Partida Rol por web

Vaesen: A wicked Secret and Other Mysteries

Mölle

Cargando editor
09/03/2021, 20:16
Storyteller

Notas de juego

Puedes ver además que en la habitación hay unas anotaciones en los márgenes del mapa que hay colgado en la pared de la habitación de Olga. " ¿Extremadamente cargado con poder arcano?" qué significaría eso te pregutas. Adeás, ves un extracto de un relato, o algo parecido a un diario de un tal Jefe Jonsson.

Cargando editor
09/03/2021, 20:19
Storyteller

Una sensación extraña me remueve como en un tornado los intestinos. La conozco bien: es lo que le ocurre siempre que estoy a punto de hacer algo imprudente, temerario..

 

El sexto sentido de Ebba no podría estar más acertado. Jamás podría haber estado TAN acertado.
Seguir a la mujer estaba resultando ser todo un reto. Ella se movía por las sombras como si fuera su lugar habitual de refugio. A Ebba le costaba
 seguir el paso.
Existe un tramo con arboleda y casi considerado bosque entre el hotel y el pueblo. Todo pasó excesivamente rápido. En un suspiro. Un brillo rojizo y fugaz. Un sonido gutural y terrible. La mujer no tuvo tiempo de darse cuenta de qué le golpeo. La bestia, enorme, parecía un vehículo pequeño blindado, pero acorazado por un pelaje a la vista robusto. Unos temibles cuernos asomaban de su boca, que ahora asestaba una y otra y otra y otra vez golpes al cuerpo inerte de la mujer. Sangre por todas partes y un leve quejido que se transformó en un estertor. Probablemente una reacción natural del cuerpo al perder de golpe todo el aire. Un sonido que jamás olvidarías. La bestia parecía recrearse en su carnicería y estaba ignorando a Ebba que contemplaba horrorizada como aquello esparcía las vísceras de la pobre víctima por el suelo. Poco después empezó a devorarla. Ebba tuvo que cerrar los ojos para apartar la mirada, asqueada por la imagen. Cuándo volvió a mirar, le bestia había desaparecido.

 

Notas de juego

Ganas el estado mental Asustada

Cargando editor
09/03/2021, 21:07
Alvar Egil Björklund

Asiento a las explicaciones de las mujeres, algo más relajado, aunque aún sin entender muchas cosas.

El padre Kransvik me ha parecido un buen hombre, aunque uno nunca puede estar lo bastante seguro —respondo al final—. De acuerdo, abran la marcha, pues. Nosotros las acompañaremos, pero antes quiero hacer una cosa. —Me giro hacia mi compañero Castelferro—. Señor Castelferro, voy un momento a hablar con mi hija y a decirle a dónde vamos. Espérenme en la recepción, si les parece bien.

Notas de juego

Lo siento, sé que me ha salido un post muy corto, pero realmente ahora mismo no tengo nada más así sustancioso que preguntar o aportar. Solo para tenerlo claro: ¿Ahora vamos a la taberna o a la iglesia? ¿O es que Algot Kransvik está en la taberna con el resto de la gente? Es para poder decirle a Ebba dónde estamos.

Cargando editor
09/03/2021, 21:14
Storyteller

Notas de juego

Hasta donde vosotros sabéis Kransvik debería estar en su Iglesía, aunque hay una mínima posibilidad de encontrarlo en la taberna ahora mismo, dada la situación y solamente si se ha corrido ya el rumor de la muerte de Olga. Respecto al tamaño del post, no te preocupes. No os exijo un tocho post relato de libro cada vez que hagas una contestación. De momento dale tiempo a Ludovico a que responda que él ha visto algo que tu no ( por la tirada) y que os puede interesar. Solamente si el considera que os interesa claro XD

Cargando editor
09/03/2021, 22:06
Ebba Björklund

Rojo.

La fuerza del terror.

Negro. 

La temible oscuridad.

Rojo.

La llama del dolor.

Negro.

La vida sin piedad...

 

Esas palabras que no sé de dónde salen se escriben en mi cabeza, nítidas cual tinta recién comprada, como si se estuviera deletreando en mi mente los cánticos de algún futuro hipotético...

Rojo. Mi alma se vuelve de pronto una vorágine de sentimientos, sensaciones y emociones encontrados. Ese amasijo de cuernos tintados de rojo es lo único que ven mis ojos, que se abren más de lo que jamás habría imaginado que se podrían abrir. Otra vez. Otra vez me he ido sola. Otra vez en el bosque. Otra vez un salvaje vaesen (porque claramente eso es lo que es). Otra vez en peligro... 

Y otra vez, en mi cabeza solo aparece la imagen de padre. Teñida de rojo. Sus manos, su regazo, escarlata. Con mi cuerpo inerte entre los brazos. ¿Qué le pasará si eso me mata aquí y ahora? ¿Quién le quedará? Le partiría el corazón... no, no puedo quedarme quieta... trato de moverme mientras eso está ahí delante, desgarrando brutalmente a la mujer a la que yo seguía. 

Pero no puedo. No puedo. Mis pies no se mueven. Mi cuerpo no se mueve. Estoy completamente aterrorizada... y todo es rojo.

 

Negro. La criatura parece salida de las mismas entrañas del infierno. Ya me ha costado horrores seguir a una mujer vestida de azabache en medio de la opalescente noche. Pero aquello no ha sido nada en comparación con esto. Con eso. Ese negro tan profundo, negro obsidiana, negro diópsido, negro turmalina... Todo es oscuridad, profunda, densa y aterradora oscuridad. Y eso no ayuda en absoluto a que mis piernas quieran moverse. 

 

Rojo. Ver la escena que mi mirada está presenciando... una cosa es encontrar el cadáver después, pero verlo, en directo, sin ser capaz de hacer nada para evitarlo simplemente porque no me puedo mover... No. No ha sido porque no me puedo mover. Lo que ha ocurrido es que cuando me he percatado de lo que sucedía, ya era tarde. Ha sido tan rápido, tan... letal. Eso no es natural. No hay manera alguna en el universo en que sea natural... no existe forma en que yo pudiera haberlo evitado...

...y aún así... Un dolor desgarrador asola mi pecho cuando me doy cuenta de que no he podido evitarlo. Las lágrimas afloran a mis ojos y mis labios se abren en un mudo aullido. De mi garganta no surge el más mínimo sonido audible y, sin embargo, el grito sin voz resuena en todas las fibras de mi ser, liberando por fin los músculos de mis piernas que lo único que pueden hacer en ese instante es doblarse, haciéndome caer al suelo de rodillas... mis manos aferran fuertemente la nieve mientras vuelvo a levantar la vista, poco a poco, hacia delante...

Y delante ya no hay nada. Nada. absolutamente nada. Solo el cuerpo de la mujer, sus intestinos desperdigados por los alrededores. Su sangre regando toda la nieve... incluso la nieve, ahora, es roja. 

 

Negro. Me levanto poco a poco, cuando mi corazón se ralentiza mínimamente, cuando me doy cuenta de que eso se ha ido. De que no voy a sufrir el mismo destino que la mujer vestida de muerte... El negro de los árboles alrededor cada vez es más oscuro y parece encorvarse sobre mí, cerniendo la creciente oscuridad cada vez más en derredor, provocándome frío, haciendo brotar más lágrimas y generándome una poderosa y acuciante sensación de incertidumbre. 

Mis pies dan un par de pasos hacia atrás, pero... no puedo. No puedo dejarla allí. No así. No después de haberla seguido como si fuera una vulgar sospechosa... Tragando saliva y con todo el cuerpo temblando notablemente de pies a cabeza, me acerco a ella y me agacho a su lado. Le cierro los ojos con movimientos trémulos, temiendo que eso salte sobre mí en cualquier momento por mostrar una pizca de piedad a su (obviamente, no aleatoria) presa. Vocalizo una nueva plegaria por su alma a Urd y a Odín y entonces me levanto, me doy la vuelta y, con el corazón a punto de salirse por mi boca, salgo corriendo. No tiene sentido alguno tratar de llevármela, no soy capaz de levantar un cuerpo humano y mucho menos de llevarlo a cuestas... Y eso podría seguir por los alrededores, ya he tentado demasiado a la suerte, así que lo más lógico ahora es salir de allí. Salir de allí... mientras corro, todos los árboles que pasan a mi alrededor son iguales. Encorvados, retorcidos, amenazantes... Negros.

 

Ni siquiera me doy cuenta cuando los árboles dan paso a los edificios* y mis pies comienzan a resonar sobre adoquines nevados. Me resbalo varias veces, pero me da igual, con arañazos en las manos y las rodillas me levanto de nuevo y sigo corriendo, sin parar. Solo quiero llegar al hotel. Una vez allí, busco desesperadamente a Alvar, miro en el comedor, sin detenerme conscientemente en nada ni nadie más, subo las escaleras y llamo en su puerta, en la de Castelferro, pregunto a la encargada, o a cualquiera que encuentre...

Quiero gritar. Gritar "papá", gritar su nombre... Quiero quedarme quieta, acurrucada en una esquina, llamándolo a voces como hace mi sobrino cuando está asustado. Para que venga él. Pero no puedo. Yo no puedo hacer eso. Yo soy inaudible, como un fantasma que pugna por mandar un mensaje a alguien que no lo ve, que no lo oye. Yo tengo que hacer las cosas por mí misma. Así que sigo corriendo y no paro hasta encontrarlo.

Lo único que quiero es esconderme en los brazos de padre. Lo único que quiero ahora mismo es encontrar al Coronel Björklund, esté donde esté. 

Notas de juego

*Si es que me permites llegar al hotel XD. Lo pongo todo por si no pasa nada más (XD), para no alargarme mucho, pero si pasa algo por el medio, córtame a gusto XD.

Uf, me ha costado este post, mucho más que otros, ¿eh?. ^^''

 

Cargando editor
10/03/2021, 03:16
Leopoldo Ludovico Castelferro

Mientras la mujer conversaba con el coronel empleando una serie de frases bastante confusas*, el ocultista se movió sigilosamente para flanquear al trío y observó el mapa detenidamente el mapa colgado en la pared con expresión de estar muy concentrado. Poco después, como si saliera de un breve trance, se giró hacia el grupo mientras guardaba algo bajo su abrigo sin que nadie le viera**.

Claro, coronel —asintió con su característica sonrisa—. Les espero abajo.

Pero su intención no era, ni mucho menos, esperar a Alvar Björklund ni a su hija, sino salir en busca de Reidar, tal y como había prometido que haría si no regresaba pronto; aunque albergaba la esperanza de que al bajar se lo encontrara en la cálida estancia del recibidor del hotel. De no ser así le dejaría dicho a las dos brujas que explicaran al coronel y a Ebba que había decidido adelantarse a ellos. Se imaginaba a sí mismo caminando a paso de procesión penitencial al lado de aquel grupo y le invadía una prisa culpable por haber dejado solo a su amigo. Yendo solo iría más rápido y discreto.

- Tiradas (1)

Notas de juego

 

*Sinceramente, no me entero de nada de lo que hablan estas mujeres: ¿por la fama de Olga la gente se congrega en la taberna? ¿Sanguina acaba de salir de la habitación y hay que averiguar si está a salvo? ¿Katarina desaparece hace diez días y sospechan que ha muerto de hambre o de enfermedad

No sé, me da la sensación de que estas tres tienen misma capacidad comunicativa una niña de cuatro años. O yo la comprensión lectora de un repetidor de la LOGSE, que también podría ser XDDD

**O eso espero con mi tirada, porque menuda mierda de dados me salen... XD

Por mantener la coherencia con lo que se prometió Castelferro a sí mismo, voy a buscar a Reidar bajando por el camino para no perder más tiempo.

Cargando editor
10/03/2021, 09:08
Storyteller

Notas de juego

¿Katarina desaparece hace diez días y sospechan que ha muerto de hambre o de enfermedad

No sé, me da la sensación de que estas tres tienen misma capacidad comunicativa una niña de cuatro años.

Hombre, la esperanza de vida en 1900 era uos 30-32 años. Sñumale el frío, el hambre, el no saber nada de nadie en 10 días.... la pueden dar por muerta perfectamente aunque ahora mismo todo son conjeturas. Que ellas se expresan mal? Totalmente de acuerdo, estan en Shock tras saber que su buena amiga ha muerto, con lo cuál no esperes una elocuencia sublime XD.

¿Sanguina acaba de salir de la habitación y hay que averiguar si está a salvo

Si lees de nuevo esa parte de la escena ( cuándo hablan entre ellas), verás que ya han hecho un intento por ir a ver a Krascik, fallído por el miedo de encontrarse con lo que sea que hayan invocado. De ahí la preocupación.

¿Por la fama de Olga la gente se congrega en la taberna ?

En efecto, aquí has seleccioado algo que te puede dar una pista. Puede que las 3 artistas( así es como se han hecho pasar hasta ahora) hayan llegado hace relativamente poco. Pero parece ser que Olga es/era conocida en el pueblo. ¿ Quizás es un buen punto de partida de investigación? 

Cargando editor
14/03/2021, 15:08
Storyteller

Algo ha sucedido. Una sensación extraña os recorre el cuerpo. Una brisa más fría de lo normal. Una mota de polvo que cae de forma extraña. Alvar sale de la habitación de las dos mujeres para llamar a su hija. Alvar toca con suavidad la puerta. No hay respuesta. Unos golpes algo más fuertes. No hay respuesta. Esa sensación crece. Quizás se haya ido a dormir y esté en un profundo sueño tras el extenuante viaje. La visión del cadaver de Olga puede haber pasado factura. Tiene que estar muy cansada la pobre, piensa. Alvar decide abrir la puerta, que por costumbre entre ellos suelen dejan sin cerrojo. Al padre le gusta ver como su hija duerme plácidamente entre la seguridad de unas paredes de fiar. Abre  y su sorpresa no podría ser más grande. La cama está vacía y Ebba no está.
Un cuervo se posa en el alfeizar de la ventana. Sin duda un mal augurio.

Un estruendo. Un portazo sonoro crea la distracción perfecta para que Alvar vuelva a su habitual forma de ser. Sagaz y rápido de acción. Castelferro sale de la habitación donde se encuentran las dos "artistas" que siguen llorando desconsoladas. Bajan las escaleras para encontrarse a Ebba. Semidesquiciada y sin aliento. Jadeante. Entre lágrimas corre a su padre. En su cara se ve el Terror de lo que ha presenciado alguien que está a punto de perder la cabeza. En sus manos sangre. EN sus botas sangre y....trozos. Pero, ¿trozos de qué?.

La responsable en funciones del hotel sale rápidamente a ver que ha sucedido mientras Lisa se acerca con el traje de trabajo aún puesto. Parece que esta chica trabaja hasta tarde.

¿Pero qué es este ruido? Van a molestar a los otros residentes, por favor, guarden silencio en la meidda de lo posible!!

 

Cargando editor
13/03/2021, 23:32
Reidar Rotløs

El vagabundo agradeció la petaca del pescador, tomando un pequeño trago, más para mojar el gaznate y no rechazar la buena voluntad del hombre. Un extraño que ofrece su fuego y su licor a un desconocido es porque está con ganas de compañía y de conversar para pasar la soledad. Reidar bien conocía aquello. En su mente aún rondaba la sensación de ir pronto hasta donde la joven Ebba se encontraba, pero también sabía que aquella era una oportunidad única para saber más sobre aquel pueblo al que habían llegado.

-Un placer, Magnus. Soy Reidar.- Se presentó a su vez hacia aquel hombre. -Muchas gracias por vuestra hospitalidad. En realidad estoy de paso, no llevo un rumbo fijo, y mis pies me han traído a este pueblo. ¿No sabréis de algún buen lugar donde pueda descansar estos viejos huesos?- Preguntó primero, y esperó un poco antes de hacer otra pregunta. -Cuando venía llegando, por cierto, vi mucha gente reunida en una calle; me pareció algo extraño a estas horas de la noche. ¿Sabéis si ha ocurrido algo, o es algo normal en este pueblo esas reuniones?-

Cargando editor
14/03/2021, 18:57
Alvar Egil Björklund

Y de repente, esa sensación inefable e indescriptible, como ese extraño olor metálico que llena el aire momentos antes de que un relámpago caiga sobre la tierra. Ya está sucediendo. A paso presuroso, me dirijo a la puerta de la habitación de Ebba y llamo como acostumbro a hacer para que sepa que soy yo, dos toques rápidos seguidos de uno más lento. Silencio. Con un peso creciente en mi estómago, vuelvo a llamar, pero el resultado es el mismo. Esa sensación extraña se cierra en torno a mí, tendiendo sus oscuros zarcillos alrededor de mi mente, y decido que no puedo esperar más. Abro la puerta con el nombre de mi hija en los labios, pero no se la ve por ninguna parte. La ventana está abierta, y un cuervo me mira socarronamente desde el poyete con sus ojos negros como guijarros, brillantes y enigmáticos.

Antes de que pueda preguntarme qué está sucediendo, un tremendo portazo llama mi atención desde algún lugar más abajo. Rápidamente, como guiado por algún instinto que va más allá de los sentidos convencionales, salgo a toda prisa de la habitación, uniéndome al señor Castelferro en su descenso de las escaleras. Una vez abajo, encuentro a Ebba, lo que me produce un enorme alivio. Pero el consuelo dura poco: ver el estado en que se encuentra mi hija, prácticamente en pánico y con las ropas ensangrentadas, me inunda de preocupación. Me acerco a ella y la sujeto por los brazos, mirándola a los ojos un instante antes de abrazarla.

En esto, las dos responsables del hotel a las que hemos visto antes salen a nuestro encuentro, reprendiéndonos por el ruido que Ebba acaba de hacer al entrar. Aún abrazado a mi hija, les dedico una mirada de fría cólera.

Lo tendremos en cuenta, gracias —les respondo en un tono que, aunque quiere ser cordial, casi suena a advertencia. Luego me separo de Ebba y, mirándola a los ojos, empiezo a gesticular en la lengua de signos mientras le pregunto—: ¿Qué ha sucedido? No estabas en tu habitación y temía por ti.

La miro de arriba abajo, contemplando la sangre y los restos que manchan su vestido, con una expresión interrogativa en el rostro.

Cargando editor
14/03/2021, 21:01
Ebba Björklund

Y entonces, por fin, tras el rojo y el negro llega el turquesa. 

El intenso, brillante y reconfortantemente cálido turquesa. 

En mi frenética búsqueda de padre, casi como una autómata, como si el destino se hubiese dado cuenta de que lo busco tan desesperadamente, de pronto me encuentro en sus brazos. De pronto, cuando él me sujeta, comienzo a salir poco a poco de esa infinita vorágine de rojo y negro en la que he caído; y él me mira. Me mira fijamente, durante un instante, clavando en mí esos profundos pozos de poderoso mar que, sin embargo, en ese momento lo único que me transmiten es una inmensa sensación de calma y paz. Sus manos en mis hombros, haciendo que me percate de que no es un espejismo ni una alucinación, también ayudan a mi hasta el momento aterrorizada mente. 

En mi huida desenfrenada no he sido consciente prácticamente de nada. Ni del camino que he hecho, ni de la gente que me he cruzado. Solo quería entrar en el hotel y buscar a padre. No. No quería buscarlo, quería quedarme quieta, acurrucada en una esquina, llamándolo a voces como hace mi sobrino cuando está asustado para que él viniera a buscarme. Pero yo no soy capaz de gritar. Y es en esa inmensa impotencia, rodeada de incertidumbre, donde algo ha sacado fuerzas de mí misma y me ha movido hasta dar con él, hasta encontrarlo, para poder esconderme en su protector abrazo. 

Pero antes, durante ese breve instante eterno en el que me mira, logra lo que yo no he podido hacer en todo ese tiempo, consigue sacarme de la espiral descendente y sumergirme en la cálida playa de sus ojos, prístinos y refulgentes. Y entonces me abraza. Cierro los míos y me acurruco en su pecho, por fin, tratando de controlar mi respiración y recuperar la tranquilidad y la compostura. Escucho voces, ecos, que resuenan en mi mente inconsciente sin que me percate de qué están diciendo en absoluto. Una mujer y, después, la grave voz de padre. Me da igual lo que dicen, en realidad, solo quiero quedarme ahí. 

En sus brazos. En el turquesa.

Para siempre.

Sin embargo, él mismo me separa y me vuelve a mirar a los ojos, tan iguales a los suyos, pero ahora mismo enrojecidos y demasiado brillantes. Cuando me pregunta qué ha sucedido, abro la boca para responder en un acto reflejo y de mis labios no sale sonido alguno. Así que inspiro hondo, levanto las manos y comienzo a gesticular, pero entonces la historia se recompone en mi cabeza, como ocurre siempre que voy a contar algo, para que mi mente pueda traducirlo a gestos antes de realizarlos... y vuelve el negro. El opresivo y salvaje negro.

Y el terrible y doloroso rojo. 

La vorágine vuelve a succionarme y las piernas amenazan con fallarme, arrojándome dentro vilmente. En ese momento, mi mandíbula tiembla notablemente, mis ojos se inundan de nuevo y vuelvo a enterrar el rostro en el pecho de padre, apretándome contra él todo lo que puedo, buscando el consuelo del refugio de sus brazos. Nunca había estado tan terriblemente asustada. No, no es cierto. Sí lo he estado. Lo estuve. Lo estuve entonces, la última vez que lo abracé de la misma manera...

...de la misma manera que hice cuando él llegó. Aquel día. 

Notas de juego

Creo que voy a necesitar más conversación y más escena antes de la próxima actualización XD. No me parece lógico que Ebba sea capaz de contarlo todo ahora mismo, así, tan rápido ;).

Cargando editor
15/03/2021, 04:26
Leopoldo Ludovico Castelferro

La visión de la joven Ebba aterrorizada y manchada de sangre dejan clavado a Castelferro por unos segundos a mitad del tramo final de las escaleras. El coronel pasa a su lado corriendo y ambos, padre e hija se funden en un abrazo. Este gesto entristece y pone celoso al ocultista, consciente de que su propia madre hace mucho tiempo que no está para abrazarle cuando lo necesita y que jamás podrá tener en sus brazos a la dulce hija de Alvar para consolarla o para amarla.

No obstante, la adrenalina le saca de su ensimismamiento cuando escucha la voz de Lisa, la encargada del hotel. Le sorprenden su frialdad y sus malos modales, pero quizás es que aún no se ha percatado del aspecto de su huésped. En todo caso, Castelferro desconfía de la mujer y procura no perderla de vista mientras se mueve por la sala.

Recorre los últimos escalones con premura, sin dejar de mirar a un lado y a otro del hall levemente iluminado por la noche, buscando a alguien más; pero no encuentra a Reidar y eso le provoca un sentimiento de angustia. Es consciente de que debería escuchar lo que Ebba tiene que decir, pero también lo es de que su incapacidad para hablar lo retrasará todo y tendrá que creer en la traducción de su padre. Además, si se suman las brujas a la escena...

Coronel, voy a salir a echar un vistazo fuera —advierte en voz suficientemente alta para que le oigan todos los presentes—. Reidar lleva demasiado tiempo solo... y me preocupa que le pase algo.

Dicho lo cual se encamina hacia la puerta principal de salida.

Cargando editor
15/03/2021, 08:48
Director

Notas de juego

Aclaración. Lisa es la trabajadora. La encargada del hotel en funciones es la que está sustituyendo a Katarina. Aún no sabéis como se llama o qué relación tiene con el hotel o Lisa.

Cargando editor
15/03/2021, 21:12
Alvar Egil Björklund

Mis ojos buscan en los de Ebba, tratando de encontrar alguna señal, cualquier cosa que me diga qué podría haberle causado tal espanto. Veo cómo lucha denodadamente por hablar, como si por un momento hubiese olvidado que ya no tiene voz, lo que no hace más que acrecentar mi preocupación por su estado emocional. Sus manos intentan formar las palabras que su garganta no puede crear, pero son como un pájaro derribado del aire por un tiro certero, y enseguida se hunde sobre sí misma cuando su mente se ve obligada a recordar el horror que sin duda ha presenciado. Procurando que el torrente emocional no me supere, decido ser simplemente un puntal al que mi hija pueda anclarse para no zozobrar. De modo que me mantengo firme, cobijando a Ebba entre mis brazos, estoico y silencioso, sin que medie juicio o pregunta alguna. Mis manos acarician con delicadeza sus cabellos, como si todavía fuese la niña que siempre será para mí.

Visiblemente alterado, el señor Castelferro me informa de que va a buscar a Reidar. Mirándolo a los ojos, percibo claramente la preocupación del hombre. Por muchas que puedan ser nuestras diferencias, esa preocupación por Ebba y por Reidar son sentimientos nobles, y me siento agradecido. Asiento afirmativamente, dedicándole una mirada franca.

Sí, por favor. Gracias, señor Castelferro.

Con sumo cuidado, guío a Ebba hacia un rincón algo más apartado, de modo que tengamos algo más de privacidad y no estemos inmediatamente a la vista ni del personal ni de cualquier huésped que pueda salir del comedor o bajar por las escaleras. Mirándola a los ojos mientras sostengo su rostro entre mis manos, inspiro profundamente, invitándola a imitarme. Lo primero que necesita el cerebro para estabilizarse es aire, y nada mejor para calmarse que tratar de respirar de un modo controlado.

Respira, cariño —pido con dulzura—. Solo respira.

No pregunto nada ni apremio a Ebba en modo alguno, dejándole tiempo para que se recomponga y que sea ella quien decida cuándo está lista para hablar.

Cargando editor
15/03/2021, 21:38
Ebba Björklund

Percibo las caricias de mi padre en mi cabeza y siento cómo sus dedos se enredan en mis bucles, ahora mismo completamente descontrolados, prófugos implacables de la prisión de la redecilla con la que los sujetaba antes, la cual probablemente se ha caído en algún lugar del bosque. Mis sentidos continúan embotados y tan solo escucho ecos que reverberan en mi cabeza, breves retazos de palabras, esbozos de voces captados por mi mente inconsciente. Pero entonces mi cerebro consigue entender algo: "voy a salir" y "Reidar" resuenan en mis oídos con un tono apagado, lejano, más distante de lo que debería haber sido. El pecho de mi padre vibra ligeramente bajo mi mejilla cuando este le responde en tono sereno. 

En ese momento me separo rápidamente de él y retengo a Castelferro por el brazo unos segundos, antes de que se marche. Quisiera advertirle, escribirle muchas cosas antes de que saliera, explicarle todo y pedirle que tuviera cuidado, pero simplemente no soy capaz. El nombre de Sin Raíces ha activado una nueva y dolorosa alerta dentro de mi pecho y necesito que los encuentre a él y a Geri cuanto antes. Así que lo único que consigo hacer es mirarlo con intensidad durante unos instantes: "Permanece alerta" dicen mis ojos aguamarina "ten mucho cuidado". 

Y entonces lo dejo marchar. 

Cargando editor
15/03/2021, 21:47
Ebba Björklund

Mientras veo la puerta de la temible calle cerrarse de nuevo, me dejo arrastrar de la mano por padre, que me lleva hasta un rincón apartado mientras deja que me apoye en su antebrazo, pues mis piernas tiemblan como si tuvieran vida propia. Me vuelve a mirar a los ojos y entonces el turquesa comienza a ganar, por fin, la cruenta batalla; el rítmico palpitar que atrona en mis oídos va desapareciendo poco a poco y vuelvo a escuchar su voz con normalidad, esa voz grave y serena, dulce y cariñosa al mismo tiempo, que me dice que respire. Nada más, ni que me tranquilice, ni que le responda, ni que le cuente nada, ni siquiera que me siente o lo siga a ninguna parte. Solo que respire.

Así que respiro. 

Respiro con él. Una vez. Otra. Otra. Sé que está haciendo un inconmensurable esfuerzo por mantenerse calmado, sin preguntar ni decir nada, simplemente para serenarme a mí, y le dedico una mirada de agradecimiento infinito cuando por fin consigo empezar a asimilarlo todo. Cuando mi cerebro empieza a pensar con normalidad de nuevo, soy consciente de lo terrible que debe de haber sido para él, que seguramente también me estaba buscando, haberme visto aparecer así, desde la calle, cubierta de sangre por completo... ¡La sangre!

"No es mía" gesticulan mis manos precariamente, aún sin dejar de temblar. Necesito aclarárselo, antes que nada "la sangre no es mía, estoy bien". Y de pronto, mis dedos se precipitan: "mujer, manto negro... muerta... eso...".

Entonces me detengo, inspiro hondo una última vez, mis puños se cierran fuertemente unos segundos, se vuelven a abrir y lo vuelvo a intentar. Con más calma, tratando de sujetar mis nervios para que mis manos dejen de moverse por sí solas y de componer la historia en mi cabeza antes de gesticular, señalo arriba, dibujo un cuadrado en el aire con ambos índices y después me señalo a mí misma y a mi ojo. "Miré por la ventana". Entonces enseño el índice, uno, y después señalo en dirección al salón de la cena y le enseño tres dedos. Luego me pongo mi propia capucha y señalo repetidamente el color de mi propia capa. Tras ello, muevo el índice y el anular señalando hacia abajo y la mano se desliza por el aire, en dirección a la puerta de entrada. "Una de las tres, capa negra, encapuchada, andando rápido". 

A partir de ahí, dejo de ser consciente de los gestos exactos que estoy haciendo, tampoco me percato de la velocidad o el ritmo con el que los hago, aunque intento que mi padre comprenda todo lo que le estoy contando:

"Llamé a tu puerta, no estabas. Así que la seguí. No quería hacer nada, solo comprobar a dónde iba. Era sospechoso...". 

Sé que no le va a gustar lo que le estoy diciendo. Sé que me regañará y me lo merezco, pero también sé que me va a escuchar hasta el final, así que tragando saliva y, sin dejar de mirarlo a los ojos, continúo.

"Salimos del hotel, entramos en el bosque. La arboleda. No me vio. Unos pasos y, de pronto, eso la saltó encima. Más rápido que cualquier cosa natural. No es una criatura normal. Eso, rojo, peludo, fugaz... cuernos en la boca... La mató, sin más, la descuartizó. Delante de mí. La devoró. No pude ni parpadear. De pronto, ya no estaba. Me ignoró por completo. Yo...".

Sé perfectamente que, si hasta ahora no le ha gustado nada lo que le acabo de contar, lo siguiente va a ser mucho peor. Pero tengo que contárselo. Decidí contárselo todo. Y todo, es todo. 

"Yo... me sentía muy culpable. No hice nada de nada... solo caí de rodillas... muy culpable. Así que me acerqué, le cerré los ojos, recé por ella... y corrí". 

Así de abrupto termina mi relato, el resto, él ya lo sabe. No considero necesario explicarle que no me vi capaz de traer el cadáver, ni que quiero... no, necesito que alguien vaya a buscar a la mujer... lo que queda de ella, al menos. No, él ya sabe todas esas cosas. Me conoce lo suficiente. Simplemente lo miro, lo contemplo con una expresión a medio camino entre asustada, arrepentida, culpable y reconfortada. Mis ojos no son capaces de despegarse de los suyos, esperando la regañina que, estoy segura, está a punto de llegar.

Notas de juego

Dire, pongo esto ya sin Castelferro, porque considero que se habrá ido rápidamente y no le da tiempo a ver todo esto, pero si crees que aún le da, añádelo a los destinatarios^^. 

Cargando editor
16/03/2021, 03:41
Leopoldo Ludovico Castelferro

La mano sobre el brazo de Castelferro se le antoja el grillete más suave y hermoso que podría retener a un hombre y por el que él mismo se dejaría someter eternamente. Su mirada azul le insufla el calor de cien soles y le arranca el miedo de su pecho. El ocultista posa su mano sobre la de Ebba durante un instante, en un intento de transmitirle tranquilidad y comprensión, y la siente helada y temblorosa. Tanto que está tentado a estrecharla entre las suyas y mantenerla asida hasta que se atempere y se calme.

Pero rápidamente comprende que no debe alargar el momento porque Reidar le espera y porque su gesto podría malinterpretarse. Castelferro da un par de paternales palmadas a la mano de la joven y se pone en marcha.

Regresaré con él, señorita Björklund, se lo prometo —mira después a su padre—. Cuide de ella y cuídese de la gente de este hotel. Si es necesario enciérrense en su habitación hasta que volvamos con ayuda.

Cargando editor
16/03/2021, 09:52
Magnus Lundin

Magnus cogió de nuevo la petaca y le dio un buen sorbo.
¿No sabréis de algún buen lugar donde pueda descansar estos viejos huesos?.

—Supongo que sería un buen lugar para empezar ir al hotel, aunque, no se moleste, por su aspecto diría que no es usted de los que se puede permitir pagar por dormir. Sin embargo son tiempos extraños estos  en los que ha venido usted a parar a Mölle. Una mujer lleva desparecida unos días y mucho me temo, que el frío no ayuda, por lo que es posible que se le haga algo difícil encontrar un lugar donde cobijarse usted y su compañero animal. Quizás el tema de esa mujer desaparecida sea el porqué de la reunión de esos lugareños. Se llevan haciendo partidas de búsqueda ya un par de semanas. Si me pregunta a mi, y siendo totalmente pragmático, diría que la pobre no debe estar ya con nosotros. No es que desee que este muerta, es que no creo que haya podido sobrevivir por si sola al frío, o a la hambruna o a la enfermedad, si no es a todo ello combinado—

De nuevo pega un buen trago a la petaca mientras se asegura con un buen vistazo de que la luz del faro sigue girando y dando las vueltas pertinentes.

—Mire, no suelo cobijar a desconocidos, pero soy o al menos me quiero considerar un buen cristiano. Yo trabajo y vivo en el faro. A menudo intento pasar algún rato de la noche intentando pescar desde aquí, siempre que las cosas funcionen bien y no haya problemas que arreglar en el faro. Allí tengo un pequeño cobertizo y algunas gallinas y patatas. No es mucho, pero si le sirve pueden pasar allí la noche.—

Cargando editor
16/03/2021, 10:03
Storyteller

Notas de juego

Estoy esperando un mensaje de Reidar, en cuanto sepa lo que me dice y hace, te actualizo para ver qué ves, y dónde vas si es que puedes coincidir con él.

Cargando editor
16/03/2021, 10:05
Director

Notas de juego

De momento podeis seguir hablando entre vosotros y cuándo tengáis claro dónde quereis ir, y qué hacer hago actualización. Que se que todavía teneis momento Alvar/Ebba para rato con lo que acaba de suceder.