Partida Rol por web

Rob terminó de comer mientras Valeria sanaba al bárbaro y se tomó su tiempo para recoger.

- Veeega, vaaaale - dijo cuando seguían insistiendo en salir lo antes posible. - Nora, ¿me dejas ir sobre Luna un ratito? Recuerda que le eché una mano contra ese ogro en el desfiladero - comentó con la mejor de sus sonrisas.

El bárbaro volvió a insistir hablando de su amuleto, pero ni siquiera había tenido la decencia de contestar su pregunta anterior. Estuvo tentado de ignorarlo, pero al final se tragó su orgullo y volvió a preguntar. - ¡Eh, cabezón! Te he preguntado cómo era ese amuleto tuyo. ¿Sirve realmente para predecir el tiempo? Antes dijiste que era para jugar con su suerte... - dijo tergiversando sus palabras una vez más. Casi se había convertido en un juego para él, aunque en el fondo Garlukan le parecía un buen tipo.

Tras transmitir sus inquietudes más inmediatas a sus compañeros Nora devoró la cena, estaba realmente hambrienta. El encuentro con el ogro le había dejado exhausta.

Escuchó las conversaciones con curiosidad mientras comía y ahora intentaba ordenar las ideas en su cansada cabecita:

Amuletos que predicen el tiempo… dagas que traen mal fario… sacerdotisas sedientas de sangre…

-Rob, déjame leer la carta de Moris- dijó haciéndole una señal con la mano. -Valeria- continuó- ¿crees realmente que deberíamos deshacernos de la daga? Parece muy valiosa y si la devolvemos al templo quizás nos recompensen adecuadamente-.

Continuó pensativa y al cabo de un rato añadió - Garlukan, ¿recuerdas ya dónde perdiste el amuleto exactamente? Nos sería de gran ayuda por estas tierras ¿Vale la pena volver atrás?- Miró dentro de su zurrón -También está el tema del ciervo. Necesito un hombre fuerte ¿me acompañarás al túmulo antes de que anochezca? Y no te preocupes Garlukan, no hayas caso a Herman, si aparece Gor'ta'nak no tengas miedo y dile simplemente que estás de su lado y que intentarás ayudarlo por el bien común. Lo entenderá sin rencor. En el fondo no es mal tipo, la verdad- concluyó con una sonrisa.

Rob sacó nuevamente la carta de la mochila y estaba a punto de dársela a Nora cuando se quedó parado, sonriendo.

- Pero, ¿me dejarás montar a Luna si te la dejo, no?

Sin embargo, el mediano era un buen tipo, o al menos eso se creía él, así que le pasó el papel a la exploradora antes de que contestase, teniendo mucho cuidado de no sacar el sobre aún sellado del sitio en el que lo había colocado. Al parecer, Rob tenía algún tipo de obsesión extraña con los sellos de lacre y alguna vez había comentado que nunca, bajo ninguna circunstancia, se debería romper ninguno.

Querida Amanda,

¡La he encontrado! ¡La daga de Thora! Con ella al fin podrás convencer a la suma sacerdotisa de que tu diosa está a favor de nuestro matrimonio. El hombre que la robó se la vendió a un tratante de armas, que estaba convencido de que era una daga mágica tocada por los dioses. En cierto modo no se equivoca, pues es una parte importante de los rituales de tu diosa, pero me costó convencerle de que es un objeto bastante inútil como arma pero al fin lo conseguí. Ahora al fin podremos casarnos. ¡Incluso he encontrado el regalo perfecto para nuestra boda! Te daré una pista: ¿recuerdas de ese anciano que decía que los dioses no jugaban a los dados? ¡Se equivocaba!

Enviaré esta carta al templo lo antes posible. Tengo tantas ganas de verte que cogeré un atajo a través del Paso de los Ogros. Con todo mi amor y deseos de verte para estrecharte una vez más entre mis brazos,

Maurice

- ¡Oye! Yo sí quiero acompañarte a ese túmulo - dijo poniéndose rápidamente en pie. Obviamente era lo que había estado esperando y el motivo por el que no se había precipitado a emprender el camino hacia el poblado. - Estaré más que encantado de conocer a ese Gor'ta'nak... - Se miró los brazos un momento y sonrió. - Vale, no soy especialmente fuerte, y menos comparado con Garlukan, pero necesitaréis alguien con dos dedos de frente para no meteros en más líos.

-¿Montar a Luna? Luna es una pantera de la selva, ¿sabes? debes merecer su respeto para ello... y primero debes ganártelo- dijo seria, con media sonrisa y le cogió la carta de las manos.

La leyó detenidamente. Sí, era cierto. La daga era más valiosa de lo previsto. No solo era de plata sinó también mágica. -Mmm... Valeria, ¿queda muy lejos el templo de Thora?- dijo sin despegar la vista de la carta.

-Por cierto- le dijo a Rob -habéis sido muy amables Garlukan y tú en repartir las monedas entre todos, incluyendo a Herman- y puso sus dos monedas dentro de una pequeña bolsa que llevaba atada al cinturón -Te dejaré venir con nosotros si me prometes que serás respetuoso con Gor'ta'nak el Justiciero, ¿de acuerdo? Recuerda que es un ente muy anciano e irascible.- le dijo al mediano apuntándole con el dedo.

Hernan miró las monedas:

- Eh... mirad. Soy un mercader y me gusta el oro como el que más pero no creo que sea merecedor de ellas. ¡Yo era la carga a proteger! Os diré que haré: las guardo para usarlas para nuestra vuelta a la civilización. Cuando estemos allí las invertiremos en unas cuantas rondas de comida y bebida. 

Luego se quedó mirando hacia el bosque:

- No tengo mucho interés en ver un túmulo donde vive un espectro, por muy amistoso que pueda parecerle a Nora. Me quedaré custodiando el carro. Si es necesario os llamaré con este cuerno - añadió sacando un cuerno de entre sus pertenencias - Ahora mismo esto parece bastante tranquilo.

- ¡Pero ya me lo he ganado! - exclamó Rob cuando Nora le hablaba de la pantera. - Había pensado un plan magnífico para enfrentarnos al ogro, pero cuando vi que agarraba a Luna llamé su atención para que viniera a por mí. - Se acercó al felino y empezó a acariciarle el lomo, confiando en que ya hubiese cenado parte del ciervo que había cazao con Nora. - Tú sabes que me preocupo por tí, ¿verdad bonita? - Le frotó un poco más fuerte, como si quisiera darle calor. - Pero si vienes de la selva, ¡seguro que aquí te estás congelando! Ven, ven hacia el fuego que se está calentito... Y puedes coger algo de carne del caldero - susurró las últimas palabras, esperando que Herman no le escuchase.

Frunció el ceño cuando volvió a oir hablar de la daga. - ¡A ver si os aclaráis! ¿Se la llevaremos o no al templo? - Miro a Nora, pensando el interés que tenía por la daga. - Pero, ¡no es mágica! - exclamó. El armero seguramente había sido un elfo, de esos que creen que cualquier arma de plata tiene que estar encantada, pero ¿Nora? Tal vez al vivir tanto tiempo en los bosques se le había pegado algo de los elfos. - La utilizan para sus rituales, pero eso no implica que tenga ninguna propiedad especial... - explicó. Por si acaso, preguntó a quien consideraba una experta en ese tema. - ¿O esas armas son siempre mágicas, Valeria?

Sonrió cuando Nora le dijo que le "dejaría" ir con ellos, como si la pobre chica hubiera tenido alguna forma de evitarlo. Pero su gesto era más encantador que autosuficiente. - ¡Por supuesto! Yo siempre soy respetuoso con todo el mundo... - "No es culpa mía que ellos no lo sepan entender así", añadió para si mismo.

- Túmulo es más importante que Daga. - se limitó a contestar a Rob con una mirada de determinación que no daba lugar a dudas. 

- Durante años ogros han matado a mi pueblo, si el Justiciero puede volver, esto será gran victoria para todas tribus de Galisia. - explicó tan escueto como era habitual. 

- Yo ir tumulo. - insistió ni siquiera mirando al mercader que, en teoría, era su trofeo de peregrinaje y cuyo interés había desaparecido ya del todo. 

- ¡Pues claro! - exclamó Rob ante la afirmación de Garlukan. - Por eso daga estar en mochila y Túmulo esperar impeciente a visitantes - explicó en palabras sencillas para ver si el bárbaro le entendía mejor así. - Pero eso no quita que haya que decidir en algún momento qué vais a querer hacer con la daga, porque parece que tenéis opiniones encontradas - añadió mirando a las dos mujeres. Al contrario que el bárbaro, esperaba que ellas sí fueran capaces de hacer dos cosas a la vez: caminar hacia el túmulo y mantener una conversación sobre otro tema.

Sin embargo, no era lo que más le interesaba a él ahora mismo, así que se fue hacia Garlukan.

- Oye, ¡cuéntame más cosas sobre ese Go'ta'nak el Justiciero! - le pidió. - Te he visto enfrentarte a los ogros y se me hace difícil imaginar que puedan haber matado a los tuyos tanto tiempo si todos pelean como tú... ¿Qué hacía especial a ese Justiciero? ¿Y ese chamán que decía Nora que intentó invocarle? ¿Por qué ningún otro hechicero de tu gente terminó el ritual? - Se calló de repente. Por supuesto tenía muchas preguntas más, Rob no se cansaba de preguntar cosas, lo que hacía que los humanos le comparasen a menudo con un niño pequeño, pero dudaba de la capacidad de Garlukan para poder contestarlas todas en una sola frase.

- Gor'ta'nak el Justiciero.... - contestó con gran veneración a ese nombre.

-  Según cuentan los ancianos de tribu Gor'ta'nak era un poderoso guerrero y héroe que luchaba con una lanza de fuego que le regaló un día Crom*. El justiciero se enfrentó a muchos ogros con ella y los quemaba hasta reducirlos en cenizas... ningún chaman poder volver más al lugar a invocar porque ogros saber de este poder y proteger el lugar. 

- Ningun héroe de Galisia ha encontrado la lanza de fuego además... - añadió el bárbaro.

A Valeria la perspectiva de dejar al mercader solo no le resultaba muy agradable. Pero también sentía la necesidad de ir con sus compañeros. Ya había visto las consecuencias de dejarlos andar a sus anchas (unos casi fueron aplastados por ogros, la otra podría haber tenido un bonito problema si el espíritu del túmulo la tomaba por enemiga) por lo que tendría que acompañarlos si quería asegurarse que todos volvieran en una pieza.

-Señor Gangas, prepare el carro y tenga todo listo para salir de aquí en cuanto antes. Si llega a tener problemas, además de sonar el cuerno, preocúpese por ponerse a salvo. Nosotros nos encargaremos de que sus mercancías no sufran daño.

Tomó su morral, su espada y se alistó para seguir a Nora hacia donde se encontraba el ciervo y el espíritu del héroe caído.

-Nora, como dijo Rob, esa daga no tiene poderes especiales. Es nada más que parafernalia para los rituales en honor a Thora -al menos en su fuero íntimo eso esperaba la paladín. Serios problemas podrían cruzarse en sus caminos si esa daga era más que un cuchillo ceremonial.

-Sigo insistiendo en que me parece mala idea meternos con el culto a la Señora de lo Salvaje, pero si tanto insisten, hay un templo importante dedicado a ella a 3 días de viaje de aquí, en la ciudad de Macinea. Después de dejar a Herman a salvo y ayudar a Garlukan a poner fin al mal que asola sus tierras, podríamos ir hasta allí. Pero vuelvo a repetirles: meternos con Thora es comprarnos un problema. Y seguramente tengamos que pagar un precio muy alto!

La paladín hablaba en serio. Años después de la conversación escuchada a escondidas, había ahondado en el culto de esa misteriosa diosa que hechizaba a los hombres y transformaba el carácter de las mujeres, anulando su sentido de la prudencia e instándolos a actuar de manera totalmente irreflexiva y lo que había descubierto no era nada agradable.

El grupo de aventureros se internó en el bosque dejando a Herman a cargo del carro.

Avanzaron siguiendo a Nora. Rob intentó un par de veces subirse a la pantera pero Luna no parecía estar por la labor. No tuvo tiempo de intentarlo otra vez porque no tardaron demasiado en llegar al mismo claro donde había estado antes Nora. Allí continuaban las enormes piedras megalíticas, los cuatro grandes menhires que rodeaban una piedra central circular que reposaba en el suelo, sobre la cual había caído el ciervo. Los menhires estaban grabados con extraños símbolos y runas, igual que la piedra del suelo. 

Y en el centro la presencia espectral de Gor'ta'nak. 

- Has vuelto.

Su voz era gélida y todos sintieron como se les erizaba el vello del cuerpo con aquellas dos únicas palabras. El espíritu remolineó entre las piedras y señaló hacia Galurkan.

- ¡Y vienes con un guerrero de la raza! No es un chamán pero noto su fuerza y poder. Podría llegar a ser lo que quiera ser. Dime guerrero ¿qué deseas ser en esta vida?

Aunque el espectro no parecía tener intención de causarles daño Valeria pudo notar su aura de no-muerto. Intensa, muy poderosa. La tensión que notaba en las sienes indicaba que de si Gor'ta'nak lo desease podría hacerles huir como cervatillos con su mera presencia. 

Al llegar ante el túmulo, la presencia del guerrero no se hizo esperar. Al parecer, estaba muy seguro de que Nora cumpliría con su palabra y que llevaría alguien que pudiera liberarlo.

El espíritu se veía amigable, sin intenciones aparentes de hacerles daño. Sin embargo, ella pudo sentir el poder que anidaba en él. Si se ponía de malas, podrían pasarla muy mal. Por las dudas, habría que ser prudentes. Ese pensamiento le hizo buscar a Rob y colocarse a su lado, para tenerlo siempre a mano.

-Mantente en tu lugar y por una vez, refrena tu curiosidad. Si se enoja, estaremos en serios problemas -dijo en un susurro, antes de poner todos sus sentidos en analizar lo que allí estaba ocurriendo y evitar que algo se le escapara.

En cuánto el grupo percibió la esotérica presencia del espectro y su voz de ultratumba de manifestó, el bárbaro hincó una rodilla en el suelo y hundió la cabeza en el pecho como signo de reverencia, sumisión y respeto.

- ¡Gor'ta'nak! Soy Garlukan conocido como Brazos de Piedra, hijo de Garkan de la tribu Rompecráneos... - exclamó con fervor sin alzar la mirada al espectro y a continuación extrajo con una sola mano su espada a dos manos y la clavó en el suelo para apoyarse en ella arrodillado. 

- ¡Te presento respetos, oh Gor'ta'nak, Portador de la lanza de fuego, el Tocado por Crom, Azote de Ogros! - exclamó Garlukan para a continuación responder a la pregunta formulada. - ¡Nada desear más en vida que gloria y fama del guerrero! - 

Rob miró al espectro, interesado. Durante un instante reprimió las ganas de acercarse para ver si podía pasar su brazo a través de él. ¿Se congelaría como decían algunas historias? ¿O sencillamente lo atravesaría como las ilusiones de algunos magos? ¿O acaso sería realmente sólido a pesar de su apariencia translúcida? Estaba a punto de avanzar pero se paró de repente por algo que había escuchado. Y no eran las palabras de Valeria, sino las del propio espíritu. "¿De verdad Garlukan podría llegar a ser lo que quisiera? ¿Podría hacerse... listo?" La perspectiva le turbó ligeramente por un momento.

Escuchó al bárbaro presentarse y negó con la cabeza. Mucho brazo-de-piedra por aquí, hijo de no-sé-quién por allá, pero estaba omitiendo algo que al espíritu de un guerrero famoso por matar ogros seguramente le resultaría interesante.

- ¡Ah, no seas modesto, Garlukan! Tendrían que llamarte Garlukan el Mata-ogros. No hace ni media jornada que acabó con la vida de dos de esos brutos y dejó sepultados a otros dos en una cueva - le explicó al fantasma. - Seguro que si hubiera más como él su gente no te habría echado tanto de menos, señor Gor'ta'nak. Le falta un poco de seso, eso no te lo voy a discutir, y también algo de labia para presentarse y contar historias, pero es un guerrero temible capaz de empujar a uno de esos gigantes bobos por un desfiladero.

Asintió medianamente satisfecho. No era la mejor presentación que había hecho, no se había esmerado demasiado en ella, pero sin duda Gor'ta'nak debería sentirse un poco más interesado por el bárbaro ahora.

Nora estaba orgullosa de su hallazgo. Los demás podrían ver ahora que Gor'ta'nak era real y que debían ayudarle en su cometido.

Al llegar hizo una sencilla reverencia de satisfacción al escuchar las palabras del espectro y observó cómo el bárbaro presentaba sus respetos. Le emocionó su profunda cortesía.

Valeria mantenía al mediano a raya pero cuando éste empezó a hablar casi rompe la magia del momento con sus comentarios. A punto estuvo la exploradora de intervenir pero la natural sinceridad del ladrón le otorgaba cierta permisividad en asuntos diplomáticos y le dejó terminar su presentación.

—Oh, Gor'ta'nak el Justiciero, ahora debemos regresar al campamento y partir mañana sin demora hacia el poblado para encontrar al fin un hechicero que pueda culminar la invocación con éxito— concluyó Nora. Luego se apartó y le susurró al bárbaro—Garlukan, lavántate y ayúdame con el ciervo. Tendremos provisiones para varios días—.

El espectro contempló al variopinto grupo. Por un momento todos pensaron que no era más que una ilusión creada por la magia del túmulo, pero entonces habló con una voz quebradiza, que recordaba al aullido del viento entre las tumbas durante la noche. Aunque un espectro intente parecer amable no deja de ser un espectro regresado de la tumba.

- Te saludo Garlukan. Aunque todavía seas un aprendiz la sangre de los héroes corre por tus venas, puedo sentir tu poder incipiente. Ojalá los aldeanos de este valle, que se hacen llamar bárbaros, tuvieran una pizca de tu energía.

Ignoró totalmente a Rob y luego se dirigió a Nora:

- Traed a un chamán que me libere y gustosamente entregaré uno de mis más preciados tesoros a un guerrero que pueda servir como ejecutor de mi venganza sobre los ogros. 

Aunque miraba a Nora estaba claro que sus últimas palabras iban dirigidas directamente hacia Garlukan.

El espectro se separó un poco para permitir a los vivos que recuperasen su trofeo de caza.

Valeria hizo una módica reverencia (aunque fuera paladín, no era cuestión de andar rindiéndole pleitesía a cuanto espíritu se presentara ante ella) y se adelantó para alcanzar el ciervo cazado por Nora.

-Gracias gran guerrero por tu oferta. Volveremos lo antes posible -dijo distraída al tiempo que se debatía entre arrastrar el animal o ponerse a despostarlo ahí mismo. También pensaba en el señor Gangas. Ojalá estuviera bien, porque estaba faltando a su deber de protegerlo hasta llegar al poblado.

Garlukan miró de reojo a Rob cuando intervino para complementar su presentación, y se disponía a añadir algo cuando el espectro hablo y explicó.

- ¡¡ Traeremos al chamán, Gor'ta'nak, lo juro por la sangre de mis ancestros!! - exclamó con evidente orgullo tras las palabras pronunciadas por el ancestral héroe galisio. 

En cuánto el espectro hizo la mención sobre los preciados tesoros, Garlukan no pudo evitar responder. 

- Que fue de la Lanza de Fuego con la que venciste a cientos de ogros, oh Gor'ta'nak, ¿sigue en este mundo ese regalo divino? -