Partida Rol por web

-¡Mamáaaa!-
Arrugó el morro colorada al coger la madarina al vuelo.
-Como bieeeeeeeeeeeeeeeen- evadió el tema -antes he merendado un yogur y una pera- le gustaría oír eso, sabía que su niña era muy de andar siempre picoteando "guarrerías" (yolados, donuts, smoothies, galletas con cookies, tarta de manzana, brownies, palmeras de chocolate... palmeras-de-chocolate!). Guardó la fruta en la mochililla, echó también unos nísperos. La cerró y volvió a echarsela a la espalda -Y sí, es muy apañao...- bajó la cara de un modo muy adorable y evidente. Miró el reloj -Ups! tengo que irme- dio unos pasitos tras el mostrador y le dio un beso en la mejilla -me voy ya- sonrió adorable como ella era

La mujer se puso cerca de él. No mucho, no quería intimidarlo. Se lo quería ganar. Lo veía, al pobre, como un perrillo asustado, a punto de huir. Sabía perfectamente como tratar a los primerizos. El pobre seguro que se sentía poca cosa, con aquellos aparatos y la espalda encorvadilla. Le daba un poco de sentimiento. Pero sabía de sobras que aquellos chavales luego eran unas fieras en la cama. Acostumbrados a los señores con barriga, el cambio se iba a agradecer. Y mucho.

A ella también le gustaba comerse un yogurín de vez en cuando.

Así que se pidió una cervecilla, que eran quintos de Alhambra, y le miró un momento. Luego miraba a su compañero, y luego al Paco. Aparentaba totalmente ser una persona que estaba en aquel bar de forma fortuita. Sin forzar la situación. Además, su sonrisa, la tranquilidad de sus movimientos. Ella irradiaba una sensación de paz y confianza. Todo estudiado al milímetro, por supuesto. Pero era un auténtico gusto estar con aquellas mujeres.

-Me llamo Carmen -dijo, presentándose- ¿Y tú?

Quizá hubiera sido conveniente empezar las litronas en la habitación de Will. Ahora no estaría tan jiñado. Cagado. Venido a la pata abajo. Era una cosilla en el estómago…unas ganas profundas de cagar. Pero era como un truño ficticio, fruto de los nervios. Miraba a todas partes, durante el camino. Cómo si en cualquier momento alguien nos señalaría con el dedo, a la voz de “!PUTEROS!” y comenzaría una vorágine de risotadas, y burlas. Y entre la muchedumbre aparecería la Patri, grabando, y le mandaría el video a la máma.

Me quedé petrificado al ver el antro. ¿Qué mierda era aquello? ¿Íbamos a salir de aquí con todos los órganos? ¿O nos faltaría un riñón? Estuve a punto de dar media vuelta, y a tomar por culo. Pero entonces…!La mirilla! Y ya no hubo más. Pasé a fulminar con la mirada a Will. “¿!Mi cumpleaños, hijo de puta!?” Un grito en mi cabeza.

Se me terminó de caer el alma a los pies cuando vi al gordo, que debía ser el primo de Torbe por lo menos. ¿Este era el chulo? ¿El proxeneta? ¿No dicen que el proxeneta siempre folla gratis con sus empleadas? De solo pensarlo los huevos casi se me meten para adentro. Como bañarse en verano en un río con el agua fría que te cagas.

- Quiero whisky. Doble. Sin hielo…- articulé cuando nos pidió la bebida. Me sentía tan ridículo que me quité hasta el sombrero. ¿Pero qué te habías pensao flipao? ¿Qué ibas a un local sofisticado de mujeres en lencería fina y seguratas cuadrados de traje italiano?

Y luego aparecieron las MUJERES. Cundía el pánico, cundía el pánico…Diosss la primera morena me recordaba a mi tía la Francisca. Madre de Dios. De la pelirroja no se ni que pensar, quizá un poco mejor…Pero hostia puta la última…No quería se descarado en el mirar. No quería, en definitiva, quedar un puto baboso. Que por otro lado, era un poco preocuparse de más.  Estaba en un puticlub. Señal suficiente de que un poco necesitado sí que estaba. Así que la situación me intimida. Estas tías, ya muy vividas, se deben estar partiendo el culo para sus adentros. De solo vernos. La cara de marginados de la vida que tenemos. Y casi tengo ganas de volver a huir.

¡Alarma, alama! Que se me acerca la MILF. Trago al whiskazo.

- Borja…- asiento. Un asentimiento ortopédico. Tenso. ¿Pero y Will? La atención no se podría centrar en mi.- Will, mi amigo se llama…- fantástico ahora hablaba con el puto Joda o como un monguer.

Fue comenzar y... el primer gilipollas de la tarde. Carne de multa. Un chaval cani grandote con el pelo a mechas rubias, había entrado desde la calle Arabial saltándose el control en un descuido de los agentes. Venía haciendo el caballito con la moto, y con la pila de gente que había por allí, aquello amenazaba a atropello.

Le miró un momento, preocupada. El pobre parecía lleno de complejos. Tendría que echar su rato hablando con él, tranquilamente. Eran las 7, no había puta prisa, y siempre era preferibles sacarles unos cuartos con las bebidas. 5 euros las cervezas, 10 las copas. Aquello era un puti, no una coctelería, y las copas se cobraban a precio de puñalada.

A pesar de su intento de introducción a William, él ya le había echado el ojo a la pelirroja. Las redheads le ponían mórbido, era algo que no sabía por qué. Aquellas pequillas, los ojos claros. Madre de DIOX. Por eso, William miraba a la pelirroja, y ésta se acercaba para tomarse algo con él, sonriente. El americano hacía honor a su nacionalidad. Era un hombre de acción.

-Tienes acento de Madrid -precisó- Yo viví allí unos años. Bueno, en Getafe.

Le miró la camiseta y sonrió.

-Anda. Si te gusta Breaking Bad. Yo me la he visto entera, me enganchó.

Eso le hizo girar la cara. ¿En serio?

-Y de vez en cuando me veo también Big Bang Theory. Me río mucho con el Sheldon y sus manías. ¿Que series te gustan?

Aquello era ya oficialmente una conversación.

Un grupito de chavalas de sus características eran como un imán para los tíos. Y los tíos aparecieron con la segunda copa, bailoteando sus tonterías. Eran un grupo local, que venía a por todas. Los Chicos Torbe. Había de todo para todas. Tres más guapetes, dos más feillos. Estaban animados, de buen rolllo.

El que parecía el líder, el rubio de las gafas en el pelo y la lata de cerveza en la mano, le preguntó a la hembra alfa. Como correspondía, joder.

-Ey. ¿Os bailáis algo?

Miró a sus niñas y sonrió. Pronto empezaba la bacanal. La verdad es que había alguno entre ellos que estaba muy potable. Comenzaba la guerra por quedarse con los mejores tíos. La esencia de la fiesta de la primavera.

-Claro, torbes -le dijo, graciosilla- A ver si puedes seguir nuestro ritmo.

Interesante quinteto para la mexicana, aunque unos màs que otros, de todas maneras, va viendo què se cuece.

Eran las 19:30 y el Wall Street ya tenía algún cliente. Habían abierto incluso antes de las 8, sin avisarla. Aquello era típico. A veces incluso cerraban más tarde de las 3, aunque con tanta policía rondando, tenían que aprovechar y abrir antes. No les dejarían pasarse de su hora.

Dejó sus cosas en el almacén, como hacía siempre. El bolso y eso. Más cómodo que cargar con él toda la noche. Solo tenía que llevar encima los papelillos de las promociones y un boli. El jefe la saludó con la mano y se acercó a la barra a por sus promos. Era de agradecer que el jefe no le mirara las tetas. Era un tío felizmente casado, de los que creía en la monogamia más estricta.

La música todavía no estaba muy alta. Era horario "de pub de tarde". Así que se podía hablar, alzando un poco la voz.

-Hoy seguro que se te acaban -dijo, refiriéndose a las promos- Si quieres te doy un taquillo de postit, por si las moscas.

Trago al whisky. ¿No pagaba Will? Pues eso.

- Ah, bueno…- no quería hablar mucho, copón, no me gustaba el deje ortopédico que me dejaba el aparato al hablar- Yo shoy de Tresh Cantosh…

Cuando miró mi camiseta, por un momento pensé que se iba a pijar para sí. En plan “Uy mira que acorde. Un puto friki”. Pero no, ahí empezó un poco el surrealismo. O al menos a mí me lo parecía. Pero claro ¿por qué no iba a ver series esta señora?

- Ah, sheriesh…- pensativo, me había hasta quedado en blando un momento - Juego de Tronosh, Big Bang también, Bates Motel, The Following, Hemlock Grove, Modern Family, Shon of Anarchy, Padre de Familia…- no tienes vida, Borja. Decía mi pepito grillo interior. - Muchash, shupongo…- media sonrisa, resignada, pero sin mostrar dientes. Trago al whiskazo- Sheldon esh genial - asentimiento.

Se me hacía rara una conversación con esta mujer. Digo, no es como si nos hubiéramos conocido en una fiesta y nos hubiéramos puesto a hablar y ea. Ella debería estar pensando que era un puto plasta.

Carmencita estaba obrando su magia. Le gustaba llegar a los tíos que se follaba, hacerles sentir queridos, importantes, valorados. Eso les hacía volver. A veces sus mujeres estaban a la gresca con ellos, les pegaban la patada, les hacían sentir inútiles o una mierda con patas. Y eso tampoco era. Los hombres están muy estereotipados, sienten que tienen que llegar a un nivel, se ponen un listón y se empeñan en saltarlo todos a la misma altura aunque no puedan. Luego decían de las mujeres, y era verdad. Ellas competían ferozmente. Pero los hombres eran casi que lo mismo.

-Juego de Tronos me gusta por que salen mujeres como Dios manda -sorprendente comentario éste- Me refiero. Están de moda las flaquillas que no tienen cuerpo casi. Y ahí salen buenas niñas, sobre todo en las escenas de Meñique, claro. Y Daenerys me gusta mucho. Ya llevo Tormenta de Espadas por la mitad, me recomendaron la saga y me la ando leyendo.

Sonrió brevemente. Pobre criatura, que se sentía así de mal.

-Las chicas de tu edad son muy crueles, ¿Sabes? -le espetó así a botepronto.

Eso le hizo mirarla. Ella le miraba con cariño y ternura. Su corazón comenzó a hacer pap, pap, pap. La fiesta se iba animando.

-Perdona si te digo eso, pero es lo que pienso. Cuando te haces mayor te das cuenta de lo tonta que fuiste de jóven. Las hormonas, la gente. Las tonterías. Lo que es importante, de lo que no lo es.

Sacó una cartera que llevaba en el bolso, ahí tenía una foto vieja, como de los 80, por la moda que llevaban.

-Mira, ésta era mi hermana cuando teníamos tu edad. Le pusieron aparatos también, y se reían de ella. Ahora es una abogada de postín, y vive en una casa grande con piscina. Que les den a los que se ríen de los demás, ¿Sabes?

Alzó su botellín de birra, como ofreciéndole un brindis.

-Que les den, Borja.

Quizá fuera el alcohol lo que hacía que se me fuera antojando esto con cierta naturalidad, o las armas de la Carmen. O ambas cosas. Pero el whisky se llevaba su parte.

¿Estábamos hablando de Juego de Tronos?

- A mí me gushtan las mujeres con curvas. Shi pudiera eshcoger, claro...- trago al whisky- La Khaleesi mola mil…De ser una niña manipulada por shu shociedad, a decir “tengo mash cojonesh que todosh juntosh”.

Y las palabras brotaban. Ya te digo. Sería una mezcla entre los encantos de la Carmen y el whiskazo que sería de garrafón….Y de pronto…!Me espeta aquello! Que lo mismo lo dice por quedar bien. Pero oye, a mí me suena a gloria. Pero si es mentira...tampoco había necesidad de sacar una foto ¿no?. Una foto personal. Me convencía. Quería que me convenciera.

- Que les den - asiento un poco, y choco el whiskazo. Whiskazo que me acabo de un trago.

Tras el whisky, cayó el benjamín de cava. Dos copillas a compartir, claro. Era la idea de los benjamines, diseño original para el mercado de puticlubs. Hablaron de chorradas, de series, de cosas frikis. Ella no era muy friki, pero le gustaban algunas cosas. ¿Quien no es friki hoy en día? El que más y el que menos se ha visto las extendidas del Señor de los Anillos y pasado por la vicaría de los grandes estrenos de pelis frikoides como el remake de Star Trek o las de los Vengadores.

William estaba de palique con Paqui, la pelirroja. A veces le miraba y alzaba el pulgar. La cosa estaba saliendo de puta madre, a pedir de boca. Se relajó un poco, bajó la guardia, se sintió bien. Ella se arrimó un poco más, lo justo para que hubiera tensión sexual con ella. Para que notara su cercanía e interés. Era un mecanismo muy primario y animal.

Y luego cayó otro whisky y ya si que si. Ya si que le sudaba todo un poco la polla. Se sentía el rey del puto universo, y ni siquiera se fijó en el rostro de satisfacción del tío de las gafas, que entendía que aquello era ya cosa hecha.

Con la última conversación, rieron. Se estaban contando chistes, y él, que se emborrachaba con dos birras, estaba contentillo ya con los whiskazos, rió también. Se olvidó de su espalda encorvada, del hablar rajoyesco y de los putos aparatos. Solo la veía a ella. Y cuanto más bebía, más buena estaba ella y más idílico era el momento. Así, a lo gilipollas, echaron una hora de casquera, y les dieron las 8. Los romanos decían "entre amigos, el tiempo pasa sin sentir". Seguro que con las lumis tenían un refrán parecido.

Pero Colubi estaba un poco nervioso. Tras una hora, llegaba el momento de la verdad. El momento de subir al piso y hacer lo que habían venido que hacer, o huir vilmente. Pero Paco no les iba a dejar huir, no. No sin antes aflojar la mosca de las consumiciones.

Sintió la mano de Carmen encima de la suya. Suave, cálida. Su mirada posada en él, viendo más allá de sus ojos, escudriñando su alma (o eso creía él). Todo fue muy natural, el acercarse, el besar. Dejó que él lo hiciera, pensando que quizá fuera su primer beso. A ella le supo como tal. Como a algo especial, que le hizo sonreír. Le acarició el rostro con su mano, cariñosa como una madre dispuesta a follárselo hasta dejarle seco. Un cariño que daba vértigo.

-Borja, cariño... -susurró- ¿Quieres que vayamos a otro sitio más íntimo?

Ya se había bebido media copa e iba contenta de más, cosas de no beber alcohol normalmente. Las pocas veces que lo hacía su cerebro pasaba a fundido a negro y no se acordaba una merde de lo que había hecho después, aunque de momento estaba cabal. Lo suficiente cabal como para ver maromos acercarse y que le saltaran todas las alarmas, casi entra en pánico. Ella solo había interacturado con el sexo masculino por comentarios en sus vídeos, twitter o instagram donde le dejaban comentarios ultra cuquis de lo guapa que era y los bonitos "ojos" que tenía. A ella siempre le hacía ilusión cuando hablaban tanto de sus ojos y sus encantos, era como si vieran a través de ella. Ni siquiera hablaba con los chicos de clase, no tenía necesidad, había chicas que podían pasarle apuntes si le faltaba algo y luego siempre volvía directa a su cueva habitación a editar vídeos.

-Oh putain...- dijo para sus adentros, que le temblaba la mano del cubata, se tuvo que guardar el móvil y todo dejando un "merci" a medias para uno de sus seguidores, porque temía que se le cayera tan imprescindible aparato del tembleque. La verdad que tenía que reconocer que eran guapos... Para ser españoles. Ella siempre había sido fan de los americanos, pero inglés ya sabía y no iba a irse allí de intercambio. En este grupo hasta había un rubio que la hizo sonreír de manera nerviosa, cosas de ser más virgen que el aceite.

Arrugó levemente la nariz al ver las camisetas que llevaban, con un culo... Por suerte no entendía nada de lo que ponía en ellas, aparte de "chicas". Se acercó al rubio en su semi borrachera a leer más de cerca, porque claro, ella no entendía cómo iban las reglas sociales del reparto de maromos y con su grado de alcohol allí fue. -Shi.. ¿cás? Ça veut dire filles...- se hizo como apunte mental.

Lorena dijo algo de bailar y ella elevó la mirada para ver al rubio, dándose cuenta que estaba cerca de más. ¡Cerca de un chico de verdad! Oh là là, le iba a dar un soponcio, se puso de inmediato colorada, que le temblaba hasta el labio y sintió como se le escapaba una gotita de pipí, que apretó las piernas para no entrar en pánico y dejar escapar el chorro. ¿Bailar tan cerca de él? Non. Reculó, poniéndose al lado de Brit y bailo con ella.

-Ya empieza el circo.

Cero ganas de tener que verse con gilipollas, pero alguien tiene que poner orden. Se adelantó con el brazo en alto, intentando meterse en la línea de visión del anormal.

-¡Alto! ¡Alto!

Marqués se queda observando al subnormal cani que de alguna forma ha logrado atravesar el cordón policial y al ver que Padilla ya se ha adelantado para detenerle, le sigue, con una mano apoyada en la funda de su reglamentaria para imponer un poco más de respeto, no es que tenga pensado usarla ni mucho menos... Pero ellos no saben eso. Se aclara la garganta e intenta utilizar una voz autoritaria e imponente, además de mejorar su dicción con algo de esfuerzo - ¡Detente antes de que atropelles a alguien! - le grita al joputa cani que parecía tener un ataque suicida.

Llegó un momento en que me sentía como en una nube. Y lo que sentía forzado de primeras, ahora fluía solo. Como si nos hubiéramos conocido de forma casual en una cafetería, o tomando unas cañas en el pub de turno. Bendito alcohol y las armas milenarias de las mujeres vividas. Cuando se arrimó, me entraron los sudores y un de todo allí. Me preocupaba un poco el efecto Camacho, quizá debí echarme un buen chorreón de AXE antes de venir…

…Pero luego ya ni eso me preocupaba. Hasta me llegué a olvidar que este antro era lo que era, y que la Carmen…pues también era lo que era. Así que, cuando hubo beso, lo hice con cierto sentimiento. No algo en plan “te voy a meter la lengua hasta el galillo, morena”. No…Algo como lo que hubiera podido pasar cuando tenía 16, y estuve tonteando un poco con una chica por internet, pero luego cuando quedamos en personas dijo de ir al baño y ya nunca volvió. Vamos, mi primer beso como tal. Porque lo que me dio la Celia en la fiesta de fin de curso de bachillerato, fue un pico largo y fruto de su borrachera considerable. Si no, no me toca ni con un palo, claro.

Contuve el aliento cuando dijo de irnos. Así como si me estuviera diciendo que me invitaba a su subir a su casa, más que a una habitación donde antes se había calzado a ochenta viejos gordos. 

- Va…Vale…- con balbuceo y todo. Me tuve que aferrar al taburete, porque sentía que me iba  desmayar y todo allí.

El gitanillo detuvo la moto a dos metros por delante de los policías. ¡Encima parecía cabreado! Como si pudiera circular por donde le saliera del forro de los cojones. La moto era una vieja NRG Xtreme de color amarillo con unos vinilos de fuego.

-¿Que polla pasa, maero?

Les miraba con una mezcla de altanería y odio.

La escocesa bailó con su amiga. La amiga a la que tenía ganas. De la que estaba enamorada. Por eso intentó que ella centrara su atención su persona, y no en los maromos. Bailar pegadillas, haciendo tonterías. Haciendo como que se metían mano.

Ya, "haciendo como que...". Aquellas manos no estaban de coña. Amenazaban amasar teta y agarrar cadera. Estaba comenzando a mojar las braguillas. #Lesbragues.