Partida Rol por web

Turno 008

Acompañó en silencio a la comitiva que iba hacia las casas de Sanación, no se le daba muy bien eso de dar ánimos y esas cosas así que decidió permanecer callada durante la espera de noticias sobre Eldarion.

La llegada de Lord Carondor , sin embargo, aprecia que iba a hacer la espera algo más amena. Se levantó a su llegada sin saber muy bien si debía tomar postura marcial o no, así que esperó mirando con el rabillo del ojo a sus compañeros de armas para que, si ellos hacían algún tipo de gesto o adoptaban alguna postura, ella lo imitaría… Era triste si… pero práctico. Así se mantuvo hasta que el caballero hizo que saliera todo el mundo y se sentó junto a ellos, momento que entendió que se habían acabado las formalidades y se dejó caer sobre su silla.

- Conmigo podéis contar, señor , y más si se trata de averiguar quién está detrás del ataque al Príncipe… como los coja… - Justo en ese momento se dio cuenta de con quien hablaba y calló. – Vamos, que sí, que yo voy. – apuntó al final con voz algo más nerviosa.

Turno 008

Vuelve, junto a sus compañeros, a contar lo sucedido con los asesinos al canciller de Minas Tirith. Aquél hombre, que actuaba como segundo al mando en ausencia del Rey, Aragorn, hijo de Arathorn, parecia ya muy entrado en edad. El mismo anunció sus deseos de retirase, pero el señor de Gondor seguia manteniéndole en su cargo, alguna buena razón tendria. En cualquier caso, la experiencia de este hombre, del linaje Dunedain, ha de ser muy considerable. 

La casa de sanación estaba llena de sirvientes, que trataban a la dama de las curaciones como si fuese su dueña. En algunos sitios de la Tierra Media aún se usan esclavos, aquello parecia lo mismo, aunque enmascarado con buenos modales.

La noldor y la dama de Gondor acordaron tener una conversación, seguro que seria de lo más interesante, sobretodo porque seguramente fuesen casi las únicas de su linaje que restasen en Endor.

Cuando Lord Carondor les anunció un nuevo comentido, el guerrero abrió sus oidos de par en par. Legeish habia nacido para esto, servir a su reino en mil y una aventuras.

-Ardo en deseos de oir esta nueva tarea, MiLord. Dice, haciendo una pequeña reverencia. Siempre al servicio de Gondor. El guerrero mira con seriedad aunque divertido en su interior a la joven vivaracha Elenya, quien siempre ha mostrado dificultad para guardar el protocolo. 

Turno 008

En retaguardia, casi cerrando la formación del grupo, acompaño a los míos tras el encuentro con la reina de Gondor hasta la sala en donde los guardias de la reina nos indican que esperemos.
Por mi parte, camino de un lado a otro y los tacones de mis botas, marcan un ritmo pausado pero constante sobre las losas de mármol.
Hasta que me hago a un lado cuando el canciller de la corte, lord Carondor, entra en la sala.
Por mi parte, en posición de descanso, me limito a asentir levemente cuando milord, me mira de reojo conforme los detalles, todos sin excepción, son narrados en el curso del relato de nuestro accidentado retorno.
Tan solo una vez, una y nada mas, me permito un atisbo de sonrisa cuando es informado de la condición en la que he acabado dejando a uno de los prisioneros tras haberle prestado un grado de atención, adecuado desde mi punto de vista.
Pero cuando finalmente el canciller, reclama voluntarios para una misión, apenas alzo una ceja antes de dar un paso al frente.
Sire, yo nada tengo que decir. Vos ordenáis y yo obedezco. Desde este mismo instante, considerad dada la orden que creáis pertinente.
Me cuadro, inclino levemente la cabeza, con cuidado de que no se me baje la visera del casco, pues le voy a tener que hacer una revisión un día de estos, y sin nada mas que añadir, doy un paso atrás y adopto posición de descanso.

Turno 008

Mientras se llevan a su señor a las casas de curación, Krau se mantiene en retaguardia en silencio. Entiende la preocupación de la dama por su señor y la respeta con su silencio.

Cuando entra el canciller, Krau se levanta en señal de respeto y permanece de pie escuchando lo que tiene que decir.

Finalmente, asiente con la cabeza.

- Esos cabrones tienen que pagarlo... - dice con voz seria y se contiene de escupir en el suelo - Cuente conmigo excelencia.

Turno 008

Ailderon acompañó a sus compañeros hasta que llegaron a la pequeña salita. Seguía en segundo plano, lo cual era bastante raro para el extravagante y siempre jovial cronista.
Tristeza y culpa marcaban su mirada esquiva.

- Milord... Estoy al servicio de Gondor y de mi rey.- Asiente marcial, recordando los gestos de Pelendur, pues al fin y al cabo, por extraño que pareciese ahora, compartían un pasado común en la hermandad que era el ejército. - Tenemos una deuda de honor con el príncipe Eldarion.- Añade, tensando los músculos de la mandíbula. - Los culpables deben pagar.

Después volvió a las sombras, pues era ahí dónde residían sus lúgrubes pensamientos. ¿Qué podía aportar él, cronista, en aquella misión?

Eldarion estaría bien, por primera vez tras los cruentos acontecimientos, Hador podía considerar que su amigo estaba bien y que de hecho no le necesitaba mas, ahora si estaría bien protegido, se reprocho para si.

Ante ello, el ofrecimiento de Lord Carondor parecia ser la mejor opción. En realidad, tras tantos años de viaje, Hador deseaba descansar al menos por un corto tiempo; pero los acontecimientos de aquella mañana le dejaban en claro que no merecía tal cosa.

-Si con vida, he de poder ayudar a la gloria de Gondor, hacia usted la extiendo- clamó el templario poniendo una rodilla en suelo en señal de subordinación. –El deseo cumplido deleita el alma- dijo mirando a sus compañeros de pasada, -Mas la ley del sabio es manantial de vida- el templario hablaba de nuevo con su tono ensoñador y religioso, señal de que ya estaba mas tranquilo y volvía a ser el mismo.

Turno 008

Lorac era un hombre de pocas palabras y ésto se confirmó una vez más. Tardó en hablar pero no fue por titubeo. Ha de saber el hombre cabal que las palabras dichas no podían retirarse una vez pronunciadas.

Si algo desea la torre blanca y está en mi mano se verá cumplido.

Y volvió a su acostumbrado mutismo.

Lord Carondor asintió.

Resolución Turno 008

No cabe duda de que son el grupo que estaba buscando.

Hizo una pequeña pausa.

El rey no está en la ciudad pero llegará en un par de días. Cuando vuelva le informaré y si da su aprobación Gondor les encargará la tarea.

Dicho lo dicho el momento de solemnidad pasó. Lord Carondor dejó de ser el Canciller y se transformó en un hombre mayor vestido en regios ropajes. Se acercó a la habitación de Eldarion y le permitieron entrar. Salió unos minutos después con aspecto cansado.

Ya estoy mayor para estas cosas. Dijo antes de despedirse. Den una dirección a Vidamir para que podamos encontrarles. Aprovechen estos días para descansar y recuperarse. No se preocupen por Eldarion, está en buenas manos y pienso poner tanta vigilancia que sea imposible entrar aquí. Todavía tardará en recuperarse y permanecerá postrado un tiempo.

Luego se irguió haciendo que todos recordasen al hombre que acompañó al rey a través de los Senderos de los Muertos, uno de la compañía de los montaraces que cruzaron junto con Elessar. Su rostro serio y regio recordaba a los señores de antaño en su majestad.

Preparense, Gondor les necesita.

Los Capitanes de Gondor eran elegidos entre los mejores guerreros y daban órdenes a un grupo de veinte soldados. Vidamir, Capitan de Gondor, entró haciéndose cargo de la seguridad.

Controlaba los pasillos aledaños y filtraba a toda la gente que entraba y salía para que nadie no autorizado tuviese acceso al príncipe.

La noche había profundizado en la ciudad y el sueño comenzaba a pesar al grupo.

Dieron sus contactos al capitán y se dirigieron a descansar.

Lady Gilorwen salió para hablar con ellos antes de que se marchasen y les informó de que Eldarion estaba dormido y permanecería así largo tiempo, mientras su cuerpo se recuperaba.

Pasaron cuatro días antes de que tuviesen novedades. Pasado ese tiempo un mensajero mandó llamarles. Debían reunirse en la mismísima Plaza del Manatial y serían recibidos por un erudito llamado Tarquillian.

Turno 009

La maga se quedó algo intranquila por la seguridad de Eldarion. Habían intentado matarle asesinos, pero quizá la próxima vez sería alguien que dominara la hechicería. Para alguien así, muchos soldados no eran un obstáculo insalvable. Había leído tanto de las las artes oscuras de Sauron y otros hechiceros del tiempo de Gandalf, que la inquietud no le abandonaría. Comprendía a la reina Arwen. Ojalá pudiera volver a verla antes de partir, mas le dijo que se verían cuando el príncipe se recuperara. 

Con estos sombríos pensamientos marchó de la habitación hacia las calles fuera de la fortaleza, no sin antes dedicar una última mirada a Eldarion.

Eres fuerte, mi príncipe. Por tus venas corre sangre de héroes. Recupera tus fuerzas. Espero volver a ver pronto tu sonrisa y escuchar tu grave voz. 

Caminaba despacio cuando preguntó a sus queridos amigos:

Estos días se me harán muy largos si no os veo en algún momento, amigos. Estoy pensando en pedir prestado un caballo a la guardia, mas no entiendo mucho de equinos. Qué vais a hacer? Queréis que quedemos en algún momento a tomarnos una cerveza a la salud de nuestro amado Eldarion? 

Turno 009

He escuchado las palabras del Lord Canciller, en total silencio. Y mucho me ha costado no ofrecerme voluntario para montar guardia ante las puertas de la habitación del heredero.
Pues soy consciente de lo que bien podría ocurrir si alguien, fuera quien fuese, se aproximara y sencillamente, no me gustara su aspecto o su manera de andar ya puestos.
Y a juzgar por la mirada, que detiene en mi rostro un ápice de tiempo, sabe con algo mas que una intuición, la clase de pensamientos que me rondan por la cabeza.
Y es que la sangre de los días antiguos, puede manifestarse de formas variadas si. Muy variadas.
Cuando el capitán Vidamir, aparece, es el momento en que al fin aprovecho para quitarme el casco, no sin cierto esfuerzo a causa de sus ya abundantes particularidades.
Y es entonces cuando tanto el como yo, veteranos de años de servicio, apenas sonreímos pues ambos recordamos, el dia en que recibi mi equipo y el excelente estado en que se hallaba el mismo, aquel día.
Sabes donde puedes hallarme. Dos son mis direcciones en la ciudad. Mi camastro en el piso superior del barracon es el de siempre.
Y en cuanto a mis "locales" favoritos... también los conoces.
Y no pasa desapercibido el tono con el que digo la palabra locales.
Mas he aquí que nuestra compañera hace un requerimiento.
Y tras dar un par de pasos en su dirección, añado.
Mi señora, yo mismo deje un caballo a uno de los guardias de las casas, a vuestro servicio queda. Aunque he de aconsejaros a todos, ante todo un tiempo de descanso. Para tener tanto el cuerpo como la mente, en optimas condiciones. Y yo, naturalmente, estoy de acuerdo con la propuesta de la dama.

Turno 009

Hador eschó atento a las palabras del Lord canciller asentiendo siempre que lo consideró necesario u oportuno. Con la nocion de que si tendrían algun día libre, Hador se relajó aun mas, tras todo lo que les había sucedido, un descanso les vendría muy bien, por corto que fuera. Asi, saliendo de la sala tras haber terminado todo, el templario se despidió de las dos hermosas damas que los acompañaban y posteriormente del resto de compañeros, dirigiendole solo unas cortas palabras a Krau con quien tenía una curiosa simpatia al ser de tan distantes comportamientos. -No te metas en problemas durante estos cuatro días, y no abuses del alcohol, no sabes cuando iran a buscarte- puntualizó para luego desaparecer del lugar.

Durante aquellos cuatro días, Hador se mantuvo relajado en la casa de su familia dentro de la ciudad. Pasear por la ciudad y visitar a sus conocidos fue su principal labor pues le relajaba y le hacia olvidar todo lo sucedido. Muchas de sus enamoradas ya estaban grandes, algunas lo sucificiente como para aparecersele en la cama por la noche. Por suerte Hador, era astuto y sabia que lo que menos necesitaba en aquel tiempo eran problemas con algun padre molesto.

Durante las mañanas se mantuvo sumergido en la lectura sobre las lejanas tierras vecinas a Gondor, tras los acontecimientos actuales, consideró que necesitaría saber mas. A su vez, solia tomar su corcel ya entrado el medio día para salir a cabalgar y entrenar. Y asi continuo hasta que al cuarto día desde que hablaran con el cansiller un mensajero llegó hasta sus aposentos para avisarle que tenía que presentarse en la plaza del manantial donde les esperaría un tal Tarquilian.

Turno 009

Krau recibe con una media sonrisa la recomendación de Hador.

- El alcohol no mete en problemas... son las lenguas largas... - y sin más, se despide de los demás y se dirige a los bajos fondos en donde se siente tan a gusto. A pesar de poseer un camastro en el cuartel prefiere la vieja pensión en la que habita en un pequeño cuarto lleno de recuerdos. Dora,  la anciana que la regenta, le ha cogido cariño y le cuida y regaña como a su hijo. Además, varias meretrices trabajan en el local para placer y disfrute de Krau. 

Finalmente, tras cuatro días el mensajero le encuentra en los cálidos brazos de Gina "la caliente". La verdad es que por un momento el alcohol que embota su cerebro no le permite reconocer al mensajero hasta que la vieja le vuelca un barreño de agua fría por la cabeza para regocijo de todos en el local. Tras el chaparrón, se despeja los suficiente para enterarse del tema y preparar sus trastos.

- Dora, no sé cuánto estaré fuera.. cuida mis cosas... - dice a la anciana a modo de despedida. La vieja le despide con un lacónico "cuídate" mientras las meretrices fijen llorar por su marcha aunque luego le despiden con risillas.

Llevando al caballo de las riendas cargado con sus trastos y con una banda de música tocando en su cabeza, se dirige hacia la plaza del manantial.

Allí está ya Hador. Se dirige hacia él y le saluda con un gruñido mientras ata el caballo en un poste y busca un sitio para sentarse. 

Turno 009-B

Gracias, amigo Pelendur. Espero que me dejes invitarte a cerveza en la posada. - Le sonrió la elfa. Le abrió un poco más la visera del casco y el ensartó un sonoro y dulce beso en la mejilla. 

Se marchó a su casa de la ciudad. Debía estar llena de polvo, cerrada como estaba desde hacía tres largos años. Se preguntó si la magia podría solucionar estos problemillas domésticos. Quizá un pequeño torbellino elemental de aire, cuyo vórtice se dirigiera adonde el polvo se acumulara? Y luego otro de agua enjabonada... Y cepillos frenéticos sacando lustre al metal y a la vajilla? 

Jajaja, qué fantasía tengo en la cabeza! 

Tras media hora de limpieza, tosiendo, decidió que la vida era demasiado corta... para los mortales que quería conocer. Y salió a la calle a vagabundear sin rumbo. Allí donde había niños, Nehifile acababa demorando su paseo. Las noches, sin embargo, se hicieron largas. Los sueños eran cada vez más recurrentes. Algunas escenas eran tan vívidas que no podía dejar de preguntarse cómo las canciones no hacían mención de su aventuras y su tragedia. Por qué recordaba una vida anterior y no había encontrado documentos que la atestiguaran? Posiblemente todos los supervivientes de aquella época estaban lejos de la Tierra Media. Nadie podía reconocerla. Debería fiarse de sus sueños. Ya fue maga una vez. Y más poderosa que ahora. Luchó contra las huestes de Sauron: El Ojo.

Qué hago aquí? - Se preguntó al darse cuenta de que había llegado hasta los calabozos. Lo último que había pensado era en sus sueños y funestos pensamientos. Por algo debían haberle llevado sus pasos hacia allí. Era media tarde del tercer día. Mañana sería la reunión. 

Soy Nehifile, la maga que ha estado al servicio del príncipe Eldarion estos tres años. Quiero ver a los presos por su intento de asesinato. - Le dijo al guardia antes de que hablara. Los magos, como bien sabía por Gandalf, no pedían permiso. Iban exactamente donde debían ir. Si se presentaba era por cortesía. No se podría decir que una maga estaba mal educada. - Avisa a quien tengas que avisar, soldado. Pero antes dime cómo llegar a sus celdas. 

Y pasó dentro. 

Turno 009

Tenían cuatro días para hacer lo que quisieran hasta que llegara la reunión con ese tal Tarquillian, del cual ni había oído hablar. Elenya allí no tenía casa, pues no la gustaba demasiado vivir dentro de las ciudades. El problema es que su casa y familia estaban demasiado lejos como para poder ir y volver en cuatro días, así que debería quedarse allí y tomar habitación en alguna posada.

Intentó que aquellos días fueran lo más placidos posibles, al menos por el día, donde intentaría descansar lo máximo posible. Las noches ya eran otra cosa. Conocía los bajos fondos de la ciudad y se movía bien por allí, por lo que sería buen momento para despejarse del viaje y de todo lo acontecido con el Príncipe, realmente, aquellos días de descanso eran necesarios.

Alguna de las noches coincidiría con algún compañero, salvo con Krau, con el que coincidió en todas ellas, siendo su compañero de borrachera. Aunque el mestizo era una esponja y la joven muchacha no podía seguirle el ritmo, no sin cometer una locura, cosa que no tenía intención de hacer en ese momento.

La noche anterior a la reunión, Elenya fue más recatada y apenas trasnochó, quería estar fresca para el día siguiente. Tras preparar sus cosas, tomó su caballo y se dirigió hacia la Plaza del Manantial, donde se reunió con sus compañeros.

- Buenos días caballeros. - Saludó con una leve sonrisa picarona a Hador y a Krau, que habían sido los primeros en llegar.

Turno 009

A pesar de ver a una belleza como Elenya, su compañera de borracheras, Krau no está de humor para apreciarlo, así que saluda con un gruñido y un gesto de la mano mientras una maldita banda de música machaca su cabeza con tambores y pífanos.

Turno 009

Aileron encontró escaso el tiempo que les dieron de cuatro días. Primero seguía obsesionado con el intento de asesinato del príncipe. Se habían infiltrado en su casa, en Gondor ¿Por qué habían atacado a Eldarion donde más seguro se iba a encontrar? ¿Cómo habían obtenido la información de la fecha y el puerto de un desembarco que se suponía secreto? Era imperativo encontrar el siniestro objetivo que se encontraba tras aquel velo de oscuridad.

Durante el día se dedicó a investigar más a fondo las flechas y el veneno con que habían actuado los asesinos. Aileron había sido soldado, pero había pasado más tiempo entre intrigas políticas, rodeado de serpientes con cuerpo humano. Estaba costumbrado a moverse entre planes dentro de planes, y estaba decidido a encontrar el secreto de aquella conspiración.
Pasó el tiempo visitando tanto la vieja biblioteca como los bajos fondos en busca de información, pues como hombre de recursos que era, confiaba tanto en el conocimiento como en la misma fuente que utilizaba aquellas herramientas.

Las noches sin embargo, aprovechaba para colarse en las instalaciones de palacio, donde se perdía en el abrazo de una vieja amiga. Tanto él como ella servían a otros, cosa que los unía. "Mi pobre iluso..." Lo llamaba ella entre risas, burlándose de las historias que le regalaba con su música y poesía. Pero en el fondo Aileron sabía que ese frágil puente, era lo que mantenía la frágil esperanza de su alma, de que había buenos momentos después pese al sufrimiento.

Los cuatro días expiraban y el cronista comentó a sus compañeros su deseo de interrogar más a fondo a los asesinos. Al fin y al cabo era lo único que tenían. Nehifile por su parte se encaminó con paso seguro, no podía ser de otra forma en una noldor maga, a los calabozos, y Aileron caminó justo detrás de ella.
El no era ninguna figura importante, pero sabía que siempre podía resultar útil.

Tras todo, los cuatro días pasaron con sus noches y Aileron se alegró cuando se encontró de nuevo con todos sus compañeros en la plaza, y por lo que veía con una sonrisa, de una pieza.

Turno 009

Hador fue saludando uno a uno de los que allí iban apareciendo, y puso especial énfasis en la recién llegada Elenya tras su atrevimiento, con un saludo caballeresco, exageradamente cortés. La mujer no era su tipo, no era una doncella en peligro; no obstante, era una mujer que sabía perturbar lo que sucedía a su alrededor, y eso siempre se agradecía.