Partida Rol por web

Me suelto la manga de la mano de Oki y le espeto susurrando entre dientes:

—Y sea lo que sea lo que queréis planear, ¿acostumbráis a declarar vuestras intenciones ante cualquiera? Disculpadme, pero no. Tengo problemas más acuciantes, como descubrir quién soy yo mismo. —Hago ademán de darme la vuelta, pero me lo pienso. Mejor—. Vos parecéis conocerme. Aunque en otras circunstancias yo no os preguntaría ni el día de la semana, quizá me seáis de cierta ayuda. Me haréis un pequeño resumen de quién sois y de qué me conocéis. Después, ya veremos.

Me dirijo hacia la barra con la esperanza de comer algo y escuchar conversaciones. Intentaré ponerme en una mesa en la planta baja a la vista, por si alguien quiere unirse después.

Intento llamar la atención del tabernero con talante lastimero:

—Maestro, por favor. Somos parte de los desgraciados a los que alguien recogió de la calle. Aunque agradecemos sobremanera la ayuda prestada, comprenderéis que tres días de ayuno son demasiados hasta para un sencillo monje como yo. ¿Podríais enseñarnos una mesa y decorarla con cualquier cosa que encontréis por la cocina? Que Ilmater os bendiga. Nuestro benefactor se hará cargo de la deuda, según nos dijo la señora Obaya, que se encuentra por allá hablando con el caballero del laúd.

Oki se cruzó de brazos e hizo un gesto escéptico ante las quejas de Sihq sobre su falta de discreción.

—Pfssss, te preocupas demasiado.

Hizo un ademán hacia los demás.

—Mira sus caras. Nadie tan lindo puede ser muy inteligente.

Sihq le pidió un resumen de quien era ella, aunque usualmente no le preguntaría ni el día de la decana.

—Menos mal porque nunca me aprendí los días —dijo Oki—. No les veo la utilidad. A mí todos los días me parecen iguales. ¿Cómo sabes cuando es cada uno?

Se señaló a sí misma con el pulgar con gesto orgulloso.

—Yo soy Oki Fingerskill, la mejor bardo de la Costa de la Espada, pero como no todos tienen oído para la música excelsa... —se interrumpió y se inclinó como para hablarle en confidencia— ...Eso quiere decir muy buena, no recuerdo quién me lo dijo —se envaró y se llevó una mano al pecho—. A veces me veo obligada a abandonar el arte y despojar incautos de sus pertenencias poco merecidas, con algo de asistencia de... —le dirigió una mirada significativa a Siqh— ...brutos barbones y groseros.

Le puso el índice de la mano derecha en el vientre.

—Y yo te digo quien eres. Tú eres...

Pareció vacilar y se llevó un dedo a los labios, con gesto pensativo. Abrió la boca, como para decir algo, pero la volvió a cerrar con cara de confusón. Sacudió la cabeza con una mueca displicente.

—Bueno... no sé bien, pero sé que te llamas Sihq y eres un estafador como yo. Sólo que yo soy mucho mejor y no soy fea ni huelo mal.

Oki pone un codo sobre la barra y la barbilla sobre la mano y se queda pensativa cuando el joven se refiere a su asociación con Sihq.

—Hmmm... Sí, sí, eso creo. Seguro que éramos socios. No recuerdo bien, pero yo era el cerebro de las operaciones. Eso seguro.

Miró al muchacho de arriba abajo.

—Con esas maneras refinadas y esa cara, podemos hacer algo interesante tú y yo. A todos les gusta codearse con la nobleza y nadie tiene por qué saber que no tienes ni el ala de un dragón*. Quédate conmigo y, no te digo que vayamos a recuperar tu fortuna, pero podemos llegar cerca.

En eso, Sihq se sentó a su lado y se hizo pasar por un pobre monje ante el posadero. Oki frunció los labios en una mueca desaprobadora.

—Estás usando la treta equivocada. No estamos haciendo de pobres. Tenemos amigos en las alturas. ¿Recuerdas? El amigo de Neveremberito nos paga la estadía. No somos cualquiera —señaló al muchacho noble con un movimiento de la cabeza—. Además, nuestro amigo aquí también tiene sangre azul.

Le extendió una mano con la palma hacia abajo, como esperando que se la besara.

—Por cierto, soy Oki Fingerskill, Saer**. La mejor bardo de la Costa de la Espada y alrededores.

Raynard esperó a que la mujer abandonara la habitación antes de hablar para todo el grupo:

─Si alguien se ve capaz de lograr que Durnan, el dueño de la posada, afloje la lengua y revele el nombre de nuestro anónimo benefactor, por favor, que no deje de hacerlo. Yo voy a dar una vuelta por el local, a ver si encuentro a Blagmaar o alguno de sus compañeros.

El mago salió de la habitación en dirección a las habitaciones comunes de la posada para encontrarse con la sorpresa del tamaño de la misma. ¡Aquel edificio era enorme! Y también uno de los emblemáticos de Aguasprofundas: "El Portal Bostezante", puerta a Bajomontaña, nada menos.

El mago vagó largos minutos por el local en busca de alguien que encajara con la descripción que Obaya había dado de Blagmaar o sus compañeros, hasta que al final dio con el escritor. Mucha casualidad sería que no fuera aquel escritor sino otro.

─Disculpe, ¿puedo sentarme? ─dijo tomando asiento antes de que el escritor bigotudo de sombrero con pluma y ropajes floridos junto a la chimenea del fondo de la sala pudiera negarse─ ¿Conoce usted a Floon Blagmaar? Según lo que me acaban de contar él es quien nos encontró en un callejón cercano. Querría hablar con él para conocer los detalles. Oh, disculpe, mi nombre es Raynard, encantado ─zanjó Raynard extendiendo la mano al hombre para estrechársela tratando de ser cordial y simpático.

.

   Me acerqué a la barra y asentí distraidamente al... ¿como se llamaba? Raynard creo que dijo la mujer. Aunque en realidad no le hice mucho caso, ya que mi mirada y antención estaba abosrvida por la elfa mientras ponía una sonrisa estúpida.

   Con un supremo esfuerzo de voluntad aparté la vista con gran pesar de la belleza y me dirigí al que está en la barra.

   - Durnan, si escuché bien ¿no? - Tendí la mano. (La estreche o no continuo, si no la estrechó al cabo de un rato la retiro para no estar con la mano extendida). - Darkomin, de la casa de Drummer. Ponga a mi cuenta lo que consuma y no esté cubierto. ¿Conoce a alguién de aquí de confianza que pueda hacer de mensajero? Para llevar un mensaje a mi mansión. -

   Y mientras esperaba, no puede evitar hacer una pregunta mas.

   - ¿Y esa hermosa dama de piel fina como el ébano y de pelo dorado como el sol, quién es, si no es indiscrección? -

.

.

   Mientras pasaba el tiempo, apuré la copa que tomaba, normalmente sería un vino caro pero para no cargare en demasía mi cuenta pedí una cerveza. Paré un momento a una de las camareras y señalé a la elfa con un gesto de la cabeza.

   - Disculpe, ¿podría llevarle un mensaje a esa dama? Preguntele si me concede el permiso de poder acercarme para charlar con ella. -

   Sonreí, ¡maldición, si tuviera todas mis pertenencias le habría obsequiado con una moneda!, pero no podía dispensar lo que no tenía y mi línea de crédito cubriría a buen seguro comida, bebida y otros gastos menores, pero no podrían beneficiarse de ella los despositarios de propinas... a ver si hay algún mensajero de confianza a mano y soluciono esta lamentable situación. Pensé para mí.  

.

Te resulta dificil señalar a la elfa, que está en otra planta muy distante a la barra, dos por encima, pero consigues mandarle una descripción a la camarera que te mira con cierta mofa, pero se encoge de hombros y obedece. Al cabo de unos minutos vuelve y te hace un simple asentimiento, como para darte permiso para ir para arriba. 

Poco a poco unos y otros vais llegando a la barra, en la que André estaba ya hablando con el tabernero. Los cuatro hacéis piña allí juntos, y veis al viejo grandullón de patillas negras limpiar jarras con aire muy poco impresionado.

Bien hallado seáis, Durnan. Demasiados años sin pisar tu pequeño refugio, todo sea dicho. Esta vez, sin embargo, no vengo en busca de aventura sino que vengo…  venimos en busca de respuestas. Comprenderás nuestra confusión al despertar del sopor y encontrarnos de pronto en una de tus habitaciones. Descubrir que alguien ha pagado por adelantado una decana y que, según dicen, fuimos encontrados en un callejón no ha hecho sino acrecentar esa sensación. Obaya Uday nos ha indicado amablemente que debemos hablar con Floon Blagmaar si queremos averiguar lo sucedido, pero he pensado… perdón, hemos pensado que quizá tú pudieras haber oído algo acerca de este incidente. Al fin y al cabo no es habitual que seis personas caigan presas de un sueño sobrenatural y sean arrastradas hasta tu posada con todos los gastos pagados. Espero. Nos han hablado de luces en la noche y siluetas en la oscuridad ¿Ha llegado a tus oídos algo que pudiera arrojar algo de luz sobre todo esto?

El tabernero se encoge de hombros. De nuevo nada impresionado.

–Estás en la ciudad de los Esplendores. Aquí las estatuas caminan, y aquí –señala al pozo– hay un enorme agujero que conduce a una mazmorra llena de cosas que no soñarías ni imaginar. Unas pocas luces y siluetas en la oscuridad no son más que una noticia pasada de moda. ¿Si he oído algo? Al zoquete de Blagmaar le he oído presumiendo del hallazgo. No paraba de bramar que le habían dado buen dinero por vigilaros y cuidaros, haciéndose el interesante. Que más...

Perdón que interrumpa, es sólo para confirmar eso de que está todo pago. Porque si es así, voy a pedirle una pinta de su mejor cerveza enana y si no es así, sólo le voy a pedir agua. Aunque sospecho que hasta el agua debe ser cara aquí. Acerca de ese Plum Braglan, escuché que es amigo del pequeño Neverember. ¿Es así? ¿Está él por aquí?

Maestro, por favor. Somos parte de los desgraciados a los que alguien recogió de la calle. Aunque agradecemos sobremanera la ayuda prestada, comprenderéis que tres días de ayuno son demasiados hasta para un sencillo monje como yo. ¿Podríais enseñarnos una mesa y decorarla con cualquier cosa que encontréis por la cocina? Que Ilmater os bendiga. Nuestro benefactor se hará cargo de la deuda, según nos dijo la señora Obaya, que se encuentra por allá hablando con el caballero del laúd.

Las palabras de Oki primero, y Sihq después interrumpen, y el bueno de Durnan niega con un esbozo de sonrisa en el rostro.

–Por lo que queda de decana tenéis pagada la habitación y la comida ligada a la estancia, que os han estado cebando por el gaznate como a pollos descabezados. Puedo mandar que os sirvan un plato del menú que os tocaría por el día, y una jarra de cerveza va incluida. Nada más. En "El Portal Bostezante" no existe el todo pago ni se fía. Y el tal benefactor es el dinero que posó Blagmaar en mis manos, ni más ni menos.

Antes de volverse hacia André, mira alrededor con una expresión alegre en su rostro nada risueño, y se dirige a Sihq de nuevo.

–Las mesas puede verlas usted solo –sonríe, divertido–. No me gusta andar enseñando mesas que cualquiera que no esté ciego verá con solo mirar alrededor. Si quiere coger una, solo tiene que sentarse, caballero. Y si lo quiere aquí, aquí se lo serviré.

Por cierto, soy Oki Fingerskill, Saer**. La mejor bardo de la Costa de la Espada y alrededores.

El posadero de nuevo, parece cualquier cosa menos impresionado.

–No te conozco. Así que no, no lo eres. 

En ese momento veis que Darkomin se acerca, tras hablar unos momentos con una camarera. Extiende la mano hacia el tabernero, que continúa limpiando jarras.

Durnan, si escuché bien ¿no?  Darkomin, de la casa de Drummer. Ponga a mi cuenta lo que consuma y no esté cubierto. ¿Conoce a alguién de aquí de confianza que pueda hacer de mensajero? Para llevar un mensaje a mi mansión. ¿Y esa hermosa dama de piel fina como el ébano y de pelo dorado como el sol, quién es, si no es indiscrección?

El tabernero se acicala el bigote unos instantes, observando a Darkomin. Parece pensarse si decir algo más, pero al final cambia de opinión y asiente.

–De momento no ponemos nada a cuenta, pero la cerveza y el menú están ya pagados. Si quiere mandar un mensajero, déjele una nota a Bonnie, es una de las camareras. Pelo castaño, jovencita, andará arriba a abajo con cosas. Suele llevar ella esos temas, pero el mensajero cobra, así que espero que tenga con que pagarle. Y la dama... ¿De quien habláis? La verdad es que no llevo cuentas de la clientela la mayor parte del tiempo. Si es elfa, creo que habláis de la dama Dryeartlithar. Creo que viene de Puerta de Baldur, viene de vez en cuando a apostar con los aventureros de Bajomontaña.

En ese momento, Darkomin parece recibir el aviso de alguien, se levanta de la barra y se va.

Cuando Darkomin sube hacia las escaleras, Durnan vuelve de servir una jarra y se vuelve, por fin, hacia André.

–En resumen, no sé mucho más –confirma–. El idiota de Blagmaar apareció hace tres noches gritando y haciendo aspavientos. Decía que había visto luces en un callejón, y cuando volvió por ayuda os trajeron a vosotros. Que habíais aparecido como por arte de, bueno, magia. Magia debió ser. Tengo bastante con la magia que sale de ahí abajo como para preocuparme por la de ahí fuera, la verdad... Además, Blagmaar es un patán, y la mitad de tonterías que cuenta carecen de sentido. ¿Preguntabais por él y Neverember no? Volo también los conoce, y preguntó por ellos antes. Está arriba. Igual él sabe algo más. 

Un cliente le llama en ese momento y el tabernero se aleja dejándoos solos... Excepto por una compañía que se vuelve hacia vosotros.

Subes las escaleras hasta llegar a la segunda planta. Cuando llegas, ves la mesa donde una mujer de apabullante belleza observa la balconada con aire ausente. Sus ojos verdes parecen perdidos en la inmensidad del pozo de Bajomontaña.

Cuando llegas hasta allí, se vuelve, cruzando las piernas en una pose galante y sujetando con suavidad su vaso de vino blanco. Te sonríe con una tranquila calma, y te indica que tomes una silla.

–¿Queríais hablar conmigo, caballero? ¿Es por alguna apuesta? –pregunta con inocencia–. Irina Dryeartlithar, a vuestro servicio maese Drummer. 

–Sois los tipos de Floon, ¿eh? –os mira con curiosidad. 

La mujer, una semiorca con pintas de mercenaria, parece aburrida. Lleva una armadura de cuero y tiene un hacha y una maza en su cinturón. Cuando habla, se gira hacia vosotros en su butaca y señala a Durnan.

–Invita a estos de mi parte, Dur. Que tienen pinta de haberlas pasado putas. Soy Yagra, ¿vosotros?

Cuando te acercas a la mesa, observas a un hombre algo orondo, con unos bigotes rimbombantes y un sombrero llamativo, que está rodeado de una pila de libros. Parece tomar notas en lo que parece otro tomo, distraído, aunque mira cada poco en derredor como si esperase a alguien. En uno de esos momentos, clava tu vista en tus ojos, notando que te acercas. 

Disculpe, ¿puedo sentarme?  

Incluso aunque tu quisieras ser descortés y sentarte antes de que dijese nada, el hombre te señala una silla y sonríe muy afable.

–¡Claro! ¡Por supuesto, caballero, por supuestísimo! Sentaos, sentaos.

¿Conoce usted a Floon Blagmaar? Según lo que me acaban de contar él es quien nos encontró en un callejón cercano. Querría hablar con él para conocer los detalles. Oh, disculpe, mi nombre es Raynard, encantado 

El escritor se quita su sombrero, y comienza a hablar con tono sincero.

–¿No me he presentado? ¡Oh, disculpadme! Que atrevimiento. Yo soy Volothamp Geddarm, cronista, mago y celebridad, a vuestro servicio. Habréis oído hablar de mi, lo más seguro, y de alguna de mis guías. Esta de aquí –sigue, señalando la pila de libros– es mi afamada "Guia de Volo de los Monstruos". Está llena de toda clase de criaturas, detalles y curiosidades, ¡así como sus más profundas debilidades! Os aconsejo que os llevéis una, un joven como vos, con pintas de aventurero, le serán más que bienvenidas. Es más... ¡Ahora estoy escribiendo la secuela!–indica, golpeando con el dedo el libro en el que anda garabateando– ¡La "Guía de Volo de los Espíritus y los Espectros"! Esta aun no está lista pero seguro que le encantará. Pero en fin, volviendo a la cuestión que me habéis hecho... Me temo, me temo de todo corazón, que nuestros caminos estaban destinados a cruzarse... Pues si vos estáis buscando a mi buen amigo Floon Blagmaar, yo estoy haciendo lo mismo. 

En ese momento, una camarera pasa por allí delante y el escritor la llama con aspavientos recargados.

–¡Bonnie, mi queridísima niña! –acércate un segundo.

–¿Otra de lo mismo, Volo? –pregunta la camarera con confianza y una sonrisa educada pero cansada.

Cuando te mira esboza una sonrisa de comprensión, como si lidiar con el escritor implicara cierta empatía mutua.

–¡Sí, querida! ¡Y sírvele a mi buen amigo lo que el pida! –añade el escritor.

La camarera te toma nota y luego baja a encargar la comanda, y Volothamp se vuelve hacia ti de nuevo, hablando en un tono cargado de misterio.

–Seguro que tenéis dudas sobre vuestra misteriosa aparición... Y yo pocas puedo resolveros. Cuando ocurrió no estaba aquí, y solo sé lo que Floon me contó hace un par de noches... Que el día antes algo le llevó a pasear junto a un callejón al borde de la calle del Caracol. El muchacho no recordaba que hacía ahí, y no es que tenga mucha memoria. Sea como sea, os vio aparecer como un zumbido de luz, y fue a buscar ayuda para buscaros. Cuando el gentío os trasladaba hasta aquí, pues es la posada mas cercana, alguien le interpeló. El quien, por desgracia, Floon no quiso contarlo. Se hacía el interesante, y ni siquiera mojarle el gaznate le hizo abrir la boca. "No, Volo, no puedo decíroslo, hice un juramento" me repetía. Pobre diablo. El caso es que esa persona, que no sé si era hombre, mujer o enana con barbas, le encargó que cuidasen de vosotros y le dio una buena cantidad de dinero para tal menester. Sé bien que Floon hizo lo que le pidieron, aunque se agenciara una o dos monedas para él. Es buen muchacho, más guapo que inteligente, pero bueno.

En este punto, el tono de Volo misterio de Volo desaparece. Parece bastante más sincero, y muy preocupado.

–El caso es que no se si estáis al corriente de la violencia desencadenada en nuestra hermosa ciudad durante estas pasadas decanas... ¿No? Pues yo no había visto tanta sangre... ¡Desde mi última visita a Puerta de Baldur! Y ahora me temo que nuestro común amigo se haya visto atrapado en medio de tan odiosa malevolencia. ¡Bandas, amigo mío, bandas! Esos pirados del Ojo del Xanathar, y los seguidores de la Red Negra andan enzarzados en una guerra odiosa y...

Toma aliento, parece al borde de las lágrimas.

–Hace dos noches estábamos juntos de fiesta en el Dragón Ensartado... Una taberna en el distrito del Puerto, y yo me retiré un poco antes porque mi gaznate es viejo y no aguanta demasiados trotes. Desde entonces no le he visto, y eso es bien extraño. Hay tantos terrores en las calles, que me pregunto si... Si le encontrarais y pronto, os recompensaría adecuadamente, aunque os aconsejo buscar algunos aliados para tal tarea, pues puede que encontréis que le hayan secuestrado o algo peor, Tymora no lo quiera. ¿Qué me decis? Os puedo pagar una buena cantidad, y vos mismo encontraréis las respuestas que estáis buscando, pues solo Floon las conoce. 

Las conversaciones prosiguen. Darkomin se ha asomado a la segunda planta a hablar con una bella elfa, quien sabe porqué. Un poco más abajo, en la primera, Raynard intenta sonsacarle información a un hombre rodeado de libros. Y en la planta baja, en la barra, André, Oki y Sihq ven como una mercenaria semiorca les invita a un trago. 

Mientras estáis ocupados de una forma u otra, veis como Amelia se dedica a observar el pozo de Bajomontaña.

Sea lo que sea lo que pidáis (invitados o de vuestro menú) recibís vuestra comanda durante la conversación.

Raynard aceptó gustoso la invitación del amable escritor y pidió un plato de estofado y algo de vino caliente para entonar los ánimos y sus huesos. Los originarios de Aguasprofundas a menudo sufrían de los huesos y algo caliente siempre sentaba bien, incluso en verano. Por supuesto, el mago atendió interesado a la información que Volo le iba facilitando de manera tan cordial y, aunque la suspicacia natural del arcanista trataba de imponerse de tanto en tanto, no dejó que su rostro lo demostrase en ningún momento. Volo estaba resultando un testigo cordial y bien dispuesto, actitud que podría echar en falta bien pronto.

─Señor Geddarm, habéis sido de inestimable ayuda, os lo agradezco. ¿Le importa si cojo uno de los ejemplares? No sé por qué, pero creo que me será de ayuda antes de lo que me gustaría... Y, bueno, no es que disponga de dinero o más influencias, pero ese antro de perdición, El Dragón Ensartado, lo conozco bastante bien. Reuniré a mis involuntarios compañeros de aparición y comenzaremos por allí, a ver si podemos dar con Floon y que nos explique lo del juramento y el patrocinador anónimo. Ardo en deseos de verter un poco de luz en los sucesos. Y cuanto antes, mejor. De nuevo gracias ─dijo el sombrío mago haciendo una pequeña reverencia y levantándose de la mesa para a continuación hacerse con uno de los ejemplares de "Guia de Volo de los Monstruos" y sonreírle.

Así que un desaparecido entre la violencia de la ciudad. Nada nuevo bajo el sol, si uno se paraba a pensar. Aquello era Aguasprofundas, donde bandas, piratas, asesinos, sectas y tramas secretas de todo tipo se cruzaban a diario (o más bien cada noche) en sus calles y lugares apartados de la vista de la gente decente. Si es que todavía quedaba de esa en la ciudad, claro.

El mago humano buscó con la mirada al resto de componentes del variopinto grupo y trató de atraer su atención para contarles lo que había averiguado: la participación de Floon en todo aquello, la participación del anónimo patrocinador, el juramento y el hecho de que su "rescatador" había desaparecido en medio de una ciudad convulsa. Sólo cabía una vía de acción si deseaban recuperar sus recuerdos: ir a buscarlo al Dragón Ensartado...

Oki se quedó boquiabierta con la desfachatez del tabernero.

Levantó una mano con el dedo extendido, como para responder algo, pero no le salieron las palabras y el tabernero se marchó.

Oki se cruzó de brazos, frunciendo el ceño enfurruñada y miró a André.

—¿Has visto qué grosero? Mi amigo Lord Neverember se va a enterar de esto. No se puede tratar así a clientes de categoría. Ya vería este si tuviera conmigo mi laúd. ¿Qué no ha oído de los talentos ocultos? Sólo necesito que la gente correcta se entere del mío. Soy la mejor bardo de la Costa de la Espada, sólo que pocos lo saben.

En eso se les acercó una semiorca de aspecto aguerrido y les ofreció pagarles una ronda.

—Hasta los mercenarios tienen dinero de sobra en este lugar —se admiró Oki—. ¡Gracias amiga!

Alzó la mano para llamar la atención del tabernero.

—¡Ahora sí la pinta de cerveza enana! 

Se volvió a ver a la guerrera.

—Soy Oki, la... —miró al tabernero— ...pronto a ser descubierta como la mejor bardo de la Costa de la Espada.

André sonríe divertido ante los aspavientos de su compañera y besa educadamente el dorso de su mano menuda. Desde hacía un tiempo tomaba nota de la reacción de la gente ante la mención de su título. La mitad de las veces el comportamiento era muy similar al de Oki, la otra mitad tan sólo enarcaba una ceja con incredulidad o se encogía de hombros con indiferencia.

- Un placer volver a conoceros, señorita Fingerskill. Pero, por favor, sobran los títulos. Podéis llamarme André - responde brevemente mientras el tabernero responde a las preguntas del hombre de los ojos ambarinos.

El joven heredero escucha en silencio mientras Durnan explica la situación. Aquello cae como una jarra de agua fría sobre su cabeza. Ni él ni Obaya Uday aparentan tener más información sobre el incidente que la que ya les habían facilitado y el tabernero parece querer desentenderse de todo aquel embrollo. Una actitud de lo más sensata, por otro lado, cuando día sí y día también aventureros de toda clase se aproximan a su barra con promesas de tesoros increíbles e historias sobre criaturas de fantasía.

- Bien hallada seáis, Yagra - saluda a la semiorca con una leve inclinación de cabeza. Las viejas costumbres nunca mueren - Mi nombre es André. Se agradece el gesto. ¿Nos delata acaso nuestro aspecto? Bien podría decirse que estamos pasando una mala decana. ¿Qué os trae por aquí? No os veo muy interesada que digamos en lo que esconden las ruinas de Bajomontaña.

Haciendo un gesto con la mano hacia Durnan, el joven mercenario se une a la petición de su compañera. Bien les vendría algo fuerte antes de partir en busca de aquellas respuestas que parecen querer evitarles.