Partida Rol por web

Tenia la mosca tras la oreja, demasiado facil habia salido nuestra escapada y no se si nos estabamos metiendo en la boca del lobo
Desde aqui no se oia disparos o sonido de combate, por lo que me extrañaba que en los barracones no hubiesen atacado y a nosotros si, pero pronto lo sabriamos.
Saco la pistola por si alguien nos intenta atacar mientras cruzan mis compañeros y cuando todos han pasado enfundo y les sigo a nuestro proximo destino

Salvais los últimos metros hasta llegar al tejado del acuartelamiento de la Compañía del Toisón. Andais por el tejado (lo que ya empieza a ser una costumbre) y os asomais al patio de armas del acuartelamiento. Se hinchan vuestros corazones de orgullo al ver ahí a los miembros de la Compañía en perfecto orden de batalla, portando sus armas y flameando sobre ellos la eseña de la Compañía.

Al frente de ese centenar largo de hombres de armas se encuentra vuestro noble capitán. Aunque los hombres se encuentran en posición de descanso la tensión se respira en el aire. Rápidamente una ois una voz que en vodaccio pero con un fuerte acento de Castilla os grita -¡Por Theus! ¿Quien vive?

Gruño al reconocer la voz.

- Baja la voz, inepto, y no tomes el Nombre en vano. Somos nosotros. Alvaro, Rodrigo, Pierre y Hans.- Digo mientras me acerco.- Tenemos que hablar con Isidro. ¿Dónde está?

El guardia os hace una seña hacia una puerta para que bajeis hacia el patio por una estrecha escalera. Descendeis en fila y llegais hasta el patio de armas donde imperturbable el Capitán se encuentra oyendo informes, al parecer no todos los hombres que tenían permiso han regresado.

Se vuelve hacia vosotros y con voz serena os pregunta

Informen soldados ¿que movimientos hay en la villa?

Aunque parecia que aqui todavia no habian llegado los soldados de la ciudad y eso parecia extraño, no significaba que estuviesemos a salvo y debiamos decidir rapido si quedarnos aqui y morir o sufrir bastantes perdidas o huir de la ciudad y alejarnos de esta locura, por que el asedio al cuartel debia ser inminente

capitan hemos sido asaltados por los soldados de la ciudad y por la informacion que han conseguido mis compañeros parece que nos acusan de traicion y tienen la orden de capturar a todos los componentes de la unidad, aunque pensamos que lo de capturar es una manera de hablar y nos quieren muertos señor

Álvaro siguió  a sus compañeros por la escalera que les indicaba el guardia, vigilando que Michaelangelo no fuera a tropezar y partirse la nuca. También estaba sorprendido de que la guardia no hubiera intentado tomar aún sus barracones. Seguramente los muy cobardes estaban intentando diezmarlos en los burdeles antes de concentrarse en el grueso de la compañía, o tal vez fueran unos auténticos perros cobardes y no tuvieran los huevos de lanzar un ataque contra la compañía reunida y preparada para recibirlos.

Asintió a las palabras de su compañero Pierre, tras lo que empujó al muchacho por el hombre para dar un paso al frente.

- Capitán, también traemos a este muchacho, Michaelangelo. Juramos a su madre, quien nos ayudó a salir del… la casa donde nos encontró la guardia, que lo protegeríamos. 

Rodrigo bajó junto a los demás mientras iba recargando la polvora de su pistola. Hasta que no encontrase un nuevo juego adecuado de garfio y cuerda al menos serviría a la antigua usanza. Nunca estaba de más llevar dos pistolas, y menos esa noche. Seguro.

Al llegar ante el capitán, y cuadrarse al saludar, asintió a las explicaciones de sus compañeros. Le pasó la nota que encontró en el momento adecuado y siguió firmes esperando la reacción de su superior.
Seguramente empezaría a movilizar a todo el mundo, era lo suyo.

Estas son las ordenes capitán. Como puede ver los cargos son Traición y Conspiración con el principe de Bernoulli. Lo de detenernos con vida es más bien opcional.

El Capitán lee con detenimiento el papel que le pasa Rodrigo. Asiente varias veces mientras este y los demás lo ponen al corriente de las aventuras de la noche. Finalmente dobla el papel y se dirige a los cuatro.

Buen trabajo el de esta noche soldados. Al parecer se ha desatado una verdadera caza de miembros de la Compañía. Vuesas mercedes son los únicos que han logrado llegar sanos y salvos, otra docena de hombres siguen por el momento en paradero desconocido Su semblante aunque estoico dejaba traslucir una verdadera preocupación por el bienestar de sus hombres A cambio considero que debo ponerles al día de la situación tal y como la conocemos. Al parecer esta noche il cardinale ha sido arrestado junto al il principe Gespucci Bernoulli en lo que parece un golpe de estado organizado por su propio hijo Dominic Bernoulli. Las noticias aún son confusas pero parece ser por lo que contais que la guardia se ha unido a los colpistas. Por nuestra parte la Compañía del Toisón honrará su contrato por lo que nos disponemos a marchar en breves hacia el palazzo y restaurar el orden.

Su mirada se dirige hacia el chiquillo que os acompaña. Si han dado su juramento no seré yo quien busque lo quiebren. Acompañen al muchacho bajo a las dependencias de la primera planta y vuelvan para incorporarse a filas.

Hace un gesto de saludo y os da a entender que la audiencia ha terminado.

Tras oir al capitán, miro a Michelangelo fijamente.

- Te hemos sacado con vida, chico. Somos Hans, Rodrigo, Álvaro y Pierre. Si en el futuro tomas las armas, recuerda nuestros nombres y nuestras caras. La vida da muchas vueltas.- Miro a mis compañeros, indicándoles con la mirada que me lo llevo yo. Le agarro por el brazo.- Ahora acompáñame.

Lo llevo a las dependencias que señala Isidro y me vuelvo hacia el patio, para tomar parte en el asalto.

Alvaro asintió cuadrándose un poco ante el capitán y luego a Hans cuando dijo que él se encargaría de llevar al niño. Miró al capitán para solicitar permiso para cambiarse.

- Capitán, solicito permiso para cambiarme de ropajes. Imagino que pronto volveré llevar la ropa de esta guisa – refiriéndose a llena de sangre – mas no me gustaría manchar la imagen de la compañía por acudir sucio a la batalla.

Rodrigo asiente a las ordenes del capitán. No le hacia mucha gracia tener que ir directamente a la boca del lobo, pues parece obvio que les estarán esperando allí. No obstante no iba a ser él quién contradigese a su comandante en jefe, o dejase colgado a sus compañeros.

Sí, Capitán.

Fue su única respuesta aparte del saludo antes de retirarse.

Hans se encargó del chico. Le dio un poco de lastima, pues le parecía que estaba cambiando una vida de comodidades por la rigurosa vida de recluta. Aunque esperaba que aquello fuera temporal y pudiese volver con su familía. De hecho si no fuera por la urgencia de la situación le llevaría al barco que habían comentado.

No te preocupes chico. Aquí estarás a salvo. Y si sucede algo volveremos a por tí. Le dimos nuestra palabra a tú madre. Pero ahora tenemos un deber que realizar.

Rodrigo por su parte, además de cambiarse para ponerse los tabardos de la compañia, buscó en la armería para prepararse y rearmarse. Iba a ser una noche movidita.

Con lo bien que había empezado.

Os dispersais siguiendo las ordenes del Capitán.

Rodrigo y Alvaro a una habitación al fondo del patio de armas a cambiarse de ropas y a avituallarse. Hans sube al segundo piso con Pierre a dejar a Michelangelo al cuidado del encomendero de la Compañía.  En ese momento ois, en esta noche llena de sobresaltos, voces y "¿quien vive" en el patio así como el sonido de pasos. Os asomais a las ventanas del primer piso y a la puerta del cuarto de avituallamientos para ver que ocurre en el patio.

Aunque no veis demasiado a través de los apretados renglones de hombres de la Compañía podeis oir como se ha abierto el portón que da a la calle y el ruido de botas marchando. Al parecer la otra compañía mercenaria contratada por il cardinale , los Hunde von Krieg¹, acaba de llegar y Don Isidro les ha franqueado el paso para unir fuerzas. Estas se detienen y ois una voz que en un vodaccio con fuerte acento eiseno (como Hans vaya) que al parecer conversa con vuestro Capitán (aunque este al hablar mucho más comedidamente apenas lo oiis). Exclama:

¡Herr Kaptain Guzmán von Soldano! Es un placer volvernos a encontrar. ¿Una noche movida ja? Supongo que ya estará al corriente de das situation con nuestro patrón. Aqui hay unos segundos de silencio por su parte durante los que apenas oiis la replica del Capitán ¿Así que ya está aquí reunida y lista la famosa e invencible Compañía del Toisón? ¡Wunderbar!  De nuevo se interrumpe y suponeis que el Capitán está diciendo algo. Las puñaladas en los palacios son tan o más crueles que las que se dan en el campo de batalla es cierto. Puñaladas como la que ustedes me dieron en Seeufer en el 53. ¿Acaso cree que lo he olvidado her Guzmán von Soldano? No, no lo he ovlidado y creame que lo que vendrá ahora es tanto placer como negocios. ¡Tötet sie alle!²
 

De repente suena un disparo y un grito de sorpresa y frustración se eleva entre los hombres de la Compañía. De repente se desata el pandemonium con más gritos y disparos y podeis ver como los hombres de la Compañía empiezan a caer abatidos por virotes de ballesta disparados de algún punto que no acertais a divisar

Desde vuestra posición podeis ver con claridad como se abre el portón del acuartelamiento y entra en formación un grupo de soldados de aspecto aguerrido y en un numero de un par de centenares. Al parecer la otra compañía mercenaria contratada por il cardinale , los Hunde von Krieg¹, acaba de llegar y Don Isidro les ha franqueado el paso para unir fuerzas. Estas se detienen y uno de ellos se adelanta y ois una voz que en un vodaccio con fuerte acento eiseno (como Hans vaya) que al parecer conversa con vuestro Capitán (aunque este al hablar mucho más comedidamente apenas lo oiis). Exclama:

¡Herr Kaptain Guzmán von Soldano! Es un placer volvernos a encontrar. ¿Una noche movida ja? Supongo que ya estará al corriente de das situation con nuestro patrón. Aqui hay unos segundos de silencio por su parte durante los que apenas oiis la replica del Capitán aunque os parece verlo asentir con gravedad ¿Así que ya está aquí reunida y lista la famosa e invencible Compañía del Toisón? ¡Wunderbar!  De nuevo se interrumpe y veis que el Capitán está diciendo algo. Las puñaladas en los palacios son tan o más crueles que las que se dan en el campo de batalla es cierto. Puñaladas como la que ustedes me dieron en Seeufer en el 53. ¿Acaso cree que lo he olvidado her Guzmán von Soldano? No, no lo he ovlidado y creame que lo que vendrá ahora es tanto placer como negocios. ¡Tötet sie alle!²
 

Sin mediar una sola palabra y mientras esa ultia y estupefaciente orden resuena en el patio el eiseno desenfunda una pistola y descerraja un tiro a bocajarro al Capitán. Un grito de sorpresa y frustración se eleva entre los hombres de la Compañía. De repente se desata el pandemonium con más gritos y disparos y podeis ver como los hombres de la Compañía empiezan a caer abatidos por virotes de ballesta disparados por arbalesteros que, aprovechando que todos los ojos estaban fijos en el eiseno y el Capitán, se han apostado en los tejados que rodean el patio de armas. Los apretados rangos de vuestros compañeros y la sorpresa provocan un sinfín de bajas. Los eisenos rodean a su lider y empuñan grandes espadas de dos manos mientras con maniaca eficiencia empiezan a avanzar y despachar a los miembros de la Compañía.

La sorpresa inicial de la perfida traición de los eisenos causa una verdadera carnicería entre los hombres de la Compañía. Cuando los eisenos empiezan a avanzar  sus espadas se tiñen de la sangre de vuestros camaradas. Pero la Compañía del Toisón no ha ganado su fama por nada y rapidamente un pequeño grupo de supervivientes se reune alrededor del estandarte y de un teniente que aunque herido sostiene la enseña mientras grita ¡A mi camaradas! ¡A mi la Compañía! tratando de organizar la resistencia. Lamentablemente diezmados y superados en número van cediendo paso a paso terreno hacia el fondo del patio.

Álvaro, aún sin tiempo de encontrar ropa limpia, se giró hacia Rodrigo quien buscaba aún también el garfio con el que reemplazar el perdido.

- Malditos perros Eisenos. Del único que te puedes fiar es de Hans. – en castellano – Ve con Pierre y Hans. Que uno cuide del chico y acabad con esos malditos cobardes ballesteros que se esconde. Vosotros tenéis mejor ojo que yo y sois más diestros con las malditas pistolas. Yo apoyaré a nuestros hermanos.

Tras lo que sale corriendo al patio desenfundando a Victoria y Almudena, abriéndose paso con ellas hasta llegar a la resistencia del Toisón al grito de:

- ¡Venid aquí perros a conocer al huracán Bachiller!

esto iba de mal en peor pensabamos que estabamos asalvo entre los muros de edste edificio, pero hemos dejado entrar al lobo, la situacion a cambiado y han mandado a esto cobardes sin honor a hacer el trabajo sucio, saco mi pistola y busco al blanco con ballesta mas cercano a la posicion desde la que nos encontramos, es la unica manera de dar algo de ventaja a mis compañeros
hans se que me vas a mirar mal y quizas insultarme, pero los Hunde han ganado el factor sorpresa y nos estan masacrando, si queremos salvar al muchacho y la situacion aqui sigue pintando tan mal, la opcion del barco sigue vigente
apunto y espero que mi mano no tiemble

Se desata el fragor de la batalla. Aunque los frutos de esta horrible traición son más bien una carniceria. Los miembros de la Compañía luchan con rabia y honor cobrando en sangre cada paso pero diezmados por los arbalesteros y la sorpresa sus fuerzas se reducen cuando uno tras otro van cayendo.

Pierre se asoma a la ventana y trata de hacer fuego sobre uno de los bellacos de las ballestas pero su mano tiembla y el disparo falla. Por suerte la confusión es tal que nadie se da cuenta de donde procede el fuego.

El Bachiller Medina se lanza bravamente al combate tratando de abrise camino hacia el estandarte. Un nutrido grupo de seis eisenos blandiendo sus mortiferas espadas de dos manos le cierra el paso.  Con un gruñido gutural los lansquenetes eisenos se despliegan para impedirle llegar a sus compañeros.

Álvaro se lanza con arrojo al fragor de la batalla. Sus aceros relucen al chocar con las grandes espadas a dos manos de los eisenos. Una vez, dos veces,... Hasta seis veces logra atravesar las defensas de los perros traicioneros; en verdad estos son soldados bien entrenados y está sudando como no lo había hecho esta noche. No solo eso, sino que ademas de haber probado ya la sangre de sus adversarios estoa seguían en pie, heridos pero dispuestos a mantener la batalla. 

Para unos instantes para retomar el resuello y buscar fallos en su defensa. Cree haber visto como acometerlos de nuevo y se lanza cegado por la ira. Quizás ese sea su fallo, quizás el exceso de confianza o quizás los eisenos hayan aprendido rápidamente como evitar que Álvaro vuelva a hacer mella en ellos, no importa, pues en cualquier caso el soldano pierde la ventaja que tenía y no logra deshacerse de ellos como planeaba.