Partida Rol por web

Para empezar la mañana parece que iba por buen camino y el empezar a conocer a sus compañeros comenzaba a hacerle sentir mejor. Cuando se disponían a ir a reponer fuerzas, un capitán se dirigió a ellos sobriamente felicitándoles por el combate.

Me alegra que considere que lo hemos hecho bien señor, viendo de un Capitán de la DeathWatch es todo un honor. Creo que es importante que nuestros Hermanos sepan como vamos a reaccionar en situaciones extremas en el campo de batalla y eso sólo se consigue con la práctica y la compenetración de entrenamiento cuerpo a cuerpo.

Palan hizo una pausa para intentar evaluar rápidamente a su interlocutor.

El Capitán escuchó lo que decíais, para luego volver a hablar él.

- Por supuesto que siempre tenemos que buscar cómo mejorar, Hermanos. Sólo así podemos destruir a nuestros enemigos una y otra vez - su tono era firme en lo que decía, propio de un guerrero más que experimentado -. Es bueno practicar siempre que sea posible, ya sea sólos o con otro de nuestros Hermanos.

Se acercó un poco tras decir eso, mirándoos más de cerca.

- Debeís ser los recién llegados, ¿me equivoco?

Viendo como el Capitán se aproximaba para entablar conversación, Palan diligentemente continuo con la misma.

Señor, no llevamos más que unas horas en estas instalaciones, formando para de la honorable DeathWatch. De hecho, todavía no tenemos una labor definida, por lo que hemos decidido realizar un entrenamiento entre nosotros esperando poder entrar en servicio cuanto antes.

Acabó el marine la frase mostrando algo de ansiedad en sus palabras.

Nos han trasladado recientemente a la DeathWatch, un gran honor. Como dice el Hermano Palan, no llevamos más que unas horas aquí, y todavía no nos han designado quehaceres. Hemos decidido venir a perfeccionar nuestras dotes marciales. Conocer a un hermano en la batalla es la única forma de conocerlo realmente.

El lobo espacial agradeció ver que las palabras del capitán apoyaban lo que hacían, un orgullo. Se quedó callado, mirando al capitán cuando se acercó a observarlos más de cerca.

- El momento en que comenceís vuestra labor llegará, Hermanos - os dijo -, aunque comprendo que deseen que llegue lo antes posible. Al menos, veo que saben cómo ocupar el tiempo disponible hasta que llegue dicho momento - hizo una pausa, mirando a Magni directamente -. Además, teneís parte de razón: entrenar con un Hermano es una buena manera de empezar a conocerle bien.

Tras eso volvió a miraros a ambos, diciendo:

- Espero que en el futuro podamos disfrutar de un duelo amistoso, Hermanos. Hasta entonces, no les entretengo más.- se despidió, alejándose de vosotros dos.

Eso espero Capitán, será un honor medirnos a usted. - dijo Palan ante la oferta de su superior.

Viendo como se alejaba, se giró hacia Magni para continuar la conversación con él.

Hermano, creo que es el momento de encontrar la capilla para poder ofrecer nuestros respetos al Emperador. Más tarde tendremos tiempo de comer. Las palabras del Capitán me han recordado que pronto llegará nuestros momento y es más importante tener el alma en calma, que la barriga llena. ¿No te parece?

Ha sido un honor, Hermano Capitán. Esperaremos ese día con ansia. ¿Medirse con un Capitán? Es la oportunidad perfecta para comprobar las habilidades de los veteranos de la DW. Además, un combate cuerpo a cuerpo nunca estaba mal, no sería el quien lo rechazara.

Cuando Palan volvió a hablarle, mientras observaba como el enorme marine que ostentaba el cargo de Capitán se marchaba, Magni giró la cabeza hacia él para prestarle atención. Quizás para Palan no lo fuera, pero comer, beber y celebrar antes de un combate era importante. Al menos, para un Lobo espacial. Como hicieran Russ y el Emperador antes de su duelo. 

Pero Palan tenía algo de razón en sus palabras. Debía rendir sus respetos al único que había derrotado a Russ. Lo hizo el mas grande de Fenris, no sería el quien faltara el respeto a sus ancestros, o al Emperador. Tienes razón, será mejor que presentemos nuestros respetos en la capilla antes de marchar a comer y beber.

Palan abandona la sala de entrenamiento en dirección a la capilla para poder honrar al emperador por el destino que le había proporcionado y la gran oportunidad que le brindaba que perseguir a sus impuros enemigos por todo el Imperio y más allá de sus fronteras.

Vayamos entonces hermano.

Disparo intentando corregir cada vez más mi técnica y así, mejorar mi puntería de la forma que espera hacerlo un tirador al servicio de la Deathwatch, quien tendrá sobre sus hombros el peso de saber que cada disparo fallido contribuye a que un mundo completo caiga ante la amenaza de los xenos.

Cuando escucho la pregunta del Capitán Servais, le respondo con respeto:

- "Creo que con lo rápido que dispara un bólter pesado, la puntería se entrena mejor con un arma de precisión. Creo que si uno dispara bien con un bólter, ese entrenamiento sirve para un bólter pesado pero si uno entrena solo con un bólter pesado, no siempre sirve para disparar otra arma. Me gusta la precisión, aun con un arma como esa."

Esa es mi creencia pues con el bólter pesado se necesita soltar la ráfaga en la dirección apropiada, pero una buena puntería puede hacer de esa arma una ráfaga letal y precisa que pocos pueden resistir.

Servais escuchó tu respuesta sin cambiar su expresión facial en ningún momento, para luego asentir levemente ante tus palabras.

- Hablaís con buen juicio, Hermano. No importa lo poderosa que sea el arma que portamos sino somos capaces de alcanzar a nuestro enemigo con ella - dijo -. Sin embargo, practicaís con el celo de un francotirador, Hermano. ¿Esperaís tener tan lejos al adversario incluso con las armas más potentes?

Miro de frente al Capitán Servais y le respondo de manera formal, con el respeto que merece:

 - "No lo creo, Señor, pero creo que si soy capaz de impactar con esta arma a esta distancia, no tendré ninguna dificultad en hacerlo con un bólter pesado de más cerca. Un entrenamiento que beneficia varias situaciones es más efectivo que uno específico a mi parecer, Señor."

Reviso el arma, recargándola para volver a disparar con ella.

Un ligero asentimiento de Servais fue el único gesto que le viste expresar que indicara que aprobaba ts palabras y forma de pensar. Claramente, lo raro hubiera sido que hiciera algo mucho más expresivo. Sin embargo, incluso a pesar de esa actitud algo distante, se notaba que era un capitán que trabajaba con los hombres.

- Siempre tenemos que estar preparados para cualquier situación y no prepararnos sólo para una, desde luego - dijo él, sin variar su expresión, diciendo luego -. Debe, sin embargo, ser complicado para alguien de su clase, acostumbrado a trabajar con armas más grandes y potentes, trabajar en misiones que requieran, por ejemplo, una mayor discrección.

Aunque él no podía, en teoría, saber si habías llevado a cabo una misión de esas características en el pasado, sí que sabía que misiones así eran a veces bastante comunes en las filas de la Deathwatch, especialmente en una zona de guerra como la Brecha Jericho. Así que la pregunta quizás era más el saber si te veías listo para una situación así.

Una vez el arma está lista, apunto con ella al blanco otra vez y le contesto al Capitán:

 - "Pasé por mi etapa de Explorador, como todos, Señor. Debo reconocer que prefiero el ruido de los disparos y las explosiones, pero el deber está por encima de nuestras preferencias, Señor."

Digo mientras sonrío un poco antes de jalar el gatillo y dar con el blanco todos los tiros que tengo en el rifle.

Servais esperó pacientemente a que terminaras de vaciar el cargador, habiéndote escuchado previamente con atención. Una vez el último proyectil fue disparado, él asintió comprensivo, diciendo:

- Entiendo lo que decís. En todos los Capítulos hay Hermanos que se sienten más atraidos a una labor en particular que a otras. E incluso así, todos debemos estar preparados para actuar en cualquier situación imaginable - tras ese comentario, recargando también su arma, te preguntó -. Decidme, Hermano, ¿a qué enmigos xenos habeís hecho frente anteriormente?

La pregunta del capitán evoca recuerdos antiguos, de muchos años atrás y de las miles de pesadillas que me han recordado los eventos día a día desde entonces. La batalla de Macragge fue el acontecimiento más terrible que han vivido los Ultramarines en los últimos 10.000 años y vivir en el frente más terrible de aquel infierno no es algo que se supere con el tiempo, no bastan mil vidas para superarlo.

Recuerdo la sangre y las viseras. Mis hermanos gritar de dolor mientras las garras desgarraban sus cuerpos en tiras de carne burbujeante. Los xenos masticar los huesos de valientes guerreros y devorarles con vida aún en una marea de carnicería y ansiedad primitiva sin fin. Los disparos y el exquisito olor de la munición manteniéndonos con vida al acabar con nuestros atacantes. Luego ni eso tuvimos y solo los cuchillos mantuvieron a nuestros enemigos más muertos que nosotros. Pero no fueron suficiente y todos los que sobrevivimos a eso morimos un poco cada día desde entonces.

Respondo a su pregunta con todo el disimulo que puedo conseguir:

 - "He luchado antes contra los tiránidos, Señor, hace tiempo... en Macragge."

No creo que sea necesario decir más que eso. Todo veterano sabe qué significa que un Ultramarine haya luchado contra los tiránidos en Macragge: Significa que ha visto el peor de los infiernos y ha sobrevivido a eso.

De pronto, ya no tengo ganas de disparar más.

La mirada de Servais cambió ligeramente cuando te miraba. No su expresión, sólo el brillo de sus ojos. Era como si de pronto hubiera un renovado respeto en él hacia tu persona.

Y tenía sentido. Entre los Marines Espaciales, la pérdida de un Hermano podía ser dura pero cuando sucedía algo como lo ocurrido en Macragge, el dolor que podían sentir los Hermanos supervivientes del Capítulo podía ser inmenso. Los suyos, la Guardia Cuervo, lo había experimentado, diez mil años atrás, así que quizás Servais entendía bien tus sentimientos.

- No necesitaís decir más, Hermano - dice con solemnidad -. Ese hecho por sí sólo os hace más que apto para este puesto. Sólo espero que tengaís la oportunidad de volver a enfrentaros a esos xenos para eliminarlos con furia justiciera y así vengar alos vuestros.

Asiento a las palabras del Capitán de la Vigilia Servais pues nada me gustaría más que acabar con esa especie de aberraciones que son uno de los peores enemigos de la Humanidad. La asquerosidad de esos xenos no puede ser derrotada por ningún otro enemigo y la sola idea de erradicar su existencia de todo el universo es más que una motivación para combatir hasta el fin de mis días.

Hablo con una voz nuevamente renovada de esperanzas y honor:

 - Agradezco sus palabras, Señor. Nada me gustaría más que servir en esa batalla al Emperador."

Dejo el arma en su lugar. Ha sido suficiente entrenamiento por hoy, pero me ha dado motivos para animarme y rezar al Dios-Emperador por darme un motivo para luchar y no flaquear ante el enemigo. Un motivo para disfrutar cada bala disparada y cada explosión causada.

- Lo hareís en algún momento, Hermano, sin duda - dijo él, en lo que cogía de nuevo su bólter para volver a practicar. Al ver que tú parecías haber terminado ya y que te marchabas, se despidió -. Que el Emperador ilumine vuestro camino.

Acto seguido, el arma volvió a resonar al escupir fuego contra los blancos, siendo ese el único sonido de la sala.