Partida Rol por web

| LAGO |

Sonreí, intentando disimular delante de Farilynn. No quería recordarle a su historia con Walgior.

" ¿Eso ha sido un cumplido?", pregunté, divertida. "No quiero que sientas miedo... Es algo normal, pero si lo sientes preferiría no practicar la regresión contigo... No quiero que te sientas obligado, amor...".

Dirigí mi mirada directamente a sus ojos y, a pesar de estar a unos metros de distancia, podía ver en su rostro el miedo por lo que acababa de decirle.

En ese momento, deseé con todas mis fuerzas estar a su lado, estar a solas en una de esas maravillosas casas blancas... Pero debía guardar las formas y ser algo disimulada.

- Farilynn, ¿nos vemos después? Tengo un asunto que requiere mi atención...- le dije y, despidiéndome de ella con una reverencia, rodeé el lago y me encaminé hacia una de las casas que quedaban libres, haciéndola mía. Dirigí una fugaz mirada a Fistandantilus mientras me alejaba de allí.

"Ven... No me gusta entrar en tu mente, ni siquiera para comunicarme contigo cuando puedo hacerlo cara a cara... Necesito poder tocarte mientras te hablo", le dije, mostrándole una imagen de la casa que había elegido, mentalmente.
 

Me encaminé hasta ella y entré, dejando la puerta un poco abierta, para que Fist pudiera entrar sin problemas cuando llegara. Esperé en un rincón, oliendo con detenimiento las flores que adornaban la casa. Al parecer, todas estaban adornadas igual.

| APOSENTOS DE JAIRON |

Levanté una ceja, incrédula por lo que acababa de escuchar por parte de Jairon.

- Está bien, ¿y a quién quieres que traiga? Dímelo y lo traeré... ¿Es a Markwolf? ¿Quieres mantener una conversación privada con él o algo por el estilo?- le pregunté, intrigada. No quería pensar que se estaba refiriendo a lo que yo creía que estaba haciendo. No quería llevarme mal con él pero si era como el resto de hombres, iba por mal camino-. Pero ten cuidado con lo que deseas, podría volverse en tu contra-.

Coloqué las manos en mi cintura, poniendo los brazos en forma de jarra, con la ceja aún alzada, esperando una respuesta.

[Deeteth - Casa de Dana]

Seguí a Dana con la mirada.  Como siempre que veía la oportunidad de estar a solas con ella se me aceleraba el pulso.  Llegué hasta la casa que me mostró, entré y la ví disfrutando del aroma de las flores.

"Pensé que tendrías una casa de tu anterior vida aquí, en Deeteth - dije como un tema trivial -.  Y sí, era un cumplido"

La abracé y besé con pasión, invadido por el deseo.

| EN MI CASA |

Sonreí al verle entrar por la puerta. Sentí que mi corazón se aceleraba, exageradamente, cuando le vi acercarse a mí.

Le besé, tan apasionadamente como él había hecho conmigo. Puse mi mano en su nuca y la otra acariciando su espalda, cubierta por aquella túnica negra que le hacía tan misterioso. Jugué con sus labios durante unos segundos y, acordándome de que me había formulado una pregunta, me separé de él.

- Bueno... No quiero comodidades exageradas... Quiero tener lo mismo que tendréis vosotros... No sería justo que...- empecé a decir, con la voz entrecortada, pero estaba hablando más de la cuenta. Para disimular y entretenerle, intentando que no se diera cuenta de la frase que había dejado sin terminar, agarré su túnica y le apreté contra mi-. Sólo quiero tener más libertad para estar contigo, amor...- le susurré, acariciándole el rostro, mientras volvía a besarle de nuevo.

Sentía mi corazón, latiendo fuertemente contra mi pecho, amenazando con explotar. Mis labios comenzaron un descenso por su barbilla, rozando su mandíbula, hasta llegar a su oreja... Besé lentamente su lóbulo, para bajar después a su cuello y besarlo desenfrenadamente. Con mis labios y con mi lengua, recorría cada centímetro de su piel, hasta detenerme en su clavícula. Una vez llegado a ese punto, volví a ascender con mis labios hasta su boca y jugué con ella de nuevo.

Nuestros cuerpos estaban tan apretados que podía sentir su corazón golpeando su pecho, al igual que estaba haciendo el mío... Sonreí. Me deseaba, al igual que yo a él... Aquella casa era perfecta, íntima. Unas cortinas hechas a mano colgaban de las diferentes ventanas, procurando luz dentro de la estancia pero otorgando ese punto de intimidad que necesitábamos en ese momento.

Agarré su cabello con mis manos, con deseo... Nos deseábamos, eso se notaba.

- Fist...- susurré su nombre, con la voz cada vez más entrecortada por la respiración acelerada.

[Casa de Dana]

Mientras nos besábamos yo la agarraba fuertemente, pasando mis manos por su espalda, bajando.  Creía que iba a estallar en cualquier momento, así que empecé a quitarle la ropa, dejando su espectacular cuerpo a la vista y luego, me quité yo la ropa.

"Ahora mismo tenemos esa libertad de la que hablas."

Me acerqué a ella y la abracé nuevamente, esta vez nuestros cuerpos en contacto directo producían una sensación de bienestar inigualable.  Mi excitación iba en constante aumento, y a Dana debía constarle, dadas las circunstancias.

Consciente de que ella podría entrar en mi mente y saber exactamente lo que hubiese querido hacer, decidí cambiar las tornas.

"Dime una cosa, amor.  ¿Qué quieres que haga?"

| Deeteth - Casa árbol |

No me gustan cuando las cosas se hacen a mis espaldas. Sí, es probable que la Reina nos incluya en sus planes, pero... ¿por qué no nos dice nada?

Hëndel está muy contenta por el lugar donde nos encontramos ahora, y no pretendo quitarle la alegría ahora mismo. Igualmente, necesito tiempo para pensar.

La veo ponerse contenta cuando come una fruta y sonrío.

Bueno, tal vez sea el momento de relajarnos.

Me tumbo en una de las sillas con los brazos a ambos lados de ella y cierro un poco los ojos.

- Esto... bueno. Creo que necesito descansar. - Le digo a Hëndel abriendo un solo ojo.

| Habitación |

" Ten cuidado con lo que deseas, podría volverse en tu contra " Aquella frase ya me dió a entender que era mejor mantener la boca callada en aquel aspecto.
Seguí sonriendo, sin abrir los ojos.
-No me vendría mal un buen vaso de leche. El de esta mañana apenas pude terminarlo.-cambié de tema de forma rápida pero efectiva. Algo tenía aquella mujer que llamaba mi atención y no me refiero a su espectacular aspecto. Tal vez era que Mae no era otro mujer cualquiera...

| Casa del árbol |

Sonrío con complicidad, mientras veía a Sirius sentado en aquella silla, disfrutando del momento de relajación que otorgaba aquella impresionante casa. Sus ojos se cerraron y sonreí aún más ante aquel gesto.

Me acerqué sigilosamente y me senté en el suelo, justo al lado de sus piernas. Rodeé una de ellas con mis dos brazos y apoyé mi cabeza en su rodilla, cerrando también los ojos. Me gustaba estar así con él... Últimamente siempre estábamos hablando de venganza, de muerte y guerras... Aún no habíamos disfrutado de un momento de calma y de silencio. Aquello era nuevo para los dos...

A pesar de que el silencio no me gustaba y me resultaba incómodo, con él era un momento para disfrutar de la presencia del otro... Acaricié su rodilla, poniendo mi barbilla sobre ésta para observarle desde el suelo.

- ¿Te encuentras bien? ¿Quieres que te traiga algo?- le pregunté, sin dejar de acariciar sus piernas, hasta la altura de las rodillas-. Deberías descansar... Yo... Te dejaré que duermas, así aprovecho y doy un paseo por la isla...- le dije, mientras una pequeña parte de mí pedía a gritos que él rogara quedarme, haciéndole compañía. Una de mis manos llegó a una de las suyas y la acaricié, dibujando figuras en su piel con mi dedo índice.

|Lago|

Escuché hablar al chico nuevo [Cambaral] justo cuando iba a responder a Naida. Hasta el más tonto captaría el doble sentido de su comentario, le miré más detalladamente durante un rato, la verdad esque estaba más que bien y sin hacer caso al comentario que habia hecho, le dije: - ¿ y tu quien eres? nunca antes te habia visto por el internado. ¿Eres nuevo?

| Mi casa en Deeteth |

Sonreí, dibujando en mi rostro una expresión de lo más pícara. Rodeé la cintura de Fist con mis brazos, sintiendo el calor de su piel contra la mía, que tampoco se llevaban mucha diferencia.

- Sólo quiero que te quedes conmigo y que me hagas tuya... Para siempre... No quiero separarme de tí, no soporto cuando tengo que hacerlo... Me desquicio...- le dije, besándole suavemente el cuello, acariciando su espalda-. Te amo, Fist... Y ni siquiera esas palabras pueden expresar lo que siento por ti- le susurré, cuando me acerqué a su oído.

Le agarré de las manos y le arrastré hasta que mi espalda tocó la pared, apretándole contra mí. Le besé con pasión, una pasión desenfrenada...

| Junto al Lago |

Naida no parecía interesada y Lilith parecía algo... Inocente. Tal vez yo debía de ser quien le quitara la inocencia.
-Aqui la nueva eres tu, querida.-le sonreí, dulcemente.-Lo sé desde que llegaste... Dificil no fijarme... Entiendo que pienses que soy nuevo, ya que una chica como tú rara vez se fija en un tipo destartalado como yo.-apesar de todo lo que decía, me molestó que no se fijase en mi antes... Hay gente con mal gusto por lo que se puede apreciar, pero eso no quiere decir que no me guste llevarme a ese tipo de gente a la cama.

|El lago|

Levanté las cejas cuando Cambaral  terminó de hablar. "¿Querida?", ¿ esque me conocía de algo?. Parecía un chico que cojía la confianza con mucha rapidez... Pero no me importaba seguirle el juego, desde que llegué al internado, todo habia sido sufirmiento y tristeza, necesitaba algo de diversión. Me reí con una risa algo forzada.

-No seas exagerado- le miré de arriba a abajo, como si le estuviera examinando- ¿De verdad has estado en el internado todo este tiempo?

| APOSENTOS DE JAIRON |

Miré a Jairon con una sonrisa, satisfecha por aquella respuesta.

- Bien, ordenaré a una de esas viejas mugrientas que te traigan el vaso de leche...- dije, soltando una pequeña carcajada al referirme a ellas con ese adjetivo-. Si necesitas algo, siempre puedes comunicarte conmigo... No hace falta que chilles, sólo que lo pienses- dije, mientras acercaba una de mis manos a su cara, tocando con el dedo índice la sien del muchacho. De repente, pareció que un líquido frío se introdujo en la mente de Jairon y sonreí satisfecha al notar que una parte de mí ya estaba en su interior-. Recuerda... Sólo hace falta que pienses que te gustaría tenerme aquí y yo vendré sin problemas. Si quieres algo más antes de irme... - dije, aún con mi dedo índice en su sien. Debía decir que me caía bien ese chico.

| CERCA DEL LAGO |

Miré de reojo a mi amiga. ¿Cómo podía gustarle un chico tan arrogante y poco educado? Aunque tampoco estaba segura de si ella quería algo con él... No hacían buena pareja, para nada. De hecho, dudaba que Cambaral fuera capaz de mantener una relación con una mujer... Tenía fama de querer meterlas sólo en su cama para diversión suya, pero no podía hacer nada por mi amiga...

- Cambaral, tú siempre tan... Directo, como siempre has hecho con todas- le dije, mostrando una sonrisa irónica, aquella sonrisa que mostraría si de verdad quisiera ligármelo. Miré a mi alrededor y después volví a mirar sus ojos-. Aquí deben haber muchas mujeres dispuestas a tener momentos de diversión con alguien tan directo como tú...-

| Casa del árbol |

Siento sus caricias y sonrío aún con los ojos cerrados.

Mis manos dejan las suyas por un momento y cogen sus mejillas y hacen que se levante del suelo, hasta dejar su rostro junto al mío.

Mis ojos se abren de repente y mis labios se pegan a los suyos suavemente, besandolos con cariño.

- ¿Dónde te crees que vas? - Le digo mientras dejo un segundo de besarla. - Tu no te vas a ningún lado. -

[Casa de Dana]

Tenerla allí, contra la pared... dificilmente podría explicar lo que sentía en esos momentos.

La besé con locura mientras la cogía por un muslo y se lo levantaba, colocándolo alrededor de mi cintura.  La agarré con fuerza e hice lo mismo hice con la otra pierna, dejándola absolutamente expuesta.

Separé mis labios de los suyos unos instantes, lo justo.

"Prepárate, porque va a ser una noche muy larga, cariño"

La besé con ternura mientras la deslizaba ligeramente hacia abajo y entraba en su ser, lentamente, sintiéndome el hombre más afortunado del universo.

| Casa árbol |

Sonreí, dejándome coger por Sirius. Me siento sobre sus piernas, dejando caer las mías por un costado de la silla donde él estaba sentado, besando a mi amado tan tiernamente como pude en ese momento.

- Pues ya te lo he dicho, pensaba ir a dar un paseo... - dije, picaronamente, mirando directamente a los ojos de Sirius. Ardía en deseos de acabar lo que habíamos empezado aquel día, pero se notaba ese miedo que había entre nosotros-. Amor... ¿Crees que volvería a pasarnos lo mismo si volviéramos a intentar lo que dejamos...?- le pregunté, algo tímida.

No se me daba bien hablar de esos temas con chicos, aunque debería ir perdiendo esa timidez que dominaba mi vida.

| Casa árbol |

- Yo... -

Sus poderes. Es verdad. ¿Qué hacer en este momento cuando el corazón me pide una cosa y la conciencia me dice que no puedo herirla otra vez? Es difícil poder pensar con ella sobre mis piernas, pero el lo que... ¿Y si sucede otra vez lo mismo? ¿Y si esta vez no hay nadie cerca para ayudarme?

- No lo sé. Sinceramente, no lo sé. - Dije negando con la cabeza. - Y... tengo mucho miedo de lo que pueda suceder... pero... también sé que quiero estar contigo y no dejarte escapar... -

Miré al techo por un momento y cerré los ojos.

- ¿Tu que piensas? -

| CASA |

Sonreí y nos dejamos llevar... Noté el contacto, aquel que había echado tanto de menos, y sonreí de placer... Le agarraba fuertemente del pelo mientras me poseía, allí, empotrados contra la pared.

Intenté que mis chillidos no fueran demasiado exagerados para que nadie pudiera escucharnos... Al mismo tiempo, debía mantener una barrera impenetrable alrededor de la mente de Fistandantilus, al igual que la mía. Nadie podría ver lo que estaba sucediendo dentro de la casa, aunque intentaran penetrar en nuestra mente para averiguarlo.

Era difícil estar concentrada en todo, pero valía la pena... Además, tardaría un poco más en llegar al clímax y disfrutaría más de su cuerpo, de su penetración... Le mordí suavemente el labio, juguetona, mientras apoyaba la cabeza en la pared, con los ojos cerrados y soltando algún que otro gemido.

- Fist... Oh, Fist...- susurraba una y otra vez, entre gemidos que cada vez eran más intensos. Me agarré fuertemente a su cintura con mis piernas, para que pudiera liberar sus manos y acariciar otras partes de mi cuerpo.

| CASA ÁRBOL |

Hice una mueca de preocupación, como si estuviera librando una batalla en mi interior. Era difícil decidir. No me importaba lo que pudiera pasarme a mí, sino lo que le pudiera pasar a él... Si esa magia que le invadía cuando me tocaba, se volvía descontrolable, ¿marcharía a algún lugar para luchar él solo y vengarse por la muerte de Walgior sin pensar en las consecuencias?

- Sirius... No tengo miedo por mí, sino por ti... ¿Qué serías capaz de hacer si mi magia volviera a trasladarse a tu cuerpo? ¿Serías capaz de tomar la venganza por tu propia mano, desobedeciendo las órdenes de Dana y Farilynn?-le pregunté, pero estaba claro que él no podía saber eso-. No me gustaría que te creyeras demasiado fuerte como para enfrentarte a Markwolf tú solo... Te matarían antes de llegar a él... Eso no significa que no te desee, Sirius...- le dije, dándole un suave beso en los labios, aunque intenso.