Partida Rol por web

A pesar de sus esfuerzos, Yuzuke no podía quitarse de encima a su oponente. Le apretaba con una fuerza inusitada. Los brazos de su oponente parecían una boa constrictor, flexibles y al mismo tiempo duros como el acero, o eso le parecía.

Ryû además se había acomodado de una forma que no se cansaba y apenas tenía que utilizar su energía. Le estaba dejando sin oxígeno, esto podía acabar aquí.

Que conste que si no me rindo es más que nada porque considero que no va con el PJ, no por otra cosa.

Ya no le digo nada. A ver si terminamos de una vez.

Bueno incluso en las peores posiciones un personaje fuerte de voluntad puede rendirse, si tu crees que el tuyo seguiría luchando, pues me parece muy valiente y fiel.

Has tenido suerte, simplemente te desmayas. Todo lo que pase por ahora no te enterarás hasta que despiertes.

Dando unos bruscos movimientos, Yuzuke mueve su cuerpo para intentar librarse del abrazo, sin embargo, empieza a tener sueño, y más sueño... Cae desmayado al suelo, ahogado por su adversario.

Ryû se levanta, el cuerpo inmóvil de Yuzuke comienza a respirar de nuevo, pero estará KO un rato.

Voy a por la llave todo lo rápido que puedo pero consigo la plastelina antes.

Yo lo tengo claro - Decía ella confiada - Quiero ser directora de este instituto. Y que todos conozcan mi nombre en la ciudad.

Realmente Kaede sabía que esto podía causarle problemas, pero no le importaba. Quería que todos supiesen que ella llegaría a lo más alto, era una gran estudiante y sus dotes le otorgarían el éxito en la vida.

Después de esto añadió: Pero me gustaría tener una subdirectora tan eficiente como Akamine. - No quería ofender a la profesora.

Emi miraba hacia abajo, aún no lo se, decia conmocionada.Me es difícil decidirme tan pronto. Al fin y al cabo, solo estaba en segundo de instituto.

El resto lo descubriria con el tiempo, o al menos eso pensaba. Aún tenia tiempo para descubrirse a si misma...

Fumiko contempla sus lentes rotos, y suspira, dejando caer sus hombros. Esto le recuerda mucho a la escuela primaria, en donde le rompieron tantas veces los lentes que su familia optó por conseguirle unos de goma y acrílico, de los que usan los niños menores a cinco años, que se veían ridículos. Contempla sus lentes, y piensa: 

Por dios, cómo los odio... -la han hecho ser víctima de miles de burlas y de apodos ridículos. Sin embargo, al empezar a caminar hacia donde había dejado al grupo de compañeros, sonríe levemente, dándose cuenta de que se salió con la suya y le salió bastante barato.

Mentalmente comienza a ensayar la mentira que Miyu le dijo que dijera a los demás, no le costará nada decirla fingiendo confusión y humildad, aunque por adentro sienta algo parecido a la euforia.

Sinichi suspira, ¿Más preguntas inútiles? La subdirectora podía parecer estricta, pero a veces se preguntaba si realmente merecía la pena temerla.

- Yo quiero ser un detective de renombre - Dijo con cansancio - Gracias a mi inteligencia estoy seguro de que puedo llegar muy alto y así limpiar el mundo de delincuentes, para eso he nacido. 

En su interior sabía muy bien su motivo: No iba a dejar que los que habían hecho daño a los suyos saliesen airosos de sus acciones. Llegaría el día en el que tendría su venganza.

Llegas a secretaría y tocas en la puerta. Una voz que te suena cansada te dice "Adelante" y entras.

Ves a una chica rubia, de unos 24-25 años. Está mirando unos papeles y anotando cosas cuando tú entras. Levanta la mirada y pone cara de hastío. En su mesa ves un letrero: Naoko Susuyaki.

- ¿Un estudiante a estas horas? ¿No deberías estar en clase? No me digas que te has perdido.

Le explicas para qué te han mandado, y que tienes un poco de prisa. La secretaria se pone gallito, no le gusta que le den órdenes.

- ¿La llave maestra? No puedo darle esto a cualquiera ¿Cómo sé que vienes de parte de Akamine? Simplemente estás intentando engañarme, mocoso engreído.

A pesar de su agresividad, te mantienes firme y mencionas el nombre que la subdirectora te dijo antes. La secretaria se pone blanca, con un rápido movimiento abre el cajón con una llave que tiene en la pulsera de su muñeca y de ella saca una pequeña llave, algo más grande que la suya.

- Tómala, y nunca vuelvas a mencionar ese nombre. Ahora lárgate. - Te hace aspavientos con la mano. - Y cierra al salir.

Ya con la llave en tus manos, te pones en marcha, subes al primer piso. Antes de subir al segundo piso entras en una sala de arte vacía y coges un trozo de plastilina del tamaño de una llave y apretando con fuerza, consigues que la figura se quede impresa en este. Luego con un poco de celo, cubres el trozo para que se mantenga y no se deshaga, y lo metes en el bolsillo de tu chaqueta. 

En el segundo piso encuentras a tu compañero tirado en el suelo, pero no te esperabas encontrar a otros dos más.

Seguís andando, cada uno inmerso en sus pensamientos. Cuando llegáis al segundo piso veis algo que quizás no esperábais encontrar: Yuzuke está en el suelo, tirado, y con los ojos cerrados. Desde lejos podéis ver que respira, pero no está consciente.

Tal que tocáis el suelo del segundo piso, por las escaleras aparece Ryû, que se queda parado frente a vosotros. Os miráis los tres, esperando a que alguno diga algo.

La subdirectora sonríe a la vez que toma notas, no es una sonrisa feliz, más bien condescendiente. Una vez termina de escuchar a los alumnos, comenta:

- Señorita Kishi, espero que en un futuro próximo tenga una idea de qué quiere hacer con su vida. De nuestro institudo no salen perdedores, eso se lo aseguro. - Concluye de forma firme.

Al oír unos pasos provenientes del pasillo, se gira para contemplar a Fumiko Sato, que venía andando desde el fondo del corredor. En sus manos portaba unas gafas rotas, y en su cara no tenía las que siempre llevaba. Cuando alcanza al resto del grupo, la directora se dirige a ella, severa:

- Ha tardado mucho ¿Dónde está Miyu? ¿Se encuentra en buen estado? ¿Qué le ha ocurrido a sus gafas? ¿Por qué caminaba tan lento? - Una ametralladora de preguntas salía de su boca, avasallando a la pobre estudiante.

Al llegar frente aquella escena Murata se quedó pasmado y con los ojos muy abiertos. ¿Qué estaba haciendo Yuzuke ahí tirado? Titubeó un poco y dio un paso temeroso hacia delante cuando Ryû apareció por las escaleras, lo que frenó el tímido avance de Murata.

-¿Qué...qué ha pasado aquí?...-preguntó con voz queda.

Pues no tengo ni idea tío. Hicimos una carrera para ver quien conseguía la llave y yo me adelante. Me extrañaba que no hubiese llegado pero supuse que se había dado la vuelta.

Me preocupa un poco. Deberíamos intentar despertarlo.

Compruebo que respira. Parece inconsciente. Quizás un traspié lo tiro al suelo y se golpeó. Voy a por un vaso de agua y se lo tiro en la cara.

¿Y que haceis vosotros aqui?

-Si, si deberíamos llevarle a la enfermería, podría ser grave.- Dijo Haruo después de estar unos segundos atónito ante la escena que tenia delante a la vez que se acercaba a Urahada para intentar despertarlo o llevarlo con ayuda de Takeshi.

-Ya que tardabais tanto en volver nos han enviado a ver que pasaba y supongo que ha sido una gran idea, de momento ayúdame a llevarle.- Añadía Haruo mientras se pasaba el brazo izquierdo de Urahada por  encima de la cabeza e intentaba levantar lo con obvias dificultades, los esfuerzos físicos no eran lo suyo.