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Vampiro: Edad Oscura V20 - Bretaña nocturna [+18]

[Crónica 2.2] La Hora de las Brujas - Concoret

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12/03/2021, 14:57
Narrador

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—


Antes de cualquier respuesta que pudiera dar nadie, las puertas por las que se habían marchado Guiscard y Sybilla se abrieron. Sybilla cruzó el umbral confusa, con el rostro desencajado, dando pasos tambaleantes. Los presentes miraron de una forma más o menos significativa el regreso de la vampiresa, aunque la que más fue la propia Adeline que mantuvo un análisis muy detallado de la misma.

A su vez, Medrawt escuchaba las nuevas que le ofrecíais. La mirada del que llamaban Verdugo era insondable, profunda, tanto que ni se molestaba en parpadear. Al mencionar el ataque a Margawse no se mostró sorprendido, aunque los gangrel presentes soltaron una sorda carcajada. Medrawt empezó a asentir, como si fuera asimilando la información.

Era la consejera de Riothamus —respondió a Selin, al mencionar el nombre del antiguo señor de Bretaña se enmudeció más, si cabe, el salón —. Una hechicera de sangre.. —bien parecía que fuera a decir algo más, pero pareció guardárselo para si mismo. Medrawt se quedó en silencio, como si él mismo estuviera atravesando un proceso mental agotador —. Esto iba a pasar. Riothamus siempre fue la marioneta de Morgaine y de Margawse, pero Margawse se cansó de fingir y ser la segunda.

Miró entonces a Selin, que preguntaba sobre él. El vampiro sonrió lacónico, muy leve. Miró a los presentes tomándose con calma la respuesta.

¿No lo sabe todo el mundo? Traicioné a mi sire y a mi linaje —explicó con la naturalidad de quien ha aceptado las cosas —. Todo por una promesa que nunca se cumplió. Y ahora solo soy un descastado. Nadie que importe ya.

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13/03/2021, 19:22
Ingvar Lundson

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—


 

El relato de Ingvar acerca de lo sucedido en la corte de Margawse fue interrumpido por la risa de Einar y Torborg, lo que provocó que el Gangrel más joven torciera el gesto, irritado.

-¿Es gracioso? –Musitó a media voz, sin llegar a hablar en voz alta pero sin importarle ser escuchado. -¿Ser sólo los perros de caza de sus dökkalfar?

Sin embargo, logró controlar sus revueltas emociones, y al centrar su atención en el Verdugo, que había respondido a Selin, incluso pudo relegar a un segundo plano la presencia de su sire.

-Todo lo que ha estado encerrado en las leyendas vuelve a cobrar vida. –Contestó a Medrawt. -Todo es distinto, pero los mismos mitos que una vez dejaron huella en esta tierra regresan. Y por lo que decís… lo que sucedió, puede volver a suceder de nuevo.

-Pero a vos… la leyenda os ha respetado. –Añadió, cuando aquel hombre reveló una pequeña pizca de su historia. Traidor a su linaje. Una mueca irónica pugnó por asomarse al rostro de Ingvar al escucharlo. Al menos, tenían eso en común. -Os permitió sumiros en el olvido sin más que guardar vuestro nombre, maese Medrawt. No conocemos. Ni vuestro linaje, ni la promesa que os llevó a traicionarlo.

-Sólo sabemos que pretendemos impedir que otra era de oscuridad caiga sobre Bretaña. Y que esperamos contar con… -Estaba ya en mitad de frase, cuando el inesperado retorno de Sybilla hizo que su mirada se apartara bruscamente de Medrawt para clavarse en la desorientada cainita.

-Y si os diera mi opinión… renunciar a un linaje es duro pero a veces necesario. –Añadió, levantándose de su silla mientras miraba a la mujer de ojos negros, sin que se supiera exactamente a quién se dirigía realmente. -Especialmente cuando el linaje te traiciona primero.

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17/03/2021, 20:33
Selin

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—


Al fin veo regresar a Sybilla, y después de su anterior grito es algo que deja cierta preocupación en mi cuerpo. Vista la situación creo que sigue siendo necesaria la cortesía y la prudencia, así que por el momento dirijo mi atención a Medrawt que empieza a responder a mis preguntas. No escucharlo me haría parecer una maleducada y lo peor, es que no sería inteligente por mi parte. Asiento cuando menciona las artes de Mograine.

Hemos sido testigos de su magia ―le aclaro, sin ver necesario aportar nada más.

Su siguiente revelación, una que dice que todos saben, era hasta el momento desconocida para mí. Es difícil no sentir ciertas similitudes entre el camino que ha elegido y el que he escogido yo. Puedo vislumbrar aquellos días pasados, sucedidos hace años y hasta donde me llevaron, hasta estas estancias. Absorta en mis propios recuerdos, me quedo con la mirada perdida alrededor de Medrawt, doy una sacudida de cabeza y vuelvo a mirarle a los ojos.

Desconocía vuestro pasado. Han sido mucho años viajando e incluso vagando por muchos lugares hasta que todo ello me ha traído hasta aquí. No sabía nada de estas tierras lejanas. ―Hago una pausa―. Soy una sarracena, una extranjera en ellas, pero las historias se parecen; ya sea en Bretaña, Al-Qahira o Al-Ándalus.

Me giro hacia el normando y escucho su aportación, asintiendo suavemente a sus palabras.

Parece que a pesar de la distancia y de nuestras diferencias, somos más afines de lo que podría parecer a golpe de vista ―digo, dirigiéndome a ambos. Luego, guardo silencio, buscando las palabras que creo adecuadas. No consigo hallar las que desearía―. Os agradezco a ambos vuestras sinceras palabras ―concluyo, haciendo una leve y respetuosa inclinación con el rostro.

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18/03/2021, 11:22
Artur de Aquilare

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—


Artur había permanecido en silencio y asintió, levemente, a las palabras tanto de Selin como de Ingvar. Tras esto miró, tan solo un instante, a Sybilla. Sintió como parte de su preocupación desaparecía. Aunque, por supuesto, hubiera sido mucho mejor para su preocupación que quienes regresaran fueran ambos, Sybilla y Guiscard. Pero era pedir demasiado.

- Temo que mis compañeros tienen razón. Vuestro nombre se encuentra sumido en la leyenda, como los del resto de los implicados en la historia. Salvo de la duquesa, por supuesto. Y hasta donde sabemos, el vuestro no está unido ni al descrédito, ni a la burla. Más bien al contrario. Si deseáis contarnos los pormenores sobre linaje y promesa, vuestras palabras, sin duda, serán bienvenidas.  

Miró entonces el castellano a los dos guerreros gangrel, con una ligera sonrisa de perversa curiosidad.

- ¿Acostumbran vuesas mercedes a reirse ante la mención de sus fracasos más obvios? Es algo que me llama la atención, aunque sin duda demuestra una altura de miras inesperada. Uno supondría que fracasar de forma evidente cuando se hace un intento tal les tendría, al menos, acongojados. Por no hablar de luego huir con el rabo entre las piernas cuando el fracaso se ha hecho evidente. Les felicito por su deportiva aptitud.

No esperaba el castellano que notaran la puya por el uso del término "aptitud" en vez de "actitud" pero, si les había calado correctamente, las palabras les harían muy, muy, poca gracia. Probablemente no hasta el punto de hacerles caer en frenesí (aunque si así fuera sería toda una maravilla, y el fin del intento que les llevaba a este lugar, puesto que si quebrantaban las leyes de la hospitalidad era seguro que maese Guiscard acabaría con ellos) pero, ¿quién sabe? Si de hablar se trataba, el castellano sabía muy bien las palabras que usar para zaherir a sus contrincantes.

Sobre todo cuando ellos solos se ponían en el disparadero.

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18/03/2021, 22:32
Sybilla

Sybilla atravesó la puerta con el rostro desencajado y las mejillas manchadas en carmesí. Su mirada, oscura, obnubilada y perdida, se detuvo en cada uno de los presentes. Sus pupilas casi febriles se cruzaban con las de Adeline, vertiendo un rencor que no creía poseer. Si guardaba algún recuerdo de su hogar, o de Guiscard, entre las pocas memorias felices que conservaba intactas, ella se había encargado de quebrarlo todo. 

Sin decir nada, la consejera se situó entre los presentes, buscando un lugar discreto. Miró a Artur, a Selin y a Ingvar, con una pena infinita y a duras penas contenible, y el horror dibujado en la cara. Recompuso su postura como pudo y miró a Medrawt, dedicándole una cortesía a modo de saludo- Lamento haberos interrumpido. -dijo, prestando entonces atención a lo que allí ocurría. Seguían presentes los guerreros gangrel. 

Ingvar la miraba cuando hablaba de renunciar a un linaje. Sus palabras, en aquel momento, le parecieron significativas y filosas. Dolorosas. 

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23/03/2021, 02:22
Medrawt de Camlan

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—


Y seguirá siendo así por el momento —zanjó con gesto grave mientras observaba a Sybilla con atención, luego volvió a Selin —. Entonces vuestra llegada se debe a una cínica providencia.. encontraros con todo esto..

Dirigió una mirada de abierto desdén al lanzamiento de pullas que se estaban dando unos y a otros, ajeno a esa disciplina, aunque con el semblante agotado.

Pero.. siempre ha sido así. Y siempre será así —dijo con resignación —. Margawse.. Morgaine.. siempre ha sido así —de nuevo, Medrawt se sumió en un estado de melancolía que lo ausentó durante unos instantes.

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23/03/2021, 02:32
Torborg Olafsson

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—


De nuevo Einar reaccionó con virulencia, el gangrel soltó un manotazo sobre la mesa que la hizo temblar. Esto provocó una reacción general de miradas de reprobación, y una vez más Torborg intervino.

Habla el que no sabe lo que está pasando.. y corretea de un lado a otro según le manden —repuso Torborg mirando a Ingvar —. Sí, niño. Crees que nos insultas llamándonos perros, cuando tú y los que están sentados en esta mesa son los necios utilizados por la Bruja para volver —las palabras del gangrel pareció saborearlas —. Di lo que quieras, pero no somos tan distintos, cachorro. Solo que nosotros sabemos lo que somos, y tú crees que eres algo más.

Torborg volvió la mirada hacia Artur, sin dejar de agarrar a Einar del hombro y fijándole en el suelo, el gangrel simplemente sonrió.

¿Fracasar? —sonrió enigmático, disfrutando de aquel evocador momento, y volvió a soltar una carcajada —. Sí, fracasamos.

O no se molestó en ocultarlo o, sencillamente, era como un libro abierto, pero Torborg demostraba saber algo más, algo tan relevante como para llenarle de confianza.

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23/03/2021, 02:42
Adeline du Terres Rocheuses

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—


Ante una situación que empezaba a ser desagradable e imprevisible, la chambelán del castillo alzó la voz, esta vez con una seriedad y una autoridad a la que el castillo casi pareció reaccionar.

Una disputa más, una pulla más, una carcajada a destiempo más... y saldrán de este castillo para no ser bienvenidos. Espero haber sido clara —dirigió su mirada de forma indistinta a todos los presentes, hizo una pausa antes de volver a dirigirse a vosotros —. En breve podrán hacer su petición.

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26/03/2021, 20:19
Ingvar Lundson

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—


 

Ingvar observó la sombría figura de Sybilla acercarse a la mesa en un fúnebre silencio, y lentamente se dejó caer hasta terminar él mismo sentado en la silla, con los ojos clavados en la sombría figura de la mujer. Quiso preguntar, quiso saber, pero era consciente de que en la situación en la que se encontraban sólo sería una muestra de debilidad. Quiso acercarse, pero tampoco fue capaz de convencerse a sí mismo.

La intervención cortante de la macabra chambelán lo sacó de sus pensamientos, y lejos de intimidarlo, lo ayudó a serenarse. Ese terreno, el de la provocación, era uno que él conocía perfectamente.

-Son tiempos de guerra, Adeline, y tenéis a los dos bandos sentados a vuestra mesa sin matarse.  –Contestó Ingvar, torciendo el gesto en algo que, de no ser por sus ojos brillantes y sus colmillos afilados, podría haberse tomado por una sonrisa educada. -No pedís poco. Pero intentaremos mantenernos así.

De nuevo, Torborg intervino, haciendo gala de un autocontrol y una suficiencia inquietantes. Pareciese que para el cainita, no importase ser esclavos de la bruja, o sacrificar decenas de ghouls de combate en misiones fallidas. Pareciese que hubiera algo más que sólo él conocía.

Se obligó a tomar aire hasta llenar sus pulmones, y a dejarla escapar en un lento suspiro. En ese extraño campo de batalla, el vencedor sería quien fuese capaz de controlarse. Y por el momento, el ganador y el perdedor estaban en el otro bando.

-Nunca he creído ser más de lo que soy, Torborg, y no es mucho. –Contestó al Gangrel. No resultaba fácil, pero estaba logrando mantener a la Bestia controlada. De alguna forma, ver a Einar ser sometido de esa forma parecía calmar su sed de venganza. -Un peón. Pero intento ser un peón libre. Morgaine me utilizó, y por eso me opongo a ella… igual que ese al que sujetas me usó y me desechó.

-Si no hubiera sido porque él me dejó abandonado a mi suerte cuando me capturaron, es posible que ahora estuviera sentado al otro lado de esta mesa. –Añadió, en voz algo más baja, como si estuviese expresando en voz alta un pensamiento que no se había planteado hasta ese instante.

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29/03/2021, 01:22
Selin

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—


Escucho a Medrawt y no sé bien como reaccionar, hago un breve asentimiento, dejando que sus palabras se repitan en mi mente. Y vuelvo a realizar otro gesto de asentimiento, haciéndole saber que sigo escuchándole a pesar del nuevo inicio de las discusiones, que de vez en cuando atrae mi oscura mirada. Sobre todo lo hace cuando menciona el hecho del que fui culpable, cuando entregué la manzana. Sí, fue un error, uno con el que acabé con la niebla, pero permití a la Bruja retornar. Frunzo el ceño, no es un recuerdo agradable, ni uno del que pueda sentirme orgullosa.

Al menos la chambelán los manda callar, no es que no quiera escuchar la cruda realidad de mis actos, pero ya puedo repetírmela yo misma si me es necesario. No necesito ayuda para sentir que he fallado, sé que lo he hecho. Atiendo a las aclaraciones del normando. No comparto sus motivos, mi oposición no es por un anhelo de libertad, sino por la necesidad de justicia con los mortales caídos: Morgaine es indigna de su poder. Necesito repetírmelo una y otra vez hasta que su reinado acabe por siempre.

Siempre ha sido, pero no siempre será ―respondo al Verdugo, después de un rato en el que me he perdido en mi misma―. ¿Habéis conocido a ambas? ¿Qué pensáis de ellas? ―pregunto, pues las dos me son de interés y tan podrida puede estar una como la otra.

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29/03/2021, 18:32
Octavio

El mercenario no pudo más que torcer el gesto ligeramente. A decir verdad, la situación era convulsa, y él no era más que un recién llegado, pero su impresión era que la situación se estaba enredando en una serie de malas intenciones que no llevaban a nada bueno. Desde luego si se habían sentado allí a hablar era para obtener algo favorable para todos, y la mala sangre no ayudaría, ni en ese momento ni en el futuro. 

-Entiendo que solo soy un advenedizo...-Empezó diciendo.-Pero creo que si se ha convocado esta reunión es para algo más que para discutir. Soy ante todo un hombre práctico y creo que deberíamos centrarnos en nuestras metas comunes... que a fin de cuentas son las que pueden reportarnos algo más que las peleas o provocaciones. Creo que es mucho mayor lo que podemos hacer juntos que enfrentados. 

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29/03/2021, 19:41
Ingvar Lundson

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—


 

Una carcajada sincera, genuina, se abrió paso por la garganta del normando hasta brotar, contenida hasta ser sólo una suave risa, a través de sus labios cerrados al escuchar la intervención del mercenario. Por unos momentos, Ingvar lo observó, preguntándose si hablaba en serio o si sus palabras habían sido una broma de afilado ingenio.

-Mis disculpas, maese Octavio. –Dijo, decidiéndose por la primera opción, y adelantándose al posible reproche de la macabra mujer que dirigía el lugar. -No pretendía faltaros al respeto. Antes al contrario, tenéis toda mi atención.

-Y todo mi respeto, debo añadir, si en verdad lográis que nos centremos en nuestras metas comunes. –El explorador miraba a Octavio con una sonrisa indescifrable, pero el tono de su voz parecía incluso paternal. -Ahora mismo, no logro imaginarlas.

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14/04/2021, 14:35
Artur de Aquilare

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—


Guardó Artur silencio. Lo cierto es que sus palabras habían tenido, al menos, la virtualidad de conseguir saber que, para sus adversarios, lo ocurrido en el intento de asesinato de la duquesa no había sido un fracaso. Obviamente, era algo que le inquietaba. Y no poco.

Pero tampoco era algo en lo que pudiera excarvar ahora. Cualquier intento en ese sentido solo serviría para ponerle en evidencia. Así que se encogió de hombros con una irónica sonrisa en los labios, sin intervenir nuevamente en disquisiciones y miró, con curiosidad, las palabras entre Ingvar y Octavio. Para el castellano era evidente que la paz era imposible, y solo podía creer que Octavio pretendía poner en evidencia a los gangrel. Fuera como fuese, no intervino nuevamente.

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16/04/2021, 17:07
Guiscard du Guingamp

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—


Torborg mantuvo su silencio tras la respuesta de Ingvar, simplemente se limitó a sonreír de una forma bastante similar a Artur, acomodándose en su asiento. Medrawt iba a responder a Selin, pero antes de que lo hiciera las puertas se abrieron dando paso a un circunspecto Guiscard du Guingamp, el señor de Concoret. Había cambiado su indumentaria por una más sobria, negra y elegante, y avanzó hasta retomar su puesto en el trono. En esta ocasión no dedicó ninguna mirada a Sybilla, que aun permanecía ausente tras lo que fuera que le hubiera pasado antes de volver.

Bienvenidos a mi castillo.. —empezó mirando a cada uno de vosotros salvo a Sybilla —. ...son tiempos sombríos.. ¿y cuándo no lo son? Y lamento no poder ofrecerles algo más de luz en ellos.. Espero que mi chambelán les haya servido bien..

Tras su mención, Adeline se colocó junto a su señor como si fuera una cariátide por su rigidez y bellas proporciones. Vuestra, hasta ese momento, anfitriona comunicó a su señor que todo el mundo se estaba comportando debidamente, que los recién llegados, vosotros, teníais una petición que hacer. Guiscard se quedó ausente unos instantes, inclinando el oído hacia los labios de Adeline, y tras escucharla volvió a acomodarse en su trono.

Hace tiempo que no veo a su Alteza.. pero mi lealtad permanece intacta.. y escucharé a sus enviados. Desde luego.. —asintió lentamente mirándoos indistintamente con fijeza —. Hablad.

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16/04/2021, 19:15
Sybilla

Sybilla se encogió, ligera y momentáneamente, al volverse de nuevo presenta la figura del señor de Concoret en el salón. Se había cambiado de ropa. Daba la impresión de que realizaba un duelo. Quién sabe si por su alma, o si por otra causa aún más perturbadora. 

Levantó la mirada de ojos oscuros y lo miró. Lo vio observar a cada uno de los presentes, menos a ella, y no supo si con ello quiso pretender que no existía, o si le resultaba, como ella, demasiado doloroso observar el horror que uno no espera. La consejera alzó el mentón, contenida, al escuchar que Guiscard pedía que hablasen. Daba un paso al frente, y se situaba ante él. Sólo el deber podía mantenerla cuerda en aquel instante.

Su Alteza nos envía en la búsqueda de la Dama del Lago. Solicita la ayuda y guía del Señor de Concoret para que podamos encontrarla en lo profundo del bosque de Broceliande.  

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16/04/2021, 21:50
Ingvar Lundson

Ingvar observó al señor del lugar regresar a la sala, bastante más íntegro de lo que esperaba después de ver su anterior reacción y el estado en el que había regresado Sybilla. Se percató también de la reacción de la consejera de Margawse al verlo regresar, y a punto estaba de intervenir, cuando también ella pareció sobreponerse y dar la respuesta oficial de la comitiva.

-Son en efecto tiempos sombríos en Bretaña, en efecto, lord Guiscard. –Contestó Ingvar al cainita, repitiendo el término que había usado el señor de Concoret, mientras lo observaba atentamente. Tenía cierta curiosidad por aquel hombre que había sido importante para Sybilla y que había permitido que su castillo se convirtiera en una pesadilla viviente. Hombre, títere y monstruo se entremezclaban en las suposiciones del normando, que continuó hablando.-Tiempos de guerra, a decir verdad. Y tenéis el honor de tener a ambos bandos en vuestra mesa. El bando de los que, como leales a su Alteza, como vos… y el resto de invitados.

-Pero no os preocupéis, vuestra chambelán ha sido terriblemente correcta y equitativa con todos vuestros invitados. –Añadió, ensanchando una sonrisa que, para quien no conociera al gangrel, podría perfectamente pasar como genuina.

Aguardó la respuesta de Guiscard, pero mientras lo hacía, frunció el ceño, como si una idea fugaz hubiese atravesado sus pensamientos, y se giró hacia el Verdugo.

-Me pregunto… maese Medrawt… -El normando recordaba todos los momentos en los Viviane había sido mencionada, y también la forma en la que había interactuado con ellos en la cueva frente al mar. A su forma de ver, probablemente la Malkavian podría ser tan importante en la leyenda como cualquiera de las hermanas, pero su papel no era claro. -Veréis, no todos los días se tiene la oportunidad de hablar cara a cara con una leyenda. Tal vez vos lo sepáis, ¿cómo está también Viviane du Lac relacionada con lo que sucedió entonces?

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18/04/2021, 19:22
Selin

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—


Me incorporo con la llegada del Señor de Concoret y realizo una respetuosa inclinación de cabeza antes de volver a tomar asiento. Atiendo a sus palabras e interiormente le doy toda la razón, pues siempre han sido tiempos sombríos, no solo en estas tierras sino en muchas otras. Poco cambia el hecho de que unas tengan un clima más cálido con sus habitantes, los hechos siguen siendo los mismos, la corrupción y la oscuridad sigue estando presente en los corazones de muchos.

Cuando nos ordena hablar, espero por si otros prefieren tomar la palabra en primer lugar. Coincido con la petición de Sybilla y dado que no veo necesario añadir nada más, espero a que nos dé respuesta, pues no creo que todo resulte tan sencillo. Algunos de sus invitados son, sin duda, desagradables y él solo ha accedido a escucharnos. 

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23/04/2021, 12:10
Guiscard du Guingamp

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—


Guiscard dirigió la mirada a Sybilla cuando habló, el Señor de Concoret arrugó la frente con una expresión que navegaba entre el desagrado y la molestia, pero clavó sus siniestros ojos sobre la consejera de Margawse.

Y a pesar de todo, sigue viniendo aquí para pedirme favores.. —siseó de un modo que bien podía pasar por serpiente del veneno que vertían sus palabras —. Hace tiempo que no veo a Viviane du Lac, pero su perro faldero patrulla los confines del bosque ocasionalmente. Como no puedo negarme a la petición de su.. Alteza.. podéis pasar por mis tierras. Adeline os dirá adónde tenéis que ir.

Se quedó en un gélido silencio, Adeline se inclinó hacia Guiscard con la intención de decirle algo. La mujer no movió los labios, pero bien pareció que le dijera algo ya que Guiscard asintió. Entonces intervino Ingvar, y la mirada fulminante del toreador cayó sobre el gangrel. El instinto provocó que Ingvar se pusiera en alerta, como si hubiera coqueteado con un peligro invisible sin saber exactamente cual, pero fue pasajero.

Concoret siempre ha estado abierto para todo el mundo. Mi hospitalidad es humilde, pero sincera para quienes no vienen con el corazón envenenado —respondió con seriedad. De esa guisa dirigió una mirada a la pareja de gangrel que chismorrearon algo entre ellos, pero Guiscard no exteriorizó ningún comentario al respecto y añadió —. ¿Eso es todo?

Cuando Ingvar se dirigió a Medrawt, este le hizo un sutil gesto de silencio, dándole a entender que en presencia y habla del señor del castillo no estaban bien las conversaciones paralelas. Le hizo entender que respondería a su pregunta cuando la audiencia terminara.

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25/04/2021, 16:57
Ingvar Lundson

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—


 

Guiscard comenzó a contestar a Sybilla con sus palabras cargadas de peligroso veneno, pero cuando el normando intervino y el toreador se giró hacia él, todo el cuerpo de Ingvar se tensó de golpe. Era la misma sensación que sintió un momento antes de que aquella estaca se hundiera en su pecho. La misma cuando estuvo a punto de morir en aquel combate ritual. Era su alma, tratando de avisarle del peligro inminente.

A punto estuvo de levantarse, pero logró controlarse. Lo cierto era que, a pesar del peligro, Ingvar no se arrepentía en absoluto de sus palabras. Desde que Raynier lo adopto como pupilo y le mostró los rudimentos de la política cainita, él mismo había escogido ser un provocador. Se sentía cómodo utilizando la ironía, y soportando la reacción que causaba en los demás.

Pero había otra razón para destacar en el instante en el que se encontraban, más allá de su forma de ser. Y es que prefería que la atención del extraño señor de Concoret se centrase en él y no en Sybilla. Era evidente que esa relación era una en la que no convenía profundizar si deseaban mantener estable a ese hombre.

-Os agradecemos de todo corazón vuestra ayuda y permiso para cruzar vuestras tierras, lord Guiscard. –Contestó finalmente, observando a su vez al cainita mientras trataba de comprender qué era lo que había sentido.

-Estoy seguro de que seremos capaces de entendernos con el perro faldero de Viviane. –Añadió, y se esforzó en que sus siguientes palabras sonasen genuinamente humildes. -No en vano, no será la primera vez que me definen como uno de esos. ¿Puedo, sin embargo, preguntar si ese perro faldero tiene otro nombre para dirigirnos a él?

La mirada de Ingvar se dirigió a sus hermanos de sangre, y a punto estuvo de parafrasear al señor del castillo y repetir su “¿Eso es todo?” en tono de burla, pero se contuvo. Por un poco de placer personal no merecía la pena echar por tierra el esfuerzo de los demás. Sin embargo aguardó, expectante, para ver si cualquier de los otros dos Gangrel lanzaban también su petición a Guiscard.

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26/04/2021, 12:49
Artur de Aquilare

Castillo de Concoret, principios de enero

—Primeras horas de la noche—


No. Guiscard no era un aliado, y era posible que no lo fuera nunca. ¿Qué le iban a pedir los enviados de la Pretendiente? Artur notó la insolente seguridad de estos, y temió. No por Sybilla (al fin y al cabo si el toreador fuera a matarla lo hubiera hecho antes), tampoco especialmente por el bocazas de Ingvar quien, a su modo, jugaba con astucia a provocar sin llegar a provocar demasiado. Un juego peligroso, arriesgado, y potencialmente inútil, pero en el que sin duda el gangrel destacaba. 

No. Temió por sí mismo. Por haberse equivocado y haber decidido jurar a favor de quien pudiera resultar perdedora en todo este asunto. En todo caso, ahora daba igual. Estaba ligada a la duquesa y actual gobernante de estas tierras por lazos de obligación. Miró, unos segundos, a Medrawt de Camlan. ¿Por qué estaba aquí? ¿a quién iba a apoyar?

Y luego meditó, para sí. Le faltaban datos. Si Sybilla era, como parecía, íntima para el señor de este dominio y este castillo, el toreador lord Guiscard du Guingamp, y el traerla parecía sumir al noble en una obvia molesta e incomodidad ¿por qué traerla? ¿por qué insultar de forma tan obvia a quien podía, como tantos otros, ponerse de lado de su hermana?

No, la duquesa no era estúpida. ¿Entonces? ¿Estaba más clara la lealtad de lord Guiscard de lo que parecía? El toreador parecía a punto de estallar. En cualquier momento. Y había algo... espeluznante en él. Algo que le inquietaba.

- Os agradecemos, lord Guiscard du Guingamp, vuestra hospitalidad. Como bien ha dicho mi compañero, tanto vuestra ayuda como vuestro permiso para cruzar vuestras tierras nos era imprescindible, y sin vuestro asentimiento, nada hubiéramos podido hacer. Nos disculpamos, igualmente, de cualquier inconveniencia que nuestra presencia ha podido provocaros, pues nada de eso ha sido nuestra intención. Tenemos, todos los que hemos venido en nombre de su alteza, nuestras obligaciones. Y a ellas nos debemos. Si hay alguna cosa, petición, cuestión, que queráis hacer llegar a su alteza, le haré llegar, tan bien como sea posible, respetando cada letra y palabra, lo que me digáis. También, si algo precisáis que en nuestra escasa pericia y limitadas posibilidades, esté en nuestra mano dar, indicádnoslo. En caso que no sea así, y cuando nos déis permiso, hablaremos con la dama Adeline para partir.