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Turno 203

La noche transcurrió sin novedad en las guardias, no obstante, el mediano había vivido el conflicto de la noche anterior sumido en la tensión y aquel suceso le había consumido en gran medida. A pesar de ello, descansó a pierna suelta en cuanto su turno finalizó y se despertó bastante mejor que la noche anterior. Su ánimo se apagó un tanto al comprobar el aspecto del terreno cuando se disponía a salir de la cabaña: el suelo se encontraba totalmente anegado de barro.

El mediano se encogió de hombros resignado y salió de aquel lugar con la capucha puesta chapoteando alegremente entre el barro. Letar se dirigió a ellos cuando los vio salir y Bolgo fue el primero en ofrecerse para realizar alguno de aquellos trabajos, pues las tareas con las cuerdas de la jornada anterior ya habían finalizado.

- Si es un trabajo al alcance de un hobbit, yo me encargaré de guiar a uno de los caballos -dijo con decisión adelantándose a sus compañeros.

Se acercó a uno de los caballos que ya los esperaban preparados y le acarició el morro con suavidad.

- Tranquilo... tranquilo... Bolgo está aquí -le susurró para que se calmara.

Turno 203

- Por supuesto, señora, dijo Groal mientras seguía a Marga. Estaré de vuelta enseguida. 

Mientras se dirigía a la cabaña de Briniel, vió que el hobbit se acercaba a los caballos. Desvió sus pasos para quedar a su lado. Se llama Wyd, le dijo señalando a su propio caballo. No dejes que lo monten, no le gusta. Pero si quieres ganarte su corazón, completó dejando en manos del mediano dos zanahorias. 

Cuando Bolgo levantó la cabeza alcanzó a observar que Groal, antes de darle la espalda y seguir a Marga, le guiñaba un ojo entre su espesa cabellera e hirsuta barba.

 Turno 203

Oin se levantó con la espalda dolorida.

- (Khuzdul) Черт, Draupner ... В следующий раз, проглотить свою гордость и чертовски образом, мы можем охранять внутри ... - comenta mientras mira de refilón a Draupner con una medio sonrisa en los labios.

Luego, se estira y tras coger sus cosas, sale en busca del desayuno. Pero se vé que no le van a dejar desayunar a gusto pues aparece de nuevo ese humano del cuello largo y les "ordena" que empiecen a mover los troncos. Así que se lo toma con más calma hasta terminar saciado y luego, se encamina a donde les han dicho que están los troncos para irlos preparando.

 Turno 203

Turno 203

Draupner volvió sobre sus pasos en cuanto vio que el consenso era el hacer lo que a cada uno le diera la gana. - Sea, que cada uno haga la guardia como quiera.-

Estuvo durmiendo hasta que le despertaron para su turno. Se levantó, comprobó que la puerta estaba bien cerrada por dentro y volvió a dormirse. Ni siquiera se tomó la molestia de despertar al relevo. Había intentado comprometerse con la causa y había propuesto lo que su experiencia le dictaba que era la mejor forma de hacerse las cosas, pero lo cierto era que no había nadie al mando y que aquello no era una organización militar. Desgraciadamente sabía que la desorganización y la indisciplina no funcionaba en un grupo de combate.

Se despertó tranquilamente por la mañana, despreocupado y miró el panorama del exterior. Había escuchado llover gran parte de la noche, así que como conocedor de la naturaleza, no encontró nada que no se esperara ver.

- Yo iré a la zona donde cortamos los troncos. - dijo en respuesta a Letar mientras tomaba su martillo y su escudo. Había recordado al merodeador de la primera noche, y si se iban a alejar un poco del resto lo mejor sería tener las armas a mano.

Turno 203 II

La repentina presencia del beórnida intimidó algo al mediano que se giró hacia el corpulento "oso" algo sorprendido. Su sorpresa fue aún mayor cuando le entregó las dos zanahorias y le habló de aquel caballo. El hobbit tardó un par de segundos en darse cuenta de la situación, pero cuando lo hizo sonrió agradecido.

- Lo tendré en cuenta. Gracias Groal. Cuidaré muy bien de Wyd, no te preocupes.

Bolgo se sentía cada vez mejor en aquel grupo. Tenía entendido que la gente grande solía despreciar a los hobbits, y esa era su experiencia en los alrededores de Bree, pero aquella creencia parecía desmentirse con cada nueva persona que conocía.

 Turno 203

Arlan se habia levantado con un humor indiferente. Al salir miro a Oin y a Draupner, sobre todo por el comentario de Oin.

- Yo le acompañare maese Bolgo, usted dirija ese animal, que yo me encargare de que el tronco vaya recto cual vela tras de ti... - dijo al hobbit mientras caminaba tras el hacia el caballo.

 Turno 203

Marga espero a que Groal regresara de hablar con Bolgo. Briniel dormia en la planta de arriba. Cuando el beornida termino y entro de nuevo a la cabaña donde habian pasado la noche, Marga le guio escaleras arriba.

- Maese Groal, seguro que la dama recibe vuestra ayuda de buen agrado, pero me gustaria que le explicase bien el proceso, pues es algo exceptica con temas referentes a los dones. - dijo la enana mientras subian las escaleras.

Turno 203

- Por supuesto. El beórnida subió los escalones con cuidado, intentando no golpear nada con su corpachón. Al llegar a la puerta de la habitación, se alisó los pelos de la cabeza y la barba en un gesto nervioso y casi infantil. Luego tomó su capa húmeda del exterior y buscó donde dejarla.

- Usted dirá, le consultó a la enana, esperando que esta le diera permiso para entrar. Ante su indicación, dió un paso al interior carraspeando. Ehem, dama Briniel, buenos días. Espero que haya tenido un amanecer luminoso y, ehem, como decimos en casa, que el sol ilumine su día. Aunque con esta bendita lluvia... masculló por lo bajo, buscando una silla para dejar su abrigo y un fuego para secarse las manos.

 Turno 203

Groal entro el primero en la sala despues de que Marga le abriese la puerta y le cediese la entrada. Dentro vio una sencilla, aunque grande, camastro con un colchon de paja. Sobre el, Briniel descansaba ya despierta apoyada en varios cojines y mantas enrolladas a modo de almohada. Un vistazo alrededor sirvio para hacerse una idea de como dormian en esa habitacion, pues su marido Agranil; su hijo Coralak; los dos comerciantes, Egorant y Dorhand; y el enano Dwalin; compartian esa estancia. Ellos dormian en yacijas improvisadas en el propio suelo. Algunas eran de lana, otras de heno y otras con simples pieles, todas ellas tiradas en el suelo sin estructura alguna de madera. Sin duda, en contra de lo que el resto creia no era tanta la comodidad de los alli presentes a la hora de dormir, pues solo contaban con el beneficio de la relativa intimidad. Carecian de un fuego, por lo que Groal se limito a frotarse las manos para hacerlas entrar en calor.

Todos los esgarothianos estaban alli, ademas del enano herrero. Se acababan de levantar y aun somnolientos dieron los buenos dias al beornida y a Marga.

 Turno 203

- Oh gracias... - dijo titubeando, pues aun no conocia a Groal, aunque si se habia fijado en el, debido a su tamaño. No recordaba su nombre. Marga amablemente se lo dijo.

- Si, eso Groal, buenos dias a ti tambien. ¿Sigue lloviendo fuera?, es una lastima... - la mujer era muy amable. Buscaba una ventana inexistente en la oscura habitacion, solo iluminada por varias velas y una claraboya, por la que ahora no entraba mucha luz, en el techo.

Turno 203

Saludando cortesmente con la cabeza a los presentes, Groal se acercó a la cama. Si me disculpa, señora, me gustaría intentar algo que he hablado con doña Marga, aquí presente.

Le muestra las manos amplias, robustas. Verá, en mi pueblo, allí en el bosque, creemos en que la Naturaleza es sabia. Nos alimenta, nos cobija, y tiene siempre la mejor respuesta. De ella nacen las maravillosas hierbas que Marga prepara para usted, para aliviar sus dolores. Pero a veces no es suficiente, no, y la Naturaleza, el Gran Oso, nos da otros dones para que administremos como mejor nos parezca.

Sus manos comienzan a irradiar un pequeño calor, como si estuvieran expuestas a unas brasas mortecinas en el interior. Yo soy uno de esos elegidos, señora, para curar y dar prosperidad al pueblo de Beorn. El Gran Oso me ha dado modestas capacidad de aliviar, de curar, de ayudar a quienes lo merecen. Me gustaría ofrecerle ese regalo, intentar calmar al menos durante unas horas su dolor. 

Le muestra las manos. Solo deberá relajarse, cerrar los ojos, y permitirme colocar mis manos sobre su frente y su espalda. Solo eso. 

 Turno 203

- Mi señora, Groal viene a brindar su ayuda, posee un don que tal vez pueda ayudarla. - dijo Marga mientras se sentaba junto a ella para comprobar su estado. Despues saco de su zurron varios paños limpios, y recogiendo con ellos  algo de agua que habia en una palangana junto a la cama, puso los empapados trapos en la frente de Briniel.

- Tiene fiebre - dijo dirigiendose a todos, pero mirando a Groal. - Aun me queda algo de mi infusion de anoche, me temo que ha de beberla fria, pues no hay aun fuego. - despues Marga se levanto. - Quizas me acerque al comedor, alli seguro que aun tienen alguna ascua encendida. Groal quedate con ella, mira que puedes hacer, enseguida vuelvo...

Antes de marcharse espero la aprovacion del beornida.

 Turno 203

- No voy a engañarle, no creo en demasia de esas supercherias. Marga me alivia con sus hierbas si, la naturaleza me otroga la calma que necesito - dijo reacia al principio, hasta que oyo como Marga le animaba a probar.

- Si mi buena amiga Marga cree que puede servir de algo, provare, no tengo que perder...- estaba entristecida, pues sabia que la vida se le escapaba. Despues con la mano le indico a Groal que se acercra junto a la cama. El resto observaban curiosos.

 Turno 203

- Adelante Groal, esperare para ir a la cocina, me gustaria ver ese don tuyo. - y espectante acompaño al resto de curiosos.

En verdad sentia curiosidad por ese don, tal vez pudiera aprender algo del beornida, aunque por supuesto confiaba mas en sus hierbas.

Turno 203 

Con la venia de la mujer, y los ojos de todos puestos en él, Groal se inclinó sobre Briniel. Sus manos ya desprendían un agradable calor; pero no calor como el de la fiebre de la mujer, sino un calor limpio, fragante como el de una fogata en otoño, o como aquel que nos toma por sorpresa luego de comer y antes de un buen descanso.

Groal apoyó su mano izquierda en la ardiente frente, y la derecha en la espalda de la mujer, entre los homóplatos. Cerró los ojos, y comenzó a recitar lo que su madre le había enseñado, tanto tiempo atrás.

- Gran Oso que cuidas por tus cachorros, escucha las palabras de Groal, tu sirviente. Necesito de tu aliento, de tu fuerza, de la esperanza de vivir, puros... 

Comenzó a sentir esa maravillosa fuerza de paz que lo invadía siempre que invocaba al Oso. La fiebre de la doliente comenzó a desparramarse a su palma, su brazo, para ser combatida por su propio calor. Una gota de sudor comenzó a bajar por su frente, dejando un surco en su piel no demasiado limpia. Los que te servimos te pedimos la fuerza de continuar, el valor de luchar, la determinación de no dejarnos vencer, por adversidad o enfermedad. Gran Oso que cuidas a tus cachorros, escucha mis palabras, mi súplica, devuelve la salud a tus cachorros... 

Mientras las últimas palabras se perdían en el susurro, las manos del beórnida comenzaron a temblar lentamente, agitadas por una fuerza invisible. El calor de sus manos se convirtió en un tenue resplandor, como si su piel se aclarara, seguida de un oscurecimiento por oleadas.

Finalmente retiró las manos, mareado, para retroceder un paso. Casi trastabilla, y uno de los presentes lo sustuvo. Perdón, es solo... momentáneo. Podía sentir en su interior, como su propia fuerza vital, la del Oso, había sido transferida en una ínfima medida a la mujer; y como parte de su propia dolencia había subido, de sus manos hasta su cabeza, como un fuerte golpe. Cómo se siente, mi dama? Espero haber conseguido al menos calmar un poco su dolor, si el Gran Oso ha oido mi súplica.

Turno 203

Elendur había descansado bien a pesar de la gran cantidad de humedad que había esta noche, arropado entre sus mantas trató de pillar un sueño ligero por si algún altercado ocurría esa noche...no solo por intrusos si no también por inclemencias del tiempo; pues con ese viento y esa lluvía podría pasar cualquier desperfecto o accidente.

Por suerte todo fue bien durante la noche, y aunque el montaraz se levantó algo destemplado, rápidamente entró en calor dispuesto a tomar su desayuno que le diese fuerzas.

Luego escuchó las palabras de Latar, sin duda un gran maestre, pues daba órdenes concisas y coherentes, organizaba el trabajo con gran soltura y eso era de agradecer.
Luego vió que Bolgo se adelantó a tomar las riendas de un caballo y Elendur hizo lo propio con el otro.

-Está bien, yo dirigiré el otro caballo si a nadie le importa.

Dispuesto a hacer la tarea de trasportar los troncos a pesar del barro se ajustó bien las botas y los guantes y comenzó la andanza.

Gallindum - Turno 203

La guardia transcurrió tranquila dejando a un lado el aguacero, Bolgo y Gallindum charlaron animadamente durante su turno dentro de la cabaña, saliendo a hacer una pequeña ronda y a echar un vistazo cada poco tiempo. De esta forma lograron mantenerse más o menos secos y tuvieron vigilado el exterior. El mediano parecía preocupado por la trifulca de la noche anterior, y Gallindum trató de tranquilizarlo. - Bah...no hagas caso. Los enanos somos así, nos enfadamos y alzamos la voz más a menudo que el resto de la gente... Cuando has pasado toda tu vida rodeado de gente así, sabes que no hay que prestar atención... Incluso yo mismo me encuentro lejos de mi hogar por mi mal humor...

El día siguiente amenació entre barro y charcos, el trabajo iba a resultar duro. Gallindum desayunó tranquilamente, y dejó de comer cuando Letar fue a hablarles sobre lo que debían hacer aquella jornada. El enano se levantó y se paseó pensando en que podría resultar de más ayuda. "Por mi barba que no con los caballos..." pensó, nunca había sentido mucho aprecio a esos animales, y aunque no les hacía ascos cuando le ayudaban a transportar carga, no le gustaba demasiado el trato con ellos. "Y apuesto mi martillo a que Oin irá a ayudar a Draupner a preparar los troncos... bien, quizá pueda dar un paseo...", Gallindum seguía dandole vueltas al asunto del merodeador nocturno, y tenía ganas de ir a inspeccionar los alrededores, esperaba ser uno de los dos que quedase sin ocupación para ir a explorar la zona. "Mmmm, estaría bien que uno de los montaraces viniese conmigo...."pensó sabiendo que después de la lluvia él solo iba a ser incapaz de encontrar una huella, aunque quizás encontrase otras cosas, y viendo que Elendur ya se afanaba con uno de los caballos dirigió la vista a Ilidan.

-Bien, con vuestro permiso yo iré a explorar la zona, en busca de algún rastro o pista que arroje algo de luz en el asunto de aquel villano de la otra noche...- dijo dirigiendose a todo el grupo.- ¿Alguien me acompaña? ¿Tal vez tú, Ilidan? Apuesto a que eres mejor que yo encontrando rastros. Aunque cualquiera será bienvenido, no me agradaría ir solo.

El enano esperó la respuesta mientras cogía martillo y escudo y algo de provisiones para comer por si se alejaban demasiado.

Turno 203

El chaparrón se convirtió en toda una verdadera tormenta, que le hizo volver a recapacitar sobre si no se habrían equivocado al elegir el primer tramo de su ruta. Más, a hora eso ya no quedaba en sus manos, sólo podía esperar que su partida no se viera retrasada por tales inclemencias climatológicas.

En medio de la noche uno de los últimos truenos despertó al edain. Se levantó sin saber la hora que era para ver cómo le iba la guardia a sus compañeros. Pero cual fue su sorpresa cuando descubrió que no había nadie vigilando. Volvió a entrar dentro, y hayo a los dos enanos, predecesores a su guardia, durmiendo tranquilamente, y así los dejó.

Despertó a Arlan, sin decirle nada sobre los dos enanos para que no se formará una nueva riña, y se dispuso a hacer la guardia junto a él. Esta transcurrió tranquila entre el interior de la cabaña, y también en el exterior, al que se decidió a salir cuando la lluvia empezaba a amainar.

El suelo se encontraba repleto de charcos, y fue por el  distorsionado reflejo en la superficie de uno de estos que Ilidan vio como la atención de Gallindum se posaba sobre su persona aun antes de que el enano le formulará la pregunta- Seguramente, así sea compañero...- Respondió al enano con respecto a la diferencia entre sus habilidades de rastreo- ...Aunque con la tormenta de anoche, hasta para mí se prevé ardua la tarea de encontrar cualquier indicio que hubo podido dejar. Aun así, no se pierde nada por intentarlo. Vayamos a ver.- Se libro así de realizar las tareas relevantes a la construcción de los nuevos transportes, de lo que esperaba, a pesar de realizar las operaciones de rastreo, guardar fuerzas para ser más competente durante la guardia aquella noche, ya que no había porque esperar que fuera un turno tan tranquilo como el anterior.

Acompañado de Gallindum se dirigió hacia el lugar donde los dos habían visto por última vez al extraño. Allí, el edain comprobó palmo por palmo la tierra en busca del más mínimo rastro.