Partida Rol por web

—Tiene razón, esta situación no puede continuar. Hay que reunir a los hombres del pueblo, pero antes hay que comunicárselo al jefe White, ¡la policía debe saber qué está pasando, por el amor de Dios! Sí, tengo sopa, había hecho para el padre Hoyt.

La mujer baja rápidamente para prepararte un tazón caliente, antes de que emprendáis la tarea de reunir un grupo de tipos duros.

- De acuerdo. - digo mirando severamente a Zills. Agarro el cuchillo con firmeza y corto su camisa de fuerza con cuidado. - Ayude al señor Snuccums si lo necesita y vámonos. -

Mira que tener que aceptar llamar señor a un oso de peluche... Ahogo un gruñido a regañadientes... pero no me queda más remedio. Cuantos más seamos más fácil será escapar.

Una vez todos libres, me dirijo de nuevo hacia la puerta blindada para cruzar el pasillo en dirección* a las escaleras que nos llevarán a la planta inferior.

—¡HORA DE VOLAR LIBRES, SEÑOR SNUCCUMS, HORA DE QUE LA SANGRE VUELVA A CORRER! ¡HUNDAMOS EL MUNDO, QUEREMOS VERLO SUFRIR, NUNCA PERDONAREMOS! ¡SÓLO ASÍ ESTAREMOS JUNTOS PARA SIEMPRE SEÑOR SNUCCUMS, PARA SIEMPRE!

En el momento en el que quitas las correas a Zills pierde el control y te lanza un puñetazo con el vigor que sólo un completo demente puede impulsar. Debiste hacer caso a las prudentes palabras de Powis, puede que no sea Freygan el causante de que se llene tu tumba, sino un desgraciado de mente perturbada y con la fuerza de un gorila al que has sacado de su prisión. ¿Quiénes sino los más peligrosos pacientes estarían en el área de seguridad del sanatorio de Greenwood? Tú los has liberado a todos.

—Sra. Seaforth debemos aprovechar bien el tiempo. —Mientras me cambio le importaría agrupar todos los candiles y gasolina de que disponga? No se preocupe, si sobrevivimos será Ud. bien recompensada!

—Por cierto, siento indicarle que no soy profesor de la universidad sino investigador privado en misión tras la pista de unas muertes sospechosas. —Ahhh!! otra cosa; El padre Hoy esta despierto?

Tras recuperarme un poco con la sopa y con la ropa nueva. Le pido a la Sra. Seaforth que me acompañe a buscar al Jefe White.
Le resumo rápidamente la situación y le comento que necesitamos una horda de gente para tener éxito contra la béstia ya que nos ha dado bien con la ayuda de los celadores que la defendían.

Intento convencer al Jefe White para que me acompañe reclutando a fornidos hombres que quieran luchar por mantener a su familia a salvo. Y recorro las calles del pueblo gritando "—FUEGO!!!! FUEGO!!!"

A la gente que salga a preguntar les digo que necesitamos fuego para acabar con la bestia. Sabemos donde está y ya ha matado a varias personas!!! Unidos podremos derrotarla!! Hemos conseguido hacerle bastante daño con el fuego!! Necesitamos candiles y gasolina!! Que sólo vengan hombres fuertes y rápidos, la criatura es muy fuerte!!. Si tienen escopetas también nos vendrán bien!!

Le incito al Jefe White a motivar y a convencer a la población ya que después de esta noche tampoco ellos podrán volver a vivir tranquilos en el pueblo a no ser que el monstruo muera.

—Necesitamos FUEGO!!!

(Si está el padre Hoyt, le indico que se esconda en alguna casa del pueblo ya que el motel dejará de ser seguro y que si por la mañana no volviéramos, que fuera directamente al FBI ya que en el Manicomio habrá pruebas de sobra de la lucha con la bestia) 

Necesitamos más hombres!! Mierda!! No importa!!

—Equipense contra el Agua y lleven todas las escopetas, candiles y bidones de gasolina que tengan!!! No se preocupen, que hay dinero para recompensarles!!

En el camino, aprovecho para darles instrucciones y motivarles, contando con el Jefe White como otro coordinador.

—La cosa esa nos ha tenido asustados hasta hoy! Pero no más!! No!!! ni un día, ni una noche más!!!

—Esto termina hoy!! Greenwood será libre!! No habrá bosque donde nuestros hijos no puedan jugar o nuestras mujeres pasear!!

—Eso si, si queremos que esto funcione debemos ir organizados. El plan es simple, rodear entre todos a la cosa siempre guardando 4 o 5 metros de distancia, le tiramos los candiles para que rompan contra ella, luego tiramos los bidones de gasolina, y después disparamos. Fácil!!!

—Atacará, principalmente a mi, a mis compañeros y al Jefe White, por lo que su única preocupación debe ser ejecutar el plan tál como se lo he contado!!  Al rodearla, con un semicírculo valdrá, y cuanto más nos alejemos entre nosotros mejor!! La victoria es nuestra!!!

Tengo que motivar y hacerles un plan a esta gente, para que no salgan corriendo al ver al mónstruo o será una carnicería!!!

Continúo el camino gritando con las pocas fuerzas que me quedan, recordándoles el plan, con los candiles encendidos y sobretodo motivándoles. Son nuestra única esperanza.

—Yo dispararé primero y así atraeré su atención,  luego ejecuten el plan!! Sólo el plan!! Sólo podemos seguir el plan!! Si seguimos el plan nadie morirá salvo la cosa!!!

—Muerte a la BESTIA!!!!!!

—Por GREEEENWWWWWOOOOODDDD!!!!!!

Con el corazón en un puño golpeando tan fuerte en mi pecho que casi puede oirse desde el jardón, le descerrajo un tiro en cuanto asoma la cabeza por la puerta. No va a ser agradable pero no quiero correr más riesgos, al fin y al cabo es un monstruo más en este manicomio... y debo salvar a mis compañeros.

- ¡Qué aburrida era la facultad y cuanto la echo de menos!

-Que suerte he tenido, maldita sea...-me atrevo a decir entre dientes, en voz muy baja, antes de proseguir. Aún debe quedar un trecho hasta el manicomnio, y si quiero echar una ojeada rápida desde fuera y volver, debo darme prisa. 

Y así, dieciséis de los hombres más duros de Greenwood, se pertrechan con candiles, antorchas, botes de gasolina y escopetas. El objetivo: acabar con la bestia de una vez por todas. Albert Johnson se exalta al escuchar tus palabras y añade una arenga en torno a una santa cruzada contra el Diablo y el Anticristo. El padre Hoyt también te hace caso, y encuentra cobijo en la casa del párroco local.

La guerra se ha declarado contra Freygan. ¿Podréis vencerle?

Bristol se desploma al recibir el balazo de tu arma. Tiene un agujero en el pecho del que mana abundante sangre. Ya no hay nada que te impida ayudar a tus amigos.

Sales a la calle. El celador de la escopeta se encuentra hecho cadáver por los suelos, y Marlowe encañona a la cocinera gorda y a la secretaria de Freygan.

Marlowe repara en que el zoólogo Palance sale por la puerta del edificio del manicomio.

—Las cosas se han puesto bastante tensas aquí fuera, Palance, pero parece que la situación está controlada. ¿Puede vigilar a estas dos? Steiffen necesita ayuda inmediatamente, si es que todavía se puede hacer algo por él.

El médico va corriendo hacia el pobre historiador, que está muy maltrecho. Lo arrastra hasta el cobertizo, que es un lugar seco y empieza a examinarlo y a practicarle unos primeros auxilios. Abre el maletín y le pone una inyección que logra sacarlo de su sopor. Steiffen está muy mal herido, casi al borde de la muerte.

—Vaya juerga se ha corrido esta noche, amigo. Nada que una buena taza de café no resuelva una vez nos hayamos ido de este antro. ¿Puede caminar?

Tras una larga caminata, llegas a las puertas del manicomio. Freygan no se ha manifestado, cosa que te parece extraña y a la vez un golpe de suerte. Todavía te preguntas qué locura te ha llevado a volver al infierno.

Estás a un espacio prudencial de las rejas de la puerta.

Parece que por fin he llegado... Y está todo tranquilo. Quizás demasiado. Pero no importa, ahora debo buscar al resto. No tengo intención de entrar en aquel condenado lugar a no ser que sea totalmente necesario, pero quizás desde dónde me encuentro pueda apreciar algo. 

Muy lentamente, vuelve al mundo de los despiertos... y de los vivos. Justo antes de "volver" estaba soñando con las murallas de Troya, de aparejo ciclópeo por aproximación de hiladas, soñaba con Aquiles en un carro recorriendo la línea de la enorme muralla y a los defensores ojo avizor muertos de miedo con su sola presencia.

Entonces al abrir los ojos, aún desorientado murmura

-... ¿Aquiles, eres tú? -entonces abre los ojos de forma exagerada y da varios cabeceos como si con ello estuviera reiniciando su cerebro. Por fin se ubica

- Señor Marlowe... eh sí voy a intentarlo... trabajosamente se pone en pie apoyándose en el tipo duro -¿Qué ha ocurrido?-

El puño de Zills se estampa contra ti con toda su furia. Sientes que algo en tu interior se rompe, que el líquido sale y la sangre escapa sin control. Empiezas a escupirla por la boca, los ojos se te ponen vidriosos y la vista turbia. Empiezas a perder el conocimiento al tiempo que tu alma se prepara para un nuevo tránsito. Cuando esto ocurre tu cuerpo inerte se desparrama por el suelo al tiempo que Zills sale de la habitación atropellando a tus inesperados compañeros.

No puedes oír muy bien las palabras de Zills, pero suenan exigentes. Parece que liderará la huida de los locos. Escuchas unas macabras y lejanas palabras femeninas que indican que sería divertido ver cómo arde tu cuerpo. También algunas risas que no sabes de dónde provienen. Locos, todos locos.

Te quedas solo mientras tu cuerpo se colapsa, sin embargo tu cerebro aún lucha por funcionar. Sientes una mano tibia que te acaricia con ternura.

—Señor, volveré a por usted. Quizá pueda salvarle.

El pequeño muchacho te coloca el sombrero y te sienta de una forma digna, al tiempo que te limpia la sangre de la boca. Ya no sientes nada. Queda ante ti el vacío y la oscuridad.

—Gracias, me ha dado el don más preciado, la libertad. No lo olvidaré jamás.

Y el chico se marcha, uniéndose al grupo de los locos, que empiezan a liberar al resto de sus compañeros. Las cosas se complican en el manicomio de Greenwood. Sólo los dioses podrían saber qué va a suceder a continuación.

El crío... el crío dice que vendrá a salvarme. Intento sonreír pero mi cuerpo no responde. No puedo hablar, no puedo decirle que ya es tarde para mí... que huya. Mis últimos pensamientos son para Linda... era un último trabajo. Casi tenía el dinero... Me alegro de haber dejado preparado mi testamento y legarle lo poco que tenía... será una sorpresa para ella pero ojalá haga un buen uso de ello.

Linda, si las cosas hubieran sido distintas habríamos tenido una vida maravillosa juntos... Con su rostro en mi mente me dejo llevar lentamente hacia el olvido y la inconsciencia...

—Le disparó el celador, pero ya no volverá a hacerlo. Está todo bien, Palance está encañonando a las mujeres y Freygan todavía no ha vuelto. De momento no hay señales de vida de Kellemport.

Marlowe te observa de arriba a abajo con ojo clínico.

—Procure no realizar esfuerzos innecesarios o perderá sangre. Necesita ser ingresado en el hospital cuanto antes.

- Primero Kellemport, primero Kellemport. Vayamos a por él... tiene que aparecer, ese maníaco, esa bestia... ¿Qué le habrá hecho? pobre Kellemport, hay que encontrarle o encontrar pruebas de... bueno, ya me entienden- le dolía todo el cuerpo como jamás le había dolido en toda su vida.

Pasa un buen rato mientras os organizáis, Steiffen recibe atención médica y atáis a las dos mujeres para que dejen de molestar. Freygan sigue sin aparecer, no tenéis ni idea de dónde puede haber ido, pero no debe tramar nada bueno. Cuando os disponéis por fin a entrar en el edificio del manicomio en busca de Kellemport, Collins se asoma por encima de la entrada al recinto y os ve accediendo.

El periodista aparte de ser un tipo duro debe ser un hombre de suerte, pues ha ido y ha vuelto sin que la bestia le haya interceptado.