A Sandra los ojos se le abrieron con exageración al escuchar los nombres que el joven Eloy pronunció. Aquello no podía ser cierto, todo tenía que tratarse de una macabra broma de una mente perversa. Seguramente el joven ya había estado allí y había visto el recorte con los nombres pero, en ese caso, ¿cómo podía haber conseguido poner aquella fecha? ¿Se estaría volviendo loca?
Pero esos pensamientos se alejaron rápidamente de su mente al escuchar las voces procedentes de la cocina. Sandra no veía qué estaba ocurriendo pero por el tono y las palabras que se empleaban, se imaginó que nada bueno. Dio un respingo al oír al niño que no se había apartado ni un segundo de su consola hablar, consiguiendo ponerle los pelos de puntas.
Miró a todas partes buscando un lugar en el que refugiarse, presintiendo que el mal volvía a estar muy cerca de ellos. Comenzó a dar pasos hacia atrás alejándose de la cocina sin apartar la mirada de ella hasta que llegó junto al anciano que había estado mirando el libro.
—¿Qué... qué está pasando? —murmuró con bastante esfuerzo, aunque se imaginaba que el hombre sería tan ignorante como ella de lo que fuera que estuviera sucediendo.
- Es el de la suerte, ¿sabes? - explica. Tiene los ojos vidriosos-. El de mi primera operación. Y si te rajo el cuello no va a importar nada, ¿a que no?
Cálmate, si eres médico deberías ser el primero que guarde calma para poder ayudar a los demás-
Aquello se estaba poniendo feo, bastante, como el día en general que estaban viviendo. Con lo bien que estaba él en Vigo... A la vuelta, se pediría un taxi -si es que conseguía sobrevivir-y partiría con Rufino a casa... Sí, a casa.
Aquel jovenzuelo ,que tendría un año abajo o su misma edad, lo amenazó, acto que hizo que Carlos enarcara la ceja:
Vamos a ver, si quieres herir a alguien... mejor... muérete. Después de todo, mostrarías que estar podrido por dentro, como yo y todos los que estamos aquí si no sobreviviremos. Así que... otro cadáver más no hace daño.
Con la vista desencajada, el bisturí temblando en su mano, Josemi escucha a Carlos hablar.
"Claro. Tiene razón. ¿Qué importa, no?"
Asiente, y rapidamente se lleva el bisturí a su propio cuello.
- Tienes tooooooooda la razón - dice, y acto seguido, se siega su yugular.
Como propulsada por un aspersor, la sangre salpica directamente la cara y el pecho de Carlos, mientras el médico se lleva las manos a la garganta, con la vista desencajada. Permanece en pie unos segundos, regando el suelo de sangre, hasta derrumbarse entre estertores.Como si de pronto fuese consciente de lo que está pasando, se sujeta con ambas manos el cuello para tratar de detener la hemorragia.
Vale, primera prueba de incoherencia. Tenéis que sacar más del valor actual de incoherencia, la prueba es un dado de 10 sin repeticiones. Si falláis perdéis el control parcial del personaje (ya os daré indicaciones).
Haced la tirada en secreto, en un post para mi solo. Que no se vea si la sacáis o no.
Además, tirad voluntad para ver si perdéis un punto más. Marina, dificultad 18, Carlos, 25 (sangre encima, eres "responsable" del suicidio, etc).
Eloy se vuelve hacia el interior de la cocina, de donde vienen gritos y parece que hay ruido de una pelea. Pero entonces... Entonces ve algo.
Y grita, con la visión desencajada, mientras retrocede apartándose de la cocina.
- ¡AYUDA! ¡AYUDA! - ruge -. ¡SE VA A MORIR!
Todo el mundo se pone en pie. Rufino, junto a los libros y el diario, recoge como puede los papeles y los guarda mientras saca una navaja de su gabardina. A su lado, Ana, retrocede unos cuantos pasos, temblando.
En la otra punta del comedor, nadie parece hacer nada por momentos. Todos están en pie, mirando hacia la cocina, aunque sin acercarse a la puerta no puede verse lo que pasa dentro. Allí se encuentran ahora mismo Marina, Alejandro, Carlos y Josemi.
El único que hace algo es el niño pequeño, el otro Carlos. Tira de la mano de su madre, que parece haberle protegido detrás suya, y hace un gesto.
- Ya está aquí, mamí - le dice -. Viene corriendo. Tiene más tiempo.
Motivo: Incoherencia
Tirada: 1d10
Resultado: 8(+1)=9
Motivo: Voluntad
Tirada: 1d10
Dificultad: 28+
Resultado: 2(+11)=13 (Fracaso)
¿Están bien las tiradas ? De no ser así, porque las haya hecho mal, las repito.
Tirada oculta
Motivo: Incoherencia
Tirada: 1d10
Resultado: 5
Motivo: Voluntad
Tirada: 1d10
Dificultad: 18+
Resultado: 1(+11)=12 (Fracaso)
Hago las tiradas y luego posteo más tranquilamente.
La incoherencia no se tira así, eso si. Es 1d10 a secas, la dificultad es el valor actual de la caracteristica que juraria tienes más, voy a revisarlo. Aun asi con 8 la sacas.
Ganas un punto más por fallar la voluntad y quedas marcado por la escena. Eso si, no es como si hubieras fallado la incoherencia que sería más grave.
La incoherencia la sacas.
La voluntad tienes que volver a tirar. Los 1s y los 10s se repiten siempre excepto en incoherencia. El 1 se repite la tirada restando 10 a la habilidad, el 10 sumando 10.
Si sacas negativo el impacto es mucho mayor. Pero también podrías sacar un 10 y tener una tirada extra para sacar la tirada :).
Tira por fa. Si fallas ganas 1 de incoherencia.
Tienes 4 en Incoherencia tras el fracaso de la tirada. Mírate como afecta a tu personaje, está descrito en las reglas y demás. A efectos prácticos está volviéndose tarumba por completo. Con 4 los efectos tienen que ser ya visibles claramente :).
Apuntalo anda, que has sumado +1 y tienes un cacho más xD.
Motivo: Voluntad
Tirada: 1d10
Dificultad: 18+
Resultado: 6(+1)=7 (Fracaso)
Jajajjaa, lo tengo muy jodido pero hago la tirada con +1 directamente (11-10)
Pues... no, no paso xD
Aun estaba asimilando que Eloy confirmase lo que pensaba, cuando empezaron a llegar ruidos desde la cocina.
-¡Joder, está aquí! - ¿y por qué ese puto niño parece saberlo antes que nadie?
Se apresuró a ponerse entre Sandra y la cocina, aunque sin acercarse hacia allí, mientras buscaba la salida más alejada de la cocina. Miró hacia atrás, hacia Esperanza, y de vuelta hacia la cocina. Mierda Gero, Mierda Gero... que ostias vas a hacer...
-¡Salid! ¡Salid! - les gritó, y entonces cogió el primer objeto contundente que encontró y se dirigió hacia la cocina.
Busco cualquier cosa pesada, que pueda usar para tirarsela a la cabeza a alguien, y voy hacia la puerta a tirar de Eloy para fuera de la cocina, y ver que pasa.
Esto no es una película de acción, es una película de miedo. Se repetía como un mantra el adolescente mientras trataba de recordar que se hacía en las películas de miedo para sobrevivir. Entonces recordó la clásica escena donde la protagonista se escondía dentro de un armario y el asesino pasaba por delante sin verla, con el cuchillo en la mano sediento de sangre. Hay que esconderse…. Susurro mientras buscaba un buen sitio donde ocultarse. Correr no servirá de nada…
Estoy muy nervioso y no me atrevo a sacar lo que hay en la mochila. Por miedo a alboroto, observo a mi alrededor, la escena de pánico que se avecina y decido dirigirme a una persona en la que creo confiar lo suficiente.
Cojo la mochila con una mano sujetándola por debajo y la otra, aún dentro, con la cremallera solo abierta un poco, y me acerco a Gero.
-Oye, tengo algo que te puede venir bien, estaba aquí dentro. Creo que tú le darás mejor uso que yo. Protégenos, te lo ruego. -Susurro al muchacho. Abro más la cremallera y muestro su contenido a Gero y sólo a Gero, para que haga lo que crea oportuno.
Si Gero se asoma dentro de la mochila, verá que hay una pistola. Ésta decisión marcará el futuro de todos. Algo hay que hacer... Espero que sea Dios quien guíe mis pasos.
Lo peor de todo era no saber qué estaba pasando exactamente en la cocina, si los que habían entrado en ella estaban en peligro o simplemente aquel niño decía cosas sin sentido, pero fuera lo que fuera Sandra sentía cómo los nervios, el miedo y la tensión iban dominándola poco a poco. Tenía miedo caer en una crisis de ansiedad o histerismo, algo por otra parte que no se podía permitir si quería reaccionar a tiempo pero, por otra parte, ¿qué narices iba a hacer en el caso de que apareciera de nuevo aquel loco asesino?
Miró a Miguel que había susurrado algo sobre esconderse, no era mala idea pero Sandra dudaba que hubiera algún lugar donde estuvieran realmente a salvo. Aún seguía dándole vueltas a la noticia que había leído en el recorte de prensa y a los nombres que el joven que habían encontrado junto al coche había repetido. Si todo aquello era una broma de mal gusto no tenía ninguna gracia y si sólo era una pesadilla... rezaba por despertarse de una vez por todas.
De nuevo miró a su alrededor, haciendo caso a las palabras del muchacho amante de las películas, buscando un lugar donde se pudieran esconder, pero no veía nada que pudiera usarse como un buen escondite a no ser que salieran al pasillo y volvieran a recorrer las distintas habitaciones, algo por otra parte que a Sandra no le hacía ninguna gracia.
Su atención se desvió hacia el sacerdote que le enseñaba algo a Gero, sentía curiosidad por saber de qué se trataba pero parecía que los dos lo mantenían en demaisado secreto como para atreverse a acercarse a ellos. Cerró los ojos, quizás en un infantil intento de no ver lo que parecía que estaba a punto de aparecer desde la cocina, y se mantuvo petrificada, rezando como nunca antes había hecho.
Gero se quedó mirando el interior de la bolsa un momento a medio camino entre el shock y la fascinación.
-Joder padre, ¿es que acaso ha llegado la navidad? - sacó de la bolsa una pistola y le quitó el seguro - Se va a enterar ahora este cabrón con quien está jugando...
Arma en mano se dirigió a la cocina, dispuesto a acabar aquello de una vez por todas.
Gero, armado con una pistola, avanza hacia la cocina. Seguro de que al menos, ahora, podrá hacer algo. Pero lo que ve es algo que le deja paralizado, de la misma forma que está Marina o Eloy, contemplando lo que veis dentro.
Allí está, desangrándose, en el suelo, Josemi. El médico. Su cuello degollado mana sangre por doquier, cubriendo las baldosas de una cocina que no tiene ningún acceso al exterior, excepto por un par de ventanas que siguen cerradas. No. Nadie de fuera ha hecho eso. Delante de Josemi está Carlos, quieto, paralizado, la cara cubierta de las salpicaduras de sangre. Pero tampoco ha sido él. El arma está visible, un bisturí, en el suelo, al lado del médico.
El mismo se ha cortado el cuello.