Partida Rol por web

Un Nuevo Mundo

.: Un futuro... :.

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15/10/2009, 16:59
Director

 

| ANUNCIO MASTER |

 

Muy buenas tardes a todos... Bueno, que tampoco son tan buenas para mí xD Quería comunicaros que hoy no podré postear, pues tengo demasiados deberes para mañana... u.U' Sí, hoy han decidido mandar todos los profesores deberes para mañana, así que... Tenía algunas ideas para animar la partida, pero hoy no podré...

Perdón por las molestias y disfrutar de ésta tranquilidad mientras podáis ;) Que mañana os daré caña a todos.

Saludos.

 

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17/10/2009, 12:54
Director

| JUGADA MASTER |

 

[ En Deeteth... ]

Todos los habitantes en Deeteth disfrutaban de su intimidad...

Dana y Fistandantilus se encontraban en casa de éste último, disfrutando de un baño en agua caliente. La adivina se introdujo en la tina, habiendo sido desnuda por su amado, mientras él se quitaba la túnica para poder entrar con ella.
Dana se echó un poco de agua caliente por el cuerpo, para ir acostumbrándolo después de estar en el frío invierno de la noche. Esperó a su amado para que entrara y los dos se metieron en el agua, sintiendo como el calor se metía por los huesos, aliviando el frío que sentían.

De repente, y justo en el momento en que Dana se disponía a seducir a su amado, se quedó paralizada y con los ojos en blanco, como ida. No hablaba, no se movía y tampoco parecía respirar...
Tras unos segundos de tensión, en los cuales Fistandantilus pensaba que la perdía, Dana recobró la consciencia, pero parecía asustada. Se levantó rápidamente y salió de la tina, volviéndose a colocar el camisón y la túnica. Parecía estar preparándose para salir de nuevo.


- Avisa al resto de alumnos, avisa a todos los que puedas... Nos van a atacar ésta misma noche- dijo Dana, abrochándose la túnica, para después darle un beso en los labios a su amado, tan largo y apasionado como si fuera a ser el último-. Te amo, Fist... Pase lo que pase eso nunca cambiará... Y date prisa, ya se están preparando- añadió, con la preocupación reflejada en su rostro.
Fistandantilus era el encargado de avisar a todos los que pudiera para que se prepararan, sobretodo los alumnos del internado. Los habitantes de Deeteth no habían recibido ningún adiestramiento de lucha, y eso era un factor preocupante, pero contaban con sus poderes mágicos.

Dana cruzó la isla, apareciéndose en la gran casa blanca donde residía Grey.
- He tenido una visión... Van a atacarnos ésta misma noche- confesó Dana, una vez que fue recibida por el gran gobernador de la isla.
- Sí... Increíblemente, yo también lo he visto- confesó el sabio, mientras era acompañado de Nacilë-. Tendremos que dar la voz de alarma para que todos despierten y se preparen-.

Fue en ese momento cuando por toda la isla se escuchó un sonido grave, previniendo a todos los que allí residían... Ese sonido hizo que todos se detuvieran en lo que estaban haciendo, como Hëndel y Sirius que se estaban demostrando su amor... Se sobresaltaron y se apresuraron a vestirse, preguntándose lo que estaría pasando.
Hëndel se asomó a la ventana y los habitantes de Deeteth respondieron a sus dudas. La gente corría de un lado a otro, preparándose para la lucha... Fue ahí cuando entendieron que la batalla final se acercaba.

Cambaral y Naida, que se habían reunido para beber ron, también fueron alertados por el sonido emitido por un cuerno de rinoceronte. No tuvieron que pensar en su significado, pues sabían a la perfección cual era. Naida se apresuró a dejar la copa y quiso correr hacia la puerta, pero se detuvo y se acercó a Cambaral, dándole un beso largo y apasionado, acariciándole el rostro.
- Gracias por hacerme ver la vida desde otro punto de vista y otorgarme tus sonrisas... Espero poder acompañarte en tu próximo viaje...- susurró, mientras salía de la casa esperando que Cambaral hiciera lo mismo.

Sailon y Lilith también tuvieron que correr, pues la gente estaba tan asustada que iban empujando sin darse cuenta. Nunca habían escuchado el sonido de aquel cuerno y estaban todos nerviosos... No estaban preparados ni para atacar ni para defender.

Grey, Dana, Nacilë y algunos habitantes de Deeteth ya se encontraban en el mismísimo centro de la isla con armaduras, aunque no serían suficientes servirían para proteger a unos pocos. Grey les ordenó a todos mentalmente que acudieran allí, y de ese modo impuso un ritmo para toda esa gente que corría sin importarle a quién atropeyaban.
- ¿Dónde está Farilynn?- preguntó Dana, mirando a su alrededor, buscándola. No podía creer que ella fuera la única que no había escuchado el sonido del cuerno. Meirith y Leirith también estaban allí, y el águila de la reina volaba sobre una zona en concreto... Quizá estuviera allí...
No dudó ni un segundo en marcharse para buscarla... Si el águila se movía se guiaría para seguirla, pero no lo hizo. Sobrevolaba una casa y Dana abrió la puerta para entrar.
El panorama que se encontró fue terrorífico... Farilynn se encontraba atada a su cama, semidesnuda, inconsciente, con una manzana en la boca para que no pudiera hablar. Sin embargo, no había nadie a su alrededor vigilando a la reina, así que entró y comenzó a desatarle las cuerdas, pero la puerta de la casa se cerró de golpe... Dana se dio media vuelta y se encontró con el desaparecido Jack, bloqueándole una posible escapada.
- ¡Jack! No me puedo creer que estés haciendo ésto...- murmuró la adivina, interponiéndose entre él y la reina-. No te permitiré que le hagas daño... Antes tendrás que matarme a mí- añadió, mientras levantaba una mano y apuntaba con la palma de ésta al hechicero.
Un rayo violeta salió de la mano, encaminándose hacia Jack, pero éste lo bloqueó perfectamente levantando también su mano. Por un momento, los dos permanecieron conectados por el rayo, por sus extremidades, y ninguno de los dos parecía tener ventaja sobre el otro... Si seguían combatiendo sería un combate sin fin.
- No puedo permitir que ese niño nazca...- murmuró Jack, con la voz entrecortada debido al esfuerzo que estaba haciendo por ganar a Dana, la cual se quedó sorprendida al ver que sabía el secreto de la reina. ¿Eso significaba que también lo sabía Markwolf? ¿Por eso quizá habían decidido atacar de repente?
- ¿Quién te lo ha ordenado? ¿Él? ¿Y piensas que te recompensará cuando hagas el trabajo sucio?¿Podrás seguir con tu vida después de matar a un bebé indefenso?- preguntó Dana, intentando tocarle la moral, pero Jack no contestó y tampoco parecía flojear.
Farilynn era una buena hechicera, no podía haber sido reducida solamente por Jack... Había alguien más detrás de todo aquello.

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17/10/2009, 14:11
Director

| JUGADA MASTER |

 

[ En la casa lúgubre... ]

Neith y Mefiroth se encontraban en los aposentos de la joven, disfrutando de lo que podía ser su última noche juntos... A pesar de que el joven hechicero iba con intenciones de pasar un rato con ella, hablando tranquilamente, había sucumbido a las armas de seducción de Neith, a la cual colocó en la cama e hizo suya...
Ambos gritaban de placer y justo antes de que explotaran, alguien les llamó a la puerta.
- Neith, debéis acudir todos al jardín... Vamos a salir ahora mismo hacia el internado, hemos preparado el ataque- dijo la voz de Mae al otro lado de la puerta.
Los dos muchachos se quedaron en silencio, sin abandonar aquella postura tan placentera.
- Ahora mismo salgo, Mae- dijo Neith, para que se marchara. Y así lo hizo. Sus pisadas se fueron alejando poco a poco y pudieron escuchar como llamaba a otras puertas para despertar a todos los aprendices.
La joven no pudo evitar desear acabar con el acto sexual antes de abandonar la casa lúgubre, así que siguió moviendo sus caderas sintiendo a su amado Mefiroth detrás suya, poseyéndola, haciéndola suya para siempre, dándole el placer a la velocidad que a ella le volvía loca. Se aferró al borde de la cama, gimiendo, y arqueó la espalda cuando llegó al punto máximo de excitación.
Dio un largo suspiro y se quedó tendida, sintiendo a Mefiroth aún en su interior... Les costaba mucho abandonar aquella postura.

Todos habían sido despertados y alertados, incluídos los que estaban durmiendo o los que estaban disfrutando de un poco de intimidad.

A los pocos minutos, un gran ejército había sido reunido en el jardín. Allí se encontraban los clones de Mae con su líder. También estaban Annette, Cassandra y un grupo numeroso de encapuchados. Todo parecía indicar que tenían la victoria asegurada.
Algunos dragones negros sobrevolaban la casa, preparados para ser montados por los aprendices.

Una vez que ya estuvo todo organizado, emprendieron el viaje. Los aprendices iban volando sobre los dragones, acompañados de algunos encapuchados que también iban en sus bestias negras. Markwolf encabezaba el grupo. Eran alrededor de unos doscientos en total, sin contar con el grupo de Mae que no les acompañaba en ese momento. La estrategia era que acudieran un poco más tarde para que no fueran vistos.

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18/10/2009, 02:00
Fistandantilus

[Casa - Exterior]

La reacción de Dana y sus motivos me aturdieron unos segundos.  Me vestí rápidamente, y salí fuera poco despues que ella.  Al hacerlo escuché un gran cuerno sonar, y deduje que eso alertaría a todo el mundo.

No obstante, los alumnos no sabían dónde acudir y - aunque yo tampoco -  ya que se me había encomendado la tarea de avisarles, decidí escoger yo mismo el lugar de reunión.

Corrí a la casa en la que celebramos el banquete.  Por el camino me crucé con muchos de los habitantes muertos de miedo, corriendo de aquí para allá.

Una vez llegué, paré medio minuto para recuperar el aliento.  Separé mis manos y empecé a hablar el antiguo lenguaje de la magia, intentando levantar una estela roja, a modo de fuego artificial, que dibujara en el punto álgido un bastón y una espada cruzados, y "Fist" debajo.

Esperaba que al menos la mayoría de alumnos acudieran.  Si tenía que ir casa por casa no acabaríamos nunca.  Si alguno se rezagaba, le iríamos a buscar despues.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d20(+15)
Motivo: Bengala mágica (Poder)
Resultado: 13(+15)=28

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18/10/2009, 11:10
Hëndel Writtën Hanswyll

| CASA ÁRBOL |

 

Me quedé tan sorprendida como todos aquellos habitantes de Deeteth que corrían de un lado a otro... El sonido de aquel cuerno me había estremecido hasta tal punto de sentir pánico. Aún no habíamos elaborado el plan de Sirius y mío, así que tendríamos que improvisar.

- Cielo santo... Nos atacan, amor mío- dije, sintiendo como el corazón se me subía hasta la garganta, simulando que iba a escupirlo en cualquier momento. Sus latidos rebotaban con fuerza en mi cabeza y supe que había llegado el momento de la batalla final. Markwolf iría al internado con toda su artillería y uno de los dos bandos sucumbiría... En nuestras manos, en las de Sirius y las mías, estaba equilibrar la balanza y poner la victoria de nuestra parte.

Señalé con el dedo la señal que Fistandantilus había puesto en el cielo, para que lo viera Sirius. Entonces comprendí que nos necesitaba, así que rápidamente me quité el camisón y me puse ropa más cómoda: pantalones, camisa y la túnica, en la cual envolví a mi pequeño amigo Sito.

Bajé de la casa árbol tan rápido como pude y me eché a correr. La gente parecía ir en una dirección específica, pero si nuestro amigo nos había hecho llamar era por algo, así que me di prisa. Me aseguré de que Sirius también venía conmigo y, después de hacer una parada al sentirme demasiado cansada para seguir, retomamos el camino. En unos minutos, estuvimos con Fist.

- ¿Qué... sucede? ¿Nos... atacan... verdad?- pregunté, con la voz entrecortada.

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18/10/2009, 11:23
Neith Lykit

| SOBREVOLANDO EL CIELO |

 

La noticia de que atacaríamos esa misma noche me había excitado más de lo normal. Ya estaba deseosa de acción, de batalla, y aquella parecía ser la última. Uno de los dos bandos perdería y muchos de nuestros compañeros morirían... Instintivamente, giré la cabeza y miré a Jairon, después a Mefiroth. Si algo les pasara...

Decidí apartar aquellos pensamientos de mi cabeza y volví la vista al frente, observando el horizonte. Aún nos quedaba un buen rato de viaje, así que decidí relajarme y pensar en lo que haríamos cuando llegáramos.

Mi pequeño murciélago se encontraba escondido bajo mi túnica, pues el vuelo del dragón era demasiado rápido para que pudiera seguirnos.

Vi que Markwolf encabezaba el grupo y sonreí maliciosamente. En realidad me gustaba verle ahí, dominándolos a todos. Estaba muy orgullosa de mi primo y así se lo haría saber después de la batalla, porque estaba completamente segura de que la victoria la teníamos de nuestra parte.

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18/10/2009, 12:53
Fistandantilus

[Deeteth]

Hëndel y Sirius fueron los primeros en acudir.  Asentí a las sospechas de la chica.

"Así es, Dana lo ha visto.  Todo el pueblo está en alerta.  Me ha pedido que reúna a los alumnos para formar un frente consistente.  Como veis sois los primeros en llegar.

Será mejor que nos quedemos a esperar al resto.  No sabemos cuánto tiempo hay, pero separarnos de nuevo no traerá nada bueno, e ir a buscarlos uno a uno será muy costoso.  Además, ellos también habrán visto la señal.  En la confusión no hemos acordado un punto de encuentro, así que cuando estemos todos deberíamos tener algo pensado.  No se si vendrán por mar o aire, sea como fuere, desde el astillero en el que desembarcamos deberíamos ver al invasor.  ¿Alguna otra idea?"

Llegaba la hora de la verdad, y faltaba por ver quién estaba realmente preparado para lo que se avecinaba. 

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18/10/2009, 13:42
Sirius Abeforth Valpurgis

[ Deeteth ]

La señal de Fist en el cielo, las advertencias de Hëndel, los planes sin realizarse ni pensarse, todo lo que ocurría en ese momento ocurría tan rápido que ni yo mismo podía darme cuenta de lo que pasaba. Visiones de un futuro muy oscuro aparecían en mi cabeza mientras miraba como mi amada corría hacia el lugar de reunión a toda velocidad.

No sé que pensar. No puedo pensar en este momento más que en protegerla, protegerles a todos de una manera y otra. Y después está mi poder... ¿estaría bien utilizarlo para vencer? Una parte de mi alma se perdería... ¿lo utilizaría para proteger a mi amada? Sin dudarlo, aunque me cueste la vida.

Me asomé a la ventana y observé todo desde lo alto de la casa árbol, a casi cien metros del suelo. Después me metí dentro y me coloqué la ropa, la funda de mi espada y mi espada dentro de ella.

Volví a asomarme por la ventana...

- ¡Rakkir! - Grité con todas mis fuerzas y el rugido de respuesta no tardó en llegar.

A los pocos segundos mi gran dragón negro batía sus alas sobre la ventana y hacia él salté, montándome en la silla y acariciándo sus espinas de detrás del cuello.

Esto termina aquí.

Este es el final.

Para bien o para mal, todo acabará esta noche.

Notas de juego

Bua, Mede, tía...

Que escalofrío...

Se me han puesto los pelos de punta, dioses.

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18/10/2009, 16:13
Mefiroth Victorius Vermin Dern


SOBRE EL CIELO

Me encontraba sobre mi dragón, con aire ausente, observando el cielo e imaginándome tragedias. No creía que hoy sería un buen día, tenía fe en nuestras habilidades, pero sabía que al menos uno perecería.

-No estoy dispuesto a perder otro ser amado- mientras decía eso, en voz baja, recordaba a una persona que durante mucho tiempo quiso y que se sentía culpable por no haberla ayudado.

Esto fue motivo necesario para querer llegar al lugar y arrastrar con todo, pero inmediatamente sereno sus ansias con ver a la bella Neith frente a él. –Ahora te tengo a ti y no dejare que te pase nada-

No estaba dispuesto a perderla…

Mi fénix estaba posado al frente de mis piernas, en la silla, tenía un color nortino debido a que entendía los sentimientos de su amo.

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18/10/2009, 17:43
Jairon Rhaus

| Volando sobre dragon |

Me encontraba sobrevolando junto con todos mis compañeros de guerra. Me habria gustado que Mae estuviese en aquel instante con nosotros, aunque sabia que no tardaría en volver a verla en el mismisimo campo de batalla; codo con codo. Ella sería mi prioridad.
Debia de admitir que me sentía euforico por la eminente batalla. Matar a los buenos y matar al malo, ¿qué puede salir mal?.
Cuando Neith me miró, no pude evitar sentir pena por ella. Todo lo que se avecinaba y no tenia ni idea. Luego miré a Markwolf, mi mayor enemigo en aquella batalla. Daba miedo verlo en aquel dragon, pero aún así tenia ganas de enfrentarme a el.

Todo, absolutamente todo... Termina llegando, sobretodo nuestra hora.

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18/10/2009, 17:55
Cambaral

| Deeteth |

Salí de la casa tras Naida y miré hacia todos lados.
-Al fin algo de acción.-dije, con una sonrisa maliciosa pero a la vez divertida en mis labios.-Espero que el ron no te debilite los reflejos, preciosa.-le dije a Naida mientras reia.-Ese viaje lo haremos, pero antes... ¡Hagamos correr la sangre!.

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18/10/2009, 22:08
Lilith

[Deeteth]

Estaba en un acaramelado abrazo con Sailon, cuando los dos escuchamos aquiel sonido que no parecía anunciar nada bueno. En unos segundos la gente empezó a correr horrorizados hacia una dirección. Me aparté  para mirarle a los ojos al chico que unos minutos antes quería dar la vida por mi. Ninguno de los dos habíamos escuchado nunca aquel sonido, pero sabíamos su significado. Mi corazón empezó a latir fuertemente mientras me empezaban a flaquear las piernas. Agarré fuerte de la mano de Sailon y le supliqué - Agarrame fuerte, no me sueltes- Y empezamos a correr hacia donde la gente nos arrastraba, mientras yo intentaba ver a mi amiga Naida entre la gente.

Notas de juego

 

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19/10/2009, 16:00
Director

| JUGADA MASTER |

 

[ En Deeteth... ]

Dana y Jack seguían conectados a través de aquel rayo violeta... Nnguno de los dos parecía ceder, y la adivina decidió levantar su otra mano para ayudarse con un rayo paralelo, pero Jack lo divisó antes de que impactara contra su pecho y lo detuvo levantando la misma mano. En ese instante eran dos rayos violetas los que unían a dos viejos amigos que luchaban por lo mismo: por el bebé de Farilynn.
La adivina levantó la mirada y vio en la pared, justo detrás de su contrincante, un candelabro con el que podría golpearle en la cabeza. Hizo que levitara, precipitándose contra Jack, pero por alguna extraña razón, consiguió detener su ataque y el candelabro salió disparado hacia Dana, a la que no le quedó más remedio que apartarlo y empotrarlo contra la pared de piedra.
Los dos entrecerraron los ojos, mientras el odio les recorría por las venas, aumentando sus ansias de vencer aquel improvisado combate.
Tras unos minutos tensos, en los cuales ya les resultaba muy complicado a los dos romper aquella conexión, Dana decidió que estaba demasiado agotada para continuar... Debía pensar en otra cosa, así que retiró las dos manos. En esa ocasión sí que desaparecieron los rayos, pero existía una nueva amenaza. Jack parecía estar bastante más crecido que Dana y eso sólo podía significar una cosa... La muerte de la adivina...
- Está bien... Tú ganas, pero deja que Farilynn se marche y quédate conmigo en su lugar... Deja en paz a ese pobre bebé y mátame a mí, estoy segura de que a Markwolf le encantará de todos modos- dijo la adivina, colocando los brazos en cruz y clavando las rodillas en el suelo, preparada para recibir la muerte del que creía su amigo.
- Te mataré a ti primero y después al bebé- dijo Jack, amenazante. Levantó la mano de nuevo y apuntó con su palma a la mujer, arrodillada en el suelo. Un rayo violeta volvió a emerger de su extremidad, dirigiéndose hacia Dana... Pero de repente, algo inesperado sucedió.
Un escudo azul celeste se había creado alrededor de la mujer y el rayo de Jack no logró alcanzarla, todo lo contrario... Rebotó y le dio en el pecho, recibiendo así su propio ataque. Dana levantó la mirada, incrédula, viendo como su viejo amigo caía de bruces al suelo, sin vida...
Se dio la vuelta, sin dar crédito a lo que había visto, pero Farilynn seguía inconsciente. Sin pensarlo dos veces, se levantó del suelo y se apresuró a desatarle las cuerdas. Empezó a darle suaves golpes en la cara para que despertara.
- Farilynn, vamos, Farilynn... Despierta...- decía Dana una y otra vez, sin dejar de golpearla. Por fin, abrió los ojos y la adivina suspiró, aliviada-. Menudo susto me ha dado, Majestad...-
La reina sonrió y Dana la vistió con ropa cómoda para la batalla, pues Jack le había dejado medio desnuda. Cuando ya estuvieron preparadas, se encaminaron para salir de aquella casa, pero se encontraron de frente con Mark, el antiguo director, que les sonreía maliciosamente.
- ¿Dónde creéis que váis, preciosidades? No os dejaré marchar...- dijo, furioso, cuando bajó la mirada al suelo y vio a su amigo Jack tirado en el suelo, muerto.
A pesar de que Farilynn estaba muy débil, tuvo la suficiente resistencia como para levantar su mano y dirigir su hechizo hacia Mark. En cuestión de segundos, una ráfaga de viento acarició el cuerpo de su nuevo obstáculo y comenzó a ahogarse. Se llevó las manos a la garganta, poniéndose más colorado por segundos, y miró con odio a Farilynn antes de caer al suelo muerto también...
Las dos mujeres se quedaron sorprendidas por lo que acababa de pasar y echaron a correr, sin tiempo para explicaciones o preguntas retóricas, hacia el claro donde Grey había reunido a todos los habitantes de Deeteth.

Grey estaba dando un pequeño discurso para que se animaran a luchar aunque no tuvieran los conocimientos necesarios para ello.
- Ellos son amigos nuestros y por una vez en nuestra vida, dejaremos de ser egoístas, dejaremos de estar encerrados en nuestra isla invisible, haciendo caso omiso a lo que sucede a nuestro alrededor porque, hijos míos, si Markwolf vence se apoderará de toda la Tierra Media y matará a todos aquellos que se le resistan... Por ello, debemos hacerle frente ahora y vencerle... Será la única manera de salvar a nuestras personas queridas y a nuestros hijos. ¡Por Deeteth, por la libertad, por la victoria!- chilló Grey, seguido por los gritos de los habitantes que repetían sus mismas palabras. Después, comenzaron a corear su nombre, mientras mantenían alzadas sus armas.
Todos iban con armaduras, protegidos, y con sus correspondientes escudos. Melpénome había sido la encargada de prestar todo aquel armamento sabiendo que en Deeteth no disponían de aquellas cosas...
Grey y Nacilë se acercaron a Farilynn y Dana, que acababan de llegar. Sin embargo, la adivina estaba más preocupada por su amado, que no lo veía por allí, así que decidió llamarlo mentalmente.
"Fist... Ven al centro de la isla lo más rápido que puedas...", dijo, sabiendo que su voz resonaría en el interior de su cabeza y sabiendo lo que Grey estaba pensando en hacer.
- En lugar de quedarnos aquí podemos dividirnos en dos grupos. Uno acudirá al internado y les esperará, el otro se quedará aquí para atacarles por la espalda- dijo Grey, sorprendiendo a todos por sus conocimientos sobre tácticas de batalla.
- Me parece una buena idea- dijo Farilynn, pero Dana negó con la cabeza.
- Si hacemos eso, Farilynn se quedará aquí en Deeteth... Es mi única condición- anunció la adivina, cruzándose de brazos-. Los alumnos, algunos de tus guerreros pueden venir también... Seremos un cebo-.
Grey asintió, dándose cuenta de que no podían arriesgar así la vida de una reina y menos en su estado. La decisión estaba tomada y decidieron que lo mejor era navegar en el mismo barco que utilizaron para llegar a la isla.
- Tenemos que darnos prisa... No les falta mucho por llegar- anunció Dana, poniéndose nerviosa al ver que su amado y los demás alumnos no llegaban.
El barco emergió del agua, como lo había hecho la última vez, y esperó en la orilla pero no podían marcharse aún de aquel claro, pues todavía faltaba gente por aparecer...
- Por cierto, Grey... Creo que ya está empezando a funcionar tu magia- dijo Farilynn, con una agradable sonrisa.
- ¿De qué magia hablas?- preguntó Dana, intrigada, intentando hacer que pasara el tiempo lo más lento posible para que a Fist y a los demás les diera tiempo de llegar.
- Usé la magia ancestral para proteger a su bebé- contestó Grey, vigilando el cielo y el horizonte, por si se divisaran antes de tiempo.
- ¿Magia ancestral?- preguntó Dana, incrédula. Entonces comprendió-. Por eso apareció aquel escudo... Entregué mi vida por la de tu hijo y la magia ancestral me protegió de los ataques de Jack... De la misma manera que a ti te ayudó a quitarte del medio a Mark...- reflexionó Dana, y Grey se quedó perplejo, pero pensaron que le darían las explicaciones más tarde.
Aquella magia ancestral podía ser una ventaja...

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20/10/2009, 15:37
Director

| JUGADA MASTER |

 

[ Sobrevolando el cielo... ]

 


Los dragones seguían batiendo fuertemente sus alas, haciendo todo lo posible por ir cuanto más rápido mejor. Markwolf estaba ansioso por llegar al internado para tenderles la trampa. Estaba convencido de que sería fácil ganarles y de que tenían todo de su lado, pero tampoco había que dar por ganada una batalla que aún no había comenzado.
Su prioridad era Farilynn, pues era ella la que tenía que morir para poder ver viva de nuevo a Victoria. La joven, que seguía inconsciente, se había quedado en la casa lúgubre con las viejas ancianas que la cuidaban, preparadas por si de verdad despertaba cuando todo sucediera.

- No nos queda mucho para llegar... Manteneros alerta por su tuvieran vigías en el aire- dijo Markwolf, concentrándose al máximo-. Pase lo que pase, no rompáis el círculo y los aprendices no os salgáis de él... Manteneros cerca hasta nueva orden... Cuando lleguemos, tendréis que estar muy atentos porque nos tienen tendida una trampa... Piensan que somos tontos y que acudiremos sin haber tanteado antes el terreno. Quiero que luchéis como nunca antes lo habéis hecho, que acabéis con toda esa gente, y prometo recompensaros... Con la inmortalidad y con muchas cosas más que estoy dispuesto a dar a los mejores...- anunció Markwolf, para animar a los suyos a que dieran su vida por él.

Todos parecían estar nerviosos, mientras veían los árboles y los ríos pasar por bajo a toda velocidad. Se miraban los unos a los otros, mientras sus mentes se llenaban de sentimientos y tácticas.

Los encapuchados se habían colocado rodeando al grupo formado por los aprendices y Markwolf. Annette y Cassandra también estaban en el interior de aquel círculo, justo detrás de su líder.

Mae, sin embargo, volaba a una distancia prudente, para que nadie pudiera verles volar juntos. Ellas iban ocultándose entre las nubes, por si Melpénome estaba vigilando desde el mar, para evitar mayores complicaciones. Lo que nadie sabía era que Mae tenía un plan para aquella noche, algo que podría hacer cambiar el rumbo de las cosas... Según su criterio, había otra persona que merecía más el cargo al que aspiraba Markwolf, el de ser Rey de la Tierra Media, y no iba a dudar en hacer todo lo posible durante la batalla para que esa persona saliera viva de allí...

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20/10/2009, 16:23
Sirius Abeforth Valpurgis

[ En Deeteth... ]

Rakkir cayó en picado hacia el cielo mientras mi mano envuelta en un guante de vendas se extendía para coger la mano de Hëndel y ayudarla a subir, para volar junto con ella hacia el claro.

Su rugido hacía que todo el bosque se despierte, todos los habitantes estaban enterados que se aproximaba una lucha, una lucha cruenta. La batalla final

Cuando llegué al claro, bajé de mi montura y ayude a mi amada a hacerlo también, para aproximarnos al grupo que estaba allí presente, al mismo tiempo que mi dragón se quedó allí con nosotros, sin quitar la vista del cielo.

- Atacarán por el aire. Lo sé amigo. - Susurré a su mente mientras me alejaba unos pasos hacia los demás.

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21/10/2009, 12:30
Fistandantilus

[Deeteth - centro de la isla]

Recibí el mensaje de Dana con claridad.  Solo lamenté no haber tenido tiempo de reunir a algún alumno más.

Sirius, Hëndel! ¡Tenemos que ir al centro de la isla.  Nos veremos allí!

Eché a correr hacia el mi destino mientras repasaba los conjuros conocidos.  Aquella carrera me vendría bien para entrar en calor.

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22/10/2009, 17:16
Naida Faylinn Eolande

| EN EL CLARO |

 

Había corrido todo lo que había podido, hasta que por fin llegué al claro donde toda la gente se detenía. Al parecer, allí estaban todos los personajes importantes, todos los que organizarían nuestra defensa y nuestro ataque.

Respiré hondo para recuperar el aliento y miré hacia atrás, por si Cambaral me había seguido hasta allí, pero había tanta gente que no conseguía verle.

Vi que Sirius y Hëndel llegaban en el dragón de él, así que corrí para reunirme con ellos. Cuando llegué a su lado, hice una mueca de preocupación.

- Vaya... Parece que todo se resolverá ésta misma noche- dije, notando el nerviosismo.

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22/10/2009, 17:21
Hëndel Writtën Hanswyll

| EN EL CLARO |

 

De pronto, cuando estaba hablando con Fistandantilus, Sirius llegó montado en su dragón y me ayudó a que yo también montara. Vi como Fist se encaminaba corriendo hacia el claro donde se estaba reuniendo toda la gente y en unos segundos, Sirius y yo también llegamos al mismo lugar.

Mi amado me ayudó a descender de su animal y le sonreí, aunque me salió una mueca muy extraña. Estaba demasiado nerviosa para sonreir y mostrarme feliz. Esa noche podía ser la que pusiera final a nuestra relación...

- Hola Naida... Sí, parece que ésta noche quedará todo claro- dije, sintiendo como se me quebraba la voz. Cogí la mano de Sirius y la apreté, deseando que el plan que tenía en mente funcionara.

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22/10/2009, 17:52
Sirius Abeforth Valpurgis

| EN EL CLARO |

Sentí la presión de Hëndel en la mano y sonreí.

Sabía lo que iba a pasar, sabíamos que iba a suceder dentro de poco, pero ambos estabamos preparados para luchar. Mas no para sufrir la perdida de alguno de nosotros.

Rakkir estaba por allí, vigilante, atento a cualquier peligro u orden mía, mientras poco a poco nos reuníamos en el claro para planear el contraataque.

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24/10/2009, 15:23
Director

| JUGADA MASTER |

 

[ En Deeteth... ]

Todos estaban ya en el claro, y Dana parecía tener una estrategia bien clara: acudir al internado para hacer de cebo.

- ¡Bien, en marcha! Mis alumnos, seguirme. Farilynn, quédate aquí, por favor- le pidió Dana, casi suplicante. Se encaminó hacia la orilla, con paso lento, esperando que los alumnos pudieran salir del montón de gente y se reunieran con ella. Cuando lo hicieron, se encaminaron rápidamente al barco que ya les esperaba para embarcar-. Vamos, deprisa- apremiaba la adivina, contando a los alumnos que pasaban por la pasarela de madera y llegaban a la cubierta. Algunos habitantes de Deeteth les siguieron y también embarcaron, al igual que algunos soldados de Farilynn. Eran bastantes, los suficientes para que el enemigo no pensara en una emboscada. Leirith y Meirith también estaban con ellos.

El barco navegó rápidamente bajo el mar, asegurándose antes de que todos los tripulantes habían recibido una burbuja alrededor de su cabeza para no ahogarse. Como en la vez anterior, podían caminar por la cubierta sin problemas, como si la gravedad no afectara en el mar.

Al cabo de unos minutos, llegaron a la isla donde estaba el internado, esperándoles para la gran batalla. Unas nubes negras comenzaron a extenderse por el cielo oscuro de la noche, avisándoles de que la tormenta también les acompañaría durante su desarrollo.

- Bien, quiero que intentéis hacer vida normal hasta que lleguen... Tampoco quiero que os confiéis demasiado, simplemente que ellos no noten que les estábamos esperando... Meirith, Leirith y yo estaremos en el exterior, como si estuviéramos hablando tranquilamente... Vosotros estaréis dentro- empezó a decir Dana, pensando en la mejor estrategia para la trampa-. Si alguno quiere quedarse también fuera, que lo haga, no hay ningún problema... Pero tened vuestras armas bien preparadas y bien cerca- siguió diciendo, sintiendo como el corazón le latía a mil por hora. Fue en ese momento cuando dirigió su mirada hacia Fistandantilus y sintió que el mundo se le venía encima. ¿Volverían a verse después de la batalla?

Sacudió su cabeza lentamente para quitarse esos pensamientos de encima, y miró a los soldados de Farilynn, además de a los habitantes de la isla.

- Vosotros tendréis que ocultaros en el interior del castillo- ordenó, señalando con la cabeza el internado.