Partida Rol por web

Ahora es cuando pierden el objeto aleatorio ¿haces las tiradas y luego relato yo o describo lo que pasa primero? ¿cuantas vidas han perdido al final Garra Blanca 1 y Thrain 2?¿han podido pasar la sala con los 2 fallando la tirada?

Ambos conseguís llegar a la orilla, aunque de milagro. Estáis empapados por el agua helada y adoloridos por la terrible embestida de la criatura. Por fin tenéis un pequeño momento de respiro en la orilla... pero no dura mucho, ya que la criatura sigue persiguiéndoos hasta la orilla del lago, desde la cual se estira intentando atraparos en sus fauces. Ambos os apartáis para esquivar el devastador ataque, pero el remorhaz no se da por vencido y lanza hacia vosotros los zarcillos tentaculados que rodean su boca, intentando atraparos.

El enano consigue escapar al ataque, pero uno de los zarcillos se enrosca en el cinturón de Garra Blanca, en torno a su antorcha. La criatura tira para llevar a su presa a sus fauces, pero la antorcha se desprende del cinto y acaba en las fauces de la bestia en lugar del hombre bestia.

El remorhaz lanza un ultimo rugido furioso y se vuelve a internar al lago helado. Habéis conseguido superar la peligrosa trampa. Pero aun os queda para llegar a la cumbre de la montaña. El sendero que asciende por las laderas ahora se abre ante vosotros.
 

Ninguna preparación es suficiente para ataque tan desproporcionado, con alarma el chamán presenció como el Remorhaz conseguía agarrarle de su cinturón y amenazaba con tragárselo entero, de poco sirvió su denodado esfuerzo por desasirse ya que el gigantesco monstruo lo iba arrastrando lenta pero inexorablemente hacia sus enormes fauces, afortunadamente para Garra Blanca los repugnantes cilicios de la boca asesina se agarraron a una antorcha que se soltó de su equipo y terminó desapareciendo en el interior del monstruo.

Quieran los espíritus que te atragantes con ella -. Musitó poniendo hielo de por medio entre el malvado Remorhaz, que parecía haber tenido suficiente y comenzaba a alejarse, y su tigresa persona. Solo cuando se sintió a salvo y seguro se postró a cuatro patas exhalando un largo suspiro descansando así, durante el breve término de un latido, mente y cuerpo de tan escalofriante experiencia. Cuando se levantó había recuperado el dominio de sí mismo y en su faz se leía la determinación de seguir adelante para sembrar con el Bien la cima de esa montaña maldita. Se volvió hacia el enano que, con loca agilidad, había logrado salir airoso desafiando así a quienes los tachan de torpes y poco hábiles.

Thráin, los espíritus me sonríen al permitirme acompañarte en esta sagrada misión un poco más. Que los pesares que nos infligen nuestros enemigos nos resbalen como si de agua se tratara y que la única luz que presencie nuestro enemigo sea la del brillar furioso de nuestros ojos cuando le asestemos el golpe final.

Maltrecho, herido, pero resuelto, Garra Blanca continúa su camino hacia la cumbre.

Master tengo una gran duda mi pechera enana murio entonces ¿que pasò con la otra armadura que gane? sigue intacta cierto? =o? 

Saludos

-.Ufffff-. Suspiro al llegar a la orilla me siento cansado, herido y hambriento-.hace tiempo que no me sentía como un saco de excremento orco-. Pensé con una sonrisa a la vez que me siento en el frio suelo para sacar mi pipa y buscar algo de tabaco seco, mientras estoy en ello veo como el enorme gusano se aleja chillando maldiciones  que fácilmente se podrían interpretar como una advertencia, una amenaza-. Que experiencia más intensa ¿no crees Garritas?-. Le pregunto irónicamente a mi camarada que estaba a pocos metros de mi.

Luego de mi infructuosa búsqueda de tabaco, simplemente escupo al suelo y busco mi vieja pechera enana-. Lo clásico es lo mejor-. Exprese al ver con nostalgia ese pedazo viejo de metal que tenía incrustadas diferentes runas y el símbolo de la Legión, me saco los restos de la nueva armadura, que el gusano trituro como si nada, para posteriormente ponerme mi ya desgastada pechera, una vez listo me levanto, escucho a mi aliado diciendo algo con metáforas, cosas sagradas y miles de palabras que un enano como yo no entiende ni mierda, simplemente opto con sonreírle y decirle de forma animada -. Como tú digas camarada, esto recién comienza….-.

Comienzo a caminar al lado de Garra Blanca en dirección a la cumbre. 

Finalmente dejáis atrás el traicionero lago y emprendéis el duro ascenso por la ladera de la montaña. A cada paso que dais el ascenso se os hace mas difícil y agotador. La nieve empieza a acumularse, habiendo momentos en los que prácticamente os llega por la cintura. El aire de la alta montaña es aun mas frio y os azota el rostro como si quisiese arrancaros la carne de los huesos. Y lo peor de todo es que el cielo del atardecer empieza a filtrarse entre las nubes que empiezan a descargar sus copos de nieve sobre vuestras cabezas... no queda mucho tiempo para que anochezca y pronto tendréis que encontrar un refugio o arriesgaros a quedar atrapados en la nieve por toda la noche.

A mitad del ascenso a la cumbre, la senda desemboca en un mirador natural, una amplia zona plana y cubierta de nieve, en cuyo borde lucháis por recuperar el aliento del ascenso. El tiempo ha empeorado y la nevada está empezando a desembocar en una ventisca que os empieza a dificultar la visión.

Pero algo capta vuestra atención en aquel lugar... Al otro lado de esa planicie, en la pared de la montaña, veis una puerta de piedra, tallada en la misma roca de la montaña. Y ante ella una figura, sentada y con la cabeza hundida entre sus brazos... una mujer.

Os acercáis con, luchando por moveros en la nieve que os dificulta cada movimiento. A medida que os acercáis os dais cuenta de de que tanto la puerta como la mujer estaban más lejos de lo que parecía... La extraña mujer levanta la cabeza y os mira fijamente... su piel es de un pálido tono azul cielo y sus cabellos plateados. El tiempo parece detenerse por un instante, mientras el viento silba en vuestras orejas... el viento y algo más.

Dais justo a tiempo un salto atrás, cuando una enorme hacha cruza el espacio que ocupabais hace un segundo. Un grito gutural resuena en vuestros oídos mientras el hacha levanta una nube de polvo de nieve, que se disipa poco a poco, permitiéndote ver a una enorme criatura humanoide, también de piel clara y azulada. Posee una gran barba blanca y va pertrechado con una gran armadura de hierro y pieles, así como un yelmo. No os cabe la menor duda, os estás enfrentando a los antiguos habitantes de la montaña, los gigantes de las nieves.

Tras el guerrero gigante, la giganta se incorpora alzando los brazos al cielo y cantando una extraña melodía en su gutural idioma. Al instante el viento se recrudece, como si respondiera a sus ordenes... es una hechicera... y tanto ella como su hermano parecen no estar dispuestos a dejaros pasar por la gran puerta de piedra.

¡Por Ymir! - Exclamó Garra Blanca al esquivar a duras penas el enorme hacha del gigante. A punto de perder el equilibrio saltó hacia atrás, girando sobre sí mismo, para caer de pie como era natural entre los de su especie. Por un momento se le pasó por la cabeza tratar de razonar con los gigantes, pero dedujo que debían estar tocados por el mal que reinaba en la montaña y que nada se podía hacer en ese sentido. Algo disgustado con la idea decidió enfrentarse a ellos y vencerlos, eso sí, sin causarles demasiado daño.

Thráin, deben estar bajo el hechizo del mal que asedia la montaña, ¡no seas demasiado duro con ellos!

Dicho esto el hombre tigre cogió dos pequeños aros de piedra que pendían de la punta de sus orejas y los lanzó contra sus enemigos al tiempo que musitaba las arcanas palabras del conjuro que conferiría fuerza, poder y velocidad a la piedra, transformando los inofensivos aros en garras de piedra voladoras que, emitiendo un silbido atroz al cortar el terrible viento en contra, volaron mágicamente dirigidas hacia los contendientes, tratando de noquearlos por sorpresa.

Un tirón en el costado le recordó que estaba herido, observó los pétreos giros del conjuro y se preparó para lo peor; si fallaba, muy probablemente, tendría que rendir cuentas a sus antepasados.

Esquivo el enorme ataque del gigante, un poco emocionado y excitado por este nuevo enemigo -. Hace siglo que no veo gigantes de nieve, esto de alguna manera me trae recuerdos jajajajajaja-. Rio feliz tomando mi martillo-. Garra Blanca! Prepárate que este será una buena batalla-. Exclamo feliz mirando desafiante los ojos  de aquel gigante…

Thráin, deben estar bajo el hechizo del mal que asedia la montaña, ¡no seas demasiado duro con ellos!

-. ¿Tener piedad hacia los gigantes de nieve?-. Digo sorprendido-. Estas viles bestias no merecen piedad ni misericordia con o sin ningún hechizo de oscuridad-. miro a mi camarada con unos ojos de odio, dándole a entender que los gigantes de nieves y los enanos tienen una larga historia de guerras y muerte-. Además ya te deberías dar cuenta que tener piedad en este viaje nos puede jugar una mala pasada camarada, ahora simplemente tratemos de aplastar todo lo que se mueva independiente de cómo se vea jajajajaja-. Manifiesto feliz, extasiado, con una mirada sedienta de guerra mientras inicio una loca carrera hacia el gigante con el objetivo de al menos romperle un hueso a esa estúpida criatura-. Que el martillo de Reorx me lleve a la victoria o a una muerte gloriosa-.…...

El martillo de Thráin choca contra el hacha del gigante, haciendo saltar chispas en la creciente ventisca. El gigante es un guerrero experimentado y utiliza su fuerza para lanzar por los aires al enano... este sin embargo cae de pie en la nieve y se mantiene firme en su posición, ya sea por su buen entrenamiento o por el odio ancestral que existe entre las razas de los gigantes y los enanos. Los guerreros chocan sus armas una y otra vez, intentando romper las defensas de su adversario.

Mientras tanto, Garra Blanca hace su movimiento, lanzando un conjuro para aumentar el tamaño de aquellos proyectiles de piedra. Parece que van a golpear al gigante al que se enfrenta el enano, pero la mujer gigante se interpone alzando los brazos y haciendo que la ventisca desvié por poco los proyectiles de piedra, que se estrellan contra el suelo, haciendo profundos surcos en la nieve.

La giganta grita unas palabras arcanas, y sobre ella el viento parece detenerse por un segundo y los copos de nieve se unen en esquirlas de hielo, afiladas como cuchillas. La giganta lanza entonces la ventisca contra Garra Blanca, que recibe una fuerte ráfaga de viento helado que le congela los huesos, y esquirlas de hielo que se le clavan en el pecho y le producen numerosas heridas.

Thráin, al ver que su compañero esta el problemas, renueva sus esfuerzos y en un poderoso golpe consigue rompe en pedazos el hacha del gigante con su amrtillo. El gigante mira su arma confundido y reacciona tarde, recibiendo un poderoso golpe del martillo enano en la rodilla desprotegida, haciendo que el gigante caiga desprotegido. La mujer gigante se vuelve al enano, pero este consigue golpearla en el estomago, haciendo de la criatura escupa sangre y caiga de rodillas malherida, antes de que pueda lanzar un nuevo embrujo.

Thráin consigue rematar a los dos gigantes fácilmente con su martillo, haciendo que su sangre negra empañe la perfecta blancura de la nieve. Pero a un alto precio, ya que otra sangre tiñe ahora de rojo la nieve.

Garra Blanca yace en el suelo, sus heridas son mortales, pero al menos ahora el tiempo se ha calmado con la muerte de la giganta. El cielo se despeja levemente, y bajo las nubes, lejos al oeste, ven los últimos rayos del sol de la tarde.

Sintiendo como su espíritu se dispone a abandonar el mundo físico para reunirse con sus antepasados, el bondadoso chamán se esfuerza por reunir el suficiente aliento para confortar al aguerrido enano, animándole a continuar la empresa que ambos iniciaron.

Hermano Thráin, mi camino termina aquí, pero el tuyo continúa. Triunfa donde otros fracasamos y libera Ardan del yugo del mal. Coge mi grimorio, guárdalo como un amuleto que te traerá fortuna, o véndelo y reúne así las monedas necesarias para degustar esas cervezas que te adeudo. 

Una tos seca sacude el cuerpo del hombre tigre que, aún tiritante, ya no conseguirá entrar en calor. Sus ojos se cierran despacio -: Adiós, amigo mío, que los espíritus de la tierra te bendigan con su favor.

Con un doliente estertor, Garra Blanca llega al final de una vida dedicada al servicio del bien. En algún lugar de la montaña, a lo lejos, se escucha una obscena y malvada risa, que subraya con su eco la trágica pérdida de otro desafortunado aventurero.

Termino de masacrar a esos detestables gigantes como si fuesen unas malditas ratas, limpiándome con una mano la sangre negra que me había salpicado en esta intensa batalla, recojo mi martillo y lo pongo en mi hombro, con una sonrisa contemplo los mutilados cadáveres de mis enemigos, pero pocos segundos después noto que a pocos metros mío se encuentra el moribundo cuerpo de mi camarada de armas, cubierto de sangre, preparado para ir a donde sus ancestros llaman, escupo al suelo y me acerco tranquilamente con una mirada de respeto.

Escucho atentamente las palabras de aquel aguerrido chaman, recibo su grimorio y veo como lentamente la vida es arrebatada de su cuerpo-. Realmente hiciste un buen trabajo bastardo-. Le digo con una mirada serena-. Y no te preocupes lo más probable que nos reunamos muy pronto y ahí me pagaras dicha deuda-. levanto su cuerpo, lo acomodo en otro lugar y con mi martillo cavo una pequeña tumba al costado de la ladera, cojo una roca de tamaño mediano, tallo en ella unas runas enanas relatando su gloriosa muerte, para luego terminar con una vieja entonada enana-.los legionario te aceptamos hombre bestia-. Digo con voz gruesa y tenaz-. Pero recuerda que nosotros nunca caemos simplemente nos reagrupamos en el más allá, nos estamos viendo Legionario Garra Blanca-. Exclamo haciéndole un saludo típico de la Legión para luego darle la espalda a la tumba…

Después del improvisado funeral tomo mi pipa y lo lleno con el tabaco que recién se había secado, con una mirada seria miro a la montaña, fumando tranquilamente como si nada hubiese pasado, quizás perder tantos camaradas a lo largos de los siglos de alguna forma hace que te acostumbre a esto… me acerco al cuerpo de los gigantes para ver si había algo útil que pudiese ocupar y así poder seguir con esta loca campaña…