Partida Rol por web

Lirian se limitó a sonreír como respuesta a la excusa del semiorco acerca de su cita para esa mañana. El norteño nunca había sido un buen madrugador y su padre se lo recordaba constantemente cada mañana al despertarlo para ir a pescar. Las truchas no van a saltar a la barca solitas niño...levántate holgazán. - Aquella vida hacía tiempo que había quedado atrás pero sus defectos se resistían a separarse de él. Por lo tanto, negado con la cabeza y cerrando los ojos dio a entender a Códice que no tenía importancia. Era mejor dejarlo así y no tener que explicar que él se había quedado dormido también.

Ya, ya veo. - Contestó ocultando malamente su desilusión. Al final resultaba que el ser aventurero no era tan improvisado como parecía. Info...información. Bien. - Apuntó mentalmente. ¿Po po podría ayudar? - Al momento se arrepintió por lo que había dicho. ¿En qué demonios voy a ayudar yo? ¿Preguntando a la gente? Maldito sea el barbo dorado Lirian, piensa antes de hablar. - Se reprendió mentalmente.

Cuando salió de de sus pensamientos Códice le confesaba su afición a los libros. La verdad es que no esperaba que aquel hombre, un guerrero de aspecto rudo y...semiorco!!, pudiese ser un aficionado a la lectura. Pero vaya, ¿quién era Lirian para hacer conjeturas acerca de un semiorco si éste era el primero con el que hablaba en su vida? - ¿Li...libros? ¿Tú? - Preguntó sin poder evitar el tono de sorpresa en su palabras. El color rojo volvió a apoderarse de sus mejillas al darse cuenta de ello. ¿Habrá pensado que tengo algún prejuicio hacia los semiorcos? - Rápidamente improvisó una respuesta para quitarle hierro al asunto y hacer como si no hubiese reparado en su raza. - Yo...yo leí un un uno una vez. - Nada más terminar la frase se lamentó por lo que había dicho. ¿Un libro? ¿Pero que diablos estoy diciendo? - Lirian mintió inconscientemente sin habérselo propuesto. La verdad es que una vez sí que había leído un libro, aunque para ser exactos se limitó únicamente al título. Había aprendido leer y escribir en élfico y hablar el orco sin tartamudear pero de ahí a leer libros iba un mundo.

Morgan asintió a la explicación de Rivoel, si no hacía falta pedir nada, mejor. Se quedó pensando en las ideas que habían propuesto e intentó pulir las que le parecía que podrían dar mejor resultado; a pesar de haber dormido bien, al final acabó quedándose dormida cuando el sol, que entraba por la ventana, comenzó a calentarle el rostro.

Se despertó al cabo de demasiado rato para su gusto, no habían hecho guardias y podría haber pasado cualquier cosa; por suerte no fué así, sus compañeros comenzaron a bajar pero ella se entretuvo revisando y colocando todas sus pertenencias en su sitio. Al fin, totalmente pertrechada, bajó a desayunar - o mas bien comer -, ya habían pedido y Morgan volvió a pensar en lo que le costaría todo aquello, no sabía qué había pasado pero su bolsa se había vaciado a un ritmo alarmante.

Comenzó a comer, era el mismo caldo insulso que la noche anterior, la verdad es que no valía nada pero al menos calentaba el cuerpo. Lance y Benen aprovecharon ese momento para reafirmarse en su decisión, la guerrera se despidió de ambos con seriedad ya que no los conocía lo suficiente como para nada mas, apenas habían hablado - Posiblemente gracias a su pragmatismo nos sobrevivan a todos -, pensó al verlos alejarse. Entonces quien se acercó fué el tabernero y les comunicó dos buenas noticias, al menos eso es lo que pensó la mestiza; la reunión con Vizko se atrasaba y la cuenta estaba pagada para el día de hoy.

De repente el drow murmuró algo y se marchó, la guerrera estaba por decir algo cuando la mediana salió detrás de él - Bueno, espero que cuiden el uno del otro, si no recuerdo mal, eso es lo que hacían antes de juntarse con el resto -. No bien había acabado de pensar eso, cuando el guerrero que habían conocido la noche anterior, se sentó con ellos.

- Buenos...

Iba añadir algo mas pero se llevó otra cucharada de aquel caldo a la boca y escuchó a Códice iniciar una conversación afable con el hombre; cuando ésta derivó hacia libros, y dada la incomodidad manifiesta del guerrero, Morgan decidió intervenir.

- ¡Tomo antiguo! seguro que en este pueblo dejado de la mano de los dioses no encontramos ninguno, no creo que los sacerdotes de Dumathoin hayan ido a visitar a los orcos para pedirles 'amablemente' si les pueden abrir paso franco por la fortaleza hasta la biblioteca. - su intención era que los viesen como dos viejos amigos con algún tipo de apuesta o de pique - Y hablando de trabajo, si lo he entendido bien la bestia hostil es un drow ¿no? Me pregunto cómo lo saben si para llegar a verla hay que pasar por el 'territorio' de los orcos, ¿será que ese drow sabe de alguna otra salida o es que tiene algún tipo de pacto con ellos?

Las preguntas no iban tanto dirigidas a sus compañeros, que no sabrían la respuesta, como a que tomasen nota y preguntasen por esas cuestiones. También sería interesante saber por qué era considerado por Vikzo, y por ende por el Puma, como hostil; Morgan se preguntaba qué habría hecho para recibir ese adjetivo de alguien de la calaña de esos dos - A lo mejor algo bueno - pensó recordando a Fewynh y diciéndose que no todos los seres de piel negra tenían que ser asesinos ni nada por el estilo.

Códice iba a proseguir la conversación sobre los libros cuando Morgan intervino.

—Los sacerdotes de Dumathoin... —farfulló de forma abstraída mientras Morgan hablaba.

La hembra le había dado una idea. No le convenció, en cambio, el argumento. "Con seguridad no es la primera mina tethyana que esta gente explora." Dejó la idea para luego y trató de conectar de nuevo con lo que decía su compañera.

—¿Un drow? ¿En serio? —Nada hasta el momento le había llevado a pensar eso, pero recordando la charla con el ¿alguacil?, y en especial el enfrentamiento entre éste y Fewynh, entendió el porqué de la teoría de la guerrera.— Sí, puede ser...

No era una cuestión que le quitase el sueño. En cambio, el tal Lirian les había ofrecido su ayuda y Códice vio en ello una oportunidad de conocerle mejor y saber si podían confiar en él.

—Amigo, si quieres puedes acompañarme esta tarde al templo del dios enano. —Se giró hacia Morgan. Un comentario que había hecho antes de bajar había hecho pensar a Códice que quizás quisiera acompañarle.— Tú también puedes, Morgan: podríamos ver qué saben de esa “bestia negra”.

Ante la pregunta de si hablaba en serio, Morgan elevó las cejas y puso cara de 'por supuesto'; el mestizo se quedó un poco pensando y al fin aceptó que era una posibilidad, después invitó al guerrero a acompañarlo. Durante una fracción de segundo, la miembro mas reciente del grupo se dijo que habían tardado mas en confiar en ella y se lo habían puesto mas difícil, enseguida deshechó esos pensamientos y asintió a Códice.

- Claro que voy, me 'muero' por saber mas de ella. - dijo dando una palmada en la mesa con su gran mano.

Su tono fué alto y jocoso, los soldados veteranos junto a los que había luchado en Cormyr solían hacer bromas acerca de la muerte, como si hablar abiertamente de ella la fuera a alejar; la guerrera siguió su ejemplo para dar mas énfasis a la tapadera de mercenarios duros.

Rivoel contó a sus compañeros todos los detalles sobre el encuentro con el alcalde. En cuanto tocó la cama cayó dormido de pura tensión.

Despertó ya al medio día y bajó para reunirse con todos en torno a la mesa. La fortuna parecía estar de parte de Los Compañeros de la Pluma Blanca y Vizco no solo dejó el recado de que llegaría a la mañana siguiente, si no que dejó pagados los gastos de todo el grupo para ese día.

Yo de vosotros no me movería de la posada. ya nos han dicho en varias ocasiones que en Qark no tratan bien a los forasteros... Pronunció el bardo en voz baja

Códice y el bárbaro hablaron de colaborar. Sin duda el guerrero les podría ayudar en caso de tener que ir a la mina y también si llega el momento de luchar contra El Puma. En algún momento tendremos que  avisarle de lo que puede pasar si nos acompaña, o no sé si sería mejor que no sepa nada pero, llegado el momento, ¿ De qué lado se pondría....? y si fuera un espía de Los Pumas....

Tras la insulsa pero reconfortante comida y al ver que ya todos hacían sus planes, Rivoel salió también a recorrer el pueblo en busca de historias sobre la bestia negra, quizás lo que más le interesaba. Aunque también quería saber quién les había dejado la pista de la daga dorada, por lo que  buscó a quien vendiera telas y vino, preguntándole por su procedencia, a ver si conseguía saber quién trajo esa mercancía a Qark.

También, con todo el disimulo posible, justo antes de volver a la posada, pasaría de nuevo por el molino a recoger lo que el alcalde le había prometido y lo llevaría directamente a la habitación.

Se...será un pla...  será un pla... será unnnm  placer! - Respondió sonriente al semiorco acerca de su ofrecimiento de acompañarlo a él y a la semiorca al templo de Dumathoin. Al fin y al cabo no tengo nada mejor que hacer y parece que Códice habla lo suficiente como para encargarse él sólo de todo aquel que salga a nuestro paso y ella...ella... - Miró de arriba a abajo a Morgan observando sus musculosos brazos. - Sí, iré con ellos... ¿Qué podría salir mal? - Decidió encogiéndose de hombros mentalmente.

La parte que menos convencía a Lirian fue el hecho de que hablasen algo de un drow, que supuestamente era lo que encontrarían en al fondo de la mina. ¿Me he perdido algo? - Se preguntó preocupado aunque no por ello se atrevió a mostrar sus inquietudes a sus futuros compañeros. Simplemente se limitó a mirar a uno y otro de los comensales de la mesa con una parecida a la de una vaca pastando en un prado. Bueno...si sólo es uno a lo mejor lo matamos a flechazos antes de que se acerque a nosotros. - Automáticamente el norteño contó mentalmente las flechas que podrían disparar en caso de que se encontrasen en un oscuro corredor con esos malditos pieles negras. 

-Librojs? -Preguntó el posadero algo sorprendido -Ejo por acá no se ve, pero ji lo que te intereja son lajs cojas antiguas de loj enanos, ve y habla con el padre Enethek en ejl templo, él puede dejirte algo.

El templo se veía desde la puerta de la posada, así que no necesitaron indicaciones para llegar. Pero mientras avanzaban, las miradas hostiles se iban centrando a medida que el trío escalaba hasta lo más alto de la pequeña villa. No recibieron insultos ni maltratos quizá por la única razón de que andaban armados, dos guerreros acompañados de un semiorco no era un 'bocadillo' que los maleantes desearan probar. Pero entonces pensaron en el resto.

Quizá Rivoel se pueda desenvolver bien si desenfunda su larga lengua, pero el Drow y la mediana.... Solo se esperaba que todo saliera bien y se volvieran a reunir todos al cabo de unas horas.

Atravesaron uno de los puentes colgantes hasta llegar donde suponían era el mercado local, algunos comerciantes exhibían sus productos al aire libre, la mayoría eran artesanías y alimentos cultivados alrededor de la villa. Era donde la mayor parte de gente se congregaba y desde donde salían la mayoría de miradas amenazantes.

Se subió la colina a través de un sendero bien mantenido y suficientemente ancho para que dos carromatos pudieran pasar en direcciones contrarias, arriba, habían varios edificios, más grandes y elaborados que sus vecinos de abajo. Entre ellos se alzaba un templo, era modesto pero macizo, construido completamente de piedra extraída y madera talada.

El interior del templo era bastante modesto y simple, una gran sala rectangular con columnas de piedra y un altar al final. La entrada principal no poseía puertas y cualquiera podía entrar a cualquier hora. detrás del altar, se alzaba una única puerta de madera reforzada.

El olor a incienso invadió los sentidos al ingresar al templo, y de lo lejos se escuchó una voz gutural. 

De repente una figura corta de estatura y ancha de espalda apareció, fumaba una pipa y a medida que se fue acercando sus rasgos se hicieron visibles.

Era un enano con cicatrices en su cara, con el cabello y barba tan negros como el ala de un cuervo y unas cejas tupidas. Vestía una túnica marrón desgastada por el uso, algún recuerdo de aquella túnica de Klain evocó en la mente de Códice.

-Mi nombre es Enethek, sacerdote de Dumathoin, qué puedo hacer yo por unos forasteros? -Su voz era gruesa y profunda, y rebotaba en las paredes en forma de un eco sacado de una tumba ancestral.

No fue sino salir del recinto para sentir la tensión en el ambiente, las miradas de odio empezaron a salir al aire evocando oscuros y sangrientos deseos en el Drow. Los lugareños no se molestaban en disimular y algunos insultos fueron echados al aire 'Largate de aquí, enviado infernal' 'Bestia de los nueve infiernos' o 'esclavista de hombres, vuelve a la oscuridad donde naciste' eran los más nobles. Todos dirigidos a Fewyhn, quizá porque una mediana, aparentemente no representara amenaza alguna.

Así la situación, era difícil, casi imposible pasar desapercibidos dentro del pueblo, y harían más y se arriesgarían menos volviendo a la posada, esa quizá era la opción más razonable, pero Ladfiena era curiosa y su amigo la respaldaba.

Fue cuando sus sentidos agudos descubrieron a lo lejos un reflejo del sol, ubicado en una loma cerca del pueblo, al sur, casi el mismo punto desde donde el grupo llegó la noche anterior. Para todo el resto había pasado desapercibido, pero para los ojos de la mediana y el Drow, podían significar algo!

Viendo que en Qark no podrían aportar como se imaginaron, decidieron caminar un par de millas hasta el origen del reflejo, siempre en silencio y con los sentidos agudizados.

Era un improvisado campamento, 6 caballos pastaban amarrados a un árbol seco y la luz que vislumbraban era la del sol reflejado en una coraza de una figura humanoide subida en el árbol. Otras 5 figuras de anchos hombros intentaban conciliar un intranquilo sueño bajo un sol que les golpeaba directo a los cuerpos, mientras intentaban cubrir sus caras con grandes mantos de un negro profundo manchado de barro.

Ciertamente no eran humanos, el vigía reflejaba unos rasgos de orcos en su cara mientras intentaba esquivar la luz del sol y los otros 5 acompañantes era difícil determinar la raza, aunque si eran humanos, serían bastante corpulentos.

Estaban a una distancia prudencial, pero si decidían acercarse, correrían el riesgo de ser vistos por el vigía ¿Se arriesgarán a acercarse para saber que se traen esos viajeros? ¿Intentarán acercarse de manera amistosa? ¿Llegarán como un trombón y convertirán a los viajeros en pinchos a punta de flechas? ¿Regresarán a Qark y no correrán riesgos innecesarios?..... Es su turno y su decisión!

Las miradas empezaron hostiles y fulminantes desde el momento en que Rivoel se encaminó solo a recorrer las calles de Qark, pero poco a poco la simpatía del bardo se fue fundiendo entre la gente de la villa. Mezclado entre la muchedumbre en el mercado, ya parecía un lugareño, había preguntado por la bestia negra, pero pocos daban una información veraz y verosímil de aquella bestia. Cualquiera intentando preguntar tanto generaría suspicacias, pero no Rivoel, a él las preguntas le salían muy disimuladas y la gente ni se daba cuenta de lo que estaba intentando averiguar.

Solo uno pudo relatar algo medianamente creíble, un anciano que superaba los sesenta años de cabello blanco y largo y manchas epáticas por toda su cara. Se llevó a Rivoel cerca del río y empezó su relato.

"Durante varios años, los orcos comandados por Ulfe han existido en lo que una vez se conoció como el colmillo de piedra, un pequeño pico entre las montañas y que en antaño fue un puesto de avanzada de los Enanos de Tethyamar y un punto de extracción de plata. Gracias a los Enanos Hojabrillante que constantemente vienen a Qark, se descubrió la ubicación de ese lugar, gracias a esos Enanos, se descubrió que se trataba de una mina de plata" -Tosió mientras seguía su relato, con una voz desgastada por los años de uso. "Poco interés produjo ese lugar en los Enanos, pero muchas otras personas se interesaron en aquella mina que podría multiplicar las arcas de Qark o de cualquiera que la poseyera. Se ha intentado dialogar con el gran Ulfe, pero está determinado a quedarse en ese lugar".

Tomó una pausa mientras el bardo escuchaba atentamente. "hace unas dekhanas yo mismo escuché el relato de unos mineros que volvieron en muy mal estado, alegaban que una criatura de escamas negras y cuernos, del tamaño de un pony los había atacado y les había escupido ácido, muchos del grupo murieron debido a las heridas provocadas por el ácido, pero el terror en sus ojos nunca se me olvidará. Desde entonces se conoce a esa criatura como escamanegra y se ha rastreado hasta el lago que emerge desde el colmillo de piedra, se cree que esa bestia vive en la mina de plata y hay gente que paga millonarias sumas por matar a esa criatura alada. Algunos aventureros y mercenarios lo han intentado, pero no logran siquiera pasar las puertas del fortín orco"

El anciano extendió su mano y calló al mismo tiempo, esperando que el bardo le ofreciera unas buenas monedas a cambio de su relato y su información!

Por mal que le pesara, Códice había albergado pocas esperanzas de que su gañán anfitrión pudiera ayudarles, pero lo cierto es que, aunque no pudo darles ideas nuevas, al menos les ayudó a confirmar la idea de visitar el templo enano y les dio un nombre: “Enethek”.

El paseo por el pueblo fue un poco menos agradable de lo que había esperado. “No me quiero ni imaginar por lo que estará pasando el drow, especialmente si lo de la 'bestia negra' es cierto...” Si ellos tres ya generaban odio, Fewynh debía de estar sintiéndose como un demonio comeniños en una encomienda de paladines tyrianos. Por lo demás, no temía ni por él ni por la mediana: él era muy capaz de defenderse, mientras que ella seguramente podía desaparecer en el aire si era necesario. De hecho, el que le preocupaba era el bardo. “Por mucha labia que tenga, va sólo y no es un guerrero.” Le pidió a la Diosa que lo cuidara.

Al cruzar el mercado, Códice tuvo que detenerse delante de algunos puestos llenos de maravillosos de productos de la huerta. En otras circunstancias, incluso se habría parado a conversar con los tenderos, pero esta vez se contuvo: no quería llamar la atención más de lo necesario. Una vez en el templo, el olor a incienso le transportó de golpe a su pequeña capilla en Hondonada, y más atrás en el tiempo, a su infancia y adolescencia en el gran templo de Valle de la Sombra. Sintió una punzada de morriña, pero no pudo recrearse en ella durante mucho tiempo.

—Salud, padre Enethek —saludó Códice con una inclinación quizás demasiado educada para su identidad falsa. Respiró profundamente y se concentró para la representación antes de seguir—. Mi nombre es Códice y, como mis amigos, soy un simple buscador de fortuna. —Carraspeó, por si el enano quería decir algo, pero los nervios le traicionaron y al momento prosiguió.— Ayer llegamos a vuestro pueblo atraídos por las noticias de la nueva mina, como quizás ya sepáis. —De nuevo una breve pausa, quizás a la espera de una reacción. “Ve al grano, hombre”.— El caso es que un servidor tiene sus pequeñas aficiones y se preguntaba si, estando vuestro pueblo tan cerca del viejo reino enano, no habría por aquí algún libro antiguo que pudiera hojear... —Ahora llegaba la parte clave. Hinchó el pecho, alzó bien la cabeza y sonrió, con dignidad.— ...o por el que negociar, pues probablemente dentro de poco dispondré de un buen dinero que gastar.

- Puede ser, - respondió Morgan al bardo - pero sólo estamos preparándonos para hacer el trabajo para Vizko.

Esas eran las palabras que saldrían de sus labios si se veían en alguna situación peligrosa, siendo éste un lacayo del Puma no creía que les pasase nada. La guerrera se despidió de Rivoel con una palmada en su hombro, una mirada de "ten cuidado" y deseándole buena suerte en un susurro.

Como suponían, el posadero los direccionó hacia el templo de los enanos. Los tres compañeros se encaminaron hacia allí, no estaba lejos pero el trayecto pasaba por el centro del pueblo; miradas hostiles acompañaron su camino, la mano de la mestiza que empuñaba la lanza a modo de bastón se apretó al asta, pero no hubo nada mas, la guerrera supuso que la imagen de los tres no era como para meterse con ellos. Al menos cuando había viajado sola eso es lo que había pasado, era ver su armadura pulida y sus armas y la gente solía mirar para otro lado, a no ser que necesitaran de un brazo fuerte con un arma.

Conforme ascendían se notaba que se acercaban a la zona pudiente de Qark, un camino ancho y bien cuidado, y grandes edificios lo atestiguaban. Allí arriba se hallaba la estructura de piedra que era el templo de los enanos, Morgan entró siguiendo a Códice; su vista enseguida captó todos los detalles de la penunbra interior e hizo un plano mental de la disposición de los elementos, era algo que tenía tan mecanizado de su anterior vida que sin proponérselo lo llevaba a cabo. Como era de esperar un fornido enano salió al encuentro de los mercenarios, se presentó y les preguntó por sus intenciones.

- [Enano] Saludos Enethek, que Dumathoin guíe los pasos y los picos de los buenos trabajadores.

Le pareció buena idea mostrar respeto por la actividad desarrollada y nombrar al dios enano en su propio idioma, a lo mejor eso sorprendía gratamente al clérigo y su actitud mejoraba; pero después de esa frase de cortesía Morgan guardó silencio dejando que el peso de la conversación recayese en el otro clérigo de la estancia.

Rivoel se mezcló entre los lugareños, buscando alguien que le pudiera hablar sobre la bestia negra. Finalmente dio con un anciano que parecía saber la historia de la bestia y el bardo escuchó con gran atención mientras la contaba. Cuando el curtido hombre terminó su exposición reclamo algún pago a cambio...

Señor, le agradezco mucho su información  que sin duda es muy valiosa, mas en este momento no tengo moneda alguna con la que pagar su relato. Todo cuanto tenía me fue robado. Pero poseo algo valioso. Se trata de una bella daga dorada adornada con el dibujo de un felino. Su dueño debió perderla en una refriega. Seguro que si se la devuelvo me recompensará por ello. Si pudiera ayudarme a encontrar a su dueño....Así podría darle una buena recompensa ¿ Tiene idea de a quién puede pertenecer?  

Después de asegurarse que Orejudo estaría bien en el establo de la posada, Lirian acompañó a sus nuevos camaradas en su visita al templo del Dios enano Dumathoin. El paseo hubiese sido más agradable de no ser por aquellas rudas gentes que los miraban como si el norteño y los dos semiorcos fuesen a comerse a sus hijos. Al menos el pálido humano no tenía intención de ello, de sus compañeros, viendo sus rostros, no estaba tan seguro. Pero el caso es que, incluso si hubiesen decidido comerse a los vástagos de aquellas personas, sólo por sus miradas agresivas se lo tendrían más que merecido. Desagradecidos... Deberíamos ir a las minas no ya para acabar con los orcos o la bestia esa si no para convencerlos de que subieran aquí y acabasen con este lugar. - Rumiaba en sus adentro el guerrero a medida que cruzaba el mercado. Para sentirse más confortable el humano apoyó su grande y callosa mano sobre el pomo de su cimitarra y avanzó así a lo largo del villorrio hasta llegar al vetusto templo.

Al cruzar entre sus macizas columnas, Lirian agachó la cabeza en señal de reverencia. Como siempre decía padre, "Nunca está de más hacer buenas migas con los dioses, aunque sus adoradores te lleguen por el pecho Lirian". No era la primera vez que visitaba un templo enano puesto que en el Valle del Viento Helado existía una numerosa población enana y no era extraño encontrarse alguna de sus frías capillas cuando uno caminaba por la tundra.

Sa... sa...saludos.  - Saludó como respuesta a la presentación del enano y dejó que su compañero Códice llevara la voz cantante. 

Viendo a aquel orco subido al arbol a la pequeña no se le ocurrió otra cosa que preguntarle a su compañero si aquellos orcos eran los que debian matar, solo en ese momento se le ocurrió una idea, tampoco estaban tan lejos del pueblo y si ellos no podían ver bien a aquellas personas la cosa era mutua ¿que tal si se acercaban de forma casual pero sin tratar de esconderse, como haciendo un paseo recogiendo hierbas y flores, el vigía no daría la alerta por dos personas que pasean sin preocupaciones, en caso de que diera la alarma todavía tenían que levantarse, soltar a los caballos y perseguirlos, esos dos minutos era mucha distancia hacía el pueblo que se podía cubrir corriendo.

La idea de Lafdiena se le antojaba una locura. El drow sería visto como una amenaza y eran demasiados para ellos dos, pero quizás eran buenos con el sigilo. Mediante gestos se comunicaba con su compañera:
No crees que es mejor acercarse con sigilo? Todos aquí me miran con odio... Hay que saber lo que llevan dentro. Quizás uno de los dos se podría acercar mientras el otro le cubre las espaldas. Y seguramente la pequeña era mejor escondiéndose...

Nunca recordaba aquel extraño odio que le tenia la gente a Fewyhn pero era verdad, podía vertirse de monje y cantar y bailar  y seguirían mirandolo con odio simplemente asintió a lo que le decía su amigo y se adelanto escondiendose entre la maleza

El oscuro miró como su compañera gateaba entre la maleza acercándose. Cogió su arco y preparó por si la detectan.

El sacerdote escuchó atentamente a los recién llegados y respondió los saludos de códice y del norteño con una sonrisa y un ademán. Pero su sonrisa se acentuó cuando escuchó hablar a aquella mujer semiorca su lengua natal.

- Y que guíe la pala de tu destino! -Respondió amistosamente en el idioma de los Enanos. -Es un placer tener gente que recuerde a mi lengua como moverse para pronunciar las palabras de mis ancestros.

Aguardó de pie mientras escuchaba atentamente a códice, mientras respondía poco a poco.

-Oh si, claro que lo escuché esta mañana, pero a mis oídos llegaron que eran siete los forasteros aventureros -Sin embargo hizo un gesto para que códice siguiera con sus palabras, restándole importancia al paradero del resto de compañeros.

- Oh bienaventurado códice, por tu nombre imagino que serás un gran devorador de tomos. Lamento informarte que este lugar no es muy educado, aquí conseguir un libro es toda una odisea de por sí!

El Enano empezó a avanzar a pasos cortos hacia el altar, invitando a los recién llegados a que lo siguieran. De ahí cogió una botella con un líquido negro y la sirvió en un cáliz y la repartió a Códice -Beban, es preparada por mi directamente y da energía propicia para los desgastados mineros, ellos lo llaman 'el néctar de Damathion'.

-Como venía diciendo, no creo que hayan muchos libros de interés en este pueblo, pero si lo que buscas es un tomo de los Enanos de Tethyamar, te cuento de de cuando en cuando alguna expedición minera encuentra algo fabricado por Enanos, ellos inmediatamente me lo traen a mi y yo lo comercializo con los Enanos del clan Hojabrillante.

Se quedó pensativo durante unos instantes -Si, quizá algunos tomos antiguos les haya vendido, si es de tu interés, puedes hablar directamente con ellos, pero tendrías que viajar al sur del valle, hasta Hondonada de Anathar, donde residen los Enanos de ese clan. Muy de vez en cuando vienen a explorar las montañas, pero hace un par de meses que no veo a ninguno!

Aunque...... -Vaciló por un instante -Hay un hombre que tiene una ...... ¿red?..... de hombres que también explora las montañas y se queda con lo que encuentra, quizá él pueda tener algo de su interés señor códice, podría agendar una cita con alguno de sus ayudantes para que le expongas lo que quiere, pero no será posible sino hasta mañana

El sacerdote parecía sincero y amistoso, pero es habitante de Qark. No parecía que pudiera brindar más información acerca de libros antiguos, quizá podrían conseguir algún otro tipo de información ya que parecía un miembro influyente o quizá vayan por otro camino en la investigación, es su decisión!