Partida Rol por web

Subo a mi habitación, voy al baño, me camio de ropa ligeramente; Me meto la camisa por el pantalón, me la arremango hasta los codos y me pongo unas sandalias de cuero que están medio tiradas por la habitación..

-"Tio, no pienses en nada. Lo mejor será que te dejas llevar"....- pienso en mis palabras mientras termino de abrocharme los botones dejando un hueco para que se vea parte de mi pecho.

Vuelvo a bajar y te veo rebuscando entre los discos, y de paso aprovecho para mirar como luce tu silueta. Me acerco sigilosamente como ella hizo conmigo cuando me fuí a la cocian y paso mi manos por detrás de su cintura.. -¿No encuentras nada que te guste..?-

Sonrío y me separo para coger la pequeña taza de café, antes de dar un sorbo muevo la taza hacia delante como si hiciéramos un brindis por el aire. DE un trago me bebo todo ese líquido oscuro..

-Sei la donna più bella que io abbia mai visto el acento no es el adecuado pero espero que se me entienda. Me río mientras me voy acercando a ti y digo...¿estás lista?-

Me veo sorprendida por sus brazos, sonrío al sentirlo cerca mío y luego le regalo la mejor sonrisa que tengo porque es lo que él logra en mí. La verdad es que de su colección me gustan tantas cosas que no sé por cuál decidirme pero eso ya no importa; logra inundarme de emoción cuando me dice esas palabras en italiano.

Le beso brevemente los labios, cojo mi bolso y sujeto sus manos luego de poner de nuevo la taza del café sobre la mesita de centro.

-Nunca estuve más lista, ragazzo. Aunque... ¿Tú no ibas a decirme algo?-le guiño un ojo.-¿En qué iremos?

Yo sólo vi la moto hasta ahora pero quizás tenga un auto, no lo sé. Mi casa no es nada comparado con esto, la casa donde vivo ahora, claro está y sin embargo me hace mucha ilusión llevarlo a ella, parezco una colegiala y él me ha arrebatado el alma en todos los sentidos.

Respondo al breve beso de tus labios..

-¿Te tenía que decir algo?.. Mmmm, no se, no lo recuerdo. ¿Por qué no me haces un poco de memoria?..- Empiezo a hacerme el tonto, si tengo que decirle lo que siento por ella, ya llegará el momento de decírselo por mi cuenta, esos momentos son los que llegan solos..

-Iremos en moto. El coche lo dejé abandonado en mi tierra. Además lo tengo en el taller.
Venga vamos..- Tiro de su mano hacia la puerta sin ejercer mucha fuerza y me aseguro de que toda este cerrado en la casa; puertas, ventanas y luces..

Mientras íbamos de camino a casa, iba pensando en cómo entraríamos en ella, con qué cara y esas cosas. Por la hora era seguro que el viejo estaba allí pero bien, así me evitaría dar explicaciones en el futuro. El camino a casa era quizás más bello que el camino a la de él pero más que nada por lo que significaba ir prendada de su cintura, sintiendo el rugir del motor de su moto. Fuimos a dar al otro lado de la isla, el barrio se parecía mucho a aquel donde estaba la casa de él y las casas también. Al final de la calle, alumbrada ya por farolas no muy altas, vislumbre mi casa y sentí una especie de nerviosismo tonto.

Me apeé de la moto apenas entrar y lo sujeté de la mano con decisión, le sonreí levemente, esperando no notara mi nerviosismo que era el mismo que el de una quinceañera y busqué mis llaves en el mi bolsito. Tenía las manos heladas, sentía un poco de frío pero esperaba que mi padre y mi madre supieran comportarse.

-Esta es mi casa... Bueno, la de mis padres...

Apenas cruzar el umbral de la puerta, mi padre con su bata y un habano me recibió casi matándome con la mirada y notando que tenía de la mano a Clive.

-Al fin vuelves-dijo con tono seco y luego mirándolo a él.
-Te dije que tenía un casting...

Sonrió con un poco de burla y se acercó a nosotros, lo cual no me dejó otra salida más que presentarlos.

-Padre, él es Clive... Un amigo-dije con la voz segura y fuerte.-Clive, él es em "Marqués"-dije bromeando acerca de nuestro apellido, aún a sabiendas que eso le molestaba a papá.-¿Dónde está mamá?

Papá hizo una seña para que supiera que mamá estaba escaleras arriba y viendo que mi padre se acercaba a servise un whisky en el bar y le invitaba uno a Clive, no tuve más remedio que dejarle allí.

-Estarás bien, no le hagas mucho caso-musité y luego más fuerte dije:-Volveré enseguida, en cuanto tenga la ropa suficiente... Tras esto subí escaleras arriba alcanzando a escuchar que le decía a Clive..

Mi padre frunció el entrecejo y se dirigió con cara de pocos amigos hacia Clive, llevando dos vasos con whisky y hielo hasta donde estaba él. Sabía que mi padre no estaba siendo amable, pero volvería pronto y confiaba en la inteligencia de Clive para salir del atolladero.

-¿Así que amigos, no?-

Sería muy atractivamente literario el decir que hubo un momento decisivo en el cual me di cuenta de lo que sentía por ella. Sin embargo; ese no fue el caso. Aún recuerdo cuando la vi salir de los estudios esta mañana, algunas escenas mientras hacíamos el casting pero todas flotan a la deriva de mis memorias. Nunca he sido muy bueno para las cronologías. Hubo veces y escenas donde nuestras manos se tocaron y la miré a los ojos por un segundo y me sentí culpable... culpable porque se sentía demasiado bien estar cerca suyo y era una chica que realmente se merecía algo mejor que yo ... La acompañaba a su casa...

Bajé de la moto, y nada mas bajar apreté su mano con fuerza, mostrando algo de nerviosismos en mi. Notaba sus frías manos al contrario que las mías; las mías estaban cálidas debido al manejo de la moto.

-Vaya, es preciosa..- Miro hacia arriba hasta recorrer con la mirada toda la mansión.

Aunque no sentía nada mi cuerpo estaba temblando como una calavera de plástico que cuelga del retrovisor y se balancea frente al asiento.

-Encantado. suelto con una sonrisa un tanto agradable al mismo tiempo que le tiendo la mano al padre de Michelle, se nota que no se me da bien las bienvenidas Tiene una casa estupenda-

Le hice un gesto afirmativo tras ofrecerme una copa de licor. Mientras tanto deambulé un poco con la mirada el interior de la casa mientras ella subía escaleras arriba y yo me quedé a sola con su padre..

-¿Le gusta el fútbol Sr.? pregunté mientras el preparaba las copas para romper ese posible incómodo silencio, de repente me encuentro con su pregunta.. Oh, sí. Su hija es fantástica. Creo que.. es usted un hombre afortunado por tener a esa hija..- le hago la mejor de mis sonrisas al tiempo que me tiende la copa de whisky, y la inclino hacia delante dispuesto a darle el primer trago ...

-"Salud.."-

Sade frunciò el entrecejo, hablarle de fùtbol a èl era casi como hablarle de algebra a una pequeño de dos o tres años. Negò con la cabeza, sabìa que su hija le presentaba hombres asì para fastidiarlo pero confiaba en que no se enseriara con nadie. Se acomodò la bata y se sentò, señalàndole el asiento a Clive.

-¿A què se dedica, Clive?-preguntò con aire despectivo.

¿Ahora què se le habrìa ocurrido a su hija? ¿De dònde habrìa sacado a aquel tipo? Negò con la cabeza suavemente y lo mirò a los ojos fijamente, se podrìa decir que con cierta rudeza. Una sirvienta pasò cerca de ellos en completo silencio y se acercò a Sean (Sade) indicàndole que la cena estaba lista, le dijo que se retirara y que esperara.

-¿De dònde es?-fue la siguiente pregunta.

Dio un trago largo a su bebida, aquel hombre no le agradaba en absoluto, obviamente como todos los que Michelle habìa llevado a casa. El sòlo pensar que la meterìa en su cama y luego la abandonarìa, le provocaban unas profundas ganas de desaparecer al fulano pero aquel nunca habìa sido el procedimiento entre Michelle y èl; nunca los traìa a casa, ¿què tenìa este para que ella lo llevara? ¿Què nueva cosa estaba pasando por la mente de su hija?

-¿Sabe que quiere ser actriz porno?-soltò una risa escàndalosa, poco elegante para su actitud desde que Clive habìa llegado.-Sòlo porque le dije que para estar en una de mis pelìculas, necesitaba actuar de verdad... Le dije que ni en una porno la aceptarìan.

Sean encendiò un cigarrillo.

-Asì como le dije que jamàs traerìa aquì a un hombre que valiera la pena, me gustarìa que me demuestres lo contrario-y de eso estaba convencido, quizàs ya querìa ver a Michelle sentar cabeza.

Me acomodé en el asiento que el padre de Michelle me indicó tan majestuosamente, la verdad que me sentía intimidado, pero si él quiere que le sorprenda eso es lo que haré; sorprenderle.

-Soy Español y estoy viviendo en este país como dos semanas. Vine para hacer una chorrada de casting, no se me da muy bien... me quedo con gesto pensativo, le doy un pequeño sorbo a la copa y la dejo tendido en la mesita. No me dedico a la fotografía de forma profesional pero no descarto que en un corto plazo poder hacerlo, esa es una de mis metas-

A partir de aquí, supe que iba ser difícil mantener una buena amistad con su padre si se diera el caso.

-Bueno. Ejem.. quizá debería abrir mas los ojos y darse cuenta de la hija que tiene. Darle una oportunidad y entregarle esa oportunidad para que pueda ser actriz de verdad como Vd. dice. Y por si le interesa, creo que le han cogido para hacer una película. Ves, creo que se un poquito mas que Vd. si abre los ojos un poquito..- le guiño el ojo al mismo tiempo que alargo mi brazo para llevarme la copa a mis labios..

No iba a decirle lo típico de.. "oh si, yo cuidaré a su hija se lo prometo y la querré para toda la vida, no se preocupe esta en buenas manos". No pensaba en decirle eso, por que yo no quería que lo escuchase ni por que no entraba dentro de mi actitud.

-¿Qué le demuestre lo contrario?. No se, no me gusta juzgarme a mi mismo. Solo puedo decirle que soy un hombre como Vd. o como el que se va a comprar una cajetilla de tabaco por la mañana. Todos somos iguales, lo único que nos diferencia es que alguien tiene miedo a decir las cosas a la cara, yo sin embargo digo lo que tengo que decir. Supongo que será un defecto.. o quizá una virtud. ¿Vd. que cree?- Sonriente volví a abandonar la copa entre mis manos para tenderla encima de la mesa..

Sean se reacomodó en su asiento, no había duda, aquel mequetrefe se había acostado con su hija, con su preciosa hija y se lo hacía saber con esa actitud de sabelotodo y condescendiente. Poco tardaría en asustarlo como siguiera así.

-Mucho se esfuerza por parecer lo que no es, señor Clive... Yo sé bien lo que tengo y lo que no y no me escudo ni soy cobarde a la hora de decir verdades a las personas-dijo levantándose con aire solemne a servir un par de copas más.-No sé cuánto hace que conoces a Michelle, pero no creo que se quede tampoco contigo, mi hija es muy caprichosa, sobre todo si como ella quieres ser actor... Te daría un consejo pero como sé que no lo tomarás, no gastaré mi tiempo en ello. Ella misma se encargará de deshacerse de ti.

No estaba seguro, por primera vez en la vida no estaba seguro de que aquel hombre sentado a su sala fuera un capricho de su hija, más bien le parecía todo lo contrario. Iba a decir algo un poco más desagradable, pero se contuvo, aquello sería como dejar en mal a su propia hija y no la odiaba, no, la amaba entrañablemente pero quería que eligiera bien su camino.

-Supongo que se quedará a cenar...-dijo Sean sin sospechar que los dos jóvenes ya tenían planes.-A Michelle le encanta la lasagna...

En ese momento parecía un padre como cualquier otro, de hecho hasta se habría atrevido a decirle a Clive que la cuidara, que no le hiciera mal pero sabía que pronto no lo volvería a ver, cuando él se devolviera a su país. Levantó la vista hacia las escaleras cuando escuchó murmullos y vio a las dor mujeres de su vida venir conversando con desparpajo, su hija traía un pequeño bolso en las manos.

Eché unas cuantas cosas a mi bolso rojo, zapatillas, algo ligero para dormir, artículos de aseo personal, un cepillo para el cabello, mi móvil, las llaves del auto, un perfume; dos blusas, un vestido por si acaso y un vaquero, además del que llevaba puesto. Me puse una blusa roja, solté mi cabello, aritos y vaquero obscuro. Un poco de perfume y salí de mi habitación, enseguida me crucé con mi madre.

Le conté que había venido con alguien y que pasaría unos días fuera de casa, claro que no le gustó pero habían acordado no meterse en mi vida desde que discutieramos el asunto de ser actriz. Mamá pareció pasar del tema y conversó conmigo más que como su hija, como si de una amiga me tratara, iba contándome que la hija de fulano se había graduado en tal universidad, que otra se había casado con un magnate del petroleo y cuando levanté la vista, sólo pude ver a Clive.

Sí, estaba con mi padre y sí, seguramente le estaba haciendo la vida de cuadritos pero era hermoso, me sentía tan a gusto con él; era yo misma, no tenía que pretender ser lo que no era. Desde donde estábamos, nosotras no podíamos escucharlos, ni ellos a nosotras pero con sólo verlo ya mi vida cambiaba considerablemente. Era una locura que alguien a quien acababa de conocer, me pusiera de tal manera.

-Es guapo... Al menos-dijo mi madre con un tonillo entre de sorpresa y de burla.
-Y si que lo es-sonreí.

Parecía una guerra de palabras. Aunque si me trataba de aquella manera sabía que no le disgustaba del todo.
Tiene pinta de que él quiera el típico hombre pijo para ella, el que lo tiene todo gracias a sus padres. Pues no, lo siento pero yo no soy así, y si algo tengo claro en la vida, es lo que tengo y lo que no dejo de tener.

-Se le nota celoso Sr. Sean.. me cruzo de brazos al mismo tiempo que apoyo una pierna en mi rodilla y me retrepo en el sofá con una cómoda sonrisa observando como cae el licor en la copa. Bueno supongo que si hubiera querido deshacerme de mi, lo hubiera echo esta mañana. ¿Sabe una cosa? recogo la copa y la guardo entre mis dedos mientras vuelvo acomodarme en la butaca no pienso en si una mujer va a dejarme o no. Creo que hay que intentarlo y solo con el tiempo ambos sabremos si queremos quedarnos juntos para siempre... así que si ella intenta deshacerse de mi, es por que no esta cómoda conmigo ni yo con ella.
Confíe en su hija, sabe lo que se hace..- finalmente vuelvo a mojarme los labios en ese licor.

Recorrí con la mirada algunos cuadros, fotos y detalles de su casa mientras discutíamos con gestos y palabras. -Mmmmm, me temo que no. Pero gracias por su invitación.. es que le hago un gesto para que se acerque y bajo el tono de voz.. la he invitado a cenar esta noche en la playa, ya me entiende- Me levanto al mismo tiempo que le doy un par de golpes amistosos en el hombro y dejo la copa por terminar encima de la mesa. En ese momento vi levantar la vista hacia las escaleras y le copié, entonces, la vi de nuevo y por unos instantes había olvidado lo bella que era. Me quede sin mediar palabra, mirando como bajaba las escaleras... parecía un tonto enamorado.

Sean se quedó de una pieza, nunca lo hacía, siempre tenía una salida para todo pero lo cierto es que Clive, a pesar de que jamás lo reconocería, le había caído bastante mejor de los que le hubiera conocido en otros tiempos a Michelle, sin embargo estaba convencido de que ella lo echaría a perder y de que quizás no le vería nunca más. Iba a contestar algo desagradable y entonces vio a su hija, a su princesa, sin duda era bella como la que más y negó con la cabeza, necesitaba un poco más de talento y plantar cabeza.

-¿A dónde vas?-preguntó a Michelle acercándose a todos ellos y tomando la mano de su mujer a quien amaba entrañablemente.-Al menos ten la decencia de decir a tus padres que te vas con tu amiguito...

El tono era suave, paternal, ni siquiera parecía un regaño.

Era obvio por el rostro de ambos que las cosas no estaban muy bien y ya sabía yo que cuando mi padre una copa de whisky frente a otro, sólo podía ser porque o tenía negocios con él o iba a hablar de más. Suspiré profundo y a pesar de las palabras de Sean, me encaminé hacia los brazos de Clive, sonriéndole, y pasando mis manos alrededor de su cintura.

-Bueno, te lo digo ahora... Clive, ya creo que irás conociendo a Sean-dije sin dejar de sonreír.-Voy a pasar unos días con Clive en su casa del otro lado de la ciudad. No creo que lo necesiten pero tengo el móvil encima.

Me volví a mi madre que permanecía en silencio mirándonos, sin ocultar que Clive le había agradado y la besé suavemente en la mejilla.

-¿Nos vamos?-pregunto a Clive con un nudo en la garganta y aunque sonriendo, con los ojos un tanto brillosos.-Me parece que mis padres quieren cenar y en esta casa se cena en hora.

Sujeté la mano de Clive con fuerza, la mía estaba helada pero permanecía tranquila, parada frente a mi padre; haciendo acopio de todas mis fuerzas para lo último que tenía para decirle.

-¿Sabes?-le besé en las dos mejillas como hacía desde pequeña.-Me dieron un protagónico en una de esas películas porno, a Clive le conocí en el casting, esta mañana.

Noté la boca de mamá que casi se le abría involuntariamente y la risilla de mi padre era claramente nerviosa. Halé a Clive de la mano, antes que ninguno de los dos pudiera decir más y empecé el recorrido hacia la salida de casa; no eran las maneras, no quería aquello, para ellos, para Clive, para mí. Tendría que disculparme con él por aquella escena pero no en ése momento, en ése momento lo importante era salir de allí.

La familia de Michelle era hermosa, tranquila. Su madre era tan bella como su hija, y su padre, bueno su padre, se nota que es el pilar de la casa. Y se nota también el aprecio tanto a su esposa como a su querida hija.

-Cuando tú quieras- respondí a su comentario de si nos vamos. Apreté su mano por que me sentía un poco incomodo estando ante sus padres mientras ella los rechazaba con un par de besos a cada uno. No tengo demasiada confianza con ellos, si no hubiera soltado algún tipo de broma..

-Sr. Sean. Sra. Sean. Ha sido un placer estar en vuestra casa..- con una de mis mejores sonrisas me despedí de sus padres, y junto a Michelle salí de su casa. Le abrí la puerta que da a la salida y puse una mano sobre su cintura para que ella cruzara el umbral primero.
Una vez en el exterior..

-Parece que quieras vengarte de algo que te hizo tu padre..- digo entre alguna risa al ver como se despidió de su padre hace unos instantes..

Mi padre no hizo comentario alguno pero no era necesario que lo hiciera, yo sabía perfectamente cómo se sentía. Éramos así, un par de competidores natos y más de una vez habíamos estado a punto de volver loca a mamá pero ahora las cosas estaban yendo bastante lejos, quizás algún día tendría que volver y decirle cuanto le quería, eso no estaba en tela de juicio pero no me alegraba que no tratara bien a Clive.

Cómo si Clive se fuera a quedar contigo, tonta.

Salí de casa sintiendo su mano en mi cintura, pudiendo respirar con tranquilidad. Y ya una vez muy cerca de su moto, antes de responderle, me acerqué a él y lo besé larga y tiernamente.

-Tú no eres parte de ninguna venganza pero si tengo ciertos problemas con mi padre-dije en tono serio pero sin ser demasiado formal, él no lo era.-Además, apuesto lo que sea que trató de incomodarte. Pero si lo hizo, quiere decir que cree que vales la pena...

Sonreí abiertamente y aquello era verdad, mi padre no se gastaba con los pelmazos, no. Él se preocupaba de la gente con inteligencia y sin duda Clive era uno de esos seres inteligentes que hacen a mi padre gastar saliva. Metí mis dos manos en los bolsillos traseros de su vaquero acercándolo más a mí.

-No te preocupes por mi padre, sé lidiar con él y aunque dice cosas duras, no es un mal tipo-lo miré a los ojos, me miré en sus ojos, a su lado ya podía el mundo derrumbarse.

Mi mano descansaba en el bolsillo trasero izquierdo de su pantalón tejano mientras nos encaminábamos hacia la moto...

-Deberías olvidarte de esos problemas y hacer lo que de verdad quieres hacer en esta vida, no hagas algo que no quieres para fastidiar a tu padre En ese momento noto como tus manos me aprietan mas a ti y ese movimiento hace que los labios se choquen en un pico..
-Jaja, que va no ha tratado de incomodarme, creo que nos llevaremos bien..- dejo en el aire esperando volver a ver a su padre, querrá decir que aún estoy junto a ella.

Aún en la misma posición y dándote pequeños pero intensos besos.. -Se nota que es un buen tipo, no me cabe duda. Además de que te quiere mucho..- termino por sonreír, una sonrisa torcida y sincera.

-¿Sabes una cosa?.. hueles mal y estás horrible. Creo que la ducha nos está esperando.. Bromeé al tiempo que me separé de ti y me subí a la moto.. ¿Subes?..-

Imaginar a alguien llevándose bien con Sean, era una cosa que pocas veces me pasaba por la cabeza pero imaginarlo a Clive fue instantaneo y me encantó. Me subí a la moto sonriendo, sabía que le encantaba bromear y yo me divertía con ello. A muy temprana hora, llamaría al director y rechazaría su oferta. Me abracé fuerte a su cintura luego de montarme en su moto y besé su hombro derecho.

Volvimos a su casa con las luces de la tarde ya anunciando la noche en la ciudad y la verdad es que estaba feliz y radiante, cosas que últimamente se me venían negando. Durante meses me había rehusado a hacer las paces con Sean pero desde que escuchara como Clive se había referido a él, tenía cada vez más ganas de estrujar al viejo en un abrazo. Pronto pude vislumbrar su casa y al poco rato, ya estabamos entrando en el hermoso jardín de ésta.

La moto de Clive empieza a sonar, y a un ritmo ligero se dirigen a la casa alquilada de Clive. Detrás de él, una preciosa mujer de cabellos dorados con una bella sonrisa.

La noche se avecina nada mas llegar a su casa. Podemos observar una luna llena a lo lejos tapada por algunas gigantescas nubes. El aire empieza a ser fresco debido a la humedad del ambiente.
Bajáis de la moto, saludáis a la perra de Clive y os adentráis en el interior de la casa. No tardáis demasiado en iros a la ducha, el cuerpo os lo pide así como las ganas de sentiros el uno al otro..

Abro la puerta y escuchas el caer del agua en la bañera y un olor a aromático a pétalos de rosa ya que tú habías ido a la cocina a refrescarte un poco.

-¿Te apetece darte un baño?..El agua nos está esperando..- Manteniendo la mirada con tus ojos después de darte un pequeño beso. Me siento atraído por tu belleza y paso mis cálidas manos pos tus brazos muy despacio para levantarlos, quitándote la blusa que te cubría.
Aun mantenía esa mirada hasta que mis manos se entrelazaron por detrás de tu cintura y te di otro beso en tus labios, para después verte a los ojos y decirte con una sonrisa..-Hagamos que estos minutos sean eternos..-

Ya en el cuarto de baño me despego de ti dando un paso atrás, y paso mis manos por por el pantalón de tela y dejarlos caer, dejándome completamente desnudo. Me acerco a ti, te cogo suavemente de una mano mientras me iba metiendo a la bañera y te iba tirando de la mano para que acto seguido lo hicieras tú..

Lo seguí con gusto, el olor que había en toda la casa era sencillmente invitador, se desnudó y no pude más que hacer lo mismo, en realidad con mi pantalón y la ropa interior que era lo único que me quedaba. Me metí en la bañera junto a él, enmedio de los petalos que coronaban el agua de manera sexy y hasta tierna. Me senté frente a él, con mi espalda en su pecho, oyendo los latidos de su corazón. Sujeté sus manos con ternura y luego giré brevemente la cara para poder besarlo.

-Me podría acostumbrar a esto...-murmuré apretando sus manos a mi cintura.-¿Sabes? Tienes razón respecto de mi situación con mi padre, no seré actriz porno... Y aunque quizás ya lo sabías, llamaré a ese director y le agradeceré su ofera pero no la aceptaré.

Me giré de medio lado, quedando de costado, con mis piernas subidas a un lado de la bañera y al fin pude verle a los ojos. Se estaba tan bien allí, que me parecía sencillamente un sueño.

-¿Qué opinas, Clive?-pregunté acariciando sus mejilla y besándolo de vez en cuando.-Tu opinión es muy importante para mí, casi como la de mi padre...

Lo tomé de la barbilla y le sonreí.