Partida Rol por web

La reaccion que tomo Lugh me tomo completamente por sorpresa, no espere que lo tome de esa manera, pensé lo se enojaría o lo tomaria peor… pero su extrema felicidad no me lo había siquiera imaginado

Algunas de sus expresiones me hacen sacar una sonrisa y otras me hacen sentir preocupada o inquieta. Aun asi parece que me va a seguir sin importar lo que yo le diga o haga

No entiendo muy bien por que te pones tan asi, no soy gran cosa como para ponerte a saltar de alegría por encontrarme…

Bueno ignoremos todo esto, ya termine de comer. No se tu ¿Pero que te parece si nos ponemos en marcha a Malakai o quieres bailar un poco mas?

 Lugh sonrió, y negó con el dedo

¿Como que no eres gran cosa? Piénsalo: Un chico se embarca en un viaje, solo, en busca de un único nombre. Laicos. No sabe qué es, ni siquiera que es una persona. No sabe donde empezar a buscar, ni a quién preguntar. Diablos, ni siquiera sabe porque lo busca. Lo único que sabe es que quiere volver a ver a su abuelo, y que su abuelo buscaba el Laicos. Parece una empresa imposible. Y entonces, un buen día...

Dio una palmada en el aire

¡Bum! Aparece delante suyo, como quién no quiere la cosa. De todos los lugares que podría haber en el mundo, de todos los momentos que pasarán por su vida, justo en ese bosque, esa misma tarde, los dos coinciden ¿Que posibilidades hay, al fin y al cabo? No, claro que eres gran cosa. Y yo, como mi abuelo, no creo en las coincidencias

Se cruzó de brazos, satisfecho

Pero estoy de acuerdo. Será mejor que recojamos todo esto

No tardaron mucho. A pesar de que la tienda de campaña se le antojaba algo tediosa y complicada (el prefería dormir al aire libre cuando no llovía, y a cubierto cuando debía refugiarse de los cielos), el resto del campamento era tan familiar para él como tantos otros que había realizado con su abuelo, y fue especialmente rápido en limpiar todos los bártulos de cocina y en recoger todo su equipo. Según iban preparándose para renaudar el viaje, su estado de ánimo fue decreciendo, y una sombría idea apareció en su cabeza. Cuando ya estuvieron listos, se acercó a Luzavela (a pesar de saber su verdadero nombre, por alguna razón seguía pensando en ella con el apodo falso que le había proporcionado al principio), esta vez con una expresión algo más seria, y comenzó a hablar de nuevo

Por cierto... Parecía no encontrar las palabras adecuadas para seguir Verás... Si vamos a seguir juntos, creo que hay algo que deberías saber

Tomó aire

Yo... Bueno, digamos que no soy demasiado "normal". Mi abuelo me enseñó a canalizar mi energía interna, y puedo hacer cosas que el resto de las personas no podrían... Por ejemplo, soy capaz de curar algunas heridas con solo poner mis manos sobre ellas. Ese tipo de cosas. Pero te aseguro que no es nada malo...

Observó la reacción de Laicos algo preocupado, temiéndose que esta fuera de animadversión o desconfianza. No era la primera vez que le pasaba

Laicos se detiene y mira al Joven Lugh sorprendida sin pestañar ni una vez para luego sonreir y hablar de forma burlona
Bueno esta bien, no es nada preocupante. Ese tipo de cosas no me asustan , ademas si puedes curar gente con tu propia energia es como si fueras un sacerdote milagroso o algo asi…

Al parecer Laicos no le creyo del todo las palabras de Lugh, o al menos eso aparentaba con el tono que usaba al hablar y siguió caminando como si no hubiera pasado nada

No mucho después, ya pasado bastante tiempo desde que dejaron de caminar por el bosque y ahora estan caminando por un camino de lo mas normal, un camino marcado por la cantidad de gente que camino por alli y las miles de marcas de carretas que pasaron. La mayoria del lugar esta rodeado por granjas y cultivos que no estan en temporada. Laicos sigue caminando son una sonrisa mientras responde una y otra vez tus preguntas. El sol brilla con fuerza sacando el frio helado de la mañana

¡Mira mira! Alli hay un pueblito, o eso parece. Podriamos ver si encontramos algo de comer alli, de seguro cuando llegemos alli sera tarde –dice señalando unos pequeños edificios que se ven muy a lo lejos del camino

 Eso... ¿Eso es Du'Lucart? Preguntó Lugh observando con curiosidad las imponentes torres de la lejanía Guau...

A pesar de que durante el día había estado bastante hablador, en ese momento no encontró ninguna palabra adecuada. Incluso diría que se sentía ansioso. Pocas veces había estado en una ciudad tan grande, y a cada paso que daban las ganas de cambiar este hecho aumentaban. Sonrió

Debe de ser muy bonito

Entonces se dio cuenta de que Luzavela esperaba respuesta, y se apresuró a sacudir la cabeza, como espantando las mariposas que parecían revolotear por todos los huecos de esta

Ehhhh... Sí, creo que lo mejor será parar a comer. Aunque... Yo no tengo mucho dinero Repasó sus pertenencias, y comenzó a contar Una, dos, tres, cuatro... Cinco monedas de cobre Ladeó la cabeza No sé si dará para una comida... Pero no te preocupes. Puedo aguantar mucho tiempo sin comer ni beber, y he desayunado bien esta mañana, así que si no me da para pagármela ya conseguiré algo más tarde

La guiñó un ojo, y señaló al pueblecillo

¿Vamos?

Es un pueblo de entrecaminos, tarado. No creo que Du’Lucard se vea asi… o eso creo –respondo a Lugh cuando piensa que se trata de Du’lucard

Sigo caminando algo mas tranquila y con una minima sonrisa en los labios por el leve descanzo que le da Lugh a su lengua. Aun asi ese silencio no soporto mucho y empezo a pensar que hacer para pagar a la hora de comer

Escucha escucha –me detengo y pongo sus manos en alto- Yo tengo algo de dinero, podemos comer varios dias en posadas sin problemas, tampoco voy a dejarte sin comer por que no tengas dinero para pagar.
Solo espero que puedas conseguir algo de dinero mas tarde, si no me voy a quedar seca

Respiro hondo y doy un paso para seguir caminando, pero antes me doy vuelta otra vez y le señalo vilmente
Si llegan a preguntarte quien soy diles que soy tu hermana, y que nadie va a tocar a tu queridita hermana. Nada de andar diciendo que soy Laicos ni a donde vamos ni nada… … La gente es peligrosa

 Lugh negó con la cabeza cuando Luzavela se ofreció a invitarle

No, eso sí que no. Soy yo el que me he pegado a ti como una lapa, y no al revés. El colmo sería que encima de aguantarme tuvieras que invitarme a comer

Se dispuso a continuar caminando, pero entonces Luzavela se giró y le advirtió de revelar su identidad. Lugh asintió, obediente

Ok. Entonces eres mi hermana, Luz. Luz Baldovin Se rió ante la perspectiva, y continuó fantaseando, dando rienda suelta a su imaginación Venimos del norte de Lucrecio, de una tranquila granja donde nuestros padres cultivaban tomates y patatas. Teníamos un perro grande y de pelaje negro llamado "Elmer", y un pequeño cobertizo en la parte trasera de la granja donde escondíamos nuestros más preciados objetos. Viajamos lejos de nuestro hogar para ir a buscar a nuestra hermana mayor, que...

Se calló bruscamente, y luego se giró hacia Laicos, algo confuso

Oye, entonces... ¿Lo de tu hermana era mentira? ¿Adonde se supone que vamos, en realidad?

No fue hasta en el ultimo momento que terminaste de divagar tu historia que notaste la sonrisa de Laicos, una sonrisa natural que no habias visto antes en su rostro. Es como si hubiera estado disfrutando de tu breve historia, pero la seriedad vuelve a su cara al preguntarle lo de su hermana

Quizas sea una mentira, quizas no lo sea. En realidad no estoy segura de nada

De algo estoy segura y eso es que existe alguien que es identica a mi en todos los aspectos, como si fuera mi hermana gemela. Nunca la eh visto, pero aun asi puedo sentirlo… es extraño de explicar asi que no voy a decirte mucho mas del tema

Suspiro al ver que es un tema difícil de hablar, y mas con una persona como el

La cuestion es que un grupo de personas que se encontraban viajando me confundieron con otra persona, con alguien que era identica a mi. Luego de hablar con ellos me dijieron que esa mujer estaba en algun lugar de Lucrecio, por eso estamos llendo a Du’Lucart pero no sin antes preguntarle a Garnaris si era seguro…

De todos modos me gustaria parar aquí un tiempo, puede que esa persona este en este pueblo, de otro modo seguir para Du’Lucart

¿Entiendes algo de lo que te digo?

Lugh se encogió de hombros, despreocupado

A ratos Sonrió Pero da igual. Mientras que tú lo entiendas, por mí perfecto

A partir de entonces su cháchara disminuyó un poco, lo suficiente como para relajar el posible dolor de cabeza que ya se iba asentando en su nueva compañera de fatigas. Lugh resultaba ser una persona extremadamente curiosa, pero también era cierto que no había mucho de lo que hablar en un lugar como aquel: Un camino como cualquier otro. Un camino bonito, con prados en la lejanía y las sombras de otros pueblos y lugares recortándose en el horizonte, quizás alguna arboleda cercana o ciertas marcas para indicar al viajero su posición, pero, a fin de cuentas, un simple y llano camino. Ni más ni menos. Polvo y tierra, barro y adoquines, algún puente sobre el río. Nada que ninguno de aquellos dos individuos no hubiera visto antes

Y, aún así, le daba para comentar. Ya que ese cartel destartalado tenía una caligrafía algo torcida, parecida a la de aquel agradable comerciante Vildiano con el que tuvo la ocasión de tratar tiempo atrás cuando su abuelo y él pasaron cerca de unas imponentes montañas que hacían la frontera con cierta nación llamada Argos, que le enseñó gran cantidad de productos exóticos traídos de las más lejanas tierras de Lannet y Shivat. O esa roca en forma de corazón, tan parecida a la excéntrica embarcación que el joven divisó hacía ya un par de años, cuándo pasó cerca de uno de los pueblos costeros de Kanon. Cada detalle escondía una nueva historia, cada recoveco, un nuevo comentario o crítica, cada descubrimiento era merecedor de una exhaustiva y dedicada exploración por parte del incansable Lugh

A pesar de esta frenética actividad, era más que sencillo darse cuenta de que el verdadero motor del joven no era otro que una sana e inocente curiosidad, y que la maldad que pudiera anidar en su corazón, si es que dicha maldad existía, estaba bien oculta tras una máscara de positivismo y una aparentemente inagotable fuente de energía. A pesar de lo sencillo que era acabar cansado de él, la otra cara de la moneda se traducía en la dificultad que podía hallarse a la hora de odiarle o despreciarle; Era difícil sentir algo negativo o hiriente por Lugh

Cuando no había nada de que hablar, simplemente silbaba. Silbaba canciones que le había enseñado su abuelo, canciones olvidadas tiempo ha, canciones que solo la memoria y la nostalgia podrían rescatar de su ataúd de polvo y olvido. El mismo Lugh había oído alguna vez a Elisedd hablar de la importancia de esas canciones, pero nunca le había prestado atención. Para él, esos retazos de sus ancestros no eran más que alegres o melancólicas melodías, adecuadas para matar el tiempo o para endulzar la belleza de aquel paisaje. Adornos, nada más. Quién sabe: Quizás los que las idearon nunca quisieron que fuera de otra manera

Al llegar al pueblo, buscáis un lugar para comer, como ya habíais planeado.

La compañía de Luz, te resulta agradable. Es una chica que sabe escuchar tus historias con atención y además deja que una sonrisa brote en sus labios cada vez que le cuentas alguna aventura asombrosa. Sin duda te has percatado de que con tu charlatanería haces que la sombra de su rostro desaparezca por momentos, aunque siempre regresa esa preocupación.

Os encontráis en una pequeña fonda donde os sirven un guiso que pese a ser muy básico, tiene un sabor agradable. Luz, aprovecha para preguntar cual es el mejor camino para viajar a Malakai y si el trayecto será muy largo.

Tras informaros de que dada la hora que es, tendréis que hacer noche en mitad del trayecto, pero os cuentan que el camino está muy transitado por caravanas y gente que se desplaza hacia la ciudad desde los pequeños pueblos de la zona, así que es muy seguro acampar.

Con la previsión de tener que hacer una noche en el camino, Luz, parece algo más desanimada.

-Yo pensaba que llegaríamos enseguida...-suspira quejumbrosamente-estoy cansada de tanto campo, pero bueno, por lo menos tengo buena compañía.

Te sonríe al decir esto, aunque es una sonrisa forzada. 

Lugh se cruzó de brazos, siempre sonriente

¡Claro que sí! No te preocupes, será genial. En esta época del año no hace mucho frío por la noche, y podremos quedarnos en algún claro descubierto para poder ver bien las estrellas. Te enseñaré alguna canción, y no me quejaré si te apetece hacer una fogata para comer caliente. Además, así llegaremos a la ciudad mañana al mediodía, en vez de aparecer en medio de la noche como dos extraños

Su optimismo era contagioso. Para Lugh, todo era una aventura, y estaba tan animado como para incluso proponerla la idea de hacer fuego, algo que por norma general le aterraba. Probablemente esas ganas irían desapareciendo según se acercara la noche, pero en aquellos momentos el chico solo pensaba en animar a su nueva amiga

-¿Siempre tienes una respuesta positiva para todo?- te responde Luz un poco más animada- lo cierto es que no suena tan mal tu plan...

Después de comer y descansar un poco decidís que es hora de partir. El camino, como os habían comentado, está transitado por un buen número de carretas y personas, con las que os cruzáis procedentes de Malakai. La tarde es agradable y gracias a que viajáis por un buen camino, Luz parece que está más animada.

Comienza a caer la noche cuando divisáis a lo lejos la ciudad de Malakai. Sin duda alguna, los cálculos de Lugh han sido bastante correctos y lo mejor será que preparéis un campamento para descansar y llegar bien entrada la mañana siguiente.

Cuando encontráis un buen sitio y os disponéis a prepararlo todo comenzáis a escuchar una canción y a un grupo de personas riendo y acompañando a la música con palmas y con sus voces.

Luz te mira extrañada con una pregunta muda y una sonrisa picara en sus labios.

Esa parte del viaje resultó algo más amena que la anterior. Aunque la constante afluencia de viajeros era como un filón de oro para Lugh, a la hora de comentar y especular, el chico comenzó a alternar sus largas parrafadas y fantasiosas memorias por breves momentos de silencio o descanso, más por no atosigar demasiado a Laicos que por una verdadera falta de temas de conversación. Sin embargo, tarde o temprano acababa por aburrirse, y volvía a la misma dinámica

La temperatura era agradable, en el cielo no había casi nubes, y el canto de los pájaros se mezclaba con el traqueteo de las carretas de los viajeros y campesinos, dando la sensación de que el propio camino estaba vivo y respiraba, latía, soñaba. Lugh era feliz

El día oscureció, la noche fue cayendo lentamente sobre la tierra. No les costó mucho encontrar un lugar agradable para acampar. Entonces se oyó la música, y Lugh devolvió la sonrisa a Luz, visiblemente ilusionado

¿Vamos con ellos? Parece que se lo están pasando bien

Comienzas a caminar en dirección a la alegre música. Son flautas, algo de percusión y tal vez algún instrumento de cuerda que muestran melodías alegres, lo que hace que te percates de la noche realmente buena que hace ¿hace más calor que antes? puede ser, pero tampoco te importa demasiado.

Pasas unos matorrales y allí est...

Ocurre algo realmente extraño, la música proviene de ese pequeño claro que tienes enfrente tuya, pero no hay nadie, solo una hoguera que chisporrotea rodeada de unos cuantos cantos para que no se dispersen las llamas. Buscas durante unos instantes a los músicos, pero no los encuentras aunque estás completamente seguro de que la música te está rodeando. Te giras para mirar a Laicos, pero ella no está, no hay rastro alguno de la chica.

Cuando te dispones a ir a buscarla la música cesa repentinamente y parece que la oscuridad se aprieta un poco más menguando la luz que desprende la hoguera. Un instante después, inicia una melodía mucho más triste que la anterior, no puedes entender la letra de la canción, pero sientes que trata de una triste historia. Ahora la hoguera vuelve a alumbrar un poco más, pero las llamas dan una tonalidad más azulada de luz, lo que provoca que las sombras parezcan mucho más oscuras.

Fuego

Había varias cosas que no le gustaban a Lugh, contrariamente a lo que podría pensarse por su actitud habitual. No le gustaba que trataran mal a otras personas delante suya, ni tampoco el hecho de que hubiera sirvientes y señores. Tampoco le gustaba que los leñadores cortaran más árboles de los necesarios, ni que los niños de los pueblos se entretuvieran lanzando piedras a los perros. No, había algunas cosas ante las que Lugh sentía verdadera aprehensión, si no rabia contenida, sucesos o factores que cambiaban su humor de forma radical

Pero el fuego era algo aparte

No era una simple reticencia, ni tampoco un desprecio superficial. Era algo más profundo, algo más arraigado e instintivo. Quizás la parte Daimah de su alma había experimentado algún suceso traumático durante su previa existencia, o puede que el propio Lugh tuviera una predisposición genética a odiar este elemento. Puede incluso que hubiera sido Elisedd quién le hubiera inculcado dicha fobia con sus relatos de incendios devoradores que arrancaban la vida de miles y miles de seres vivos en apenas unos segundos. Pero el hecho innegable era que, por mucho que le costara reconocerlo, Lugh sentía un verdadero terror por las llamas

No era miedo, ni tampoco un temor consciente. Era una reacción exagerada, aterrorizada e injustificada, que, con el tiempo, había logrado contener... Hasta cierto punto. Pero no podía evitar volver a sentirse mal cuando el calor le rozaba la cara, ni cuando se quedaba mucho rato frente a una hoguera. Su propio cuerpo parecía rebelarse contra la idea

Esta fue, quizás, la razón por la que Lugh no se centró en los sucesos, claramente paranormales, que habían acaecido a su alrededor. Sí, pensó "Qué extraño", e incluso se tomó la libertad de tensar los músculos y agudizar los sentidos, dispuesto a encontrarse con cualquier enemigo sobrenatural que pudiera querer dañarlo. Nunca había visto nada fuera de lo común, exceptuando, por supuesto, las habilidades que su propio abuelo le había enseñado. Pero había escuchado muchos cuentos, y creía firmemente en las doctrinas y leyendas que desde pequeño le había enseñado este: Los espíritus del bosque estaban vivos. Había algunos juguetones, traviesos o incluso benignos. Pero otros...

Sin embargo, todo aquello pasaba a un segundo plano. Pues el fuego era todo cuanto importaba. Algo nervioso, dio un paso atrás... Y entonces vio que Luz ya no estaba. El fuego se volvió azul, y una extraña energía pareció cargar el ambiente. Lugh habló, con voz temblorosa aunque arrojada

¡¿Qu-Quién anda ahí?! ¿Qué...? ¡¿Qué es t-todo esto?!

Nadie responde a tus llamadas 

La música comienza a ser estresante. No por la melodía que suena, sino por el hecho de que suene tan cerca y no veas su procedencia. Además, el fuego hace cosas extrañas y eso te mantiene tenso.

Intentas afinar un poco el oído para escuchar algún sonido familiar, pero no hay nada, no escuchas el cantar de ningún pájaro que se queja por el alboroto ni tampoco escuchas ningún grillo, tan frecuentes a estas horas en esta época. Todo te resulta realmente extraño.

Cuando te alejas unos pasos del fuego que no has perdido en ningún momento de vista, dada su extraña naturaleza, observas de reojo como algo salta de la hoguera hacia fuera, y como si el suelo estuviera embreado, comienza a arder con una virulencia que solo habías escuchado en las historias de Elissed.

Desesperado observas como el fuego comienza a expandirse a unos arbustos cercanos y de estos a las primeras hojas de los arboles que un estando verdes parecen prender como paja seca.

En unos instantes, en un parpadeo, frente a ti se desata un pequeño incendio de llamas azules, que aunque queman, te producen una sensación de frío.

Corre

Un pie. Luego otro. Ya no miraba hacia atrás. No quería saber de donde procedía ese fantasmagórico resplandor azulado. Fuera de sí, sólo quería correr, alejarse, desaparecer...

Corre

Corres sin mirar atrás, corres con todas tus fuerzas para huir de el extraño fuego que parece querer abrasarlo todo.

Cuando sientes que te has alejado lo suficiente de las llamas y de su resplandor te detienes para recuperar el aliento. No quieres mirar hacia atrás, no quieres ver si se ha extendido más aún el fuego y tienes que seguir corriendo, simplemente no quieres, no puedes...

La noche es fría, tal vez mucho más fría que antes, aunque no reparaste en ello. Mientras te decides, una voz te asalta.

-¿Qué pasa muchacho?

Miras a tu alrededor, aunque solo ves una aparentemente impenetrable oscuridad.

-¿Por qué temes el fuego que no te puede quemar?¿o es que si te puede quemar?...

Por fin encuentras el origen de la voz, una sombra que se acerca a ti. Parece un hombre, por su voz adulto, alto y de buena constitución, pero se ves incapaz de distinguir nada más de sus rasgos, es extraño, pero tampoco te preocupa.

Lugh frunció el ceño

No... No hay fuego... Que no queme... No dejaba de jadear. La carrera había sido mortal, y aun teniendo en cuenta sus habilidades especiales, que le permitían correr durante mucho más tiempo de lo normal, había corrido tan rápido como para cansarse de verdad El fuego... El fuego destruye... Devora, acaba... Con la vida...

Después de parafrasear las palabras de su maestro y padre adoptivo tragó saliva, e inspiró profundo para intentar recuperar su entereza. Luego se encaró al hombre, algo tenso

¿Quién eres tú? Eres... ¿Eres el que ha hecho todo esto?