Partida Rol por web

Saludos, Rungard, y bienvenido a tu escena personal.

Aquí vamos a divertirnos bastante con tu/tus personajes, los roleos de sus historias previas, las escenas personales que tengan lugar fuera del grupo... Esta escena personal está pensada para que la utilices a modo de tormenta de ideas, como lugar de roleo experimental (si quieres), para todo tipo de preguntas y dudas y, en fin, cualquier comunicación entre ambos.

Acerca de los personajes, piensa exclusivamente en tus apetencias y para nada en la carga de trabajo que supone para mí una u otra opción. Los personajes pregenerados ya están listos: puedo (y voy a) enviarte cualquiera de ellos sin ningún esfuerzo (más allá del cortopegado, ya sabes XD).

Puede suceder, y de hecho sucede habitualmente, que los personajes pregenerados no le encajan a un jugador en particular; al contrario de lo que piensan otros DJs, en mi opinión el problema no está en el jugador y sus rarezas, sino en los personajes pregenerados: nunca llueve a gusto de todos. Si esto fuera una partida de demostración ni siquiera preguntaría: los adjudicaría aleatoriamente y punto pelota. Como no lo es, lo que quiero es que os sintáis cómodos con este primer personaje (las razones quedarán claras más adelante), así que si no te sirve ninguno de los que he mencionado antes podemos construir un investigador desde cero para ti: no me supone ningún problema hacerlo. Podemos partir de un concepto tuyo, de una idea, de varias, aunque aconsejo perfilar una historia y luego buscar dónde encaja dentro de las profesiones disponibles y qué habilidades son las idóneas para él/ella. Si a causa de la novedad el sistema te lía, dime con tus propias palabras en qué piensas y yo las traduciré a GUMSHOE explicándote cada paso para que luego controles todas las posibilidades de tu personaje.

Aprecio y valoro tu predisposición a rolear un personaje pregenerado con el fin de ajustar el grupo. Pero sigo pensando que los jugadores sois lo más importante de la historia (por encima de la misma historia), y que si estamos aquí invirtiendo nuestro tiempo es porque queremos algo de diversión a cambio. Así que no te autolimites ni aceptes un personaje que no te guste.

Totalmente de acuerdo en lo que comentas. Mi idea de personaje es un policía cuarentón sin hijos, un tanto rancio y abstemio, que cree en las instituciones, la rectitud moral y la monarquía. Su motivación sería el deber y las habilidades serían las típicas de un detective de policía, con algo de historia porque le gusta leer libros de historia, sobre todo de linajes de reyes ingleses, y nunca lee novelas porque las considera una pérdida de tiempo que no aporta nada. Supongo que el personaje escritor no le caerá bien de buenas a primeras.

Creo que me gustaría ver el personaje pregenerado del policía para ver cómo se han distribuido los puntos de habilidades o coger alguna idea. Espero que no me influencie demasiado. ;-)

Creo que puedes adaptar tu idea a la ficha pregenerada sin demasiadas complicaciones. Te la muestro:

Inspector Jefe BRIAN LUCAS

Concepto: Policía desesperado

Motivación: Deber

Profesión: Detective de Policía

Sexo: Masculino

Fuentes de Estabilidad: El Inspector Jefe Halshaw, mi mentor en la Metropolitana; Esther, mi amada esposa desde hace doce años; mi viuda madre, Evelyn, que depende tanto de mí.

Pilares de la Cordura: La Ley nos protege del caos. A pesar de sus males, el mundo está lleno de bondad. Ningún secreto puede escapar a una investigación organizada.

Habilidades de Investigación: Bajos Fondos 1, Crédito 3, Derecho* 2, Evaluar Sinceridad* 4, Interrogatorio* 2, Intimidación 3, Jerga Policial* 4, Mitos de Cthulhu 1, Recogida de Pruebas* 4.

Habilidades Generales: Atletismo* 10, Conducción* 10, Cordura 10, Estabilidad 10, Salud 10, Seguir 10, Sentir el Peligro* 10, Sigilo 10.

No hubo nada en particular que te hiciera querer ser policía; siempre has pensado que el mundo necesita personas como tú para ser ordenado y justo. Sabes que en tus quince años con la Policía Metropolitana y los ocho últimos en el Departamento de Investigación Criminal has sido beneficioso para muchas vidas. Crees que, mientras algunos de tus compañeros se volvieron cínicos, brutales o incluso corruptos, has logrado preservar tu optimismo a pesar de todo lo que has visto.

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¿Qué hacemos con todo esto?

Pues, como podemos permitírnoslo porque disponemos de todo el tiempo del mundo, moldearlo a tu gusto. Por ejemplo, verás que no he especificado una edad concreta, así que perfectamente puede ser ese cuarentón sin hijos ni vicios (confesables). Y luego, ¿cómo es físicamente? ¿Qué tal es su salud? ¿Por qué dejó la metropolitana para pasar a la Brigada Criminal? A tu gusto.

Luego está el nombre, tan fácil de modificar; o su historia personal y familiar. En fin, un mundo de posibilidades.

Por fin, las habilidades Generales. Verás que el reparto de puntos es, en efecto, muy general XD. La ficha pretende crear personajes compensados en lo que se refiere a las habilidades de investigación, pero no presta mayor atención a las generales. Así que teniendo en cuenta unas pequeñas directrices (en cuanto a límite de puntos) podrías también modificarlo a tu gusto.

Sea como sea, tu personaje quedará "en suspenso" cuando lleguemos a este punto de desarrollo, con una historia previa y un trasfondo firme y estable. Cuando estés contento con él rolearemos la parte de su vida más reciente, esa donde ha descubierto algo tan perturbador que todo su mundo se ha tambaleado para siempre.

Puedes buscar un imagen que lo represente bien. Si no te apetece ya lo hago yo, descuida. No te molestes porque sea en blanco y negro, que ya la editaré yo.

Creo que me basaré mucho en el PJ pregenerado y solo cambiaré algunas cosas. ¿Te parece bien?

¿Cuál es la puntuación máxima de una habilidad de investigación y de una habilidad general? ¿5 y 10?

No hay límite, salvo para Cordura, Estabilidad y Salud (10 máximo cada una). Las habilidades de investigación rara vez superan los 4 puntos: con 1 ya eres un especialista, 2 refleja una licenciatura y más allá reflejan (de forma abstracta) absolutos maestros en lo suyo.

En las Generales cuanto más mejor; siempre teniendo en cuenta que la segunda habilidad general en cuanto a puntuación debe tener una puntuación de, al menos, la mitad que aquella en la que tengas más. Por ejemplo, una habilidad de armas de 13 te obliga a tener otra habilidad con un mínimo de 7. Una de 16, de 8. Y así. No te aconsejo para este primer escenario puntuaciones en habilidades generales por encima de 10.

En cuanto al investigador, puedes utilizarlo a tu gusto. Ya le has cambiado el nombre, sigue con ello hasta que lo encuentres a tu gusto. Sí te recomiendo que, a menos que lo tengas muy claro, no varíes demasiado sus fuentes de Estabilidad y pilares de Cordura: mejor te haces con su funcionamiento algo complejo a partir de algo firme, como es un personaje pregenerado, para luego jugar con el sistema. Pero es sólo un consejo.

¡Sigamos pues!

Hola, Rungard. ¿Necesitas alguna ayuda con el personaje, o definitivamente lo dejamos tal como aparece en la ficha pregenerada?

Perdón por el retraso. Ya he escrito la historia y la descripción. Al final solo he cambiado unos ptos. de Conducción a Armas de Fuego y he transformado 2 ptos. de Atletismo y 1 de Seguir en 2 ptos. de Escaramuza. ¿Es correcto? Creo que ya podemos empezar con la narración.

Todo perfecto. Comenzamos entonces.

¿El trabajo te está superando? Nunca lo creíste posible, pero en los últimos días comienzas a albergar dudas al respecto.

Todo comenzó el viernes, con aquella aparición del Sargento Maherty en tu despacho. Te encontrabas clasificando viejos archivos de tus predecesores, como toda la metropolitana al completo, a causa del demoníaco inventario al cual os habíais visto abocados a causa de la incomprensible perdida de unos expedientes, pérdida que estaba causando un verdadero dolor de cabeza a la fiscalía, la vergüenza al cuerpo y la furia a los responsables políticos. Se habla incluso del traslado a un nuevo edificio y de la adquisición de equipo más moderno, amén de la contratación de civiles para la gestión de las fichas.

Civiles.

Qué escandaloso.

En estas y aquellas estaba tu mente cuando se abrió la puerta tras un par de golpes. Cuando alzaste la cabeza te encontraste con la masiva humanidad del Sargento Maherty, un tipo de aspecto rudo que rondaba los dos metros de alto pero que, en el fondo, era incapaz de dañar a una polilla.

-Señor -dijo agitando una carpeta que llevaba en su mano derecha-, hemos localizado su viejo archivo de personas desaparecidas. Se remonta al año 19, nada más y nada menos. Se empleó a fondo con esto... ¿Qué quiere que hagamos con él?

Contemplas a Maherty en silencio. Si hubiera sido otra persona ya estarías gritándole, pero el sargento no es dado a las bromas y su respeto por la cadena de mando es legendario. Dejas con cuidado sobre la mesa el borrador de un viejo informe que pensabas enviar al depósito acerca de un sospechoso de asesinato que murió antes de ser apresado. ¿De qué diablos está hablando? Tú nunca has elaborado un archivo acerca de personas desaparecidas y menos en el año 19, cuando eras un joven agente de 23 o 24 años que patrullaba las calles armado con tu porra y tu silbato. 

Inspiro aire en silencio con los ojos cerrados, durante unos segundos, y luego abro los ojos de nuevo y expulso el aire de golpe.

-Maherty... -empiezo, tomándome el tiempo para decidir qué responder. Finalmente, la curiosidad acaba imponiéndose-. Mire, tengo mucho trabajo ahora mismo, ya lo sabe, ahora mismo no tengo ni tiempo para pensar en cosas que escribí hace años. Pero, ya que lo han encontrado, hágame el favor de traerlo y ya decidiré qué hago con él cuando acabe de repasar todos estos expedientes -digo señalando a los montones de papeles que inundan el escritorio. Debe tratarse de un error -pienso para mis adentros-. Pero este pequeño misterio será un buen modo de olvidarme del tedio que me suponen todos estos expedientes. Vuelvo a sentarme en la silla y vuelvo a centrar la atención en los expedientes.

-De acuerdo, jefe Parker -dice Maherty desapareciendo.

Dedicas apenas un par de segundos a pensar en la interrupción del Sargento. ¿Un archivo de antiguos informes realizado por ti? Demonios, el día que olvides que has escrito un informe será el día de tu muerte. Alejas tu mente del asunto y regresas a la infinidad de carpetas y fichas que inundan tu despacho, ideando una y mil formas de clasificación práctica que puedas implementar en el cuerpo sin necesidad de incorporar civiles… de “meter” civiles dentro de tu cas…

-Aquí lo tiene, señor -dice jovial el Sargento Maherty quien acarrea sin aparente esfuerzo una caja de cartón grueso llena hasta la mitad de informes y subcarpetas-. ¿Dónde se lo dejo? 

-Ahí mismo, muchacho -murmuras señalando un hueco en el suelo entre dos pilas de informes.

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Un día después, durante una breve pausa que te concedes tras dedicar tres horas a reordenar los ajados ficheros del caso del Destripador, tu mirada se detiene en la vieja caja de cartón duro. Te acercas a ella sin mucho interés y tomas al azar una de las subcarpetas, de cartulina fina. La carpetita es vieja, y el rectángulo de papel adherido en la portada está amarilleado por el tiempo. En ese rectángulo aparece mecanografiado un nombre “Eleanor Varney”, una fecha “Octubre 1938” y, bajo ella, una palabra en mayúsculas “¿DESAPARECIDA?”. Alzas las cejas con repentina curiosidad: ahora es Octubre del 38. ¿Quién habrá realizado aquellas anotaciones en un papel envejecido? ¿Una falsificación? En tal caso estaríamos hablando de un excelente artesano. ¿En tu Departamento?

Abres la carpeta y encuentras un buen montón de folios repletos de anotaciones manuscritas. Al instante reconoces tu letra. Hay también alguna foto antigua de una mujer (con el nombre “Eleanor” anotado en su parte trasera), y varias transcripciones realizadas a máquina y firmadas por ti de diversos interrogatorios realizados en campo a tenderos, párrocos y vecinos de la zona donde se suponía que vivía la señora. Al parecer, la mujer había acudido a su confesor para hablarle de extraños delirios paranoicos en los que se sabía vigilada, acechada, por criaturas imposibles de describir que le hablaban de muerte y destrucción, de un apocalipsis tan poco cristiano como inminente. Después, la mujer desapareció. Lo más curioso de todo el asunto son las últimas hojas de la carpeta, en las que encuentras transcritos a mano los últimos interrogatorios realizados a vecinos de Eleanor: al parecer, estos últimos aseguran no recordar nada acerca de la señora Varney. De hecho, es como si la mujer nunca hubiera existido. 

Las fechas de los viejos interrogatorios y notas del caso de la señora Varney datan de una semana atrás. Una semana. Comienzas a escarbar frenético el contenido de la caja, y encuentras situaciones similares de locura paranoica por parte de los investigados, visiones apocalípticas donde se habla de unos seres a los cuales denominan “ellos” y desaparición inexplicable entre los informes iniciales datados en 1919. Todos parecen haber envejecido por igual, los antiguos como los actuales, todos han sido confeccionados por ti (no crees posible una falsificación tan extraordinaria tanto de tu letra como de tus expresiones más habituales) y todos concluyen de un modo similar: el desaparecido nunca existió.

Pero lo más extraño de todo es que no recuerdas haber seguido ni uno solo de esos casos. De hecho, ni siquiera recuerdas los nombres de los desafortunados desaparecidos.

-¿Qué demonios…? -murmuras.

Esto no es posible... No, no es posible. Debo haber pasado algo por alto -pienso, muy confundido y alarmado-. Debe ser el trabajo... todo el desorden de los expedientes me debe haber afectado... Tal vez he perdido la memoria y no recuerdo haber escrito todo eso y haber hecho esos interrogatorios -aventuro-. Si es así, ya sé qué puedo hacer, necesito consultar a alguien, ya que no puedo fiarme de mi memoria -concluyo con un atisbo de esperanza.

Acto seguido, me dirijo de inmediato hacia el despacho del inspector jefe Halshaw. Por el camino, me asalta un temor: ¿qué pasará si Halshaw tampoco recuerda que le haya comentado algo sobre esta investigación? Me tomará por un chiflado, eso seguro... Pero tengo que salir de dudas.

Llamo a la puerta con decisión y entro al oír la voz del inspector jefe invitándome a entrar. Para no molestar a Halshaw con todo el trabajo que tenemos ahora, me limito a fingir tranquilidad y le propongo reunirnos al terminar la jornada de trabajo para ir a tomar unas cervezas a un pub cercano, The Prospect of Whitby. Luego vuelvo a mi despacho y continúo con la pesada labor de ordenar los ficheros. Aun así, no logro concentrarme en la tarea. No dejo de darle vueltas a esa caja de cartón y a las carpetas que contiene. ¿Por qué tiene ese aspecto tan viejo?

Cuando por fin termino la jornada, guardo la caja bajo la mesa, cojo la carpeta de Eleanor Varney y me dirijo al The Prospect of Whitby caminando muy deprisa. Llego sudando y busco a Halshaw, pero aún no ha llegado. Me siento en la barra y pido una pinta de negra. Doy unos sorbos y espero a Halshaw repiqueteando impacientemente con los dedos la carpeta misteriosa, que no me atrevo a abrir de nuevo.

Finalmente, llega el inspector jefe y, tras las formalidades de rigor y un poco de charla banal, reúno el valor suficiente para abordar el tema:

-Oiga, Halshaw, nos conocemos desde hace muchos años, ¿no es así? -le espeto, algo inseguro. Halshaw asiente, con gesto entre divertido y preocupado. Echo una ojeada hacia atrás, para asegurarme de que no nos oye nadie, antes de proseguir-. Usted sabe que siempre he sido una persona cabal, y con una salud de hierro. Pues verá, últimamente me preocupa que el trabajo con los ficheros me haya afectado... más de lo que cabría esperar. Tal vez se trate de algo relacionado con la edad, no sé si debería consultar a un médico. En fin, será mejor que me deje de rodeos: hoy he encontrado un expediente sobre una investigación que he realizado durante la semana pasada y de la que, sin embargo, no tengo ningún recuerdo. Estoy... estoy muy preocupado. Pero en cierta manera me aliviaría un poco si usted me confirmara que efectivamente le he contado algo de esa investigación durante los últimos días. La verdad, lo único que recuerdo es trabajar todos estos días ordenando ficheros...

Mr. Marlow, el conocido barman del pub, deja ante Halshaw una segunda pinta. Tu amigo y mentor te contempla en silencio, frunce el ceño entrecerrando levemente los párpados, gruñe.

-Parker, ¿de qué demonios me está hablando? -dice al fin, dejando descansar los brazos sobre la mesa-. Esos informes... ¿llevan su firma, los ha confeccionado usted? Porque de ser así, si ha estado trabajando en ellos y ahora no recuerda nada... -el inspector jefe ladea la cabeza-, amigo mío, en ese caso es posible que necesite un pequeño descanso. Yo podría hablar con el Comisionado si... Demonios, Parker, ¿amnesia dice...?

Halshaw centra su atención en la carpeta que llevas entre las manos, y sin decir nada te la arrebata, ojeándola.

-No, no me había contado nada acerca de esto -murmura. Después alza la carpeta, agitándola-. ¿Quién es esta mujer, y cómo puede haber olvidado todo este puñetero trabajo? Aquí hay al menos cinco interrogatorios en campo, Parker, ¿cómo puede haberlos olvidado...?

Me llevo la mano a los ojos cerrados y me friego la cara de arriba abajo, como para quitarme la confusión de encima, pero sin éxito.

-No... No lo sé, señor... -digo mirando al suelo del pub. La vergüenza me impide sostener la mirada de Halshaw. Trago saliva varias veces, incapaz de componer una respuesta coherente-. Ni la fotografía ni el nombre de esa mujer me traen ningún recuerdo... Tal vez, tal vez sí necesite un descanso... -me quedo mudo unos segundos, que me parecen una eternidad, mientras trato desesperadamente de dar con cualquier salida que no termine con una mácula en mi historial-. Consultaré a un médico... Yo... Nunca me había pasado algo así -admito, sintiéndome derrotado y confuso-. Tal vez me di un golpe muy fuerte esta mañana... He oído que un golpe muy fuerte en la sien puede provocar la pérdida de los recuerdos... -aventuro, sin demasiada convicción.

La reunión termina con Halshaw prometiéndome que hablará con el Comisionado y se despide de mi dándome unas palmadas en el hombro, con gesto preocupado, sin disimular una evidente decepción. Eso me hiere en el orgullo profundamente, pero lo peor es que no puedo hacer nada para cambiarlo.

Emprendo el camino hacia mi hogar totalmente desanimado. Sin embargo, mientras le doy vueltas al misterio, algo me empuja a regresar a la oficina, donde recojo la caja de debajo de la mesa y me la llevo a casa.

Al llegar, Hellen me saluda desde la cocina. Le respondo lacónicamente y me dirijo a la salita de estar, donde deposito la caja con los folios de la investigación que no recuerdo haber realizado. Exhalo un suspiro y vuelvo a repasar algunos de los casos por encima. Ninguno de los testigos recuerda nada... -pienso para mis adentros-. Es curioso, eso es algo que tengo en común con ellos...

Luego me dirijo a la cocina, donde el olor de la cena logra serenarme un poco. Mi esposa me cuenta que mi madre se ha acostado muy temprano hoy. Mientras ceno con Hellen, le cuento someramente lo sucedido, ahorrándole, como tengo por costumbre, los detalles más escabrosos del caso.

-¿Recuerdas que te haya hablado alguna vez en el pasado sobre esta investigación? -le pregunto.

Tu mujer te contempla sonriente desde su lado de la mesa.

-No, cariño -dice mientras se lleva a la boca un trozo de brécol-, no me habías contado nada. De todos modos, ¿no decías que hace semanas que no te mueves de tu despacho, con todo eso del inventario y el lío administrativo en tu departamento? 

-Sí, sí, he estado muy ocupado con la nueva ordenación de los expedientes. La oficina es un caos ahora mismo -respondo a mi esposa, y luego me quedo mirando el brócoli de mi plato mientras como, absorto en mis pensamientos.

Más tarde, repaso de nuevo los informes de mi supuesta investigación. ¿Cómo es posible? me pregunto mientras me rasco la cabeza. Vuelvo a sacar la foto de la señora Varney. Si lograra encontrarla, descubriría por qué he olvidado toda esta investigación. Y así, con una nueva determinación, me voy a la cama e intento dormir.

A la mañana siguiente, me llevo la carpeta de la señora Varney fechada en octubre del año presente y la del caso más reciente después de ese. Llevo uno de los papeles envejecidos con fecha más reciente al laboratorio de análisis y le pido a O'Connell que compruebe por favor la antigüedad del papel y si la caligrafía es una falsificación. Luego busco a Maherty y, tras asegurarme que no nos oye nadie, le agradezco que encontrara mi antiguo archivo de personas desaparecidas y le pregunto, como quien no quiere la cosa, dónde encontró la caja exactamente.

Cuando termino la jornada laboral, me dirijo al almacén de archivos de fichas policiales y reviso el libro de registro. Busco mi propio nombre en las últimas semanas o el nombre de quien pudiera haber dejado allí la caja.

No, no puede ser -pienso-, es como si alguien quisiera gastarme una broma muy pesada -cierro el libro de registros, atónito-. No, alguien debió guardar la caja aquí abajo sin firmar en el libro -aventuro-. Maherty se ha olvidado de hacerlo varias veces...

-¿Va todo bien, Parker? -pregunta un recién llegado Connelly, del despacho anexo al mío. Tan ensimismado estaba, que ni lo he oído llegar.

-Ehh... Sí, sí, yo... Solo estaba reflexionando sobre un caso -respondo, muy sorprendido-. Tengo que encontrar a la señora Varney, o a alguno de sus familiares.

Acto seguido salgo a la calle armado con el fichero de la desaparición de esa mujer y me dirijo a la dirección de su hogar, donde, según el fichero, la misma semana pasada realicé mis indagaciones. Allí espero encontrar desesperadamente algún familiar que la recuerde o, más probablemente, que me recuerde a mí, por lo menos. Armado con esta ligera esperanza, me pongo en camino.