Partida Rol por web

Unas 13 millas separan la nueva ciudad de Esgaroth de las cataratas del Lago Largo. La coriente es lenta; algo más rápida hacia el centro del lago pero no hay mucho que hacer, sois dos. Habéis trancado el timón para remar los dos a la vez; una humana y un elfo.

Cada uno mira a su banda y contempla con placidez las distintas tonalidades que van desde lo oscuro de la profundidad del lago a los verdes turquesa de la orilla occidental. Las frondosas lomas desciende suavemente sobre las orillas del lago: ora sobre una playa de guijarros ora sobre rocas semisumergidas terminando abruptamente entre las raíces de los cipreses de los pantanos, las únicas coníferas que sobreviven cubiertas de agua.

Ya ha pasado medio día y el sol golpea vuestras cabezas. Habéis terminado con el tonel de agua y puesto que no hay viento habéis remado durante tres horas sin descanso. El elfo trataba de silbar alguna melodía para llevar la cadencia pero la congestión de los brazos por el esfuerzo hace que se entumezcan. Cada vez vais más lentos.

De un recodo del lago ha salido un drakkars que de quince metros de eslora que os sigue la estela, en breve os rebasará...

Un hombre vestido con ricas pieles os mira con suficiencia y cierta curiosidad desde el púlpito del drakkar que está ya a unas yardas de distancia.

Falenthal vio acercarse el drakkar desde lejos. Poco a poco, la embarcacación iba maniobrando para pasar cerca de su pequeño bote. No era evidente si la intención era intercambiar nuevas o simplemente vigilarlos.

Fuese como fuese, el elfo pensó que quizás los navegantes del drakkar pudieran haberse cruzado a los enanos en algún punto de las tierras del sur. No era un gran hablador, pero quizás consiguieran un poco de información si se mostraban amistosos.

Mientras ambas embarcaciones se aproximaban, trató de interpretar lo mejor posible sus intenciones, pero el gesto serio del noble que lo gobernaba no dejaba vislumbrar nada sobre su caracter.

Falenthal recordó algunos saludos que había aprendido entre los elfos de las almadías, propios de marineros, y usó uno de ellos para presentarse cortesmente a los desconocidos:

-¡Buen viento y corriente favorable, amigos! Mi nombre es Falenthal, del Reino del Bosque. ¿Tenéis unos segundos para hablar?

[A no ser que haya algo raro, entiendo que puedo continuar el Encuentro. Si no, ignora el resto del turno.]

A continuación echó para atrás su capucha, revelando sus hermosos rasgos, poco habituales entre los elfos silvanos. Los humanos de las Tierras Ásperas siempre quedaban algo asombrados ante la belleza élfica, y aprovechó para preguntarles si habían cruzado a unos enanos últimamente en los terrenos al sur.

Por si acaso estaban ocultando alguna información de relevancia, Falenthal exigió que les prestaran toda la ayuda posible, ya que el propio Glóin, emisario de la Montaña Solitaria, los había contratado para un misión oficial: toda ayuda por parte de las gentes de Esgaroth y alrededores sería transmitida a los enanos, que nunca olvidan a los que les ayudan... ni a los que les ocultan información o niegan una mano amiga.

-Lo mismo os deseo a vos, Elfo del Bosque -saluda con altanería mientras hace un gesto a sus remeros para que aminoren el ritmo-. Aunque parece que no andéis sobrados de lo primero. La corriente es buena pero insufiente para una barca con la mitad de tripulación y el viento no es habitual por aquí en esta época del año.

Se gira par tomar un trago de vino que le ofrece el contramaestre mientras escucha las exigencias del joven Elfo. Después de refrescar el coleto le dice al segundo de abordo mientras le devuelve la bota:

-Jovencito arrogante << No van a conseguir llegar a tiempo a la Escalera antes del anochecer y me habla de asuntos de palacio...>> -Vuelve a mirar al Elfo que en este momento se quita la capucha- Hará un par de semanas que oí de su paso cuando llegué a la presa.

Observo en segundo plano la situación, con bastante precaución, ya que no me fío de la repentina aparición de esta embarcación.

(Tirada de Persp¡cacia preliminar; Fracaso y no obtengo dados extras para este encuentro)

Al tiempo que mi compañero termina de hablar, me incorporo un poco más en la embarcación. Al oir que el hombre de ricos ropajes murura lo de "jovencito arrogante", me muestro precavida. Voy a darme a conocer.

- Estimados señores, ciertamente, vamos en empresa oficial para el señor Gloin, emisario del Rey Bajo la Montaña en Esgaroth. - me inclino para hacer un reverencia - Mi nombre es Wynna Fostarr, hija de Fastarr de Valle. (es mi presentación, para la que uso Cortesía; sale "Gandalf"). Seguramente ustedes más que nadie entiendan de la urgencia de esta empresa en la que estamos... literalmente embarcados - sonrío para suavizar la situación y acercar posturas. - Si ustedes son experimentados marinos de este gran lago, quizá puedan ayudarnos a llegar con más presteza a nuestro destino (esta es mi interacción, y he usado Persuadir... pero no parece tener demasiado efecto).

Después del saludo copiado de los elfos de las almadías, Falenthal se encontró con que su nulo contacto con el mundo exterior al Reino del Bosque le hacía casi imposible saber cómo dirigirse a la gente o cómo pedir información sin resultar torpe y, quizás, hasta maleducado.

Ya había usado la baza del nombre de Glóin, y ese capitán le había advertido que al ritmo que llevaban, no llegarían a tiempo a la Escalera de Girion... ¿pero cómo averiguar algo más sin parecer un ignorante?

Falenthal recordó los cantos que le trajo el Río del Bosque, las voces de los barqueros humanos haciendo su trabajo más llevadero. Ese canto fue, precisamente, lo que encendió la llama de la curiosidad en su interior, y el que le hizo salir de su hogar en busca de otros lugares maravillosos que contemplar.

Poco a poco, las palabras y la melodía acudían a su boca...

-Quizás si canto al aire y al lago, ellos nos ayuden a navegar más rápido- les dijo a los tripulantes del drakkar, un comentario jocoso con que ganarse su favor y su ayuda.

Y el elfo entonó aquello que recordaba del canto de los barqueros de Esgaroth.

-Vaya, Ringo -le dice a su contramaestre-. esto sí que no me lo esperaba. Estoy seguro de que su buena voz animará a los muchachos ¿no crees? -EL contramaestre asiente con sorna- Grumete! -grita de manera que le oigan desde la barca- Lánzales un cabo  por la aleta de estribor vamos a remolcar a estos marinos aventureros!

Mientras la humana permanece impasible sobre la bancada, el elfo recibe con júbilo la invitación y entona con fuerzas renovadas.

La tarde va abanzando y en el horizonte comienzan a juntarse las dos orillas del lago.

En este momento es cuando me pongo a tomar notas de las características del lago y su entorno según pueda ver. También procuro conversar con estos marineros del lago; nada que pueda hacerles pensar que quiero información personal de ellos, sino cosas genéricas sobre como faenan por la zona, cosas sobre el comercio local desde el punto de vista de ellos y demás.

De este modo, procuro obtener información para mi objetivo secundario mientras nos vamos llegando a la Escalera de Girion.

- Señores, ¿cómo se sigue el río rumbo sur?

El grumete mira embelesado los rasgos de la humana que le hace preguntas, mas no sabe qué responder. Ni siquiera está seguro de comprender. Siente algo dentro de su pecho que no logra entender: un ardor que le hacen enrojecer las mejillas.

Los remros hacen comentarios y se ríen. El convoy se va acercando a la presa y los remeros se dejan llevar...

Aún no está anocheciendo pero los primeros fuegos comienzan a encenderse con el propósito de calentar cazuelas y hervir sopas. Las famosas sopas con pan y mojo de hierbas de espadaña alta, muy conocidas en la región. Sus raices tienen un componente curativo... (por si le interesa la humana en su invetsigación etnológica...)

El elfo no se lo podía creer: esos marineros que le habían resultado extraños, y hasta de actitud hostil, ahora los remolcaban para acelerar su viaje y ayudarles. Sólo habían pasado unos pocos minutos, unas cuantas frases y una canción para que unos perfectos desconocidos usaran el esfuerzo de sus brazos para remar por ellos.

Era algo que nunca había podido ni imaginar, acostumbrado al secretismo y aislamiento con que se vivía en el Reino del Bosque. 

Mientras veía los fuegos aparecer en las orillas, que se juntaban frente a ellos, pensaba en cuánto había disfrutado cantando junto a esos marineros: sus voces estaban rotas y eran broncas, la mayoría desafinaban, algunos incluso se inventaban la letra o iban a destiempo constantemente,... ¡pero todos cantaban dejándose el alma y los pulmones! Cantar en esa situación no había sido una demostración de habilidad, había sido un acto de hermandad.

Como elfo amaba la música, y su belleza. Pero se daba cuenta que no significaba lo mismo para esos humanos que para los Primeros Nacidos, sus canciones tenían otro propósito. Su curiosidad no hacía más que aumentar, y decidió que quería aprender canciones de esa gente.

Por eso, mientras cenaba junto a un fuego encendido en la arena, de un tosco cuenco de madera, una sopa con grumos inidentificables, no paró de pedir a los presentes que le enseñaran todas las canciones que fuese posible.

Mientras Wynna anotaba en sus pergaminos todo tipo de información sobre el lugar, y dibujaba mapas e imágenes, él absorbía letras y melodías extrañas que hablaban de lugares y gentes que quizás un día llegar a conocer. 

La Hermandad de los mercaderes se hace notar y sobre todo su avidez por escuchar historias por parte de los recién llegados "buscarecompensas". No hay mucho más que hacer que escuchar nuevas o antiguas historias, sobre los hechos que acontecen en el ancho mundo, a la luz de la lumbre antes de descansa en los jergones y las pieles ya dispuestos en las cabañas.

Entre los asistentes a la pitanza con la que han sido agasajados los aventureros hay muchos  oídos puestos si bien no se vislumbran más que unos pocos en la primera línea de fuego.

Siempre atento a nuevas historias que incorporar a su conocimiento sobre las gentes de las Tierras Ásperas, el propio Falenthal se animó a compartir un poema explicado en su hogar cada cierto tiempo.

Narraba cómo el Bosque Verde había acogido a los elfos silvanos tiempo atrás... y cómo se había oscurecido con la aparición de la Sombra. Casi ni se dio cuenta del tono tenebroso que iba adoptando su historia, mientras el sol se ocultaba tras las copas del mismo bosque que se alzaba sólo a unas millas al oeste, y de cómo la gente iba quedando en silencio a medida que caía la noche. 

Se interrumpió antes de llegar a las partes más oscuras, sobre el Nigromante y los horrores arácnidos que se esconden bajo las ramas, pero aprovechó para preguntar a los reunidos allí:

-Estamos buscando a unos enanos que, probablemente, se han perdido en algún lugar al sur de aquí. O quizás en el propio Bosque Negro. ¿Alguien de ustedes, viajeros de ojos avizores, ha visto a una compañía de enanos recientemente? ¿O podrían indicarnos qué encontraremos al sur una vez dejemos atrás la Escalera de Girion? Cualquier ayuda será bienvenida para evitar que la floresta se trague a más buenas gentes de la Montaña Solitaria.

Sabía que los modales de la corte del Rey Elfo serían probablemente objeto de burla en ese lugar, por lo que Falenthal decidió usar otra estrategia para ganarse la atención de alguno de los presentes: buscó con la mirada a algunas recias mujeres que se hallaban cerca suyo y les sonrió afablemente...

Al tiempo que voy poniendo al día mis anotaciones sobre las costumbres de estos marinos del Lago, oigo a Falenthal cantar y relatar, y me percato de que trata de relajar el ambiente y conseguir así alguna información que sea de utilidad en nuestra búsqueda. No solo me parece una buena manera de hacerlo, sino que voy a tratar de ayudar por mi parte.

En este sentido, en lugar de tratar con todos los presentes, decido hablar con quien comanda a estos marinos, ese hombre de ricos ropajes que al principio nos hablaba con suficiencia. Un primer acercamiento va a ser para hablar sobre ellos, sus costumbres, sus maneras de faenar, etc... Intento que se sienta especial en lo que hace, haciendo que identifique sus actividades con algo que ya hacían desde hace muchos años sus antepasados y le hago saber que ellos están manteniendo una tradición cultural y artesanal bastante antigua; uso para ello mi rasgo de Saber Antiguo.

Una vez hemos hablado de sus antepasados, voy hablando de la actualidad. No hablo de manera directa, pero voy a apelar a sus labores como marinos del Lago. "Que los enanos de Erebor esten en consonancia con las gentes de Esgaroth es importante para el comercio y, por ende, para la economía local". "Ay! Hay que ver que inconveniencia la pérdida de esos dos enanos", "que mal podría venir que maese Gloin abandonase Esgaroth por este incidente", "seguro que toda ayuda es bien recibida", "si Gloin se va puede afectar a la economía del Lago", etc... Todo esto lo voy hablando como si fuesen pensamientos de mi parte, pero trato de hacer ver la importancia de nuestra misión y ganar así cualquier ayuda que se nos pueda proporcionar.

Para ello, quiero hacer una tarea de Inspirar.

-hum entiendo... -dice mientra mira cómo sus manos pelan una manzana con una pequeñas daga engastada con dos rubíes-. Sí que oí algo al respecto de los Enanos de Erebor. No hablé con ellos directamente pero si que hablé con el jefe de La Escalera y si bien no hablaron mucho parece que acudían a alguna reunión más allá del Bosque y hacían de emisarios por los ropajes y los sellos que portaban... -Mirando ahora con franqueza a la mujer- No puedo añadir más. Lo siento. Lo que sí puedo ofreceros bella dama unos agradables aposentos en mi cabaña...

A unos metros de la orilla, de donde están las los fuegos, se alzan pequeñas casas de madera con ventanas y en algunas un pequeños póticos con suelo de madera a dos palmos del suelo para evitar la humedad. En la fogata de al lado el joven Élfo intenta embaucar a una mujer que retira los cuencos de los marinos. La mujer de unos 50 maños, con pañuelo a la cabeza y delantal frunce el ceño con pronunciadas arrugas y apenas le hace caso y sigue a lo suyo mientras el jovenzuelo le revolotea como una mosca cojonera.

Wyna, antes de responderle al cortés mercader, hace un gesto de negación mientras se sonríe a costa de joven elfo.

Antes de responderle

-¡Para ya de saltar y Sígueme! -le espeta la mujer al elfo.

Se internan en la penumbra y rodean unas pocas casetas. Finalmente llegan a una donde un viejo fuma de una pipa bajo su desvencijado pórtico. Un pequeño candil le ilumnia el rostro ajado por los años a un viejo que apenas tiene dientes.

-¡Nerulf! -le interpela la mujer-. Aquí hay un elfo que pregunta por las Ciénagas Largas y El bosque Negro. Tú eres de los pocos que ha recorrido ese trecho. Quizás puedas contarle algo.

El viejo farfulla entre dientes  y habla en un susurro  apenas inteligible (¿Qué tal andas de perspicacia? Elfo tira un NO14)

Cortésmente, sin resultar ofensiva aunque me sienta un poco así, deniego la oferta de este hombre. Está claro que si quiero ser una persona curtida por los viajes, debo dormir a la interperie cuando se tercie, y esa es mi principal excusa, esperando no tener que dar más explicaciones de por qué no me voy con ese desconocido a si tienda.

- Pues sería interesante hablar con quien está al cargo de La Escalera, a ver si puede darnos más información. Falenthal, va siendo hora de descansar, pues con presteza deberemos encontrarnos mañana con quien nos pueda proporcionar información sobre el paradero de los enanos amigos del señor Gloin. Señor (XXX, no sé como se llama el hombre del drakkar, aunque imagino que se habría presentado), espero que tenga a bien presentarnos en La Escalera a quien nos pueda ayudar.

Dicho esto y segun la respuesta de XXX, yo me retiraré a mi manta de viaje a descansar.

-Muy bien, como deseéis entonces -responde el mercader atusandose la la barba de la perilla-. Mañana os presentaré al je de la Escalera, aunque dudo de que pueda deciros más. ¡Ah! y... disculpadme bella dama mi nombre es Luxor de Esgaroth, mi familia es una de las más reconocidas de entre los mercaderes de la nueva Esgaroth -Mientras se levanta del troncotruncado en el que estaba sentado y ayuda a su vez a leventarse a la dama-. Llegamos del norte después de la destrucción de la vieja Esgaroth. La reconstrucción es un buen lugar para invertir...

No sólo la vista es buena en los elfos; los oídos también gozan de buena salud y acercándose al cabizbajo Nerulf que ahora está recostado en la mesa con la mirada fija en el sucio farol con la mirada perdida, extrae las palabras  que se repiten como un mantra de entre el farfullo. La mujer ha vuelto a sus quehaceres y se la ve trasegar los cuencos en la casa de madera de en frente.

-BRRRRRR....CUIDADO PELIGRRRRRRO SIvais al surrggrrg en la ciénagas tened cuidado..: pisad despacio y grrrrrrr temed a la hierba del ahorkado -finalmente. envuelto en sus pensamientos, vuelve a recostarse. por un segundo pone sus ojos en los tuyos y te mira fijamente, después vuelve a sumirse en su mundo.