Partida Rol por web

Tica tac...

Han pasado 5 minutos...

Reira sigue caminando, al lado de Akira, hablando tranquilamente con él...

Keigo pone la voz grave y se lleva también la mano a la oreja, sujetando un teléfono imaginario.
"¿Se ha perdido en el laberinto de espejos?... No puede ser... ¡Jiiiin! ¡Llama a la patrulla de rescates especiales! ¡Hemos perdido a otro chico en el Laberinto! Y ya van cinco este mes... "
Estalla entonces en carcajadas ante la chorrada que se acaba de inventar mientras sigue a Miaka, dejándose llevar sin parar de hacerle muecas a cada uno de sus reflejos.
Seguro que decían algo así ¡jajaja! ¿Tu has estado aquí antes? Pareces muy segura de ir por el buen camino.

No puede dejar de reirse con las tonterías de Keigo... se lo pasaba bomba con aquel chico... sujetándose en él, niega con la cabeza.

He venido varias veces con mis padres... pero es imposible acordarse del camino... ¡Pero creo que es por allí! - señala hacia atrás y camina hacia allí, aun riéndose por las tonterías de Keigo.

Opiniones dispares, la primera algo ofensiva... Pero lo dejó correr apretando el puño con el que no seguía el curso del laberinto.

- Yo estuve en Sidney alguna vez, pero me parece la atracción más rollo de todas si no vas borracho y con mucha gente dispuesta a hacer el simio...

Serio de nuevo, continuó el camino.

Demasiado cerca... Lo siento...

En ese momento se perdió doblando una esquina, a saber cuál fué entre tánto espejo...

Le guiña un ojo cómplice y ensancha una gran sonrisa.
Pues si tu lo dices, ¡tiene que ser verdad!
Exclama acompañando a Miaka su mismo paso, cogidos los dos del brazo y riendo.
Mira que con todos los años que tengo... y nunca he venido a este parque de atracciones ¿Te lo puedes creer? ¡Yo! ¡Keigo!
Se señala a si mismo con un índice y entonces señala a uno de los espejos, que le devuelve el gesto por multiplicado.
¡Nosotros, Keigos!

Qué peligro que hubiera tantos Keigos... aunque bueno, habiendo tantas Miakas igual todas tendrían parejas... ¡Mira! - se cuelga del brazo del chico y sonríe a uno de los espejos... ahora a todos los espejos de alrededor hay un montón de Miakas emparejadas con Keigos - ¿Has visto? ¡jajajajajaja!

Se separa, sacando la lengua divertida y sigue caminando mirando el techo a ratos, y a ratos los lados.

Me muestro alerta, y muy nervioso... andando al lado de Reira, es más de lo que siempre había pensado que pasaría.

Y... bueno, ¿cómo te va con tu novio?

Pregunto, para sacar un tema...

Tic Tac...

Han pasado 11 minutos...

Reira se ruboriza...

Se quita el guante de la mano derecha y la alarga para enseñársela a Akira. Ella sigue mirando al suelo, pero... en su blanca y delicada mano brilla un anillo de oro blanco... con un pequeño diamante en él.

Nos lo pasaríamos muy bien todos juntos... ¡Aunque acabaría siendo una locura! ¡jajajaja!
Camina junto a Miaka, divertido, pensando en sus cosas.
¿Sabes? Hacemos buena pareja ¿eh? Y creo que todos esos también están de acuerdo ¡jejeje!

Se sonroja tal cual su ropa de mamá noel.

¿Tú crees? No digo que no, pero... ¿te han dicho algo? o... ¿por qué lo dices?

Le había entrado el venazo tímido, a pesar de haber prometido que no se pondrían tímidos - ¡Ah...! ¡Vayamos por aquí! - sin dejar de caminar y sin darse cuenta... Miaka choca de frente contra un espejo, provocando un sonoro golpe que suena a vacío - ¡Aaaau! - exclama, llevándose a la frente la mano - ¡Por aquí no era...!

Ren no dijo nada, simplemente caminó en la dirección en la que había caminado Ura pero solo se encontró con su imagen reflejada en multitud de espejos...

Urahara salió del colegio haciendo caso omiso a todo lo demás, sólo con Ren a su lado y la mochila sobre la fortalecida espalda. No dijo una palabra mientras caminaban, ni tampoco le cogió la mano. Sólo fué al llegar a un parque escondido que se sentó en uno de los bancos más ensombrecidos y recónditos y esperó a que Ren hiciera lo mismo. No se encendió ningún cigarro, que era lo común... También se habría cruzado de piernas de lado sobre dicho banco, pero tampoco fué así. Mantenía una postura correcta...

- Dime... ¿Qué ha pasado, Takazuma?

Sólo le llamaba así cuando se ponía serio. No había mayor motivo para ponerse serio.

El alivio que había sentido unos instantes antes en clase pareció desaparecer conforme pasaba el tiempo en silencio. Había querido creer que las cosas volvían a ser como eran pero parecía que ese extraño abismo que se había abierto entre ellos seguía allí, presente. Tal vez no había sido buena idea forzar la conversación...Se sentía cada vez más nervioso.

Se acomodó en el banco y se sorprendió al ver que el cambio en Ura había sido enorme...Ni siquiera un cigarrillo.

No sabía por donde debía empezar a hablar, y el hecho de que le llamase por su apellido en vez de por su nombre de pila no pasó desapercibido. Estaba al borde del colapso y lo sabía...lo había descubierto esa mañana cuando se miró al espejo. Tenía miedo de escuchar las palabras fatales pero no podía seguir así la situación.

- Ura, yo... - La voz le temblaba. Calló un instante con la mirada clavada en el suelo, eligiendo las palabras con sumo cuidado - Estoy preocupado por tí.

Ya está, has roto tu promesa...

- Sé que algo ha debido de pasar y... - Seguía buscando las palabras pero estas le salían a trompicones, a veces amontonadas y otras veces increiblemente lentas. Estaba muy nervioso - Quiero que confíes en mí...No...No puedo permanecer como si nada...

Urahara sintió que una estaca le atravesaba el pecho cuando Ren dijo que estaba preocupado por él. Lo sabía. Lo sabía y no quería pensar en ello, pero ahora había sido dicho en voz alta, y no podía dejar que eso siguiera así...

- Ren, yo... - tragó saliva, su respiración empezó a ahondarse - Confío en tí... Si no te conté nada antes... Es porque te preocuparías más... Y porque cuando estoy cerca tuya, recuerdo lo que te hice y... Me doy asco...

Había un motivo real por el que Hirose había dejado tirado a todo el mundo en la fiesta del español... Y también uno por el que no podía tocar a ningún hombre...

Urahara salvó entonces el abismo que había construido a su alrededor... Un puente, sólo para Ren, quien ahora podía ver una mirada de humillación, desasosiego e incluso miedo... Incluso se tapó la cara con una mano mientras se armaba de valor para decirlo, derramando finalmente una lágrima...

- Ren...

No podía soportarlo más... ¿Cuántos meses había pasado en silencio? Se le había hecho una eternidad... Había construido un monstruo sobre sí mismo para combatir el miedo... Pero cuando él estaba cerca, todas las barreras caían y sólo quedaba un alma rota...

Sabía que iba a ser algo grave...Debía de serlo para que sufriera semejante cambio, pero Ren, ni en sus más horribles y oscuras pesadillas había logrado siquiera a imaginar que pudiera haber sufrido semejante aberración, semejante horror. Se quedó en el sitio, completamente quieto, sin saber que decir o que hacer.

En su cabeza se arremolinaban mil preguntas. ¿Quién? ¿Por qué haría alguien algo tan horrible?. Esas destacaban sobre las demás...Pero no las formularía.

Alzó la vista cuando hubo reunido la fuerza suficiente para soportar la visión de la persona que amaba completamente destrozada. Al ver la lágrima rodar por su mejilla, sintió el deseo de abrazarlo tan fuerte como pudiera, pero Ren estaba acostumbrado a ser el protegido y no el protector...

Posó una mano suavemente sobre su brazo mientras que con la otra cogió su mano, sin saber que más hacer o decir por el momento. Solo quería que supiera que seguía ahí.

Un par de espasmos mientras volvía a taparse los ojos con una mano, tragando aire para finalmente estallar en lágrimas y sollozos que le dificultaban la respiración. Lloraba tan bajo que ni se le oía la voz... Muchas veces habían sido las que se había apostado en una esquina de su habitación y no había podido evitarlo... Se había convertido en un maestro del silencio en poco tiempo...
Cogió la mano con la que Ren cogió la suya y con los dientes apretados, encorvado sobre si mismo como si el estómago le doliera...

- "El único hombre al que debe querer otro hombre es a su padre, a su hermano o a su hijo, Hirose..." - parafraseó, con una rabia contenida realmente peligrosa, mientras las manos le temblaban sólo con recordarlo - Eso dijo cuando se enteró de lo nuestro... Yo me estaba arreglando para salir, recién duchado con una toalla a la cintura "Habría dado cualquier cosa porque me amaras. Te he consentido cada vicio, cada comentario soez, y tú sólo quieres hundirme... ¿Quieres tener un motivo por el que odiarme? Te lo daré. ¿Quieres que un hombre te toque? Sólo YO puedo darte eso... Porque eres MÍO, estás vivo gracias a mí... Quítate la toalla, Hirose..." - tragó saliva y cerró los ojos, apretando los párpados, la angustia era mayor al decirlo en voz alta - Le... Le dije: "Papá... no..." pero él... Él sólo dijo... - en la voz le salían gallos poco atinados, no podía respirar - "Hazlo... Y no me llames así. Ya no"... Y... Y fué como si me... ROMPIERAN desde dentro... - miró a Ren con ojos suplicantes, aterrado - ¿Es eso lo que te hice a tí, Ren...? ¿Cómo pude ser tan... Tan cerdo...? Yo nunca creí que te haría daño... Yo... Te quiero de verdad, Ren...

Papa...no...

Ren no conseguía comprender que tipo de ser era capaz de hacer semejante aberración a su propio hijo, sangre de su sangre. La imagen se formó en su mente. Era algo atroz...horriblemente atroz. ¿Cómo podía llegar la naturaleza humana a ser tan vil?

Apretó la mandíbula tanto como pudo, intentando contener la rabia, hasta que le dolieron las sienes. Urahara estaba rompiéndose en pedazos delante de él y era como si estos estuvieran cayendo uno por uno y si no fuera por su naturaleza tranquila estaría trazando en ese instante su camino hacia una cadena perpetua en alguna cárcel de mala muerte.

Deslizó el brazo que tenía apoyado en su hombro hasta rodear por completo a Urahara. No podía permitir que cayeran...Le abrazó lentamente pero con fuerza, en un intento desesperado por hacer que permaneciera entero pero en ese momento lo sentía como si estuviera intentando coger agua solo con sus manos.

Le hundió la cabeza en su pecho para que Ura no viera las lágrimas de rabia que estaban amenazando con caer de sus ojos. Encima le había acusado de que no confiaba en él...

- No Ura... No digas eso...- Susurró junto a su oido con la voz más dulce que fue capaz de extraer de su pecho. Se sentía culpable de lo que él consideraba el mejor momento de su vida. Había sido bello, un momento precioso...Se sentía culpable por haberle brindado esa felicidad...- No me hiciste daño...- Mordió su labio para que éste no temblara a la vez que acariciaba su nuca - Fue...precioso...Porque te quiero

Urahara se arrebujó en aquel abrazo todo lo que, con su estatura, fué capaz.

- ¿Seguro...? ¿No me lo dices por miedo...? Si te dio asco o te hizo daño, lo entenderé... Yo... Yo no soy ese bastardo... - musitó, aferrándose a las mangas del jersey de Ren - Mi madre va a venir a vivir a Japón... Yo... Me... Me iré a vivir con Honda. No creo que le pase nada a mi hermana si mi madre está con ella... Nunca pasó nada estando mi madre...

Aún temblaba, como si hablar en voz alta acercase a Kenji Urahara a aquel lugar...