximo turno: JUEVES 07-11-13

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04/11/2013, 15:33
Fréagulf

Turno 1104

Por algún extraño motivo que tal vez tuviera que ver con el hecho de que Temüdyin resultara tan útil con sus conocimientos sobre el enemigo, Fréagulf se sintió tremendamente orgulloso de su compañero. Incluso durante un rato, mientras éste hablaba, aparcó su ira y la rabia que le ennegrecían el corazón. Se sentía como su valedor, responsable de lo que pudiera hacer a ojos del resto de los suyos, no en vano, había avalado con su vida la confianza que en Burh Ailgra tuvo que ganarse. Allí ocurría lo mismo, aunque él sabía que Chaka estaba de su lado y confiaba totalmente en él.

Expuestos los datos y la información sobre el enemigo, no quedaba nada más que decidir las estrategias. Fréagulf sabía que la información era importante, era un arma más a la hora de enfrentarse a un enemigo. Aunque desconocían cuanto podían saber los salvajes de ellos, ahora ellos sabían mucho de los salvajes. Y esperó que Leanoth y los capitanes que comandarían el ejercito defensor supieran aprovechar esa información en su favor. Era la única posibilidad que parecían tener.

-¿Cuál será el plan a proceder?. -Preguntó el ailgratha par romper el silencio que se había impuesto tras las palabras de su compañero, las cuales parecían haber caído como un jarro de agua fría entre los demás miembros allí presentes, seguramente por la crueldad del enemigo. No estaba en su mano decidir nada, solamente podía ofrecer su espada y pedir que lo enviaran a combatir el flanco donde estaban los asesinos de su pueblo, sin embargo, añadió unas palabras. -Deberíamos considerar todas las opciones y estar prepararnos para la peor circunstancia que pueda darse. Chaka, ¿crees que deberíamos esperarles aquí o sería mejor salir a su encuentro y elegir un buen terreno en el que plantarles cara?. Cuando exploraba los alrededores de mi ciudad y los descubrí, vi que llevaban maquinas de asedio aunque por lo que has dicho parece gustarles más la lucha directa. ¿Qué tal asediadores son?. 

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05/11/2013, 12:04
Leanoth (Señor de Burh Waldlaes)

Turno 1104

 

El señor de Burh Waldlaes, era además del jefe de toda la ciudad, un aguerrido comandante, acostumbrado tiempo atrás a la batalla. Escuchaba a Temudyin casi sin pestañear, absorbiendo cada mota de información que salía de la boca del malogrado tuerto. La esperanza se difuminaba en el aire.

- Me temo amigo Freagulf, que lo que nos acecha nos supera, y no solo en numero. - dijo mientras los capitanes y comerciantes que tenia junto a el asentían - largo tiempo llevamos en paz y eso solo trae desconfianza. No se ha dejado de formar a los soldados y oficiales, pero muchos no han visto la guerra aun. - negaba con la cabeza - pero aun asi, los haremos frente. - dijo con determinación

Sin dejar contestar a Temudyin, aunque lo haría después, contesto a una de las preguntas del ailgratha.

- Al menos por el norte, no podemos salir a su encuentro. Las gargantas nos protegerán, solo podrán llegar hasta nosotros si descienden poco a poco, podríamos jugar esa baza - de esa manera anularían las cargas a caballo. - por el sur aun no han llegado, y no se lo que tardaran, mandaremos a un par de exploradores. - dijo mirando al oficial de su izquierda, que con la cabeza le mostraba que estaba de acuerdo. - Al este... no nos queda mas remedio que salir a campo abierto y rogar a Araw para que sus carros no destrocen nuestras linneas. - se quedo pensativo...

 

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05/11/2013, 16:01
Yves-ashe

Turno 1104

Escuchaba absorto como mi hermano describía lo que sabía de los salvajes y aunque me había hecho una idea de por todo lo que había pasado, no llegaría a comprender nunca el sufrimiento y las penurias que su hermano sufrió a manos de los salvajes.

Tras escuchar atentamente a unos y otros opinar sobre la inminente contienda, dí mi opinión:

- No sería más sensato atrincherarnos bien aquí y esperar la llegada de los enemigos. Nos superan en numero y la unica ventaja que tenemos es que sabemos que vendrán. Si tenemos víveres pàra aguantar un tiempo y mandamos jinetes en busca de ayuda, tendremos una posibilidad de victoria. Luchar abiertamente contra esos salvajes es casi un suicidio.

No pretendia ser un cobarde pero lo unico que quería era sobrevivir junto a su hermano y no arriesgarse a una batalla campal donde las opciones de victoria eran más que improbables.

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05/11/2013, 16:12
Temüdyin

Turno 1104

Mientras exponía todo lo que sabía sobre los que ahora eran sus enemigos, Chaka intentó ser lo más fiel a la realidad. Quería que los que le escuchaban entendiesen la crudeza y el grado de barbarie a la que se iban a enfrentar. Quizás pareciese que estaba exagerando, pero no lo hizo ni lo más mínimo. Así eran los orientales y así fue Temüdyin durante un tiempo. Un tiempo del que ahora se avergonzaba y repudiaba. No quería ser así, pero su situación le obligaba a ello.

Ante las diversas preguntas y comentarios, el tuerto contestó como pudo.

- Loss ssalfajess sson temibless, tanto a pie como a caballo, perro lógicamente lo sson menoss ssin ssuss caballoss. Ssi exisste la possibilidad de que no puedan ussarr ssuss carrross o caballoss, sserrá una fentaja parra nossotrross.

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05/11/2013, 16:26
Alian (explorador de Burh Ailgra)

Turno 1104

- Disculpen, pero... - interrumpio el callado de Alian - Si dejamos que se aproximen al bordes del barranco, por no vernos en combate abierto... ¿no estaremos a merced de sus arqueros?

 

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05/11/2013, 16:28
Director

Turno 1104

- Lleva razón, no podemos dejar que se acerquen, hemos de combatirles arriba, cara a cara, sus flechas podrían terminar con nosotros, y tampoco lucharíamos como mejor sabemos, a lomos de nuestros caballos - dijo el capitán de la derecha, que parecía ser el que comandaba los soldados y jinetes.

- Opino de igual manera, lo mas fácil seria parapetarnos entre las gargantas, montar barricadas y que los arqueros acabasen con todo aquel que se aproximase. - comenzó diciendo el segundo capitán, el que mandaba a los exploradores y arqueros - pero eso seria nuestro fin, hemos de golpearles como mejor sabemos, a caballo, carecemos de murallas y hacer barricadas solo seria encerrarnos para el asedio.

Leanoth escuchaba a todos, el creía tener claro lo que hacer, por muy suicidio que pareciese.

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05/11/2013, 16:34
Leanoth (Señor de Burh Waldlaes)

Turno 1104

 

- Yo también creo que atrincherarnos en la ciudad, seria una locura que nos llevaría a la muerte antes o después. - dijo el señor de la ciudad - Combatiremos con cabeza en campo abierto, mas aun si llevan armas de asedio, seria nuestra muerte.

- La ayuda ya ha sido enviada, hace mas de dos semanas, no pensábamos que llegarían tan rápido. - informo a Yves - tenemos algún as en la manga, no hemos estado parados durante estas dos ultimas semanas, nuestras defensas no consisten en altas murallas, si no en conocer el terreno. - sonrió - fuera de los caminos hay muchas trampas, fosos que estoy seguro de que detendrán al enemigo. Nosotros sabemos donde están, tan solo hay que empujar al enemigo hasta allí con el fin de anular sus fuerzas mas potentes.

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06/11/2013, 08:32
Director

Turno 1104

 

- Prepararemos todo esta misma noche, para que mañana, con la salida del sol, podamos marchar sobre el enemigo, antes de que sus ejércitos del sur lleguen. - dijo el capitán de los soldados - Solo tendremos que combatir dos frentes.

- Yo informare a todas nuestras tropas como diferenciar donde están los fosos y trampas, hemos pasado tiempo marcándolas de manera que solo nosotros las reconozcamos - dijo el capitán de los exploradores.

- Por nuestras parte - dijo uno de los comerciantes hablando en nombre de los dos presentes - Tenemos preparado cuanto nos pidió, los viales, armas y viandas, asi como personal medico y asistentes para la batalla. Saldrán mañana con el ejercito para montar lo necesario - confiaba en que podrían con el enemigo.