Partida Rol por web

Bajando la voz y asegurándome de que no me escucharan las mujeres y los ancianos, hablé sin rodeos con los que estaban allí. 

-Creo que lo mejor es esperar aquí, la otra habitación parecía estar en llamas, incluso todo el puto túnel puede estar igual- de reojo miré hacia el grupo que conversaba lejos de ellos-. Si las bombas siguen andar por ahí puede ser fatal. Cuando todo termine, buscaremos la salida y agua. Esa será la prioridad- torcí los labios pensativo, estaba sediento y seguramente los demás también-. Esto es muy pero muy jodido, hace rato sobrevivimos de casualidad, pero nuestra suerte no durará para siempre.

Con cuidado entro en la habitación.

Igual deberíamos ver si hay algo de utilidad en esta sala.

Empiezo a mirar con prudencia en las mesas, el sofa y los distintos rincones de la sala.

Tu intención es investigar cada rincón de la habitación pero no tardas demasiado en encontrar, bajo la espesa capa de polvo de una de las mesas, numerosos planos antiguos, con fecha de hace más de cincuenta años. Por lo que puedes ver en las profundidades de Vega se construyó hace mucho tiempo una linea de metro anterior a la actual, a un nivel inferior. La pregunta que te ronda la cabeza sobre este extraño hecho es respondida cuando ves los planos de algo que parece un listado de metales preciosos. Parece que el gobierno o alguna empresa privada construyó antaño una mina en este lugar, excavación que tiene una de sus entradas no muy lejos del lugar en el que os encontráis. Por desgracia no encuentras planos de la mina, nada que pueda describir su extensión.

También ves que hay un par de lugares que parecen ser puestos de aprovisionamiento y descarga del tren que salía de los túneles excavados, seguramente puntos en los que se descargarían los minerales sustraídos.

De un golpe seco la otra puerta se abrió con cierta dificultad. Ese bocachancla de gafas hablaba cómo si tuviera algo que aportar a lo que estaba pasando allá arriba.

Empecé a caminar junto a Jack hacia dónde Ray se encontraba.

- ¿Metiéndose con nosotros? Si crees que eso va contigo sal ahí fuera a partirles la pana puto pendejo - cuando estuve a su altura paré un momento y le miré fijamente - y si es que sólo sabes chingar mejor te callas la madre - le susurré de forma sibilina. Ese tío me estaba sacando de quicio. Seguí caminando hacia la otra puerta.

Warsong tiene razón, está claro que este hombre sabe lo que se dice. Pero ahora mismo le daba vueltas a que coño de sonido fue el que provocó que se abriera esa puerta. No sé que lleva ese tipo de rojo ahí escondido, pero no me gustan las sorpresas.

- Oye cielo - le hice un gesto con la mano a la chica que me relevó con la anciana - acerca aquí a mi novia, quieres.

Asentí a Raymond cuando iba a iniciar su búsqueda y contesté a Jack:

- Tienes razón hermano, pero tampoco me parece muy seguro quedarnos aquí más tiempo del necesario - miré de reojo al tipo del pelo largo y continué - sé de lo que te hablo wey, he crecido entre chacales... ese tipo... - pasé dos dedos por mi cuello de lado a lado.

Mirad, he encontrado planos antiguos, parece ser que hay una linea de metro anterior a la actual, a un nivel inferior. Aquí cerca debe haber una entrada a una antigua mina de metales preciosos. Lo que pasa que he estado mirando y no hay planos de la mina...

Extiendo sobre la mesa los planos que he encontrado

Estos de aquí parecen ser puestos de aprovisionamiento y descarga del tren que salía de los túneles excavados, seguramente puntos en los que se descargarían los minerales sustraídos. Quizá estaría bien ir a echar un vistazo.

El camino se hace lento dada mi renguera. Me es difícil entender los giros y caminos que tomamos, a la primera que entiendo que me están llevando por rodeos dejo de intentar descifrar la maraña de túneles. En cambio, encuentro un interesante interlocutor en El Jefazo. Parece un hombre práctico y brutalmente honesto.

Al llegar al "campamento" subterraneo el lugar me sorprende, tiene un importante nivel de organización y parece que muchos habitan el lugar. Mientras me indican donde encontrar al curandero pongo especial atención en cómo está compuesto aquel grupo. ¿Son todos hombres? ¿Hay mujeres y niños? ¿Qué forma de vida llevan?

Aquel hombre, José María, con sus comentarios, sólo servía para poner nervioso al resto, algo que yo no iba a permitir, sobre todo cuando en el grupo había gente mayor, aunque por fortuna no había niños. Sonreí al anciano para infundirle un poco de ánimo, que todo iba a salir bien, mientras estaba pendiente de lo que hacían los otros. Escuchaba golpes que, con toda seguirdad, indicaban que habían conseguido abrir alguna de las puertas.

El macarrilla de tres al cuarto, el tal César, se estaba descubriendo ante mí como alguien con dos dedos de frente. ¿Quién lo iba a decir de un prototipo de delincuente como él? Y el otro, Warsong, aunque demasiado serio parecía saber lo que se hacía. Eso era bueno, por lo menos que hubiera alguien que pudiera aportar una autoridad suficiente para que el pánico no germinara entre nosotros.

-Creo que han encontrado algo, vayamos a ver qué es. ¿Se encuentra mejor?

Cogí al anciano del brazo para ayudarlo a levantarse y ayudarlo a caminar mientras nos acercábamos a ver qué habían descubierto los otros.

El anciano asiente con la cabeza mientras se levanta para acompañar a Zoe, agradeciéndole su amabilidad con una sonrisa.

Por su parte la joven que acompaña a la anciana sonríe a César, haciéndole caso y comentando en voz alta -Marisa, no se yo si ustedes dos hacéis buena pareja, no me gustan los tipos con tatuajes.

Todo el pequeño grupo, incluidos José María, que guardia silencio tras la respuesta de Mendes, y Kaleb, se acerca para ver lo que habéis descubierto, aproximándose a la puerta. 

La estancia apenas deja espacio para que todos os encontréis en su interior aunque la sensación de civilización que transmite parece calmar los ánimos de todos vosotros.

Seguís a Harry lentamente hasta que el chico os muestra su trofeo, varias bolsas repletas de alimentos. Más de una decena de leche en polvo, medio centenar de latas de todo tipo y otra media centena de paquetes varios de lentejas, arroz, azúcar y sal. Lo único que os falta es algo de agua para poder permanecer sin peligro durante bastante tiempo y entre los tres podéis cargar con todo sin demasiada dificultad.

Bueno, aquí está mi pequeño tesoro -sonríe con suficiencia Harry.

La verdad es que nos viene de escándalo. Pero nos hace falta agua si vamos a pasar varios días aquí hasta que todo se calme. No se si deberíamos buscar una mejor posición -comenta Rob.

El hombre deja con tranquilidad la lámpara y vuelve a incorporarse ante vuestra falta de movimiento. Sin pensárselo demasiado se acerca con el machete en la mano y trata de rajar a Viktor con su arma. 

Aunque a priori el hombre parece solo un saco de huesos rabioso os sorprende a todos cuando su brazo baja con rapidez hacia Viktor, con un golpe descendente que clava profundamente el machete en el brazo del chico. La hoja, incrustada en la carne, hace brotar con rapidez la sangre. El hombre no se inmuta ante el sufrimiento de su víctima y únicamente trata de sacar el arma para descargar un nuevo golpe. A lo lejos os parece escuchar una voz pero tenéis cosas más importantes de las que preocuparos en estos momentos.

¡Aggghhhhhh! ¡Socorro! -grita Michael tapándose los ojos en un rincón tras ver como el hombre inserta su arma en Viktor.

No obtienes respuesta a tus palabras pero puedes escuchar un grito que no viene de muy lejos -¡Aggghhhhhh! ¡Socorro! -grita lo que es, sin duda, un niño.

El Jefazo te guía sin detenerse hasta una de las tiendas más grandes de todas. Sin embargo por el camino puedes ver a un par de mujeres andrajosas. Por las marcas en la piel y la delgadez sin duda una de ellas debió estar enganchada a algo.

La tienda parece más una sala de tortura o un matadero que una especie de enfermería. No ves trozos de animales o personas pero las herramientas que parecen disponer el campamento de parias parecen más propias de un torturador o de un aficionado a la medicina. Sin embargo también ves un pequeño mueble con vendajes y botes de alcohol y agua oxigenada. A su lado hay otro mueble algo más grande y férreo, cerrado con llave.

Nuestro material para curaciones es muy escaso y, por tanto, muy valioso. El deber de un jefe es cuidar de los suyos, como sin duda sabrás. Es como ser padre de varias personas, algunas de mayor edad que uno mismo. Por eso se que entenderás que no podemos darte atención médica sin saber que cooperarás con nosotros en todo lo que necesitemos -sin duda el hombre había esperado al mejor momento para dejarte claras las opciones. O colaborabas con ellos o no tendrías atención médica. El jefazo se había ganado su puesto a pulso.

¡Joder! Corre hacia a voz, colgandose el rifle del hombro para hacerlo con mas soltura, durante esto, siente la necesidad de tomar la radio e informar de la situación... La costumbre, ¿Que pasara ahora? ¿Porqué no dan ordenes? 

Solo espero que el crio este bien, no lo soportaria una vez mas. Recuerda algo atormentado sus experiencias pasadas, no queria volver a revivir nada de eso.

-Solo hasta que todo termine- le dije a Mendes justo cuando Connor y los demás se acercaban a la sala-. El señor Brown tiene buen ojo, encontró unos planos- informé a todos para luego echarles una mirada. El lugar era pequeño, pero la cercanía parecía afectar positivamente a todos. Miré los planos atendiendo a las indicaciones de Brown mientras señalaba los sectores con su dedo. Bajar mas podría ser mas seguro, eso si encontraban como y si las explosiones no habían afectado esas minas. Otra pregunta era si los ancianos soportarían eso, quien sabe en que estado estaba todo allí abajo-. Cuantas cosas hay ocultas en esta ciudad sin que lo sepamos- comenté casi para mi mismo-. ¿Deberíamos ver que hay por allí?- dejé la pregunta en el aire, quería saber sus opiniones, pues estábamos jugandonos las vidas en esto. Fácilmente podríamos terminar perdidos en la oscuridad para luego morir de sed.

Asentí a lo que Raymond y Jack comentaban sobre el mapa sin prestar atención a lo que hablaban.

No perdía de vista al tipo del pelo largo. Ahora que lo tenía cerca, intentando que no resultara evidente, intentaba averiguar que coño es lo que escondía bajo esa chaqueta roja. Algo me decía que ese tipo no era de fiar.

Cuando Warsong comentó si valdría la pena averiguar que había por ahí, César volvió a prestar atención a la conversación. Miró a los viejos, no estaban para muchas historias.

- Hablasteis de algo... ¿debajo? - dijo zapateando fuerte el suelo - Mira cuate, podemos ir a ver que hay y si está chido volvemos a por mi novia y su hermano - dije señalando a los ancianos. Puedo ser un asesino y un criminal, pero soy legal. Si esos viejos bajan por nada, puede que no sean capaces de subir de nuevo.

Abrí mis brazos a la espera de mejores soluciones mirando al resto.

- A mi me da hueva quedarme quieto sin más, pero cada uno que haga lo que le salga de la madre wey!

-Sí, necesitamos agua. Podemos cargar con las bolsas mientras buscamos un escondite más seguro y con agua potable cerca, pero iremos demasiado despacio. Es mejor que las escondamos, así no podrán robárnoslas si topamos con alguien -en la fábrica abandonada aprendí que si tienes algo de valor, es mejor que nadie lo sepa.
Seguro que quien las dejara en la estación las está buscando. Y no debe de ser un cualquiera si sabía lo que iba a pasar... Puede que nos estemos metiendo en un buen lío, pero no voy a renunciar a comer por lo que pueda pasar.

Nada más entrar en aquella especie de oficina y ver las sillas, me acerqué con el anciano a una de ellas para que se sentara y así, de paso, poder ver mejor lo que acababan de encontrar.

-Planos... -Miré por encima del hombro para poder verlos mejor-. Sí, parece que hay todo un mundo debajo de la ciudad.

Miré a los dos ancianos valorando la opción de que nos acompañaran o si sería mejor dejarlos allí, tal y como decía César, aunque esta última opción no me acababa de convencer del todo pero tampoco veía muy viable hacerlos caminar para nada.

-¿Dejarlos aquí solos? No sé si será buena idea, quizás fuera mejor que alguien se quedara con ellos.

Lo que sin lugar a dudas había que hacer, y cuanto antes mejor, era tomar una decisión. No podíamos quedarnos allí a perpetuidad, dándole vueltas a lo que deberíamos o no hacer.

-Si pensáis que lo mejor es ir a investigar que hay ahí abajo, yo me apunto. Quizás encontremos una salida.

Un grupo de marginados. Yonkies, ladrones y desplazados en general. Fuera de aquí el mundo parece haberse ido al carajo, y los primeros en estar organizados son ellos, los que ya vivían fuera del sistema antes.

- Por supuesto, Jefe. Sé muy bien que nada en esta vida es gratis. Devolveré la atención que me den en la forma que le parezca mejor. Pero sólo si me promete que podré salir a buscar a mi familia cuando me encuentre mejor.