Tambien me gustaria en la medida de lo posible y sin consumir asaltos ir reculando hacia la salida para intentar quitar la escapatoria a esos tipos.
ataco y paro.
acierto ambos
Motivo: parada con lanza
Tirada: 1d100
Dificultad: 80-
Resultado: 47 (Exito)
Motivo: ataque al estomago
Tirada: 1d100
Dificultad: 70-
Resultado: 47 (Exito)
Motivo: daño al estomago
Tirada: 2d6
Resultado: 6(+1)=7
¡ ostras como para no repetirlo, para una vez que estas conectado! jejej
Al intentar atacar, Diego se hace un lío y tira su arma. Tú aprovechas para darle en el abdomen, y él se dobla y, viendo que sus hombres han mordido el polvo, mira la salida, buscando escabullirse. Pero tú conoces bien a Diego, y ya has previsto lo que pretendía hacer, de modo que le cortas el paso.
Motivo: Ataque
Tirada: 1d100
Dificultad: 65-
Resultado: 96 (Fracaso)
Él ataca y para. ¡Y pifia! Diego pierde 4 PV.
Sancho, mientras tanto, sin pensárselo dos veces, coge una antorcha que hay encendida en la pared y va en busca de la primera cosa que arde: unos trapos apilados en una barra. Los quema ante los gritos desesperados del tabernero y los esparce a patadas por todo el local, que empieza a arder. La poca gente que quedaba dentro sale corriendo despavorida.
-¡Nadie se mete con los hombres de Pierre Navarres! -grita Sancho-. ¡Los mercenarios somos quienes mandamos en aquesta cibdad!
Ahora comprendes su plan: quiere enfrentar a los mercenarios con las autoridades y así mermar sus fuerzas.
critico y hago que mi lanza le quede clavada y atascada. 6 de 70.
si aun sigue vivo espero haberle hecho una secuela en el pecho, cicatriz
si Diego aun sigue con vida, en el siguiente asalto le sigo atacando, si ya esta muerto aprovecho para atacar a alguno de los otros malvados, al que este a mi alcance o al que esté intacto. Intuyo que intentaran salir a la carrera del local, y al estar interceptando la salida alguno de ellos vendra a ensartarse a mi lanza.
Procuro no dañar a ningun parroquiano ajeno al Pierre.
tambien me gustaria encontrar el momento, en un par de asaltos con permiso de la autoridad y si el fuego no lo impide, para registrar-saquear a Diego.
Motivo: ataque al pecho1º
Tirada: 1d100
Dificultad: 70-
Resultado: 6 (Exito)
Motivo: secuela al pecho1º
Tirada: 1d10
Resultado: 2
¿ cuantos asaltos tengo antes de que todo este ardiendo y me quede atrapado por el fuego?
Buen tipo el Diego. Un paquete e inutil atacandome y encima me lo cargo de un criticazo.Guardaré buen recuerdo de él.Descanse en paz .
añado a las palabras de Sancho,con voz en grito:
...y quien quiera saber de nos, hayamonos esperandoles en xxxx(sitio donde esté el campamento del frances).
¡ larga vida al frances!
he hecho una tirada porsiaca por si hubiera que atacar con penalizacion o lo que fuera.
pero he fracasao rozando la pifia. asi qeu nada.
Motivo: tirada de ataque por siaca...
Tirada: 1d100
Dificultad: 80-
Resultado: 93 (Fracaso)
Sancho y tú salçis a toda prisa de la taberna, de cuyo interior ya empieza a salir humo, y sin testigos mercenarios de lo que acaba de ocurrir. Todo el mundo os oye gritar y fanfarronear escudándoos en el nombre de Pierre Navarres.
-La suerte está echada -dice Sancho, sin dejar de correr en dirección contraria al campamento-. Pierre ha perdido a su mano derecha et el concejo de la cibdad en tanto sepa lo aquí acaescido sacará a la guardia et atacará el campamento. Si acompaña la fortuna, las tropas del francés serán diezmadas. Solo queda regresar a Rincón et prepararnos para la batalla con los supervivientes.
Si quieres hacer algo antes de regresar a Rincón, aún estás a tiempo. Si no, pasamos a la escena final.
Algo te escama cuando te acercas a la puerta de la casa que ya conoces y llamas a la puerta. Hay ruido dentro... y la puerta cede a tus golpes; está abierta. En cuanto la luz ilumina el interior, ves que la estancia está llena de gente que se levanta en cuanto oye tocar. Te estaban esperando. Llaman a la "abuela" y esta enseguida emerge hasta presentarse en el umbral, precedida de casi una docena de hombres. Inés te mira con una expresión severa, tanto que en un principio temes que quienes están allí reunidos vayan a ser tus verdugos.
-Sé lo que ocurre -dice la abuela, sin mudar su semblante-. Todo lo que ocurre. Tengo cuentas pendientes contigo, pero me cobraré mi venganza en otro momento. Agora lo primero es defender Rincón. Si Rincón cae, Estañedo será la siguiente en caer. Llévate a estos hombres et saluda de mi parte a Luis.
Siento no haber tenido tiempo para más. Puedes hablar antes si quieres con la vieja antes de regresar a Rincón.
—Al menos, decidme que me han engañado, y que lo que me han contado no es cierto. Además, no tuve más opción que aceptar —es todo lo que puedo decir a la abuela Inés. Desde luego, no hay tiempo para charlas, pero al menos, quiero saber la verdad.
Si la defensa de Rincón es mi muerte, quiero morir con la conciencia tranquila, sabiendo que la abuela sólo es una vieja mujer de artes incomprendidas, y no una oscura y malvada bruja como me han intentado hacer creer.
Tranquilo, yo estoy en las mismas. Tengo demasiado entre manos como para dedicar todo el tiempo que quisiese a las partidas :(
tambien me gustaria encontrar el momento, en un par de asaltos con permiso de la autoridad y si el fuego no lo impide, para registrar-saquear a Diego.
¿ ha quedado algun mercenario vivo?
¿ puedo haber arrrastrado los cadaveres para saquearles-registrarles?
Despues del saqueo voy con Sancho
-Non sé qué te hayan contado, mas sé que agora estás con "ellos" -la vieja hace hincapié en la última palabra-. Vuestra banda de asesinos está infestando el valle et la tierra se duele porque intentan que abandonemos el culto a la Madre. Et el Padre sin la Madre non es nada. Por eso, desque termine la batalla, si vives, serás mi enemigo.
No sabes cómo se ha podido enterar Inés de que te has unido a la Fraternitas Vera Lucis, pero, desde luego, ella da más miedo que Luis.
Los hombres aguardan en silencio. Apenas llevan más que hachas de leñador y rudimentarias lanzas. Dudas que vayan a ser de mucha ayuda, pero menos es nada.
No quedan mercenarios, ya que solo estaban presentes Diego y los demás. No te ha dado tiempo a registrarlos, ya que sus cuerpos han quedado dentro de la taberna que se está incendiando, y dentro de poco esto se va a llenar de guardias.
Pasamos a Rincón...
Ya estaba anocheciendo cuando Sancho y Simplicio regresaron a Rincón. Según el relato de ambos, habían conseguido azuzar a la guardia de la ciudad contra los mercenarios acampados en el arrabal mediante una treta que les salió bien: incendiaron una posada y, alardeando de ello, gritaron que eran hombres de Pierre. Además, eliminaron al mano derecha del francés, que no era otro que Diego, el noble segundón que os metió en el lío aquel cuando fuisteis a aquel pueblo amurallado que Pierre quería atacar.
Por su parte, Ruperto regresó de Estañedo con doce hombres dispuestos a luchar por defender Rincón, cosa formidable, pues poco se podía uno esperar de simples y asustadizos campesinos.
Xoan Manoel habló con Abu y entre ambos acordaron que el moro iría con algunos hombres al fundo abandonado de los Antequera para averiguar si estaba siendo utilizado como base de operaciones por el caballero enemigo de Rincón, Lorenzo de Antequera, y, si no fuera así, perpetrar desde allí un ataque sorpresa con unos cuantos hombres cuando la compañía de Pierre pasara por allí, mientras vosotros aguardáis con los campesinos en la explanada frente al camino real.
Íñigo, estando en la posada del pueblo, pudo comprobar que Gorka, su enemigo, ya no se comportaba como tal. El vascón sería otro aliado más, y de los mejores, en la batalla que estaba a punto de producirse.
Sancho se reunió con vosotros y su hermanastro y se mostró de acuerdo con el plan trazado por Xoan Manoel y Abu, al que saludó efusivamente. Dijo que calculaba que las tropas de Pierre llegarían al día siguiente tras levantar el campamento, y esperaba que algo diezmadas tras su enfrentamiento con la guardia de la ciudad. Con un poco de suerte, entre eso, la estrategia de Abu y los nuevos hombres que venían de Estañedo para luchar, podríais repeler a Pierre, vuestro antiguo jefe...
Por fin, de nuevo todos juntos. Si queréis hacer algo antes de que llegue el momento de la batalla, estáis a tiempo, ya que tenéis un día más o menos. Si no... chanchachachannnn... preparaos para enfrentaros al "final boss" de la campaña.
¿ podria colocar en la noche algunas trampas-cepos loberos, en el camino que usen las tropas del Pierre( cerca de los Antequera) para dañar a alguno de ellos?
Sí, pero para que no los vean debes hacer una tirada de Ocultar. Mejor si me describes cómo las ocultas, por si hay modificador.
Al parecer van a pasar cerca de la casa de los Antequera. ( si no es asi, me vale cualquier otro sitio que intuyamos que van a usar como camino).
Quisiera poner todos los cepos que tenemos en el almacenillo. Pondria uno en el camino, tras hacer un agujero meterlo y taparlo de hojas. Los demas tambien en el camino, pero esta vez haria un agujero, lo taparia con ramas y arena. las ramas deberian ser fragiles pero aguantar el peso d e la arena del camino.
Poco m,as se me ocurre.
Los tiempos habían cambiado desde la última vez que vimos a Pierre, tanto como para que ahora fuese nuestra peor molestia, y tendríamos que repelerla a toda costa.
Parecía que todo estaba preparado por nuestra parte y casi con ansia aguardábamos a los bárbaros que querían invadirnos.
A los guerreros les pregunté:
-¿Toudo ben?, aquesta noite rezaré para que San Miguel et san jorge nos acompañen na batalla. ganaremos, arriba esos animos compañeros.
- Bebamos esta noche moderadamente - lo que en vascón significa beber hasta "casi" caerse -y hagamos el amor a un par de rinconesas o cómo se llamen las de aquí. No hay nada que podamos hacer más. Que cada uno pase las que pueden ser sus últimas horas como mejor le parezca.
Ha llegado el día. La mañana trae consigo un silencio sepulcral como el que nunca antes habíais visto. Tanto el pueblo como el castillo parecen un cementerio. La gente sabe que lo más probable es que no lleguen a ver un nuevo día. Salís del castillo acompañando al joven barón, bien pertrechado para la batalla con su cota de malla, su caballo y su espada, con su hermanastro Sancho a la derecha, que es de los pocos que se yergue orgulloso y valiente. Simplicio le ha visto luchar, y sabe que es una bendición tener a esa máquina de matar en vuestro bando, pero, ¿será suficiente? Abu parte con dos soldados par intentar diezmar algo las tropas de Pierre escondidos en el bosque, y las trampas de Simplicio esperan ocultas a sus víctimas. Pero el lancero ha visto la tropa de Pierre, es más numerosa que cuando vosotros formabais parte de ella. Ahora habéis elegido quedaros en el bando de los más que posibles perdedores en lugar de uniros a vuestro antiguo jefe; quién lo hubiera dicho...
En el pueblo, el Milhombres lidera a los campesinos; es prácticamente el único de ellos capaz de defenderse. Los hombres que han venido de Estañedo con Ruperto tampoco parecen muy diestros. En total, sois cincuenta y dos, y de ellos veintinueve no saben combatir. Sancho contó más de doscientos hombres en las filas de Pierre, entre los cuales hay mucha morralla (prostitutas, ladrones y otros poco dados al combate), pero al menos tiene cincuenta mercenarios, a los que hay que sumar los hombres de Lorenzo de Antequera. Al menos, espera que la milicia de la ciudad haya diezmado su número, pero aun así...
El barón lidera la marcha junto con Sancho y Xoan Manoel. Los tres conducen a medio centenar de hombres a una muerte casi segura. Os adelantáis una legua hasta llegar al camino real y esperáis lo inevitable. Oís los graznidos de los pájaros anunciando el mal agüero, y eso pone aún más nerviosos a los campesinos. Es un día soleado, de esos en los que apetece salir y recibir el confortante calor del astro rey; curioso el humor que se gasta el destino. Conforme se acerca la hora, flota en el ambiente un aire bastante cargado. Más de uno ahí atrás debe haberse cagado en los calzones. No se les puede culpar, ninguno de esos hombres debe haber combatido nunca.
Alguien se acerca a lo lejos. ¡Es Abu! Trae consigo a uno solo de los hombres que partieron con él.
-Son demasiados -os dice-. Hemos eliminado a tres de ellos, pero su jefe desplegó a varios rastreadores y tuvimos que huir.