Partida Rol por web

Ad intra mare (Mar adentro)

PARTE I. Un encargo de vital importancia

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26/09/2018, 14:01
Director

Pueblo de Burriac, Principat de Cataluña.
Frío invierno del año de Nuestro Señor de 1300. Por la mañana.

Tras medio día de viaje, el grupo llegó hasta la población de Burriac, una aldea compuesta por un puñado de unas veinte casas, las cuáles tenían adosadas en el centro de las mismas una iglesia. Más allá, a unas seiscientas varas más al norte se alzaba el imponente castillo de Burriac.

Vuestro grupo era variopinto, y se componía de un tipo llamado Caitán, apodado el Largo, que se dedicada al pillaje en la frontera mora y por eso decíase pardo de profesión; otro de ellos era un pirata de nombre Damiá, y que sólo Dios (o el Diablo) sabía porqué ahora se encontraba tierra adentro (aunque Burriac estaba muy cerca de la costa). Por otro lado un muchacho que rondaba la veintena hacíase llamar Eguzki, y sobresalía esa ausencia de pelo sobre su cabeza. Se había presentado al resto como curandero y siempre era de recibo llevar a alguien en un viaje consigo. Finalmente, cerraban el grupo dos "torres" importantes, cada uno montado en un caballo propio de su oficio. Eran dos caballeros religiosos, de esos monjes que oran por la noche y lucha por el día: uno dedicado a la Orden religiosa de Montesa (Dalmau Font de Tossa) y el otro a la de Santiago (Sebastián de la Torre Quebrada).

Y ellos érais vosotros. Todos viajábais juntos, pues el destino había hecho que más al norte de su posición os juntárais todos en una posada para guardar noche, y al día siguiente decidísteis viajar todos juntos para evitar así a los bandidos típicos de los caminos. Por el camino os encontrásteis con un soldado perteneciente, según contó, al término de las tierras de Burriac, y les comentó a todos que su buen señor Don Alejandro andaba buscando un pequeño grupo de exploradores para un encargo personal. A todos os pareció bien dedicar tiempo a ese tal buen señor, y por ello tuvísteis a bien ir a visitarle.

De ahí vuestra llegada a Burriac.

A lo lejos ya divisábais el castillo de Burriac, e íbais hacia él.

Notas de juego

Comenzamos. Podéis hacer cada uno un post de introducción de vuestro PJ.

Estaría bien que estableciéramos el típico modo de redacción:
-Narración, sin formato alguno.
-Diálogos en negrita.
-Pensamientos o susurros en cursiva.

IMPORTANTE. El ritmo: como ya sabéis, la campaña es de ritmo medio. Por mi parte actualizaré un par de veces por semana, y son dos veces por semana las veces que habréis de intervenir (ese es el minimo). Si alguien no puede hacerlo que avise en la escena Off Rol. En las ausencias largas o continuadas PNJotizaré al jugador/a para no atrasar al resto de compañero/as. Me reservo el derecho de avisar y luego sustituir al jugador que no cumpla el ritmo de 2 post semanales (que tampoco es tanto).
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26/09/2018, 14:48
Damiá, el Gavinet

Y allí estaba yo, después de que nos hubieran hundido buscando una fortuna distinta a la del resto de mis compañeros. Iba con cuidado y hablaba poco, no fuese a ser que alguno se fuese de la lengua y me vendiese y acabase agillotinado o peor aún, casado con aquella muchacha.....¿cómo se llamaba? Da igual, a su padre no le sentó demasiado bien y quería casarme con ella. Pobre mentecato.

Ahora, en Burriac, acompañado por un par de nobles y gente de los caminos andaba perdido. No era mi elemento natural, pero algo tenía que hacer para sobrevivir. Alquilar mis cuchillos al mejor postor parecía una buena idea. Y si es cierto que el señor de Burriac pagaba bien....qué demonios, no iba yo a rechazar una buena paga. Cierto que lo de tratar con nobles no era plato de buen gusto, y que me sentía raro con los dos nobles. Pero no veía otra opción, sin barco y sin compañeros de tripulación no era más que un don nadie.

Con un borrico me hice hace algunos días, mis pertrechos habituales y a los caminos haciéndome pasar por soldado de fortuna...los nobles que nos acompañan han tragado, así que ¿por qué no? Damiá el gavinet , el terror de los caminos. Sonaba bien. Quizás el pardo es el que más se parece a mí, pero el conoce los caminos y yo la mar. De todos es el que más miedo me da. El curandero ....siempre es útil alguien que cure heridas, ya veremos si sus métodos no son demasiado bestias. He visto como se curan heridas en alta mar y como acaban los pobres desgraciados.....espero que sea mejor que Barracuda, el galeno que teníamos en la embarcación.

¡Burriac, allá que voy!

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26/09/2018, 15:27
Sebastián de la Torre Quebrada

Burriac era un pueblo con encanto, una villa aparentemente apacible con gentes de vida sencilla dedicada a nuestro Señor. El castillo de Burriac gobernaba desde lo alto bajo la mano de Don Alejandro que, según nos había contado un soldado local, precisaba gente para algún tipo de exploración.

A lomos de Zorzal, un magnífico caballo color avellana, viajaba por territorio catalán después de haber sido envíado por la Orden para entregar un documento de importancia en un monasterio próximo. Fue esa noche que Dios tuvo a bien cruzar mi camino con Dalmau, otro caballero este perteneciente a Orden de Montesa, Caitán que era otro caballero de origen humilde aunque sin tierras al parecer, un joven curandero vasco de nombre Eguzki que más bien parecía doblar nuestra edad a juzgar por su aspecto físico, y Damiá, un hombre más habituado a la vida en alta mar que en la tierra.

Los peligros del camino sin duda serían menos en compañía y, casualmente nos dirigíamos en la misma dirección, de modo que nos pareció buena idea realizarlo juntos por ahora. De entre todos ellos, quizá Dalmau fuera con el que más conversara tal vez por afinidad ya que ambos pertenecíamos a órdenes religiosas. Con el resto de mis improvisados compañeros evité hablar demasiado de mi y me limité a conversar temas propios del camino o de lo que el tal Don Alejandro tuviera a bien contarnos.

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26/09/2018, 19:15
Eguzki el Calvo

   Meneé la cabeza al ver el puñado de casas que era Burriac, el poblacho en el que crecí casi era más grande que ese puñado de edificaciones amontonadas. Ahí no iba a encontrar mucho sustento y el castillo... los nobles tienen médicos pomposos y clérigos barrigones para sus dolencias.

   Nobles, poca confianza me inspiran, que bien había visto el trato que nos daban a villanos, campesinos y siervos cuando encontraban necesidad. Mucho me cuidé de estar fuera de la vista de los dos que me acompañaban, si malo era ser noble, estos además eran de alguna orden religiosa. Alguna había que permitía casarse y follar como todo hombre debe hacer, pero otras imponían celibato y no casarse y esos guerreros, entre que no follaban y que algunos eran de un fanatismo religioso... bueno, mejor no cruzarse que gastaban muy mala uva. Y como no distinguía si estos eran de los que bien acogían o de los que veían al diablo en cualquier remedio curativo, mejor no mentarles, que si precisaban de mis servicios, ya me llamarían.

   Algo más a gusto estaba con el marinero y el otro guerrero que pintaba origen villano, aunque la falta de confianzas aún y que pintaban gente peligrosa, impidió conversaciones demasiado largas. Además, unos y otros iban montados y yo caminaba tras la comitiva. Lo bueno es que por estos caminos que el señor nos ha dado, ir andando o montado, el ritmo de viaje a fé que era el mismo.

   - Eguzki me llamo, señores, pues así mi aita me puso, Eguzki el Calvo me llaman, por perder mi pelo por causa de unas fiebres infantiles, pero el buen señor decidió que sanara para que pudiera sanar a otros cuando creciera, y a eso me dedico, a restañar heridas, colocar huesos, cortar el pelo, sacar muelas y cerrar hemorragias. -

   A todos les pareció buena idea ir a presentarse al señor del lugar, a quien habían mentado como Don Alejandro. Y preferí no discutir, aunque no se que pintaba de correveidile a un noble que bien que tiene siervos y guardias para cumplir sus caprichos. Pero mejor seguir todos juntos, que los caminos son peligrosos...

 

Notas de juego

Aita = padre.

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26/09/2018, 21:07
Caitán "el Largo"

Para mi no tenía nada de especial ese lugar ni ese castillo, ya que a estas alturas mi profesión me había llevado a visitar muchos de ellos. Sin embargo esta vez es distinto a las otras, esta vez iba acompañado. Era algo nuevo para mí, pues acostumbrado estoy a viajar solo y no con tanta compañía. Pero allí estaba cumpliendo con mi cometido y pensando en una posible recompensa claro esta.

Veía a los dos nobles en sus caballos y me acordaba de mi viejo Lucero, que se perdió en mi última incursión a tierras infieles, espero que el próximo que consiga me dure unos años más.

Mis acompañantes parecían un grupo de buenos luchadores, incluso aquel curandero vasco parecía haber luchado contra muchas enfermedades. Por otro lado el pirata parecia más afín a mi pues no tenía esa apariencia cortesana de los nobles. En cuanto a ellos dos, al menos eran buenos luchadores, o eso parecía mostrar sus brillantes armaduras. Pobres caballos los suyos con tanto peso encima.

En esto iba pensado mientras también me preguntaba quien podía ser ese tal Don Alejandro, si un tirano desagradecido o un ricachón sin preocupaciones.

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26/09/2018, 23:36
Dalmau Font de Tossa

Las cosechas habían sido malas el último año en Tossa.

Y no sólo eso, una embarcación pirata había asaltado la villa. Pese a que no pudieron penetrar las murallas, hicieron estragos en las casas de fuera muros. Dalmau, pese a su reacio padre, había luchado contra esos bandidos de alta mar.

Con todo esos problemas, sólo faltaba la carta del Duque de Segovia proponiendo “posponer” la boda que estaba prevista para la próxima primavera entre Dalmau y la hija del duque, Valeria.

En cierto modo Dalmau se alegraba, no tendría que aguantar los caprichos que imaginaba que tendría la chica, más cuando esta se sentiría por encima de él siendo hija de un duque de la poderosa Castilla.

Pero claro, que la boda de posponiera (lo cual era una forma encubierta de decir que se cancelaba) iba a ser un duro golpe para la economía de Tossa, pues los maravedies que iban a llegar de la mano de la joven eran esperados para la villa. 

Con esos pensamientos había partido Dalmau hacia Segovia, pues la única manera de no posponer el enlace era convencer en persona al Duque.

Por el camino se había encontrado con varios hombres con los que decidieron compartir camino para evitar posibles asaltos de bandidos.

Sebastián, un caballero de la Orden De Santiago. Damiá, supuso que algún tipo de miliciano sin batallas a las que asistir.

Eguzki, el primer Vasco que veía en su vida y curandero. Y Caitán del que supuso que también era algún hombre de armas.

A lomos de su caballo Resplandor, blanco como la nieve, cabalgaba intercambiando algunas opiniones con Sebastián.

Era interesante conocer el punto de vista de un caballero Castellano, de los cuales sólo corrían malas voces aquí en Cataluña pero que como Dalmau había supuesto y Sebastián demostrado, podían ser tan honorables como cualquier catalán.

Con el resto apenas habló, si bien trató de parecer cortés en todo momento. Damiá, al ser catalán como él, era con el único que podía hablar en su lengua natal y eso era un alivio pues con el castellano debía estar alerta de no meter alguna palabra del catalán entre sus frases.

Le preguntó al hombre en qué batallas había estado y a nombre de quién había luchado.

Eguzki (vaya nombres se ponían los vascos) dejó claro que era un curandero ante lo que Dalmau respondió cordialmente.

Preferiría no tener que recurrir a vuestros servicios, pero es un alivio teneros cerca. Por mi parte podéis estar convencido de que os guardaré de cualquier malhechor que ose interponerse en nuestro camino.

Dijo, tratando de dar algo de charla al Vasco.

Entre tanto habían llegado a Burriac.

Uno de los soldados del Señor del castillo cercano decía venir en nombre de este pues necesitaba gente para un encargo personal.

A Dalmau no terminaba de gustarle la idea, puesto que eso le haría perder bastante tiempo y además que váyase a saber que querría.

Pero claro, él también era un noble, y rechazar la petición de ayuda de otro sería cuanto menos rara, y quien sabe si podía sacar algo de provecho para su familia.

Así que siguió a sus compañeros hacia el castillo.

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28/09/2018, 12:19
Director

Una vez que llegásteis al castillo, dejando a un lado el pueblecito de Burriac, pasásteis la barbacana y el rastrillo, y os internásteis en la fortaleza, en el patio de armas. Las gentes del pueblo iban y venían, entraban y salían del castillo, básicamente para coger agua de los pozos del tal señor Alejandro,y también para cocer el pan en sus hornos. Criados y soldados completaban la estampa, todos ellos sirviendo en el fortín. Al presentaros como grupo que venía a satisfacer la empresa de don Alejandro, dos mozos de cuadra aguardaron con los caballos de los nobles, y un criado con librea os hizo pasar al interior del edificio principal.

Tras cruzar un pasillo en cuya pared había pendones nobiliarios y antiguas espadas colgadas sobre ellas, avanzásteis por un gran salón-comedor (donde seguramente el señor haría sus banquetes). Una vez en esa gran sala, agolpada con mesas, sillas y tapices verticales en los muros de piedra, aguardásteis unos minutos a que alguien hiciera acto de presencia.

Entonces apareció un tipo alto, vestido con túnicas lujosas y un cinturón con un gran bracamante colgado en el mismo, dentro de su funda. Se acercó a todos vosotros. Debía rondar la cuarentena y sus cabellos eran largos y oscuros.

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28/09/2018, 12:21
Don Alejandro de Burriac

Bienvenidos, señores -decía, tratándoos a todos cortesmente, aunque no todos érais nobles. Un pequeño séquito suyo compuesto de criados le acompañaba a su espalda-. Soy Alejandro de Burriac, señor de estas tierras. Si estáis aquí es para satisfacer un gran mío deseo, algo que me preocupa. Mi mujer, doña Bárbara, ha enfermado. Sufre fiebres altas y extraños temblores desde tres días. Desde entonces no sale de la cama. Mis médicos, todos ellos de plena confianza, aseguran que el remedio para esta extraña enfermedad es hacer una pasta con unas raicillas y unas gotas de una extraña sustancia. La razón de vuestra presencia es que busco a alguien que traiga los ingredientes. Esas raíces crecen en lo más profundo de algunas cuevas que hay por esta zona, por mis tierras. ¿Disponen ustedes de presteza para ayudarme? Soy hombre de palabra, y sabré recompensaros a todos muy bien si traéis las raíces lo antes posible, pues mi mujer empeora a cada minuto...

Notas de juego

En vuestro siguiente post habréis de decidir si aceptáis. Si así podréis poner rumbo a la búsqueda. Claro que, si alguien lo desea, puede charlar con el personal del castillo primero.

Como quedamos, iré actualizando la partida en torno a los viernes y los martes.

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28/09/2018, 13:28
Eguzki el Calvo

   Toso y con gran temor doy un paso al frente manteniendo la cabeza gacha.

   - Disculpe su ilustrísima por dirigirse este que habla de casa tan bajuna directamente a su señoría, algo sé, de curar y sanar. Con gusto haré lo posible por econtrar remedio que salve tan noble vida. -

   Carraspero y continuo.

   - Más aunque su médicos y físicos ya barruntan el remedio, con su venia me placería, siempre en presencia de su docto físico por supuesto, poder examinar a la muy noble dama Doña Bárbara para mejor así comprender ese mal que injústamente la aqueja. Y también, con su venia, hablar con los médicos para así entender mejor el remedio y los ingredientes que sean menester encontrar. -

   Con la cara algo enrojecida por haberme dirigido directamente al noble, retrocedo un par de pasos y vuelvo atrás mientras pienso para mí; En tres días por los clavos de cristo que no hay fiebre natural que cause tanto temblor y tanto mal, más sospecho de goecias que los "doctos médicos" puedan haber pasado por alto.

 

Notas de juego

Pues eso, Eguzki quisiera, si le dejan, examinar a la enferma, más que tirar de medicina (que también, y nunca mejor dicho lo de tirar) quiere usar conocimiento mágico para ver si tiene lanzada una maldición, más que una enfermedad. Y rebuscando en mi mente mis conocimientos de alquimia preguntar por ese remedio y sobre todo, me interesa saber como se prepara, ahí con educación insistiré (vamos, aparte de preguntar por el ingrediente para reconocerlo, preguntar para que va usarse y de que forma, con la excusa de poder ser más útil y hallar mejor)

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28/09/2018, 14:50
Damiá, el Gavinet

No tenía ni idea de remedios, hierbas y esas cosas. Pero si la recompensa era buena no iba a decir que no. Pero me daba que si la mujer no sanaba la cabeza de los médicos estaba en juego.....y por añadidura las nuestras. Aún así accedí.-El señor puede contar con mi ayuda.-dije cortesmente con marcado acento catalán, no me gustaba hablar en castellano y me costaba hacerlo.

Esperé a ver qué decía el resto de mis compañeros y después, cuando el señor nos dejase a solas iría a hablar con las mujeres del castillo( doncellas, cocineras...) para ver qué me contaban. Y si de paso alguna picaba y le dábamos gusto al cuerpo pues mejor que mejor.

Notas de juego

Lo dicho, indago entre las mujeres a ver si saco algo. Si hay alguna joven y guapa a por ella.

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29/09/2018, 13:22
Director

Notas de juego

Vale, no hay problema para que trates de ver a la mujer: Haz tres tiradas (sólo para tí como destinatario):
-una de Medicina (para diagnosticar a la enferma)
-otra de Conocimiento mágico (para ver si tiene maldición o algo diferente a una simple enfermedad)
-y otra de Elocuencia (para interactuar con los médicos y ver si te cuentan algo).

En el próximo turno, cuando actualice para todos, añadiré lo que ocurra en función de ellas.

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29/09/2018, 13:27
Director

Notas de juego

Bien, no hay problemas con que trates de sacar información al personal del castillo: haz una tirada de Elocuencia y de Seducción. Con que saques una de ellas podrás conocer más información del asunto de la enfermedad.

En el próximo turno, cuando actualice para todos, añadiré lo que ocurra en función de ellas.

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29/09/2018, 14:45
Damiá, el Gavinet
- Tiradas (2)

Notas de juego

Pierdo 1 de suerte y la saco la de seducción. La de elocuencia creo que pifio XD

Si quieres que rolee algo no hay problema, pongo post. Pero sólo las tiradas ¿no?

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29/09/2018, 15:07
Caitán "el Largo"

Solo me quedé con una frase de todo lo que había soltado Don Alejandro: "sabré recompensaron a todos muy bien". Sin pensar que quizás en algún momento el destino que estabamos apunto de elegir se podía volver en nuestra contra, acepte sin más. Tampoco tenía nada mejor que hacer. Quizás en nuestra travesía podría conseguir algún caballo u objeto de valor -Estoy aquí para servirle mi señor, haré todo lo que sea posible por traer esas raíces de tan gran importancia para usted-

Dicho esto me dediqué a escucerear por el castillo y a hablar con algún que otro soldado del viaje que ibamos a hacer mis compañeros y yo, por si les sonsacaba algo que nos pudiera servir de ayuda.  

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tirada de elocuencia para ver si puedo averiguar algo hablando con los soldados

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29/09/2018, 15:14
Eguzki el Calvo

   Cohibido ante tan doctos doctores, Eguzki habla con ellos, intenta ver su mal (el de la doña, no en los doctores) y comprueba sus sospechas de brujerías y goecias.

- Tiradas (3)
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29/09/2018, 19:08
Dalmau Font de Tossa

Una vez llegaron al castillo de Burriac, fueron guiados hasta un gran salón en el que pasados unos minutos se presentó el señor del castillo, Don Alejandro.
Básicamente les contó que su esposa estaba gravemente enferma y los médicos creían que la única solución era un remedio para el que se necesitaban unas raíces que sólo crecían dentro de las cuevas.

A Dalmau le extrañó que no mandara a alguno de sus hombres para algo tan, aparentemente, sencillo.
Así que se olió que allí había gato encerrado.
Pero como no podía saberlo a ciencia cierta, en la oferta de Don Alejandro podía ver una gran oportunidad para ganarse un aliado y un favor.

En primer lugar, lamentar profundamente el estado de salud de vuestra esposa. 
Y en segundo, confirmar que estaré encantado de poder ayudaros trayendo las raíces que precisáis.

Confirmó, haciendo una ligera reverencia.

Tras aquello optaría por preguntar entre la gente del castillo lo que sabían sobre las cuevas a donde debían ir.

- Tiradas (1)
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30/09/2018, 20:17
Sebastián de la Torre Quebrada

Me mantuve firme como una estatua mientras el señor Don Alejandro nos contaba su problema, y era un tema delicado pues el estado de salud de su señora esposa.

- No tema, mi señor - dije en último lugar - Esperamos poder servirle a vos y a su señora, y rezaremos a Dios por que su mejoría sea pronta. Sólo decidnos dónde buscar y nosotros nos encargaremos.

No me gustaba deambular por el castillo de otro señor, por lo que permanecí allí junto a Don Alejandro por si necesitaba algo más hasta que mis compañeros regresaran.

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02/10/2018, 10:57
Director

El caballero de la Torre quebrada se quedó a expensas de cualesquier otra palabra de don Alejandro, por si acaso decíale otros deseos más. Y que por no tensar más la situación que el pardo Caitán y el otro noble de nombre Dalmau, que intentaron hacer conversación con algunas gentes del castillo, que no eran sino criados y algún que otro guardia. Ninguno de ellos soltó prenda alguna a estos dos, a excepción de una cosa (la cual parecía cosa corriente y que sabían todos): por lo visto, en las tierras de don Alejandro andábase por los montes y cerros una mujer que era perseguida por los soldados del señor de Burriac; que decíase bruja o curandera, o algo por el estilo (las versiones de unos y otros criados variaban) y que todavía no se había dejado atrapar, pues era rarísima la vez que se la dejaba ver.

Por otro lado, que aquel pirata que cada vez más estaba haciéndose de agua dulce, que tuvo a bien irse a las cocinas, no muy lejos del salón donde estábais. Pareció que allí había trasiego de personal, y que tal vez encontrar información en tal lugar podría ser algo más fácil. Por su parte, el curandero vasco Eguzki, que noble y educadamente pidió ver a la su señora enferma para encontrarle respuesta en su cura, que así se la dió don Alejandro. Unos segundos de duda bastaron para hacer que uno de sus acompañantes lo hiciera reunir con los médicos delante de la esposa, en la alcoba principal de la planta superior.

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02/10/2018, 10:57
Director

Una bella muchacha encontraste que se fijó en tí. Y debía ser sirvienta de la cocinera mayor, que cuando entraste en la habitación del gran fogón allí andábase sacando panes del fuego, cociéndolos bien y ayudando a algunos campesinos a hacerlo. Y que no tardaste en daros ambos cuenta de que una atracción fluyó entre ambos. Y tras hablar con algunos criados haciendo ademán y cortejo a la joven divisaste, que ésta se te presentó fuera de las cocinas, en la parte trasera del patio de armas. Decíase llamar Luciena, natural del pueblo, y que estaba apenada por la señora del castillo. Ella se fijaba mucho en tí, y antes de que tú siquiera le proporcionaras piropo alguno, que una niña que correteaba por allí, jugando sola, se topó con ambos dos.

Te extrañó el contraste de sus bellos ojos azules con las ojeras que tenía. Debía ser la hija de don Alejandro, a juzgar por sus ropas (pues ninguna otra niña podría vestir de aquella rica forma). Enseguida dos soldados vinieron a recogerla respetuosamente (pues se habría escapado de su custodia), y ella se marchó protestando con ellos. Entonces la joven Luciena te explicó que aquella era Montserrat, la hijad de don Alejandro. Por lo visto, según se contaban en el castillo, la joven Montserrat decía haber oído a su madre doña Bárbara sufrir alucinaciones. En esos arrebatos, salía a relucir un nombre: Camila.

Y contándote andaba la joven Luciena cuando la ama mayor de la cocina mandó llamarla, y tus ansias de estrechez se vieron frenadas por la situación y la necesidad de volver con tus compañeros.

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02/10/2018, 10:58
Director

Subiendo con el criado, pronto te presentaron a los médicos de don Alejandro. Encontraste a éstos como en una especie de sala de juntas, y eran tres ancianos bastante castigados por el paso de los años. Los tres se ayudaban de gruesos bastones para desplazarse arriba y abajo, y estaban muy demacrados. No hacía falta ser un verdadera curandero como tú que aquellos señores llevaban tiempo sin dormir, y es que la enfermedad de doña Bárbara debía consumirle todo su tiempo y esfuerzo. Tras las debidas presentaciones en los que no se refirieron nombre alguno, te llevaron ante doña Bárbara. La mujer descansaban en su impresionante alcoba, llena de tapices y pieles.

Uno de los tres médicos te habló al oído y te contó ciertas cosas. Por ejemplo, que la enferma estaba muy grave, que deliraba constantemente, y cuando no lo hacía era porque caía en un estado de inconsciencia que la apartaba del mundo real. Tres días en aquel estado. Otro te comentó que, con siceridad, no creía que la esposa de don Alejandro durara mucho más, pues aunque era mujer fuerte, esto era superior a lo que podía aguantar.

Y una sombra de su pesar parecía cubrir a los tres hombres. Ante tu decisión de diagnosticarla, no pudiste saber qué le ocurría (pese a que le viste la piel, los ojos y la boca). Era una bella mujer, pero ahora débil. Tampoco supiste si lo que tenía era maldición o qué diantres hechizo alguno (o ni tan siquiera alguna influencia maligna). Ninguna información, adicional, salvo que el preparado de la poción que querían probar en Bárbara era un concentrado de las raíces de las plantas con agua, hierbabuena, aceites animales y algunas infusiones extrañas (algo experimental). Por todo lo que te dijeron, no encontraste sentido (a priori) en aquellas mezclas. Pero algo había que intentar.