Partida Rol por web

Michael aferró la escopeta y encañonó el hueco de la escalera. Cualquier cosa que bajara por esos escalones iba a llevarse una ración de plomo suficiente para abrir un hueco delun melón en cualquiera.

Renato y Michael abrieron fuego sin dilación contra lo que fuera que descendiera las escaleras. Y no se arrepintieron de hacerlo porque lo que bajaba por la escalera no parecía amistoso. Era una criatura parecida a un perro si no fuera porque de entre su largo pelaje grasiento sobresalían unos demenciales huesos con forma de pinchos, capaces de ensartar a una persona. El hocico estaba terriblemente desfigurado, como si hubiera sufrido un ataque con ácido, y los ojos rojos llameaban como los de un demonio.

Los matones no se amilanaron. Descargaron sus balas sobre la criatura que aulló nuevamente antes de lanzarse por el aire a por el cuello de Renato. 

Lo peor es que se escuchaban más aullidos provenientes de la zona superior de la escalera.

Renato intenta evitar el mordisco de chucho diabólico, golpeando con toda su fuerza, en el costado de la cara del chucho, a ver si consigue que se le quiten las ganas al chucho de morderle.

Intenta echarse para atrás , calculando mas o menos, que no le alcance el mordisco y darle un puñetazo en el lateral de la cabeza del chucho o lo que sea esa cosa.

Volvernos a vernos , perro malo... - dice con cierto tono de humor, esos perros le recordaban los de la otra vez, cuando se enfrento a ellos

Ace no veía claro el disparo y prefirió no apretar el gatillo por no herir a sus compañeros, si acababa con uno de ellos por error seguro que se acababan sus posibilidades. Buscó con la mirada algo útil con lo que herir o asediar a aquel perro diabólico encontrándose de lleno con las velas. No movió ni un músculo en su dirección, era posible que tuvieran que ver con el ritual y temía hasta rozar cualquier cosa relacionada con la actividad de Lonesome. 

Finalmente decidió correr fuera de aquella sala esperando encontrar algo útil para su lucha, aunque también se sentiría aliviado por abandonar la presencia de aquel monstruo. 

Michael gruño al ver a la criatura. Cuando el perro satanico se abalanzo sobre Renato, el viejo mafioso sonrio. Le quedaba otro cartucho en la escopeta e iba a dedicarselo a quemarropa...

La situación fue rápida y caótica. La lluvia de plomo destrozó al perro antes de que pudiera causar algún daño a nadie. Pero no estaban los momentos para felicitarse: la oscuridad de la habitación se hizo más patente y Ace, que subía por las escaleras, casi tenía que palpar su camino hacia arriba. 

En un determinado momento vio algo en la pared: un porta antorchas de metal. Tenía la base de forma puntiaguda y bueno... era mejor que nada. Y la verdad es que al girarse se encontró con una escena extraña. Desde lo alto de las escaleras veía como una decena de sombras se arremolinaban alrededor de sus compañeros tomando aspectos extraños, como de pequeñas figuras rechonchas. ¡Y se soltaban de la oscuridad de la pared! ¡Aquella especie de duendes se lanzaban hacia Lonesome!

Con toda la mal genio que caracterizaban a Renato, no dudo en dar un tremendo puñetazo con toda la idea de reventarle la cara a aquel perro diabólico...

Muerde esto , cabron... - dice al mismo tiempo que con su zurda, daba un tremendo puñetazo entrenado en dirección al lateral de la cabeza del chucho.

Rento golpeó el cadáver del perro ofuscado quizás por el susto recibido. Una de las sombras que salían de alrededor se cruzó en su camino y se disipó en una voluta negruzca.

Michael vio como aquella muchedumbre fantasmal se abalanzaba sobre Lonesome y trato de interponerse en su camino disparando con la escopeta. No parecian especialmente duros pero eran un monton!

Ace agarra el porta antorchas de metal y vuelve a descender. No esperaba tener la fortuna de conseguir derrotar a alguna de esas sombras con figuras estrambóticas, pero si encendía las antorchas quizás pudiera mantenerlas a distancia. Y que se tratara de un porta antorchas y no de una antorcha le daba un mayor alcance, para acercarse lo menos posible a esas criaturas...

Renato intenta disipar las sombras eliminándolas a golpes, no quería desperdiciar munición en esas cosas, fijo que luego vendría la "mama" de todas ellas.

Así que decide seguir con la estrategia de golpearlas con la pistola..

Bueno, estas cosas parecen que se multipliquen, maldita sea... - dice golpeando nuevamente a otra

Con el segundo cartucho de su escopeta, Michael se coloca en el sitio justo para destrozar a tres de las sombras de un solo disparo. Despues, expulsa los cartuchos y se prepara para recargar...

Michael disparó de nuevo sobre las sombras. Era efectivo y mortal: cuatro sombras se vieron desintegradas antes de que el matón descargase los cartuchos. Renato decidió ahorrar munición y con la culata de su pistola golpeó a otra sombra, que se desvaneció como si nunca hubiera existido.

En ese momento Ace tuvo una idea y se situó entre las sombras y Lonesome mientras encendía la antorcha con su mechero. Una vez hecho esto empezó a mover el portaantorchas intentando mantener a las extrañas figuras a raya. Su movimiento tiene éxito y las cosas se apartan de la luz intentando rodearlo por el aire, lo cual le da tiempo a sus dos compañeros a realizar un nuevo ataque.

Renato usa la culata de su pistola y un cuchillo que se saca de detrás de la cintura, para acabar con dos de las sombras.

Lo de Lonesome ¿ cuánto tardará ?, estas cosas tienen toda la pinta de reproducirse como conejos... - dice golpeando con ambas armas, para intentar eliminar a dos de las sombras.

Michael volvio a abrir fuego, preocupado porque solo quedaban dos cartuchos despues de este disparo.

Sin sentirse excesivamente seguro, a pesar de la distancia que le concede el porta antorchas, sigue moviendo la llama de un lado para otro para alejar a aquellas sombras tanto de Lonesome como de él mismo. Había ganado algo de valor al observar que las criaturas reculaban ante el fuego pero no se confiaba y prefería no descubrir de que eran capaces. 

Mientras Ace mantenía a las sombras a raya sus compañeros aprovecharon para liquidar unas cuantas más. Y entonces todo empezó a temblar. Por un momento pensaron que era un efecto de la titilante luz pero luego quedó claro que la casa se movía. Lo extraño es que se movía como en un terremoto totalmente silencioso.

Ace resbaló y a punto estuvo de chocar con Lonesome, que seguía murmurando con los brazos alzados y los ojos en blanco. Michael apuntaba con su escopeta a la última de las sombras que desaparecía fundida en la oscuridad que empezaba a rodearlos. Renato se revolvió inquieto buscando nuevos enemigos.

Un estallido de luz procedente de la fuente los cegó por unos instantes. 

Se oyó un trueno.

La voz de Lonesome en medio de un viento desgarrador: '¡Está abierto!'

La luz descendió de intensidad.

Cegados, confusos, los hombres miraron a su alrededor. Lo primero que sintieron fue el viento que azotaba su rostro. Luego cuando su vista se acostumbró al entorno se descubrieron en una especie de páramo desértico, poblado de retorcidos árboles quemados que parecían elevar sus quejumbrosas ramas al cielo.

¿Dónde demonios estaban? 

A unos cien metros de distancia se vislumbraba un círculo de piedras, parecido a Stonenghe. Había tres figuras allí, vestidas con túnicas negras. A esta distancia era complicado distinguir su aspecto, pero una de ellas parecía más corpulenta que las otras dos. Si se habían percatado de los recién llegados no daban muestra alguna de ello, ya que estaban de espaldas en el medio del conjunto de piedras.

Lonesome había desaparecido.

Aquella locura no parecía mejorar.

lo que faltaba, ya no esta lonesome.., bueno por deducción estamos en el limbo lo que sea este lugar... - dice mirando a su alrededor.

No sería buena idea preguntar a esos tres del fondo, tenemos que buscar al jefe y al padre del jefe, según comento estaba por esta zona ¿no es así ? - pregunta a sus compañeros, mientras guardaba su pistola pero aun aferraba el cuchillo, por si acaso, mejor matar en silencio para no llamar la atención de mas "cosas"