Partida Rol por web

Vesania y Supremacía

Prologue: The Snakepit

Cargando editor
22/06/2012, 02:10
Jemaine Wilburn Royce

-Buscaremos una ocasión para que puedas estrenarlo -le prometió él. Si no había más remedio la sacaría para calmar sus nervios-. Pero recuerda que no debemos exponernos innecesariamente -dijo con una sonrisa zalamera-. Si se conociese nuestro secreto, ¿cómo crees que podríamos expresarnos? Yo sin tus ideas estaría perdido y tú, bueno... no hace falta que te diga lo difícil que sería para una mujer poner una obra suya a la altura que Vesania y Supremacía ha alcanzado... tenemos que ser cuidadosos, lo entiendes, ¿verdad?

Cargando editor
22/06/2012, 12:52
Elizabeth Blackmore

Los dedos de Purity repasaron el contorno de los botones de Jemaine, asintiendo a sus palabras. Quizá en otro tiempo hubiese tenido razón, pero siendo cainita y contando con el beneplácito del señor Holden estaba segura de que el éxito no sería una quimera con la que soñar. Pero ahí estaba, interpretando su papel.

-Lo sé, querido. Conozco las dificultades y la crueldad del mundo exterior, sé que lo haces por protegernos -Por protegerte, corrigió en su mente. Le sonrió-. Por nuestro bien.

Emitió un leve suspiro, un gesto muy humano que había quedado arraigado en ella. Inclinó ligeramente la cabeza hacia un lado.

-¿Crees que sería muy inapropiado si vamos mañana al Elíseo? -comentó con el mismo tono zalamero que usaba él-. Quizá demasiada gente... Pero el señor Ryker parecía entusiasmado con que fuéramos.

Cargando editor
23/06/2012, 21:48
Jemaine Wilburn Royce

Jemaine la miró con aire severo, observando cómo los dedos de ella jugaban con los botones y cómo lo miraba, con aquella expresión de anhelo. 

-Mucha gente, en efecto. El Elíseo es un lugar demasiado... expuesto -dijo. Evidentemente no estaba refiriéndose a peligros exteriores, si no al hecho de que casi siempre había vástagos pendientes a cada visitante, a cada conversación. Aquello le ponía nervioso. Rodeó los hombros menudos de Purity con un brazo y la estrechó contra su pecho-. Sabes que no me gusta ese lugar -murmuró; acarició el cuello de su Chiquilla con dedos helados-. Pero estrenarás tu vestido si es que tanto lo deseas. Iremos a la presentación del señor Ryker.

Cargando editor
24/06/2012, 17:18
Elizabeth Blackmore

Sus labios dibujaron una sonrisa agradecida mientras rodeaba el torso de su Sire. Toda la escena parecía un atisbo de aquella inusitada felicidad que les había envuelto los primeros meses. Debía valorarlo ya que, después de todo, él le había brindado aquella dichosa inmortalidad, algo con lo que demasiado sólo podían soñar.

-Eres tan benevolente, Jemaine -susurró, pues no hacía falta un tono más elevado. Posó su mejilla sobre la de él y cerró los ojos, trazando líneas imaginarias con los dedos sobre su espalda-. Te prometo que llevaré especial cautela. Nadie sabrá nada de nuestro secreto, no te preocupes.

Cargando editor
24/06/2012, 18:58
Gerald Ryker

Gerald entró al burdel lanzando una serie de miradas por el Red Velvet para comprobar cómo estaba funcionando aquel lugar. Solía dejarse caer por ahí con la excusa de probar los servicios del lugar aunque realmente iba allí para saber de primera mano cómo estaba funcionando la competencia... y para cazar. Sonrió al hombre que le había recibido recordando automáticamente su nombre.

- Buenas noches a ti también, Matthew. Vengo a pasar un buen rato y liberar la mente de un ajetreado día... - dijo cordialmente, despojándose de su chaqueta y cediéndosela para que la colgara. - ¿Habéis hecho alguna nueva... adquisición desde la última vez que vine? -

Observó el pequeño espectáculo para ver si había alguien a quien reconociera más allá de los clientes habituales que no importaban en absoluto y que solía ver por allí.

Cargando editor
24/06/2012, 23:39
Matthew Miles

Matthew sonrió, dejando la chaqueta de Gerald en el perchero.

- Por supuesto, Sr. Ryker. Como bien sabe, la especialidad de este humilde negocio son las novedades. Sígame, si es tan amable...

El acompañante caminó entre los muchos rostros masculinos del local, aunque ninguno de ellos le resultaba conocido, más allá de los parroquianos habituales, si se les podría llamar de esa forma. Se metió en uno de los reservados, entre telas de terciopelo. En él, se hallaba una mujer morena de piel, claramente no británica, de ojos grises, rasgos finos y belleza exótica.

- Quisiera presentarle a Lady Amisha, una de nuestras colaboradoras más recientes. Creo que le agradará pasar un buen rato con ella. Siempre que no prefiera la compañía de uno de los caballeros, como yo, desde luego.

No era la primera vez que Matthew se ofrecía. Era un hombre muy bien parecido. Moreno, alto, de ojos verdes, con un bigote perfectamente recortado y de pelo corto, ligeramente despeinado, acorde a la moda de la época. Hacía las veces de chambelán del local, pero eso no significaba que no sirviera de entretenimiento para los caballeros que así lo requerían. Caballeros a los que creía que Gerald pertenecía.

Cargando editor
24/06/2012, 23:48
Gerald Ryker

Apartó con la mano la aterciopelada tela para cruzar al interior tras Matthew. Cuando éste le enseñó a aquella mujer él la observó con curiosidad. Era un ejemplar muy llamativo, todo lo extranjero siempre llamaba la atención y su cuerpo estaba a la altura de unas expectativas como las de Gerald.

Pero Matthew volvió a decir algo que le trastocó. Giró su cabeza para mirarle, su ofrecimiento no era una novedad, pero no por ello le afectaba menos. Nunca entendía qué pasaba por su cabeza cuando Matthew decía tales palabras, pero él, que nunca se había visto pensando en otro hombre, sí se le removía algo por dentro cuando el acompañante le ofrecía su cuerpo aquella noche.

Parpadeó dos veces y sonrió. - Gracias, Matthew, así está bien... - aun así sus ojos le traicionaron y miró de arriba a abajo al hombre antes de girarse a aquella chica. - Puedes retirarte... -

Observó a la chica acercándose un par de pasos hacia ella y cruzándose de brazos. - ¿Entiendes mi idioma? -

Cargando editor
25/06/2012, 01:00
Director

La muchacha sonrió.

- Por supuesto. Qué clase de bárbara sería si no conociese el idioma del mundo.

En efecto, lo era. Con el Imperio Británico en auge, pobre de aquel que no hablara inglés. Una noción que se prolongaría en el tiempo.

- Mi nombre es Lady Amisha Kupala, recién llegada de Delhi. ¿Y usted es...? - Dijo extendiéndole la mano para que la tomara. Para ser una meretriz, tenía modales.

Cargando editor
27/06/2012, 18:44
Gerald Ryker

Gerald correspondió la sonrisa de aquella 'dama' y cogió su mano, estrechándola de forma delicada pero firme. Se acercó un paso más a ella para poder respirar su aroma, aunque por su cabeza pasó otra vez la imagen de Matthew, ésta vez saliendo del reservado. ¡Maldita sea! ¿Qué le estaba ocurriendo?

Volvió a parpadear y sonrió. - Me alegra saberlo, Lady Amisha... mi nombre es Gerald Ryker y creo que ya está claro que es todo un placer conocerla... - sin haber soltado su mano tiró ligeramente de ella para acercarla y observarla mejor. - Deliciosamente exótica... no me extraña que con esa belleza hayas acabado en Red Velvet... -

La giró para observarla desde todos los ángulos, aguantando las ganas de humedecerse los labios con la lengua. Su cuerpo clamaba la vitae, pero todavía era pronto.

Cargando editor
28/06/2012, 01:50
Director

Lady Amisha sonrió.

- Es usted muy amable. - Se acomodó, acercándose más a Gerald. Su cuello al descubierto, a pocos centímetros de su boca. - Y dígame, señor Ryker... ¿Qué le trae por el Red Velvet en una noche tan húmeda como esta?

Posó, casi sin quererlo, su mano encima de la del Setita.

Lo que vino a continuación fue un coordinado vals de la muerte. Amisha proponía y Gerald decidía. Humana y vampiro protagonizaban un toma y daca de intenciones, hasta que por fin, llegó el Beso. El Setita se encontraba entre las faldas de la mujer, explorando sus partes húmedas, hasta que mordió la arteria que pasaba por el fémur.

Amisha se dobló de placer. El vampiro bebió hasta saciarse. Años atrás, recién Abrazado, le costaba horrores separarse de un cuerpo mientras se estaba alimentando. Ahora, había aprendido a controlarse lo suficiente para dejar a su víctima extasiada, pero no muerta. Cuando hubo terminado, el señor Ryker lamió la herida de sus colmillos y por arte de magia, los dos agujeros desaparecieron. La humana estaba dormida, agotada por el esfuerzo. Gerald sonrió. El monstruo había prevalecido.

Se levantó del sillón de terciopelo (siempre terciopelo) y se adecentó antes de salir a la sala común del local. Se dirigió a la salida, y allí estaba Matthew, esperándole con su abrigo.

- Espero que su visita a Red Velvet haya sido tan satisfactoria como siempre, señor Ryker.

Y luego, hizo un gesto a la comisura de sus labios. Gerald se pasó la mano donde le indicaba, se miró el dedo, y comprendió con horror que le había quedado un rastro de sangre. El Setita miró a Matthew con miedo, pero el humano sólo sonrió. Parecía que no era la primera vez que lo veía. Antes de marcharse, el humano agregó.

- Deseo que alguna noche se tome una copa conmigo. O que al menos lo finja. Me encantaría tener una conversación con usted. Pásese alguna noche.

Le pasó una mano por el brazo, en gesto cariñoso, y le acompañó a la salida.

- Buenas noches, señor Ryker.

Desafortunadamente para Gerald, no pudo borrar de su mente la sonrisa y el tacto de la mano de Matthew en su brazo en lo que quedaba de noche.