Partida Rol por web

Apocalypsis

NOX APOCALYPSIS

Cargando editor
21/09/2012, 02:45
Elvira

"¡La tía dezía verdad!" exclama Elvira. "¡El apocalipsis es llegado!"

Y entonces vuelve corriendo por donde ha venido, y no se detiene hasta llegar a la casa.

Notas de juego

¿Qué hacéis ahora?

Cargando editor
21/09/2012, 02:47
Ruperto

Cuando creo que ya estoy perdido veo como la puta se da la vuelta. Desde luego, no ha sido por mi imponente físico ni por mi brava gallardía. Cuando me doy la vuelta, y veo porque ha huído, yo también tengo ganas de huir.

Pero antes de ponerme a correr como pollo sin cabeza, una idea se forma en mi mente. Mientras todo el mundo está corriendo como la puta que nos quería atacar, es nuestro momento para hacer lo que hemos venido a hacer.

Venga, tenemos que aprovechar. Si todo el mundo está distraído, podremos actuar sin que reparen mucho en nuestra presencia.

Qué cosas. Hace una semana, hubiese ido a esconderme tras una piedra por si el cielo caía sobre mi cabeza, y ahora estoy corriendo de cabeza a la fuente del peligro.

Notas de juego

¡Coño, ir al castillo! ¡El apocalipsis para quien tenga algo de lo que preocuparse! xD

Cargando editor
29/09/2012, 20:30
Director

Director Dejamos la situación así: Simplicio acbaba de encontrarse con unos invitados no deseados que se colaron por los huecos de la muralla que teníais que reparar.
Simplicio lo recuerdo, el dilema era qué hacer con ellos una vez allí.
Director Volvías a donde Inés estaba pariendo.
Simplicio  De momento pasare un poco de los bandidos e iré donde la parturienta a ver qué pasa. ¿Cómo va el fuego y su circunstancia?
Director La iglesia sigue ardiendo. Los soldados se afanan en sofocar el fuego, han dejado las lanzas cerca del aljibe. Justo cuando te diriges al edificio de los criados, ¡sale de él Esteban! Lleva algo en los brazos, y tiene el cuerpo ensangrentado
Simplicio ¿El bebé parece sano y normal?
Director De pronto, levanta al bebé, y este comienza a llorar con una voz ronca y escalofriante, llenando con él todo el castillo. La gente se gira par ver de dónde sale semejante ruido
Simplicio ¿La gente? ¿Los que están apagando el fuego?
Director Exacto, ellos y los soldados.
Simplicio ¿Sabemos algo del cocinero Sancho?
Director La última vez que lo viste estaba con su hija. Esteban se dispone a hablar, mostrando el niño.
Simplicio O sea, que el cabrito de Esteban apareció al fin
Esteban  ¡Aquí lo tenéis! ¡Es el anticristo! ¡Acaba de matar a toda su familia! ¡Genoveva tenía razón! ¡Miradle!
Simplicio Me pongo en posicion de defensa lanza en mano a una distancia prudencial de la criatura. ¿Ha matado a toda su familia?
Director Así es; po eso dice Esteban. La gente se queda paralizada, hay gritos y murmullos entremezclados.
Simplicio Abandono un poco de la vista a Esteban y al nene y voy al paritorio a ver qué hay y quién hay.
Director Esteban está en el umbral, tendrías que apartarlo para pasar.
Simplicio Lo hago.
Esteban  ¿A dónde vas, soldado? Ahí dentro solo hay muerte y desolación.
Simplicio Tengo ojos en la cara, gracias por el interés.
Esteban  ¡Huyamos ahora mismo! ¡Está a punto de ocurrir algo espantoso aquí!
Simplicio Paso de él y paso adentro.
Director Dentro solo hay silencio. Sigues una línea de sangre que viene de la habitación donde estaba pariendo Inés.
Simplicio La sigo con lanza en mano y sentidos despiertos.
Director Al llegar a la habitación, ves con tus propios ojos lo que Esteban te había dicho con palabras: en la cama y en el suelo desparramados, los cuerpos de Sancho, su mujer y sus tres hijas, con algunas otras criadas que estaban asistiendo en el parto, en un charco de sangre.
Simplicio Las registro brevemente. soy un poco ladrón y de paso algún baúl o cosas de esas.
Director No hay baúles. Los cuerpos están aún calientes. Acaban de ser masacrados a golpe de espada. Reconoces ese tipo de herida, la has visto demasiadas veces.  En ese momento, oyes un estrépito en el patio.
Simplicio ¿Nada de valor?
Director ¡Solo sangre y muerte!
Simplicio Regreso donde está Esteban
Director Esteban ya no está. Los que sí están son los bandidos, que están atacando a los soldados y a los criados, que gritan y huyen, pero no tienen a dónde. La escena es dantesca.
Simplicio Intento seguir el rastro o intuir el camino que ha tomado Esteban
Director Esteban no está por allí, debe haber huido hacia la puerta.
Simplicio La atravieso intentando evitar el combate. ¿Cuántos soldados y malechores hay luchando en cada bando? ¿Quién gana?
Director No te da tiempo a ver mucho; hay más soldados que bandidos, pero estos los han pillado por sorpresa mientras apagaban el fuego. Los están masacrando.
Simplicio Sigo hacia el patio de armas a la carrera.
Director  1d10: 3. Tienes la suerte de no cruzarte con nadie en el camino, pero uno de los bandidos se ha quedado guardando la puerta. Lleva un bracamante, y se protege con gambesón reforzado y capacete. En cuanto ve que te acercas, se dispone a combatir.
Simplicio ¡Aparta, esto no tiene nada que ver contigo! No es a mí a quien buscas ni soy de la guardia.
Director El bandido te enseña sus dientes podridos, y sin más, se lanza al ataque.

[Resumen del combate obviando las tiradas]
Director Sin embargo, te adelantas a él y le hieres en el brazo izquierdo con tu lanza sin que él pueda hacer nada. Debido al dolor que le causa la herida, él falla su ataque y quedáis en la misma posición de antes, pero ahora tú llevas algo de desventaja, ya que la longitud de tu arma te obliga a moverte para que no pierda su efectividad.
Simplicio Si quieres vivir, tira el arma y huye.
Director Enseguida vuelve a atacarte, sin contestar. Esta vez es más rápido que tú, y te lanza dos ataques furiosos que solo cortan el aire. Como respuesta, le lanzas otro puyazo que le alcanza el pecho y le empuja hacia atrás, aunque gracias a su protección solo le haces un rasguño. El tipo vuelve a la carga, pero vuelve a fallar al lanzar su ataque, quedando expuesto al tuyo, y esta vez le haces más daño, hincádole la lanza en su pierna izquierda. No obstante, el tío sigue ahí, cortándote el paso; si no fuera un bandido, hasta creerías que es un acto heroico. Aunque entonces, comprende que eres demasiado para él y se concentra en parar tus golpes, mientras pide ayuda a sus compañeros. Por más que lo intentas, no consigues acertarle...

[Mientras tanto, Ventura y Ruperto...]
Director Acabáis de huir de la casa de Genoveva. La silueta de las murallas se recorta a la luz de la luna, levemente iluminadas por el gran incendio que está teniendo lugar. Llegáis al pueblo, donde la gente asoma la cabeza por ventanas y puertas, sin atreverse a salir, atónitos ante el incendio  que está teniendo lugar en el castillo. Estáis justo a los pies de la colina donde se asienta el castillo.
Ventura trata de recuperar el aliento poco a poco, apoyando las manos sobre las rodillas
Ventura  ¿Qué tal tu pierna, maese Ruperto?
Ruperto  Aún me duele, pero creo que puedo aguantar. Va... Vamos. Ahora es el momento de actuar. Tal vez podamos hacer entrar en razón al noble... o a su padre.
Ventura  ¿Crees de verdad a esta tal Genoveva?
Ruperto  La verdad es que no...
Ruperto se agarra el tobillo. Duele.
Ruperto  Pero no hace falta que yo la crea, la gente la cree y eso vale para todos.
Ventura  Tienes razón. Vamos, aligeremos el paso... todo lo que puedas, claro está.
Ventura y Ruperto se ponen en camino al castillo
Ventura  ¿Qué habrá sido del charlatán de Simplicio? Me pareció raro que no quisiera gozar del buen placer de las mujeres... quizá sea tarado.
Ruperto  No sé. Tal vez él sí crea en el apocalipsis. U otras cosas pasen por su cabeza. A veces no lo entiendo bien.
Director Mientras conversáis, llegáis a la barbacana. Os extraña ver que nadie la está vigilando. (supongo que entráis... ¿o no?)
Ventura  Mira, parece que es como tu decías... Vamos adentro, parece que la vigilancia es pobre... espero que sea que hay revuelo en el interior.
Ruperto  Esperad aquí. Iré a echar un vistazo...
Ventura  Espera...
Ventura intenta detener a Ruperto, pero es tarde
Ruperto va con cautela a ver qué hay al otro lado de la garita.
Ventura camina a cierta distancia de Ruperto, sin perderle de vista.
Director (a Ruperto) Te asomas al patio. No hay nadie. Al fondo, en la parte norte, oyes unos gritos, que se connfunden con el crepitar de la enorme hoguera. Tirada de Descubrir
Ruperto  1d100: 14 (de sobra)
Director En el umbral de la puerta que separa las dos mitades del castillo ves a dos personas moviéndose con rapidez. Parece que estuvieran bailando... o peleando. No hay nadie en las almenas ni en el adarve de la muralla.
Ruperto hace un gesto con la mano a Ventura para que venga. Cuando está a su altura, dice: Mira, parece que hay dos peleándose, pero no se ve a nadie más. Qué extraño.
Ventura se acerca y mira la escena (¿Conocemos a esos dos?)
Director Ventura, tira Descubrir
Ventura  1d100: 15 (Descubrir: 61%)
Director A uno no lo conoces, pero al otro sí. ¡Es Simplicio! Está armado con su escudo y su lanza, y le está dando una buena paliza a su rival.
Ventura  Ruperto: ¡ES SIMPLICIO!
Ruperto  Sabía que acabaría teniedo problemas con alguien si seguía con esa actitud...
Ventura corre hacia la pelea a intentar ayudar, aunque parece que Simplicio no tiene demasiado problema
Ruperto  vamos a ver qué pasa... ¡Pero mejor no nos inmiscullamos! ¡Bastante cosas me han pasado ya!
Ruperto, al contrario que Ventura, se aproxima despacio.
Director Ventura llega primero, pero ambos véis lo que está sucediendo en esa parte del castillo: ¡está teniendo lugar una masacre! Unos bandidos está n luchando con soldados y gente desarmada y los están haciendo polvo. Simplicio se ve que quiere salir, pero un bandido le está cerrando el paso, y aunque tiene ya varias heridas, aún aguanta y está gritando pidiendo ayuda (por cierto, os recuerdo que no lleváis armas, se las regalásteis a las putas)
Ruperto  (¿Simplicio lleva algún cuchillo? A la vista, digo)
Director (Parece que no.)
Ventura carga por detrás al tipo que cierra el paso a Simplicio
Director (a Simplicio) Entonces, ves en la lejanía que se acercan nada más y nada menos que tus compañeros de fatigas, Ventura, y Ruperto. El bandido sigue pidiendo ayuda, pero todos parecen estar muy ocupados y nadie acude.
Ruperto  ¡Ventura, poneos detrás de sus piernas!
Director Mientras Ventura se acerca por detrás, Simplicio lanza un terrible ataque contra el bandido, que al intentar pararlo con su bracamante, se le va de las manos, justo en el momento en que Ventura llega y, de un emujón, hace que bese el suelo justo a los pies de Simplicio.
Ventura  Todo tuyo, maese Simplicio.
Ruperto  Le pego una patada en las tripas
Director El golpe hace que el bandido se agarre el estómago, y justo después, instintivamente, se cubre con los brazos, viendo que le vais a dar el golpe de gracia. En este momento, le estáis rodeando.
Ventura mira al tipo y luego a Simplicio
Ventura  ¿Quedáis contento, buen Simplicio?
Simplicio Lo estaré cuando le quite con mi lanza una mota de polvo que le he adivinado en el rostro
Ventura  ¿Todo esto por una mota de polvo?
Bandido ¡Piedad, señores! ¡Yo non quería venir acá! ¡Lorenzo Espadas me obligó!
Ruperto  ¡Qué está pasando aquí, perro!
Director (os advierto que estáis a la vista de los demás combatientes)
Bandido ¡Piedad!
Simplicio Vacía tus bolsillos, fabla rápido y tal vez vivas para contarlo
Director El bandido no sabe decir otra cosa en estos momentos que "piedad".
Ventura  Ayudarme.
Ventura coge al tipo por los hombros para retirarle de la vista
Ruperto  Haced lo que queráis, Simplicio, pero hacedlo ya. Aquí en medio no estamos seguros...
Simplicio Aqueste no fabla
Ventura  Fablará... ayúdame.
Simplicio Intento asestarle un lanzazo apuntando a la cabeza.
Ventura  (¿por qué todo el mundo pasa de mi?)
Director En estos momentos, Ventura arrastra como puede al tipo, que intenta resistirse.
Ventura  (xD)
Simplicio ventura, Esteban ha pasado a cuchillo a todos, y ha huido con el bebé. Nos está retrasando.
Simplicio Le doy un lanzazo con el canto  de advertencia.
Director El bandido se pone a berrear.
Simplicio ¡Placa!
Ventura habla al oído del tipo: Véis la lanza de este señor... pues si sigues forcejando le dejaré que la de uso... y ten fe que sabe hacerlo.
Simplicio ¡Bandido, canta rápido et bien o guarda tus oraciones para la otra vida!

Spoiler (marca el texto para leerlo):

(Ida de olla del DJ: El bandido se pone a cantar "seré tu amante bandido, bandido... corazón, corazón malherido" XD)

Ventura  Estáos en silencio y puede que viváis.
Director Simplicio, haz una tirada de Tormento
Simplicio 1d100: 80 (fallo)
Director El golpe le da de lleno en la cabeza, y eso solo le hace asustarse aún más, y grita como un berraco.
Ruperto  (¿El bandido tiene algún cuchillo, puñal, etc?)
Director (Solo llevaba el bracamante)
Simplicio Me giro a ver cómo va la pelea y si hay o no refuerzos. (a Ruperto) Ármate con su bracamante y que el artesano parle con él.
Ruperto  ¿Armarme con eso? ¡Pero si es más grande que yo! Además, con eso no podría escabullirme bien. Ahora que hay caos es cuando podemos actuar.
Ventura  Simplicio... parar quieto un momento ¿Puedes contarnos a qué de tanta pelea? Ruperto está en lo cierto... cuéntanos lo que haya que saber y preguntemos al fulano por lo demás.
Director (Situación: estáis junto a la torre de don Pedro)
Oís un grito de una mujer que proviene del patio. Cuando os asomáis, véis a una criada que corre hacia la puerta, pero un bandido llega por detrás y le da muerte por la espalda con su hacha. Al oírlo, el bandido que tenéis preso grita aún más fuerte.
Bandido ¡Compañeros, a mí, que me han presso!
Ventura  Y tú, maldito malnacido, cierra la boca o te rebano el pescuezo.
Ruperto se esconde cual vil fulana.
Ventura le da al bandido un puñetazo en la boca.
Simplicio Yo iría a perseguir a Esteban-matagente y al bebé a la casa donde estuvisteis vos, aunque si queréis andar subiendo por el castillo podréis también. Necesito una razón buena para no matarlo ya aquí y ahora.
Director Ventura, tirada de Tormento.
Ventura  Simplicio, por Dios, céntrate. ¿Qué ha pasado aquí? ¿A qué de tanta pelea?
Simplicio Se prendió fuego a la iglesia y al poco entraron los bandidos al asalto
Ventura  1d100: 98 (¡pifia!)
Director Ventura le da un puñetazo al bandido, con tan mala suerte que le llega a la garganta y le deja sin respiración; el bandido muere ahogado.
Ventura  Bueno, un problema menos.
Simplicio Agradecido, ventura, me ahorraste trabajo. (Y mientras dice esto le registra con intencion de sacarle monedas o demás sorpresas.) Mirad a ver si esa armadura o el casco os vale a alguno.
Ventura  ¿Recordáis qué estamos por hacer aquí? Pues arreando.
Simplicio ¿Sus quedáis aquí en el castillo, o marcháis conmigo por Esteban?
Ventura busca un camino medianamente limpio a la torre del comendador.
Director El casco es un capacete. Podría valeros. Por lo demás, tan solo encontráis dos magras monedas, que hacen 4 maravedíes.
Simplicio Me llevo los 4 maravedies y luego echamos cuentas. El capacete para ventura por mata-bandidos. En el castillo, podemos también echar un ojo al heredero preso, pero lo trasladaron de mazmorra. (¿cómo va la pelea? ¿quién gana?)
Ventura  ¡Por favor! Tenemos que aprovechar la confusión para colarnos en la torre del comendador... me importan tres hostias el tal Esteban y lo hablado con don Pedro.
Simplicio Ventura, tú mandas. Te sigo.
Ruperto  No crucemos por el medio, o nos verán. Vayamos por los laterales, intentemos bordear la pelea.
Ventura mira a Ruperto condescendiente (irónicamente).
Director Cuando os asomáis, véis la siguiente escena: todos los soldados han muerto a manos de los bandidos, también hay criados por todo el patio, en el suelo, muertos o agonizando. Don Pedro y don Xurxo, los dos santiaguistas, protegen a Fernando, el hijo del comendador, y poco a poco van retrocediendo hasta llegar al edificio de piedra. (uséase, que a donde queréis ir está todo el meollo)
Simplicio (Soldados muertos, ¿y bandidos vivos vemos algunos? ¿Cuántos?
Director Los bandidos están TODOS vivos.
Ventura  ¡Mala madre nos haya parido! ¿Y ahora qué? ¿Ruperto? Tú eres experto en estos menesteres
Simplicio (¿Cuántos son?) Vaya guardia de mis cojones.
Director Contáis a nueve bandidos, todos ellos han acabados con doce soldados y algunos criados que estaban apagando el fuego. Ya no queda nadie en el castillo que pueda defenderlo, aparte de los dos caballeros y Fernando
Ruperto  Vamos escondidos. Si pasamos de una habitación a otra no deberíamos de tener problemas. Los bandidos están en el patio y creen que todos han muerto.
Simplicio ¿Sigues sin contemplar la opcion de huir, Ventura?
Ruperto  ¿Y vivir escondiéndome porque no hemos cumplido con lo pactado? Más no, estoy cansado de huir.
Director Mientras pensáis, véis cómo don Xurxo defiende heroicamente a sus dos compañeros mientras les da tiempo a entrar en el edificio. La verdad es que el caballero,a pesar de ser un borracho, pelea como un demonio.
Simplicio Si no marchamos nos machacan estos capullos. ¿En verdad os quedáis a esperar que nos descubran?
Director Ahora mismo nadie está pendiente de vosotros, están centrados en intentar echar abajo la puerta por donde se han metido los caballeros y Fernando. Don Xurxo consigue entrar y cierran la puerta.
Ruperto  Podéis hacer lo que gustéis Simplicio, pero yo no pienso tirarme toda la vida escondiéndome. Si nos pagaron esa fortuna... ¿Cuánto pensáis que pagarán a alguien por matarnos?
Ventura  (y la iglesia, ¿por dónde queda?)
Director (la iglesia está aún ardiendo, está justo al lado de los aposentos del comendador, por donde acaban de entrar los tres)
Ruperto decide que bordeará todo el patio para llegar a la Torre del homenaje. Con suerte, nadie le verá.
Ventura  Estoy con Ruperto... es morir ahora o perder la vida... aprovechemos la confusión que quizá sea la única que pueda ayudarnos.
Director (os recuerdo que la puerta de la torre del homenaje estaba tapiada, solo podríais entrar trepando a una de sus ventanas, y solo entraría Ruperto, que es pequeñín)
Simplicio No nos matarán, Ruperto, si vamos y contamos la hazaña y la invasión.
Ventura  Simplicio, ¿habéis visto al cocinero? Él dijo que nos diría cien formas de entrar a donde queríamos cuando cumplieramos con el trato.
Simplicio sancho murió. Lo acuchilló el bebé o Esteban.
Ventura  ¡Maldita sea mi suerte! ¿El bebé? ¿Me estás diciendo que un bebé acuchilló a Sancho? Simplicio, ¿qué has bebido?
Simplicio El bebé acuchilló a todos los del parto según Esteban, así que habrá sido Esteban el asesino. Se llevó al bebé, mató a todos, incluso a Sancho, y salió por aquí. El bandido se me puso en medio y Ventura le dio una caricia en la garganta. Lo siento, compaña, pero abandono el castillo. Marcharé al puterío de Genoveva, pues apuesto que allá andará el padre de la criatura al que con gusto ensartaré.
Ventura  Simplicio, en el lupanar no encontrarás nada... lo hicimos arder.
Director Mientras habláis, sucede lo siguiente: uno de los bandidos se adelanta y grita en dirección a la torre del homenaje.
Bandido ¡Rendíos, Fernando! ¡El castillo es nuestro! ¡Sed un hombre et salid a rendir cuentas conmigo! ¡Sois un cobarde de mierda! ¡Vuestro padre vale cien veces más que vos!
Ruperto  Esperad... ¿Los bandidos están en nuestro bando?
Ventura se queda asombrado ante la pregunta de Ruperto. Con la suerte que tenía seguramente había matado a uno de lo suyos.
Simplicio Marcho de aquí. ¿Os unís a los bandidos? Tal vez Esteban no sepa que el puterío esté ardiendo. ¿Matasteis alas chicas y a Genoveva?
Ruperto  ¿Qué? ¡No! ¡Querían matarnos y tuvimos que huir!
Ventura está atento a los acontecimientos.
Ventura  ¿Reconocéis a ese caballero?
(mientras, el bandido...)
Bandido ¡Como queráis! ¡Quedaos allá et arded con vuestra puta torre!
Simplicio ¿Genoveva y la chicas viven o arden?
Ruperto  Viven. Al menos, las que se quedaron con nosotros.
Director Los bandidos comienzan amontonar cadáveres frente a la puerta y les meten fuego.
Ventura se adelantó... muerte o gloria, pensó antes de caminar hacia el recién aparecido bandido. Llevaba las manos en alto, descubiertas, transmitiendo señales de amistad.
Simplicio Marcho ala carrera. Adiós, compaña, ¡nos veremos en la posada del pueblo! (dicho lo cual, Simplicio sale corriendo de allí)
Ruperto permanece atento a lo que hace Ventura, pero se esconde por si acaso.
Director En cuanto lo ven, tres bandidos apuntan a Ventura con sus armas. Cada uno tiene una distinta, se ve que no son más que desarrapados que acechan por los caminos, pero han combatido muy bien. En dirección contraria parte Simplicio, que os deja allí con todo el marrón.
Ventura  ¿Qué ocurre aquí?
Un bandido ¿Quién coño eres tú?
Ventura  No quiero guerras con vos, señores. No soy más que un pobre obrero y acabo de llegar de mi día libre. ¿Qué ha pasado? ¿Quién es ese señor?
Director Los bandidos se miran entre sí.
Bandido ¿El obrero que iba a reparar la muralla?
Ventura  Sí... ese mismo
Ruperto se esconde un poco más.
Director Uno de los bandidos sale inmediatamente en dirección al tipo que gritaba a la torre. Veis que habla con él, y este se gira extrañado y observa a Ventura.
Ventura mira y reverencia al bandido.
Director El bandido se acerca a una distancia prudencial.
Bandido jefe ¿Venísde casa de Genoveva?
Ventura mantiene las manos en alto... vacías.
Ventura  No sé cómo se llamaba la mujer del bosque, buen hombre
Bandido jefe Veo que habedes los coxones bien gordos. Ansí que matáis a quien envié por vuestra cabeza et viniedes acá, tan pancho.
Ventura  Yo no he matado a nadie, señor... lo juro. Pero, es más, porqué quisieran matarme vos a mi?
Ya les he dicho que soy un simple obrero.
Bandido jefe Claro, acá nadi habemos matado a nadi.... (los demás se ríen)
Ventura pone cara de sorpresa.
Bandido jefe Fácil, porque si matábamos al obrero, la muralla non sería reparada, et podríamos colarnos por ella. Mas veo que non vos disteis mucha bulla en el trabajo.
Ventura  Pues eso sólo tenía que decirle vuestra merced... y no hubiera habido demasiado problema. ¿Quién sois, buen hombre? Me gustaría saber su nombre.
Bandido jefe Non he por qué responder a eso. Bien, maese obrero, ¿algo que decir antes de reunirvos con Dios o con el Diablo?
Ventura  No, claro que no debéis responder, pero entienda que para mí la muralla no era una prioridad... digamos que poner piedra sobre piedra no es mi mayor habilidad. Pero me encargaron la labor y había que cumplirla. ¿No conoceréis, por azar, a Don Juán Tellez?
Ventura da un par de pasos atrás prevenido ante cualquier asalto a su integridad.
Bandido jefe Por supuesto. Un buen hombre. ¿Por qué?
Ventura  Entonces estamos del mismo lado.
Bandido jefe Explicarvos.
Ventura  ¿Qué ha sido de él? Tenía un negocio con él.
Bandido jefe ¿Habedes un negocio con un muerto?
Ventura se persigna varias vecces.
Ventura  ¿Qué me decís? ¿Y cómo ha ocurrido eso? Verán, mi nombre es Ventura Montesinos y ni soy maestro de obra ni nada que se le parezca. Vine aquí con objeto de atender una necesidad con don Juán Tellez y ahora me inunda la tristeza de su muerte. Pero decirme, buen señor, ¿cómo murió don Juan?
Bandido jefe Non lo sé. Nin siquier estoy asegurado dello. Pero, dezidme, ¿quién vos manda?
Ventura  Eso no puedo decíroslo, señor... no me está permitido. Antes debo entregar mi vida que revelarlo.
Bandido jefe Sois un hombre peculiar. Vos presentades acá, depués de una masacre, et fablades conmigo amistosamente... aún sabiendo que lo más probable es que vos mate. Lo que aún se me escapa son vuestras razones.
Ventura  Tenemos el mismo enemigo señor. Si me estuviera permitido conocerle mejor...
Bandido jefe Pues ese enemigo ha sido derrotado. Por mí et los mis hombres.
Ventura  Lo celebro con toda algarabía pues ese hombre me encerró como bienvenida al castillo.
Bandido jefe Non entiendo qué queredes. Qué buscades con tanta charla. Et comienzo a hartarme daquesto.
Director La torre empieza a arder.
Ventura  Buscaba al hombre a quien entregar mi mensaje... pero ya veo que no podré acabar mi misión.
Bandido jefe Fablad u vos juro que conosceréis el infierno en la tierra antes de que vos mande a él.
Ventura  Ya he dicho todo lo que tenía que decir, mi señor.
Bandido jefe ¿Quién vos manda? ¡Fablad agora!
Ventura agacha la cabeza y mira hacia atrás en buscar del resto. Hace un gesto con la cabeza para que se vayan.
Bandido jefe (a los demás) ¿Qué vos paresce, qué vamos a fazer con aqueste tipo?
Ventura  Señor... no conozco al señor que me mandó, de verdad. Me mandó interesado por el estado de don Juán pues tiene buena amistado con él. Hacía tiempo que no podía comunicarle y me mandó a averiguar el porqué.
Bandido jefe Creo que ya he perdido bastante tiempo con vos, et veo que non voy a sacar nada en claro. Unos señores reclaman mi atención agora... fablaremos después. ¡Apresalde!
Ventura se calla y facilita a los bandidos que le apresen.

(Mientras todo esto le acontece a Ventura, Ruperto se escabulle y busca a Mateo, el hijo del comendador apresado por su hermano Fernando)
Director Recuerdas que don Pedro encerró a Mateo en su torre para que no coincidiera con vosotros en las mazmorras.
Ruperto  Pues voy a su torre y eso.
Director Mientras Ventura se juega la vida, tú asciendes a la torre de don Pedro. La segunda que visitas, pues antes fue la de don Xurxo. Encuentras la puerta abierta, y la habitación es muy parecida a la de Xurxo, con ventanita, camastro, baúl y trampilla.
Ruperto  Primero, asegurarme de que no hay nadie. Después, busco dónde puede estar encerrado Mateo.
Director No tiene más remedio que estar al otro lado de la trampilla. Allí no hay más salidas.
Ruperto  Antes, miro por si hubiese un arma por allí, o algo que pueda ser usado como tal (por si acaso). Luego, la trampilla.
Director Solo hay un baúl lleno de ropa. La trampilla solo está cerrada con una tranca que puedes quitar fácilmente. (por cierto, mientras haces todo esto estás oyedo los gritos de fuera entre don Pedro y el bandido jefe)
Ruperto  Quito la tranca y abro la trampilla.
Director Allí abajo está muy oscuro. No se ve ni torta, pero sale un hedor a las finas hierbas.
Ruperto  Entro en sigilo y con el oído dispuesto, por si hubiese alguien escondido.
Director Una voz débil sale del interior: Matadme de una vez, vos lo ruego. Non quiero vivir ansí.
Ruperto  ¿Don Mateo?
Mateo  ¿Quién es?
Ruperto  Soy... Bueno, soy el que conoció antes. Vengo a liberarle. Los bandidos han tomado el castillo, tienen a vuestro hermano recluído en la torre, y tienen intención de quemarla con él y Don Pedro y Don Xurxo dentro.
Mateo  ¿Qué me decís? Non, aquesto es solo otro sueño, non puede ser...
Ruperto  Ojalá fuese así... Pero no lo es. Al parecer, vuestro hermano ha enfadado demasiado a esos bandidos. ¿Sabéis quiénes pueden ser?
Mateo  Sí, no puede ser otro que Lorenzo Espadas, el capitán de la guardia que estaba en el castillo antes de que mi padre los echara...
Ruperto  ¿Entrarían en razón ante vos? Sea como fuere, deberíamos de salir de aquí.
Mateo  Non lo sé. Mas creo que non puedo fazer otra cosa que intentallo.
Ruperto  Venga, os ayudaré a salir.

(Mientras Ruperto ayuda a liberarse a Mateo, otras cosas acontecen frente a la torre del homenaje.)
Director Tras apresar a Ventura, todos están pendientes de cómo el fuego que incendia la torre gana altura rápidamente. Don Pedro asoma por una ventana y grita: ¡cuartel para don Fernando! ¡cuartel para don Fernando!
Bandido jefe ¡Cuartel su puta madre! ¡Salid o quemaros allá adentro!
Don Pedro ¡Prometed que respetaréis su vida!
Bandido jefe ¡Yo solo prometo fasta que la meto! (risas de los demás)
Don Pedro ¡Malnacidos!
Bandido jefe Et vos seréis bien nacido, mas también bien quemado.

Don Pedro ¡Apagad el fuego! ¡Nos rendimos!
Bandido jefe  ¡Tirad las armas por la ventana!
Director Caen espadones y ballestas.
Bandido jefe ¡TODAS LAS ARMAS! ¡Sé que allá adentro hay más!
Don Pedro ¡Dexadnos salir, vos doy mi palabra de caballero que non atacaremos!
Bandido jefe Sí, palabra de caballero. Pues yo non soy caballero pero la tengo como un caballo.
Don Pedro ¡Fablo en serio! ¡POR DIOS!
Bandido jefe Por Dios vos digo, et por la Virgen, que si fuera al revés non habría palabra que valiera. Tiraldo todo o arded.
Don Pedro ¡Mas non nos dará tiempo a tirallo todo!
Director Mientras tanto, Ventura ve aparecer a Ruperto por la puerta... acompañado de alguien. ¡Mateo!  Este camina con dificultad, pero avanza con ayuda del pequeño ladrón. Está muy débil y demacrado, pero aún así no pierde su porte regio. Los bandidos lo ven y le señalan.

Cargando editor
30/09/2012, 15:16
Mateo Téllez

Mateo avanza apoyado en Ruperto, que casi está peor que él, pues cojea ostensiblemente; parecen dos combatientes que acaban de abandonar el campo de batalla, aunque ninguno de los dos ha participado en la que ha tenido lugar en el castillo. Primero contempla con estupor la torre de la iglesia, que empieza a caerse a pedazos, consumida por el fuego, y luego se echa la mano a la nariz, por el hedor que emanan los cadáveres de los caídos quemados a las puertas de la torre del homenaje, que también arde. Después, observa a los bandidos, y busca a uno con la mirada; por fin se detiene frente a su jefe.

"¡Lorenzo!" le llama. "Non podía ser otro. ¿A qué viene tanto quebranto, tanta sangre? Por Dios, ese muchacho apenas tenía catorce años" añade, señalando el cuerpo sin vida de un conocido vuestro: Alberto, el mozo que fue el primero en la cena, cuando llegasteis al castillo. Junto a él hay otros conocidos: Lobo, Fuco y los demás soldados que tan mal os trataron, José el herrero, incluso algunas de las lavanderas.

Cargando editor
30/09/2012, 15:17
Lorenzo Espada

El bandido llamado Lorenzo se encoge de hombros.

"Intentó defenderse" se excusa. "Vamos, Mateo, vos deberíades saber ya cómo funciona aquesto... et agradescido habíades de estar, que he encerrado a quien vos encerró et ansí habedes de respirar aire fresco."

Cargando editor
30/09/2012, 15:18
Mateo Téllez

"Sí, mas, ¿a qué precio?" se queja Mateo. "Me habedes dejado un castiello en ruinas."

Cargando editor
30/09/2012, 15:18
Lorenzo Espada

"¿Vos he dejado?" se burla Lorenzo. "¿Et quién dize que vos lo he dejado a vos?"

Cargando editor
30/09/2012, 15:19
Mateo Téllez

Mateo calla, sorprendido, pero mantiene la mirada a Lorenzo.

"Non podéis reclamallo para vosotros" dice al cabo de un instante, "¡sois bandidos! La Orden mandará gente para reconquistallo, ¡non les habedes de durar un sospiro!"

Cargando editor
30/09/2012, 15:19
Lorenzo Espada

"Non somos bandidos, somos soldados" replica secamente Lorenzo. "Lo éramos, antes de ser expulsados daqueste castiello. Mas non semos estúpidos. El castiello tendrá al su señor, et nosotros le serviremos, como antaño le servimos al vuestro padre."

Cargando editor
30/09/2012, 15:20
Mateo Téllez

"¿Otro señor?" exclama Mateo. "¿Cuál?"

En ese momento, don Pedro vuelve a gritar desde la torre del homenaje. Sale gran cantidad de humo de su interior, de manera que tanto él como los demás que están encerrados en la torre se ven obligados a subir a las almenas para no asfixiarse, quedando expuestos a las ballestas de los bandidos. Estos las alzan, apuntándoles.

"Lorenzo, perdonad a mi hermano, vos lo ruego" suplica Mateo.

Cargando editor
30/09/2012, 15:21
Lorenzo Espada

"¿Que le perdone?" inquiere Lorenzo. "¿Al hombre que vos ha tenido encerrado durante tanto tiempo?"

Cargando editor
30/09/2012, 15:21
Mateo Téllez

"Yo non le odio" dice Mateo. "Es él quien me odia a mí."

Cargando editor
30/09/2012, 15:22
Lorenzo Espada

Lorenzo sonríe irónicamente.

"Vos habríades sido un buen señor. Lástima."

Entonces levanta la mano, indicando a los demás bandidos que dejen de apuntarles con las ballestas, y les ordena sofocar el fuego.

"Non sé si podremos apagallo" dice, "quizás sea muy tarde."

Cargando editor
30/09/2012, 15:22
Director

Y entonces, en mitad de toda aquella barbarie, de tanta muerte, de tanta sangre, de tanta maldad, se produce un milagro: llueve. Al principio débilmente, luego cada vez más copiosamente, hasta que el cielo encapotado se oscurece por completo y descarga un diluvio sobre todos vosotros. El fuego es virulento, pero ante la densa lluvia comienza a ceder.

Cuando os dais cuenta, veis dos figuras avanzando por el patio de armas bajo la lluvia, acercándose a todos vosotros. Ambas visten un jubón con capucha que les protege del agua. Se trata de Genoveva y la hermosa mujer que le acompañaba cuando estuvisteis en su mancebía. O eso os parece al principio, pero luego os dais cuenta de que no es ella.

Cargando editor
30/09/2012, 15:23
Mateo Téllez

Por el gesto que pone, Mateo la reconoce.

"¿Tía Urraca?" exclama.

Cargando editor
30/09/2012, 15:24
Doña Urraca

La mujer mira a su sobrino con frialdad e indiferencia. Su rostro desfigurado permanece impasible; no se atisba en ella el más mínimo signo de humanidad.

Cargando editor
30/09/2012, 15:25
Genoveva

"Sí, es vuestra tía Urraca, hermana del vuestro padre" confirma Genoveva. "Ella es la nueva señora de Montemolín."

Cargando editor
30/09/2012, 15:26
Mateo Téllez

"Pero tía, ¿cómo podéis fazer aquesto? ¿Tan ascondida teníades la vuestra ambición tras esa máscara de dulzura que solíades llevar, que al salir vos ha pintado la crueldad permanente en vuestro rostro? ¿Por qué non diziedes nada?"

Cargando editor
30/09/2012, 15:26
Doña Urraca

La mujer ni se inmuta, y ni se digna a mirar a Mateo; tal vez su mirada fría como una inerte estatua de mármol es lo que hace estallar por fin al pobre muchacho.

Cargando editor
30/09/2012, 15:27
Mateo Téllez

"¡Maldita familia! ¡Malditos, malditos todos!" grita, señalando a la gente a su alrededor. "¿Qué consuelo puede traer consigo la libertad si he de estar siempre rodeado de maldad, si aquesta reside en el seno de mi propia familia, de mi sangre?"

Mateo mira alrededor, buscando algo con lágrimas en los ojos, y al fin lo halla junto al aljibe. Allá va, aún cojeando, y recoge una de las lanzas que allí se amontonan ya sin dueño tras la batalla.

"Non he de ver cómo el castiello cae en manos enemigas sin luchar por él" dice, enristrando la lanza. "¡Batíos conmigo!"