Partida Rol por web

17 de Agosto de 2005
9:00 am

 Con paso decidido llegas hasta tu coche. Entras y lo arrancas, dejando que las revoluciones hagan sonar el motor con violencia. Es como música para tus oídos. De reojo por la ventana del Porsche ves a un grupo de cuatro universitarias abrazando sus carpetas, que se han quedado con la boca abierta y miran embobadas hacia aquel cochazo. Colocándote las gafas de sol, les lanzas una sonrisa lasciva y las muchachas ríen y se hacen comentarios entre ellas.

 Mientras sales bruscamente con el coche marcha atrás y tomas camino hacia fuera del campus rápidamente no puedes evitar pensar que alguna de aquellas chiquillas mojará la cama esta noche en tu honor. Y te sientes como Dios.

 Al par de minutos de salir del Campus Médico, te ves inmerso en el angustioso tráfico de Cunia. A veces, cuesta distinguir la carretera de un aparcamiento. El calor es sofocante, pero tú estás cómodo con las ventanillas cerradas y el aire acondicionado a toda mecha.

Pongo en marcha el CD, algo de musica para mantenerme a tono entre el trafico, y escucho la cancion mientras trato de olvidarme un rato de las jovencitas, y las menos jovencitas, para centrarme en el trabajo.

¿A quien conozco en el deposito? intento hacer memoria La secretaria de Zafra no esta mal, una pena que Carmen este casada, aunque el marido molesta pero no impide. Centrate. Esto tiene pinta de suicidio, pero quiza el resto de pringados puedan crear una duda razonable que me de para rellenar un articulo interesante, ahora que se llevan las "conspiranoias" una historieta sobre un detective forzado a suicidarse seguro que vende bien, que mas da si es verdad o no mientras venda... Joder que buenas estaban, tendre que pasar mas a menudo por la universidad, seguro que puedo pillar unos chochitos... coño, mierda de trafico. A ver si hay algo jugoso en la autopisa, no creo que consumiese drogas, pero quien sabe.... "Detective se suicida por problemas con las drogas"... nah muy visto... "Detective drogadicto asesinado en ajuste de cuentas"... eso estaria mejor... Joder, espero que haya algo mas interesante que unas drogas

 Al cabo de media hora llegas a las dependencias de la morgue de Cunia. Sabes de sobra que los estudios forenses se llevan a cabo en el sótano de la misma, donde tienen el laboratorio, como también sabes que no entra ahí cualquiera. Normalmente hay algún control de seguridad para poder pasar, pues no sería de recibo que alguien pudiera llevarse pruebas de un caso de asesinato así como así.

 Las calles están atestadas de vehículos y es casi imposible encontrar un aparcamiento. Por eso mismo optas por meter el coche en un párking subterráneo. Al llegar al edificio, accedes sin problemas a la planta baja. A la izquierda están las dependencias públicas, donde bastante gente se agolpa llorando a algún fallecido que esté en el tanatorio municipal, anexo de este mismo edificio. A la derecha puedes ver un mostrador sobrio regentado por un agente de seguridad. Tras este mostrador, a unos escasos cinco metros, está la puerta de acceso a las dependencias del sótano. La puerta está cerrada y puede verse el panel numérico en el marco. Una cámara de seguridad registra la actividad del hall.

Observo la estancia buscando algun enfermero o personal al que dirigirme.

A ver si con otros 50 euritos puedo obtener algo de informacion, esperemos que jugosa porque sino me habre gastado un pastizal en una mierda de suicidio.

 Estás acercándote a donde está el mostrador del agente de seguridad cuando comienza a oírse el sonido de una ambulancia acercándose. Te detienes un momento a mirar por la cristalera hacia el exterior y ves llegar al vehículo. Las sirenas dejan de sonar, pero las luces del vehículo de emergencia se cuelan por los cristales inundando la estancia principal con su intermitencia circular. La ambulancia se ha detenido en un lateral del edificio.

 Entra uno de los paramédicos de la ambulancia y, con un dossier de papeles en su mano, se dirige al mostrador de seguridad.

 - ¡Buenos días Rob! - Le dice con familiaridad al guarda mientras le entrega la documentación.

 El guarda sonríe al paramédico.

 - ¡Buenos días Miguel! - Coge el dossier y parece comparar los datos con alguna lista de la que dispone, donde hace alguna anotación.

 - ¿Qué me traéis hoy?

 - Un tipo que ha dado el salto del ángel desde la facultad de medicina. - Responde con suficiencia y los ojos medio entornados, dejando constancia lo poco interesante que le resulta el tema.

 - ¡Vaya! - Responde sin mucho interés el agente.

 - Bueno, en fin, podéis bajarlo. Os abro la puerta de la rampa.

 El paramédico le hace un guiño a modo de "gracias", recoge su documentación y se dispone a salir al exterior, de vuelta a la ambulancia, pasando justo a tu lado.

- Disculpa, ¿Miguel verdad? - digo mientras tiro mano de mi cartera - Soy un familiar del fallecido, y me gustaria tener unos minutos, para despedirme vamos. - Mientras le muestro mi cartera con un billete de 50 € encima del DNI, y le sonrio con complicidad.

 El chaval te mira de reojo y no se detiene allí mismo, lanzando una mirada furtiva hacia el guardia, que parece seguir a la suya. Lo sigues hasta la misma salida del edificio. Allí parece decidirse a hablar.

 - Mire, me parece muy bien que quiera pasar un tiempo con su... familiar. Pero no voy a jugarme el cuello por cincuenta pavos de mierda que, encima, debería compartir con mi compañero si no quiero meterme en un lío. Le aconsejo que espere a que lo pasen al tanatorio municipal y ahí podrá velarlo adecuadamente. - Concluye con una sonrisa socarrona.

 Puedes leer su lenguaje corporal como un libro abierto. Sólo quiere más pasta.

- Ahem, ahem, ha visto bien mi identificación?

Digo mientras con los dedos saco ligeramente un segundo billete de 50 de la cartera hasta que asoma por el lado de la misma.

 El semblante del paramédico cambia completamente.

 - ¡Haber comenzado por ahí hombre! - dice con una sonrisa y agarrando los billetes con una agilidad felina - Con esa identificación puede usted acompañar a la víctima hasta la morgue... o hasta el infierno, si quiere. - dice esto último en un susurro, pero lo oyes sin problemas.

 Cuando salís a la calle, la ambulancia está a vuestra izquierda, por la ventanilla del conductor asoma otro paramédico, al que el tal Miguel le hace un ostentoso guiño. Te acompaña a la parte trasera del vehículo y abre la puerta por la que se accede al interior, donde está el cadáver de Zafra. Cuando subes cierra la puerta.

 Tienes el tiempo justo para alcanzar uno de los asiento que quedan a la izquierda de la camilla, cuando el paramédico que has sobornado sube en el puesto del copiloto, cierra su puerta y la ambulancia arranca, internándose en el acceso subterráneo de la morgue.

Examino el cadaver buscando cualquier indicio de golpes o marcas en la cara o las manos, que imagino estaran descubiertas. Tambien observo la ropa para ver si hay algun desgarro o rotura, que puedan darme alguna pista sobre si salto por las buenas o no.

 Realizas una inspección superficial del cadáver en busca de evidencias que puedan mostrar algún indicio de agresión que pueda no encajar con la hipótesis del suicidio. Pero no hayas nada en ese sentido.

 La ausencia de marcas de lucha reciente, la ropa intacta, sin desgarros, e incluso las piernas destrozadas y cabeza reventada muestran los signos típicos de un suicidio. Desde luego, si hay algo que apunte en otra dirección, estás convencido que no lo vas a ver directamente en el cadáver.

 La pretendida "prueba" a la que apuntaba el tal Arnau, lo de los zapatos, sabes que no indica nada. En el caso de encontrarse los zapatos en la azotea es un signo bastante evidente de suicidio, pues hay suicidas que saltan a pies descalzos, sobretodo en Japón, y es una clara muestra de voluntariedad. Pero la ausencia de este gesto no prueba nada.

 Entiendes por que la policía está convencida que es un suicidio. Incluso tú mismo estás ahora preguntándote porqué Zafra haría una cosa así.

 La puerta lateral de la ambulancia se abre y ves al mismo paramédico de antes.

 - Ya estamos dentro. ¿Ha podido despedirse? - Pregunta el paramédico, como si se interesase - Tenemos que llevarlo al depósito.

Salgo de la ambulancia y me acerco al hombre.

- Si, muchas gracias. Una ultima pregunta, ¿Quien es el medico que se encargara de la autopsia?

 Cuando le preguntas, ves que le está dando al conductor algo de dinero. Según te parece apreciar, le suelta un único billete de veinte euros. El otro parece contento.

 - Pues... supongo que el doctor Miguel Lorente. - Dice ladeando la cabeza hacia tu posición. - Para salir puede tomar esa puerta del fondo del pasillo, le llevará a la entrada. Podrá salir sin problemas.

 Ambos sujetos rodean la ambulancia cada uno por un lado y se dirigen a la parte trasera con la evidente intención de bajar la carga y proceder a llevarla a donde proceda.