Partida Rol por web

Richard sabia que estaba a punto de caer, debia tratar de salvar al pequeño , con lo que queda de sus fuerzas trata de sacar al asesino de la casa para asi darle chance para que este se esconda

Kevin apoyandose en la barandilla logra ponerse en pie. Ehh, Tu! malnacido, aun no has acabado conmigo. Se hace el silencio en toda la sala. Kevin agarra fuertemente su colt, no puede evitar que su brazo tiemble, agarrandose con las dos manos fuertemente el arma y apuntando al tipo de negro. No quiero matarte por la espalda, yo no soy como tu, asi que ven a por mi! Grita lleno de rabia. Te matare para vengar a mi hemano Kenneth DESGRACIADO!!

En un esfuerzo agónico, Kevin se arrastró con los brazos por el suelo, dejando tras de sí un rastro sanguinolento. Centímetro a centímetro, se aproximó hasta una de las pistolas que habían caído fuera de su alcance hasta llegar a una de ellas.
Con los dedos pegajosos de sangre la empuñó y levantó el brazo con un gemido, apuntando hacia la entrada de la casa.
La poca luz que entraba en la sala silueteaba las figuras del asesino de su hermano, la de Richard y la de Tim. Se alejaban hacia la entrada. El asesino hacía caso omiso de sus gritos. Ahora sólo se concentraba en Richard. La mano de Kevin tembló. ¿Y si fallaba? ¿Y si se equivocaba como con Rebecca y en lugar del asesino alcanzaba con su disparo a Richard o Tim?

Kevin hizo acopio de todo el aplomo que le quedaba. Apuntó con toda la firmeza que fue capaz, aunque su mano temblaba.
Apretó los dientes, tragó sangre y disparó.

El disparo astilló la puerta de entrada, sobresaltando a Richard. El asesino ni siquiera miró hacia atrás. Richard, sujentándose la herida, llegó hasta la puerta de entrada. Con un grito logró que Tim se alejara mientras la abría, con el hombre del cuchillo siguiéndolo afuera, al exterior.

Kevin bajó el arma, había fallado. Un cansancio infinito cayó sobre él. Estaba tan cansado...
El joven cerró los ojos. La oscuridad lo envolvió.

Sudando copiosamente a pesar de que no hacía calor, Richard salió de la casa paso a paso, descendiendo por la escalera de madera que llevaba al porche. La lluvia había parado, aunque el cielo todavía estaba encapotado. Alzó la punta de madera como si fuera un escudo mientras bajaba, para evitar que el asesino se aproximara, acercándose a la caminoneta destrozada de Uli, que todavía humeaba.

Tras él, acechándolo, el asesino bajaba con cuidado, escalón tras escalón. Vigilándole atentamente, sin despegar los ojos de él.
Cuando Richard llegó al final de la escalera y sus pies chapotearon en el barro, miró alrededor, pensando qué hacer ahora. Alrededor de la mano con la que se apretaba la herida del abdomen, la mancha roja se extendía por su camisa, y sentía dolorosas punzadas con cada paso que daba.

Se acabó. Richard se sorprendió. Era la primera vez que oia hablar al desconocido, que poseía una voz sorprendentemente serena y agradable. No hay donde esconderse. No puedes evitar que complete mi Ascensión. El hombre de oscuro siguió acercándose, y Richard comprendió que se disponía a atacarle.

Lo noto cada vez más cerca... Continuó el asesino, con sus ojos brillantes, febriles. Estoy muy cerca ya...

Estoy a punto de convertirme en Dios...

El disparo y el grito de Richard sacaron a Timmy de su paralisis.

El hombre malo tenia la culpa de todo. El habia herido a sus amigos, a Chispita y su mama no se despertaba. Estaba furioso como jamas lo habria estado.

Gritando con lagrimas en los ojos, se lanzo a la carrera contra el asesino para placarlo con todas sus fuerzas.

ascension??. de que estupideces estas hablando??.. crees acaso que eres algo extraño???...Un ave acaso??? comienza a gritarle richard mientras sigue retrocediendo Deebe haber algo.. debe haber alguna cosa con que uno pueda defenderse

Richard sufrió un pequeño mareo. Debía de ser la pérdida de sangre. El asesino tuvo que notarlo porque una décima de segundo después saltaba sobre él.
Richard notó el centelleo del cuchillo y el silbido al cortar el aire. Saltó hacia atrás con torpeza y evitó el golpe. Tenía que haber pasado muy cerca.

Su contraataque fue débil y torpe. Se encontraba sin fuerzas. Ni siquiera pasó cerca de su enemigo. ¿Qué estaba haciendo? Él no era ningún marine adiestrado en combate. ¿Cuánto tiempo más podría aguantar frente a este hombre?

En ese momento se oyó un grito. Era una voz aguda, infantil, pero cargada de rabia y odio. Bajando las escaleras a la carrera, con el rostro bañado en lágrimas, Tim se lanzó contra el asesino, que no lo había advertido.
Se lanzó con su cuerpo contra las piernas de él, haciendo que tropezase hacia delante y cayera cuan largo era en el barrizal que era el exterior de la casa.

El asesino se revolvió en el barro. Buscaba algo. Era su arma, el cuchillo. La había soltado con el impacto y había salido despedida unos metros de distancia suya.

Richard comienza a retroceder sabia que era su oportunidad al ver que el asesino habia botado el cuchillo, si mas se lanza a el para tratar de cogerlo para despues atacarlo con el

Kevin en un ultimo suspiro se arrastró hasta Rebecca con lagrimas en los ojos, la sangre le brotaba por los cortes provocados por ese mal nacido. Avanzaba poco a poco hasta llegar a su lado. Perdóname Rebecca, perdóname por lo que te hice, por dejar a Tim solo a manos de ese asesino… perdóname. Una tos seca anuncia los últimos segundos de vida del joven, agarra fuertemente la mano endurecida de Rebecca y se deja caer mirando hacia el techo de la vieja casa. En su rostro ahora puede verse una sonrisa, su faz esta en paz y en su mente se dibuja la imagen de su hermano Ken. Hermano, pronto volveremos a estar juntos, espérame solo unos segundos mas… El corazón de Kevin late por ultima vez.

Poco a poco las brumas de su mente se fueron disipando. Su respiración se normalizó y su vista comenzó a adaptarse a la oscuridad. Ahora podía percibir vagas formas a su alrededor. Al menos podía darse cuenta de las dimensiones del sitio donde lo habían encerrado. Vio lo que le parecieron cajas de madera y bolsas de residuos en los rincones. Dedujo que estaba en el sótano de la casona. Se arrastró penosamente hasta una esquina, en el que creyó percibir una débil fuente de luz. Tanteó frente a sí y sintió la rugosa superficie de un tablón de madera. ¡Las escaleras! Con ánimos renovados, hizo un supremo esfuerzo por ponerse de pie. El insoportable dolor de su herida se intensificó y no pudo evitar emitir un grito. Sin embargo lo consiguió. Estaba sobre sus pies. Apoyando su mano sana sobre la pared del costado, ascendió los peldaños lenta y trabajosamente. Finalmente pudo ver el rectángulo que formaba la luz al filtrarse por el marco de una puerta. Cuando llegó hasta ella, trató de empujarla. Estaba trabada. Descargó su peso con todas sus fuerzas sobre la madera, una dos, tres veces. Con un ensordecedor crujido la puerta terminó por ceder y cayó al suelo, seguida por Uli, que se desplomó sobre ella, debido al impulso. El anciano se puso de pie, gruñendo por el intenso dolor que sentía. Ahora que estaba en un lugar más iluminado pudo ver la extensión de sus heridas. Como temía, los músculos del hombro y parte del brazo estaban hechos jirones. Probablemente deberían amputarle el brazo. Pero eso no importaba ahora. Debía encontrar a los demás. Debían salir de allí. Creyó ver un bulto oscuro contra una de las paredes de la habitación en la que se hallaba. Se le acercó cautelosamente. Lo que vio le hizo perder el aliento.

—¡Oh, Dios, no! —exclamó.

Se agachó junto al cuerpo inerte de Kevin. Le movió la cabeza con delicadeza. Sólo necesitó ver sus ojos vacíos para darse cuenta de que ya no podría hacer nada por él. Se mordió el labio inferior, en un gesto de frustración y le cerró los párpados.

—Oh, Kevin. —susurró quedamente.

Depositó la cabeza con cuidado en el suelo y cogió el revolver de su mano exangüe. Caminó con lentitud hasta el hall de entrada y su corazón volvió a dar un vuelco cuando reconoció a otra figura tendida en el suelo, sobre un charco de sangre. Se acercó al cuerpo de Rebecca renqueando y se arrodilló a su lado. La contempló con una expresión de profundo pesar y negó con la cabeza.

—¡No, no, no, Rebecca, tú no!

Le acarició el cabello, tiernamente y una lágrima se deslizó por su curtida mejilla. Unos ruidos provenientes del exterior lo sobresaltaron. Se puso de pie y caminó hasta la puerta de entrada, con la pistola apuntado a la altura de la cadera. Lo que vio en el exterior lo dejó estupefacto. Un desconocido estaba caído boca abajo en el patio. El pequeño Tim estaba abrazado a sus piernas. Unos metros más adelante, vio a Richard que corría hacia la camioneta. Sin dudarlo un instante, Uli apuntó al extraño y disparó la pistola.

Bajo el cielo encapotado, los supervivientes se enfrentaron al final.

Un disparo resonó como un estruendo y levantó un chapoteo en el agua de un charco. Richard y Tim se sobresaltaron y miraron arriba, a las escaleras, donde Uli sostenía la pistola de Kevin, todavía humeante. Su otro brazo estaba húmedo de sangre y se le podía ver la carne destrozada del hombro.

Cuando vuelvieron a mirar, el asesino ya se ha movido, muy rápido, recogiendo su arma y parapetándose detrás de lo que quedaba de la furgoneta. Uli maldijo su disparo fallado. Tenía que acercarse más si quería acertar. Continuó bajando las escaleras.

Un viento salido de no se sabía donde empezó a soplar, casi huracanado. Levantó el agua que había caído, desdibujando el mundo alrededor de los supervivientes, haciendo que pareciera casi irreal. El silbido del viento les empezó a parecer gritos humanos, y una sensación extraña les invadió, la sensación de que algo estaba a punto de suceder.

A pesar del vendaval, oyeron el susurro del asesino mientras salía de detrás de la furgoneta, con una expresión serena transformando sus duros rasgos. Sonreía.

Ya llega... Este es el final.

Con el cuchillo, se realizó un corte en la palma de la mano, profundo, del que surgió la sangre que empapó el filo del arma.

Richard, Tim y Uli contemplaron a ese hombre. De pronto, parecía diferente. No es que hubiera cambiado de alguna forma en concreto, era como si de pronto pareciera más real que el resto del mundo que los rodeaba. Más real que ellos mismos, que parecían desdibujarse en el vendaval de gritos que apenas les permitía oir nada.

Tim.. retrocede..debes...irte.. toma los hombros del niño para alejarlo del peligro mientras siente que la sangre sale copiosamente de su cuerpo , mira al asesino Maldito.. eres un loco...entierrate ese cuchillo por el trasero y veras adonde asciendes.. mientras retrocede mira de donde vino el disparo Uli.. vamos para alla.. protegue nuestra retaguardia

En mitad del vendaval de aullidos, en mitad de la pesadilla, Richard y Tim llegaron a la escalera de madera que conducía al porche de la entrada y subieron los primeros peldaños.
Detrás suyo, el asesinó avanzó con tranquilidad, el hombre y el niño no habían sido lo suficientemente rápidos y logró darles alcance.

Desde arriba de las escaleras, Uli, apoyado en el pasamanos levantó la pistola con el brazo que le funcionaba y trató de apuntar al asesino. El rostro del hombre del cuchillo reflejaba una paz y una serenidad infinita. Parecía que una luz lo iluminara sólo a él, a pesar de la oscuridad que lo empezaba a envolver de nuevo.
Pero el disparo se perdió si alcanzar a su objetivo.

Y el asesinó apuñaló en la espalda a Richard.

El frió de la hoja penetró en sus costillas y Richard sintió cómo se le escapaba el aliento, después notó la brusquedad con la que el cuchillo fue arrancado de su carne y como la sangre le corría por la espalda. Ya no sentía el dolor, al menos no de la manera normal. A pesar de la debilidad que le invadió, siguió subiendo escalones, con su mano apoyada en el hombro de Tim.

La visión de Richard se redujo a lo alto de las escaleras. Tenían que llegar hasta donde Uli estaba.
Sólo había que subir unos cuantos escalones más...

-¡MIERDA, MIERDA! -Se quejó Uli, por su falta de puntería.

Nunca había sido un gran tirador, pero la herida de su brazo perjudicaba aún más su escasa destreza con las armas.

-¡CORRED! -les gritó a Richard y al Pequeño Tim.

Decidió no volver a disparar, a menos que fuera necesario para cubrirlos. Ya no le quedaban muchas balas.

Se hizo a un lado, para que pudiesen atravesar la puerta de la casona. Listo para cerrarla una vez estuvieran en su interior.