Partida Rol por web

Regresas a la zona más conocida de la ciudad. Allí donde creciste y donde te metiste en los primeros líos. El lugar donde reconoces muchas de las caras que te cruzas y donde los locales y comercios son piezas de museo en tu propia historia.

La Gilera atrona familiarmente las calles y la aparcas en el primer lugar donde crees que puedes encontrar alguna pista.

Bajo de la moto y miro a mi alrededor. Es casi medio día y hace un sol de justicia, lo que complica un poco encontrar a quien estoy buscando. Sin embargo conozco bien la zona y por aquí no es difícil encontrar algún camello de poca monta pasando algo de hachís. Lo ideal sería encontrar a alguno de mis conocidos, de esos que dejo pasar al Orión a cambio de un par de billetes extra porque sé perfectamente que no trabajan para Don Victor ni para ninguna mafia importante. Lucio me la cortaría si colase a algún mafioso en el bar, pero son gente prácticamente idependiente que no trabajan para ningún capo ni hacen grandes negocios en el local así que, o bien no ha llegado a enterarse de que les dejaba pasar o ha hecho la vista gorda porque no era realmente importante.

Pese a la hora, en la plaza aún queda un borracho tumbado en una esquina desde la noche anterior. Casi me cuesta reconocer el lugar de día sin todo el mundo haciendo botellón y dando voces. El lugar está prácticamente vacío y el silbato del afilador que pasa por una de las calles cercanas sustituye el sonido de los coches pasando lentamente con las ventanillas bajadas y la música a todo trapo.

De todas formas tiene que haber alguien por aquí. Todo el mundo sabe que esta plaza es un buen lugar para conseguir costo, así que no van a dejar de vender durante el día... Pienso mientras miro a mi alrededor.

Pululas por alguna de las plazas, te das cuenta que ya es mediodía cuando el olor a guisos que se escapa de cocinas y bares ataca tu pituitaria y te recuerda que pronto el estómago comenzará a protestar. Sea como fuere, eso aún no sucede, pero te explica por qué no hay demasiada gente por estos lugares.

Con todo ves a lo lejos, en uno de los bancos de un parque descuidado, un par de tipos que tienen toda la pinta de no acabar dirigiendo una notaría, precisamente. Cuando te acercas disimuladamente, una de las caras te resulta familiar.

Es el tipo de persona que andabas buscando, parece que estás de suerte... bueno, eso ya se verá si hablas con ellos.

Me coloco las gafas de sol mientras camino hacia el banco. Hace años que no fumo drogas, pero no es la primera vez que compro algo de mierda en las calles. Miro a mi alrededor, y espero un momento en el que haya menos gente para acercarme a ellos. En Cunia, en agosto, a medio día no tengo que esperar demasiado, porque hay que estar como una cabra para salir a la calle con este calor.

- Buenas... ¿Pasáis costo? - pregunto cuando llego a su lado.

Espero que me contesten cuánto quiero, lo que hacen no sin antes haberme mirado de arriba a abajo, llegando a la evidente conclusión de que no soy un poli de paisano. Saco algo de dinero del bolsillo y separo un billete de 20 euros, dejando claro que llevo más dinero encima pero que quiero comprar esa cantidad de hachís.

- ¿Es del bueno, no? - pregunto mientras me lo pasan. - Por lo que me han dicho vosotros trabajáis por vuestra cuenta y no con Don Víctor y compañía... ¿Se dedican también a este negocio?

Pregunto de forma casual, como si sencillamente tratase de darles algo de conversación mientras hacemos el intercambio.

Los chavales se animan al ver un negocio cercano.

- Claro, tío. El mejor del barrio. - Le da un codazo a su colega.

El tipo se pone de pié y se rasca los bolsillos hasta que saca una bolsa con una tableta de marihuana. Corta un trozo con habilidad y te lo pasa, cogiendo el billete a cambio.

Os entendéis por el simple lenguaje corporal. No hace falta añadir más para completar la transacción.

- Sí, tío. Nosotros vamos por libre. - Afirma el otro tipo. - No nos gusta que nos mangoneen. Además, aquí se está bien y no te tocan los huevos si no les pisas su zona. 

- ¿Don Víctor, dices? ¡Qué va! Como mucho pasan pastis para los vacanos*. Esa peña se dedica a cosas más grandes, tío.

Te mira unos instantes - ¿De donde eres, tío?

Me guardo la china en el bolsillo, junto a la que le había cogido a Izan.

- De por aquí, tío. Curro en el Orión, así que estoy un poco separado de la movida últimamente. Ya sabéis, al dueño no le gusta que la gente de Don Victor se meta en su local... Pensé que era para no llenar de yonkis el local, porque más de una vez me ha tocado sacar a alguien de allí... - Me encojo de hombros. - ¡Joder! Ahora me ha picado la curiosidad, ¿a qué coño se dedica ese pavo?

Cosas más grandes... Joder, es un puto mafioso, claro que está en otras movidas, pero... ¿Cuáles? ¿Y qué relación tienen con Zafra?

- ¡Ja! - Exclama el otro con sorna - Que a qué se dedica, dice ¿No te jode? ¡Acabaremos antes si decimos a lo que no se dedica!

- ¡JA JA JA JA JA! - Se descojona y choca su mano con el otro camello, usando una de aquellas formas de encajar las manos tan de moda entre las bandas juveniles - ¡Bien dicho, tío!

- ¡Ya te digo, bro! - Sonríe a su colega. Te mira y baja la voz - Esos cabrones están por todas partes. Tienen un montón de garitos de esos en los que van los hijosputa del Gobierno o de la tele a ponerse "moraos" y luego tienen matones que van a cobrar protección a las peluquerías del barrio. - Explica eso separando cada concepto con una mano y poniéndolas bien separadas - Ahí en medio, lo que quieras. Ahí están los lacayos de Don Víctor. Media Cunia trabaja para estos cabrones.

Dicho esto, se pasa el dorso de la mano por la nariz sorbiendo sonoramente el aire que pasa a través de su castigado puente nasal.

Bueno, Don Victor es el típico mafioso de peli italiana... Nada que no supiera hasta el momento viendo su Mercedes de lunas tintadas.

Frunzo el ceño, como si me sorprendiese la respuesta. Al fin y al cabo, la historia de D. Victor me importa bastante menos que mi siguiente pregunta.

- ¡Vaya! Había oído que estaba metido en un tema con Monzón... A ese fijo que le conocéis también, el ex-picoleto que ahora pasa drogas por media Cunia. ¿Qué coño se tienen entre manos estos dos? - Me imagino la respuesta antes de que la digan. Cualquiera sabe... Así que doy un poco más de datos. - He escuchado que ayer se liaron a tiros en un despacho en pleno barrio centro...

Saco la cajetilla de tabaco y les ofrezco un cigarro antes de encenderme yo uno. Probablemente me acabe matando si toda la mierda que dicen del cáncer es cierta, pero de momento al menos sirve para socializar.

- ¿Cómo... Monzón? - Pregunta como si no hubiera escuchado bien. Niega con la cabeza - No me suena de nada, tío. ¿Es un camello, dices? - Se encoge de hombros. - ¿Tú sabes algo de ese mierda? - Le pregunta a su colega.

También niega con la cabeza.

- Ni guarra. Pero si mueve mierda no creo que tenga mucho que ver con el Don.

Por su manera de hablar, no te parece que te estén mintiendo, pero cualquiera sabe.

Tampoco has dominado nunca todo aquello del lenguaje no verbal que puede delatar quien miente de quien no, así que puede que te la estén metiendo doblada y no te des cuenta.

- Eso de los tiros me suena. Creo que salió ayer en la tele.

Dice el otro, a modo de curiosidad.

- "Ajuste de cuentas", eso dijeron.

- Dicho de otra manera: la poli no tiene ni zorra de lo que pasó allí.

Media sonrisa irónica enmarca la sentencia.

Levanto una ceja mientras le doy una larga calada al cigarrillo. Si yo sé quién es Monzón y a qué se dedica, cualquier camello de la calle debería conocerle por su propia seguridad. Por lo que me dijo L tenía una buena banda en el barrio Libertad, así que no sería difícil que proveyese de droga a meda Cunia.

- ¿Monzón un camello? No os recomiendo que digáis eso por Libertad... - Aunque no haya dado la impresión de que no dijesen, cualquiera que trabaje en la calle miente lo suficientemente bien como para que no se le note al hacerlo. Ahora, que la mentira sea demasiado burda como para ser creída es algo completamente diferente. - Por lo que sé tiene una buena tropa por allí.

Me encojo de hombros sin dar importancia a su renuncio. Al fin y al cabo tampoco me conocen, así que espero que se tomen mi comentario anterior como algo de información que les doy con buena voluntad. Con suerte sirve para que vean que voy de buenas.

- Ese tío es tan chungo por esa zona como Don Víctor pueda serlo por aquí... Y, ¿os suena un tal Alejandro Molina? También debe de andar metido en grandes movidas...

Y ahí está, la pregunta que me había hecho Eduardo. Si ese tío está metido en las mismas movidas que Monzón o Don Víctor pudiera ser que Zafra se metiera en algo que le quedaba demasiado grande. ¿Podría ser que los tres mafiosos estén "repartiéndose" la ciudad? "Joder, el puto calvo no me dijo una mierda en el SMS", pienso maldiciendo a Eduardo una vez más. Con suerte estos dos chavales me podrán dar algo más de información.