Partida Rol por web

Lanzas tu daga, que vuela en el aire girando sobre su eje... pero lanzas con insuficiente fuerza y rebota en las escamas de una de las patas del dragón, que ni tan siquiera se inmuta. El rey de la montaña arquea su cuerpo en el aire y vuelve a lanzar su gélido aliento contra ti... esta vez no tienes escapatoria, sientes el frio abrazo del hielo del aliento del dragón, que te deja congelado hasta los huesos. Pierdes sensibilidad en tus manos y de casi todo tu cuerpo... te cuesta respirar y se forman carámbanos de hielo que cuelgan de tu barba y tus extremidades.

Por un momento crees que ya puedes ver a tus antepasados en el mas allá... pero aun no es tarde. La espada de fuego que empuñas en tu mano aun te da algo de calor y algo de esperanza... pero sabes que no durara, estas al límite de tus fuerzas y puede que ni tan siquiera puedas escapar de aquella condenada montaña. Pero al menos estas determinado a llevarte contigo a la condenada bestia.

Te incorporas a duras penas, empuñando tu espada de fuego ante la atenta mirada del dragón.

:IMPRESIONANTE... HACIA DECADAS QUE NADIE ME PLANTABA CARA COMO TU, ENANO... ¡PERO ESTO, ES EL FINAL! -El rey de la montaña parece complacido. Al verte tan débil abandona su posición defensiva y se dispone a acabar con tu vida, no sin antes lanzar esta pequeña alabanza a tu determinación y resistencia.

La sierpe agita sus alas y cae en picado contra ti lanzando un poderoso rugido y dispuesto a darte el golpe de gracia. Esta es tu última oportunidad para derrotar a la bestia y conquistar la montaña, o convertirte en el alimento del actual rey de la montaña, Gelcifraxx.

Siento como el hielo de a poco confunde mis sentidos, como mi piel es paralizada y quemada por esta sensación infernal, estoy herido y creo que me queda poco en este mundo pero de alguna forma me siento bien, he dado lo mejor que he tenido y en el peor de los casos me sentare a brindar en el otro mundo con viejos camaradas que ya varios siglos que no los veo-. No parece un destino tan malo, ¿eh?-. Pienso con una sonrisa satisfecha mientras el calor mágico de mi espada es la única cuerda hacia donde los vivos gobiernan…

Escucho las palabras del dragón con atención de alguna manera se siente bien que un criatura de su calibre reconozca tus habilidades-. Gracias desgraciado-. Le contesto  estirando mi cuello y escupiendo sangre al suelo-. Aunque me comas te prometo que te causare la peor diarrea de tus siglos de existencia jajajajaja-. Aprieto más la empuñadora de la flameante espada colocándome, a duras penas, en posición de combate-. Creo que ya es hora de terminar todo esto, ¿no crees lo mismo? Maldita lagartija-. Sonrió nuevamente al mismo tiempo que aumento la velocidad de mis pies para recibir de forma directa la carga del enemigo, aceptando a brazos abiertos lo que el destino quiera-. al menos rajare tu esófago hasta tu estomago maldito-.… 

Thráin se lanza contra el rey de la montaña con las pocas fuerzas que le quedan, alza su espada llameante intentando dar un golpe desesperado. La espada brilla con su dorado fulgor y roza la mejilla de la sierpe, que  en el último momento desvía su dentellada por encima del enano.

Entonces, habiendo dado el infructuoso golpe, ves que su intención no era devorarte, si no atraparte con su garra.

Nada puedes hacer para prevenir el golpe que se sucede. La espada se escapa de tus congelados dedos y gira por la superficie helada de la cueva, mientras la garra de la sierpe de golpea y te aplasta contra el suelo helado de la caverna, rompiéndote huesos y dejándote mas muerto que vivo.

Escupes sangre mientras las llamas de la espada se extinguen lentamente, igual que tu visión, cada vez mas borrosa.

Sobre ti, la sierpe te observa desde lo alto con una sonrisa cruel. Su mejilla humea levemente por el roce de la espada, y afianzado su presa sobre ti, lanza un último rugido al cielo, clamando su victoria.

Mantienes tus últimos momentos de vida, sintiendo como el calor se escapa de tu cuerpo, ves ante tus ojos a tus antepasados y a tu compañero de aventuras Garra Blanca. Llega el momento en que no sientes más que la nada y la luz del mas allá, mientras la sierpe abre sus fauces sobre ti para devorarte.

-.jejejejeje esto realmente me ha dolido-. Digo estando tirado en el suelo, inmóvil y satisfecho por los miles de logros que he hecho a los largo de mi longeva y caótica vida, todo esto pasa por mi mente mientras que a poco a poco mi visión se apaga y el calor se esfuma de mi lentamente-. Tch…-. Escupo furioso-. Y yo que quería embriagarme por última vez-. Manifiesto enojado ignorando por completo la situación en la que me encontraba, olvidando que mi vida ya estaba llegando a mi fin-. Pero antes debo hacer esto-. Trato de llevar una de mis rotas manos a mi bolsillo para sacar mi pipa, que había cargado después de haber escapado del lago congelado, la pongo torpemente en mi boca, lo enciendo y doy una enorme jalada que evoca una pequeña nube de humo-. ahhhh realmente extrañare esto-. Exclamo ya ciego y semi muerto-. ¡Ven a por mí asquerosa criatura ¿no vez que tengo una cita con la Legión en el otro mundo?!-. Le grito con una voz grave y enferma mientras levanto mi mano izquierda y le levanto el dedo del medio-. Jejejeje maldito hijo de puta te veré en el inframundo-….

Esas fueron mis últimas palabras antes de viajar hacia donde la Legión y mis camaradas caídos me llaman, para volver al frente y seguir con la eterna batalla contra aquellos que se atrevan a atormentar a nuestros vivos... Quizás hoy he perdido, pero recuerda Celcifraxx que cuando tu vida llegue a tu fin no solo yo te estaré esperando en el otro lado, si no que tambien miles de centurias enanas sedientas de venganza jejejejeje si te metes con uno de los nuestros, te metes con la Legion y en ese momento ni tu alma tendrá descanso…….. 

Hace horas que abandonaste el pueblo de Ardan en dirección norte, hacia el frio Monte Milter. El camino es placido y tranquilo, pues caminas por una senda silenciosa en medio de un bosque helado. El día pasa y apenas escuchas algún animal salvo alguna rapaz que vuela por los altos cielos. Te parece ver alguna sombra que se mueve entre los arboles cubiertos de escarcha y oyes el crujido de alguna rama que cede al peso de la nieve acumulada en la noche... pero nada te molesta y las huellas que dejas en la nieve del camino te llevan hasta las faldas de la montaña.

Finalmente el bosque empieza a clarear y observas con mayor claridad la montaña y sus alrededores. Ves que el camino es escarpado y difícil, y solo consigues distinguir una delgada senda que sube por la ladera de la montaña, bordeando un lago helado. Mas cuanto mas te acercas, mas te das cuenta de que no estás solo en esa región. Un grupo de pequeños trasgos  pasa ante ti sin que te detecten entre la maleza, avanzan hacia el lago portando una especie de cofre, seguramente el botín de sus saqueos. Sabes que si los sigues llegaras al camino de la montaña.

Tuve un tiempo de viaje hasta pode acercarme al monte Milter, sin duda parecía bastante desierto ya que solo podía ver un bosque helado antes de la montaña, -¿y habrá tesoros por aquí o solo será mi imaginación?- , mientras cruzaba el bosque parecía que algún que otro animal se movía por el lugar, no eran peligrosos ya que no atacaban así que lo que más me preocupaba era el frío que hacía que empezaba a hacer que mi nariz se volviese un poco roja.

Al salir del lugar pude ver todo el esplendor de la montaña, sin duda era un paisaje helado y parecía que el frío inundaría la zona sin dar tregua a cualquier otra cosa. Por otro lado al avanzar un poco vi un grupo de trasgos, lo interesante era el cofre que llevaban, sin duda era un interesante obsequio que tomar prestado. En cualquier caso no parecía que fuese a haber mucho más por aquí y ellos se dirigía a lo alto de la montaña así que podría matar dos pájaros de un tiro si conseguía tener su botín y lo que hubiese en el interior de la montaña del rey, bueno en al cumbre. Sin darme cuenta estornudé suavemente debido al frío, -necesito un pañuelo- peor ahora tocaba ir hacia la cumbre sin más pausa

Los trasgos no escuchan tu estornudo y continúan su camino, contigo siguiéndoles. Te conducen directamente hacia un campamento a orillas del lago. Las viles criaturas han levantado barricadas y una destartalada torre de vigilancia, desde donde unos arqueros trasgos vigilan el lugar. Parece que el campamento es una especie de puesto avanzado desde el que las criaturas lanzan sus ataques contra la gente de Ardan. Además bloquea el único camino de acceso a la montaña, por lo que te acercáis para buscar una ruta de paso e investigar el lugar. Crees pasar inadvertida, sin embargo alguien da la voz de alarma, y un pequeño tropel de trasgos sale de su campamento.

No puedes evitar más el conflicto, tienes que luchar o escapar. Uno de los arqueros de la torre te ve y una flecha cae a escasos centímetros de tus pies, mientras los trasgos lanzan gritos amenazantes con sus voces chillonas y cargando con sus rudimentarias armas, la mayoría de ellas robadas.

Por suerte para mí pude seguir un tiempo a los trasgos hasta lo que podía considerar su campamento, era algo rudimentario pero no por ello menos efectivo contra un ataque enemigo así al menos intentaría que no me descubriesen ya que tenían un buen número y aunque pudiese con algunos de ellos quizás todos eran demasiados. Antes de darme cuenta un sonido de flecha atravesó mi mente haciendo darme cuenta de la obvio, acababa de ser descubierta -mierda- no creo que en ese momento otra cosa pudiese estar en mi mente.

Los trasgos empezaron a llegar en gran número, tenía armas que no parecían peligrosa peor simplemente lo parecían sin duda un golpe de ellas sería doloroso y quizás abriese alguna que otra herida, no tuve más opción que sacar mi florete, quizás no era un arma ideal para grupos de gente pero confiaba un poco en mi velocidad de reacción como para sobrevivir, me coloqué en posición defensiva preparada para luchara en aquél páramo helado

Los trasgos cargan contra ti de forma desordenada, pisándose unos a otros . El primer trasgo salta sobre ti, encontrándose de repente ensartado por tu filo en un rápido movimiento. Los otros seres intentan acorralarte, pero retrocedes rápidamente y golpeas una y otra vez, lanzando estocadas en las partes descubiertas de los trasgos. Con un corte a la altura de los ojos, consigues cegar a uno de los seres que aúlla de dolor mientras blande su arma ciegamente, golpeando a sus otros congéneres.

Poco a poco los seres caen, incapaces de acertar un golpe mas allá de un rasguño sin importancia. Se hacen más daño entre ellos intentando alcanzarte que a ti, incluso el arquero que te disparo antes golpea a otro de los trasgos en la mano y a otro en la nuca.

Pronto los aullidos de guerra se convierten en agonía y los trasgos, acostumbrados a luchar contra caravanas y granjeros, empiezan a escapar, incapaces de enfrentarse a un aventurero experimentado.

...

Una vez terminado el combate el silencio vuelve a reinar en el campamento... los trasgos han dejado absolutamente todo, sus tiendas están vacías, a una fogata aun crepita, calentando un puchero lleno de algún desagradable mejunje... y al lado veis el cofre que portaban antes los trasgos... no tienes más que reclamar los tesoros que contenga y salir por la otra puerta del campamento, que conduce hacia el lago y la senda de la montaña.
 

Me hubiese gustado haber tenido un arma compañera que estuviese allí conmigo por que sin duda los trasgos no eran otra cosa que numerosos, en cuanto el primer trasgo se abalanzo sabía que esto iba a ser largo y difícil ya que carecía de orden para atacar. Aquello era una lluvia de golpes sin ton ni son hacia mi persona, tenía que estar centrada para poder moverme en aquel campo de batalla sin ser golpeada por una espada en mal estado o un hacha semirota, quizás gracias a mi suerte o a la mala suerte de los trasgos conseguí que se golpearan entre ellos para poder continuar combatiendo más tiempo.

Sin duda tras un tiempo de combate los trasgos comenzaron a escapar, al poco solo quedábamos yo y mis jadeos de cansancio en aquel campamento, por suerte ahora el frío no lo notaba con lo que podía sentirme un poco mejor pero esperaba no resfriarme, estaba lejos de la civilización como para tener fiebre y necesitar medicinas. En cualquier caso podía tener un breve descanso mientras me acercaba al cofre que los trasgos había traído -al menos es interesante tener un pequeño regalito de parte de los trasgos-

Te acercas al cofre y colocas ambas manos sobre la tapa, saborando el tesoro que estas apunto de llevarte.

Palpas el momento, abres la tapa del cofre, miras dentro y...

Nada.. no hay nada en el cofre, está completamente vacío. Fuera lo que fuera lo que contenía parece que los trasgos que escaparon del campamento se lo llevaron antes de que te dieras cuenta.

Desilusionada, dejas caer la tapa del cofre y te resignas a continuar tu camino a la cima de la montaña.

Sales del campamento trasgo, dejando atrás los cadáveres de tus enemigos en la nieve. La calma vuelve a reinar en el lugar, como si nada hubiese pasado. Frente a ti se extiende el lago de la montaña, completamente congelado por una gruesa capa de hielo. Sin embargo tus ojos pasan de largo para seguir el camino que sube a la montaña, percatandote de que el camino que asciende por un angosto acantilado helado, ahora está bloqueado por una avalancha de nieve.

El viento es cada vez más fuerte y te será imposible superar ese obstáculo, por no decir que podría haber más avalanchas que te lanzarían por el barranco, directa al lago helado.

Buscando una solución a este problema, te percatas de que existe otro acceso a la ladera de la montaña... al otro lado del lago helado. No ves manera de rodearlo, la única forma de llegar es atravesar el lago y rezar por que el hielo sea lo suficientemente grueso como para soportar tu peso.

Te preparas para el peligroso camino cuando algo capta tu atención, un débil grito de auxilio entre el aullido del viento... no muy lejos, entre el campamento trasgo y el lago, ves unas pocas tiendas trasgas abandonadas y una especie de jaula de metal, vieja y desgastada. Dentro hay un cofre, junto a varios orbes escamosos de color celeste y una pequeña figura temblorosa.

Cuando te acercas te percatas de que se trata de un pequeño niño humano, que balbucea y castañea los dientes.

: Po...por favor... sacame de esta jaula... los m... monstruos me at...traparon y me encerraron aquí... ¡Qui...quiero irme a mi ca...casa!¡ Por favor!

El niño intenta arroparse en sus harapientas ropas, mientras unas lagrimillas heladas corren por sus mejillas, ante la esperanza de ser salvado.

Te resulta extraño que en niño este en ese lugar ¿que pretenderían hacer los trasgos con él?¿tal vez era otra de las "ofrendas" que los trasgos habían recolectado para su señor? Quién sabe.

Sin embargo el tiempo corre, el clima empeora y has de decidir qué hacer. Puedes despreocuparte del pequeño y dejarlo encerrado junto al tesoro, centrándote en atravesar el lago. O puedes abrir la jaula y liberar al niño (tomando de paso el tesoro), y luego continuar con tu misión.

Me acerque al cofre con ilusión esperando quizás algún adorno extraño que usasen los trasgos y que les resultase mágico o místico o quizás un arma que se encontrase en perfecto estado porque viendo sus armas no esperaba gran cosa, pero al abrir el cofre sin suda una vena de mi frete se inflo -¿que demonios? malditos trasgos- aquello enanos verdes malolientes les había dado tiempo de llevarse lo que quiera que sea que había en el cofre, que falta de educación no dejar un regalo a quien acaban de atacar.

En cualquier caso me marché del lugar pateando algunos montones de nieve que me encontraba por el camino, había sido una decepción encontrar una bonita cantidad de aire en el cofre, podía incluso haber sido una putada mayor si tras pelear con los trasgos hubiese salido muy herida. Agité mi cabeza para dejar los pensamientos sobre el cofre del tesoro vacío, así que cuando me quise dar cuenta había llegado a un enorme lago congelado que se encontraba en la montaña helada también, sin duda hacía un frío de narices, miré un poco a los lados buscando una zona por la que llegar rápidamente a la montaña.

No había más que un camino cubierto por nieve hasta el punto de hacerlo imposible de cruzar, lo único que quedaba era lo que parecía a lo lejos un camino de montaña pequeño pero no llegué a encaminarme sino que escuché un ruido que me llamó la atención, al seguir lo encontré un antiguo campamento trasgo que parecía estar abandonado salvo por un pobre alma que seguía allí suplicando un rescate. Me acerqué para poder ver mejor que tenía este pobre ser, aunque por desgracia para mí, más que el infante humano lo que más llamó mi atención era el cofre que había a su lado junto con la extrañas esferas celestes.

-Pequeño no serías tan amable de abrir el cofre por mí  ¿cierto?- quizás decir aquello hubiese sido demasiado cruel, al fin y al cabo supongo que tenía esperanzas de ser salvado al haberme visto, -supongo que bien no estas así que me saltaré las preguntas mundanas sobre ellos, espera un poco- había un candado en la jaula, por suerte para mí ser mujer me daba la ventaja de tener horquillas en el pelo, tomé una he intenté abrir aquel candado que podía permitirme tomar un cofre del tesoro

En caso de fallar me gustaría usar el kit de aventurero xD