Partida Rol por web

Vesania y Supremacía

Chapter I: Progeny of the Snake

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09/07/2012, 23:01
Horace Holden

Horace se apresuró a responder.

- Oh, querida, la señora Drummond es un portento con el piano. Debería haberla escuchado anoche. Qué delicia. Fue tan impresionante su arte que hasta provocó en mí uno de nuestros trances. - Rió tontamente. - Imagínese qué impropio. Absorto en mis pensamientos frente a tan distinguidos caballeros. El señor Ryker entre ellos, por cierto...

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09/07/2012, 23:06
Reginald Moore

Reginald se encontraba repiqueteando una copa de sangre, mordiéndose el labio. Era un hombre constantemente nervioso. Sólo se dio cuenta de la presencia de Lydia y Paul cuando le hablaron.

- Oh, sí, claro, señora Applewhite... Perdonen ustedes mi actitud, pero ese edicto me ha puesto ciertamente tenso.  - Tic en la pierna derecha. - No he podido ni expresar mi opinión al respecto. Ha sido un golpe de efecto totalmente imprevisto. Pero no voy a aburrirles con mis cábalas. ¿En qué puedo ayudaros?

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09/07/2012, 23:15
Lydia Applewhite

-No, si de eso exactamente queríamos hablarle. Veo que Mithras le ha desconcertado tanto como a nosotros... Decir algo así y retirarse sin atender las preguntas o las réplicas me ha parecido un gesto totalmente reprochable por un lado. Por otro... Bueno, veníamos a exponerle nuestra preocupación sobre el tema de la Hermana Judith. Creo que los que estemos en desacuerdo deberíamos reunirnos y solicitar una audiencia con el príncipe para pedir explicaciones.

Lydia tragó saliva y alzó la barbilla.

-Seguro que usted es de la misma opinión que yo cuando digo que esto ha sido un robo a mano armada de derechos y poderes.

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09/07/2012, 23:38
Randolph Goodwin

Randolph se mantuvo detrás de Baring-Gould, muy apurado. Aprovechó la aparición del tal Sameer para coger al Primogénito Toreador del codo y susurrarle algo al oído. Permaneció junto al abogado, mirando alternativamente al Príncipe y a la hermana, y cuando se marcharon con el recién llegado se volvió hacia su acompañante y le habló en susurros.

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09/07/2012, 23:47
Elizabeth Blackmore

Purity rió suavemente algo avergonzada por todos los halagos que Holden le dirigía. Hizo un gesto con la mano para quitarle importancia al asunto.

-No es para tanto, os lo puedo asegurar. Me sentiría muy honrada de escucharos en algún momento de la velada. Estoy segura de que sería francamente agradable -confesó hacia la señorita con timidez. Se excusó un momento para buscar una copa con la que refrescarse. Tuvo que rechazar las dos primeras haciendo un mohín antes de regresar-. Es un hombre simpático el señor Ryker, aunque ha sido bastante inapropiado que hablase de esa manera antes.

La joven entendía de etiqueta en exceso, y la valoraba tanto como el saber vestir apropiadamente.

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09/07/2012, 23:53
Reginald Moore

Reginald se llevó la mano a su barba de tres días. Probablemente le hubieran sorprendido sin afeitar el día de su Abrazo. Se rascó como otro de sus impulsos.

- Desde luego que ha sido una decisión nada justa. Pero sinceramente, señora Applewhite... No sé qué podríamos sacar de ventaja en una confrontación directa con el Príncipe. A nadie más que a mí me interesa que abogue la justicia, pero creo que en este caso debemos ser cuidadosos y plantear este asunto de otra forma. Deje que los Primogénitos nos ocupemos de esto, ¿de acuerdo? Prometo que le mantendré informada.

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10/07/2012, 00:04
Randolph Goodwin

Le susurró alguna tontería a Baring-Gould, que se tranquilizase o algo así. Aquella debía ser la única reunión de la Camarilla en la que había pasado algo interesante desde que se había creado la secta. Randolph se agarraba a la manga de la chaqueta de Eric con fuerza, un gesto que podía pasar por indignación pero nacía de la excitación. El Assamita estaba intentando provocar a Judith, o habría pedido una audiencia privada. Quería hacer salir a la Bestia. Y Randolph compartía su deseo.

-Venga conmigo, alejémonos un poco de aquí. Ni la Senescal ni McAndrew permitirán que esto siga adelante, están de su lado. Y menos después de este espectáculos. Calmémonos -le dijo a Eric en susurros.

Él mismo necesitaba alejarse un poco. Debía ser paciente con Eric, darle consejo y escuchar sus quejas, no incitar a la Bestia con imágenes de hermanas en frenesí.

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10/07/2012, 00:07
Horace Holden

Horace enarcó las cejas.

- ¿Y por qué fue inadecuado, querida? Es inadecuado desde nuestro punto de vista, desde el punto de vista de la Camarilla. Sin embargo, el señor Ryker, como todo su Clan, se han posicionado como Independientes al juego entre sectas. Si simplemente fuese un Chiquillo osado, sin poder, pase. Pero es Chiquillo de Halim Bey, la única Serpiente de Londres hasta esta noche. Una Serpiente a la que se le permitió Abrazar, de manos del propio Príncipe. Y por si fuera poco, no tomaron medidas de ningún tipo cuando su Sire no le presentó inmediatamente, como debe ser. ¿Alguien duda hoy por hoy que Halim Bey amasa un poder que ninguno de nosotros piensa que tiene? Si Mithras tiene tantas... licencias con él, hay una importancia de peso, desde luego. En definitiva, señora Drummond: si alguien tiene la posibilidad de ser vehemente con el Príncipe sin arriesgar su cuello en el proceso, ese es Gerald Ryker.

Y tomó un sorbo de su copa para terminar el estamento. Le encantaba el efecto que producían sus palabras en los demás.

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10/07/2012, 00:11
Eric Baring-Gould

Eric asintió débilmente, mientras la furia todavía bullía en su interior. Se internaron en el ala este del Crystal Palace, caminando hacia los jardines.

- Quizás me excedí, Randolph. Demonios, ahora Horace debe estar despellejándome con Dingwall. Y también he visto ahí a la tal Purity, la Chiquilla de Jemaine. Al diablo con todos ellos. El Príncipe está perdiendo el norte. Esto sólo ha sido la gota que colma el vaso.

Si hubiera podido sudar, sin duda lo haría.

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10/07/2012, 00:14
Eric Baring-Gould

Eric Baring-Gould, el Primogénito Toreador, se alejó con Randolph Goodwin por el ala este del Crystal Palace, que desembocaba en los jardines.

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10/07/2012, 00:19
Elizabeth Blackmore

La Malkavian sonrió con tranquilidad.

-Eso no omite que fuese un comentario hecho en el momento inapropiado, señor Holden -Miró un instante a la Toreador-. Es mera etiqueta, y eso no hace distinción respecto a nadie. Respecto a lo demás, desde luego, no tengo objeción alguna.

No, claro que no la tenía. Todavía le costaba comprender los delicados hilos que tejían aquella maraña de información. Sin embargo sus ojos brillaron con un deje de malicia. Halim Bey tenía tanto poder como el Toreador aseguraba, eso ponía en jaque a su adorado Mithras. Bueno, quizá le conviniese llevarse bien con Gerald, después de todo. Aunque sus ojos lo viesen ahora más como la serpiente sibilina y rastrera que era que como el adorable chiquillo que se había presentado el día anterior en su casa, galante y cortés.

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10/07/2012, 00:24
Lorna Dingwall

Lorna asintió.

- Ciertamente, señor Holden, en este punto debo estar de acuerdo con la señora Drummond. Simplemente no fue cortés. No debería, si se me permite la expresión, haber metido las narices en asuntos que no le incumbían para nada. - Luego miró a Purity, cómplice. - En Edimburgo también nos enseñan modales. - Y rió de nuevo.

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10/07/2012, 00:27
Horace Holden

Horace rió del chiste de Lorna.

- Pero insisto, señoras. Esa es nuestra concepción de los hechos, porque vemos al Príncipe como una figura de autoridad. Sin  embargo, para el señor Ryker, Mithras no es más que un Matusalén. No es dueño de su destino, como lo es del nuestro. Así pues, ¿por qué no expresar tu opinión cuando sabes que estás fuera del alcance de la enguantada mano del Príncipe? No pueden negarme que al menos tiene un tinte divertido muy emocionante. Como dirían los franceses, Gerald Ryker est un enfant terrible...

Sonrió, lobuno.

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10/07/2012, 00:39
Randolph Goodwin

-El Príncipe hace lo que le parece -le recordó-. Esta es su ciudad y no estamos en condiciones de impedirle nada. Su trabajo es recordarle las leyes de la Camarilla, Eric, pero si decide ignorarlas no hay nada que pueda hacer.

Miró hacia la pared y frunció el ceño. Estaba intentando provocar a Baring-Gould y era lo contrario de lo que se suponía que debía estar haciendo.

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10/07/2012, 00:34
Elizabeth Blackmore

-Un très beau. -rió en un fluído francés. Posó los labios sobre el cristal para refrescarse con el dulce sabor de la sangre-. Ruego que me dispense respecto a ese tema. Soy poco ducha en lo que a nuestra política se refiere y, -se volvió hacia la pelirroja- no me gustaría desperdiciar esta velada en ese tipo de temas teniendo a una extraordinaria artista a mi lado. Todavía no me ha respondido si accederá a mi petición.

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10/07/2012, 00:45
Janet Latimer

-Señor Ryker -dijo ella a modo de saludo, con una sonrisa encantada. Siempre daba la sensación en presencia de Janet de que rodearse de Vástagos apuestos la complacía sobremanera. Estrechó la mano de Gerald con la suya, menuda y escurridiza. Negó con la cabeza-. Una auténtica atrocidad, como podrá suponer. Yo, personalmente, no habría concedido tanto poder a una Caitiff y comprendo que los ánimos estuviesen algo crispados, ¡pero ese hombre! ¡Entrar aquí de ese modo, como un salvaje! Aunque ya se sabe con los Assamitas -dijo en voz baja, aún con la mano en la de Gerald-, tan independientes, tan poco civilizados... olvidan las formas. Ha sido usted todo un caballero al pararle los pies.

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10/07/2012, 00:46
Eric Baring-Gould

Eric se exasperó, y se contuvo para no gritar.

- ¡Y un cuerno, Randolph! - Se detuvo unos segundos. Cerró los ojos y posó las yemas de los dedos corazón y pulgar en los lagrimales. Luego volvió a abrirlos. - Perdóneme. Toda esta situación me ha puesto muy tenso. No entiendo en qué demonios estaba pensado, de verdad... Sólo espero que tanto Violetta como McAndrews tomen cartas en este asunto. Es indignante.

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10/07/2012, 00:48
Lorna Dingwall

Lorna sonrió.

- Confiaba que obviase la pregunta. Pero si insiste, supongo que podré amenizar la velada. Sólo pongo una única condición: que toque usted conmigo. Sé que el señor Holden aquí presente es un gran amante de las piezas de piano y violín. Estaría encantado de escucharnos.

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10/07/2012, 00:54
Sameer El Rojo

Sameer se quedó mirando a Mithras y a su Senescal marcharse con aire satisfecho. Después no había perdido el tiempo intentando entablar conversación con nadie. Tomó una copa y se dirigió a la salida con una sonrisa, alzándola al pasar junto a un grupo de señoras. Se la acabó de un trago mientras caminaba con zancadas largas y seguras y se marchó del edificio, aún con la copa en la mano.

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10/07/2012, 00:57
Elizabeth Blackmore

-Por supuesto -dijo, alzando la copa hacia ella para vaciarla después.

Quizá Mithras no estuviese allí, pero deslumbraría de igual modo al resto de los presentes para futura rabieta de Jemaine.