Partida Rol por web

S...si y..ya veo...

       Miraba de manera incomoda a la muchacha, sabia que iba enserio de allí que tiritara levemente mientras le respondía... pero dado la falta de rastro anímico de la misma me resultaba extraña la idea de siquiera demostrar aquella emoción totalmente natural que se puede generar en este tipo de situaciones sociales.

    podría haber seguido, pavoneándome aprovechando las reglas escolares y que no podía llegar a mas a pesar de sus palabras... pero... el tiempo de descanso había terminado.. y no me quedaba de otra que seguir en otro momento.

._{.. fiushhhhh..}.

Adriel se estaba imaginando el castillo de Loirath con tantísimo detalle en su cabeza que la realidad estaba condenada a ser decepcionante. Con tanto detalle, de hecho, que una vez más se quedó casi completamente abstraido de las conversaciones que ocurrían a su alrededor mientras seguía añadiendo más pasadizos secretos y niveles a la mazmorra. Y por supuesto, las mazmorras no pueden estar vacías, tienen que estar pobladas por todo tipo de criaturas, trampas y peligros...

Hacer todo eso no quitó que de casualidad detectara la temible sonrisa de Magoa y un escalofrío le recorriera de arriba abajo. Estaba decidido: Las caras de poquér no estaban tan mal después de todo...

—Rumores y secretos de todo el mundo... —Adriel no era capaz de ver cómo algo así podía servir para someter a nadie. ¡Qué más daba qué dijera y pensara la gente!—. ¡Me tienes que enseñar algún día lo que hay apuntado sobre mí!

Tan perdido en su propia burbuja de conversación como estaba, él apenas se había dado cuenta del intento de sabotaje por parte de Phinx, y cuando Magoa la echó la bronca no pudo entender muy bien la razón... aunque dio por hecho bien rápido que tampoco podía ser algo tan serio. ¡Una broma entre amigos! Eso es buena señal. Cuando puedes decirle a alguien que vas a trocearlo y cocinarlo a la plancha así sin más, es que estás por el buen camino.

... Porque había sido una broma, ¿no?

¡Como fuera! Ya era agua pasada. Nadie había muerto, así que bien está lo que bien acaba, y parecía que era hora de volver a clase... ¡Así que mejor darse prisa!

—¡Vamos! ¡Que me muero de ganas de hacer la prueba! —exclamó en voz un poquito más alta de lo que se podía considerar normal mientras se levantaba y corría a clase con mucho más entusiasmo del que se podría considerar normal.

Las explicaciones de Phinx me agradan e intento seguir cada detalle, pero suceden cosas en medio que me despistan y quedo allí de pie con cara de nada. Mucha información para procesar y vaya, demasiado para entender. Aunque si he captado al vuelo que algo sucedió con la gárgola, además me ha hablado. 

No recuerdo que ha sido específicamente y me quedo indagando en mi pequeña mente sobre ello. Pasan los minutos y yo sigo buscando, no recuerdo nada y hago una mueca de desagrado. Debe ser que he nacido media cortita, es algo que le reprocho a mis padres los "desconocidos". 

Finalmente es Adriel quien toma la palabra y caigo en la cuenta de que es momento de ir a la otra clase. Así que ya en sintonía de nuevo, siguiendo los pasos del chico. Aunque era imposible, muy imposible. 

Altercados y disputas aparte, decidís que ya es hora de ir volviendo a clase y enfrentaros a vuestro primer reto como estudiantes de primer año en Babyls: ¡la prueba que decidirá vuestro rango inicial como demonios! Todavía no tenéis demasiado claro en qué consistirá o si realmente habrá dragones implicados, pero estáis solo a unos minutos de descubrirlo.

Mientras os acercáis al barracón que hace las veces de aula principal de la Clase S, empezáis a escuchar un sonido que proviene de su interior. Aguzáis el oído, y os dais cuenta de que es una risa, ligeramente ahogada. Una risa que continua, con altibajos, y parece que pertenece a un demonio femenino. Decidís abrir la puerta del aula de la Clase S, pues realmente ya es hora de que volváis dentro, y observáis el interior.

Con vuestra entrada, la risa se detiene y una sobresaltada Nija Almoros, sentada en su pupitre, da un respingo y os mira con sorpresa. Tiene la cara roja, y con un rápido movimiento pasa la manga de su uniforme por su boca antes de carraspear y guardar algo que no llegáis a ver en su mochila.

- Ah, eh... ¿Y-Ya es hora? Ji, ji... Ejem. - carraspea otra vez, intentando que esa risa no vuelva a ella.

- Correcto, ya es hora. - afirma Moloch Arnon, vuestro profesor, apareciendo detrás de vosotros. Ni lo habéis oído llegar. - Id tomando asiento, por favor. - os dice con respeto pero con autoridad.

Obedecéis, después de todo es vuestro profesor, y poco a poco el resto de alumnos van llegando a vuestra aula, la cual sigue teniendo toda la pinta de ser un trastero. El profesor espera con los brazos cruzados a la espalda hasta que el último alumno, Panko, toma asiento rápidamente ante la reprobatoria mirada de su profesor. De alguna manera, Yama-chan ya se encontraba en su pupitre aunque no la habéis visto entrar.

- Bien, como sabéis... - os dice el profesor cuando todo el mundo se encuentra ya en su asiento correspondiente. - A continuación realizaremos la prueba de evaluación inicial de rango demoníaco para los alumnos de primer año. - os dice. - Dicha prueba consistirá en una sola tarea, realmente simple. - el profesor os observa a todos, evaluando vuestras expresiones. - En unos minutos os teletransportaré a una localización aleatoria del Valle de la Muerte, - como todos sabéis, el Valle de la Muerte es el abismo que rodea Babyls, un terreno relativamente peligroso lleno de criaturas mágicas de todo tipo. - en el cual he soltado doce de éstos objetivos.

Moloch saca el puño cerrado del bolsillo de su túnica, y cuando lo abre una pequeña criatura esférica, de color rosa y con estampado de flores también rosas empieza a aletear a su alrededor con pequeñas alas de mariposa. Tiene un solo ojos, con grandes pestañas rizadas, y revolotea junto a Moloch.

- ... Yo no he escogido el diseño. - aclara el profesor, al cual se le ve molesto con la criatura que acaba de soltar. - Vuestro objetivo consistirá simplemente en encontrar uno de estos objetivos, capturarlo y volver al círculo mágico que encontraréis en la localización a la que os teletransportaré. - explica Moloch. - Como veis los objetivos vuelan, así que pueden tratar de huir de vosotros... - dice, aunque la bola rosa que ha soltado parece haberse encariñado con él y revolotea cerca de su rostro, molestándolo. - ... pero en general evitarán acercarse demasiado a criaturas peligrosas. En cualquier caso, si esto sucediera no os preocupéis, porque también tenemos varios diablillos-cámara que controlarán vuestras acciones, por vuestra seguridad. - la bola rosa voladora ahora parece estar dando besos en las mejillas de Moloch. - A-Así que... en esta ocasión no habrá dragones, y... sólo tenéis que volar y recorrer el Valle de la Muerte en busca de uno de estos... objetivos... y traerlo de vuelta...

La bola rosa va a por los labios de Moloch y éste, con un rápido movimiento que sois incapaces de captar con vuestra mirada, le da un manotazo tan fuerte que la estampa contra el suelo, haciéndole emitir un gritito agudo y causando un agujero en el suelo del aula. Instantes después, la bola rosa estalla en un ligero humo rosado y se desvanece.

- ¿Alguna pregunta? - os dice el profesor, serio y como si no acabase de suceder nada.

Antes de entrar al almacén barra clase de Subnormales, escuché aquella molesta risa con altibajos claramente de alguien femenino que no era el profesor... y si es el profesor se ríe como una nena. Pero al entrar en clase, a la que pillamos riéndose de esa forma tan escandalosa con las manos en la masa. Me quedé mirándola fijamente con apatía absoluta, mientras con mi libreta anotaba aquel dato sobre ella -Y después dices que no entiendes porque estás en esta clase... eres tan rara como los demás- le dije de forma clara y directa antes de mirar directamente a su mochila -Antes de que acabe el día intentaré saber que has escondido en la mochila, y si no lo consigo hoy lo seguiré intentando- le dije también, antes de irme a mi sitio y sentarme.

Me quedé sentada en mi sitio en completo silencio escuchando al profesor hablando de la tarea que debíamos realizar, la prueba para determinar el rango demoniaco que tendremos, la cual será en el Valle de la Muerte. Cuando la mirada del profe pasara por mi cara la única expresión que encontraría sería la de apatía absoluta, aunque creo que eso ya no le sorprendería. Cuando nos enseñó uno de esos objetivos, me quedé mirándolo para quedarme con su aspecto -Es la cosa más asquerosamente adorable que he visto nunca- dije de forma seria y apática haciendo imposible saber si lo dije como algo bueno o malo -¿Quien es el responsable entonces si no es usted?- pregunté queriendo saber quien era el responsable de... eso.

Al final por mucho que la prueba fuera en el Valle de la Muerte nos dijo que no habría peligro, que el objetivo simplemente rondaría lejos de animales peligrosos y debíamos de cogerlos y llevarlos de vuelta... No había más, la cosa parecía bastante fácil. La cosa besucona al final encontró la muerte cuando el profesor se cansó de su cariño y lo estampó contra el suelo, haciéndolo explotar en un humo rosado... En ese momento y sin pedir permiso me levanté y acerqué al agujero agachándome de cuclillas sobre él, inhalando y olfateando el aroma de ese bicho como si fuera un perro oliendo un rastro para saber que buscar luego -¿Tiene otro bicho que no haya pulverizado por simplemente robarle un beso? Me hubiera gustado haberle analizado mejor y tomar su aroma cuando estaba vivo- le dije al profesor de forma seria y apática, realmente sin entender porque le había fastidiado tanto que le hubieran dado un beso... no entiendo porque le ha molestado tanto y me ha jodido la oportunidad de estudiar más a la criatura.

—¿Te has quedado sola en clase? —preguntó, parpadeando unas cuantas veces seguidas antes de alzar un dedo acusador—, ¡Te hemos escuchado reirte!

Pero antes de que pudiera llevar a más su interrogatorio el profesor Moloch ejerció su temible presencia sobre la clase, y Adriel se sintió extrañamente coaccionado a sentarse en su asiento, aunque sus piernas siguieran agitandose como si estuviera preparándose para correr una maratón. ¡Después de pelearnos con un dragón ayer, la prueba tiene que ser algo todavía más impresionante! ¡Me muero de ganas por verlo!

Y la cosa empezaba bien, porque el Valle de la Muerte sonaba como el tipo de lugar donde se viven andanzas de lo más agradables. ¡E iba a estar allí en cuestión de unos cuantos minutos! Ya podía imaginarse a sí mismo encarando el peligro... más o menos, porque parecía que la prueba iba a ir por otra parte. Aquella cosilla rosa que cada uno tendría que buscar le pareció de lo más adorable, así que le dio un poquito de pena verla converitida en un humo.

—¿Así que solo tenemos que encontrar esas cosillas? Pfft... ¡Eso es pan comido! —sonrió confiado Adriel, cruzándose de brazos para conferirse a sí mismo una apariencia algo más guay—. Estaré de vuelta con la cosilla en cuestión de un parpadeo.

Esa afirmación era todo lo que tenía que decir, pero teniendo en cuenta su terrible sentido de la orientación y memoria... bien podía ocurrir que Adriel se perdiera intentando volver a encontrar su círculo.

Ingreso al aula visiblemente agitada ya que seguir el trote de Adriel es un imposible. No obstante una ceja se alza al escuchar las risillas de mi compañera y la dedico una mirada que refleja interés, curiosidad. 

—Hm... Sospechosa. 

Y no digo nada más porque el Profesor ya está aquí con su actitud felices para siempre y la verdad, esta clase tiene una pinta tremenda. Más que nada porque debemos atrapar una cosita tan bonita, que realmente siento bajo mi confianza que fluctúa como luz de navidad, que lo atraparé super rápido. Ella y yo somos como igualitas, queremos amor y buscamos besitos. Aunque claro, te toca alguien malo como ese demonio y terminas siendo humo. 

—Uh... ¡Pero pobrecilla! Era solo un beso... Jooooooo—me quejo por su muerte—. Yo no seré tan cruel. 

Hago morritos desde el lugar mientras los corazones se van pinchando como si fueran pompas de jabón. Además la gárgola tenía razón: era una cosita asquerosamente adorable y no se merecía ese destino. ¡No! Así que con mis brazos cruzados, sin nada flotando a mi alrededor, pero visiblemente enojada aguardo impaciente a que termine la clase para ir a buscar uno de ellos. 

« Le demostraré a ese demonio que no necesitas hacer daño para ser poderoso... Jur. »

Optó por hacer caso omiso de la risa, no era precisamente quien para juzgar una y simplemente entró para sentarse en el pupitre que le habían asignado. Lo que le llamó la atención fue aquello que guardara en su mochila, aunque prefirió no decir nada sobre el tema, de alguna u otra manera lograría descubrir qué era... Pero tiempo al tiempo, su paciencia era muy grande pues para la empresa a la que aspiraba se necesitaba muchísima. El profesor se puso a hablar y en completo silencio atendió, aunque nada más salió aquella criatura afiló la mirada, ¿Aquello era lo que tenían que hacer? Un brillo verde fluorescente se pudo notar por segundos en uno de sus ojos mientras observaba las acciones de esa criatura rosa antes de que esta fuera estampada violentamente contra el suelo y desapareciera. - Me aventuraría a decir que ese es su primer beso. Dejó unos momentos de silencio y luego añadió. - Estaría bien saber el límite de tiempo. A pesar de no haberlo formulado como pregunta, lo era. Le sorprendía que ninguno se hubiera parado a preguntar por ello, ¿tanto ego tenían todos como para creer que lo harían en cuestión de segundos? Eso le sacó una leve sonrisa antes de centrarse de nuevo en lo que pudiera decirle el profesor. 

    Claro si... podrií gastar parte de mi atención en cubrir lo que mi compañera de lentes pudiera estar o no haciendo con su mochila y... fuese lo que fuese que estuviera guardando, pero... me era irrelevante lo que estuviera haciendo el resto del puñado de inadaptados... asi que tomando asiento me centraba en el asunto que el docente Moloch tuviese que decir.

   Hmmmmm.... - musitaba bastante seria, de echo la tarea no era el problema, no mas unos movimientos de muñecas... y listo, lo que me aterr....causaba inquietud.. era la locación de elección - el...el control so..sobre seguridad... ¿ esta del todo calibrados los diablillos ?- preguntaba al ver que nos daba un espacio para hacerlo -  no quisiera que una vez mas hubiese un accidente imprevisto y se tenga en la mira el poco cuidado que se a estado teniendo con los de primer año... si se puede opinar... digo... si le llega a pasar algo al sistema de vigilancia... ¿ a que mas nos podemos aferrar en caso de un accidente ?.

- No ha sido mi primer beso, y el diseño fue cosa del Director de la escuela. - dice Moloch en tono molesto, cruzado de brazos ante todos vosotros. - Y no, no tengo ningún otro diablillo objetivo para que lo olfatees, Ridere. Y aunque lo tuviera no lo sacaría. Debéis empezar todos en igualdad de condiciones. - dice, girando su cabeza para mirar a Phinx cuando ésta hace sus preguntas. El profesor suspira sonoramente, sin disimulo. - El incidente del dragón fue algo totalmente imprevisto y excepcional. Esta prueba se repite todos los años y nunca... - el profesor se detiene unos segundos. - ...hace mucho tiempo que no hay ningún incidente en esta prueba.

- ... No me ha gustado esa corrección. - murmura Panko en su pupitre. - Así que SÍ que ha habido incidentes...

Pero una mirada fulminante del profesor hace que Panko se encoja y guarde silencio.

- En cualquier caso, - dice Moloch alzando la voz sobre la de Panko y cualquier otro alumno que comente lo mismo. - yo mismo os estaré observando y en el totalmente improbable caso de que suceda algo inesperado, intervendré si lo veo necesario. - dice, cruzándose de brazos. - En cuanto a la duración de la prueba... hasta el final de la jornada escolar de hoy. - explica Moloch, restándole importancia. - Es decir, unas tres horas. Si en ese tiempo no habéis logrado haceros con un objetivo, bueno... Habrá que tomar medidas. - Moloch sonríe maliciosamente. - Y ahora, ya que no hay más preguntas...

El profesor alza su brazo en el aire y apunta con la palma de su mano abierta hacia vosotros, sus alumnos. Al hacerlo, varias marcas que hay en el suelo de madera comienzan a iluminarse con una luz carmesí, y os dais cuenta de que todas las marcas juntas forman un círculo de conjuros, sobre el cual se encuentran vuestros pupitres. Poco después de que os deis cuenta de esto, el espacio a vuestro alrededor comienza a distorsionarse primero, volviéndose casi borroso, y después vuelve a tomar forma, solo que os encontráis en un lugar totalmente distinto.

Es el Valle de la Muerte, desde luego, pues no sólo reconocéis la zona sino que podéis ver vuestra escuela, Babyls, a muchísima distancia de vosotros. Os encontráis todos, los doce alumnos, de pie en una plataforma de piedra flotante en mitad del abismo que es el Valle de la Muerte. Debe haber por lo menos un centenar de metros de caída al suelo desde donde estáis.

Tras comprobar la caída que sufriríais desde aquí, alzáis la cabeza y veis a doce diablillos objetivos, esas bolas rosas con estampado de flores y un solo ojo que el profesor os enseñó, flotando sobre vosotros. Al darse cuenta de que los veis, los diablillos objetivos salen volando a toda velocidad, todos en distintas direcciones.

   Hmmmmmmm....- realmente no me gustaba que usase ese tipo de palabras... no solo existía la muy baja pero plausible realidad en donde aquellos diablillos no hacen bien su trabajo... si no que además, en el peor de los casos había que resistir por lo mínimo esas tres horas para que nos vinieran a sacar de aquel abismo poco seguro - Y...ya veo... - mirando hacia un lado meditando en como debía de actuar dada la situación.... y no estar pensando en como aquellos abominables seres pudieran intentar devorarme como ellos quieren.

  Distraída un poco no entendí bien a ese ultimo movimiento, pera una cosa era segura, aquel establo en donde estábamos metidos de un momento a otro se iluminaba cual domo para conciertos dejando esos colores rojisos cegando mi mirada.. y la de mas de alguno.

  S...snisf~sniff... e...ese hedor... - con la nariz tiritando tanto por la molestia como por el miedo a la vez que comprobaba el espacio inicial y que tan seguro era este, aunque al ver los limites.... y el probable futuro en caso de caer... no pude mas que dejar escapar un totalmente natural, grito ahogado de  - kyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy.... -retirándome al centro del sitio y evitando volver a ver de cerca aquel precipicio.

     T...tenia mis trabas personales... pero por orgullo y honor a mi familia no podía del todo ignorar este desafio, por lo que con toda la calma del mundo me iba retirando por uno de los posibles caminos por el cual pudo haber marchado aquellos seres.

Suspiró pesadamente y sin mediar palabra alguna se dejó hacer por la magia del profesor. Alzó una ceja al verse a tanta altura y luego alzó la vista cuando sintió que algo se movía sobre el... - Con que así será... Sonrió de lado chasqueando la lengua y entonces pudo ver como un montón de bolas rosas salían volando a toda leche en todas direcciones. Parecía que todos se iban a desplegar pronto pero Loki simplemente se quedó observando el terreno y las direcciones en las que los monstruos se habían dispersado. Parecía que sería el último o uno de los últimos en saltar o volar. 

El chasquido de su lengua fue el detonante para el, debía hacerlo, sentía la imperiosa necesidad de joderles la prueba a sus compañeros y sacar ventaja de ello por lo que nada más vio como salían disparados, comenzó su ilusión. Sabía que en cuanto tocaran sus ilusiones estas desaparecerían pero crearía confusión, frustración y tiempo extra. No las hizo aparecer allí mismo si no lo más lejos que pudo, que se mezclaran con los reales era su principal idea y sobretodo que nadie viera que se formaban, así ningún compañero debía conocer el número exacto de monstruos actuales o se descubriría, de ahí que lo hiciera de ese modo. 

Y allí estoy arriba de esa piedra flotante con mi brazo sujetando al otro y una expresión clara de confusión. Es tanta la que tengo que mis corazones son muy pequeños y el saber lo que debo hacer no ayuda mucho. De repente y con un poquito de indecisión—ya sabemos que no tengo muchas luces—desvío la mirada hacia donde se encuentran aquellas bolas de colorines lindos, buscando algún detalle que me permita captar algo para atraparlas. 

No me lanzaré así porque sí al vacío, puedo volar y jamás tuve problema por ello. Aún así es mejor intentar encontrar la manera más afortunada, pese a que no se me ocurre nada por ser medio tonta. Lo bueno es que no soy la única allí que observa el entorno, tampoco se están movimientos mis compañeros y con la malicia de nuestro Profesor, puede ser que disfrute de una caída al vacío nuestra. 

Sólo necesito una señal, solo una y a por ello voy. 

Cuando el profesor me dijo que no tenía más de esos objetivos y que de todos modos tampoco lo sacaría para que estuviéramos en igualdad de condiciones yo simplemente me quedé mirándole con apatía -Dudo que en esta prueba tengamos igualdad de condiciones ninguno, algunos seremos mejores que otros por predisposición y aptitudes... si quiere igualdad debería ser una prueba en la que todos fuéramos igual de buenos o malos. La capacidad de rastrear y encontrar a una presa no es una buena prueba para ello. Es como decirme que en una competición de levantamiento de peso nos pongas al musculitos pálido y a mi ante un objeto igual de pesado y nos digas que estamos en igualdad de condiciones cuando seguramente a él le resulte mucho más fácil ganarme en fuerza bruta- le respondí de forma seria y analítica... Si quería algo en lo que estar en igualdad de condiciones, seguro había cientos de pruebas mejores que esta. Sobre el tema de los accidentes me dio bastante igual... cualquier cosa de estas supone riesgos, me da igual afrontarlos. Y lo de las "medidas" que dijo que tomaría en caso de que fracasásemos... -¿Que medidas? Si ya estamos en la clase de los subnormales, dudo que podamos bajar más al igual que usted- pregunté con frialdad y apatía, queriendo saber que podía ser peor que dar clases en este aula que ni era aula.

En fin... dejando eso a un lado, tocaba teletransportarnos y aparecer en el lugar de la prueba, el Valle de la Muerte. Los objetivos flotaban sobre nuestras cabezas, por lo que yo aproveché ese rato para quedarme con su forma, su aspecto... pero sobretodo con su olor. Al notarse observados emprendieron su camino cada uno en una dirección diferente, y antes de ponerme manos a la obra miré a los demás. Todos empezaron a mirar fijamente en que dirección marchaban los objetivos que tenían en la cabeza... como se notaba que nunca habían seguido el rastro de alguien: la prueba consistía en atrapar a esos bichos, no quedárseles mirando como se van... eso venía luego una vez se encontraran. Así que me preparé desplegando mis alas, una blanca y otra negra, antes de batirlas y comenzar a volar siguiendo el rastro que el objetivo que sobrevolaba mi cabeza me había dejado en completo silencio sin decirle nada a los demás.

La boca de Adriel formó una perfecta 'O' cuando Moloch se los llevó hasta el Valle de la Muerte y empezó a temblar... de las ganas que tenía de comenzar. Estaba claro que no debía tener mucho vertigo, porque se acercó sin ningún miedo al borde y miró hacia abajo con una sonrisa formándose en sus labios. ¡Venga, venga, venga...!

Y entonces los diablillos echaron a volar, y la prueba comenzó. Miró un momento a sus compañeros, pero él ya tenía más que mascada su estrategia... si es que merecía ese nombre. ¿Mirar desde lejos hasta ver uno? ¡Ni hablar!

¡Ya se había pasado demasiado tiempo quieto!

De la espalda de Adriel surgieron unas pequeñas alas cartilaginosas que tardaron poco en verse completamente envueltas por sus características llamas azules. Las extendió tanto como podían dar de sí, y entonces sin pensárselo dos veces corrió hasta el borde de la plataforma, tomando impulso, saltando al vacío, cayendo... y volando. ¿Dónde? ¡No importaba! Su atención era mucho más fiable cuando veía cosas por casualidad que cuando las buscaba, de todas maneras.

—¡Buena suerte a toooodos! —gritó mientras empezaba a alejarse de la plataforma.

Según viera una mancha rosada, tenía toda la intención de lanzarse sobre ella cual halcón de los avernos... aunque el ver una de esas manchas iba a requerir que la suerte se pusiera un poco de su favor.