Yo no escuché nada, pero Jacob parecía convencido de haber oído algo. Mientras avanzábamos, me retrasé respecto a los demás porque sabía que, aún con toda mi delicadeza, mis pasos eran más ruidosos, y podrían llamar la atención a lo que quiera que hubiera en la caverna lateral.
---Hmmmm... ---gimió vagamente Julius a la vez que ponía la mano en el hombro de Moreau para luego proseguir en voz baja---, vayamos con cuidado, algo raro pasa, podría ser magia...
Puede que estuvieran hablando en voz baja, pero quizás no lo suficiente, o más probablemente la luz los había delatado. Los sollozos se interrumpieron de repente, con una exclamación ahogada, y Julius y Moreau, que se habían adelantado unos pasos en la galería por delante de Jalabar, tuvieron tiempo de ver, entre las penumbras delante de ellos, lo que parecía una chiquilla rubia con un sucio vestido azul, echarse a correr desde el rincón tras unas columnas calcáreas donde debía estar escondida y desaparecer, tropezando y casi cayéndose, entre las sombras del pasillo.
Nunca hubiese imaginado que en aquel lúgubre lugar pudiese haber una niña. Sin embargo, la había visto con mis propios ojos, lo cual no había evitado que huyese. Volví la cabeza a mis compañeros, señalando hacia el corredor.
- Jalabar, Julius, es una niña, y parece asustada. Ha corrido para el fondo del túnel.- No sabía si llamarla a gritos era lo más sensato, dado el lugar en el que estábamos, por lo que les consulté a ellos.- ¿Qué hacemos? ¿La seguimos? Puede estar en peligro...
- ¿Como que una niña? ¿Qué hace aquí una niña? -a pesar de ser obviedades, me obligué a decirlas en voz baja para acentuar la imposibilidad de tal situación.- ... Si de verdad crees que es una niña, deberíamos seguirla...
- De acuerdo, avancemos, entonces.- Avancé por el túnel, siguiendo la dirección que había tomado la muchacha. A la par, intentaba fijarme en el terreno de alrededor. Los túneles parecían laberinticos, y teníamos que estar atentos para no perdernos.
Dejando a Moreau tomar la iniciativa, Julios aferró firmemente su bastón y caminó tras el intrépido periodista a la par que el enano.
Se internaron más en los túneles, llenos de recovecos y vericuetos. En varias ocasiones parecían que habían perdido el rastro de la pequeña, pero Julius acababa encontrando algún indicio, o a a Moreau le llegaba el sonido de sus pasos, y podían averiguar el desvío que había tomado. Se alejaban cada vez más de la cavdad donde habían dejado la barca, pero ¿acaso podían dejar a su suerte a una niña pequeña?
Moreau estaba cada vez más cansado, y cada vez más desorientado por las vueltas y desvíos que tomaban en los túneles, pero los pasos de la niña sonaban siempre sólo un poco más alla. Sin embargo, parecía que nunca lograban alcanzarla. Quizás llevaba allí algún tiempo, y conocía aquel lugar lo suficiente para darle ventaja.
Pero había otra cosa que preocupaba a Moreau. Desde hacía algún tiempo tenía la impresión de que los seguían. Parecía notar la presencia de alguien justo a su espalda, acechándolo, pero en cuanto se daba la vuelta, allí sólo estaban Jalabar y el americano. En una ocasión, incluso le pareció notar que tiraban de su ropa, y aún así, no había allí nadie ni nada.
A medida que avanzaban, Julius notaba como el calor aumentaba dentro de la cueva. Tuvo que sacarse la chaqueta y aflojarse la corbata, pero aún así el calor empezaba a correr por su rostro. Se preguntó si hab´ria alguna actividad termal. Las paredes de la cueva estaban tan calientes...casi ni se podían tocar...
Recorda que ti non sabes o que está "vendo" Moreau
Jalabar siguió a los dos hombres, que afirmaban que la niña estaba más adelante, pero fuese porque Jalabar iba más retrasado o ellos tenían oídos más agudos, Jalabar no llegó a oírla nunca.
Sus dos compañeros parecían cada vez más nerviosos. Moreau miraba hacia atrás frecuentemente, Y Knight había empezado a sudar y se había aflojado la corbata y quitado la chaqueta.
Tal vez debí esperar un poco más para que mis preocupaciones tomaran forma, pero la situación me resultaba cada vez más inverosímil:
- ¡Señores, un momento! -dije desatándome ligeramente el traje, que empezaba a resultar pesado, aunque mi robustez racial me impedía sudar aún.- Se que esto les parecerá una locura, pero ¿han pensado en la posibilidad de que esto sea una trampa? ¿Han visto ya a la niña o solo están escuchando sonidos que nos hacen seguir adelante con el consiguiente peligro de perdernos? Francamente, me inclino a pensar que algún tipo de magia les está afectando; o, en el caso de que tal niña exista de verdad, y puesto que ya llevamos un rato siguiéndola y no han podido dar con ella, seguramente conoce muy bien esta cueva y por lo tanto nuestra ayuda no es necesaria. Hasta es posible que la estemos asustando...
¿Por qué no intentan llamarla, advertiéndole que no somos enemigos, para que deje de huir y venga ella a nosotros? Aunque nos detecte un guardia por ello, aún tenemos la historia del millonario -añadí rápidamente en voz baja.
Julius, con el rostro enrojecido y sudoroso, se volvió hacia el enano, hablando entrecortadamente:
--- Creo... mi estimado maese Jalabar... que tal vez no sea ésa... una mala idea.
La carrera me había dejado exhausto, y yo mismo tenía mis dudas sobre alcanzar a la niña. Estaba seguro de haberla visto, pero solo corriendo no la alcanzaríamos nunca. Pero a estas alturas, llamarla no tendría ningún sentido.
- Si tienen razón. Esta persecución es una pérdida de tiempo.- Me acerqué a mis compañeros y hablé en un susurro.- Además, tengo la sensación de que nos están siguiendo. Tal vez podríamos preparar una treta como la que usamos con usted, señor Knight. Sin ánimo de ofensas. ¿Qué les parece? Uno de nosotros aguarda mientras otros dos intentan llevar a la niña de vuelta hacia aquí... Y así podría quitarme estas dudas sobre si alguien viene detrás nuestra.
Sólo por si acaso, te recuerdo las características de los enanos que describí en Guía de Viaje por el Mundo de Falkenstein
Cita:
Mientras proponía este plan, un grito de dolor llegó a los oídos de Moreau desde el interior de la galería. Puede que ellos no hubiesen alcanzado a la niña, pero otra cosa lo había hecho. O quizás no conocía la cueva tan bien como creía y un accidente le había ocurrido.
Jalabar, por una vez, escuchó ruidos en el interior de la galería. Pasos que se acercaban. Los de varias personas, y no precisamente niñas.
Por cierto, aunque seas inmune al calor, notas si la temperatura es mayor o menor, y en la cueva no hace calor en absoluto (de hecho, las cuevas suelen tener una temperatura bastante constante, pero no muy alta. A no ser que haya actividad termal o sean cuevas profundas, no suele hacer calor)
Julius estaba totalmente desorientado, miraba a los pasillos que quedaban detrás y no parecía reconocerlos como los mismos por los que habían venido. Por otra parte, el calor se hacía casi intolerable y tan sólo el leve frescor que llegaba del interior de la galería hacía que se pudiese soportar.
- Señores, me temo que no hay decisión que tomar. Yo también escucho pasos muy cercanos; dejemos a la niña para después y veamos quiénes nos persiguen.
E intuitivamente, busqué un lugar entre sombras y rocas donde pudiera esconderme.
Me di la vuelta con presteza, asombrado por las palabras del enano.
- ¿Que estás diciendo? ¿No has oído el grito? ¡Puede estar en peligro, sonaba como si algo la hubiese atacado!- Me resultaba inconcebible la insensibilidad de mi compañero, pero... ¿Podría ser que de verdad no hubiese oído el grito? Parecía recelar de lo que había visto, y al parecer no venía siendo el único... No, no es posible. Se lo que he visto, y sé lo que acabo de oír. Mis pensamientos intentaban demostrármelo a mí mismo, pero las dudas seguían ahondando mi conciencia. ¿Pero y si era lo que otros querían que viera y oyese? Por tanto, no avancé con inmediatez como hubiese debido... Me quedé mirando inútilmente a Jalabar, a Julius, con la sombra de la duda bajo mis ojos.
Maldita mi ineptitud a la magia y bendita la resistencia de los enanos XD.