Partida Rol por web

Reinos de Ceniza: Coliseo de Sangre

LUGAR: Caballo del Mundo

Cargando editor
19/08/2008, 09:40
Director

El misterioso barco anclado en el Puerto de Angkortak destacaba entre los demás navíos, con su estilizada linea y sus caracteres Hakhim.

Cargando editor
19/08/2008, 09:41
Anciano violinista

La melodía acunaba a Aymée. Era una dulce tonada de su pueblo, de cuando aun vagaban por los desiertos, antes de subir al norte para vivir junto a los humanos. Hablaba sobre un valeroso guerrero, y como lo perdió todo por orgullo. Aunque el anciano no cantaba la canción, las desgarradoras notas cortaban el corazón de Aymée como un cuchillo. Aquella parte, en la que el narrador debía describir como la traición de su hermano había arrebatado al joven Ilmech su casa y su familia, siempre la había emocionado.

Llevaba varios días en aquel barco, pretendiendo. Los Hassasim habían puesto un señuelo, habían hecho circular el rumor de que el Califa Loco se hayaba a bordo intentando que el desertor se viese atraído para matarle. Incluso se lo habían ocultado a ella, que había tenido que esforzarse para poder entrar en él, dejando así un rastro que el traidor a la orden debía seguir.

Pero no había aparecido. O bien había sospechado la trampa, o bien...

Así que había pasado los días entrenando, todas sus artes. En compañía de un buen número de sus hermanos, y aquel hombre. Hombre que seguía siendo un misterio para ella. Hasta la visita del mercader. Visita que sabía, a pesar de su entrenamiento para ocultarlo, que había turbado a aquel maestro.

-Dime, niña, dijo, al terminar la canción, con ese tono paternal que sabía que camuflaba a un hombre realmente peligroso. ¿Qué es lo que más deseas en esta vida?

Cargando editor
19/08/2008, 17:14
Aymée

Aymée se quedó pensativa, ladeó la cabeza y entrecerró los ojos, afinando la mirada entre las oscuras pestañas. No quería responder a la ligera, y tampoco, a estas alturas, podía decir con facilidad cual era la más sincera respuesta a la pregunta del violinista.

Apretó los labios, dibujando una línea roja y sinuosa a penas vislumbrada tras el velo, semitrasparente.

Por fin, suspiró, y alzó las cejas. -¿Cómo responder a eso sin mentir, y sin defraudar, maestro? Deseo... encontrar mi sitio, sosegar mi ira, dar reposo a mi ansia y a mi dolor. Para ello deben encontrar su sitio los míos, los hakhim, vivir en la dignidad y el respeto. Y, por encima de todo, la libertad...

Notas de juego

Meltar, ¿qué mercader? ¿como fue la entrevista con el mercader?
¡¡Gracias!!

Cargando editor
20/08/2008, 08:15
Anciano violinista

El anciano la miró directamente a los ojos, que parecían sondearle el alma. Has respondido honestamente. Espero que tu juicio sea igual de claro en los tiempos que se avecinan... se puso en pie, y le indicó que le siguiese. Es hora de que veas a nuestro invitado.

Aymée no sabía que tuviesen un invitado. Ni había escuchado que su respuesta complaciese a la orden.

Cargando editor
20/08/2008, 11:57
Aymée

Simplemente se puso en pie, y se dispuso a seguirle. Estaba habituada a los misterios, los silencios, las evasivas. Así había sido siempre con los Hasassim. Pero la curiosidad le roía las entrañas, ¿un invitado? ¿qué clase de invitado, y qué tenía ella que ver?

Pronto lo sabría.

Notas de juego

Meltar, ¿guardas lo anterior de mi personaje? de roleo, me refiero
si lo leo, estaré más segura de lo que digo.
:P

Cargando editor
20/08/2008, 12:03
Director

El anciano se dirigió a la bodega, y ordenó a algunos de los corsarios que se encontraban allí que moviesen unos toneles... revelando una pesada puerta de madera oculta. El hombre giró la llave...

Cargando editor
20/08/2008, 12:04
Anciano violinista

El hombre que había adoptado el nombre de Ormuz vio entrar a un anciano que llevaba un violín en sus manos, y a Aymée. La recordaba de la arena. Llevaba... ¿cuanto tiempo allí encerrado? El bamboleo del suelo le indicaba que estaba en un barco. Cargado de cadenas, y anclado a las paredes, apenas podía moverse. Apenas recordaba como había llegado allí. Los norteños le habían sacado del patio en cuanto el veneno hizo efecto, pero no habían tenido tiempo de ocultarle. Recordaba retazos, de sus antiguos hermanos despachando a los humanos desde las sombras.

Nunca tuvieron la mas mínima oportunidad. No contra los Hassasim.

Pero ¿Por que no estaba muerto? Su orden era vengativa, sí, pero no cruel. No le conservarían vivo para torturarle, ni para encerrarle. A pesar de su traición, seguía siendo un Hermano de las Sombras. No, le cortarían la cabeza y murmurarían una oración por el siervo que perdió el camino...

-Aymée, te presento a Ahriman, aquel que abandonó la orden en busca de su venganza personal, dando la espalda al Dios Luna.

Cargando editor
20/08/2008, 13:17
Aymée

Aymée miró al hombre. Encadenado, sucio, sin nada, ni siquiera su dignidad, aunque a él pudiera parecerle lo contrario. Le miró con frialdad. Y le habló a su mentor, a pesar de estar fijos sus ojos en los del prisionero. -¿Por qué sigue vivo, maestro, si hizo tal cosa?

Cargando editor
21/08/2008, 09:51
Ormuz Ahriman "Kiurbu"

Ormuz...

Su voz resultó lejana en la espesa y asfixiante negrura que me envuelve... negrura que, por momentos, se desvanece para mostrarme otros dóndes, otros cuándos... dolorosos, trágicos, sangrientos... atormentándome con crueldad... estampas horribles tatuadas en mi particular infierno en el que me muevo conmocionado... desconcertado bien como víctima, bien como verdugo... mi pueblo aniquilado... las muertes que pesan sobre mi espalda, algunas justas, necesarias... otras no tanto. El precio a pagar por aquella otra vida, cobarde, tras un nombre... vida que merece ser purgada de este mundo por el hijo vivo de sus sangrientos pecados... por último de los míos... de los de mi sangre... Ormuz Ahriman. ¿Soy yo ese hombre?, eso dice la cálida sangre que recorre mis venas, que baña mi cuerpo, que bombea mi pecho. Pero... ¿qué queda de él tras el sangriento camino recorrido?... Tantos y tantos nombres... identidades he adaptado en el transcurso de mi tortuosa senda que no sabría que responder a la pregunta...

Ormuz... despierta... estamos vivo...

Mi incansable alma de vetas negras me susurra... más próxima, arrancándome de mis ensoñaciones... de mi tormento... del infierno que la vio nacer. ¿Estaría en la cierto...?, ¿realmente, seguíamos con vida...?

Mi atormentada mente tomó consciencia de su cuerpo... sintiéndose apresado, inmóvil, atenazado por el frío y pesado metal que me abraza... aferrándome a tensión por las extremidades... exponiendo mi indefenso torso en un extraño vaivén que me zarandea con suave parsimonia... placentero como el de los brazos de una mujer... Al-Azahar. Sin embargo, no fue su añorada fragancia la que inundó mis recuperados sentidos, sino la del mar y sus ruidos... un navío... me hallaba en la bodega de un navío. ¿Cómo había llegado hasta allí...?, ¿Cuánto tiempo...?

Me esforcé entonces, inmóvil... inerte como me hallaba, en rememorar lo último que mente consciente pudiese recordar. Retrocedí hasta aquel lugar... aquella mansión custodiada por elfos oscuros... aquella especie de festejo al que no había sido invitado y debía acceder para cumplir el cometido de otro... para encauzar el mío.

Allí me hallaba... en aquel lugar, había burlado inicialmente la guardia y obtenido, mediante el oportuno sacrificio de sangre, un improvisado disfraz que de bien poco me serviría para pasar desapercibido... pero que me permitió acercar lo suficiente al objetivo y derramar el letal contenido en él. Lo recuerdo bien, el atento guardia se aproxima, receloso, a mi posición... me había descubierto... no tardaría en anunciar la alarma... sin embargo, antes de llegar ese momento, mi mundo se nubló... ¿qué me había sucedido?...

No recuerdo haber sentido a nadie a mis espaldas, ni un golpe contundente en mi cabeza... que no protesta especialmente en estos momentos. ¿Qué me había sucedido entonces?... algo sutil... algo discreto. Me esfuerzo en recordar... revivir el momento... pequeños retazos nebulosos de escenas posteriores amanecen en mi confundida mente.

Un par de hombres arrastrando mi cuerpo inerte, indefenso por el patio... parecen estar hablando entre ellos... uno se dirige a mi pero no oigo su voz... hombres... no elfos oscuros... hombres rudos que me recuerdan a las gentes del Norte. La imagen se desvanece por momentos y acuden otras... los veo caer ante mi... presas de las sombras... ellos y otros más... sus intentos de resistencia son inútiles... las asfixiantes sombras se abalanzan sobre ellos imparables... los hijos de la sombra... mis hermanos...

Miles de inútiles preguntas se arremolinan en mi cabeza... ¿qué hacían mis hermanos allí?, es imposible que supiesen en dónde me encontraba... ¿qué hacían los norteños en aquel lugar?... ¿estaría la mujer de la máscara relacionado con ellos?... ¿sería éste su pueblo?... ¿me había vendido?... ¿qué sucedió en aquel lugar?. Todas y cada una de ellas carecían, realmente, de importancia para mí y de poco, o nada, me servirían en estos momentos...

Mis hermanos me habían apresado "casualmente" y seguramente se disponían a llevarme a la colmena para purgar mi ofensa y orar por mi maldita alma. Lo había visto hacer con otro que, antes yo, había abandonado la senda de las sombras. No podía permitirlo, aun no, mientras no vea satisfecha mi sed de venganza... sed de sangre... la sangre de uno, de un nombre, por la sangre de miles.

Tengo que salir de aquí como sea... tengo que continuar mi tortuoso camino... ¿cómo...?.

Ormuz, tenemos visita...

Silencié mis pensamientos como aquel que silencia su propia voz...

Notas de juego

Deje este post en privi previo a la entrada de Aymée... si cress oportuno puedes dejarlo en abierto aunque casi prefería que no al describir en el cosas de mi pj. Ahora mismo estoy creando el siguiente en el que estará ella.

Es posible alguna tirada para recordar más detalles de los sucedido???

Un saludo. Empieza la fiesta. ;).

PD: Además de tiradita para examinar la estancia en la que me encuentro...

Cargando editor
21/08/2008, 10:16
Director

Notas de juego

Espero con ansia el post... y ya lo descubrirás.
XDDDDD

Cargando editor
21/08/2008, 10:45
Ormuz Ahriman "Kiurbu"

Ormuz, tenemos visita...

Silencié mis pensamientos como aquel que silencia su propia voz...

Mis cabellos de color azabache pendían mansos, en mechones, derramando un sombrío baño sobre mi rostro inclinado... rostro velado por las sombras nacidas de estos. Un par de trenzas se prolongan, flanqueando mi esfinge, por delante de los hombros desnudos... colgando hacia el suelo como colgaba mi cuerpo inmóvil aferrado a las paredes, a tensión, con cadenas por las extremidades

Me habían despojado de mis armas... de mis prendas, únicamente dejando cubiertas mis partes pudorosas. La tostada piel desnuda es vestida por el sudor... sudor nacido del asfixiante calor de aquella sala. Escorpión y cobra reinan tatuados en mi pecho, uno en cada lado... uno enfrente del otro... ambos letales combatientes que parecen querer cobrar vida.

Pude vislumbrar, a través del velo azabache... negro entre negro, a los protagonistas de aquella visita... primero al anciano del violín... después a la danzarina de los velos y las mortales agujas. La había visto combatir a mi lado en la arena... había reconocido sus artes... había reconocido su esencia sombría... una hermana...

Su naturaleza no me sorprendía, pero sí su presencia en aquel lugar... me mantuve al margen... expectante... esperando qué es lo que habían venido a hacer o a decir...


Cita:

- Aymée, te presento a Ahriman, aquel que abandonó la orden en busca de su venganza personal, dando la espalda al Dios Luna.-

La hermana que me escruta con frialdad y desprecio, tal y como yo había hecho anteriormente con aquel que había abandonado la orden. Sus ojos acuchillan aquel lugar tras la sombra derramada sobre mi rostro... lugar en donde debían estar los míos.


Cita:

-. ¿Por qué sigue vivo, maestro, si hizo tal cosa?.-

El anciano se desvela ante mí como su mentor y la escena se me antoja familiar... por supuesto que lo era, pues yo mismo la había vivido con mi mentor ante aquel desertor días antes de su expiación... las mismas palabras... la misma pregunta... la misma respuesta... repuesta que conocía... respuesta que, como yo ahora, debía también conocer aquel hombre hace tanto tiempo.

Y como él hizo entonces, guarde respetuoso silencio a que el maestro aleccionase a su aprendiz...

Notas de juego

Listo, ;).

Cargando editor
21/08/2008, 10:58
Anciano violinista

-Porque me interesa. El anciano se inclinó junto al renegado, mirándole fijamente a los ojos. Sus rasgos humanos, diferentes de los de los Hakhim, con aquella piel blanca, le escudriñaban hasta el alma. Dime, hijo mío. ¿Qué es lo que más deseas en el mundo?

Notas de juego

Antes de que me lo preguntes, estás tan cargado de cadenas que apenas puedes mover un dedo.

Que son Hassasim, por dios. Esta gente es profesional
XD

Cargando editor
21/08/2008, 11:24
Aymée

La hakhim siguió en silencio los imperceptibles cambios en el hombre encadenado, cambios que otros ojos menos entrenados no habrían captado. Las pupilas oscuras barriendo el lugar, rápidas y sombreadas tras la cascada de cabello negro, acostumbrado por sí solo a ocultar la mirada con su tendencia a posarse frente al rostro. Como rápidos insectos volaron del violinista a ella, de sus cadenas a las argollas, de las manos del anciano a las de la bailarina, del suelo a la puerta. El respirar fatigoso, rápido, la cadencia del vaivén del pecho subiendo y bajando, mesurando sin parecerlo el caudal de aire inspirado y expirado, controlado. Cobra y Escorpión latiendo, sobre la piel brillante, vibrando a la espera del salto, del ataque. Las manos tensas, los músculos preparados, afianzado, expectante.

Inútil, cualquier movimiento sería inútil.

Y entonces, una pregunta, una pregunta gemela a la que ella había respondido apenas segundos antes. Miró extrañada al anciano. ¿Por qué a él, por qué la misma pregunta? Esperó a que el renegado hablara...

Cargando editor
21/08/2008, 13:56
Ormuz Ahriman "Kiurbu"

Me había distraído demasiado en la danzarina... en sus ojos acusadores, relegando al anciano en un segundo lugar. Sin embargo, ahora que se había aproximado un poco más, su figura eclipsó a la de la mujer... su tez clara, sus rasgos me sorprendieron... nuestra cálida sangre cultivada por el sol no recorre sus venas... y, sin embargo, la hermana le llamó maestro; ¿cómo puede ser un padre de la sombra?...

El anciano maestro se inclinó hacia mi... para escrutar con sus experimentados ojos, ojos enmarcados con mil arrugas... arrugas regaladas por los años, a través del negro y profundo pozo de los míos... asomándose a mis ventanas... queriendo presenciar mi insaciable alma, alma de vetas negras...

Cada una de sus arrugas merecían mi más profundo respeto y admiración... no es sencillo llegar a la edad que aparenta en estos tiempos, más siguiendo la senda de la sombra como así parecía ser... por muy inusual que me pareciese.


Cita:

-. Dime, hijo mío. ¿Qué es lo que más deseas en el mundo?.-

Una sorprendente pregunta que no tuvo lugar en aquel otro cuándo, en el que yo era el aprendiz y otro el desertor. Aquel anciano era un absoluto misterio... y su curiosidad despertó la mía. Si tanto quería observar mi insaciable alma... que así sea.

-. Despojarme de unas cadenas más férreas y plomizas que éstas... que me apresan en la vigilia y en el sueño...- Mi alma de vetas negras asoma de vez en cuando en el pozo de mis ojos... dejando destellos de su inquietante presencia. -. Cadenas que chirrían continuamente... ensordecedoramente... rememorándome los gritos de los míos, indefensos... desesperados, mientras son despedazados en sus propios hogares... familias enteras... sin excepción, masacradas por la voluntad de un hombre... por sus deseos de sangre... sus caprichos personales.- Mi voz rezuma dolor, rabia... contrayendo los músculos de mi tenso cuerpo con cada latido... con cada punzada de esa carga. -. No he dado la espalda al Dios Luna... no cuando él me mantuvo con vida con un justo propósito. Soy el último de los míos, esa es mi cadena... nadie salvo yo podrá silenciar sus almas... la mía... Esa es la voluntad del único... ese el motivo de mi existencia... apaciguar los tormentos de su pueblo... los míos, de la única forma que es posible... una sangre impura por la de miles de inocentes.- Sentencié con convicción ciega... ciega de sangre... rojo de la misma que asoma en mis pupilas. -. Y sí, he abandonado la orden... la colmena... a la familia que me adoptó cuando vagaba por el desierto delirando por la estrecha línea que separa la vida de la muerte... familia que me enseñó gran parte de lo que sé... familia que me arropó... familia que me dio mucho... familia a la que estaré eternamente agradecido.- Las palabras fueron adquiriendo fuerza a media que eran pronunciadas con orgullo... sin arrepentimiento. -. Puede que me veáis como un hijo desagradecido, ufano y egoísta... es posible que lo sea cuando busco saciar mi sed de venganza. La orden, la colmena, preocupada en fines colecivos, no entiende de venganzas personales... por ello y porque es mio el derecho de sangre, me vi obligado a abandonar su senda para seguir la mía propia.-Una pausa en la que nuestros ojos se escrutaron, unos plagados de arrugas... los míos negros ya pincelados con alguna. -. No espero que lo comprendas, maestro... sólo espero que me permitáis seguir libremente por mi camino. Si la parca no me halla antes... confío en culminar mi justo propósito. Entonces, sin cadenas que me apresen, seré yo, como tenía pensado, el que se entregue voluntariamente a mi familia, sin arrepentimiento ni temor, para que ésta dictamine el precio de mi ofensa... que aceptaré sin miramientos con orgullo.- No había atisbo de duda ni engaño en cada una de mis palabras. Mi alma había sido expuesta al anciano y su aprendiz... condenando quizás la suya.

El silencio se adueñó del lugar, únicamente interrumpido por el monótono ruido del mar zarandeando el quejoso casco...

Notas de juego

listo ;).

Tú lo has querido por preguntar... :P.

Cargando editor
21/08/2008, 14:08
Anciano violinista

El golpe fue seco, duro. Sorprendentemente efectivo. El pómulo de Ormuz crujió bajo la mano del anciano. No te he pedido justificaciones, niño. Conozco cada secreto de tu corazón como si te hubiese amamantado en la noche. El anciano extrajo un pañuelo para secarse la sangre del hereje. Dime un deseo, niño. Y no intentes jugar con tus mayores.

Cargando editor
21/08/2008, 21:32
Ormuz Ahriman "Kiurbu"

Mis palabras obtuvieron el premio de su caricia... caricia que cruzó dolorosamente mi rostro haciendo crujir mi pómulo bajo su peso. Mis negros cabezos fueron zarandeados, velando mi mueca de dolor... mueca fugaz que dio paso a la impavidez, aferrando con las mandíbulas, contraídas, todas las emociones que luchan por salir. Poco a poco comencé a sentir cada latido de mi corazón en la zona impactada... y el sabor de mi cálida sangre en la boca.

Mi insaciable alma se envalentonó en mi interior... retorciéndose tras el pozo de mis ojos.

-. ¿A qué has venido maestro?...- Las sanguinolentas palabras brotaban de mis labios... serenas... contenidas. -. ¿A aleccionar a vuestra joven aprendiz?... ¿a atormentarme con vuestras preguntas?...- Mis indomables pozos negros, aun respetuosos, no muestran abatimiento ni rendición... ni desafío.-. Os he respondido... maestro, deseo matar a ese hombre... verter cada gota de su sangre hasta la última por los cientos de litros que derramó de la mía.-

Quizás mi respuesta no le había satisfecho plenamente... pero es posible que hubiese sembrado una semilla en terreno fértil.

Notas de juego

Con que esas tenemos, ein???... :P

Cargando editor
22/08/2008, 00:21
Aymée

Los puños apretados hasta blanquear los nudillos, la carne de sus palmas herida por la marca de sus uñas hundiéndose, Aymée se mantuvo en silencio, observando, escuchando.
Pero finalmente la declaración del renegado la vapuleó, y ya no refrenó su pregunta, aunque no la lanzó al encadenado, sino al anciano.

-Me preguntaste antes mi mayor deseo, como a él. Yo te respondí como debía: amo a mi pueblo y por él lucho, ciegamente. Pero no quise mentir tampoco: te hablé de encontrar mi sitio, de sosegar mi ira, de dar reposo a mi ansia y a mi dolor. Sabes qué quise decir con eso. Pero él ha sido más directo. Y sabes que nuestras respuestas, aunque distintas, tienen el mismo significado. Entonces, dime, ¿es ese hombre al que ambos odiamos, el mismo?

Cargando editor
22/08/2008, 07:55
Anciano violinista

El anciano ignoró las palabras ed Aymée, concentrado en el hombre al que ella había conocido como Ormuz. Bien. Después rodeó con calma al encadenado Ormuz, y extrajo una llave. Con un chasquido, las cadenas comenzaron a aflojarse. No hay tiempo para andarse con juegos, chiquillos. La orden tiene una de sus mayores pruebas ante ella. Ha llegado el momento, Ahriman. La voz del hombre sonaba profunda, tras el hombre encadenado. Ambos tenéis que salvar al mundo.

Cargando editor
22/08/2008, 12:15
Ormuz Ahriman "Kiurbu"

La verbal intromisión de la danzarina... del aprendiz, no se perdería en el profundo pozo del olvido... aunque pareciese disiparse ante la intensa confrontación de voluntades.


Cita:

-. Entonces, dime, ¿es ese hombre al que ambos odiamos, el mismo?.-

La misma pregunta... prácticamente la misma respuesta...

Siempre fui consciente de que mi pueblo no había sido ni el primero ni el último en ser arrasado por aquella despreciable voluntad... pero jamás me había cruzado con alguien que pudiese tener una senda tangente a la mía... arropada en la misma familia... el mismo deseo de sangre. Y aquello me hizo pensar en cuántos hijos como yo... hijos amamantados por la sangre derramada de los suyos, habría cultivado ese hombre... y cuántos de ellos buscaban con ansia la suya.

Sería ufano creer que soy único...

"Cría cuervos, como dice el antiguo proverbio, y te comerán los ojos"

Kiurbu, mi último pseudónimo, significa eso mismo... cuervo.

El anciano me había rodeado con parsimoniosa calma, permitiéndome contemplar de nuevo a su aprendiz... comenzando a dudar que fuese tal.

Sentí con cada poro de mi sudada piel tostada cómo se movía a mis espaldas. Un suave chasquido precedió a mi liberación. Las cadenas aflojaron inesperadamente su tensión, dejando el peso de mi cuerpo, completamente, a mis recias piernas... fue entonces cuando me percaté de mi débil estado.

Mis recias piernas ya no eran tanto... doblegándose ante mi plomizo peso... obligándome a apoyar una de mis puños en el suelo para no desplomarme completamente contra el suelo. Mi cabeza se inclinó hacia delante... lo cabellos negros como la noche pendía como un telón de oscura intención, velando mi contraído y dolorido rostro... postrándome, involuntariamente, ante la danzarina.

Las siguientes palabras del anciano se arremolinaron a mí alrededor... voz profunda... voz severa...


Cita:

-. No hay tiempo para andarse con juegos, chiquillos. La orden tiene una de sus mayores pruebas ante ella. Ha llegado el momento, Ahriman... Ambos tenéis que salvar al mundo.-

Hacía mucho tiempo que el mundo había dejado de carecer de importancia para mi... eclipsado completamente por mi creciente y demencial sed de sangre... sangre de uno. Sin embargo, era consciente del mensaje velado que entrañan las palabras del anciano... desde el principio... desde su única pregunta.

Mi sonrisa se acentuó bajo el velo negro, mitigando las evidencias de cansancio... de dolor...

-. Así que de eso se trata, maestro... de las palabras.- Aun postrado, con una rodilla hincada en el suelo y mi puño contralateral completando el apoyo. -. Cumpliré el cometido que me asignéis...- ¿Cuánto de verdad habría en sus palabras?, el anciano hilvana notas de una melodía... una melodía que me resulta familiar pues otros, antes que él, hicieron lo mismo. Era consciente que yo, al igual que la danzarina, sería una nota más en la misteriosa partitura. Tenía una idea de cuál sería mía... e incluso la de ella. Mi sonrisa se acentuó aun más...

Me incorporé lentamente, haciendo acopio de todas mis fuerzas... alimentado por el orgullo de mi cálida sangre.

Notas de juego

Recuerdo al master que estoy semidesnudo... y desarmado. :P

Aumentando el grado de tensión... ;)

Cargando editor
22/08/2008, 12:24
Anciano violinista

Sí, es cierto. Ambas vidas han sido tocadas por el Sultán loco, y ambas han pasado a formar parte de los Hijos de la Luna. De aquellos que vengan la muerte de los que no pueden reclamar justicia. Sin embargo tú, Aymée, aunque dudas de nuestro cometido, has cumplido con tu deber. Y tú, Ormuz, aunque no dudas de nuestro deber no has cumplido con tu cometido. El hombre tomó a Ormuz del brazo, ayudándolo a levantarse. Sus movimientos, ahora que se encontraba entre hermanos, eran muy diferentes de como lo habían sido en su visita a la Casa de los Condenados. Parecían un baile, una danza, cada gesto, cada movimiento el menor dedo estaba cargado de gracia.

Y sin embargo, las fuerzas desatadas en este lugar exigen que un hombre o monstruo escoja el destino del mundo. Y si el Fuego interior que motiva esa decisión es impío... Dejó la frase en el aire. Acompañadme. Debo mostraros algo.