Partida Rol por web

El zombi de Gaspar camina arrastrando los pies. Lleva el sombrero del Viejo Vikingo puesto. Su cara está destrozada, llena de cortes, llena de sangre. Tiene el abrigo también lleno de cortes. Avanza a duras penas, con la mochila a cuestas, con los brazos bajados.

Al ver a Nara, al oír que exclama su nombre, al oír a Sunhee, levanta una mano, apenas sin fuerzas, y cae al suelo, desplomado. Su cuerpo permanece inmóvil.

Unas voces te despiertan. Afuera oyen un revuelo, oyes gritar a Nara, luego a Sunhee, oyes carreras y desesperación. Algo está pasando en el patio de Hoke.

Sunhee: —¡Es el sombrero de Gaspar!

Nara: -¿¡Gaspar?!

Xose: -Nara, atrás. Ya. Sunhee, detrás mía. ¡YA!

Llegar hasta aquí te cuesta una barbaridad. En tu estado, subir la pendiente, la ladera del valle, desde el río hasta aquí. Lo consigues. Pero no entiendes lo que pasa.

Primero Sunhee exclama: —¡Es el sombrero de Gaspar!

Luego Nara: -¿¡Gaspar?!

Y finalmente Xose, invadido por el pánico: -Nara, atrás. Ya. Sunhee, detrás mía. ¡YA!

Ninguno de ellos sale a recibirte. Parece que ninguno se alegra de verte. Estás cansado, agotado. Estás en casa, tus amigos están ahí delante. Te fallan las fuerzas. Cierras los ojos, y te sumes en un profundo sueño. Tu cuerpo no responde, no puedes articular palabra, no puedes moverte. Pero sí puedes oír qué pasa a tu alrededor.

Ese momento es impactante. Me quedó parado unos segundos. No se qué hacer ni qué decir. Susurró, de nuevo, la orden: -No, quietas, no...

No me lo puedo creer. Parece el muchacho, lleva su sombrero, lo que se ve de su cara parece él, y es su ropa. Dos caídos, dos más que pierden la vida cerca de él. ¿Y Rut? 

Pero, lo más importante, ¿Les ha mirado y reconocido...?

¡Era Gaspar! No había dudas, ¡era él!

—¡Mierda! —grité, mientras corría hacia él todo lo deprisa que podía.

No hice ni caso a las advertencias de Xose. Mi corazón latía a mil por horas... Quería llorar, pero no podía. Estaba tan nerviosa que ni siquiera podía parar a razonar lo que estaba pasando. Ya habíamos perdido a José tiempo atrás... no podía permitirme perder también a Gaspar. Sin embargo, un atisbo de esperanza me hizo recuperar energías. Lo había visto bien... antes de caer al suelo, Gaspar había respondido con un gesto...

—¡Nara! ¡No dispares!

No era un zombie... ¡Aún no lo era! O eso quería creer... A toda prisa, intenté llegar hasta donde estaba él para socorrerle. Con el rabillo del ojo, controlaba a la otra figura, que debía ser Rut...

—Gaspar, por favor...

Sigues oyendo gritos afuera:

Xose: -No, quietas, no...

Sunhee: —¡Mierda! —¡Nara! ¡No dispares! —Gaspar, por favor...

Nara: ¡Sunhee! ¡Ve con cuidado! No sabemos si lo han mordido, Sunhee, no te arriesgues. Tú también no.

¡Sunhee! ¡Ve con cuidado!

corrí detrás de ella y me interpuse entre ella y Gaspar para que no lo tocase. 

No sabemos si lo han mordido, Sunhee, no te arriesgues. Tú también no.

Con mucho cuidado, despacio y flojito le di un toque con el pie en la espalda, con el machete en la mano.

¡Cago en diola, carallo! -​​​​​​-Espeto de pronto,como volviendo en mi, cuando la veo que ya se está acercando casi hasta tocar a Gaspar... ¡Qué no te podemos perder a ti! - Salí andando detrás de ella. Mi propio peso hacia que fuera más complicado avanzar por la nieve, pero esperaba poder llegar a ella y salvarla. No veía nada bueno de eso... Nara le gritó lo mismo, cuidado... -¿Quieres dejar a Nara sin nadie?

Estaban intentando ver si reaccionaba al contacto, pero eso me daba pánico... -Nara, mejor... De más lejos... O con un palo, el tridente...- Me daba la impresión de haber vivido esto ya...

Pensé que sería buena idea, y le lance por encima la red. Así no podría atacar de sorpresa... Tan facilmente

Me despierto sobresaltado y me cuesta entender lo que escucho, me quedo un segundo sentado en la cama. Agarro mi palo y me levanto, voy hacia la puerta.

Sales fuera del barracón y ves un cuerpo ensangrentado frente a la puerta del perímetro, tirado en el suelo, y Nara está dándole con el pie, intentando controlar sus nervios. No se mueve. Lleva el mismo sombrero que llevaba Gaspar. Es Gaspar. Sunhee está destrozada de dolor, Xose no sabe qué hacer.

Xose le grita a Sunhee: ¡Cago en diola, carallo! ¡Qué no te podemos perder a ti! ¿Quieres dejar a Nara sin nadie?

La escena es una locura, un descontrol. Hay muchos gritos, y un cadáver frente a la puerta. Xose lanza la red por encima al cuerpo inmóvil.

El cuerpo de Gaspar no reacciona a los toques de Nara. Ni a la red de Xose. No se mueve. Todo está cubierto de cortes, brutales, de sangre, de polvo y suciedad. Sus ropas, su piel, está rasgada y ensangrentada.

Senés y Asunta cogen a las niñas y se las llevan adentro. Antón mira atónito desde arriba de la atalaya. Anuncia y Elica están detrás, con los ojos como platos, sin saber tampoco muy bien qué decir ni qué hacer.

La pequeña esperanza que podía haber tenido se me esfumó en cuanto comprobé que Gaspar no respondía a los golpes de Nara. Fue entonces cuando no pude contenerme más y rompí a llorar. Nunca había llorado la muerte de nadie... Para mí, perder a personas era algo natural. Había perdido a mis padres, uno a uno a quienes nos habían cuidado en nuestro antiguo refugio. A pesar de todo, siempre había tenido a Gaspar, Nara y José, con quienes compartir la tristeza y hacerla más llevadera. Ahora, sin embargo, sólo quedábamos la mitad de nosotros...

—Gaspar... di algo... 

La voz me salía suave y entrecortada. Estaba tras Nara... había escuchado a Xose. Quería abrazar el cuerpo de Gaspar. Notar su calor y su respiración. Quería notar que aún vivía... pero, sabía que no podría hacerlo. Aunque cometiera la imprudencia, que estaba dispuesta a cometerla, sabía que era improbable que Gaspar estuviera vivo o que no hubiese sido infectado. 

Echarle la red era buena idea, tenía que admitirlo.

Con cautela lo rodeo y me pongo frente a su cara, de pie, sin agacharme,  machete entre nosotros. Quiero verle el rostro. ¿Tienes algún signo de haber sido mordido, Gaspar? ¿Respiras?

-Maldita sea, un espejo, o algo, para ver si respira. Si se empaña, respira. Si respirar no es zombi. - no me dejaba de extrañar que si era zombi se hubiera muerto, y que si era un vivo y acababa de morir, no se levantase. Algo extraño había en ese lugar y momento, y me dio miedo. Me vi encerrado en aquel cubículo de piedra de nuevo, con dos amigos que ya no lo eran... 

-¡No! No... No...

Me recompuso, rápido, tras ese momento. Levanté la cabeza. ¿Y si era una trampa? ¿Y si ellos... Estaban detrás de todo eso? ¿Y si Gaspar era el cebo? -Algo no va bien, algo no va bien. Deberíamos irnos. -Miro alrededor. Quiero ver si alguien se acerca... O algo...

Cuando salgo del refugio, me encuentro lo que ya temía. Ahora mismo la situación se estaba convirtiendo en un descontrol total y nadie sabía tomar las riendas.

-Tranquilos todos de una vez, vamos a intentar salvarlo, todavía no sabemos si se convertirá- mi tono es bastante serio y cabreado.

Decido tomar las riendas de la situación - Anuncia, prepara agua caliente al lado de una de las camas del refugio del mar. Elica ve a por cuerdas al taller- me acerco bastante más al cuerpo y, con cuidado, le amordazo la boca con mi pañuelo- Xose, ayúdame a llevarlo dentro. Vosotras quedaos aquí- miro a Nara y a Sunhee-  ayudando a vigilar a Antón. Yo voy a intentar curarlo-

-Atémoslo antes de moverlo, y no os acerquéis a la cabeza. -El recuerdo de aquellas dentelladas, de aquel momento fatídico y de la falta de precaución me había hecho perder a Xervasio, y no quería que ahora, por ayudar a un Gaspar que si no era un podrido, podría serlo, perder a los demás. No, no. Me niego. No. Así que la protección lo primero. 

Antes de nada, mientras nos traían tas cuerdas y seguía bajo la red, intenté observar si respiraba, poniendo el filo de mi cuchillo junto a su nariz y boca. Si se empaña a, o mucho me equivocaba, o era humano aun, y habría que correr... Pero con cautela

Anuncia asiente y entra en el barracón del Mar sin decir palabra. Elica trae rápidamente unas cuerdas. A los pocos segundos el cuerpo de Gaspar está inmovilizado y su boca amordazada. Xose hace una rápida comprobación con su cuchillo y luego, entre él y Declan, le llevan hasta la cama.

No podrías decir si respira o no.

Seguí a mis compañeros durante todo el proceso. No podía dejar de mirar a Gaspar, con la cara llena de cortes y sangrando. ¡Por dios! ¿Qué le había pasado? Algo debía haberles atacado... No podíamos saberlo bien, pero... aun así, traté de ver sus heridas tratando de diferenciar si habían sido hechas por un arma afilada, por garras de algún animal o uñas de zombie, o... incluso, si podían haber sido hechas por zarzas o espinas de alguna planta.

De Rut no había ni rastro... Eso me inquietaba, porque podía significar muchas cosas. En primer lugar, y la más obvia, que ella no hubiera podido ni siquiera llegar hasta aquí. La segunda, que la hubieran capturado si se trataba de alguna persona que les habían atacado. Y, la tercera, que... nos hubiera traicionado. Tulio había muerto estando con ella, y Gaspar... ahora estaba así. Hasta que no descubriera su cadáver, no descartaría esa opción...

—Gaspar... —musité una vez más, sabiendo que no recibiría respuesta.

Aun así, e importándome un rábano lo que dijeran los demás, cogí un trapo húmedo y limpio, y traté de limpiarle las heridas. Estaba amordazado y atado. Si se volvía zombie, no podría atacarme. Y si estaba vivo, curar esas heridas era lo mejor que podíamos hacer...