Partida Rol por web

-No me parece una mala disposición, ni tampoco algo que me sorprenda viniendo de voz Parzival. Adelante gobernad el Tritón entonces y dad buena cuenta de los piratas, así yo podría viajar a Priene para satisfacer la solicitud de Epidauros. No veo que hay de malo en vuestro generoso ofrecimiento.-

- ¡Oh, querido Anguis! – dijo Parzival muy animado acercándose a él – No temáis, que os dejaré a los piratas para el año que viene. Cuando me haya hecho a la nave el próximo año podemos surcar los mares juntos y divertirnos capturando esos barcos piratas. – continuó animado como si no hubiera escuchado a Constans.

Incluso pasó un brazo por los hombros de Anguis atrayéndolo hacia él y estirando la otra mano moviéndola despacio como si le estuviera mostrando el futuro. De hecho, ante ellos apareció una ilusión para la vista que mostraba un combate naval entre un La Tritón y un barco que estaba perdiendo bajo el envite de olas gigantes, vientos y grandes piedras. Maldita sea, ¿hasta se oían por lo bajo gritos provenientes de la nave y vítores de la Tritón?

- ¡Imagináoslo los dos juntos surcando las olas! ¡Oh, querido amigo, qué de aventuras viviríamos! – con una expresión de éxtasis y ansia de emociones en el rostro que duró lo que tardó en darse cuenta que había apurado su copa y tenía que ir a rellenarla mientras la ilusión se desvanecía.

- No sufráis, mi muy adorada commendatore. Me encanta compartir. Compartir el vino, la comida, el oro, las mujeres, los hombres, la cama,… - haciendo gestos con la mano sin girarse mientras llenaba la copa – No acapararé la diversión eternamente. – se volvió a ella con la copa llena – Cuando mis habilidades sean necesarias en otras tareas con gusto las cumpliré. ¡Oh, querida commendatore, hay tantos rincones que visitar en Thebas! – con otra de sus arrebatadoras sonrisas.

Poco o nada tenía que aportar a aquella conversación. Si hacían falta los textos de los artefactos del Tritón, Gargouille se podía encargar de leerlos una vez que los trajeran, pero de momento, por azares del destino, se veía abocado a una misión lejana y ajena a los intereses de la Alianza. Triste historia la de su mater, una a la que él mismo tendría que aportar un renglón más, so pena de correr, tal vez, su misma suerte.

Ensimismado, Gargouille asintió respetuosamente a la líder de Aeaea y se disculpó discretamente antes de retirarse a sus aposentos. Sólo si Parzival fracasaba el lento plan del Bonisagus serviría para algo, aunque no dudaba que habrían numerosas oportunidades para utilizar a su dragontópodo llegado el caso: los piratas, si no acaba otro con ellos, perros, cíclopes o ladrones de aprendices... Aquel Tribunal tenía el campo abonado para una solución que implicara unas garras afiladas y cuerpo recubierto de escamas. Él se lo demostraría.

Tras relatar la historia de Ingasia, a la que le faltaba chicha para su gusto, y compartir los mecanismos de activación del Tritón, recuperó su tono dramático con sus compañeros.

- Amici, no podemos dejar más tiempo al espíritu del pobre Purphoros languidecer a las orillas del Estigia – declamó – Partiré sin dilación en verano a cumplir con el encargo de Stouritus y a mi regreso en Otoño me encargaré del león. – y de paso podré preguntarle a Purphoros por esa extraña ola, él debe tener una idea de quien pudo atentar contra él y el Tritón de esa forma.

- Más, oh sabia Commendatore, mis conocimientos sobre el Aqueronte y el Orfechiridion son muy limitados y no pude encontrar más textos al respecto en nuestra muy respetada biblioteca. ¿Tendríais vos más información sobre ellos que me sirviera en esta empresa a la altura de Odiseo, mi antepasado?

Aplaudo vuestro interés en hacer lo correcto. Ese es el espiritu de la areté. Dijo la anciana maga, su salud parecía claramente mucho más mermada, su piel tenía mal color y su tono de voz era apenas más alto que un susurro.  Supongo que Stouritus se refiere a la entrada por la que Odisseo bajó al inframundo en busca de Tiresias. Aseguraos de llevar un sacrificio de sangre con el que espantar a los muertos turbados. 

Y en efecto, necesitareis un guía. Un miembro del Orfechiridion, un Criamon que siga el camino del mítico Orfeo. Parece que una nube de preocupación cruza su mirada. Son un grupo de magos increiblemente devotos de su misión.

Llegan a extremos que llamaríamos poco tranquilizadores. La mutilación ritual es parte de sus misterios. Dice claramente incómda. Pero os daré una carta para uno de ellos. Su nombre es Doukas ex Criamon, buscadlo en una de las cuevas en las afueras de Glyjy en Euboea. Id con cuidado, aquellos quienes bajan al abismo pueden no volver. Quizás deberíais primero tratar de conseguir el favor del mismo Hermes Psicopompo, guía de los muertos y patrón de nuestra Orden. Quizás los Boinas Rojas os puedan ayudar.

En cuanto al resto Constans celebró la labor de Tetis, la protección de Okeannos sería indispensable para una alianza isleña. Y asimismo inquirió directamente a Gargouille.

Querido Gargouille, por favor contadnos más sobre donde habeis estado esta primavera. Partisteis con gran premura y me temí lo peor. Y mas cuando mis agentes en Naxos dejó unos segundos de silencio me informan que llegasteis acompañado de algunos de los perros de Coeris. Pronunció el nombre de la siniestra y marcial Casa con un leve tono acusatorio ¿Todo bien?

Por primera vez visteis a Parzival fruncir el ceño. Fue un gesto ligero, fugaz, de una leve contrariedad, que rápidamente fue sustituido por su sonrisa radiante de nuevo.

- Muchísimas gracias, commendatore. Agradezco de corazón vuestra carta. Antes de partir hablaré con mis hermanos Mercere y visitaré a Circe. Según recuerdo de la tradición Odiseo no llegó a entrar en el Hades, sino que se limitó a invocar los espíritus del Hades para que bebieran de la sangre del sacrificio de un ternero sobre una roca del Aqueronte siguiendo las indicaciones dadas por Circe – amplió su sonrisa, antes de girarse a sus compañeros – Amici, creo que tal vez me retrase y pase de nuevo el invierno fuera.   

El descanso en la isla renovó a Tetis por completo, en lo físico y lo espiritual. En sus gestos se desprendía viveza y alegría y casi pareciera que estaba a punto de echarse a cantar cada vez que abría la boca. Su ojo y sus oídos no perdían detalle de los sucesos ocurridos a sus amici y los futuros planes de estos.

─Que los Dioses no lo quieran, vuestra vibrante personalidad es demasiado valiosa para tenerla lejos ─ respondió a Parzival─. No os paséis de fiesta con los difuntos, no quisiera que os tomen demasiado cariño.

Aquel comentario tenía intención de ser jocoso. Igual que Parzival acometía tamaña tarea con optimismo, ella no podía hacer menos que despedirlo de igual manera. Aprovecho la pausa para decir unas palabras.

─Gracias, Princeps Constans, por vuestra amabilidad. Solo cumplo con mi deber para Okeanos como su sacerdotisa; como factotum, busco el auge de Aeaea. Cumplir con ambas tareas es todo cuanto deseo.

Miro en derredor al resto antes de hacer su declaración.

─Es por ello que, si nadie contempla hacerse cargo, este verano iré a Hedyosmos en busca de una tesela más. No sé que puedo esperar de este lugar pero no me siento capaz de permanecer quieta mientras quedan tareas pendientes por cumplir. A menos que vos, Princeps, tengáis algo que objetar ─puntualizó, sin olvidar el pacto trazado la estación anterior.

Parzival sonrió al comentario de Tetis.

- Nada más lejos de mi intención, querida, aunque si puedo traer un fugaz momento de alegría a sus atormentadas existencias en el Hades, me sentiré más que honrado.

Alzó su copa.

- Brindo por vuestro éxito y por los vientos favorables que os lleven hasta Celaena ex Bonisagus. – bebió tras su brindis a favor de Tetis.

─Todo todo lo bien que podía ir. Mi mater ha tratado con gente inapropiada y ha dado un fin inapropiado a su relación con ellos, lo que los de Coeris han tratado de repercutir en mi. He de tomar una decisión, pero es algo personal y que sólo repercutirá en mi persona, nada habéis de temer.

Sin duda su visita al norte del Tribunal era susceptible de despertar suspicacias, pero Gargouille seguía fiel a los ideales de Aeaea y su juramento.

─Nada ha cambiado respecto de mi juramento, Princeps, sigo determinado a apoyar la Alianza y sus factoti para lograr nuestra entrada en el Tribunal ─expuso con firmeza─ Hablando de lo cual, este verano lo dedicaré a conseguir la prueba clara de que Higio ex Bonisagus de Samotracia no sigue ofendiendo la memoria de Sergestus ─sentenció finalmente.

Aquella era una misión extraña cuyo objetivo era, básicamente, asustar tanto a un compañero de Casa como para que se retractara de sus afirmaciones, a ser posible por escrito.

─Nada que vuestro ingenio no pueda superar, Gargouille, aunque no niego que la veo como una tarea harto dificultosa.

La curiosidad la picaba pero asuntos como aquellos parecían serios y no deseaba pasar por una metomentodo. Así pues se dirigió de nuevo a Constans. 

─Si puedo robaros algo más de tiempo, me gustaría saber más sobre Celaena. ¿Con qué apoyos cuenta en el Tribunal? ¿Su locura es natural o hay artes sobrenaturales de por medio? También quisiera saber en que Artes destaca su magia.

Una vez recibidas las respuestas y tras analizarlo un poco, su mente vino con otra pregunta.

─No quisiera ir de manos vacías a Hedyosmos. ¿Se os ocurre algo que pudiera llevar como regalo? Creo que una presentación adecuada podría ayudar mucho a mi tarea, Princeps. Y aunque odie pediros más favores, necesitaré de dineros para costearme el viaje hasta allí.

Constans pareció cabeear como tratando de concentrarse antes de responder a la maga Merinita.

Puedo entregaros también una carta de presentación. Hedyosmos es una Alianza peculiar habitada por magos peculiares. Su obsesión es la muerte y todo lo que la rodea. Desconozco que regalo les podrá ser de interés. En este Tribunal la vis tiene poco valor, pero quizás si les ofreceis alguna bendición preparada acorde a los Misterios de vuestra casa les plazca. Dijo con una voz cansada.

 Y Celaena no es extraña a esta obsesión. Se precia de ser una historiadora de la magia y de tener acceso a las mejores fuentes, vivas o muertas. Añadió con un cierto tono de prevención. 

Desconozco el origen de su locura pero su conducta es digamos "excéntrica". Afirma oir voces de personajes largamente fallecidos e incluso que estos habitan en el interior de su mente. No ha causado ningún daño...a magos. Pero más de una docena de grogs han fallecido acompañandola a peligrosas búsquedas en ruinas olvidadas.

Como sacerdotisa de los mares, Tetis no era ajena a sus peligros. Sí, el regalo de Okeanos proveía de alimentos y prosperidad a los hombres pero también se cobraba un alto precio cada vez que una tormenta se alzaba. Había aprendido a respetar esa dualidad dualidad hace mucho y, aunque no compartiera la fascinación con la muerte, sí que la entendía.

─Gracias por esa información. Sí, podré manejarme con Celaena ─afirmó con rotundidad─ y obtener su Tesela. Tan pronto como redactéis la carta partiré a su encuentro.

Los factotum acudieron a la sala del Symposium a encontrarse con la princeps de Aeaea. Como cada estación acudían a disfrutar no solo de las ricas vistas de la sala mágica y de las viandas cuidadosamente seleccionadas así como a debatir los siguientes pasos. Pero esta vez a medida que se acercaban notaron algo distinto, un aroma en el aire, el sonido de un cántico y la fuerza abandonando sus hechizos y animales mágicos. Una poderosa presencia parecía arrojar una sombra desde el reino mágico aplastando las Artes de los magos.

Al abrir las puertas la sala del Symposium estaba iluminada solamente por las llamas del brasero en las que una seria Circe arrojaba unas hojas a las llamas. Al ver a los magos se volvió y sin saludo alguno empezó a hablar.

Constans ha sido victima de alguna hechicería magos. Su salud ha sido quebrada y no puede ni tan siquiera abandonar su lecho. Dijo con su característico tono seco. He abandonado la paz de mi morada para protegerla, a ella y a vostros, en estos momentos solo mi mágia funciona en esta isla. Decidme ¿que enemigo puede haberla atacado así? Pues me temo que si no es un enemigo mortal se trata de uno de los míos. Y en ese caso me temo que el peligro que nos acecha es mucho más terrible.

Era habitual que el Tytalus apareciera y desapareciera de su sanctum con cierta asiduidad, en aquella ocasión le extrañó ver a tan pocos; sin embargo se unió a la preocupación de circe.-Coincido plenamente con las sospechas de la Titanesa Circe, he podido recuperar una nueva tesela y durante su búsqueda he descubierto algunos indicios que debemos considerar.- tras exponer el relato de su estancia con el Stratego y la entrega de los aprendices a Epidauros.- Sospecho que el Jardín de Moreo trata de dificultarnos de manera indirecta nuestra tarea, además ellos siempre han sido enemigos declarados de Constants. Con sus argucias buscan poner en nuestra contra a diferentes deidades del Tribunal o cuanto menos ponernos en situaciones comprometidas para que erremos en su trato con ellas. 

Me encomendaré a Asclepios para hacerme cargo de la salud de nuestra princeps, si en el peor de los casos no pudiera sanarla quizás en sus males pueda encontrar algún indicio de quien se oculta tras dicho malestar. Solo con carácter puntual y en harás de velar por la salud de Constants os solitaria el que me permitáis usar  el laboratorio que se encuentra en vuestros dominios para dicho fin. Como algo excepcional a la norma.-la intriga empezaba a tomar forma en el Tribunal de Thebas.

─Me temo, mi señora, que si vos, gozando de toda vuestra sabiduría y poder, no lo sabéis, poco podremos hacer unos jóvenes magos como nosotros ─comenzó Gargouille disculpándose─ Sin embargo, dado que vos y Anguis os ocupáis de mantener la salud *o lo que queda de ella* de la dama Constans, nosotros tenemos las manos libres para investigar... y golpear, si ello es óbice.

El cariz de aquella conversación no le estaba gustando nada al Bonisagus. Si bien era cierto que la salud de la princeps la habían visto precaria desde el principio y no habían sino visto cómo empeoraba a ojos vistas, Gargouille, en su ingenuidad, lo había atribuido a una edad avanzada y una poción de longevidad que ya presentaba signos de estar fallando.

─Alguien tendrá que ponerse manos a la obra con la investigación... «y yo no soy la persona apropiada para ese cometido» parecía decir su silencio subsiguiente─ Yo seguiré preparando el ritual que prometí. Tal vez tenga un objetivo diferente al que teníamos pensado originalmente.

Pensativo, el Bonisagus guardó nuevamente silencio mientras meditaba lo que había escuchado.

Aquel golpe a Constans podía suponer la extinción de Aeaea, que se había querido evitar con la entrada de sangre nueva, pero que sería casi inevitable sin la considerable capacidad y poder de su princeps, así como la extinción de sus muy relevantes relaciones externas. Constans no había tenido tiempo de pasar el relevo, aunque a buen seguro los factoti de la Alianza lograrían mantener Aeaea a flote de una u otra manera. Tal vez reorientando su política. Tal vez aviniéndose a un pacto con los poderes tras la enfermedad de Constans. O, tal vez, incluso, plantándole cara al agresor y perseverando hasta conseguir salirse con la suya, aunque fuera simulando las dos anteriores vías.

─Poderosa Circe, tengo algunas cosas que discutir con vos. En privado.

Estas noticias la sacudieron. Había vuelto contenta, satisfecha y con ganas de comunicar el éxito de un viaje que ahora se le antojaba insignificante, vacuo. Aquello era serio. Si Circe decía que había terceros implicados, lo creía. Lo que no tenía tan claro es "quién" o "quienes".

─Sé que el Jardín de Moreo siente gran animadversión hacia nosotros y sin embargo, ¿llegarían a tanto? Un ataque así es la violación más severa del Código, me cuesta creer que se arriesguen tanto ─se giro hacia Circe─. ¿Que hay de vuestros enemigos? ¿Hay alguno que pudiera haber causado esto?

Debían analizar y eliminar toda sospecha, grande o pequeña. O más bien debía, al menos por ahora. Sin Parzival allí, con Gargouille atendiendo su Ritual y Anguis haciendo lo propio, la tarea recaía sobre ella. 

─Por el momento hay que localizar a nuestro enemigo; tirarlo abajo vendrá después. Volveré a Polyaggios y avisaré a Ioannes de lo que ocurre. Su ayuda en este asunto sería inestimable y no quiero arriesgarme a una carta que podría no llegar. O peor, filtrarse y mostrar nuestra vulnerabilidad.

Era lo primero que le había venido a la mente, siendo que no estaba acostumbrada a la intriga y los tejemanejes políticos. Por otra parte, aquella respuesta también tenía un fuerte componente emocional. Ioannes era un amigo de Constans. Merecía saber lo ocurrido más que nadie.

Circe asintió a las palabras de Tetis.

No son precisamente enemigos lo que me falta joven maga. Dijo con tono sombrío. Incluso entre mi propia familia puedo contar algunos ejemplos de villanía. Mis hermanos Eetes y Perses son famosos por su dominio de las artes mágicas.  Mencionó el nombre de otros dos de los hijos de Helios. Sus poderes son traicioneros como un puñal en la noche. y mucho me temo que estén actuando aquí. Incluida mi propia sobrina Medea de Corinto podría estar tras cualquier rastrera acción que imagineis.

Si deseais seguir su pista visitadme en mi morada. Trataré de auxiliaros en cualquier golpe contra tan peligrosos enemigos.

En ese caso magos espero que pongais vuestra ciencia a la defensa de Constans. Dijo mirandoos a los ojos uno a uno. Recordad que solo ella y su estirpe tienen permiso para residir en Aeaea.

Frunció los labios, sin perder atención a las palabras de Circe. Joven maga. No era nada despectivo, no a priori. Sí condescendiente, sin duda. Y fuera de lugar. No debería picarle un comentario tan tonto y sin embargo tuvo que controlar la acidez que su lengua ansiaba desatar.

─Así lo haré, descuidad. Será un honor visitar vuestros dominios.

Eetes, Perses, Medea. Esperaba en verdad que ellos no fueran sus enemigos, medirse contra seres de ascendencia divina sería una tarea a la altura de los trabajos de Heracles.

Varios días más tarde...

Todos fueron convocados, esta vez por Tetis, que parecía tener algo que decir. Como era usual en ella, no hubo introducciones y rodeos más allá de un enérgico saludo.

─Quiero celebrar una ceremonia en honor a Okeanos. El templo ha sido terminado y creo que un festejo sería propicio; esta fue una de las últimas obras realizadas por nuestra amada Princeps y merece que la honremos. Además ─suavizó la voz, como si temiera estar diciendo algo inadecuado─, Okeanos me ayudó una vez y podría hacerlo de nuevo. En estos tiempos difíciles necesitaremos toda la ayuda posible. 

─Esta estación estaré enfrascado en el diseño de un poderoso ritual ─sin duda el ritual de Convocar a la Wyverna del que nadie, a poco que hablara con él, podía no haberse enterado que estaba investigando─, pero acudiré sin falta al festejo. Sólo determinad día y hora y allí estaremos.

Aquel plural no era un mayestático, significaba simplemente que iría con su aprendiz, Stavros, y su animal mágico, Dytwin, aunque a éste rara vez se le veía el pelo (o, más apropiadamente, escamas). El pequeño dragontópodo se pasaba más tiempo invisible que visible.