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Vampiro: Edad Oscura V20 - Bretaña nocturna [+18]

[Crónica 2.2] La Hora de las Brujas - Concoret

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07/12/2019, 12:00
Ingvar Lundson

Podrido.

Concoret estaba podrido. Enfermo. Cada paso que daba en el interior de la fortaleza de piedra aumentaba esa certeza en el normando. A medida que se acercaban a su corazón escuchando el relato de Adeline, el aura seguía siendo igual de amenazante, pero comenzaban a percibirse otros matices en ella. Matices que alcanzaron su cénit cuando llegaron al salón del trono, y a la desquiciada escena que allí tenía lugar, presidida por la marioneta enloquecida de su señor.

No deberían haber entrado allí. Incluso en el remoto caso de que lograsen el favor de los habitantes del lugar, dudaba muchísimo de que pudiesen ser de ninguna ayuda a nadie atrapados en su sangrienta parodia de humanidad.

Esos pensamientos atravesaron por un momento la mente de Ingvar, pero sólo duraron el tiempo suficiente como para que sus ojos se fijaran en el hombre que acababa de levantarse de la mesa con los colmillos bien visibles. Einar Olafsson. Trató de contenerse, pero ese dique se quebró al escuchar cómo lo tachaba de nuevo de traidor.

La mirada del normando, que ya brillaba como ascuas, se volvió incandescente como metal fundido cuando la Bestia se asomó a ella. El fuego del odio barrió el resto de pensamientos de su mente. De pronto, en el salón sólo quedaron su Sire y él. El cobarde que lo había traicionado, vendido al enemigo, y que aún se había atrevido a mentir sobre ello. Un gruñido tan bajo que era casi inaudible brotó de su pecho mientras su sangre comenzaba a hervir.

Sabía perfectamente cómo peleaba Einar. Al fin y al cabo, él lo había entrenado, algo de lo que se arrepentiría. También sabía que una hoja de acero no se abriría paso fácilmente a través de su cuerpo sobrenaturalmente endurecido. Sin apartar la vista de él, invocó a los dones de su sangre para que convirtieran sus manos en armas de muerte…

Pero entonces, alguien agarró su mano, con una delicadeza que de algún modo poseía una extraña fuerza. Por un momento, no fue capaz de saber quién lo hacía, hasta que otras emociones se abrieron paso a través de la cortina de rabia y las palabras de Sybilla lo alcanzaron para desterrar de nuevo a la Bestia a su oscura guarida dentro de su alma.

Como si despertara de un sueño, fue bruscamente consciente de la situación. De la autoridad de su tío, de la situación de la mujer que había tomado su mano, de la violenta locura de Guiscard, y especialmente de la serenidad de Adeline, cuya presencia parecía investir más autoridad que la de su desquiciado señor.

Fue entonces cuando las manos de Sybilla soltaron la suya, dejándola inesperadamente vacía, y en un gesto reflejo, se adelantó un paso para ser él quien sujetara con firmeza la delgada muñeca de la cainita.

-Espera. –La voz del normando estaba ronca en su susurro, señal de que su lucha con la Bestia aún estaba lejos de acabar. Pero sólo era el tono lo que desvelaba esa lucha. Sus palabras eran únicamente suyas. –Incluso aunque estés muy por encima del recuerdo, quizás no sea suficiente. No por el pasado, sino por el presente. Este sitio es un nido de pesadillas, y no todas son de Guiscard. Ve si crees que tienes que ir. Pero, Sybilla… Vuelve.

Soltó entonces la presa de su mano, dejándola libre para que continuara con la persecución de su sire si lo deseaba. Y, liberado ya de las garras de la rabia, se giró hacia los dos Gangrel que habían contemplado con sorpresa la reacción de su anfitrión. Por un momento, había estado a punto de olvidar que toda vida no dejaba de ser una amarga broma de los dioses.

-Torborg, qué inesperada coincidencia. Me alegra que hayas podido llegar a salvo hasta Concoret. –Saludó al gangrel sin mostrar signos de hostilidad hacia él.-Los caminos son peligrosos, y el cobarde que tienes al lado no dudará en abandonarte y salir corriendo igual que hizo conmigo.

La intervención del castellano, siempre tan diplomático a pesar de la absurdez de la situación, terminó de devolverle su habitual estado de ánimo, y tuvo que contener las ganas de reír. Cortesía, incluso a las puertas del infierno. Pero ése era un juego al que, al menos, Rainier le había enseñado a jugar.

-Arthur, estos son Torborg y Einar Olafsson, chiquillos del Conde Olaf Torolsson. Sin embargo, no tengo el placer de conocer a la dama que los acompaña. –Dedicó una mirada a la hermosa mujer que acababa de limpiarse los labios de sangre, y le dedicó una media sonrisa. -Qué aproveche, señorita.

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08/12/2019, 00:42
Selin

Sigo caminando tras los pasos de Adeline observando mi alrededor, aunque ya había visitado suficientes castillos en Bretaña como para darme cuenta de las similitudes que se hallan en todos ellos, sigo sorprendida por las grandes diferencias que sigo encontrando con la tierra que había abandonado tiempo atrás y aun así, este lugar tiene algo más; lamentos, susurros, arañazos y otros sonidos que no soy capaz de identificar. Siento como la desconfianza empieza a crecer en mi interior, y empiezo a creer que el Señor de Concoret será igual que el resto.

Cuando la chambelán se detiene y centra su atención en nosotras, cierro mis oídos al ambiente opresor para volver a centrarme en mi labor aquí y en aquella que ahora nos guía. Escucho la desgraciada historia del Señor de Concoret y bajo la vista cuando esta llega a su final. Supongo que no hay consuelo posible para aquel que ha perdido un ser amado.

murmuro asintiendo cuando nos pide respeto.

Al abrirse las puertas, mis ojos recorren las estancia fijándose en los comensales y los macabros platos que tienen frente a ellos. No soy capaz de ocultar el desagrado que me causa la escena y termino frunciendo el ceño ante el horror que hay frente a mí y el asco que me genera. No he conseguido aun recomponerme, cuando las palabras de aquellos invitados y luego las de Guiscard du Guingamp seguidas del lanzamiento de parte de su trono contra la oscuridad, me dejan aun más conmocionada. Me giro a mirar contra lo que ha impactado penetrando en las sombras que lo ocultan.

Enseguida sigue el desplante de nuestro anfitrión abandonado la sala. Miro ceñuda en la dirección que marcha. Habían pedido respeto y no creo que ni siquiera merezcan perdón. Me quedo quieta sin saber bien como reaccionar hasta que mis compañeros comienzan a hablar arrojando luz a todo lo ocurrido y puedo entender al fin parte de lo que ha sucedido aquí. De reojo miro a Sybilla, la protagonista de aquella trágica historia, y luego me fijo en la desconocida de la que aun no sabemos nada, aquella que parece haber disfrutado de parte del banquete.

Soy Selin de Al-Qahira me presento haciendo un considerable esfuerzo para hablar. Algo tendrían que decir a todo esto.

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08/12/2019, 17:30
Narrador

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—


El Señor de Concoret avanzaba deprisa, pues nada más cruzar el umbral que él había cruzado su presencia parecía haberse desvanecido delante de ti. Era un pasillo largo, vagamente familiar para ti, pero consumido por la oscuridad más absoluta. Gracias a la plena negrura que te rodeaba, tus ojos te permitieron atravesar lo oculto atisbando los rincones más lejanos que, hasta el momento, habían permanecido escondidos en los límites de las velas. Ojalá no hubieras visto aquello, pues en las paredes parecían arrastrarse pellejos y formas grotescas que se sacudían patéticamente en las alturas.

Los tapices se bamboleaban por acción de un viento inexistente, pero una mirada más crítica te descubría que aquello no era tela o lana. Sobre aquellos tapices de material demasiado horrible como para aceptar la verdad, había imágenes que parecían contar una historia fragmentada. Una historia de amor trágico, pérdida y derrumbe, tan familiar para ti como lo era tu propia vida. Pero los fragmentos iban más allá de lo que sabías, una figura roja llegando al castillo, ofreciendo consuelo y cobijo en medio de la desesperación y una larga hilera de mujeres afligidas frente al derruido castillo de Concoret.

La historia no parecía continuar, pero los pulsantes lamentos femeninos aumentaban según seguías adelante. Hacia el único lugar al que Guiscard había podido ir en la dirección habías tomado: la que hubiera sido tu alcoba siendo su ghul.

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08/12/2019, 17:41
Torborg Olafsson

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—


En el momento en que Sybilla abandonó la estancia en pos de Guiscard, las miradas de los invitados siguieron la estela de la consejera de Margawse Menguy, pero no dijeron nada. Ni siquiera Adeline, que caminó tranquilamente alrededor de la mesa del banquete y se postuló en posición central donde se encontraba su señor. No se sentó, pero su presencia denotaba que, en ausencia de Guiscard, ella era la que dirigía aquel tétrico lugar.

—Torborg Hijo de Olaf —se puso en pié saludándoos mientras llevaba la mano al pecho, su tono era rudo, pero sorprendentemente calmado —. El idiota de mi hermano, Einar. Disculpad su temperamento, no lleva bien las humillaciones —soltó una carcajada mientras mostraba sus acolmillada dentadura, se sentó a continuación.

Einar permaneció en pie como un animal enjaulado, caminando de un lado a otro mirando a Ingvar con odio que casi podía beber de lo líquido que era..

—Guárdate las provocaciones, perro traidor. No quieres empezar algo que perderás —advirtió entonces Torborg a Ingvar, el tono de voz se endureció. La mirada del gangrel auguraba peligro, una calma maligna y precisa como una flecha. Una fachada peligrosa, pues era conocido por las gentes bretonas, y en especial por Ingvar, que Torborg era salvaje en combate a pesar de su aparente calma. Un depredador consumado —. Einar, por los dioses, siéntate de una maldita vez.

La orden de Torborg fue obedecida de mala gana por el increpado, gruñó peligroso y se centró en la casquería servida bebiendo de la sangre ofrecida por los anfitriones.

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08/12/2019, 17:51
Gwynnever du Suscino

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—


La dama que no había intervenido hasta ese momento se puso en pié. Tenía una sonrisa hermosa y gentil, junto a unos ojos hermosos pero inteligentes, que mostró antes de hablar.

—Me llamo Gwynnever du Suscino, chiquilla del Príncipe Owyn du Poher del País de Vannes —se presentó con exquisita educación dedicando una genuflexión a los presentes —. Un placer y un honor conocerles.

La mirada de la dama se fijó en cada uno de los presentes, analítica, tranquila. Mantenía una sonrisa cordial, la de una mujer que se sabe hermosa y saber como manejar esta belleza.

—¡Qué exótico! Una sarracena en nuestras tierras. Os lo ruego, venid. Habladme de vuestro hogar —invitó a Selin con gesto entusiasta, casi infantil en el gesto —. Bretaña es tan aburrida, llena de campos verdes y bosques húmedos. Me gusta saber del mundo exterior. Por favor, contadme —sonrió a Selin mientras dirigía una mirada fija a Artur, casi divertida, para luego volver con la assamita.

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08/12/2019, 18:21
Sybilla
Sólo para el director

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—

Sybilla jadeó, asustada y encogida, al encontrarse en medio del corredor oscuro, el cual atravesó, llena de horror. 

Las imágenes en aquellos macabros tapices se sucedían, contando aquella historia en la que ella misma había tenido un papel principal mientras los lamentos se alzaban, rodeándola, oprimiéndola, y conduciéndola hacia un lugar que sin duda recordaba como los aposentos en los que había yacido con él, tantas veces. Los aposentos en los que lo había esperado largamente, cada día. Aquellos en los que había languidecido, suspirando por la pasión que no era sino producto del profundo lazo de la sangre. 

Dirigió sus pasos hasta el punto neurálgico del que parecía partir aquella pena que inundaba el castillo, mientras se preguntaba el por qué. El por qué de la mentira de Margawse, si había sido ella quien había prometido que Sybilla jamás pisaría aquel lugar nuevamente. El por qué de la reticencia de Guiscard. ¿Sentía vergüenza? ¿Se había convertido en aquella parodia de lo que había sido en el mismísimo momento en el que la había depositado en el bosque? Y todas aquellas mujeres... Por todo lo sagrado, ¿qué le había hecho a aquellas mujeres? ¿Eran ellas mismas las que contaban la historia marcada en aquellos tapices con trozos de su tersa y pálida piel? 

Sollozó, apretando los labios. Había esperado volver a ver al monstruo que la había abandonado. Durante mucho tiempo. Pero jamás se habría imaginado ver convertidos sus propios recuerdos en aquella inmundicia. En aquella maldad. 

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08/12/2019, 18:36
Adeline du Terres Rocheuses

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—


Adeline observaba incólume a los presentes, se tomó su tiempo para responder, y cuando lo hizo su voz se proyectó con firmeza por la estancia. Como si el propio castillo amplificara su tono.

—Tendrán que disculpar a mi Señor. Es un hombre roto, que lucha por recuperarse. Pero no, no le creáis débil, os lo ruego —la voz de Adeline era tranquila, pero poseía la misma aura de peligro y advertencia que os llegaba del castillo. Hizo un gesto gentil hacia el banquete —. Por favor, sírvanse. Son nuestros invitados, que no se diga que en Concoret no se les recibió con hospitalidad.

La mesa tenía suficientes sillas para acogeros a todos. Contando los presentes, había tres huecos más, sin contar la silla que Guiscard había lanzado despedida. Estos huecos corresponderían, probablemente, a Adeline y a Sybilla. Esto hacía que una de las sillas quedara sin dueño.

—En ausencia de mi Señor, tomaré el relevo de agasajar a sus invitados. ¿A qué debemos su visita? —preguntó mirándoos con atención.

Notas de juego

Pues sigue puesta la fecha para el viernes 13, ya que habéis posteado todos los activos. Así avanzamos.

No marquéis a Sybilla.

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08/12/2019, 23:08
Artur de Aquilare

Artur inclinó ligeramente la cabeza, en señal de deferencia.

- En tal caso, no puedo sino señarlar que es un placer. Dama  Gwynnever, espero que el barón se encuentre bien, y deseo tener un momento para poder hablar ambos. Siempre es bueno conocer otros lugares, y tal vez conozcáis al buen  Monseñor Firminus de Navarra, a quien tanto respeto guardo- hizo una pausa el lasombra antes de acercarse a la mesa y tomar asiento con una mezcla de cortesía y normalidad- Igualmente es un placer conocerles, Torborg y Einar, hijos de Olaf, lamento que, a lo que parece, nos encontremos en lados opuestos de la partida - hizo una pausa el lasombra y miró, con una sonrisa cordial, a la chambelán- Os ruego que no os moleste, pero por cortesía, prefiero no resaltar el motivo de nuestra presencia en este dominio hasta que el señor del mismo regrese tras su momento de pasión. Por lo demás... ¿acaso hay algo que disculpar? En un dominio el señor del dominio hace y deshace, y somos seres de pasión. Mientras la hospitalidad con la que nos ha agraciado siga vigente, nada tengo que objetar.

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09/12/2019, 22:52
Ingvar Lundson

El normando observó distraído cómo la delgada silueta de la consejera de Margawse desaparecía en pos de su desquiciado sire por los corredores del extrañamente orgánico lugar, antes de devolver su atención al momento presente, en el que su tío se aprestaba a iniciar sus propias presentaciones en un alarde de autocontrol tan loable como inquietante, pues él conocía perfectamente su otro rostro.

No obstante, al escuchar el insulto de labios de Torborg, Ingvar se giró para mirar a su espalda, como si creyera que las palabras del chiquillo de Olaf pudieran ir dirigidas a algún otro, y luego se giró de nuevo hacia los otros dos Gangrel.

-Oh. -Dijo, por toda respuesta, y contuvo las ganas de sonreír para no empeorar la tensión mientras se acercaba a la mesa para tomar asiento. Al fin y al cabo, seguían estando bajo la cortesía del señor de Concoret, tal y como se aprestó a recalcar el magister castellano con su discurso. Pero incluso así, estar tan cerca del mismo hombre que lo había traicionado embotaba sus sentidos. Puede que él estuviera más calmado que el rabioso Einar, pero el odio que profesaba a su Sire era tan fuerte como el que el chiquillo de Olaf debía sentir por él mismo.

-Supongo que, como dice mi compañero Artur, podemos esperar al regreso del Señor del castillo para exponer los motivos de la visita… si es que creéis que vaya a regresar prontamente. -Añadió, lanzando la media pregunta hacia Adeline, que parecía cada vez más satisfecha en su situación de poder. -Aunque, en cualquier caso, dudo que ninguno de los presentes vaya a sorprenderse demasiado al escucharlas.

-Mademoiselle du Suscino, un placer… -Contestó entonces a la presentación de la hermosa mujer, con la voz aún distraída, pero con sus pensamientos bajo control. -Me uno a la pregunta de Artur sobre la salud de vuestro señor. Esperábamos haber podido encontrarlo en Fougueres.

Dejó escapar un pequeño suspiro, y miró de nuevo a los dos Gangrel frente a él. Parecía haber pasado una eternidad desde que había estado en el otro lado del tablero pero incluso en ese momento, no podía evitar recordar también los lazos que lo unían a Dol. La sangre no era agua, tanto para la lealtad como para el odio.

-Ya que mencionas a los perros, Torborg… déjame decirte algo. -Dijo Ingvar, con sus ojos brillantes por la rabia contenida por pura fuerza de voluntad, pero con su voz serena. –La Bruja no va a consideraros nunca otra cosa que no sea sus perros. Yo la he visto en persona, lo sé. Siempre vais a estar por debajo incluso de los dokkalfar que la sirven.

-Nuestra gente se merece más que eso. -Sentenció con tono sombrío.

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10/12/2019, 01:47
Selin

La llamada cargada de entusiasmo me coge desprevenida y me quedo con la mirada fija en la dama, manteniendo la boca entreabierta e intentando reflexionar sobre como debería actuar ante una invitación a una mesa así. Me es imposible negarme a su petición y ser descortés, así que después de un asentimiento, me acerco hacia Gwynnever du Suscino.

Claro, mi hogar tiene paisajes completamente distintos; es más beige, más seco y con mucha más gente— le digo, próxima a ella—. Podemos intercambiar historias sobre nuestras tierras.

Mis ojos vuelven a mirar hacia la mesa, con cierta repugnancia que intento ocultar, y luego moviendo mi espada hacia un lado para que no choque con la silla, tomo asiento. Permanezco en silencio mientras toman la palabra mis compañeros y Adeline, y cuando todos han concluido, miro a la extraña vampira que se ha interesado por mis orígenes.

Desconozco que sabéis sobre mi tierra...— comienzo a hablar, tomándome mi tiempo para escoger las palabras y los lugares que recuerdo con más nostalgia, pero esos momentos no hacen justicia a mi ciudad, solo me hacen saber quien fui y quien soy—. Sí, son lugares muy distintos, no sabría por donde empezar. Hay unas tumbas tan grandes que parece que pudieran rozar las estrellas, y estas, siempre se pueden ver a miles, rara es la noche en que se ocultan al viajero. Ahí, se suele viajar en un animal parecido al caballo pero mucho más fuerte y hermoso, reciben el nombre de camellos.

Sí, es un lugar digno de ver— digo bajando la vista hacia la mesa—. Todo es diferente. Nunca había visto algo así, ¿qué es?— pregunto en clara referencia al banquete que nos ofrecen. Enseguida aparto la mirada, asqueada.

«Depravados», pienso a la espera de la respuesta.

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08/01/2020, 20:16
Gwynnever du Suscino

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—


Oh, mi sire se encuentra bien. Sumido en su continua nostalgia —comentó con sutil resignación, aunque pronto acuñó una sonrisa —. Mas afortunadamente su resistencia a abandonar la corte me permite, ocasionalmente, viajar fuera de esta. Lamento, en nombre del barón de Vannes, la no asistencia a la llamada de la Príncipe de Bretaña. Pero había asuntos más acuciantes que atender en ese momento —comentó con una naturalidad tan insultante que dejaba en ridículo al más hábil diplomático.

—No conozco personalmente monseñor Firminius, aunque agradezco no hacerlo. A juzgar por las nuevas que llegan desde Rennes, es que se trata de un traidor. Nadie sabe dónde se encuentra. Ni siquiera en su corte en Tréguier —comentó distraída mientras su atención se volvía irremediablemente hacia Selin y su narración, el interés por lo que la assamita le contaba contagió de curiosidad la mirada de la ventrue.

Es fascinante lo que contáis, madamme Selin. Camellos, he escuchado que son caballos son jorobas, ¿a qué se debe tal deformidad? —se preguntó fingiendo escándalo.

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08/01/2020, 20:28
Torborg Olafsson

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—


A pesar de los intentos de Ingvar por mantener la calma, sus palabras no sonaron para nada tranquilas. El hervor y la tensión de la situación, además de la perenne amenaza que representaba aquel siniestro castillo no ayudaban. Torborg mantuvo la mirada hacia el normando, con abierto desprecio.

—Ladra el perro que no sabe nada. Tranquilo, cachorro. Sigue viviendo de tu ilusión, cuando te des de bruces con la realidad me reiré de ti a carcajadas —mostró una sonrisa colmilluda, malévola.

Por contra, Einar reaccionó más violentamente, tomando una vez más el comentario de Ingvar como una provocación. En esta ocasión, Torborg no tuvo ningún reparo en frenar a su hermano. Agarró la cabeza de Einar y la estampó contra la mesa, tan fuerte fue el golpe que hizo temblar la mesa y los platos presentes.

Vuelve a perder el control y le quitaré a tu chiquillo la oportunidad de arrancarte la cabeza —siseó al oído de Einar, aunque audible sin mucho esfuerzo por los demás —. ¿Entendido?

La amenaza latente que residía en las palabras de Torborg causaron en Einar un efecto amedrentador. El primero provocaba pánico en el segundo, un miedo tan inusual como cerval que incluso sorprendió al propio Ingvar, pues no recordaba cuando Torborg era capaz de provocar aquel sentimiento en su sire. Einar se quedó finalmente callado en un rincón, mirando fijamente la mesa.

- Tiradas (1)
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08/01/2020, 20:38
Adeline du Terres Rocheuses

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—


Adeline contempló el intercambio de palabras y bravuconadas entre sus invitados, al principio incólume, luego añadió con tono salomónico.

Pediría, humildemente, que guardaran las rencillas fuera de los muros del castillo de mi Señor —dijo dirigiéndose claramente a los tres gangrel, a continuación volvió su atención a las palabras dirigidas hacia ella.

—En ausencia de mi Señor, como chambelán de esta pequeña corte, estoy autorizada para escuchar y atender, y en caso necesario, decidir en Su nombre —respondió con tranquilidad —. Aun así, entiendo que tales peticiones quieran hacerse en un ambiente más privado. Pero antes de tales asuntos, ruego que compartan mesa con nosotros. En breve llegará el último invitado de mi Señor —sonrió enigmática, poco después alzó la mirada sutilmente hacia la puerta con la que habíais accedido.

Ya ha llegado. El Verdugo.

Notas de juego

Después de las vacaciones de Navidad, volvemos a las andadas. Gracias por vuestra paciencia ^^

Próximo post, el martes 14.

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08/01/2020, 20:47
Narrador

La opresión del castillo, la tensión de tener delante a tu Sire, además de los desprecios de ambos hacia ti, no son el mejor caldo de cultivo para tu calma. Estás tenso, a punto de saltarles al cuello a la mínima.

Notas de juego

Has fallado una tirada de Autocontrol. Si se da la situación de otra y la fallas, las cosas se pueden poner feas.

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08/01/2020, 20:49
Guiscard du Guingamp

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—


Acercarte a tu antigua habitación se iba haciendo cada vez más pesado. La opresión de aquel castillo que ya no reconocías, salvo por su misma distribución, te hacía cada vez más difícil el avance. Sentías como los lamentos femeninos aumentaban a cada paso, sin duda aquel coro macabro procedía del otro lado de la puerta entreabierta y, junto a éste, los lamentos graves del propio Guiscard.

Abriste lentamente la puerta, sin ningún ruido apreciable, y el coro pareció cesar por un instante. Un silencio ominoso se propagó por toda la estancia, y entonces el horror se manifestó de un modo como jamás lo hubieras concebido. Su habitación convertida en un dantesco santuario dedicado a tu persona. Los muebles originales, al borde de convertirse en polvo, estaban colocados tal como los recordabas. Lo que te aterrorizó de verdad fueron las novedades.

En el centro de la habitación había una estatua viviente con una semejanza absurda a tu persona. Era una estatua de carne, hueso y, probablemente sangre, que se mostraba en reposo sobre una losa de piedra blanca, tal como narraban las historias que contaban sobre tu funesto origen vampírico. Sin duda la estatua estaba viva, respiraba, y era una copia prácticamente exacta de la mujer que habías sido antes de que la sangre kyasid te cambiara. El horror y la desesperación quedaban reflejados en la mirada de la joven que, paralizada, trataba de chillar enloquecida sin que sus cuerdas vocales reaccionaran. No era ella la fuente del coro de lamentos femeninas, pues estos venían del techo. Una macabra carpa de rostros femeninos, también gemelos al tuyo, se lamentaban en aparente vida de su destino. Solo había rostros, miradas vacías y, realmente, te preguntaste si aquellas caras estaban aun vivas en el momento de tejerse en aquella horrible red de locura.

Nunca debiste venir aquí, mi amor —se lamentó un Guiscard arrodillado frente a tu desesperada doble, tu Sire la tomaba de la mano con delicadeza, como si pretendiera cuidar de ella —. Siempre fuiste la más hermosa. Y por muchas veces que tratara de recrearte, no soy capaz de replicar tu belleza absoluta.

Guiscard, ido absolutamente en ese momento, alzó su cuerpo tocando el rostro de la muchacha tendida. La desgraciada empezó a convulsionar de dolor, entonces pudiste ver como su cara empezó a reformarse, la piel y facciones se modificaron ligeramente como si fueran las correcciones de un cuadro mientras el lienzo trataba de chillar de dolor. No podía, pero las caras suspendidas del techo lo hicieron por ella.

—Incluso teniéndote aquí.. jamás podré recrearte..

Notas de juego

Haz una tirada de Coraje a Dificultad 8. Si fallas, has de huir de aquí de inmediato.

Próximo post, el martes 14.

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08/01/2020, 21:15
Ingvar Lundson

Notas de juego

Doy por hecho que no es viable el uso de Fuerza de Voluntad, ¿Verdad?

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08/01/2020, 21:19
Narrador

Notas de juego

No hay nadie influenciándote activamente con ninguna disciplina. Es algo instintivo de ti mismo, tu autocontrol sin más.

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08/01/2020, 21:24
Ingvar Lundson

Notas de juego

Sin problema, es que no tenía claro si era utilizable para tiradas de Virtud. Confiaremos en la suerte, entonces ^^

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08/01/2020, 21:27
Narrador

Notas de juego

Lo que sí puedes hacer, por ejemplo. Es gastar un punto de FV para tener un éxito automático en la tirada de Autocontrol. Así te aseguras pasarla si no quieres fallarla de ninguna forma. Eso sí.

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08/01/2020, 21:50
Ingvar Lundson

Ahhhhh si si, me refería a eso, no nos hemos entendido. Considera que gasto, si.