Partida Rol por web

-¿Striptease?

De pronto aquel purgatorio no sonaba tan mal para Michael. Entro por la puerta para echar un vistazo.

Mientras Angelo se pegaba al cristal Michael abría la puerta con la escopeta en la mano. El lugar estaba revuelto como si se hubieran corrido una juerga de las buenas - demonios, de las mejores - con botellas abiertas por la barra y sobre algunas mesas. En una de las mesas del fondo, junto a la puerta que da a los baños, hay un montón de cartas esparcidas. Justo al lado la gramola sigue sonando repitiendo una y otra vez la misma puta canción de M.A.S.H.

En el suelo tal como dice Nina se encuentra Phil sentado contra la gramola. El muchacho tiene arremangado el mono de trabajo y en su mano sostiene algo que devuelve un frío brillo de la lámpara del techo: ¡es una navaja de afeitar! Con ella comienza a realizar cortes en su brazo mientras tararea con parsimonia la canción:

- ... suicide is painless it brings on many changes...*

Me arrodillo al lado del chico y le digo en tono melancólico

-¿Estaba buena? La tia de la mesa, digo...

La ragazza aparta suavemente a Ángelo tomándolo del brazo para pasar. Sigue a Michael, que ha entrado decidido, firme, en el tugurio que acaba de ver tras el cristal.

Le ve arrodillarse junto al chico, y ve a éste tajarse el brazo con su propia navaja. El primo le pregunta, y la imagen cala en sus ojos como un extraño fotograma de una película de serie B.

No llega a preguntar nada, espera la respuesta de Phil. Pero se acerca al cuerpo, en el suelo, para verle la cara...

 El rostro de Phil sigue en las sombras pese a la luz del local. Lo único que devuelve un reflejo firme es la hoja de la navaja. Por un momento, cuando habla Michael, la hoja se detiene. El muchacho asiente:

- Yo no quería... No fui yo... Fue Tim... Tim la trajo... ella parecía que quería... Pero luego todo fue mal... Luego la ocultamos bajo las ruedas... enterrada... pero ella salió de allí. A veces... a veces yo la escuchaba hablar... estaba echando gasolina y la oía... me decía que alguien al final nos descubriría... su voz era horrible... era como la tierra llena de gusanos... Los muertos que no tienen ataúd deben hablar así... como tierra llena de gusanos...

Michael se dejó caer a su lado, como si se tratara de un amigo que ha bebido mas de la cuenta y al que hay que darle conversacion.

-Las mujeres son así, tio. Les gusta provocar. La culpa es de la educacion de hoy día. Si mi hermana fuera por ahi como van las chicas de ahora, de la paliza que le daba se le quitaba la tonteria del coqueteo.

Michael hace una pausa para encenderse un cigarro, haciendo con su mano de pantalla para proteger a la llama de un inexistente viento.

-Así que esa pelandrusca se os aparecía y no pudiste soportarlo mas, que cogiste tu gilette y te borraste del mundo, ¿No?

Con un punto de dureza en los ojos, se sienta en el suelo, junto a Michael y a Phil. Dureza, porque Nina no entiende el suicidio, no, la supervivencia es lucha, la ambición es vivir. Pero de ese suicidio en concreto depende que ellos puedan regresar, eso está claro. Así que hay que entender, y solucionar.

-¿la enterrasteis bajo las ruedas...? ¿qué ruedas, Phil...? Sabes, quizá si podemos hablar con ella, tú llegues a descansar de una vez. Tienes ganas de descansar, ¿no...? Seguro que ella también...

En tal situación era difícil saber si Phil era un espectro, un recuerdo o un simple muchacho atormentado. Su brazo izquierdo seguía marcado por el paso de la navaja aunque no había encontrado ninguna vena importante todavía. Cuando levantó la mano derecha tanto Smoke como Michael alzaron sus armas de forma instintiva pero el muchacho usó la navaja de afeitar para señalar las puertas a los baños:

- Está... en la zona de atrás... hay una puerta con los baños...

Luego alzó la mirada:

- Pero ella no quiere irse... Ella está disfrutando... Y sé que Arti también... Están haciendo que Tim pague por lo sucedido... Sólo quiero... sólo quiero olvidar...

-Ya... olvidar. ¿Quién es Arti, y quién Tim? Déjanos intentar ayudarte, Phil. Olvidarás, verás como sí. Pero cuéntalo todo, ¿eh? Todo.

Bueno, por lo menos empezaban a saber. El nonno había dicho que para salir de un purgatorio había que entender sus reglas. Y parecía que las del purgatorio de Phil empezaban a dejarse intuir.

- Parece claro que el arquitecto de todo este tinglao es el chaval.- piensa en voz alta el abogado

- Esos deben ser sus amigos.- habla a Nina - Es lo que viste ¿no?. Dijiste que había cuatro sombras de personas sentadas en la mesa bebiendo y jugando a cartas. Una de las sombras, la de una mujer, se  levantó y se ha subió a la mesa. Esa debe ser la chica que está enterrada.- reflexiona Angelo.

- Jugamos... y bebimos... alguien propuso jugar un strip poker... Creo que fue Arti... luego la cosa se fue calentando pero ella no se cortaba. Pensamos... pensamos que quería marcha... estábamos muy borrachos... se nos fue de la mano... ¡pero fue un accidente! ¡Tim sólo quería que no saliese corriendo! ¡Fue un mal golpe!

Mientras el muchacho habla todos notan como en su muñeca se abren heridas que antes no tenía y empieza a manar sangre de ellas. Abundantemente.

- Oh.. no... está volviendo a pasar...- el chico deja caer la navaja y se lleva las manos a la cabeza, la sangre cae sobre él en forma de riego continuo - ¡duele tanto! ¡la culpa duele tanto!

- Haggarth. Diga algo. Se supone que usted es el experto en estos temas ¿no?.- se vuelve hacia el contable - ¿Cree que debemos buscar donde esta la chica enterrada? ¿La desenterramos y le damos católica sepultura? ¿Expiara eso la culpa de este chico?. Angelo recordó haber visto una pelicula de fantasmas pocas semanas antes. Lo malo es que se quedó durmiendo en el cine.

Michael se levanta a trompicones retrocediendo. Retrocede en parte por el susto, en parte porque no quiere mancharse le traje de sangre. Por unos instantes, piensa en pegarle otro tiro al chaval pero se da cuenta de que solo serviria para gastar balas.

-Pobre diablo.

Ante las palabras del abogado, Michael responde.

-Yo digo que busquemos ese espíritu y lo hagamos callar.

Haggarth observa la agonía del muchacho casi sin interés. Piensa en las palabras de Angelo:

- No. No son fantasmas.- dice sin apartar la vista del moribundo - Esto es un purgatorio... No hay fantasmas en los purgatorios. Los fantasmas están en nuestro mundo. Esto es... un infierno privado. Y él no es la víctima de este infierno.- señala al muchacho - No lo parece. Está demasiado seguro: sabe donde se encuentra y por qué. No. No es el Atormentado... Si encontramos a la chica no se fien... No será la chica: tiene que ser alguna entidad demoníaca que sustenta este lugar. Probablemente un nefarita... Pero el lugar descrito puede ser un buen punto. El sitio donde esté el atormentado es lo más cercano que estaremos de la nuestra Realidad.

Parece que el viejo va cobrando energía poco a poco, entereza.

- Si consiguiera realizar un ritual aseguraría el punto de partida. Estoy casi sin fuerzas y no me he recuperado del todo pero aún me queda un as en la manga. Necesito una fuente de energía.- añade mirando a Nina - ¿Me ayudarás pequeña? Tú tienes el potencial...

El cuerpo del muchacho cae al suelo inerte, empapado en su propia sangre. La navaja queda a un lado, refulgente. La gramola calla.

Las miradas van de Haggarth a Nina.

Mierda...

Una cosa es lo que siempre has deseado, estar arriba, ser el centro, y otra muy distinta es que no sepas el precio que vas a pagar por ello.

Nina era objeto de las miradas de sus compañeros, de sus primos. ¡Pobres imbéciles a los que, en el fondo despreciaba, con sus simplezas y sus pequeñeces! No, no había nacido para eso, ella había nacido para llevar las riendas, para que le besaran los pies.

Para ello debería apartar, empujar primero. Manipular después... hasta aplastar. Estaba dispuesta.

Pero, lo que el viejo le pedía, era una incógnita. ¿Ganaría, o perdería...? Todo a una carta. No confiaba en el viejo, pero porque no confiaba en nadie. Ni en sí misma, se había traicionado demasiadas veces en sus pocos años.

Si ganaba, se irían de allí, gracias a ella. Sería una heroína, y el nonno le debería una, confiaría en ella. Si era lo que decía ser, y no la estaba traicionando. Si no lo era, si la traicionaba, si perdía... ¿qué perdería...? ¿Qué voy a hacer, nonno...?

Se lamió el labio, pensativa...

La Ragazza se incorporó mientras el muchacho se empapaba en su propia sangre, se moría una vez más. Escuchó al contable, y afiló los ojos, sin dejar de mirarle, pensativa.

Sin darse cuenta la punta de la lengua asomó por entre sus labios y los cruzó lentamente, lamiéndolos como hacía cuando algo importante ocupaba su mente, su mente de muñeca de porcelana, según todos los que la rodeaban solían pensar.

-¿Qué... qué debería hacer para ayudarte, nonno...? ¿qué me ocurrirá si te ayudo...?

 El viejo mantiene la mirada fija en Nina. Sonríe. Por primera vez desde que han salido de aquella habitación en el piso franco parece haber recuperado el control. Han pasado horas pero podrían parecer varias vidas desde aquello. Su voz fue firme, segura:

- Funcionará. Yo he gastado mi energía convocando a los espíritus de la cabaña... necesito tiempo y tranquilidad para reponerme, cosas que es evidente que no tendremos. Pero tú estás... ¿cómo decirlo? cargada. Ya te lo dije en el piso: tienes el potencial, sólo te falta desarrollarlo. Ahora mismo necesito que me prestes ese potencial. No sufrirás ningún daño aunque es doloroso y agotador.- calló un momento antes de añadir - Es el precio por el poder. En mi camino he tenido que arriesgar muchas veces sin saber cual era realmente la apuesta. Ahora no tenemos otra opción. Podéis confiar en mí o no, pero soy lo único que os puede sacar de aquí con seguridad.

El hombre cogió la mano de la chica:

- Nunca debes confiar ciegamente en nadie pero a veces tienes que comprender que no existen otras opciones. Y sopesar una opción imposible es perder el tiempo.