Partida Rol por web

Durante los primeros días después de mi recuperación y la de Elica, tuve oportunidad de instalarme. Vista la fuente y el terreno, pedí permiso para "perder" unos pocos días preparando la piscina para los peces. La verdad, después de unos primeros momentos de intensidad y de socialización, me entró una enorme sensación de pérdida, de agobio, a la par que iba descansando y recuperándome de las heridas. La nieve no ayudó en ese sentido, ya que me retrajo más, y las noches oscuras me traían algunas pesadillas de los acontecimientos recientes. El trabajo duro del día, pescando, tanto para comer como para preparar la piscina, y acompañar a Nara o Sunshee a sus salidas eran lo poco que me relacionaba... 

Hasta que comenzó a llegar mucha gente. De pronto, el asentamiento se llenó de bullicio, y casi todos eran buenas gentes. Aquellos campesinos me recordaban a los ancianos de mi pueblo, y de pronto, la morriña de Baroña me reconfortó el corazón. Me dediqué a ayudarlos a instalarse y hablar con ellos, de su vida, en tantas cosas semejante a la de mi pasado. Igual con Senes, quien es un hombre curioso, a quien me apetece tratar más. Con el paso de los días, me reincorporo más a la vida social, y aunque poco hablador, disfruto de la compañía y ayudo en lo que puedo. Sigo teniendo de cuando en vez algunos ataques de pesadillas nocturnas. 

Cuando hablo con Luska del álbum de fotos, me tranquiliza que acepte. Es una persona con una personalidad arrolladora, amable, abierta y dicharachera. Tanto que somos como el día y la noche, en tanto en cuanto yo soy muy callado. 

-Si quieres, te lo enseño, bueno, aunque no quieras, pero cuidado, es delicado. Si, es de antes de que pasara todo. Antiguo. Es... es para mi madre, ai naiciña. A ella en persona, si, si puede ser. La conocen en el pueblo. -Luska es imposible de callase y no sé cómo soy capaz de irle diciendo toda esa información, pero concluyó como puedo, comentando: -No se cómo pagarte esto, es importantísimo para mi, gracias, gracias...

Cuando nos comentan las noticias por medio de Tulio, bajo la cabeza.Que parezca que los podridos avanzan incluso por encima de los fráteres parece una mala noticia, o quizás ocurre que los fráteres no están ya deseosos de proteger al exterior del peligro de dentro de la Zona... O quizás... -¿No es posible que sea una maldad de los fráteres? Quizás hayan abandonado ese monasterio para dañar a las tierras que protegía... ¿Se sabe algo de los fráteres de otra zona?

Cuando oigo a Lateiro hablar de podridos que hablan, me agarro de sopetón de la mesa, con ojos aterrorizados y en blanco, y mientras Declan habla, se me nota como siento verdadero terror... 

-¿Hablaba? No... No puede ser... Yo... Yo los he visto... ¿Se les podía entender?

Tras escuchar a Sasari, giré de nuevo la cabeza para seguir mirando el paisaje y vigilar.

Aquella chica me había caído bien al principio, como todos los demás, pero oírla soltar aquella ridiculez además de aquella absurda amenaza velada, cambió por completo mi percepción de ella.

Suspiré brevemente y me limité a decirle - ¿De verdad crees que alguien como yo se fijaría en un tullido? Descuida, no necesito más cargas. Y no vuelvas a amenazarme.

Una noche, en la cena, me acerqué a Senés mientras conversaba con Xose. El papel de ese animal me intrigaba mucho.

-Senés, ¿puedo hacerte una pregunta? ¿Para qué haces volar a tu lechuza cada día? ¿Reconoce el terreno y te avisa de amenazas? Parece como si... fueras tú mismo el que vuela.

¿Que tú has visto podridos que hablan, Xose? Vamos, no puede ser... Son seres inconscientes, básicos, peor que animales. 

No quería creerlo, no es posible.

Miro a Nara, aterrado. Asiento. Respiro, hondo. Hablo, medio temblando...

-¿Recuerdas... Cuando me curasteis? ¿Y os conté lo de entrar en la Zona? Dije que los fráteres tenían tratos con unos seres de allí... Que convirtieron en podridos a mis compañeros, y... Estaban algo podridos. Y hablaban. Algún dialecto del gallego de la zona... -Me estremecí. 

Sonreí viendo a la abuela poniéndose con los brazos en jarra. ¡Qué maja! Tenía razón, ya poco se podía hacer en las circunstancias actuales... Pero la mirada de Declan, y su sonrisa siempre tan brillante, me hizo tratar de darle al coco para buscar una solución.

—¿Qué os parece si tratamos de hacer un pequeño invernadero? Tal vez con algo que resguarde un poquito del frío podamos plantar las verduras más resistentes.

Quizás pudiéramos conseguir algo así. Sólo necesitaríamos colocar vigas de madera, cubrir el huerto con algún un plástico transparente y tratar de conseguir que el interior estuviera lo más calentito posible para que no se murieran las plantas por el frío.

—¿Probamos? —pregunté finalmente.

Las palabras de Vaikus me animaron. Aunque sentí lástima de que, según él, yo fuera la única que le miraba sin importar sus quemaduras.

—Aquí todos somos una familia, Vaikus —le contesté, y sonreí amablemente—. Son tiempos difíciles, pero... juntos nos ayudaremos para superar los problemas que puedan venir.

Después de lo que pasó con José, sentía que debía tratar de integrar a todos. Era una tarea dura, pues cuantos más éramos, más rencillas y problemas podían surgir... pero me sentía en la obligación de unir a todos.

No quería que volviera a pasar nunca más lo que pasó con José...

Las noticias que traía Tulio eran buenas y a la vez malas.

Por un lado, que los fráteres hubieran abandonado uno de sus monasterio significaba que estaban débiles como organización... lo cual, teniendo en cuenta nuestra animadversión hacia ellos, era una súper noticia. Peeeero, como todo en la vida, siempre hay una contraparte... y eran los zombies.

—Quizás los fráteres han tenido que huir por culpa de los zombies —dije—. O puede que Xose tenga razón y sólo sea un plan para dañar estas zonas...

Sin los fráteres, teníamos que buscar alguna manera de tener controlados a los zombies...

—¿Clemente tiene algún plan para... mantener a raya a los zombies?

-Senés, ¿puedo hacerte una pregunta? ¿Para qué haces volar a tu lechuza cada día? ¿Reconoce el terreno y te avisa de amenazas? Parece como si... fueras tú mismo el que vuela.

El serio pero amigable viejo sonríe:

- ¡Te has fijado! Sí, por algo parecido. Está entrenada, y si ve algún caminante de esos vuela en círculos sobre él. Pero con la niebla que hay estos días me cuesta verla bien.

- ¡Y otro más! ¡Pero bueno! ¿Tú también bebes lo mismo, Xose? Nara tiene razón, son seres sin consciencia. ¿Cómo van a hablar?

-Si, perfecto sólo que...¿dónde encontraremos la lona? ¿se te ocurre algo?-

Me quedo un momento mirando a Rut mientras sube a la atalaya. ¿De qué misión está hablando? Qué más da, hablaremos después y me he llevado un beso. Me voy de lo más contento a tratar de razonar con Elica.

Busco a Elica por el refugio. En los últimos días ha estado yendo y viniendo del lugar del accidente. Algunos días la acompaño pero también la dejo hacerlo sólo para que no se sienta muy invadida. Alguien me dice que ha ido nuevamente al lugar así que me dirijo hacia el destrozo en el que está convertido su “bebé”.

- Elica, qué bueno encontrarte por aquí. Justamente quería hablarte de tu bebé… Imagino que podrás hacerlo despegar de nuevo, vas a necesitar piezas que ya no te servirán y apuesto a que no podrá despegar desde este lugar. Pienso que varias de las partes que están tiradas por aquí no podrás llevártelas de vuelta a Ferrol. La verdad es que el refugio le vendrían muy bien algunas de estas partes. Necesito pedirte la lona para cubrir los cultivos y ponerlos en marcha ya mismo. Hay algunas verduras que crecen en invierno pero necesitamos cubrirlas para que no les caiga la helada. – Hago una pausa para ver su expresión. – Con esa hélice tan grande podríamos activar el riego a través de la fuente haciendo un molino… Creo que son partes que no podrás transportar y lo mejor sería darles esos propósitos.

No me sorprende lo que relata Tulio. En mi interior guardo la ilusión de ser un poco responsable de esa situación. Antes de irnos del monasterio dejamos las puertas abiertas y yo toqué muy fuertes las campanas. Eso puede haber atraído todos los caminantes de la zona y quizás no pudieron recuperar el monasterio. Al menos yo prefiero creer eso. – Tulio, lo que dices me recuerda que deberíamos hacer una investigación sobre los zombis que atacaron aquí la semana pasada. Eran muertos recientes y provenían de zonas poco pobladas. Quisiera tener más pistas sobre eso.

- ¿Y Clemente no sabría decirnos si es cierto que los fráteres ya no están allí y si es así, hacia dónde habrán ido?- 

- Pues no lo sé, Declan. Hablé con los exploradores directamente cuando iban de paso hacia Moraime para informarle.

—¿Clemente tiene algún plan para... mantener a raya a los zombies?

- El plan somos nosotros, Sunhee, es este sitio.

-¿No es posible que sea una maldad de los fráteres? Quizás hayan abandonado ese monasterio para dañar a las tierras que protegía... ¿Se sabe algo de los fráteres de otra zona?

- Puede ser, podría ausentarme unos días y averiguar algo.

– Tulio, lo que dices me recuerda que deberíamos hacer una investigación sobre los zombis que atacaron aquí la semana pasada. Eran muertos recientes y provenían de zonas poco pobladas. Quisiera tener más pistas sobre eso.

- Tienes razón, Gaspar. Quizá debamos hacer una asamblea y hablar de esto entre todos. Es demasiado importante como para que lo decida yo.

- De ninguna manera.

La piloto se niega rotundamente a destripar a su bebé.

Tienes razón, Tulio, es un tema vital que nos afecta a todos. Pero no creo que debieras internarte en ese territorio tú solo.

Me mantuve apenas atenta a la conversación hasta que cada vez me interesaba más. Miré a Gaspar con intención, y creí que me entendió. Estaría pensando lo mismo que yo, que aniquilamos a los habitantes de aquel monasterio y no habrán podido recuperarlo aún. Tiene sentido, cada puesto de vigilancia son unos pocos fráteres y no pueden prescindir de muchos para enviar allí una guarnición de buen número...