Partida Rol por web

Saludos, Strawdog, y bienvenido a tu escena personal.

Aquí vamos a divertirnos bastante con tu/tus personajes, los roleos de sus historias previas, las escenas personales que tengan lugar fuera del grupo... Esta escena personal está pensada para que la utilices a modo de tormenta de ideas, como lugar de roleo experimental (si quieres), para todo tipo de preguntas y dudas y, en fin, cualquier comunicación entre ambos.

Acerca de los personajes, piensa exclusivamente en tus apetencias y para nada en la carga de trabajo que supone para mí una u otra opción. Los personajes pregenerados ya están listos: puedo (y voy a) enviarte cualquiera de ellos sin ningún esfuerzo (más allá del cortopegado, ya sabes XD).

Puede suceder, y de hecho sucede habitualmente, que los personajes pregenerados no le encajan a un jugador en particular; al contrario de lo que piensan otros DJs, en mi opinión el problema no está en el jugador y sus rarezas, sino en los personajes pregenerados: nunca llueve a gusto de todos. Si esto fuera una partida de demostración ni siquiera preguntaría: los adjudicaría aleatoriamente y punto pelota. Como no lo es, lo que quiero es que os sintáis cómodos con este primer personaje (las razones quedarán claras más adelante), así que si no te sirve ninguno de los que he mencionado antes podemos construir un investigador desde cero para ti: no me supone ningún problema hacerlo. Podemos partir de un concepto tuyo, de una idea, de varias, aunque aconsejo perfilar una historia y luego buscar dónde encaja dentro de las profesiones disponibles y qué habilidades son las idóneas para él/ella. Si a causa de la novedad el sistema te lía, dime con tus propias palabras en qué piensas y yo las traduciré a GUMSHOE explicándote cada paso para que luego controles todas las posibilidades de tu personaje.

Aprecio y valoro tu predisposición a rolear un personaje pregenerado con el fin de ajustar el grupo. Pero sigo pensando que los jugadores sois lo más importante de la historia (por encima de la misma historia), y que si estamos aquí invirtiendo nuestro tiempo es porque queremos algo de diversión a cambio. Así que no te autolimites ni aceptes un personaje que no te guste.

Y ahora, una muestra de personaje pregenerado. En concreto, la Enfermera:

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DOREEN MILLS

Concepto: Enfermera inquisitiva y motivada.

Motivación: Curiosidad.

Profesión: Enfermera.

Sexo: Femenino.

Fuentes de Estabilidad: El doctor Tiller, con quien trabajo y a quien me permitiría amar si no estuviera casado; el reverendo Clow, párroco de mi iglesia. Annie McTavish, mi querida hermana.

Pilares de la Cordura: La verdad os hará libres. Todo el mundo merece ser salvado. El perdón es el mayor regalo de Dios.

Habilidades de Investigación: Adulación 1, Biología* 2, Burocracia 1, Consuelo* 4, Crédito 3, Evaluar Sinceridad* 2, Farmacología 2, Historia Oral 1, Medicina* 4, Mitos de Cthulhu 1, Teología 1.

Habilidades Generales: Conducción 10, Cordura 10, Estabilidad 10, Huida 10, Primeros Auxilios* 10, Salud 10, Sentir el Peligro 10.

Eres una mujer de gran fe y, esperas, caridad cristiana. Por ello te has hecho enfermera, de forma que puedas ayudar a aquellos que más lo necesitan. Has encontrado que es una vocación tan gratificante que ha colmado tu vida. Ahora trabajas en el Hospital Nacional para Enfermedades Nerviosas en Bloomsbury, Londres. Nunca te has casado, pero llenas tu vida con el trabajo y Dios, y no puedes imaginar mayor felicidad.

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¿Qué hacemos con todo esto?

Pues, como podemos permitírnoslo porque disponemos de todo el tiempo del mundo, moldearlo a tu gusto. Por ejemplo, verás que no he especificado una edad concreta: ¿es una mujer joven, o está cerca de los 50? ¿Y cómo es ella físicamente? A tu gusto.

Luego está el nombre, tan fácil de modificar; o su historia personal y familiar. Por último, el sexo del personaje (aunque ya sabemos que un enfermero varón es menos habitual, siempre puede funcionar si reescribimos bien su historia personal). En fin, un mundo de posibilidades.

Por fin, las habilidades Generales. Verás que el reparto de puntos es, en efecto, muy general XD. Así que teniendo en cuenta unas pequeñas directrices (en cuanto a límite de puntos) podrías también modificarlo a tu gusto.

Sea como sea, tu personaje quedará "en suspenso" cuando lleguemos a este punto de desarrollo, con una historia previa y un trasfondo firme y estable. Entonces rolearemos la parte de su vida más reciente, esa donde ha descubierto algo tan perturbador que todo su mundo se ha tambaleado para siempre.

Pues me gusta bastante el personaje, así que no voy a hacerle cambios.

Aunque no suelo interpretar a personajes femeninos, me aventuraré con ello esta vez. Me llama más para un rol de enfermera. Además, como hay escasos personajes femeninos en el grupo, ganamos en variedad.

Su trasfondo es interesante. Su fe cristiana y ese amor platónico por el doctor Tirell pueden dar mucho juego, así como su personalidad bondadosa y de servicio.

El nombre lo dejaré tal cual. Para su edad, he pensado en 32 años. Y para su aspecto, ya he seleccionado una imagen, como verás.

Las Habilidades Generales también las conservo como están. He sopesado subirle Primeros Auxilios a cambio de bajarle alguna otra, pero finalmente prefiero dejarlo así. 

En fin, creo que eso es todo :)

Muy bien a todo. 

Luego te paso la ficha a limpio, y podemos empezar a rolear tus antecedentes. Además, cualquier historia que aportes acerca del pasado de la muchacha será muy bien recibida.

Bien. Pues, a ver qué te parece este pequeño trasfondo:

Doreen Mills es la menor de tres hermanas, nacida en una familia acomodada y conservadora. De su madre, la pequeña adquirió su fe devota, y de su padre -reconocido doctor-, su interés por la medicina. Algunos considerarían problemático este choque entre ciencia y fe, pero para Doreen nunca ha sido un inconveniente. De hecho, es algo habitual encontrar sanitarios abiertamente creyentes, y más en esta época.

Además de la influencia de sus padres, otro acontecimiento marcó notablemente el carácter y personalidad de Doreen: la muerte de su hermana mayor en un accidente de tren. Aprendió sobre el dolor, y reforzó su fe en lugar de hacerla dudar sobre la misma. 

El resto de su vida transcurrió feliz y próspera hasta la edad adulta. Sus padres murieron de forma natural, con pocos años de diferencia, cuando ya había acabado sus estudios y ejercía como enfermera. Ambos eran mayores y padecían achaques constantes.

Como Doreen no se ha casado ni engendrado hijos, la única familia que le queda es su hermana Annie. Ella no es tan beata, seguramente porque ver a su marido borracho constantemente le proporciona demasiadas dosis de realidad. Se consuela pensando en que, por lo menos, no le pega. Doreen le insiste en que no lo dé por perdido si en el fondo de su corazón lo sigue amando. Ella sabe lo que es un amor imposible, de manera que, si tienes la suerte de tenerlo a tu lado, piensa que merece la pena luchar hasta el final para conservarlo.

Me parece estupendo, y voy a trabajar a partir de todo ello. ¿Cómo se llamaba su hermana fallecida? ¿Y sus padres? En cuanto al marido de su hermana Annie... ¿de verdad está segura de que no le pega?

La hermana fallecida se llamaba Bárbara, y sus padres Robert y Gloria.

Al parecer, el marido de Annie acostumbra a tener esas borracheras que "ponen contento" más que despertar demonios interiores. Cuando llega a casa como una cuba, se limita a canturrear y buscar la cama lo más rápido posible para dormir la mona. Lo que sí sospecha Annie, es que de un tiempo a este parte puede haber estado contratando los servicios de prostitutas, aunque esto no se lo ha comentado a Doreen. Quiere asegurarse primero.

Estupendo. Pues estamos listos para rolear la escena previa.

En cuanto el resto acelere un poquito nos ponemos a ello (prefiero hacerte esperar un poco ahora, y no después de tu escena personal).

Esa felicidad en la que vives desde hace años, esa comunión entre tu familia, tu trabajo y tu fe, se ha visto alterada en los últimos días por por culpa de unos extraños sucesos en una de las salas. 

Todo comenzó a finales de la semana pasada, cuando te pareció por primera vez que una de las pacientes en coma te susurraba al acercarte. En un principio pensaste que se estaba curando, que estaba despertando milagrosamente. Aquella mujer había sufrido un accidente terrible en una fábrica de manufactura de tornillos para la marina: una tuerca de treinta centímetros destrozó su cráneo llevándose por delante una gran porción de cerebro. Que sobreviviera fue, para ti, una muestra más del poder y la ilimitada caridad de Dios.

Aquella mujer nunca recuperó la consciencia, pero de pronto murmuraba sin cesar una extraña letanía repleta de incoherencias acerca de un terrible final de los días; de “ellos”, unos seres aterradores que se encontraban más allá de la Creación y que permanecen entre nosotros sin ser vistos; y de cómo "ellos" despiertan de un sueño de muerte para destruirnos a todos. Por increíble que parezca, y aunque aquellos extraños despertares se repitieron hasta en tres ocasiones en los siguientes días, ningún otro miembro del personal llegó a escucharlo. Por fin, la mujer volvió a enmudecer y todo regresó a la normalidad.

Hasta hoy. Hace sólo unos minutos te ha parecido escuchar de nuevo la voz desde tu mesa de guardia en la antesala del pabellón. Dirías que la misma voz...

Recuerdo cómo me alegré cuando escuché hablar a la joven paciente. Su doctor no tenía demasiadas esperanzas, pero yo había visto algunas recuperaciones excepcionales -de hecho, que siguiese viva ya lo era- por lo que me mantenía optimista. Sin embargo, y que Dios me perdone, ahora desearía que jamás hubiese despertado.

Inexplicablemente, sólo yo he escuchado sus palabras, sus siniestras y terribles palabras. Nadie más la ha oído. Nadie ha visto ningún cambio en su situación. Yo, en cambio, he presenciado su oscuro recitar en repetidas ocasiones. Da igual que avise a alguien de inmediato, que en cuanto llegue otra persona todo habrá cesado.

El hecho de ser yo la única testigo hace que todos recelen de creerme, y cuando describo las palabras de la víctima esta incredulidad aumenta. ¿Una mujer que está más cerca de la muerte que de la vida se dedica a conversar en exclusiva con una enfermera para contarle apocalípticas historias? Sé cómo suena, pero también sé lo que he visto y oído.

He estado a punto de acudir a mi confesor a contarle lo ocurrido, e incluso he consultado las escrituras, pero no hay allí nada parecido a lo que cuenta la joven. Finalmente, como no volvieron a repetirse los sucesos durante los últimos días, preferí dejarlo estar y meditar el asunto un tiempo. 

Ahora está volviendo a pasar. Por un momento me resisto a levantarme de mi asiento. Quizás si lo ignoro... pero no puedo. Esos versos tienen algo que me atraen, y por otro lado me resisto a darme por vencida en la resolución de estos hechos. Cojo papel y lápiz y me dirijo hacia su cama. Esta vez tomaré buena nota de todas sus palabras. 

Abandonas el parapeto de tu mesa. El repiqueteo de tus modestos zapatos sobre el suelo de mármol resuena en tus oídos en el silencio de la noche como los tambores que anteceden a los ejércitos en la batalla. Aquel sonido (clap, clap, clap) te recuerda la terrible soledad en la que te encuentras, rodeada de seres humanos que viven dormidos un eterno sueño de muerte. 

La voz de mujer murmura a lo lejos, al fondo de la enorme sala. Distingues varias palabras: "ellos", "están aquí", "destruirnos a todos", "es el final". Las mismas palabras, sin duda. La voz repite su extraña letanía, a veces confundiendo pausas y uniendo palabras, a veces separándolas de forma ilógica. Comprendes que sólo se detiene a tomar aire, y que las pausas se deben a esos instantes en los que el cuerpo se alimenta de oxígeno.

Por fin llegas ante el parabán que separa a la paciente del resto, dando a la infeliz una sombra de intimidad que, allí, en el pabellón de pacientes en coma, es en cualquier caso una ligera muestra de humanidad cuyo alcance escapa a la comprensión de los dormidos enfermos. Te detienes

(…ellos…)

tomas aire profundamente

(…es el final del tiempo…)

bordeando el parabán sin rozarlo para

(…de la vida y de la muerte…)

encontrarte frente a la cama, cabecera y pies de metal

(…ellos han despertado…) 

donde reposa la desgraciada paciente dormida.

(...y nos van a destruir a todos...)

Salvo que la voz femenina que habla sin cesar rasgando el velo del silencio de la noche brota de los labios secos de un hombre.

La libreta y el lápiz que sostenía caen al suelo al mismo tiempo que llevo mis manos hacia la boca, en un instintivo gesto para acallar un grito ahogado. Noto temblar mis rodillas. Agarro el crucifijo de mi cuello mientras rezo para hallar una explicación que mis sentidos no encuentran. 

¿Por qué me está pasando esto? ¿Qué significa? -pienso.

Estoy a punto de avisar a alguien y pedir ayuda, pero me detengo. No quiero dar más motivos para que me miren mal. Tengo que cerciorarme de que esto no es efecto de mi imaginación.

Me acerco despacio al paciente. Quiero observarle, intentar reconocer el rostro de este hombre y deslizar mi mano sobre él para asegurarme de que está allí.

Reconoces al hombre al instante. Es el señor Jérôme Walmsley, un obrero canadiense de unos treinta años que sufrió hace medio año un accidente laboral al caer desde una altura de siete pisos durante las obras de construcción de uno de los edificios de la city. El coma es, a decir de tu amado doctor Tiller, totalmente irreversible. Ahora habla, vocaliza, con voz de mujer, y lo que dice en ese tono monocorde y aterrador no difiere en nada de cuando escuchaste en los labios de la primera de las pacientes. Muerte, destrucción de todo cuanto es, depravación, ruptura del velo de mentiras al cuál llamamos realidad, imposibles seres ultraterrenos que contradicen la misma existencia de dios… 

De repente, caes en la cuenta de dos cosas. La primera, perturbadora, te deja sin habla: la voz que brota del interior del desafortunado señor Walmsley no sólo dice lo mismo, sino que es idéntica a la de la primera mujer.

La segunda cosa que comprendes te deja petrificada. Sientes una cálida humedad deslizándose hacia abajo desde ese lugar entre tus piernas hasta llegar al suelo. Percibes surgiendo desde tus bajos el acre aroma a orines tan habitual en el pabellón y te manoseas asustada la entrepierna ahora mojada. Después, una desconexión, un golpe en la cabeza cuando caes derrumbada contra el frío suelo.

Has reconocido esa malsana voz. 

Es la tuya.

Despiertas tendida sobre una camilla en la enfermería. A tu lado hay una de las enfermeras, aunque no consigues distinguir bien su rostro. Todo está tan turbio...

La cabeza te palpita espantosamente: debiste golpearte fuerte contra el suelo o uno de los laterales metálicos de la cama. Llevas una mano a la frente y descubres un ligero vendaje. ¿Un corte? ¿Una contusión?

Qué más da.

Qué importa ya nada, piensas mientras rompes a gimotear para, después, caer en el sollozo.

Porque tu cabeza podrá haberse lastimado por fuera. Pero es evidente que por dentro está destrozada.

Hablando con tu confesor acerca de tus terribles experiencias en el hospital te comenta, algo preocupado, que ha escuchado hablar de mensajes apocalípticos similares en algún feligrés suyo. Sean quienes fueren no te da sus nombres. Sí te dice que han desaparecido, y te propone que tengas cuidado y que busques ayuda. Te comenta, asímismo, que ha leído en algún periódico acerca de un grupo de terapia o trabajo relacionado con este extraño asunto. Le llamó la atención poderosamente porque el anuncio parecía hablar del mismo mensaje apocalíptico del cual le hablaban sus feligreses (te parece que se refiere a una sola persona, pero tu confesor es un sacerdote discreto). No sabe concretar más, aunque sí recuerda que aunque el anuncio lo financiaba una librería especializada en asuntos esotéricos (murmura con desagrado), lo cierto es que la mencionada librería tiene un muy buen nombre de respetabilidad dentro del mundillo librero de London.

Esa misma mañana, desayunando en el hospital tras tu visita a la iglesia, encuentras el anuncio en el Times:

"¿Los has visto a Ellos? ¿Sabes que están aquí, y nadie te cree? ¿Piensas que todo nuestro mundo está condenado a la desaparición si, finalmente, Ellos despiertan de sus sueños de muerte? Si es así, quizá quieras hablar con nosotros. 

Grupo Viernes, todos los viernes a las 6 p.m. en Jacobs Books. 

Cuando el padre Clow me contó todo aquello sentí una enorme sensación de alivio, aunque no se lo dije. ¿Qué pensaría de mí si le contase que tremenda circunstancia me satisfacía? Pero así fue. El hecho de descubrir que más gente había escuchado tales mensajes apocalípticos certificaba que no estaba loca, que no estaba sola, y que todo aquello no era fruto de mi imaginación. Seguía siendo inquietante y perturbador, sin duda, pero también inevitablemente tranquilizador.

Leí una y otra vez el mensaje del Times pensando qué hacer. Cuantas más vueltas le daba, más claro lo tenía: debía acudir a la llamada de ese anuncio. La curiosidad me reconcomía por dentro, y estaba convencida de que, fuese lo que fuese lo que depararan aquellas sesiones, no sería peor que la fría y oscura losa de la incertidumbre.

Decidido, el próximo viernes tenía una cita en Jacob Books...

Hoy, viernes 21 de octubre, decides acercarte a la librería. Pretendes llegar al lugar algo antes, para dar un vistazo y asegurarte de que es un comercio decoroso: eres una mujer profundamente curiosa, pero tu religiosidad y fe en Cristo salvador no es menor... todo este asunto pone en conflicto tus esencias más elementales, y la idea de reunirte en una librería esotérica (¡qué horror!) no es que te seduzca enormemente.

Cecils Court es una calle repleta de librerías, esotéricas, de antigüedades y generalistas,  y todas cierran a idéntica hora. Hay un par de pubs cercanos (el más próximo es The Prospect of Whitby) y varios teatros.

Para cuando llegas frente al local son las cinco y media de la tarde, a una media hora del cierre; como la mayor parte de las librerías cercanas, en Jacob's Books se toman en serio su trabajo y no hay escaparates. El exterior es un grueso frontal de madera oscura, y está cuidadosamente limpio. Tomas con fuerza la manija de bronce de su puerta, respiras hondo, y abres la puerta haciendo sonar las campanillas.

CAMBIO DE ESCENA 

(Seguimos en Jacob's Books)