Partida Rol por web

Se dejo hacer, con unas manos tan bonitas sobre él, no es como que tuviera alguna objección. Pero el familiar dolor lo sacudió casi hasta las lagrimas, aún cuando aguanto el grito con los dientes apretados. "Esto no es algo a lo que uno se acostumbra" Pensó luego de que la enfermera le hubiese acomodado el tabique. Casi que prefería cuando se la rompían.

Cuando las estrellas dejaron de girar frente a sus ojos, se las arreglo para sonreírle galantemente a la muchacha y mostrarle  su identificación como investigador privado. -Venimos por una niña, sí - Aclaró corrigiendo las palabras de su compañero antes de que pudiera agregar nada más. -Sus padres me envían a ver el cuerpo antes que lo limpien, murió en un accidente extraño - Explicó con solemnidad que quedaba un poco dañada por el color morado que se extendía por su cara. -Crees que podamos pasar a la morgue? Es realmente muy importante para ellos saber que fue lo que paso
 

Nathalie miró a sus compañeros de hito en hito y después se limpió las gafas con cuidado, lentamente mientras la enfermera les respondía. Desde luego con sus compañeros llegaría lejos, tenían suerte si no los echaban de allí a patadas. Pero era lo mejor que tenía. Ian sabía hacer su trabajo y, aunque era un baboso, era guapo y sabía como tratar a las mujeres bajo aquella fachada de ligón de pueblo. Y El Cabrón... bueno, esperaba que supiera hacer su parte aunque por ahora todo lo que habían obtenido eran unas vagas pistas de una especie de mafia china y una nariz rota. 

Sophia mira a Ian con curiosidad ante las implicaciones de sus palabras. -Estoy en el turno nocturno, cariño; no se me mencionó ningún caso especial que pudiera tener interés mediático en el turno de la mañana...- Luego escucha la aclaración que hace Mike, frunciendo un momento el ceño, al parecer haciendo conexión con que algo estaban escondiendo en esa historia...

Sin embargo, las dudas parecen disiparse un instante entre la encantadora sonrisa del Cabrón y la visión de su identificación como "Investigador Privado", mostrada con rapidez pero causando el efecto deseado. -Que terrible, no hay cosa más triste que la muerte de un infante.- Menea la cabeza con tristeza. La ven debatirse sobre que hacer al respecto.

-Me encantaría poder ayudarlos...- Comienza, un poco dudosa. -Pero me temo que en este momento está un poco restringido el acceder a la morgue, debido a un caso clasificado de la policía...-

Nathalie puede reconocer en la mirada de la enfermera la chispa de la curiosidad, es casi seguro que está muriéndose por tener una razón para bajar y ver la razón de tanto secreto en el hospital, seguramente para poder chismosear con el resto del personal.

Sólo le hace falta algún tipo de incentivo que le haga olvidar la culpa por estar rompiendo con las reglas del lugar; un buen argumento, o quizás el encanto de alguno de los chicos podría hacer el truco.

Sin claridad sobre cómo reaccionar a ello, Ian guardó silencio. En cambio, se dedicó a observar los pasillos en busca de información interesante como carteles, mapas o pacientes relevantes.

Una mirada general alrededor no revela mucho. Cerca de la puerta se encuentra la cartelera donde se anuncia los distintos pisos. La zona en la que se encuentran es emergencias, y por cada piso hay una lista de las especialidades, junto con el número de los consultorios y el respectivo nombre del doctor o doctora que atiende allí.

No le cuesta encontrar el letrero que señaliza la morgue, que se encuentra en el piso inferior a donde están. Se puede llegar de dos maneras: por el ascensor frente al que se encontraban los policías hacía unos minutos, o usando las escaleras de emergencia, que según recuerda el fotógrafo, no están vigiladas y se pueden acceder con cierta facilidad.

Detectando la ausencia de personal en la zona, Ian reacciona de forma rápida e ingeniosa.

-Mis queridos compañeros. Si me disculpan, vengo cargando la vejiga llena desde hace ya un buen rato. Les molestaré retirándome al baño por un momento.

Dichas estas palabras, Ian se escabulle en el primer rincón posi desapareciendo de la vista de sus compañeros.

Una vez solo, Ian hace buen uso de su ilusorio arte del sigilo y se encamina de puntillas hasta la escalera de emergencia, revisando que nadie le vea en el camino. En caso de llega, bajaría hasta donde creería encontrar la morgue.

Nathalie miró a la enfermera, la cual atendía con exceso de mimo a Mike, sabía que se cazaban más moscas con miel que con vinagre, así que probó a hacer un comentario que ayudase a dulcificar el ambiente y a provocar que la enfermera les diera la opción para bajar a la morgue. En ese instante dependían de ella.

- Señorita Vespucci... - empezó Nath tras leer la identificación del cuello -...usted es una excelente profesional no hay más que ver lo bien que ha atendido a mi acompañante.... Y..., obviamente tiene acceso a la morgue del hospital, lugar donde necesitamos ir... Y es que como usted ha dicho, no hay nada más triste que la muerte de un infante, y como usted es una muy buena persona, seguramente quiera ayudarnos a resolver el enigma para dar calma moral a esos desolados padres...

El hecho de que Ian se retirase no ayudaba a la causa, pero aún le quedaba Mike, sí, lo ideal era liar un poquito más a la enfermera.

- Mike, ¿por qué no le dices a la señorita Vespucci lo agradecido que quedarías con ella si nos ayudase a bajar?.... - Nath suspira y mira a la enfermera, baja la voz para hablar con ella -... Sophia...¿puedo llamarla así verdad?... Entre nosotras..., hacía tiempo que no veía a mi compañero mirar a una mujer como lo hace contigo, está claramente interesado en conocerte..., pero es tímido y hace un par de meses le rompieron el corazón, desde entonces no ha mirado a ninguna otra mujer hasta ahora...., quizás mientras bajamos pudieras sacarle conversación... y tomar luego un café... - comenta a modo de chismorreo

Ante los halagos, Nat y Mike pueden ver que parte de las dudas de la enfermera comienzan a disiparse, pero es la última parte de las palabras de Nathalie lo que parece convencerla. Mike pudo haber rodado los ojos por las palabras de Nathalie que lo implicaban a él, pero en cambio le hace un guiño a Sophia y hace gala de su encanto natural, que incluso con la nariz rota parece hacer efecto; es ese aire de chico malo que las pone a todas a sus pies.

-... Bien, de acuerdo.- Dijo, casi emocionada ella misma por la idea de hacer de detective... y dejarse hacer por un detective. -Esperen un momento.-

Los deja solos por un par de minutos, Ian aún no ha regresado cuando la enfermera está de vuelta con tres uniformes del mismo color de ella. -Sólo por si acaso... ¿Esperamos a su amigo?-

Con un rápido y disimulado paseo por los pasillos, Ian encuentra el vestuario médico. Casi como si lo estuviera esperando, una bata de médico reposa en el espaldar de una silla, no tiene más que extender la mano y tomarla. De su talla, increíble. Sale del vestuario y en el momento que avanza de nuevo por el pasillo ve acercarse a la enfermera Vespucci en su dirección...

-Doctor.- Dice, sin dedicarle una verdadera mirada, sólo notando la bata. ¡El disfraz es efectivo! Aunque resulta un poco desmoralizante que no pareciera reconocerlo.

Llega a la escalera auxiliar, y sin que nadie lo note, Ian comienza a bajar. La escalera da a un ancho pasillo. El ascensor se encuentra junto a la escalera. Puede ver tres puertas a la izquierda y una a la derecha.

Tu móvil comienza a sonar en ese momento. Es Nathalie.

Nathalie podía haber escrito como artículo especial de su periódico sobre las decenas de cambios y micro expresiones en el rostro de una mujer cuando la halagan, basándose por supuesto en la experiencia de lo sucedido con Sophia, la enfermera, la cual disfrutaba ante la idea de que Mike, un tipo guapo pero salvaje en el sentido literal de la palabra, se hubiera interesado en ella.

Era una suerte de que Mike colaborase con ella e hiciera ese guiño tan oportuno a la muchacha. Sin duda muchas mujeres caerían rendidas a sus pies, aunque la propia Nath ya estaba curada de espanto y los chicos como él solían ser fuentes de problemas como pareja, ahora, una maravilla como amigo para sacar rendimiento en sus investigaciones.

Sophia les deja solos unos momentos tras acceder a acompañarles y regresa con unos trajes para hacerse pasar por enfermeros. Nath sonríe, con esa ropa tendrían acceso a la morgue sin problema alguno, pero faltaba Ian, maldito fuera... ¿dónde se había metido?...

- Espera un momento le llamo con el móvil..., si me lo coge ya le digo que se apresure, y si no, mejor bajamos sin él... - aclara Nath, y es que temía que Sophia pudiese echarse atrás en aquella aventura y no conseguir su objetivo.

Nathalie marcó el teléfono de Ian y espero a que le cogiera el móvil... A ver si había suerte

Se había hecho con una elegante bata de doctor de un tamaño justo para su cuerpo. De igual manera, en la misma habitación encontraría un espejo, con el que moldearía su normalmente retraído cabello hacia adelante y, como un toque final, se quitaría las gafas. -Perfecto.- Se veía lo suficientemente diferente como para que una persona que un desconocido no le reconociera, como sería el caso de los policías.

Al cruzarse en su camino con la enfermera Vespucci, posó sus ojos verdiazulados en ella, pero la misma no parece reconocerlo.

-" Qué decepción. Tanta belleza en una enfermera y solo tiene ojos para el Mike ese. Menudo cabrón."-

Dejando el asunto de lado, continuó hacia abajo en donde creería obtener acceso hacia la morgue. Una vez en sus amplios pasillos, una llamativa música llega a sus oídos. "Pieeensas en miii, mi amor, y aunque te... Así es, Ian tenía la famosa canción de Pitwull en como ringtone de su teléfono móvil. Un gusto que recientemente habría adquirir tras ver su espectáculo allí en las Vegas. No entendía del todo el español, por lo que muchos conceptos se le escapaban, pero aun así era una tonalidad pegajosa; y totalmente inadecuada para un sótano de hospital, más aún una morgue. Procuró dejar el móvil en vibrador de ahí en más.

-Hola Nat. ¿Qué tal?- Comentó en un volumen normal aunque pudiera considerarse bajo para su normalmente sonora voz. Aquí estoy en el subsuelo. ¿Qué sucede? Añadió con total naturalidad. Pretendía ser un doctor después de todo.

Nathalie no era consciente del ritmo que tenía Ian en su teléfono, porque si lo supiera probablemente ya no le llamaría nunca más para liberar al mundo de esos sonidos infernales que destruía la bella palabra "canción" con aquel ruido con un claro mensaje sexista.

- ¿Cómo que qué tal? ¿Dónde estás?... - escuchó su respuesta y la mujer abrió literalmente los ojos sorprendida -... ¿cómo que en el subsuelo?..., Sophie nos ha conseguido ropas de enfermeros para poder bajar a la morgue..., no me digas que estás bajando tú solo?... - se le frunció el ceño y con razón... ¡no había contado con ella!... No solo tenía que aguantar que sus acompañantes no le dedicasen ni una sola mirada, obviamente todas estaban reservadas para la despampanante enfermera, sino que además pasaban de ella a la hora de hacer su cometido -... ¡No me lo puedo creer!....¡Gracias por contar conmigo!... - El colmo sería que le respondiera "de nada", pero visto lo visto, esperaba cualquier cosa.

Nath le colgó, debía darse prisa si quería llegar donde Ian cuanto antes, aunque también cabía la posibilidad de que el inútil estuviera bajando al sótano y se metiera en un almacén o un laboratorio en vez de en la morgue.

- Vamos Sophie, Mike..., Ian ya está abajo..., deberíamos llevarle este traje de enfermero para que no le detengan.... - Nath se vistió con urgencia maldiciendo en varios idiomas a sus amistades , y es que valoraba mucho el diálogo y la comunicación, la que con ella no habían tenido.

La bonita redactora se arregló rápido y esperó que la enfermera les abriera el camino hacia el lugar más frío y lúgubre de un hospital, donde dormían los sin retorno.

El uniforme de enfermeros no es precisamente favorecedor, sin embargo Nathalie logra hacerlo lucir, pareciendo más una de las actrices de series televisivas. Mike no parece cómodo con ello, pero se lo coloca también. Guiados por la enfermera Vespucci llegan al ascensor, justo cuando los dos agentes de policía aparecen por la esquina, al parecer terminando de hacer una ronda. Entran rápido en el ascensor, y usando la tarjeta magnética, Sophie activa el botón para llegar a la morgue.

Las puertas se abren hacia un ancho pasillo. Hay tres puertas del lado izquierdo y otro en el lado derecho. Junto al ascensor hay unas escaleras que suben, y allí se encuentra un doctor. Nat y Mike tardan unos segundos en reconocer a Ian sin sus gafas oscuras, la chaqueta y con el cabello peinado hacia el frente. Ian, por su parte, también duda un momento sobre Nat con su aspecto de enfermera, pero reconoce a Mike y a Sophie sin problemas.

Era inevitable pero a Nathalie le gustaba cómo le quedaba su uniforme, haciéndole parecer incluso más atractiva...¿Sería quizás por la actitud que le puso moviendo el trasero con gracia ante Mike?... ¿o puede que el hecho de sentirse disfrazada le ayudase de alguna manera a creerse que estaba en una de esas telenovelas donde las actrices, todas guapas, flirteaban con el protagonista latino?... Fuera como fuese Nath estaba disfrutando el momento, algo que se frenó de golpe al ver a los policías haciendo su ronda. Si le pillaban... Si les cogían.... Quizás pudiese tontear con uno y acabar sobre una de las camillas del hospital.... Su mente viajaba más rápido que su cuerpo, dirigiéndose éste a la morgue del hospital gracias a la agilidad de Sophie y su tarjeta magnética.

Cuando se abrieron las puertas del ascensor y salieron Nath se agobió al ver a un doctor que allí se encontraba. Tuvo que mirarlo varias veces para comprobar que realmente era Ian, con un peinado de paleto de pueblo, pero con aires de estar allí por profesión y no de incógnito.

- El señor independentista..., que sorpresa... - dijo la periodista cruzando los brazos, disponiendo sus caderas hacia un lado, como si Ian fuera un paciente que no deseara tomar un jarabe -...y nosotros te traíamos un atuendo para ti, porque fíjate que tontería..., contábamos contigo... - le recrimina arrugando la nariz, con cierto enfado.

Nath, en su postura de "estoy enfadada, no te miro" se dirige hacia Sophie, la única de aquel grupo que tenía realmente acreditativo sanitario y la cual probablemente estuviera tonteando de nuevo con Mike.

- Bien ya estamos todos..., deberíamos de ir avanzando para... acabar con esto..., cuanto antes... - dice con suavidad estirándose sus prendas hacia abajo, las mismas que resaltaban sus curvas al ceñirse tanto.

Vaya, todo eso estaba resultando de acuerdo a su plan, estas cosas no pasaban todos los días. Mike se sentía realmente apabullado de su buena suerte, aunque no era el mejor momento para contemplar los números de la lotería. Aunque considerando todo quizás la lotería se la había sacado con el descubrimiento de la chica periodista. Esa muchacha iba a llegar lejos si vivía lo suficiente.

Miro a la enfermera y le guiño un ojo, acercandose para hablarle en voz baja. -Puedes decirnos que hay detrás de cada puerta, o tendremos que jugar a los dados? - Intento que sonara seductor, pero un ataque de tos causado por los restos de sangre en su garganta arruino, totalmente el efecto.

Ouch, me olvide jaja ahí esta, disculpa

Al cortar la llamada, no pudo más que suspirar ante la exagerada reacción de su compañera y continuar con su búsqueda.

Con significativa cautela, Ian pasaría habitación por habitación, husmeando por la rendija de puertas entornadas. Parecía que su búsqueda sería lenta y difícil. Aun así, tenía más oportunidades de alcanzar su meta antes que sus compañeros. ¿Quién sabría cuánto tiempo les ocuparía esa enfermera? O si siquiera les permitiría entrar en la morgue. Era DEBER de Ian tomar esa foto de "la Gata Azul".

Contrario a toda expectativa, de regreso de espiar una habitación, llegó a la esquina de un pasillo y allí se cruzó con otra enfermera de escote abierto y buenas curvas. -Vaya, pareciera que un ángel ha caído del cielo. Jamás he visto tal belle...- El sudor comienza a caer por sus mejillas al notar que la enfermera era en efecto Nat y que detrás de ella venian sus acompañantes.

-¡Ejem! Quise decir... Buen trabajo Nat, no te esperaba por aquí tan pronto.- Dicho aquello, prosiguió a escuchar todos sus reproches. Con respecto a los disfraces añadió "por lo menos hago juego con ustedes". Después de todo, podía hacerse pasar por el médico encargado de las autopsias o algo así.

Continúo escuchando sus palabras, aunque se detuvo a observar sus curvas. -Ahm... De acuerdo.