Partida Rol por web

El Sunrise es un hospital especializado en pediatría situado a diez minutos de la conocida zona céntrica de Las Vegas. De planta cuadrada y rodeado de zonas de aparcamiento, el edificio muestra un exterior bien cuidado en el que destaca un elaborado rótulo en relieve, en uno de los jardines que reciben a los visitantes, por las puertas de acceso principal. A última hora de la tarde, no hay demasiada gente en la parte delantera.

El servicio de urgencias se halla en la parte opuesta a la puerta principal donde las ambulancias pueden utilizar las entradas y salidas de vehículos con mayor comodidad. Los pacientes que quieren ser atendidos de urgencia deben acudir a esta parte del edificio. Una aburrida auxiliar administrativa establece el orden de atención y pide a los pacientes que esperen en una sala de colores alegres. Diversas personas, sobretodo familias con sus hijos, esperan a ser atendidas.

Cuando Nathalie, Mike e Ian llegaron, el hospital estaba relativamente tranquilo. Notaron un par de policías que patrullaban los pasillos para mantener a raya a los posibles curiosos. Justo en ese momento entraban acompañando a un camillero hasta el ascensor, regresando a los pocos minutos.

Ian se sentía un poco confundido con la situación al llegar. No sabía bien qué pensar. Algo andaba mal en todo eso y necesitaba descubrir qué era ¡PRONTO! -¿Por qué nos encontramos en un hospital pediátrico?- Sí, así era, aquella era la duda que no entendía. ¿Qué no iban a la morgue? ¿Qué tenía que ver ese lugar con la gata? ¿Cuál era eñ sentido de la vida? Esperaba encontrar respuesta a todo ello allí en ese lugar.

Mike suponía que todo eso era parte del secretismo que intentaban mantener respecto a la muerte de La Gata. Y si estaba en lo cierto, la tarea de esos policías era precisamente mantener gente alejada de la morgue. Aunque alguien tenía que ir hacia allí tarde o temprano, no?. Hecho un vistazo disimulado bajo las gorras, quizás tuvieran suerte, y fuera alguien familiar.

A Mike le toma un par de miradas, pero logra reconocer a uno de los dos policías que se encuentran en el lugar, puesto que también lo había visto en la escena del crimen cuando el teniente Hubbs le llevó con él. Y parece que él también lo reconoce, pues dirige su mirada en su dirección y gira la cabeza para hablar con el otro policía que está a su lado.

Nathalie torció el gesto, aquello no le daba mucha confianza.

-Dime que son amigos tuyos Mike...-le dijo en voz baja, casi más para ella que para su compañero.

-Por la misma razón que hay polis guardando el pasillo, chico - Siguió mirando al milico, dedicandole una sonrisa cuando este también lo reconoció. Bueno, al diablo con el secretismo. - Todos son mis "amigos" en esta ciudad, pero no siempre al mismo tiempo - Termino con un ligero encogimiento de hombros, esperando que el otro poli se fuera a hacer cualquier cosa pero no parecía tener ordenes de ir a ningún lado.

Con la mayor tranquilidad del mundo se acercó a ambos hombres y miró al que conocía - Oficiales - saludo a ambos levantandose levemente el sombrero, era bueno tantear las aguas antes de lanzar preguntas incomodas.

Ian permite que Mike avance a hablar con la policía para quedar a solas con Nathalie.

-Pues él no es mi amigo.- Dicho aquello, Ian comienza a tomar fotos de los policías encubiertos, como si fuera lo más normal. Y de paso, fotos de todo aquel que se le cruza.

-Tranquilo Ian, no creo que él sea amigo de nadie-le respondió cuando Mike estaba hablando con los oficiales- siguele el juego y descubramos lo que ha ocurrido con la gata. Con suerte terminaremos antes de darnos cuenta y ganaremos un pulitzer-le dijo dandole con el codo suavemente en el brazo.

-Miren nada más, si es Don Cabrón en persona.- Saluda el oficial, y aunque su tono es burlón no parece ser precisamente amistoso. El otro no dice nada, pero por la manera de mirar a Mike parece que ya le acabaran de explicar la relación que tenía con los agentes de policía. Quien habla es el agente Willis, uno de esos patanes que por tener el uniforme se cree que puede tratar a quien quiera como quiera, y le gusta hacer ejemplo de esos que no "respetan el uniforme". -¿Qué, ya se te quitó la cagantina?- Dijo, pues recordaba la excusa que había dado Mike para poder escaquearse de la escena y encontrarse con Nathalie e Ian. -¿O estás tan mal que tuviste que venirte a emergencias?-

El otro no dejaba de mirar a la periodista y al fotógrafo, aunque parecía mucho más interesado en la primera, por lo que no pareció notar como Ian aprovechaba para tomar algunas fotos.

Sacó pecho, sonriendo y asintiendo tranquilamente a todas las bolas que le lanzaba el otro. -Es que venía a ver si las pulgas de tu colchón no se me han pegado... -Comentó tranquilamente con las manos bien guardadas en los bolsillos - Ya sabes, no estan acostumbradadas a que la cama se mueva, han saltado del susto- Dijo lo último con la lengua bien guardada tras los dientes - Sabes? Hacer la estrella no es un movimiento realmente popular

Nathalie tamborileo los dedos impaciente cruzada de brazos. Eran como monos... no quería pasarse la noche escuchando como se tiraban pullas unos a otros hablando de tonterías. Carraspeó la garganta para que el Cabrón se diera prisa y les dejaran pasar lo antes posible.

9.00pm

El efecto de las palabras de Mike fue inmediato. Mientras que el otro oficial contenía una risa ante la respuesta del "Cabrón", el oficial Willis pareció inflarse en tamaño mientras su rostro se ponía de color granate, haciendo parecer el doble frente a la figura de Mike. -¡¿Qué mierdas insinúas?!- Soltó el policía. -¡¡Cierra la puta boca!!- Y antes que Mike pudiera esquivarlo, el puño de Willis impactó contra su rostro, que crujió al romperle la nariz. Al instante el otro agente se ponía frente al iracundo policía. -Charlie, vamos, que ha sido una broma seguro.- Intentó calmar al otro, que parecía querer saltar sobre el Cabrón. Logró alejarlo hasta una pared, unos metros más allá y procuró calmarlo, aunque la vista de ambos seguía en el pasillo y en el malherido Mike.

Y es que a Mike no sólo le había roto la nariz que había comenzado a sangrar profusamente, sino que había caído de culo al suelo, con la mirada desorbitada y posiblemente preguntándose seriamente si había valido la pena. Al momento, una guapa enfermera vestida de aguamarina, morena, de ojos miel, se acercaba hasta el hombre. -¡Válgame Dios! Que animal...- Se quejó, mirando furibunda hacia los policías. En seguida hizo señas a la periodista y el fotógrafo. -Vienen con él, ¿no? Ayúdenme a alzarlo. ¿Cómo te sientes, cariño?- Preguntó mimosa hacia Mike.

A uno de los lados del pasillo, Nathalie e Ian podrían ver una cartelera donde señalaban en que piso se ubicaba cada sala de especialidad y qué doctores estaban asignados ese día.

-Oh, estupendo...-murmuró Nathalie mientras se frotaba el puente de la nariz con desesperación. Aquello era lo último que esperaba aunque no le sorprendía en absoluto. Aquel capullo debía haber mosqueado a toda la comisaría. Le daba igual, pero empezaba a pensar que quizás no valiese el dinero que estaba gastando en él.

Cuando la enfermera acudió en ayuda de Mike Nathalie le dedico una sonrisa y asintió.

-Vamos Ian, llevemosle a que le arreglen la nariz o no podremos seguir la investigación en condiciones-le dijo a su compañero.

Tomando una foto tras otra, Ian logró por poco capturar el momento exacto en que el policía golpeaba a Mike. En ese momento, soltó la cámara, dejando que el cordel que la ataba a su cuello aguantara la caída. La acción seguida sería un gesto de humanidad; podría no llevarse particularmente bien con él pero a Ian le parecía que ayudar era lo correcto, así que se acercó al caído. Aun así, seríaa enfermera quien se acercaría primero, confundiendo sus sentidos por algunos momentos. Era una chica verdaderamente hermosa, lo suficiente para captar la atención de todos sus sentidos.

Las palabras de Nathalie le harían reaccionar. -Ah. ¡Sí!- Pasó el brazo de Mike sobre su hombro, lo levantó y a partir de allí le ayudaría a caminar al interior del establecimiento. Una gran oportunidad para infiltrarse en el lugar que más interesa.

Los idiotas de mecha corta abundaban entre la policia. Mike se lo vió venir perfectamente, pero no era como si pudiera esquivarlo. Ese mastodonte le estampo el puño antes de que necesitara decir otra palabra y el Cabrón cayó al suelo como un sacó de plomo. Hubiera largado una carcajada por el gusto de cabrear al oficial, si no fuera porque eso dolìa endemoniadamente.  Se limito a tirarle un beso y sonreirle entre dientes, antes de escupir al suelo la sangre que le caía en la boca abierta.

"Mierda" Se había olvidado lo que dolía que a uno le achataran la cara. Ahora meterse con el pitufo no parecía tan buena idea en retrospectiva. Pero la hermosa enfermera que se ocupo de él mejoraba todo. -Estoy en manos de un angel - Contestó en voz baja pero audible. Dejando que sus compañeros lo alzaran y lo llevaran adentro.

La enfermera los llevó hasta el pasillo de Emergencias, donde lo pusieron sobre una camilla que se separaba de las otras por un biombo de tela azul. La morena había sonreído al halago del herido, seguramente había escuchado palabras parecidas más de una vez, pero no parecía cansada de ellas. -Mantén la cabeza alzada, cielo.- Decía la enfermera, casi con coquetería, mientras le frenaba el sangrado a Mike y de un movimiento rápido le ponía nuevamente el tabique en su sitio.

-No veo que necesidad había de tanta violencia, ni que le hubieras insultado a su madre.- Iba diciendo. La nariz de Mike se veía más roja de lo normal, bastante hinchada, y comenzaba a notarse un color azulado alrededor de donde la enfermera comenzaba a poner los adhesivos. -¿Y qué venías a hacer aquí, cariño? ¿Tienes algún niño enfermo en el hospital?- La pregunta iba dirigida a Mike, pero parece que va para los tres.

El trío puede fijarse en la identificación que cuelga de su cuello, con su nombre: Sophia Vespucci, enfermera. Notan también que detrás del plástico de identificación hay una cinta magnética, como si la identificación fuera también una de esas llaves electrónica que se usan en algunos hoteles para acceder a las habitaciones y al ascensor.

Bajo el extraño giro de acontecimientos, Ian no podía más que sentir envidia frente a la suerte de su informante Mike. Aquella enfermera sí que estaba buena.

Siguió a los chicos por el pasillo del hospital y, tan pronto surgió la oportunidad de interactuar, lo hizo.

-Más que un niño enfermo, diría que es una chica. "Importante" a nivel mediático por decirlo de alguna manera. La deberían haber traído aquí temprano esta mañana.- Ian se rascó la barbilla preguntándose si habría hablado de más. Después de todo, la intriga forma una parte importante en el arte de la seducción.

-¿Tú te encuentras aquí desde temprano, bonita?