Partida Rol por web

Vesania y Supremacía

Chapter V: Home, sweet home.

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23/01/2013, 03:45
firecrackerx

25 de Junio de 1897, 04:47 - Refugio de Jemaine Wilburn Royce, Mayfair, Londres.

Jemaine llegó a casa varias horas después que Purity, aunque la reunión se había clausurado poco después de que ella se marchara. Cuando entró no se molestó en saludarla, explicarle lo que había sucedido tras su partida o dónde había estado hasta entonces; se limitó a colgar su abrigo en el perchero de la entrada (esperando que al día siguiente apareciese en su guardarropa en perfecto estado, como hacía siempre) y a dirigirse al salón sin dirigirle la mirada.

Purity conocía aquella situación. Cuando estaba enfadado le gritaba al momento para luego recapacitar y pedirle disculpas. Si no gritaba era peor. Sabía que la explosión de ira llegaría, pero no sabía cuándo ni con cuánta presión acumulada. Lo observó desde el pasillo mientras él se sentaba en su sillón favorito y apoyaba una brillante bota negra sobre la esquina de la mesita baja de café, sin brusquedad, como si estuviera ahorrando cuidadosamente la furia de su disgusto.

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23/01/2013, 13:28
Elizabeth Blackmore

El mundo le pareció un lugar frío y desolador ante la forma deliberada en que Jemaine la estaba ignorando. Hubiese preferido mil veces que los gritos reverberasen entre aquellas pareces antes que ver su pose de autosuficiencia. Volvía a ser pequeña e insignificante, desconocida, y ninguno de los logros hasta ahora obtenidos le pareció compensación suficiente respecto al enfado de su Sire. Bajó la mirada avergonzada por su comportamiento, encogiéndose sobre sí misma como un animal asustado. En silencio maldijo a Horace y su lengua viperina.

Con pasos cortos y temerosos rodeó el sillón donde él descansaba su enfado y tomó asiento en el más cercano, el mismo que había ocupado la noche anterior durante la visita de los caballeros. Ambos encuentros se habían presentado como una gran oportunidad dejándole al final una terrible decepción. Quizá tuviese razón y, a pesar de lo mucho que tenía que ofrecer al mundo, lo mejor era permanecer en aquella casa, sola y recluida. Se recolocó el chal que abrazaba sus hombros y posó las manos, una encima de la otra, sobre las rodillas. Ya no llevaba guantes; estaban guardados en un cajón en el fondo del armario hasta que decidiese si quería conservarlos o no después del flagrante y galán gesto de Goodwin. Sin embargo, todavía llevaba el deslumbrante vestido escarlata como si su delicada apariencia pudiese aplacar la ira del Malkavian. De hito en hito le miraba, suplicando en silencio para que las sombras se desvaneciesen. No quería decir nada inapropiado, así que no despegó los labios en ningún momento.

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23/01/2013, 13:30
Elizabeth Blackmore

Notas de juego

Alabama!

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24/01/2013, 02:31
Jemaine Wilburn Royce

Jemaine metió la mano bajo una de las solapas de su chaqueta y sacó una pipa lentamente. No parecía tener demasiada prisa por sacarla de su miseria mientras la preparaba. Llevó a cabo todos los preparativos con la paciencia y el cuidado de un chamán, hasta que devolvió los pequeños paquetes al bolsillo de su chaleco y aspiró el humo, sosteniendo la pipa tallada con cuidado.

-Espero que estés satisfecha -dijo por fin, con voz sedosa-. No sólo te has expuesto y pavoneado, arriesgando nuestro secreto ante todos los miembros más poderosos y brillantes de la sociedad londinense; además, por no seguir mis consejos, por no consultarme y estar a mi lado, donde estás segura y protegida, has conversado en público alegremente con el hombre que ha despedazado tu trabajo, nuestro trabajo, ante todo el que ha querido oírle.

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24/01/2013, 02:42
Elizabeth Blackmore

Purity observó sus movimientos de reojo, carcomida por la angustia y la larga espera. Procuró moverse cuanto menos y permanecer en con aquella actitud sumisa que tan bien ensayada tenía. Cuando Jemaine por fin habló, su voz le causó un escalofrío. Su aparente calma trastocaba todos su argumentos, le dio la sensación de que era mucho peor de lo que parecía y, en efecto, su diálogo lo confirmó.

-El señor Holden me animó a ello -se excusó torpemente en un susurro. No agachó más la cabeza porque iba a dar con la el mentón en la base de la garganta-. Él... es de tu confianza. No pensé que hubiese nada malo. Y no he conversado con Goodwin. Fue él el que se arrodilló a mis pies.

No le había dado tiempo a conversar, ciertamente. Jemaine había aparecido como el fiel guardaespaldas a sacarla de aquel entuerto.

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24/01/2013, 04:47
Jemaine Wilburn Royce

Cuando ella habló, Jemaine se giró hacia ella lentamente, con la pipa entre los labios.

-Si Goodwin estaba buscándote -dijo muy despacio, su voz empezando a oscurecerse con la furia-, fue porque no pudiste evitar llamar la atención sobre tí misma a la mínima ocasión, como haces siempre. Y en cuanto al señor Holden, no es más que una víbora aduladora que haría cualquier cosa por ponerte las manos encima para que le proporcionases los desvaríos retorcidos a los que se abandonan los de su clan. No te equivoques, si se muestra servicial es porque ansía tu favor para sus propio disfrute.

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24/01/2013, 05:06
Elizabeth Blackmore

Purity se mordió el labio inferior, compungida por la culpa. Sus dedos se asieron a la tela mientras intentaba encontrar una manera con la que aplacar su ira o, al menos, redirigirla hacia otro. Tituveó solamente un instante antes de que las palabras brotasen de sus labios.

-Quiere más que eso -confesó quedamente.

Al momento se arrepintió, preguntándose por qué había actuado de aquella manera sin consentimiento. Pero como el mal ya estaba hecho decidió abrir la caja de Pandora en su plenitud sin llegar a ser muy consciente de todo lo que podía acarrear. Le miró de soslayo, temerosa.

-En el carruaje, cuando me traía, me dijo que quería liberarme. Dijo que yo era aire fresco y tú sólo una sombra de lo que fuiste. Me pareció una persona abominable, y más cuando habló de que lo mejor era que me separase de ti. -Purity buscó su mirada. Parecía verdaderamente desolada y en sus palabras sólo había miedo y una abrumadora sinceridad- Es una mala persona, Jemaine. Insinuó cosas horribles sobre ti y sobre mí. No quiero irme de tu lado, y cuando se lo dije usó algo. Me hizo algo que me fascinó, y sus palabras parecieron las más hermosas del mundo. -De forma impulsiva se levantó para caer de rodillas a su lado. Cogió su mano aferrándose a ella como un náufrago a una tabla-. Por favor, Jemaine, no dejes que me vuelva a hacer algo así. No quiero estar a solas con él.  Haré lo que tú me pidas, todo. Pero no dejes que me separen de ti. He sido una tonta... Lo siento.

Su voz pasó a ser un trémulo balbuceo atacado por sollozos, y aunque era imposible que temblase, lo hacía. 

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24/01/2013, 23:43
Jemaine Wilburn Royce

Jemaine la escuchó con los ojos entrecerrados. Cuando ella dejó de hablar, arrodillada a su lado, él se quedó en silencio, mirándola. Los dedos que sujetaban la pipa estaban tan tensos que los nudillos temblaban. El silencio se prolongó durante largos segundos; el aire parecía crepitar con la tensión.

Jemaine se levantó de golpe rugiendo, apoyando la bota en el borde de la mesa y empujándola violentamente; todos los pequeños abalorios cayeron al suelo en una lluvia de tintineos cuando la volcó. Tiró la pipa al suelo con saña y pateó la mesa un par de veces, bramando como un animal agonizante entre los crujidos de la madera.

-¡Maldito bastardo! ¡Cabrón malnacido! -se dio la vuelta y la agarró de brazo, poniéndola en pie de un tirón- ¿¡Qué más te preguntó!? ¿¡Qué es lo que sabe esa alimaña!?

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25/01/2013, 01:45
Elizabeth Blackmore

La chiquilla se tapó los oídos ante el estrépito de la madera y los bramidos enfurecidos de su Sire. Apretó los labios con fuerza para no gritar, sobrecogida por el miedo. Pocas veces había tenido la ocasión de conocer aquella faceta, esa furia desmedida y salvaje que rozaba el frenesí. Era en esos momentos en que Jemaine mostraba la auténtica naturaleza animal del ser humano cuando de verdad le temía, aunque una pequeña parte de su conciencia se retorcía victoriosa a su vez, disfrutando con el dolor que a su Sire le causaba llegar a aquellos límites tan crudos.

Al notar su agarre no puso resistencia, al menos no activamente. Se levantó de inmediato, asustada por su brusquedad y temiendo por su integridad física. Intentó interponer el brazo libre entre ambos y ni siquiera le miró. Era consciente de que odiaba cuando no le miraban a la cara al hablar, pero le daba tanto pánico mirar la oscuridad de sus ojos que no tuvo valor para hacerlo.

-¡Dijo que tenía talento, nada más! -gritó en su mismo tono, como si no fuese a escuchara si hablaba más bajo-. Quiere... Quiere liberarme y piensa que soy una mártir. ¡Pero yo le dije que no es así, Jemaine! ¡Le dije que me dejara en paz, que no le concernían nuestros asuntos! Por favor, me estás asustando. Por favor...

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25/01/2013, 05:21
Jemaine Wilburn Royce

Él la miró un momento, como intentando asimilar el significado de sus palabras. Finalmente asintió y su ira pareció derretirse de repente. La atrajó suavemente hacia él, apoyando la barbilla en su cabeza, y dijo con voz suave, teñida con un ligero matiz nervioso:

-Shhh, lo siento, lo siento mucho. No tienes que tener miedo. Todo es culpa de Holden -murmuró acariciándole el pelo con gesto avaro-. Yo me aseguraré de que no vuelva a molestarte. No es tu culpa. Nos hemos alterado un poco, pero no es nada... Has hecho bien en confiar en mí, yo me encargaré de que todo salga bien...

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25/01/2013, 05:42
Elizabeth Blackmore

Tras unos intensos segundos de incertidumbre, la Malkavian se dejó hacer refugiándose el hueco que dejaba su cuello, buscando un calor inexistente en su abrazo. Jemaine era un ser de la noche, frío y de carácter difícil, y una criatura delicada y frágil como ella no podría encontrar nunca esa calidez en alguien como él. Había hallado protección, una protección desmedida y codiciosa, como quien custodia un tesoro. A ratos era más consciente que de costumbre de esa verdad, pero cuando su Sire la acunaba asegurándole que todo iría bien, del mismo modo que un padre con su hija, volvía a sentir aquella falsa ilusión de amor.

Recogió los brazos desnudos apoyándolos sobre su chaqueta, acariciando la tela. Posó la mejilla sobre su hombro, rozando su mandíbula inferior con la punta de la nariz y expulsando lentamente el aire por esta, como un largo suspiro.

-Sí. Todo saldrá bien si me quedo a tu lado, ¿verdad? -susurró como quien dice un pensamiento en alto-. Él estará lejos.

Y, por alguna razón, Mithras cruzó por su mente al decirlo en voz alta. Mithras. Lejos. Otra vez. Descubrió con sorpresa que estaba enfadada con el Príncipe, que había huido tan repentinamente sin siquiera dedicarle una mirada. Suspiró trágicamente. No iba a volver a verlo. No quería verlo.

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28/01/2013, 21:10
Jemaine Wilburn Royce

-Ya sabes que sí -dijo él, satisfecho al oirla suspirar y apoyarse en él mansamente-. Todo sale bien cuando los dos hacemos lo que debemos hacer. Se publican libros. Se recoge fama. Se crean contactos. Y los dos vivimos tranquilos y protegidos, como debe ser... El señor Holden no volverá a acercarse a tí mientras yo pueda evitarlo, querida.

Acarició su cabello delicadamente. Sentía haberse enfadado con ella, aunque no habría podido evitarlo aunque lo hubiese intentado. Aún así lo sentía de verdad. Se ponía melancólica cuando le regañaba demasiado. Aunque siempre estaba bien hacerla sufrir un poco; la angustia la hacía trabajar más deprisa. Jemaine suspiró, como alguien a punto de hacer un gran sacrificio:

-Espero que comprendas que después de lo que ha sucedido tendremos que olvidarnos de los eventos sociales durante un tiempo -dijo, y ella notó como sus músculos se ponían rígidos ante la mención de lo sucedido; la mano que bajaba por su pelo sufrió un ligero espasmos, los dedos cerrándose sobre su nuca un instante antes de seguir hacia abajo-. Sin embargo, sabiendo que has hecho lo correcto al avisarme de los planes de esa rata, permitiré que recibas la visita de alguien que te distraiga, siempre que me avises antes y que no pertenezca al clan de Holden. ¿Qué te parece?

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29/01/2013, 00:54
Elizabeth Blackmore

Para la chiquilla, que tantos años llevaba junto a él, no pasó desapercibido aquel gesto cargado de malas intenciones. El miedo se disparó durante esa dudosa fracción de segundos en la que sus dedos apresaron ligeramente su nuca. Sin embargo, Jemaine se reafirmó en sus buenas intenciones ofreciéndole aquel pequeño regalo, algo que para una mujer como ella acostumbrada a la perpetua soledad, resultaba una bendición.

Retrocedió medio paso, lo justo para mirar su rostro. La expresión de Purity era idéntica a la de una niña ante un caramelo.

-Oh, Jemaine. Eso sería maravilloso, más de lo que me merezco -exclamó entusiasmada por la noticia. Se llevó la diesta a la boca, encubriendo una amplia sonrisa y la forma en que se mordía el labio. Tenía clara quién sería su visita dentro de los límites trazados, siempre que a Jemaine le pareciese bien-. Eres tan amable y dulce y permisivo -susurró, tan enamoradiza como zalamera. Posó sus manos a ambos lados de su rostro con una caricia prolongada y después se alzó sobre la punta de los pies, colgándose de su cuello -Te quiero, Jemaine -confesó justo antes de besar sus labios con calidez. 

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30/01/2013, 22:20
Jemaine Wilburn Royce

Él aceptó el gesto con una sonrisa y miró a su alrededor un momento. Le puso la mano en la parte baja de la cintura, empujándola suavemente hacia el pasillo:

-¿Por qué no te cambias y descansas? Ha sido una noche muy larga y mañana tenemos que empezar a trabajar o nuestro editor empezará a enfadarse... Yo recogeré todo esto -dijo él, magnánimo, agachándose para recuperar su pipa. Se quedó de pie mirándola irse hacia el pasillo, con una mano en el bolsillo del chaleco y aire satisfecho entre la plétora de objetos derramados sobre la alfombra-. Y recuerda, no tienes nada de qué preocuparte mientras yo siga aquí...