Partida Rol por web

Arquitectos de Voluntad. Libro-5.I: Residuos del Dolor

Pabellón C (Arokham)

Cargando editor
05/02/2017, 11:05
-Residuos del Dolor-

La tranquilidad te resultaba extraña, quizá incómoda. Hernst "el envenenador" había salido en misión de reconocimiento hace ya dos semanas. No tardarían en regresar. Virming "Comadreja" Davenrost aceptó ir a por otros reos a bordo del Despeñapresos, el barco volador. Un recurso muy exótico y apreciado que pertenecía a Dharkanis Gliargae. Uno de los gobernantes de la ciudad.

Cuando llegaste llamaste la atención de otro gobernante: Falco Henkel, el general de la orden de caballeros de Arkhania. Era un hombre de honor que también llamó tu atención pues no encajaba con la forma de actuar que protagonizó la incursión a tu ciudad. Si la situación hubiera sido otra, quizá hubieras entablado amistad con ese hombre. Pero no estabas dispuesto a tolerar nada en relación con los responsables de aquella matanza, de dejarte con vida y de encerrarte como a un preso.

Sin embargo, tus habilidades marciales llamaron la atención de otros gobernantes que intercedieron en tu defensa. Cuando te asesinaron, sospechas que ellos ayudaron a forjar aquello que eres ahora, mientras que sus contrarios instaron a tu asesino. El reclamo de lo que eres ahora fue de Dharkanis, el mismo dueño del Despeñapresos, en navío que ahora era comandado por uno de vuestros rivales. Virming "Comadreja" Davenrost. Un tipo de la peor calaña. A diferencia de algunos hombres de honor que se encuentran en la prisión, Comadreja era un contrabandista, un esclavista sin escrúpulos.

Así mismo, Dharkanis no te inspira ninguna confianza. Es lo opuesto a un hombre de honor. Megalómano, egocéntrico y materialista. Lo único que le importan son sus propios beneficios y para él, tú no eres más que algo exótico digno de poseer.

Dharkanis y Comadreja son un mal que sólo te servirán si logras orientarlos hacia los fines de tus actuales compañeros. Si es que se les puede llamar compañeros. El único que se acerca a esa palabra es el líder de vuestro grupo: Roriarkas. Un humano que, antaño, fue un viajero entre dimensiones, un caminante de planos y sólo tiene un objetivo: Escapar de Arkhan.

Cuando despertaste con tu nueva forma, el suyo fue el primer rostro que viste y se mostró comprensivo, atento y cuidadoso a su manera. Sumido en tus pensamientos, en tus recuerdos, ves como el humano se acerca.

Cargando editor
24/07/2017, 12:26
Roriarkas

Camino hacia Socar, el único que conoce mis verdaderas intenciones y con el que comparto una motivación sincera. Ambos deseamos salir de esta lugar no sin antes asestar un golpe a nuestros captores que no olvidarán.

-Buenos días, mi metálico amigo- le digo sentándome junto a él -Hoy llegará Comadreja con los nuevos presos.- Continúo añadiendo algo que seguramente tenga en mete -quizá haya buen material- añado. Después de la última revuelta, cuando nos enfrentamos a la banda de Hernst, los nuestros salieron peor parados y, como consecuencia, muchos marcharon a engrosar sus filas dejándonos en una situación peligrosa. -La próxima misión será decisiva. Debemos asegurarnos el éxito- añado sin reservas y con sinceridad. Lo cierto es que la proximidad del peligro resulta excitante. -Dime ¿Puedo contar contigo para la próxima escapada de la prisión?- 

Cargando editor
26/07/2017, 00:58
Socar Fonn'Aster

    Aún resultaba extraño adaptarse a aquel cuerpo de metal, no veía por mis ojos ni oía por mis oídos, ni tan siquiera hablaba por mi boca. El gusto había desaparecido, aunque poca falta haría a partir de ahora al no necesitar comer, y los colores parecían más apagados. Roriarkas no tardó mucho en llegar, me incorporé y oí su mensaje, parecía un hombre honesto y al menos daba la sensación de que podía confiarse en él un poco más que en el resto de aquella escoria. Él era quien me había convencido de seguir las misiones de los "gobernantes", aquellos hipócritas engreídos, mi frustración e ira no habían hecho más que acrecentarse desde entonces y el sabía de mi desagrado, por lo que generalmente reducíamos al mínimo mi contacto directo con ellos. Volví a poner mis ojos en el humano, recordando algo más de lo que Arkhania me había privado, demoré mi respuesta por unos momentos, sabía que aquella era la tarea que debíamos desempeñar pero eso no implicaba que me agradara lo más mínimo.

    -Sabéis que estamos juntos en esto, podréis contar conmigo, como siempre.- Aquella voz metálica era la de un extraño, pero era la misma que hacía que se oyeran mis pensamientos. -Y si queréis que os acompañe a ver a los nuevos lo haré igualmente.- Aquella última parte la habría hecho de todos modos independientemente de su respuesta, pero mi humor seguía sin contarse entre los mejores y saber que el tener que ir a ver a aquellos novatos era culpa de Hernst no o mejoraba. El hecho de que entre ellos pudiera haber un alma descarriada o algún hombre de principios era lo único alentador así que comencé la marcha hacia el patio atendiendo a que Roriarkas siguiese el mismo camino.

Cargando editor
28/07/2017, 12:40
-Residuos del Dolor-

El momento llegó. Desde arriba, los nuevos reclutas comenzaron a descender mientras atentas miradas los observaban desde la plaza central. No había muchos presos para darles la bienvenida pero más de los que allí se congregaban ahora sabían que había carne fresca en la prisión.

Poco a poco fuisteis cayendo hasta posar con vuestros pies en un suelo empedrado de adoquines irregulares pero firme (más o menos). El olor es aleatorio. Como si el aire estuviera plagado de nubes contaminadas con una variedad de aromas que van desde el carbón, el sudor, la sangre, el pan recién hecho, vómito, aguas fecales...

Mientras vuestra nariz y vuestros estómagos se acomodan a la nueva situación, percibís que un puñado de presos os observan en silencio. Hay dos a vuestra izquierda, resguardados al cobijo de una arcada de piedra negra. Un humano y lo que parece un tipo enorme enfundado en una gruesa armadura. Una puerta raída de madera se abre tras de vosotros y, entre las sombras, alguien observa. En frente hay dos tipos grasientos, delgados y tambaleantes, que sostienen jarras a medio beber. Están a las puertas de la única taberna que allí hay: "El Grosero" se llama.

Los recién llegados son un grupo bastante nutrido. Un Ogro enorme, un hobgoblin, cinco humanos, una humana, una medusa, una ¿humana con cuernos y alas?¿una demonio? una gnoma, un trasgo y un kobold. Quizá este hecho provocara que ningún preso se dirigiera hacia ellos esperando a ver qué hacían. Si verdaderamente eran un grupo o si, por el contrario, se separaban. Pues no ha pasado desapercibido que más de uno lleva suculentas posesiones.

Cargando editor
28/07/2017, 12:56
Lisa Oropel

La pequeña Lisa que aún estaba digiriendo todos los acontecimientos, buscó el bordillo más cercano para sentarse. Se sentía mareada y algunos de los olores no ayudaban. Le faltaba el aire. Miró arriba para reconfortarse al ver rostros familiares y le dolió ver a Yzlin con aquella marca en la frente que también compartían Pain y Amok. ¿Cómo se tomarían los presos que ellos hubieran caído antes de llegar a la prisión?

Ella se tenía como una de las más débiles del grupo. Sin duda Amok o Pain podrían matarla sin que pudiera ofrecer resistencia, pero ellos tenían la marca y ella no. ¿En qué situación queda?

La pequeña gnoma se aferró las sienes que le tamborileaban con violencia. -Necesito algo de aire- dijo por fin inflando los pulmones todo lo que pudo y buscó los ojos de Serge que siempre le reconfortaban. Luego miró hacia la taberna.

Cargando editor
28/07/2017, 13:00
Reo 642

El más grande del grupo se rasca la marca en la frente mientras mira la inmensidad de aquella ciudad. Fijándose más en lo que le rodea que en sus propios miedos, ahora provocados por el horror vivido en Necrópolis. No parecía una prisión. Había toscas edificaciones de piedra al rededor de lo que parecía ser una gran caverna. Un foso descomunal. Podían ver las defensas en algunas zonas, también los restos de pequeñas batallas aquí y allá. Peleas que dejaron un rastro de sangre sin limpiar. En el fondo de su ser sabía que la agresividad latente de ese lugar, su peligrosidad, iban con él. Por lo que debía borrarse la marca de la debilidad cuanto antes.

-Tengo la boca seca.- Dijo apartando a aquellos que tenía delante y caminando hacia la taberna "El Grosero" a paso lento, medido y cauto.

Cargando editor
28/07/2017, 13:04
Reo 641

-Grandullón- menciona el astuto Krishnarj -Hazte notar y así nos darás una oportunidad al resto.- El desafío sonó algo vacío pero llegó con eficacia a los oídos de Amok que se detuvo en seco y se giró hacia él. -No olvides que ahora somos compañeros. Tenemos el mismo anfitrión- le dijo el hobgoblin una vez hubo captado la atención del testarudo ogro.

Luego se dirigió al resto -Quizá debamos mezclarnos con el populacho- comentó mirando de reojo callejas, arcadas y callejones.

Cargando editor
28/07/2017, 21:04
Nickar

Cuando todos estuvieron "re.-nombrados" como meros números, una molesta caída de pluma afectó al grupo, sintiéndola molesta en esta ocasión la Tiflin. Cuando a sus pies vio aquella enorme ciudad presidiría, pensó que hubiera preferido una ostentosa caída libre, para abrir sus alas de par en par a pocos metros del suelo y apartar el polvo con la ventada provocada y ofrecer una entrada espectacular, que impresionara a los paresentes. Pero se tuvo que conformar con una llegada tranquila y seguramente habitual.

Desde las alturas observó el lugar, intentando conocer todo lo posible antes de su llegada, edificaciones, cales y callejuelas, antros o grupos de posible interés. Según se acercaban al pavimento todo se vería desde más cerca y mejor, pero las alturas podían ofrecerle información que no estaba dispuesta a desperdiciar. Observó detenidamente lo posible, con una sonrisa en la cara que se ensanchaba según se acercaban al suelo, conociendo otro lugar que debería pertenecerle.

Antes de que sus pies llegaran a tocar los adoquines, abrió sus alas para no tocar aquel mugriento terreno y comenzó a aletear para crear algo de aire que alejara la gran masa de olores que comenzaba a percibir, alzó su barbilla intentando desviar de su olfato algo de aquellos "perfumes" incluyendo cierta arrogancia a su gesto. Pero frenó un instante su egocentrismo para acercarse con calma a la medusa, a la que se dirigió con una voz tranquila y suave - gracias a tu ayuda se ha salvado mi caballero mata demonios, y sin embargo nosotros no hemos logrado salvarte a ti de esa marca, ten por seguro que mis armas estarán a tu lado por bastante tiempo - no era un agradecimiento directo, pero era su forma de ofrecerlo, ser correcta era mucho más difícil cuando de verdad debía o quería serio, en esos casos sus engaños no tenían cabida, solo dependía de la certeza que a menudo no le acababa de gustar. Tras aquella frase miró a Cisco - no esperes que yo te llame por un número, aunque me parece una buena cifra la tuya, no te separes demasiado, los lugares nuevos tienden a ser peligrosos.

Acto seguido desenfundó con parsimonia sus armas y extendiendo sus alas y brazos ascendió ligeramente, con una amplia sonrisa que dejaba intuir sus colmillos cuando la emoción de ese complejo juego la ensanchaba más llegando a abrir ligeramente sus comisuras. Su barbilla y hombros alzados se mostraban mientras su vuelo rotaba con soma sobre si misma, mostrándose, declarando que no eran simples juguetes. Con suerte, Amok o Pain llamarían la atención y ofrecieran un mayor respeto al grupo, otorgándoles asimismo un misterio añadido a Lisa o Cisco; y si bien no había tratado con la genoma, si le interesaba que Cisco ganara un poco de respeto gratuito.

Acabada de dar la vuelta completa, enfundó sus armas y tomó su flauta, su hermosa compañera de viento, comenzó a mostrar sus tonos, declarando que si bien le gustaban los juegos, no las amenazas.

Su sonriente rostro mientras tocaba le autoproducía diversión, quienes aceptarían su intimidación, quienes la rechazarían o quienes se sentirían atraídos por ellos, pues ellos no eran unos números más, eran "los" números escogidos (tal vez por el destino), y aunque en su cabeza resonaba el 635, procuraría no presentarse con él, ella era la orgullosa "seis tre... Nickar", si, sin duda tendría que pelear para que su mente no le jugara ese tipo de malas pasadas, pero rendirse no tenía cabida en su realidad.

Siguió tocando con furia, rabia y agresividad, y aunque su pecho estaba inundado de emoción, pasión y curiosidad, no eran esas últimas sensaciones las que quería impartir de buen inicio, debían respetarles, y dependía de no dejar filtrar lo que no deseaba mostrar para que su intimidación estuviera presente.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Me hubiera gustado encontrar una versión para flauta XDDD

Avistar por si acaso e intimidación.

Avistar +7 = 18
Intimidar +8 (por carisma) = 12

Como no veo reproducciones ahora, y no se si se ve el vídeo...
https://m.youtube.com/watch?v=-L99A-tJmr0

Cargando editor
29/07/2017, 00:23
Serge Leblanc

En cuanto todos estuvieron registrados y con un número por nombre, les hicieron caer. Sin prisa, pero sin pausa, todos fueron descendiendo hacia el que sería su nuevo hogar durante a saber cuánto tiempo. Como el descenso era lento, el ladrón aprovechó para echar un buen vistazo al lugar al que se dirigían. No parecía muy diferente de un suburbio de los cutres, excepto por que la población estaba compuesta de criminales atrapados y no libres.

Cuando llegaron al suelo, lo primero que Serge Leblanc hizo fue cubrirse la nariz. Definitivamente olía a suburbio y su pequeña Lisa se encargó de decir en voz alta lo que él pensaba. Se acercó a ella para acariciarle la cabeza de forma afectuosa mientras le devolvía una mirada cargada de cariño.

 -No te preocupes, ma petite cherie. En cuanto descansemos un peu, todos nos encontraremos meilleur.

Afortunadamente la bella Nickar había decidido encargarse de generar una pequeña corriente de aire que les permitió respirar un poco mejor e ir acostumbrándose al hedor que cubría el lugar. Pero por descontado que la autoproclamada reina de aquel lugar no iba a contentarse con hacer un poco de aire. Nickar se elevó majestuosa como siempre y comenzó a tocar una melodía que resultaba hermosa y amenazante a la vez. Estaba claro el mensaje que planeaba transmitir al resto de los presos. Y a Serge Leblanc eso le venía que ni pintado. Permanecer juntos como grupo les daba todas las ventajas y ninguna desventaja ahora mismo. Sobre todo teniendo en cuenta que Yzlin necesitaba de todo el apoyo que pudieran darle hasta que esa horrible marca desapareciera de su frente. Con una sonrisa, el ladrón se giró hacia la tiflin y le dedicó una cortés reverencia. Luego miró al ogro Amok y sonrió.

 -Bueno, creo que notre camarade ha tenido una gran idea. Vayamos a beber algo, nos sentará bien.

Y dicho esto, Serge Leblanc fue hacia la taberna junto con Lisa.

Cargando editor
29/07/2017, 02:23
Hazir Al-Tamsa

Era raro que algo llegara a desagradar realmente a Hazir. Sí, claro, había cosas que le gustaban más y cosas que le gustaban menos, pero muy pocas que no le gustaran nada en absoluto, y en general se molestaba poco por esas cosas. El mundo era demasiado amplio, maravilloso y complejo como para pararse a lamentarse en una esquina por una sola cosa mala, por lo que el desagrado verdadero era raro en él. Sin embargo, dos cosas habían logrado desagradarle de veras, y su sonrisa se había vuelto mucho más leve hasta casi desaparecer. 

La primera era, sin duda, lo del número. Esa insidiosa cifra parecía habérsele metido en el cerebro, y no lograba sacársela. Era como si intentara sustituir su nombre, y eso no le hacía ninguna gracia. Las palabras de su padre resonaban en su cabeza, una y otra vez. Nosotros somos Al-Tamsa, Hazir. Nobles desde los tiempos de los faraones, nobles desde los tiempos inmemoriales del Emperador Ugeus y aún antes, de los tiempos de la Migración del Oasis del Sol. Ni siquiera el más aplicado de los historiadores es capaz de seguir toda nuestra línea genealógica. Ya hora tú eres heredero de esa familia, Al-Tamsa. Tu sangre es sangre de arena, tu corazón es corazón de sol. Tu nombre es tu honor, tu alma, tu razón de ser. Jamás, jamás lo olvides. 

Sin duda los que nunca habían sido nobles no podrían entenderlo, pero su nombre era algo más que una etiqueta para Hazir. Ni siquiera tras marcharse de su país lo había abandonado, y ahora intentaban quitárselo a la fuerza. No, aquello no le hacía ninguna gracia. Todo su ser se rebelaba contra ese maldito número, y se prometió no pronunciarlo si no era absolutamente necesario. 

La otra cosa que desagradó a Hazir fue la conexión con el plano. Lo notaba, notaba que su alma iba conectándose a ese maldito lugar, que se volvía nativo de allí, y había lugares mejores para ello, no un agujero pútrido, bajo tierra, lleno de unos engendros feos como malditos diablos de la arena y deformes como gnomos atropellados por carros de combate. Hazir odiaba las ataduras, tanto físicas como de cualquier otra índole. No veía el momento de salir de allí y demostrarle a esa zorra presuntuosa que creía poder manejar a voluntad a los monstruos lo que pasaba cuando uno de ellos mordía la mano que le daba de comer. La ira apareció brevemente en los ojos de Hazir, tras lo que el suelo se abrió y ambos cayeron, con una velocidad reducida que evidenciaba que habían sido objeto de un caída de la pluma, el segundo del día para Hazir. El olor del lugar le asaltó casi antes de verlo, y sin embargo no fue todo malo. Entremezclados con los nauseabundos aromas propios de una prisión, distinguió el olor a comida, no podrida ni echada a perder, sino recién hecha. Las tripas le rugieron como un león desperezándose, y notó que la piedra que tenía en el estómago se hacía más pesada. 

Aterrizó blandamente sobre los pies, flexionando las piernas, y lo que vio hizo que olvidara su desagrado. La sonrisa volvió a florecer en sus labios, mientras observaba la ciudad a su alrededor. Estaba claro que allí no le iban a faltar distracciones. Inmediatamente la tiflin comenzó con su demostración, Hazir no había esperado menos. Su música era magnífica, como siempre, intimidante y hermosa, extraordinaria como ella. 

Hazir pudo ver que los presos les observaban, les medían, y que había unos cuantos que les dirigían miradas agresivas. Hazir les devolvió la mirada y les sonrió ampliamente. Deseó que les atacaran, pues su grupo sin duda podría con ellos, y tendrían una oportunidad de mostrar su fuerza y lo poco que significaban las marcas que llevaban algunos. 

Sin embargo, todo eso pasó a un segundo plano absoluto cuando vio la taberna, y a sus compañeros dirigiéndose hacia ella. Se olvidó de todo excepto del hambre brutal que tenía, pues había pasado horas desde el desayuno en el Despeñapresos, y notaba un terrible vacío en las entrañas que cada vez se volvía más doloroso. No tenía ni idea de la moneda que podía circular allí en la prisión, pero le daba igual. Si no le daban la comida, la cogería por la fuerza. Apoyó la mano en la empuñadura del gran alfanjón y caminó junto con Serge y Amok hacia la taberna. 

-Voy con vosotros, veamos qué tal está la comida de este sitio. Layldara, Esderian, ¿Venís? 

Cargando editor
30/07/2017, 15:02
Lythrai Fonn'Aster

Lythrai no tenía sangre noble, ni mucho menos. Ni su familia, ni tampoco su clan, los Fonn'Aster, tenían un origen . Aún así, al igual que Hazir, para ella el apellido del clan, los Fonn'Aster, era algo mucho más que unas simples palabras. Para todo Fonn'Aster lo era. Por eso sonrió con especial divertimento cuando Esderian Fonn'Aster insistió al burócrata gnomo que ése y sólo ese, Esderian Fonn'Aster y no Esderian Eslevs, era su nombre. Pues Esderian había comprendido perfectamente lo que significaba ser un Fonn'Aster, y lo había abrazado.

Así que el 'perder' el privilegio de sus nombres y apellidos era una penalización considerable. Pero, al menos para Lythrai, aquello no fue motivo de desagrado. Se lo tomó más como un reto personal. Recuperar el nombre era uno de los privilegios que deberían demostrar merecían tener. ¿Y no era, aquello precisamente, algo razonable? Si no resultaban ser útiles para sus patrones, no serían más que un preso más para ellos. Un número, a fin de cuentas, y no más que un número.

Así que se lo tomó como un reto. Un obstáculo más que solventar, para así demostrarles a todos que merecía su nombre y su apellido. En ese sentido, para solventar con éxito los encargos de su patrón le vendría de perlas su armadura. Sin embargo, no tenía ni idea del tiempo que pasaría entre encargo y encargo, y sin armadura se sentía, a todas luces, débil. Un pez débil en un mar de tiburones.

Seiscientos trein.... Nickar, sin embargo, parecía que se sentía fuerte. O al menos, que intentaba mostrarse de esa manera. Su música reflejaba bastante bien la identidad del grupo, o de la mayoría de ellos. Recién llegados con colmillos, pero dispuestos a aprender cómo funcionaba el lugar. Yzlin parecía algo alicaída, al igual que Amok, quien no dudó en dirigirse a la taberna junto a Serge y Lisa. Krishnarj sugirió alternativamente mezclarse con el populacho. Le habría gustado ir con el hobgoblin, puesto que tenía gran curiosidad por aprender más sobre aquella... ¿ciudad? de presos en la que se encontraban. Debió haber prestado atención mientras bajaban con el conjuro de caída de pluma, pero su mente estaba aún dándole vueltas a lo de la armadura y el nombre.

Y hablando de eso, le preocupaba no sólo su propio bienestar, sino también el de Amok e Yzlin. Con las marcas que tenían, más valia que alguien vigilase que los demás presos de por aquí aprendieran pronto que no iban a poder ponerles una mano encima, porque tenían aliados. ¿Necesitaría el ogro protección? Probablemente no, pero sí Yzlin, y si, como habían propuesto, demostraba rápido su fuerza, tal vez se ayudaría a sí mismo y les ayudaría a ellos, cimentando sus fuerzas como grupo. Cuando el propio Hazir le propuso directamente a Esderian y a ella acompañarle hasta la taberna, supo que la elección la tenía fácil.  "Sí, a Yzlin le vendrá bien tomar algo, parece alicaída." asintió. "Y alguien tiene que vigilar al grandullón por Krishnarj ¿no?" miró con una sonrisa de oreja a oreja al hobgoblin al decir esto. "No queremos que la palme otra vez."

"¿Vamos?" preguntó directamente a Esderian, invitándole a acompañarles. Tampoco quería obligarle si no quería, aunque lo cierto es que sin armadura, la verdad es que necesitaría sus servicios de guardaespalda ahora más que nunca. Porque ahora que era débil... echó una mirada rápida a Pain con preocupación, solo durante un segundo, pero lo suficiente como para que sin querer le permitiera a Esderian notarlo. Pain era un paria ahora, y ella no, por lo que era más fuerte que él a ojos de los presos. Pero eso no le hacía menos peligroso que antes.

Cargando editor
31/07/2017, 10:57
Reo 640

-Muerte, silencio, oscuridad- Jamás sabré decir qué ocurrió en Necrópolis ni los sentimientos. Las emociones se habían convertido en un nudo difícil de deshacer. Necesitaba quedarme sola, pensar y meditar sobre todo lo que había ocurrido. Me sentía extraña. Como si ya no fuera yo misma. -640, Yzlin- Ambos nombres se me antojaban ajenos, minúsculos. La inmensidad de la muerte hizo que todo fuera minúsculo, pequeño, extraño.

Acaricio mi vientre mientras desciendo lenta, parsimoniosamente. Las escamas allí han desaparecido dando paso a una piel lisa, pálida. La yema de mis dedos la acarician, suave y tersa se deslizan por el relieve de los músculos y rodean el hombligo. También he perdido las escamas en la espalda. Es curiosa la melancolía y la tristeza que me inundan cuando toco esas zonas.

Mis pies se posaron en el suelo devolviéndome a la realidad con un tufo incómodo. Escuché a mis compañeros y volví a sentir extrañeza -584, 601, 634, 635, 636, 637...-

Miré a 635. -Nickar- Pronuncié su nombre. Hacía ya varios segundos que la tiflin me había hablado, pero sus palabras quedaron suspendidas en mi mente, al igual que la realidad. Cuando me miró negué con la cabeza -¿Qué había ocurrido?¿Por qué?-Todo era confuso. Asentí ante su gratitud pero la evidencia de los hechos han demostrado contundementemente la realidad en la que nos desenvolvemos -Procura que tu Mata Demonios no vuelva a necesitar de mi magia- le dije mientras me palpaba el signo en la frente -Me debéis un favor- les dije antes de dar un par de pasos con la mirada fija en los adoquines irregulares. Caminando junto a 584 (Serge), 636 (Hazir), 637 (Lythrai)...

Miré a Lythrai -No queremos que palme otra vez- inspiré hondo. -No. Desde luego que no.- Le dije -Vamos.- Y caminé junto a ellos para ir a tomar algo.

Cargando editor
31/07/2017, 11:54
Socar Fonn'Aster

La figura acorazada observó atentamente la llegada del grupo desde su posición en aquella arcada. Al principio sentía cierta curiosidad e interés por saber quiénes eran los recién llegados, pero en cuanto pudo ver su aspecto, tales sensaciones se disiparon. Cruzando los brazos recorrió con la mirada la zona de su aterrizaje. Con aquella aparatosa armadura su expresividad era casi nula, pero de algún modo su escaso lenguaje corporal destilaba cierta disconformidad y decepción.

Volvió la cabeza atrás e inició una conversación con su compañero, su tono de voz no era elevado pero tampoco tenía intención de hacerse oír, aunque si sus palabras llegaban a oídos de los novatos tampoco le hubiera importado. Mientras daba la espalda al grupo extendió su brazo derecho y dibujó un arco con la mano qué dejaba aún más claro que sus comentarios eran sobre ellos.

Cargando editor
31/07/2017, 12:05
Socar Fonn'Aster

Mi humor había mejorado levemente durante la marcha hacia el patio. Al menos lo suficiente para difundir la rabia que me producía la idea de volver a tratar con aquellos traficantes de poder. Roriarkas no me había respondido pero tampoco esperaba respuesta alguna de aquella conversación.

Y entonces llegaron los novatos, un grupo de lo más pintoresco, parecían desorientados y estaba claro que no se encontraban allí por voluntad propia, como todos, pero eso no fue lo que capto mi atención. Había algo en ellos que parecía transmitir cierta hermandad, o algo similar, un trato de camaradería por lo menos. Pero en cuanto vi al detalle a sus miembros...

-Apenas son una docena de andrajosos y está claro que vienen en manada. Algo que no se sale de lo habitual, pero esas... Criaturas viles, un ogro, trasgoides, esos salvajes eran los que arrasaban nuestras tierras y mataban nuestro ganado, no se puede confiar en seres tan ruines ¿Y del resto? Un kobold moribundo, lo que parece ser una criatura del averno y seis humanos de los que no se que esperar si toleran a tales seres. Una docena de pobres diablos que por como actúan parecen no tener aún claro dónde se están metiendo.- Humanos con trasgos y ogros, a todas luces parecían un grupo de bandidos o miembros de algún gremio criminal, encontrar hombres de honor era algo casi descartado y cada vez veía más complicado que al menos hubiera una persona honesta. Nos habían diezmado, me habían traicionado y ahora estábamos forzados a forjar nuevas alianzas para que los nuestros pudieran sobrevivir y más tarde salir. Oí la melodía, acaso aquellos idiotas creían que los habían llevado a una feria. -Sabeis que conozco tan bien como vos la situación en la que nos encontramos y que en última instancia acataré lo que ordenes que decidáis dar, pero dudo que nada bueno pueda salir de aquí.-

Notas de juego

Cargando editor
31/07/2017, 13:24
Nickar

Sin duda Nickar sonrió cuando Yzlin le dijo que le debía un favor, de cierto modo era verdad, pero ella no ofrecería su ayuda "por deber un favor", su intención de prestarle su filo, nacía del capricho más que del deber, tal vez por su aprecio hacia lo interesante y exótico, quizás por su atracción hacia los venenos, sin duda pensó que "ese favor" era la excusa perfecta para mantenerse cerca de aquel ser que le fascinaba, su agradecimiento era una sección muy separada de ese hecho, y solo ella entendía (o no) lo que estaría dispuesta a agradecer.

El agradecimiento era otro hecho material, quizás ofrecer unas monedas era suficiente para pagar el favor desde su punto de vista, no tenía un orgullo que se hiriera por no ofrecer una ayuda, si se podía dañar si deseaba hacerlo y no podía, era una mentalidad egoísta y caprichosa tan compleja como extraña.

Y de repente hablaban de ellos, sin demasiado ánimo, y ello le molestaba, hubiera deseado mayor afán por ellos, pero se conformó con intentar escuchar mientras seguía a sus compañeros, volando con suavidad a escasos centímetros del suelo.

- Tiradas (1)
Cargando editor
31/07/2017, 18:49
Nickar

En su vuelo, y tras escuchar los comentarios de aquel tipo, Nickar giró una vuelta entera, en lo que podía verse como un juego para la Tiflin, en su giro miró al tipo, con los ojos hervidos en sangre, no le molestaba que les subestimaran, pero se sintió gravemente ofendida por que osara insultar a su melodía, llamándola de feria.

Si conociera su ubicación durante la noche, le haría una visita sorpresa, pero tal vez sería tentar a la suerte.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Vaya birria de intimidaciones u.u le va a ver se va a reír y va a decir "vaya la mosca parece que se ha molestado juajuajua" -.-

Cargando editor
01/08/2017, 08:17
Pain

¿Así era la muerte? No sentí nada, absolutamente nada. Durante unos eternos minutos, el dolor se había filtrado en mi cuerpo, primero como una oleada ardiente, después como agujas de fuego clavándose en mi carne hasta alcanzar los huesos, pero, al final, simplemente todo eso desapareció, junto al resto de sensaciones, como si no hubiera existido. El dulce tormento se detuvo de una forma tan inmediata que apenas tuve tiempo de saborearla, de descubrir sus secretos. Durante años había otorgado aquél regalo a decenas, cientos, de hombres, mujeres, niños y ancianos, y sin embargo, llegado el momento, había sido tan rápido que no había podido disfrutarlo yo en mi propio ser, no había podido contemplar el esplendor de la agonizante caída hacia la más completa oscuridad, hacia el descanso eterno.

Eternidad.

La palabra se me antojaba estúpida en ese instante. Seguía vivo, volvía a sentir, estaba completamente curado y mi fin no había sido más que un simple tránsito. La única prueba de que hubiera fallecido era una simple marca en la frente de la que incluso me había empezado a olvidar ya, igual que me había olvidado de los numerosos tatuajes que cubrían mi cuerpo, incluido el rostro. No, allí, lo único que iba a durar siempre, era mi servidumbre, mi cautiverio. Yo, estúpido tal vez, puede que más listo que los demás, no ansiaba la libertad, no ansiaba marcharme de aquella prisión. Yo, ingenuo en lo que la magia tenía que ver o demasiado hábil para caer en aquella trampa, me di cuenta rápidamente de que no había fuga posible. ¿Qué importaba salir de allí y lograr marcharse de Arokhan, de Arkhania incluso? Rápidamente supimos que las marcas nos habían hecho nativos de ese lugar, de ese extraño plano, y eso significaba que incluso nuestra libertad, ya fueran diez años, cien o mil, tenía un solo final: algún día el reo fugado moriría, de viejo postrado en una cama, asesinado en una guerra, apuñalado en una taberna, envenenado por un asesino durante una boda, poco importaba, simplemente moriría y, entonces, despertaría de nuevo allí, en Arkham. Todo habría sido un sueño, la mente del prisionero quebraría, y al final su destino acabaría en manos del Rey Muerto, junto a la horda de resucitados que protegía la entrada a la prisión. No, no había escapatoria posible, y yo no la quería, no la necesitaba. Allí tenía lo que quería, allí podría volver a verla...

Cuando me acerqué a por mi número no pude menos que sonreír al gnomo. Yo no tenía armas, armadura ni objetos que dar. Desde ese instante, me quedé incluso sin nombre, o lo habría hecho, si Pain hubiera sido, realmente, mi nombre. Pero no lo era, solo era un nombre, un apodo, el susurro con el que se me conocía en algunos lugares y que, con el tiempo, se había extendido. Lo había acogido y me había rodeado con él, con el aura de lo que significaba, con el pasado que entrañaba, pero eso se había acabado también. Ahora sería Reo 639, y no me importaba. Mi mente lo asimiló con la misma facilidad con la que había asimilado hace años otra forma con la que se referían a mi. Sonreí. Los nombres, muchos lo decían, tenían poder. Había algo importante en uno y, por suerte, yo no tenía ninguno, nadie podría tener, de esa manera, poder sobre mi. Así era, y así debía ser.

Reo 639... – susurré por lo bajo, sin lamento ninguno, con una sonrisa de medio lado, esbozada solo con los labios. Después caí.

*****

La prisión, si es que podía llamarse así, era enorme. Desde las brumosas alturas pude hacerme una ligera idea de lo gigantesca que llegaba a ser, nada como lo que hubiera esperado, pero sin duda mejor de lo que creía. Un lugar así, una ciudad de presos otorgaba cientos de oportunidades, un caos absoluto que podría aprovechar. Que podía, y que debía.

Cuando posé los pies en el suelo sentí un ligero mareo, pero me mantuve firme. Por primera vez desde que había entrado, además, miré a los demás. Los rostros serios de muchos, perdidos en sus pensamientos, que pronto se tornaron de nuevo en sonrisas apagadas, pero sonrisas al fin y al cabo. Los ojos desafiantes de otros, que no perdieron su brillo sino que, al contrario, se encendieron. Pero sobre todo me fijé en las marcas del enorme ogro y la medusa, también en las miradas que algunos me echaban. Sabía lo que era en esos instantes: un paria. Había traicionado al grupo, o más bien me había desentendido de su destino, observando como mero espectador, y ellos lo sabían. Me habían dejado morir en las escaleras, dejando que mi sangre se derramara sobre el oscuro mármol a las puertas de mi destino, y ahora harían lo mismo, si ocurriera. Había incluso perdido el favor de 634, por lo que estaba solo. Solo en un lugar dónde aquella marca de muerte podría hacer que me consideraran débil.

El caos ofrecía numerosas oportunidades, y yo tenía que aprovecharlas. Cuanto antes.

Con un amago de sonrisa, me crují el cuello, estiré los brazos, y miré alrededor. Mi vista no era buena, mis ojos velados no dejaban lugar a dudas sobre ello, pero podía ver lo suficiente. Podía ver a quienes nos observaban, y no necesitaba ver a los que no lo hacían, pero que sabían que habíamos llegado. Mi olfato, por otro lado, era perfecto, y podía captar la mezcla de olores de aquél lugar sin problema ninguno. Lo que olí, además, no me sorprendió, ni siquiera me alteró o me hizo arrugar la nariz; había vivido mucho tiempo en los redes de cloacas que se asentaban bajo las ciudades, lugares que había que recorrer por obligación para acceder a los templos secretos de Scahrossar, pero en los que además yo vivía. Comparado con aquello, sentir entre la mezcla de fragancias el aroma del pan recién hecho y el cobrizo perfume de la sangre era un placer.

El batir de alas de la demonio evaporó aquella sensación, y le hizo recobrar la atención de nuevo. El sonido de la flauta, al que no había prestado atención, de repente quedó suspendido en el aire llenando la estancia. Muchos giraban para mirar, otros simplemente se dieron la vuelta, decepcionados o con la información que necesitaban, y les ignoraron. A su lado, 640 respondía a 635. La mayoría de los demás 600 de su pequeña comitiva junto con quienes no eran 600 pero también estaban con ellos, se dirigieron a la taberna. Yo, con un gesto de desagrado, alcé la voz antes de que se alejaran demasiado.

Tu matademonios tiene una cuenta pendiente conmigo – dije con voz pausada, totalmente suave, dando a entender que las cosas, para mi, no habían cambiado. Al contrario, no olvidaba: si había muerto, era por él –. Me la cobraré, pronto.

No esperé respuesta. Me di la vuelta y observé. Amok tenía razón, aunque no hubiera abierto apenas la boca. Su marca les hacía débiles allí, les pintaba una diana. Debían despejar las dudas sobre con quien valía la pena meterse y con quien no, y había dado con el idóneo.

Tú... – dije en voz alta, mirando directamente al grandullón de la armadura, reo 280 aunque no lo supiera, mientras me dirigía con pasos lentos hacia él, deteniéndome a unos metros de distancia –. ¿Tienes algo que decir sobre nosotros?

Cargando editor
01/08/2017, 11:24
-Residuos del Dolor-

La música de la tiflin cesa al tiempo que inclinaba la cabeza escuchando lo que 280 habla con su acompañante en las sombras. Al parecer había oído algo pues, mientras la mayoría de sus compañeros se dirigían a la taberna, ella esbozo una mueca malvada hacia el grandullón de la armadura (a 280)1 y realizó lo que parecía una burla torpe, o una pantomima.

A su vez, Pain avanza debajo de ella dirigiéndose directamente hacia 280.

Cisco, que se había dejado posar en el suelo. Se quedó mirando la escena. El resto accedieron a la taberna.

Notas de juego

1Intento de intimidar: Pifia.

Interpreto que Ishrad y Esderian caminan con el resto y entran en la taberna.

Cargando editor
01/08/2017, 11:32
Roriarkas

Miro a mi compañero -Han tenido que cruzar la ciudad juntos. Pasar Necrópolis... no hay nada que una más que el miedo a la muerte. El final nos hace a todos iguales.- Respondo ante la primera impresión de equipo. Pero pronto se dividen. -Quizá la unidad sea sólo aparente- Respondo mientras la tiflin se acerca y el humano de ojos lechosos se encara a mi compañero provocando que esboce una sonrisa y me coloque junto a él. -Todos tenemos algo que decir de vosotros- pienso mirando a los ojos del humano -sois los recién llegados-.

Su actitud desafiante me hace sospechar que se ha ganado la marca de la frente. Pero no intervengo, dejo que Socar le de la bienvenida.

En ese momento alguien abre la puerta de la taberna y...

Cargando editor
01/08/2017, 11:41
-Residuos del Dolor-

Nada más abrir la puerta de lo que allí llaman taberna La Grosería, el olor es lo más fuerte que os golpea (incluso a los que estáis lejos) desde que embarcasteis en el Despeñapresos (para algunos es lo más fuerte que han recibido en su vida). Los gritos… no, los alaridos se entremezclan en una atmósfera acre de cerveza rancia, vómito, sangre, sudor y… mierda, ¿parqué andarnos con delicadezas? Ese lugar apesta.

-¡Han llegado los nuevos!¡Carne fresca!¡Bienvenidos al inferno!-

-¡Una medusa!

-¡Y una humana! Vamos a hablar sin tapujos. Tú te quitas la ropa y yo te la estrujo-

-Jajajaa, jajajaa, jajajaja

-¡Medusa!¡Te voy a dar un lametón del culo al coño, del coño al culo, que no vas a saber si te estás corriendo o te estás cagando!-

-¡¡¡La medusa es mía!!! [Una pelea estalla al fondo]

-Jajajajajaja, ajajajajaja, jajajajaja-

-¿Y el morenito que es vuestro esclavo?

-¡Si hay más fuera! ¿Eso que vuela qué es?

-¿Una demonio? Parece hostiable, como el ogro este. Más allá de esos músculos rellenos de serrín. Jajajajaja

-¡Pero si gruñe y todo! Vuelve a gruñir así y te doy un puñetazo que te van a dar palmas la orejas.

-¡Dale!¡Dale! ¡¡¡DALE!!! ¡¡¡DALE!!!

-Eres un bocazas [Otra pelea estalla a vuestra izquierda]

Para ir a la barra hay que rodear un charco de vómito cuyo olor os vuelve a abofetear –Esto no es sustancia legal- lo próximo es un charco de sangre con… con un diente ennegrecido… parte de la sangre está cuajada, lleva ahí bastante. Un sonido os atrae y al mirar hacia arriba descubrís un enjambre de moscas gruesas, las más gordas que habéis visto en vuestra vida.

Podéis continuar hacia el interior de la posada o buscar un lugar más agradable (algo que no es muy difícil de encontrar).