Primer evento: El comienzo

Año 347 de la Primera Era de los humanos

¿Quién iba a decir que ibais a encontrar gentes tan humildes y colaboradoras en esta tierra, después de lo que algunos habéis pasado?

El camino que llevaba al bosque, al lado del río, por el que pensabáis que habría un bello pueblo en el que asentarse, no solo estaba equivocado, sino que os llevaría a algo mejor, a encontrar a otras gentes con problemas parecidos. Abandonastéis vuestras casas, por defender vuestros ideales, por termor a ser los siguientes, por verguenza, por conspiraciones... Y he aquí lo que ocurrió, he aquí la historia que os aconteció...

Una familia, los Pabeh encendieron una pequeña hoguera para permanecer calientes en la noche que se cernía, podría haber sido un gran error si las personas que hubiesen estado cerca no hubiesen sido las apropiadas. Tanto los Mir como los Hunt, e incluso los Drago y los Lorents, se fueron aproximando, cada uno a su tiempo y en un momento dado, y se encontraron con un grupo de personas que hablaba y comentaba cosas tranquilamente. Ninguno se negó a mantener la comunicación con más personas, personas como ellos, que después de tanto tiempo encontraban una muestra de humildad.

Al poco el pequeño grupo fue aumentando con la llegada de los Casterlar y los Torrealta, alguno podría conocer a Conrado Torrealta fácilmente, era un arquitecto famoso en todos lados por sus espectaculares obras. La llegada de familias parecía casi elección de los dioses.

Al final eráis en total 13 familias, se compartieron muchas comidas exóticas para unos normales para otros, se hablo un poco de las ciudades o pueblos que abandonaron, y cuando uno menciono el irse, el fuego crepitó...

Un sacerdote ahí presente lo interpreto como una señal de Furak, no debía irse aún, al menos... por ahora.

Decididos a respetar al dios en ese momento, ninguna familia decidió abandonar la zona. 

Entre todos construisteis una pequeña cabaña en la que alojaros varios días, hasta esperar la señal del dios. Lo único que conseguisteis fue mojaros un poco con las lluvias.

Pero al cuarto día, un rayo de luz asomo por la abertura hecha para una ventana, iluminando.

Fue un simple hecho, alguna banalidad en otro momento, pero la calidez que acompañaba al rayo daba algo que pensar. Habiendo permanecido ese tiempo juntos, se decidió.

Crearíamos aquí un nuevo lugar, justo y feliz.

Y ahora os hayáis con varios problemas:

1. Apenas tenéis comida para una semana.
2. La casa que hay hecha esta apunto de desmoronarse
3. No tenéis establecido un sistema por el que tomar a cabo las decisiones.

Purak mantiene el tiempo, y no lo va a parar para que penséis.

Tras tomar la decisión colectiva de asentarse en aquel lugar y tras una breve charla con el resto de la familia para decidir como iban a ser las cosas Erick se vuelve a acercar junto a los demás viajeros para hablar con ellos.

-A la vista de que hemos decidido quedarnos aquí creo que lo mejor seria empezar a organizarnos -dice Erick al resto de personas presentes-. Por lo que he podido observar en los días que llevamos aquí cada uno viene de culturas distintas y seria injusto que cualquiera de nosotros impusiera sus costumbre a los demás, al igual que seria injusto que uno de nosotros continuara con alguna costumbre que fuera inmoral a la mayoría de los demás. No estoy hablando de nadie en particular -se apresuro a aclarar con practicada cortesía el mercader- y ni si quiera os conozco lo suficiente como para opinar en vuestras tradiciones, pero cuando nos fuimos de nuestro ultimo hogar ciertos individuos realizaban sacrificios humanos por lo que no quisiera repetir la experiencia y, mientras que estoy seguro de que todos aquí estamos en contra de tales cosas, seria mejor ponerlo todo por escrito.

-Afortunadamente tengo papel y una idea -continuo su discurso Erick levantando una hora de papel de aspecto caro mientras miraba uno por uno a los presentes-, y es que nos reunamos entre todos para organizarnos como sociedad, que decidamos todos juntos nuestro futuro en una asamblea de iguales donde todos tengan una voz, pero las decisiones de la mayoría venzan a las de el individuo. Mi idea es simple: una familia, un voto, independientemente de cual sea su profesión.

-¿Estáis de acuerdo? -pregunto al acabar su discurso.

El cabeza de familia de los Castelar miraba la hogera entorno a la cual se reunian las familias, con su familia sentada a su lado y el enorme mastín ovejero tumbado sobre los pies de su amo.

Al escuchar las palabras de Erick, Marius asintió aprobando sus palabras y se pronunció.

-Me parece lo más adecuado. Si queremos prosperar debemos de organizarnos lo antes posible… aunque desearía que a la hora de aceptar cualquier decisión, se tuviese especialmente en cuenta a los miembros que tengan profesiones más afines. Esa fue una de las principales razones por las que nuestro antiguo pueblo se volviese una ruina.

Marius se removió un poco en su asiento, que era poco más que un leño de árbol. Volvió su cabeza atrás donde habían dejado las ovejas en un corral provisional y le hizo una señal a su hijo para que se asegurara de que estaban bien. El joven Jonas Castelar se levanto fastidiado por dejar la conversación y fe a vigilar a los animales.

-Además debemos empezar a organizarnos para alimentar a esta comunidad… nuestro rebaño es demasiado pequeño para sustentar a tantas familias, y necesitaremos criar y domar nuevos animales para mantenernos... por no mencionar que tendremos que preparar campos de cultivo para todos.

Conrado asintió a las sensatas palabras de Marius y tomó la palabra:

- Erick, espero que no os sea una ofensa si discrepo de vuestro planteamiento. Escribir sobre las normas o leyes, siendo quince familias de tan diversos orígenes, puede llevarnos días si no semanas. Y lo cierto es que tenemos problemas más acuciantes. Como bien ha señalado Marius, la comida es una de ellas, pero lo cierto es que el refugio es la siguiente prioridad. - hizo una pausa para valorar los rostros de todos los presentes.

- Estoy de acuerdo en que cada familia tenga un voto, que sea dado siempre con sensatez y atención al consejo de quiénes mejor conozcan el tema del que se habla. Pero más allá de esto, no creo que debamos tratar de establecer normas. Cada miembro de esta comunidad deberá respetar las leyes naturales y universales que a todos nos deben ser conocidas, como evitar el daño o la ofensa a otros miembros de la comunidad o sus bienes. Cualquier otra circunstancia que pueda surgir, podremos tratarla de forma concreta cuando se de el caso.

Sin esperar a que nadie pudiera tomar la palabra, añadió un último comentario.

- Yo no estoy versado en ninguna destreza para conseguir alimento, más allá de una mínima experiencia con la pesca. Sin embargo, amplias son los conocimientos de mi familia en la construcción. Poseo además herramientas para conseguir madera y con ella construir unos primeros refugios. Mi opinión al respecto es que debemos mejorar las condiciones de esta cabaña y a continuación construir otra similar. Así, al menos podremos contar con el doble de espacio. También habrá que poner vallas y corrales para los animales, no es salubre compartir con ellos estas mismas atestadas cabañas. Así pues, diría que nuestra primera decisión debe ser quién se encargará de conseguir suministros y quién me ayudará a las tareas de conseguir madera y construir lo que haga falta.

Después de sus palabras, se sentó a esperar las opiniones de los demás, aunque con la visible impaciencia de quién ya tiene un plan de trabajo claro y desea ponerse con él cuanto antes.

Escucho con atención las palabras de la gente con la que apenas llevaba unos días conviviendo, la mayoría eran bastante agradables y sus propuestas eran bastante buenas

- Me parece bien, antes de ponernos con las leyes y todo lo demás deberíamos arreglar esta cabaña y construir un corral para los animales, también deberíamos conseguir algo de comida, yo podría ir a cazar algo para comer, al fin y al cabo, es a eso a lo que me dedico. Le hago un gesto con la cabeza a aelyx para que prepare al halcón y al perro. Yo podría ir a por presas grandes, como venados o algún jabalí con suerte, y mi hijo irá con el halcón para cazar conejos o aves pequeñas.

Todo parecía ir bien con nuestros nuevos vecinos, parecía que de verdad podríamos crear una comunidad donde vivir tranquilos.

- Creo que la idea del consejo podría funcionar; trece familias, trece votos, sin posibilidad de empates. Sí, me gusta.

La familia Pabeh había sido la primera en encotrarse allí y en recibirlos a todos con absoluta amabilidad, sobre todo su mujer, Hella. Hasta que se vieron desbordados por tantas familias, pero por suerte otros recien llegados ayudaron en la ampliación de algún fuego.
Sin embargo poco a poco se habían quedado más en silencio y segundo plano, tal vez sobrepasados por la cantidad de miembros.

Tras las palabras de Conrado, Frank se levantó alegremente y se dirigió con su martillo hacia él.
Será un placer ayudarle en la mejora de nuestros edificios, siempre he trabajado como albañil. Deberíamos empezar cuanto antes. Dijo con cierta angustia. Por las últimas conversaciones se le podía haber escuchado que estaba bastante preocupado por la estructura del edificio que les mantenía a cubierto
 

-No te preocupes Conrado, no estaba sugiriendo ponernos a escribir un libro entero de leyes -tranquilizo Erick al constructor- sino tan solo plasmar en el papel lo que acabo de proponer sobre el consejo. Decidamos un nombre para el asentamiento, escribamos lo que hemos decido hasta ahora que en este caso sería tan solo nuestra forma de gobierno y firmemoslo el representante de cada familia en nombre de esta. El resto de asuntos, como bien habéis comentado, puede esperar hasta que tengamos un techo firme sobre nuestras cabezas y comida en nuestras mesas.

Tras decir esto Erick hace una pausa para colocar un gran leño cercano verticalmente, creando una mesa improvisada y colocando el papel en el. Dejando un espacio en la parte superior del papel para colocar mas adelante el nombre, el mercader escribe lo basico en escasas lineas: el nombre de cada familia y su idea de gobernarse a si mismo mediante un concilio de familias con igual poder cada una, haciendo que se necesitara un consenso mínimo de siete personas para tomar una decisión. Firmando en la parte inferior junto a su nombre familiar Erick se aparta y se vuelve hacia el resto.

-Ya esta, solo queda que todos firmemos. Sobre lo que estabais discutiendo de conseguir comida me temo que en mi caso tengo conocimientos de ganadería y agricultura, pero son solo de segunda mano obtenidos en mi oficio de mercader. No obstante mi familia y yo estamos dispuestos a ayudar en lo que podamos.

Desde su llegada Fran había permanecido atento al camino, mas preocupado del pasado que del presente. Durante los días en que estuvieron las familias aprovechó para conocer a todos los miembros de cada familia.

Cualquiera que hubiera estado atento a Fran, habría visto que tenía por costumbre relacionar el nombre de Purak con el tiempo, también cuando se refiere al mundo. Por otro lado, un humilde colgante de madera con el simbolo de este Dios permanece en su cuello.

El día en que se decidió vivir allí, Fran lo consultó con su familia y esta votó por unanimidad el quedarse, cosa que le agradó, pues estas gentes parecían afables. Tras esto, comenzó el diálogo sobre como organizarse.

Erick Drago propuso firmar un concenso donde ponernos todos de acuerdo, cosa que pilló de imprevisto a Fran, pues estaban en una situación un tanto insostenible como para ponerse a firmar documentos "legales" cuando siquiera había una casa donde vivir, un pueblo donde formar una ley y algun representante de esta.

Discutir por garabatear un papel soló nos traerá perder el tiempo, algo de gran valor.

Tras permanecer en silencio durante un rato, Fran terminó por tomar partido en la conversación y dijo:

-Podéis contar conmigo para lo que sea, cierto es que no tengo conocimientos útiles para sobrevivir, pero si mi familia. Por lo que entre todos intentaremos hacer algo que nos beneficie a todos.

Tras esto, Fran firmó el papel que el señor Drago había elaborado.

-Espero que esto valga por el momento, ya nos preocuparemos en un futuro, si Porak quiere, de elaborar algunas normas de convivencia, según vayan surgiendo los conflictos. De momento preocupemonos de los problemas que nos atañen en este momento.

Miró a todos los miembros presentes con un semblante serio pero amistoso y concluyó

Vamos a necesitar madera seca para mantener un fuego que nos caliente. También sería buena idea mirar si por el río hay peces que nos alimenten y será necesario buscar frutos en el bosque. Respecto a buscar animales y cultivar, son procesos que tardan un tiempo.

Respecto a mi familia, tenemos comida para a duras pena una semana, espero que sea suficiente. Dijo con un tono mas preocupado.

El pedante salta a la pista el primero, bastante lógico, casi es un agobio oírlo hablar...

-Señor Drago siendo usted mercader debe ya de conocer la importancia de la supervivencia por encima de otras cosas, si una lluvia cae sobre nosotros su papel no será nada más que papel mojado, me parece muy democrático o begnino por su parte que nos llevemos bien, pero le aseguro que ahora mismo todos necesitamos a los otros y aunque eso no da lugar a nada trascendental le aseguro que es un seguro de vida para todos, nos dividiremos según nuestras capacidades y cuando al menos tengamos una simple casa con una mesa para apoyarse a escribir sentado en una silla entonces firmaré y no antes, primero piense en su familia que es quien más lo necesita y posteriormente hagalo por nosotros.

-Bien como parece claro que todos tenemos alguna cualidad útil deberiamos hacer esto, como yo entiendo de plantas iré al bosque y quien quiera que venga también no forzaré a nadie, y los demás que hagan lo que mejor sepan hacer, en cuanto a los que no saben hacer nada que nos sea ahora necesario pueden ayudar a los otros si lo desean...(tras recolocarme mi ropa, le doy un beso a mi hijo)...quedaté aquí con tu padre y tu hermana, defiende nuestra casa...(dijo en tono amable a su retoño, mientras se preparaba para entrar al bosque).

Tras pasar unos días entre aquellas gentes, Leroy se dio cuenta que sería un ambiente ideal para vivir junto a su familia. Alana, su esposa estaba de acuerdo. Hasta los niños y Bravo estaban de acuerdo. Drago insistía en establecer unas leyes y firmar un papel cosa que era del agrado de Leroy. Desconfiaba de la burocracia… tan solo servía para ocultar la corrupción, en su opinión. Pero al ver que era simple y llanamente y que no parecía haber engaño alguno, Leroy decidió no perder mas tiempo con aquello y firmarlo.

- De acuerdo, contad conmigo para este experimento de gobierno vuestro. – Tras esas palabras, tal vez algo mas bruscas de lo que debería, el guarda se volvió hacia el resto. – Soy un luchador. En mi antigua ciudad era guardia. No poseo habilidades de supervivencia como muchos de vosotros, pero ayudaré en lo que pueda. Tengo una espalda fuerte para transportar leños y martillear, aunque tendréis que enseñarme a hacerlo bien. Y tengo bastante buena puntería con mi ballesta, por lo que si acompaño a los cazadores y veo alguna presa podría ayudar a cazarla. – Miré con cariño a mi esposa. – Y Alana puede ayudar a aquellos de vosotros que estén heridos. Tiene buena mano con los heridos, y también para cuidar de los pequeños.

Ethan Hunt observó con atención a las personas en la pequeña cabaña en la que estaban.  Hacía ya tiempo que tanto él como su familia habían dejado atrás su hogar para buscar un sitio mejor, un lugar donde poder asentarse y crecer. Y por azares del destino, habían acabado encontrando otras familias que por diversas razones también  buscaban lo mismo... desde luego, era una señal de los dioses. Todos allí habían estado de acuerdo en ello, en asentarnos en aquel lugar, en fundar comunidad en la que vivir y prosperar... pero como era lógico, hacer eso no era algo sencillo. Lo cual no le preocupaba, al fin y al cabo, lo que tenía que hacerse se hacía.

Puede ser un buen sitio para nosotros.... un hogar- pensó mientras observaba con una sonrisa el gesto resignado de su hija mientras su esposa Elia le intentaba arreglar el pelo -Si, puede serlo- se dijo. En ese momento escuchó como Erick sobre como deberíamos organizarnos, sobre que deberíamos formar un consejo para tomar decisiones y firmar todos un papel para mostrar que estábamos conformes -La intención es buena pero...- pensó Ethan mientras se mantenía callado para escuchar las opiniones de los demás.

Entiendo que tus intenciones son buenas- dijo Ethan cuando ya casi todos habían expresado su opinión -Pero no creo que firmar un papel ahora sirva de mucho- le dijo -Ahora lo importante es conseguir alimentos y un lugar para dormir que no se derrumbe con la primera tormenta, se acerca el invierno y eso tendría que ser lo primero de lo que deberíamos preocuparnos. Seguro que cada uno sabe que es lo que puede hacer para ayudarnos, y si no, puede ayudar a los demás, pues trabajo no va a faltar. Yo por mi parte, puedo obtener comida, sea del bosque o del rio, y también se alguna cosa de carpintería- les dijo, explicándoles su punto de vista -De todas formas, lo de formar un consejo para tomar las decisiones importantes, me parece bien, aunque lo de firmar aquí es innecesario- dijo mientras cogía el papel en cuestión para dárselo a su mujer -No necesito más garantía que vuestra palabra, pero firmaremos si hace falta- añadió en un tono que evidenciaba que en su opinion nadie debería necesitar más garantía que esa, luego de lo cual se agachó para acercarse a su hija -Ve y mira a ver dónde está tu hermano- le dijo en voz baja, tras lo cual se volvió de nuevo hacia los demás.

Si está todo claro, deberíamos ponernos manos a la obra, de nada sirve perder el tiempo- les dijo mientras iba a buscar sus útiles de caza.

Los Shan'Aziy se habían mantenido en silencio durante largo tiempo, hablando entre ellos en simples y concisos susurros cuando las miradas no bastaban. Yevher se había preocupado de que su pequeño hijo recibiera el calor de la hoguera, aunque éste siempre acababa levantándose para ir a ver cualquier cosa que le llamara la atención, ya fuera un árbol, el agua del río o una flor. Yevher le seguía rápidamente y le devolvía con la familia al menos hasta que el niño tuviera de nuevo esa curiosidad insaciable.

Un hombre, aparentemente un mercader, propuso firmar una especie de acuerdo, lo cual era una buena idea en un mal momento. Yevher sintió el deseo de firmar en seguida porque hacía tiempo que no escribía sobre el papel, pero se contuvo. Miró a Qizanma, su esposa, esperando una señal. Ella le hizo un gesto ambiguo y asintió.

- Estamos de acuerdo con ellos.- dijo Yevher con un marcado acento y señalando a Ariadna y Ethan.- Creemos que no es momento de firmar.- volvió a mirar a Qizanma, y ésta hizo un gesto parecido al anterior.- Nos ofrecemos a escribir cualquier documento que necesitemos más adelante. Ofrecemos trabajar con...- buscó el término de respeto equivalente en esta lengua.- ... con ustedes en lo que necesiten para subsistir.

Tras esto, Yevher se levantó y miró a los hombres que ya se ponían en marcha esperando que alguno pidiera su ayuda en alguna de las tareas. Qizanma se quedó sentada en el suelo donde estaba, hablando en voz baja con su hija mientras el niño de la familia volvía a levantarse para perseguir un bicho que volaba cerca.

Justo al lado del cabeza de los Hunt, un hombre de baja estatura enarcó una ceja al portavoz de los Shan'Aziy. Era pálido y escuálido de cara, negro de melena y barba, demacrado de piel y de tavardo holgado y roto. Habían dos niños de diversa edad -hermana y hermano- sentados en cada uno de sus muslos, mientras que por los hombros le abrazaban unos fornidos brazos cuyo gigante no terminaba de recibir la luz de las brasas.

–Pues yo sí quiero firmar. -dijo la voz poco aguda de Etna, la líder de los Falknen.

Una manaza entumecida y amoratada tomó el documento, lo engulló a la mismísima oscuridad, precedido de un pequeño rasguido de papel. El hombre del tavardo cazó su muñeca al vuelo y le mandó un susurro a la cara oculta.

–¿Por qué no, Alastor?, ¡da lo mismo antes que después! -respondió, jocosa. Luego puso la mano libre sobre el tablón y alzó el tono – Además, mira tú por dónde, nos iría más que bien que nos echaran una mano. Mi señor y yo somos versados en la herrería y la doma, y poseemos una pareja de caballos –Asió un dedo curtido hacia a los Castelar, y la posó su mano hombro del Falknen menor. Éste se la miró–. Pero quiero saber si puedo contar con alguno de los fornidos para acompañarme. Yo ahora iré a buscar alguna zona de minado, y creo que iría siendo hora de ir trayendo las primeras piedras.

Dicho esto, el papel cayó como una pluma sobre la tabla. Con una huella dactilar hecha de ceniza en la firma de las familias.  

Marius se encogió de hombros y hablo a Erik y luego a los demas.

-Firmar ahora, firmar después… que mas da… si eso te hace sentir mejor firmare, aunque ahora no le veo mas utilidad a las palabras de un papel, que a las que salen de nuestras bocas. De todas formas creo que todos estamos de acuerdo en la idea de un voto por familia.

Marius se levanta, saltando levemente a su mascota y agachándose para firmar en papel tras leerlo por un rato. Cuando entiende bien lo que ha puesto, lo firma con un trazo más bien burdo… se nota que no es una persona muy instruida en las letras, aunque al menos sabe leer y escribir, que ya es algo.

Después se incorpora y vuelve a tomar asiento en su sitio de antes, junto a su esposa, su hija y su perro.

-Lo realmente importante es comenzar a organizarnos. Propongo que mañana al alba nos dividamos en dos grupos… Que uno se encarga de conseguir madera y despejar el bosque y que el otro se interne en este y busque cualquier cosa que nos sirva… plantas, frutas, tubérculos, animales…

-Recomendaría también que la zona más próxima que talemos este cerca del rio, para facilitar el transporte de la madera de ser necesario… además esas zonas cercanas al rio serán más fértiles para futuros campos de cultivo.

-En cuanto al grupo de exploración y caza, yo iré con ellos, tengo algunas dotes de exploración y rastreo de animales, y si hay suerte encontraremos algunas plantas para comenzar a cultivar. Además necesitamos saber que tenemos ahí a fuera… no me agradaría nada tener guaridas de lobos cerca, y un buen día despertarme con todo mi ganado devorado.

Hubo bastante gente que se negó a firmar la hoja de Erick, lo cual extrañó bastante a Simon, pues al fin y al cabo lo que proponía era orden, y todas las personas aquí presentes era justo lo que parecían necesitar. Por eso no se lo tuvo que pensar mucha antes de decir

-A mi me parece bien, firmaré. Simon se acercó a Erick y plasmó su nombre en el papel. Después de eso se gira hacia su hijo y se cercioró de que su hijo lo había preparado todo. Bien Aelyx, si lo tienes todo preparado vámonos.

- Yo iré contigo Ariadna, no podemos alimentarnos siempre de plantas. Dice a modo de broma. Si alguien más quiere venir para cazar o coger hierbas que lo diga ya

Conrado se acercó al papel y tras leerlo rápidamente, lo firmó. Se encogió de hombros:
- Cuanto antes acabemos con esto antes nos podremos en marcha... sobre lo cual.- Miró a Etna y comentó:
- Lo cierto es que por ahora deberíamos centrarnos en construir las cabañas de madera. Tenemos árboles adecuados a una docena de metros de aquí. Reunir la piedra necesaria, de dónde quiera que esté, nos llevará mucho, mucho más tiempo. Creo que será mejor centrar nuestros esfuerzos en la construcción de madera por ahora.

Añade entonces, mirando a Marius:
- Ese riachuelo difícilmente nos ayudará a transportar troncos... además, nos conviene despejar terreno cercano para luego poder sembrar en él.

Por último añadió, hacia todos en la sala:
- Sí, esa misma propuesta de Marius es a lo que me refería antes... Quienes carezcan de habilidades para conseguir comida, que vengan a trabajar conmigo. Arrastrar los troncos talados o desrramarlos no requiere ningún conocimiento en especial, y toda ayuda acelerará la construcción.

Leroy se acercó al fuerte albañil y le dió un fuerte apretón de manos. 

- Cuenta con mis brazos, Conrado. - Señaló con un pulgar al joven Chaol. - Y con los de mi chaval. Aún no es un hombre crecido pero podemos ir moldeándole la espalda. - Dijo con una carcajada. 

Alana sonrió ante la invitación de su marido. No le gustaba quedarse quieto y hacia que su hijo se moviera a la par que él. 

Frank no había intervenido en toda la discusión sobre firmar el documento. Lo único que hizo fue mirar a su mujer y acercarse a ella para discutir. Una vez la mayoría había hablado, él se limitó a decir.
Yo jamás he gobernado una ciudad, y no sé si estaria capacitado para ello. Y se levantó. Si pensais que todos somos aptos para gobernar una ciudad, que la voluntad del pueblo hable. Lo único que he hecho ha sido cuidar de mi familia y por ahora seguimos vivos. Señalando a su mujer y sus dos hijos que le escuchaban con atención. Así que puedo ayudar a cazar y pescar alimento. Aunque mi verdadera pasión es construir y pienso que soy bastante bueno. Y mientras se acerca a Conrado. Así que señor Torrealta, será un placer trabajar con usted y saber si es verdad todo lo que se dice sobre su nombre. Haciendo una leve inclinación

Martin custodiado por su esposa Alain que estaba a su derecha y la loba Luna que se encontraba a su izquierda escuchaba atento lo que se hablaba en la reunión, de lo que se hablara aquí dependía su familia y eso era importante, le costó tomar la palabra, tenía cosas que decir, siempre se le adelantaban, pero no se impacientó esperó su momento para tomar la palabra.

–Estoy a favor del consejo– dijo brevemente para dejar zanjado ese tema y proseguir con la reunión.

–Coincido con Conrado, debemos hacer nuestras casas cuanto antes da igual que sean de madera o piedra, cualquier cosa será mejor que la choza en la que ahora estamos, esa junto a la comida como ya habéis dicho deben ser nuestras dos prioridades, en esta última prioridad ayudará mi familia, mi mujer es de las mejores cazadoras que conozco, mi hijo le ayudará, mi hija y yo podemos recolectar hierbas, con suerte podremos encontrar bayas también– guardó silencio y miró a su mujer, esta asintió, los dos estaban de acuerdo sobre lo expuesto por Martin, estaba todo dicho.

O eso pensaba, al ver como alguno firmaba el documento del mercader recordó que debía decidir si firmar o no. –En cuanto al tema de la firma, de momento me abstendré, en cuanto mi familia tenga una casa digna de llamarse hogar estaré encantado de firmar, ni antes ni después– sonrío a los presentes, creía no haberse dejado nada por el momento. 

Claire había estado atenta a todo lo acontecido hasta entonces. Estaba sentada al lado de su marido e hijos, con su hija de 7 años en su regazo. De vez en cuando se giraba hacia su esposo y se ponían a hablar. Debían pensar muy bien qué hacer, no querían que les volviera a ocurrir lo sucedido hacía apenas unos meses.

Finalmente, Claire dejó a su hija con Rob, se levantó y dijo Mi marido y yo hemos estado hablando y pensamos que debido a lo sucedido en nuestro pasado reciente, voy a firmar. Opinamos que, sin querer ofender a nadie, firmando este documento improvisado, nadie podrá imponerse sobre los demás. Después de ese pequeño discurso, se dirigió a la mesa, leyó el escrito y firmó lo que podría ser la primera ley de esta nueva gran familia.

Después de firmar comentó Nosotros estamos de acuerdo en que lo mejor sería ir a buscar comida y leña, lo único que queremos es que nuestros hijos estén lo mejor posible. Por eso estamos dispuestos a ayudar en todo lo oportuno, yo podría ir a cazar, puesto que soy bastante buena con el arco, y mi marido podría ir a buscar leña. Eso sí, aunque nos gustaría que nuestros hijos ayudaran, su hermano tendría que cuidar de ella, este lugar es nuevo para todos y no queremos que nadie se haga daño. Cuando terminó de hablar, volvió a sentarse junto a sus familiares y le dio un beso a su hija mayor, que estaba sentada más cerca, mientras le rodeaba con su brazo.