Partida Rol por web

Miro curiosamente al individuo y finalmente respondo – Kael también es un placer conocerle- digo agradablemente.

-No es magnífica, toda una obra de arte, - digo en tono ameno para iniciar la conversación – y curiosamente tenemos el privilegio de volar en ella, pero dígame¿ de dónde viene usted?

Siempre he sido curioso en especial con las personas de otras tierras, tienen tanto que contar y yo tanto que conocer.

Tras darle un breve vistazo al billete de embarque lo parte en dos pedazos de diferentes tamaños. El de mayor tamaño lo mete por la abertura de una ranura de la caja dorada que tiene a su lado en una mesita, el pedazo pequeño te lo devuelve; en el viene indicado el número de camarote que te ha sido asignado.

-Por favor guardelo hasta final de trayecto, es posible que se lo puedan volver a pedir una vez a bordo y también para si necesita reclamar algún objeto que pierda y no se percate de ello hasta encontrarse fuera del zepelín una vez estemos en Arkángel.

-Bueno ya puede pasar a bordo del zepelín.

Con una mano extendida hacia atrás te invita a subir a bordo.

Subes la pequeña escalerita de madera que han puesto para que los pasajeros puedan subir con facilidad a la altura del zepelín.

Al entrar al zepelín entras en un pasillo en forma de "L" por donde otra alfombra roja te va indicando la dirección que debes seguir. A ambos lados en las paredes de madera hay varios cuadros con paisajes exóticos. En la pared de la derecha una puerta de hierro gruesa donde supones que se encuentra la maquinaría que hace que el zepelín pueda surcar los cielos.

Un poco más adelante antes del cruce hacia la izquierda siguiendo la alfombra roja, dos guardias están en otra puerta, la cuál tiene una pequeña ventanita circular por donde ves que se va al cuerpo central del zepelín tras recorrer un breve y peligroso paseo por un puente que une el cuerpo central con el ala izquierda.

Tras cruzar y seguir la ruta en la pared de la izquierda hay una puerta en la que se puede leer claramente en Latín, Ogashima y Jashú las palabras Baños y justo delante tuyo unas puertas dobles abiertas de par en par con de nuevo otros dos guardías a cada lado te dan paso a una sala muy amplia, llena de asientos en los cuales sentarse y disfrutar de las increibles vistas; ya que en las paredes de los lados de la sala se encuentran ventanas. En la izquierda puede verse perfectamente las paredes del edificio por el que habéis entrado y a muchisima gente observando el zepelín desde el mismo edificio por balcones y ventanas abiertas. A la derecha podéis ver el ala central y parte del suelo si te acercacas lo suficiente.

Al fondo de la sala hay dos puertas y en cada una se encuentra apostado un guardia.

Te encuentras en la inmensa sala central del ala izquierda del zepelín.

Es una gran estancia de unos cincuenta metros de longitud por treinta de anchura, está decorada de un modo muy lujoso y llamativo. Varias estatuas adornan el lugar junto a una carísima moqueta y hay además, una gran lámpara de araña en el techo. Hay tres filas de cómodos sillones que dejan paso a dos amplios pasillos laterales.

Las puertas del fondo del pasillo son recias construcciones de roble tallado donde hay dos guardias, uno en cada puerta, luego en la puerta por donde has venido se encuentran otros dos guardias custodiando la entrada al Gran Salón.

Bueno la situación por fin iba avanzando, entró en la sala y observó si quedaba algún lugar sin ocupar donde poder sentarse. Casualmente aún quedaban dos asientos libres ambos en la misma fila, así que ya que no tenía mucho en que pensar, se dirigió al único lugar donde aún había un lugar para ella. Se acomodó, e intentó no mirar mucho a los pasajeros que le acompañaban a su lado. Una vez ya colocada en su sitio permaneció callada, a no ser que alguien le dijese algo ella no iba a comenzar ninguna conversación, y esperó a ver como los sucesos se acontecían.

Una joven se sienta a tu lado, sin decir ni una palabra.

A tu lado se encuentra un joven bastante curtido, parece que ha pasado por muchas peleas con sus puños.

La sonrisa permanece en mi rostro y más aun al ver que Kael tiene ganas de hablar.

Si que es una magnifica estructura y aun más por el hecho de ser capaz de volar. En el momento en que me enteré de este viaje, supe que no podía perdérmelo.

Mantengo un tono neutral y suave, para no molestar a los que están a mi alrededor, pero lo suficientemente alto para Kael se entere perfectamente de lo que le digo.

En cuanto a la pregunta que me ha hecho, la mejor contestación es de aquí y de allí, y no lo digo para parecer misterioso sino porque llevo toda mi vida viajando de un lado para otro, sin atarme demasiado a ningún lugar en particular. El momento en el que se anuncio este viaje inaugural me encontraba aquí mismo en Gabriel de casualidad, así que no he tenido que realizar ningún desplazamiento extra para llegar aquí.

En cuanto a vos, le hago la misma pregunta que me ha hecho usted. Tengo curiosidad en saber su historia.

-Increíble- miro asombrado al otro sujeto, siempre me interesa hablar de otras tierras y sobre todo de lo que se pueden encontrar allí.

-Mi historia pues es simple, deje mi casa para conocer el mundo, pase pro los territorios de Dalaborn, y por la increíble ciudad de Eron, atravesé los prados de Helenia y disfrute de las bendiciones de estas tierras de Gabriel- en todo el transcurso de la historia el timbre de voz se fue elevando hasta convertirse en molesto, para los demás pasajeros.

-Perdón, creo que volví a exagerar- sonrió tranquilamente – pero el caso es así, Salí de mi pueblo en Alberia para viajar por el mundo, cazar fama y renombre y ver lo que nadie ha visto, como esta nave- finalizo con una sonrisa inocente, para luego volver a ver por la ventana.

-Deseo que despegue pronto, ya quiero ver todo desde el aire-.

Miro a la joven que a simple vista me parece muy bonita, sin embargo quizás se tratase de una persona poco común, como yo.

-“Buenas días señorita, agradable confort del que disfrutamos no cree?”-

He pasado como flotando por las estancias. hasta llegar al gran salón, con mi trozo de billete aún en la mano, la maravillosa artesanía y trabajo del interior no desmerece la vista del exterior.

 Cuando por fin el estupor me deja me doy cuenta de donde me hallo e intento dirigirme primero hacia las ventanas del gran salón para ver las vistas, examino al a concurrencia buscando alguna bella dama guapa y sola para acercarme a ella de camino a los ventanales. 

Mientras te vas adentrando por el Gran Salón observas que todo el mundo se encuentra ya sentado en sus respectivos asientos.

Observas que sólo queda un asiento libre en una de las primeras filas centrales, los otros dos sofás se encuentran ocupados por un joven ligero de ropa y con buenos musculos y una mujer bastante hermosa, te acercas para tomar tu respectivo asiento.

Mientras habláis cada uno con vuestro respectivo compañero de asiento, el último pasajero entra en el zepelín y se dirije a la fila central que todavía tiene un asiento libre.