Partida Rol por web

De nuevo el gran reptil se escurrió y evitó ser derribado, Morgan escuchó las palabras que el bardo hizo llegar al dragón pero éste las ignoró por completo. Con una mirada, que casi paralizó a la mestiza, la sierpe se lanzó al ataque y la mujer no fue lo suficientemente rápida para esquivarla por lo que sintió los colmillos y las garras del ser traspasar el metal de su ornada coraza. El brazo izquierdo recibió la profunda dentellada e hizo que la guerrera rechinara los dientes mientras la sangre goteaba por su codo hasta el suelo. El costado derecho sufrió los cortes de las uñas, por suerte el metal esta vez paró la mayor parte del golpe y solo unas gotas mancharon la ropa de la mujer. Acto seguido Escamanegra volvió a retroceder un paso.

La mirada que le dedicó la mestiza a la bestia no tuvo nada que envidiar a la que acababa de recibir, -Y un cuerno- pensó Morgan recordando el estado del puente, no tenía ganas de tomar un baño, ni ácido ni helado. Aferró el manual solo con la zurda y en un rápido movimiento desenfundó una de las armas de su espalda y la lanzó contra el dragón. 

-Pues si esa es tu respuesta, sea. -dijo mientras hacía el movimiento.

Había intentado la vía diplomática, todo lo diplomática que una guerrera semiorco podía llevar a cabo, y había sido claramente rechazada por lo que pasaba a la acción. Para su descontento la lanza erró su objetivo, el impacto sufrido en las costillas le jugó una mala pasada y al hacer el movimiento le tembló el pulso.

¡No...no hace ca...caso! - Gritó Lirian al ver como tras el aviso de Rivoel el dragón seguía en sus trece. No sólo no dejaba de atacar, sino que además casi devoraba a Morgan con sus enormes fauces. De no haber sido por la rápida atención de Códice la mujer no habría podido aguantar en el frente mucho más tiempo. Eso es...dejadme hueco. El hecho de que Escamanegra retrasase su posición hasta el medio del puente sirvió para dejar espacio entre Dorn, Morgan y el dragón. Ahora, sin miedo por acertar a alguno de sus compañeros, el norteño colocó otra flecha en el arco confiado en que podría marcar un punto de inflexión en el combate ya fuese acabando con el dragón o bien haciendo que éste se plegase a las palabras del bardo. Inspiró con toda la calma que uno podía tener en una situación semejante, tensó el arco y apuntó durante unos segundos. Te teng... - El temblor de manos y el miedo que nunca reconocería sentir tomaron el control del arco en ese momento. Cuando la flecha surcó los aires lo hizo de forma tan errada que Lirian dudó siquiera que el dragón se hubiese considerado el blanco de la misma. Era evidente que el arco no era lo suyo.

No debes ser muy inteligente si te parapetas en un puente que puede caer con tu peso -dijo el enano mientras avanzaba hacia el dragon  - ni muy valiente si huyes de ese modo del combate - subscribiendo sus palabras y conociendo el estado del puente con una temeridad solo digna de aquellos que no conocen el miedo  se abalanzo sobre la sierpe

Deseperado Rivoel comenzó a entonar una bella canción con la que calmar a las dos bestias que luchaban sobre el corroído puente.

LOS DE LA PLUMA BLANCA,POR SU SEÑORA HELADA  ASÍ SE LES LLAMABA. BUSCABAN UN LIBRO MÁGICO, PARA SALVAR A LAS GENTES DEL VALLE DE LA DAGA. MAS PARA CONSEGUIRLO A UN JOVEN DRAGÓN DEBIAN DAR CAZA, PUES EL DUEÑO DEL TOMO ASÍ LO DESEABA. PERO ELLOS NO QUERÍAN, LA SANGRE DE ESCAMANEGRA NO NECESITABAN, SI CONSEGUIAN DERROTAR A AQUEL  QUE LAS PAGINAS GUARDABA. EL DRAGÓN PODÍA VIVIR MAS AÑOS EN LA MINA ENANA, SI AYUDABA A LOS DE LA PLUMA A DERROTAR A AQUEL QUE LA CABEZA DE LA BESTIA DESEABA. EL LIBRO SERÍA PARA LOS HOMBRES, EL ORO PARA EL DE NEGRA ESCAMA....

El virote de Abrahel salió despedido en cualquier dirección excepto la del dragón, parecía que entraba en la competencia con Lirian (XD sorry, no pude evitarlo). Morgan descuelga una de sus lanzas de su espalda, pero el dragón la esquiva con agilidad y pasa a solo centímetros del vientre de la bestia.

Rivoel invocaba su poderosa voz para cantar y llamar la atención del Dragón. Por un momento Escamanegra pareció prestarle atención, pero sacudió su cabeza y continuó concentrado en el combate.

El Valiente (e imprudente) Enano intentó embestir a la bestia, su pesado cuerpo cargando una pesada armadura hizo que el puente cediera unos milimetros, casi imperceptibles a los demás. Pero el dragón lo supuso y de su boca salieron las segundas palabras en esa voz gutural -¿Muy inteligente?, Enano- Y como si fuera magia, PUMM, el puente cedió completamente arrojando al Enano (y solo al enano) al agua. El agua parecía calmada, pero la corriente era fuerte en realidad, le costaría al enano salir de esa.

Escamanegra quedó suspendido en el aire batiendo sus alas negras como la oscuridad de la caverna, abrió la boca una vez más y el terror invadió la mente de los héroes, venía otra rociada de ácido. Esta vez, afectaría a Morgan y a Lirian!

El combate se había puesto peludo para los compañeros, pero si de algo servía, el cansancio y las heridas de Escamanegra parecían reducirlo. No estaba completamente maherido, pero estaba muy cerca de estarlo...

¿Que harán en esta ocasión?

Rivoel se desesperaba, todos sus intentos por intentar a placar el combate fueron en vano. El dragón no atendía a razones, pues al verse asediado por sus compañeros sólo prestaba atención a la lucha y seguía peleando. Para sorpresa de todos ( o quizás no tanto), cuando el enano puso un pie en el puente éste se desmoronó y Dorn cayó al agua. Pero eso no fue lo peor, el dragón, a pesar de las heridas logró levantar el vuelo lo justo para no caer también y quedó frente al grupo dispuesto a volver a rociar a los aventureros con una nueva bocanada de su mortal ácido....

Atrás!!! va a soplar de nuevo!!!! Gritó Rivoel con la esperanza de que sus compañeros le hicieran caso y así evitar el dañino aliento de Escamanegra. El bardo dio unos pasos hacia atrás dejando hueco al resto para que pudieran alejarse mientras buscaba quién portaba alguna cuerda para lanzarla al enano. Pero los pensamientos del semielfo segyian intactos y sus deseos por que aquella contienda terminaran cuanto antes prevalecían sobre todas las cosas en ese momento. Rivoel notó como por un instante el dragón prestó algo de atención a su canto y como ser inteligente que era seguro había comprendido lo que quería transmitirle. Por eso ahora se dejó de canciones y en un acto de valentía se atrevió a dirigirse al dragón con poderosa voz para que le prestara atención intentando así que atendiera a sus razones. Si no servía para parar la lucha definitivamente al menos quizás pudieran ganar algo de tiempo para intentar salvar al enano.

- Parad!!!! Os combino a todos a terminar la lucha, ya hemos derramado demasiada sangre en vano!!!!. Todos sabemos porqué estamos aquí, Escamanegra, tú escuchaste también. No es tu muerte lo que queremos, es  El Puma quien la desea, pero necesitamos algo que él tiene y nos pidió tu cabeza a cambio. Él te quiere muerto y si no lo conseguimos nosotros enviará a otros hasta lograrlo. Te ruego te unas a nosotros para acabar con él. Solo así podrás vivir tranquilo en estas minas.  

Las palabras del bardo siguen sin causar efecto en la bestia alada y Morgan ve con incredulidad como el enano se lanza de cabeza contra Escamanegra. 

-¡Espera! -es lo único que le da tiempo de gritar antes de ver como el inestable puente se viene abajo con el peso combinado de ambos seres -En mi mochila, una cuerda.

Sus palabras son entrecortadas debido a que una nueva bocanada de ácido es expulsada por la boca del dragón, sin saber ni como lo hace pues sus heridas son medianamente graves, su cuerpo se contorsiona y evita la mayor parte del chorro con maestría e incluso elegancia. Cuando recupera la verticalidad su pierna izquierda presenta restos del líquido corrosivo, una nueva lanza se encuentra en su mano y, sin hacer caso de la herida, ejecuta el movimiento de lanzamiento. En este caso su objetivo se halla en el aire y es, a priori, más difícil de impactar.

Oír de nuevo el vozarrón de la sierpe casi paraliza a Códice, pero el ruido del puente quebrándose y el grito del enano, seguido del chapoteo, hicieron que se obligase a reaccionar. Primero de todo, cumplió con su valiosísimo rol, usando la magia que la Diosa le había dado para sanar las heridas y devolver las fuerzas a Morgan, algo que habría hecho antes de no haberse entretenido pasándole a Abrahel su ballesta.

—¡No ceje en tu empeño, Morgan! ¡Chauntea está contigo! —gritó a su compañera mestiza, poniéndole una mano en el hombro y clamando:— ¡Dale fuerzas, oh Madre, y haz de su brazo el firme instrumento de tu bondad!

No permaneció más tiempo del necesario: ¡el paladín enano había caído al agua! Teniendo en cuenta la cantidad de acero que Dorn llevaba encima, y la alergia que muchos enanos tenían al agua, o se daban prisa o podían empezar ya a contar con uno menos. Sin perder un segundo, Códice se descolgó su mochila, dejándola colgada del brazo que ya agarraba su escudo y su maza-, rebuscó y al momento sacó triunfal un rollo de cuerda.

—¡Cójala, Docanto! —gritó, lanzandole la cuerda al bardo, que a pesar de seguir intentando camelarse al dragón, ya andaba busando algo con lo que ayudar al enano caído.

A su lado, Abrahel, empuñando ya con determinación la ballesta y sin moverse un milímetro, cogió otro de los virotes que sostenía con la boca, cargó el arma y volvió a disparar... sin éxito. Un terrible gruñido de frustración salió de su garganta, y ninguno de la del dragón, lo que habría informado a Códice del fallo de no haber estado el clérigo a otras cosas.

Rivoel se acerca rápidamente a por la cuerda que Códice acaba de dejar caer al suelo  y tomando uno de los cabos, lanza el resto todo lo cerca que puede de Dorn.

!!!No podré con Dorn. Necesitaré ayuda!!

Consciente de su incapacidad para poder izar al enano el semielfo comenzó a buscar algún saliente en la roca donde asir la cuerda para no ser arrastrado por el enano.

El enano se lanzo con coraje contra el dragón cuando como por arte de magia este se desmorono bajo sus pies encontrándose de repente en la fuerte corriente de agua, manoseó con rabia  buscando un lugar donde agarrarse

¡Dioses! - Lirian dio un paso atrás sorprendido por la venida abajo del puente. Aquél, sin saberlo, le valdría para salir en parte de la trayectoria del chorro de ácido y ser sólo herido en el brazo izquierdo. La situación se complicaba y la caída de Dorn al agua no hacía más que confirmar lo evidente. Sin embargo, al ceder la estructura de piedra y quedar Escamanegra volando sobre ésta, el dragón se había convertido en un blanco perfecto. Pese al escozor y dolor que sufría, el pescador se las arregló para colocar otra de las flechas contra la cuerda de su arco y disparar con todas sus fuerzas. Ahora sí que dio en el blanco. La alegría fue descomunal, y hubiese sido mayor de no haber estado Dorn en tal estado. ¡Va...vamos!

Gracias a la rápida advertencia de Rivoel, Morgan y Lirian alcanzan a moverse a un lado, esquivando parcialmente el chorro de sustancia corrosiva emanada de las fauces de la "muerte negra" como era conocido por los orcos de arriba. La pierna de Morgan alcanzó a ser salpicada, una parte del pantalón se derritió, al igual que un poco de piel de la semiorca. Pero la furia que le producía el dolor sirvió para atacar vehementemente con su lanza corta que colgaba a su espalda también. La lanza se clavó en el pecho del dragón y un gesto de dolor fue precedido por uno de furia contra la mestiza.

La herida que quemaba la pierna izquiera de Morgan, se cerró mediante el milagro de la oración de Códice a su gran madre. La mestiza estaba ensangrentada por todo lado, pero el sacerdote hacía lo mejor posible por mantenerla en pie, mientras sacaba la cuerda para que su compañero Rivoel ayudara al Enano. El sacerdote ciertamente no era hombre de armas, pero compensaba esa falencia con la ayuda inmediata para todos sus compañeros. 
La descendiente de demonios, cargó una vez más su ballesta, pero volvió a fallar. Las armas a distancia no eran lo suyo.

El brazo del pescador producía un inmenso dolor, pero el resistente norteño apretó los dientes aguantando el dolor mientras ponía una flecha más en su arco y disparaba, teniendo éxito por primera vez (¿?). La flecha voló y se clavó donde el cuello de la bestia terminaba y el torso empezaba, en la clavícula si fuera humanoide. La flecha hizo tambalear en el aire a la criatura que se encontraba jadeando, con gestos de dolor y cansancio. Su fin estaba cerca y él lo sabía... Sus ojos se abrieron de par en par cuando vio venir una saeta desde lo lejos, proveniente de otro mestizo (Kraum). la saeta golpeó al Dragón, pero en una de sus escamas más resistentes de sus rodillas, por lo que la saeta solo rebotó sin herir a la criatura.

El Enano, sumergido completamente luchaba con sus fuerzas para salir, pero con todo ese acero encima resultaba una tarea titánica. Rivoel hacía lo que podía con la cuerda mientras hablaba, sin muchas esperanzas, con el Dragón y sus compañeros.

Para sorpresa de todos, incluso del bardo mismo, el Dragón escuchó sus palabras y así mismo respondió -Muchos desean mi muerte, yo solo ansío vivir en paz! -Dijo jadeando. -Invasores y asesinos, les doy la oportunidad de que se marchen de mi hogar y no regresen nunca más! Sin trucos!

Morgan vio con orgullo como esa vez la lanza alcanzaba su objetivo, y la mirada que el dragón le lanzó, le bastó para saber quién sería el objetivo de su próximo ataque. A pesar de no flaquear ni demostrar dolor, ella sabía que no estaba muy bien, la pierna le quemaba y el costado le daba pinchazos, no creía poder aguantar otro envite de la bestia.

Cuando ya pensaba que tendría que interrumpir sus ataques para recuperarse, notó una mano amiga en el hombro y enseguida la quemazón de su extremidad inferior pasó a ser una molestia menor. Asintió y sonrió, con esa mueca suya que dejaba a la vista los afilados colmillos, mientras echaba mano a otra de las armas que portaba. La elegida fue la honda.

Mientras la descolgaba de su cinturón y ponía la munición en la cazoleta sin apartar la mirada de su objetivo, una flecha se incrustó en lo que se podría llamar hombro y el ser dio muestras, por fin, de cansancio. Comenzó a voltear la doble tira de piel y, justo antes de soltar un extremo para lanzar el proyectil, oyó de nuevo la voz de Escamanegra. No tenía la potencia de antes y, a pesar de sus palabras, la mestiza sintió que el gran reptil ya era suyo.

-¿Que tú qué? -la mestiza no podía creer tanto cinismo -Ríndete y no serás pasto de las alimañas. -sin esperar respuesta, pues no se fiaba que sus palabras no tuviesen como único objetivo ganar tiempo, soltó la piedra que pasó por debajo del ala derecha de la bestia -Ya sabes que el siguiente acertará de pleno. 

Hacía referencia a sus anteriores ataques y a su tendencia a 'medir distancias' con un golpe para acertar con el segundo.

Al escuchar la poderosa voz de Escamanegra pronunciar tan lastimeras y quejumbrosas palabras, Códice no sintió ninguna lástima por la criatura. ¿No había atacado a unos mineros en la montaña? ¿Era eso buscar la paz? ¿Y no le delataba su piel de tiniebla como un ser de maldad, tal y como decían las historias? Pero no tenía tiempo para ponerse a valorar la cuestión, y mucho menos a charlar con el monstruo: Dorn, el paladín, había caído al agua y Rivoel no estaba siendo capaz de auxiliarle. En cambio, parecía que Kraum, Abrahel, Lirian y -especialmente- Morgan comenzaban a controlar la situación. Códice podía redirigir sus esfuerzos. Sin perder un segundo, corrió a ayudar a Rivoel.

—¡Alguien debe bajar! —gritó asustado a su compañero mestizo. En su mirada se entendía perfectamente que ese alguien era el bardo—. ¡Yo sostendré la cuerda!

¿Era la mejor opción? Indudablemente, sí: es cierto que Rivoel no veía en la oscuridad como Códice, pero el medio-orco era probablemente el más fuerte de los dos, vestía ropas más pesadas (incluida una ropa de metal) y sus talentos curativos y sanadores podían ser necesarios aquí arriba.

~~El Dragón empezaba a flaquear, tanto que en un orgulloso intento por pactar una rendición ofreció al grupo la oportunidad de marcharse. Al mismo tiempo Codice se abalanzó sobre el bardo e instó a éste a que bajara a ayudar al enano. Sin embargo Rivoel no era un hombre de acción y menos de una acción tan arriesgada como esa. A penas sabía nadar y su fuerza no era suficiente para sacar a Dorn del agua. Sin embargo, aprovechando el momento de debilidad del Dragón y viendo un  atisbo de negociación en sus palabras, Rivoel se armó de valor  y continuó con su discurso con gran solemnidad y respeto hacia la bestia, intentando así calmar al dragón y  terminar con el sangriento combate.
Gran Escamanegra, mucho me temo que tus ansias de paz no llegaran. No Al menos mientras El Puma, aquel que desea tu cabeza, siga dominando a las gentes de la ciudad. Tras nosotros vendrán más, él los enviará colmándolos de todo aquello que deseen a cambio de acabar con la bestia negra de las minas. Nosotros sabemos donde se esconde. Te guiaremos hasta allí  si lo deseas. Solo así conseguirás la paz que tanto anhelas. Y ten por seguro que no saldremos de aquí mientras peligre la vida de uno de los nuestros. Por eso Escamanegra yo Te combino  a que ayudes a nuestro compañero enano a salir del agua y a cambio nosotros te ayudaremos a acabar con El Puma. Así ambos conseguiremos lo que queremos, nosotros nuestro libro para salvaguardar el valle y tú la ansiada paz. Ni los dioses pueden entender como si ambos deseamos la paz, estamos provocando tanta guerra. El futuro está en tus manos, de tu decisión dependen nuestros actos, elige ahora continuar con la guerra o conseguir la paz...
 

Mientras el enano intentaba nadar en la corriente cosa harto complicada ¿pesaba tanto la armadura en tierra? entre los infructuosos intentos de volver a la superficie del agua logro tocar algo solido e intento agarrarse a ello

La intensidad de refriega pareció llegar a su cenit cuando Escamanegra se avino a responder a las palabras de Rivoel. Aquel alto vino de perlas a Lirian que, aparte de sudar a mares, estaba totalmente confundido por la falta de luz, las voces de unos y los chapoteos de otros. En su mano izquierda sostenía el arco con toda la seguridad que le permitía el momento, que no era mucha, y en la derecha otra de las flechas. Tomó una profunda bocanada de aire y en el proceso tensó la cuerda y colocó la flecha en su lugar. Sólo un pestañeo antes de que el pescador decidiese soltar la cuerda, Rivoel tomó la palabra de nuevo tratando de hacer que el dragón volviese sus fuerzas en ayuda del grupo de aventureros. Ante aquella tesitura, Lirian prefirió refrenar su impulso y dejar el arco tensado apuntando a la figura negra de grandes alas de murciélago que aleteaba sobre el puente con pesado ritmo. 

Atónito al ver cómo Rivoel no sólo hacía oídos sordos a su sugerencia, sino que se obcecaba en seguir negociando con la sierpe, Códice tomó toda la cuerda y buscó corriendo un lugar a dónde atarla. El bardo podía creer de verdad que un dragón negro iba a salvar a un paladín del Mordinsamman, pero Códice no podía esperar a ver si tenía razón.

El ciego e intenso sentido del deber de Abrahel le pedía que disparara ya y acabara de una vez con aquellos impíos tratos, pero era consciente de que un nuevo fallo -nada improbable- no haría más que empeorar la situación. Dividida interiormente, decidió darle un voto de confianza al bardo y se consoló con la idea de un bien mayor. Sin embargo, no bajó la guardia, sino que imitó al norteño preparándose para disparar al más mínimo movimiento de Escamanegra.

Desde su posición retrasada, lejos de las miradas y la atención tanto del dragón como de los aventureros a los que acompañaba, Kraum cargó un nuevo virote en su ballesta y apuntó hacia la sierpe, pero no disparó: si el norteño tartamudo y la mujer-demonio no iban a hacerlo, no iba a ser él el que llamase la atención del monstruo. Bastante tenía ya con descubrir quién se había meado en sus pantalones.